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La pupila insomne

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La pupila insomne

3 de Abril de 2011, 21:00 , por Desconhecido - | No one following this article yet.
Licenciado sob CC (by)

¿Mensaje a Trump las maniobras militares que Cuba anunció hace siete meses? Por José Manzaneda

16 de Novembro de 2016, 9:05, por La pupila insomne

Tras el triunfo de Trump, Cuba organiza un ejercicio militar de tres días contra `acciones del enemigo´”, titulaba el diario argentino “Clarín” (1). “Horas después del triunfo de Donald Trump, el régimen cubano anunció maniobras militares”, leíamos en “Infobae” (2). “Saludando a Trump a cañonazos” encabezaba “El Nuevo Herald” de Miami (3).

ravsberg-bastionEl diario español “El País”, por su lado, en un trabajo titulado “Maniobras militares y políticas en Cuba”, sentenciaba que “las maniobras militares anunciadas por Cuba (…) parecen subrayar que el régimen también está dispuesto a regresar a las barricadas ideológicas” (4).

Curioso. Porque estas “maniobras militares” cubanas -el llamado “Ejercicio Estratégico Bastión 2016”- nada tienen que ver con el triunfo electoral de Donald Trump (5). Se realizan en la Isla cada cuatro años, siempre en el mes de noviembre. Y la fecha exacta para este año fue anunciada por el Presidente Raúl Castro, el pasado 16 de Abril (6). Es decir, ¡hace siete meses! 

El Ejercicio Bastión y la doctrina cubana de “Guerra de todo el Pueblo” no es ningún “mensaje político” coyuntural (7). Es el entrenamiento y movilización masiva de tropas, reservistas y población civil de toda la Isla para enfrentar la posibilidad de una agresión militar, que ya tuvo un intento frustrado en abril de 1961 (8). Su primera edición fue realizada en 1980, en el contexto de la política agresiva y militarista de Ronald Reagan (9).

Y esto –al parecer- no ha hecho más que empezar.

José Manzaneda es coordinador de Cubainformación.

(1)  http://www.clarin.com/mundo/Cuba-organiza-ejercicio-acciones-enemigo_0_1684031721.html

(2)  http://www.infobae.com/america/america-latina/2016/11/09/horas-despues-del-triunfo-de-donald-trump-el-regimen-cubano-anuncio-maniobras-militares/

(3)  http://www.elnuevoherald.com/opinion-es/opin-col-blogs/alejandro-armengol/article114198193.html

(4) http://internacional.elpais.com/internacional/2016/11/10/actualidad/1478771304_352661.html

(5)  https://www.ecured.cu/Ejercicio_Estrat%C3%A9gico_Basti%C3%B3n

(6)  http://www.cubadebate.cu/noticias/2016/04/17/informe-central-al-vii-congreso-del-partido-comunista-cuba/#.WCkyZfTSmCU

(7)  http://www.cubainformacion.tv/index.php/la-columna/249-noel-manzanares-blanco/71775-cuba-eeuu-bastion-con-o-sin-trump

(8)  https://www.ecured.cu/Invasi%C3%B3n_por_Playa_Gir%C3%B3n

(9)  http://holguinahora.blogspot.com.es/2013/11/ejercicio-estrategico-bastion-2013.html




La pupila multiplicada

15 de Novembro de 2016, 13:20, por La pupila insomne

Una de las consecuencias que habría tenido la intentada inhabilitación de  nuestro perfil en Facebook hubiera sido la imposiblidad de administrar allí las páginas de este blog y del programa de televisión La pupila asombrada.

Como resultado de esa experiencia, hoy somos varios lo que administramos esas páginas y desde la semana pasada comenzamos a transmitir en esa red social nuestro programa de televisión La pupila asombrada. Así, cada viernes a las 2:00 pm (hora de Cuba) se transmite el programa en su página de Facebook y  permanece allí para visualizaciones posteriores. Los resultados iniciales han sido estimulantes: el primer video ha alcanzado a casi diez mil personas, con poco menos de 2000 reproducciones y se ha compartido 81 veces en poco más de 72 horas.

