- Cultive las relaciones personales pero solo con los que puedan aportarle visibilidad y más relaciones con gente influyente. Para ello trate de estar en todos los lugares a la vez: En la embajada de los Estados Unidos y en un encuentro de blogueros revolucionarios, en la “huelga de hambre” donde comen aguacates y en el blog de un intelectual antiimperialista.
- Hable constantemente de cuanta causa tenga seguidores y a las que nadie se opone. Todo mezclado: el maltrato animal, un monumento para los médicos internacionalistas, el acceso a internet para todos y el transporte público, así hasta que no quede nadie fuera que le pueda significar un apoyo.
- Mezcle, mezcle todo lo posible. Por ejemplo, mezcle a Julio Antonio Mella con el APRA, que él llamó “Asociación para Revolucionarios Arrepentidos”, o al Che Guevara -que dijo “los términos medios son la antesala de la traición”- con la defensa del “centrismo”
- Victimícese, diga que lo persiguen. Desentierre fantasmas, hable de cosas indefendibles que ocurrieron hace más de cuarenta años y asócielas a cualquiera que lo critique a usted. Acuse a sus adversarios de etiquetar, de paso emplee contra ellos etiquetas como “estalinistas”, “extremistas”, “intolerantes”, “Pol Pot tropicales” y, por supuesto, omita, omita hasta el insulto cuando sus correligionarios insulten y amenacen hasta con romper dientes.
- Si sus antiguos cofrades quedan desnudos ante verdades evidentes, todo el mundo habla de ellos y no para bien, abandónelos. Escriba y escriba pero sin mencionar el nombre ahora maldito. Pídales que escuchen a José Alfredo Jiménez: “si te acuerdas de mi, no me menciones”
- Sea equilibrado. Reclame el derecho de quienes son financiados desde el país más poderoso de la historia, por fondos públicos y privados que superan en varias veces el presupuesto de todos los medios de comunicación cubanos juntos, a hacer uso de estos últimos porque, seguramente pobres de difusión y bolsillo, están en desventaja.
- Y mienta, incluso intente ganarse el calificativo de “más mentiroso”. Mienta, que algo queda, como Goebbels le recomendó.
*Oporto solía llamar José Lezama Lima a los oportunistas.