En su  visita a Miami el pasado 16 de junio el Presidente estadounidense Donald Trump trató de convertir en inocentes víctimas a los esbirros batistianos que en Santiago de Cuba fueron sentenciados por los tribunales revolucionarios como criminales de guerra. Sin embargo, el informe del consulado de Estados Unidos en esa ciudad al Departamento de Estado (Events in Orient-Reaction (Jan 6-14, 1959)) citado en la página 13 del libro Diplomacia encubierta con Cuba, de los autores Wilam Leogrande y Peter Kornbluh  desmiente al Sr Trump: 

“Muchos de  los ejecutados eran bien conocidos por la población como matones y asesinos de la peor especie. No hay duda de que varios se hubieran enfrentado a la posibilidad de recibir la pena capital en cualquier país donde se lleven a cabo juicios por crímenes de guerra”.