Comenzamos también a compartir en nuestro perfil de Facebook programas que emitimos anteriormente y documentales y otros videos que hemos difundido. De manera que son varias las maneras en que se puede ver el programa:

  • Los jueves, a las 10.00 pm por el canal Cubavisión de la TV cubana
  • Los jueves, a las 8.30 pm por el canal Alba TV (especialmente para Venezuela)
  • Los viernes 2.00 pm en Faceboock live.
  • Los sábados 8.30 pm retransmisión por el Canal Educativo 2 de la TV cubana

Igualmente, La Pupila asombrada coloca cada jueves una carpeta en los Joven Club de computación del país con los materiales que salen en el programa (películas, documentales, videos musicales, clips, reportajes informativos, animados, etc.), así como libros recomendados y discografía de los músicos que se presentan en el programa y la emisión de la semana anterior.

Y se mantiene la peña para encontrarnos en vivo, los primeros viernes de cada mes en El Hueco de 21 y G en el Vedado, de 6.30 pm a 9.00 pm. Allí se presentan en pantalla audiovisuales, hay servicio WiFi para intercambiar contenidos enformato digital y también recibimos propuestas de materiales para el programa, además de que se ofrece un concierto y servicio de gastronomía con entrada gratuita.   

Estamos también en Instagram, Twitter, y YouTube

Así que a quien no quiere pupila, mucho más que tres tazas….

 

 




¿Tiene Trump un mandato cubano-americano? Por Víctor Martínez

14 de Novembro de 2016, 17:29, por La pupila insomne

Algunos medios de comunicación han publicado que Trump ganó la Florida gracias al voto de los cubano-americanos. Resulta sintomático que uno de los defensores de esta idea sea el presentador de NBC en Miami, José Díaz Balart, cubano americano, http://www.nbcnews.com/nightly-news/video/how-the-cuban-american-vote-helped-trump-in-florida-804395587520 hermano de un congresista y de otro ex –congresista que debió renunciar por acusaciones de corrupción. Ambos sostienen las posiciones más duras contra Cuba. No debemos olvidar en esta “comparsa” a Andrés Oppenheimer, http://www.elnuevoherald.com/opinion-es/opin-col-blogs/andres-oppenheimer-es/article112054622.html que dictó la última hora de Castro hace más de 20 años y ahora amenazaba 6 días antes de las elecciones que Trump puede ganar Florida con el voto cubano.

Ahora puede uno imaginarse la segunda parte del macabro plan: “Trump paga lo que debes”, dirán los mismos que fabularon que los cubanos dieron el triunfo floridano y a cambio debería detener la política de acercamiento con Cuba.

Sin embargo, todos omiten que Trump ha sido el presidente republicano que obtuvo el segundo peor resultado que ha alcanzado un candidato de su partido dentro de los cubanos residentes en la Florida, lo que debe ser una voz de alerta si en sus intenciones está regresar a las repudiadas medidas del anterior presidente republicano George W. Bush.

Ahora no puede advertirse con claridad que la hegemonía política en el Sur de la Florida la tiene una tendencia que representa a los cubanos que rechazan los pasos de Obama hacia Cuba. Más bien puede confirmarse que hay un fuerte conflicto entre las corrientes de cubano-americanos, mayoritarias las que favorecen la relación con Cuba, pero con menos participación electoral. Aun así de los que votan, Trump pudo sacar apenas la mitad.

Los que hoy aducen que Trump ganó por el voto cubano en la Florida, ocultan que un número creciente de ese grupo social ha modificado sus ideas precisamente en lo referente a la política norteamericana hacia Cuba y asume como un dogma que está congelada su evolución ideológica. De esa manera se intenta presentar a los cubanoamericanos como sujetos inmóviles, que no se han desplazado de las concepciones políticas de derecha o que de haberlo hecho por “error”, lo han rectificado el 8 de noviembre de 2016 y han regresado a defender el bloqueo y las sanciones a Cuba. Pero los números no lo confirman. Trump pudo haber alcanzado el 50%, tal vez el 52% del voto cubano en la Florida, muy por debajo de Reagan (80% en 1980 y 88 % en 1984) Bush (85% en 1988 y 72 % en 1992) Bob Dole 65% en 1996; George W. Bush (78% en el 2000 y 71% en el 2004) y McCain 65% en 2008.

