Solo cuando los efluvios del planeta
llegan a tus narices te sobresaltas.
Hasta ahora, el hedor repugnante de ciertas geografías
ocultados quedaban debajo de perfumes celebrados
por los periódicos, por la televisión, por la radio.
Últimamente, también escondido en eso que llaman las redes.
Como si el enredo social del planeta fuera novedad
y no viniera andando desde hace tanto.
Como si no hubieran existido etonocidios,
ni barcos llenos de negros,
ni plantaciones, ni heces en forma de látigos.
Ni asiáticos tildados de monos, y los otros
vaporizados en bombas.
Como si Verdún no hubiese
sido una fiesta atroz del capital jugando al monopolio.
Y en Leningrado los niños no hubiesen tenido que comer pintura
para engañar al hambre.
Como si Rhodesia no hubiera existido, Ian Smith fuera
solo un personaje para asustar a niños de Zimbawe.
Ni apartheid, ni niños mártires de Soweto,
ni fosas llenas de muertos en Ruanda.
Ni sífilis inyectada a indias guatemaltecas
en nombre del avance de la civilización blanca.
Ni esterilizaciones forzadas. Ni experimentos humanos
en las selvas americanas.
Como si no hubiesen lanzado al mar cientos desde helicópteros,
ni otros en la boca de volcanes.
Niños sesgados de sus padres asesinados,
y luego privados de sus abuelas.
Como si Wounded Knee fuese el título de otro filme
de héroes blancos.
Como si el agente naranja
fuera el nombre publicitario de un extracto de jugo fortificado.
Como si Lynch y Crow fueran nombres cualquiera,
y la quema de cruces y la soga, preámbulo
de un suculento barbecue de negros.
El estupro y la pedastería,
accidente y no sistema.
Ahora que nos han vendido la idea,
que las redes han hecho al mundo más pequeño.
¿Dime tu que exploras en ellas?
¿Cuántas paginas vistas de Timor Leste?, ¿Angola?
¿Cuántas de Armenia miraste esta semana? ¿Pakistán?
¿Cuánto aprendiste de Jamaica?, ¿Dominicana?
¿Qué sabes de los negros haitianos?, ¿y los negros de otros lugares?
¿Cuánto nuevo de los trinitarios?
¿Cuáles amigos hiciste de Samoa, Viet Nam, Cambodia?
¿Cómo se visten en Yemen (Si las bombas
y la hambruna les permiten vestirse. Allí, quizás
ni haya pintura para engañar al hambre)?
¿Qué estrellas de actuación brillan en Mongolia,
triunfan en Sierra Leona, escandalizan en Bulgaria?
¿Qué libros llaman la atención en Albania, se comentan en Chile,
se prestan en Honduras?
¿Quién ganó el campeonato de Basket en Jordania?,
¿el de Volleyball en Costa de Marfil?
¿Qué club de football en Malasia?
No será que esa aldea global no es tan global.
No será que cuando te venden que vas,
en realidad te vienen.
No será que te acosan, te asaltan. Te roban la vista y por esa entrada,
mientras crees ver, en realidad te miran.
No será que te amaestran y te mutilan, te reducen y te venden.
Cómo un número, un gusto, una tendencia.
Un esclavo de sensaciones que se sintonizan.
No será que te tocan la flauta, te encantan
y te llevan a los parajes donde todo huele igual.
El fragancia engañoso que te venden
cuando en realidad te compran.
Despierta, hace rato que algo huele podrido
y no es de Dinamarca. Ahora que el hedor
inescondible llegó a tu nariz,
no estires la mano buscando un perfume,
toma la escoba.
Vamos a limpiar la casa.