Se debate con frecuencia si la emigración es un instrumento de la política norteamericano hacia Cuba o no. Pudiera este ser un tema que enfrente el Presidente Trump y su equipo de seguridad nacional. Aunque usualmente se asume que las diferentes administraciones norteamericanas han utilizado la emigración y su política migratoria hacia los cubanos residentes en los EEUUU y hacia los potenciales migrantes cubanos, como un componente importante de su política contra el Gobierno cubano, muchas de estas aceptaron el papel con beneplácito porque representan al sector del pensamiento cubano que sólo conciben el éxito de Cuba subordinada a los EEUU.

Sin embargo, en la medida que dichas organizaciones se fortalecieron a lo interno de Miami y alcanzaron cierta independencia del Gobierno federal y sus instituciones, y sobre todo las que se insertaron exitosamente en los mecanismos del sistema político norteamericano, han logrado episódicamente ejercer influencias y presiones para conseguir que las diferentes administraciones tomen medidas sobre Cuba que satisfagan sus intereses. Esta influencia les ha garantizado cierta autonomía, que pudiera alterar la relación de instrumento a la que aparentemente han sido destinadas.

Ahora bien, las presiones y autonomía de Miami, terminan donde comienzan los intereses de seguridad nacional de los EEUU, sobre los que no cede ni un Partido ni otro y donde Trump deberá ejercer su pragmatismo y defender el interés nacional, si quiere satisfacer su promesa de campaña de crear empleos y riqueza que con medidas de bloqueo a Cuba, indicarían lo contrario, porque privaría a los agricultores norteamericanos, a las agencia de viajes, a la industria, al sector de las comunicaciones y a otros, de una mercado tan cercano y prometedor como el cubano.

No hay un mandato de los cubanos en EEUU para que Trump desarrolle una política de retroceso en la relación de EEUU con Cuba.




Sorprendente que se considere sorprendente la victoria de Trump. Por Vicenç Navarro

14 de Novembro de 2016, 10:34, por La pupila insomne
Lo que ha ocurrido en EEUU con la elección del candidato republicano, el Sr. Donald Trump, era predecible. Y así lo había yo indicado en un artículo reciente (ver “De lo que no se informa y/o se conoce sobre las elecciones en EEUU”, Público, 18.10.16). En realidad, la posibilidad de que ocurriera lo que ha ocurrido se ha ido fraguando desde los años noventa, cuando el partido Demócrata, bajo la presidencia del Sr. Bill Clinton, aplicó toda una serie de políticas de clara sensibilidad neoliberal (hasta entonces patrimonio del Partido Republicano), algo que también ocurrió en el Reino Unido cuando el Sr. Tony Blair, dirigente del Partido Laborista, adoptó las medidas neoliberales que había propuesto la Sra. Thatcher, dirigente del Partido Conservador. En realidad, y tal como he documentado en otro artículo, la Tercera Vía del gobierno Blair estaba muy inspirada en las políticas llevadas a cabo por la Administración Clinton (ver “El fracaso del nuevo laborismo y del socioliberalismo”. Sistema, 21.05.10).

La derechización del Partido Demócrata: el origen de la Tercera Vía

Estas políticas neoliberales significaron un cambio notable de las políticas del Partido Demócrata heredadas del New Deal establecido por el presidente Roosevelt, y que justificaban que tal partido se presentara como el “partido del pueblo llano” frente al instrumento político del gran empresariado, representado por el Partido Republicano. Tales políticas del New Deal (y más tarde de la Great Society) fueron sustituidas por políticas neoliberales llevadas a cabo por el presidente Clinton, las cuales incluyeron la desregulación en la movilidad del comercio y del capital financiero, iniciándose toda una serie de tratados referidos como tratados de libre comercio, de los cuales el más importante fue el Tratado de Libre Comercio entre EEUU, Canadá y México, conocido en inglés como NAFTA. Tal tratado era altamente impopular entre los sindicatos y entre las bases electorales del Partido Demócrata, lo cual explica que la mayoría de los miembros del Partido Demócrata en el Congreso no votaran a su favor. Solo los procedentes del sur de EEUU (que suelen ser los más conservadores) apoyaron dicho tratado, junto con la mayoría de los miembros del Partido Republicano. Tal aprobación significó un giro importante en las políticas del supuesto “partido del pueblo”, el cual dañó, como era predecible, a los trabajadores de los sectores manufactureros (los sectores mejor pagados dentro de la fuerza laboral en EEUU), pues vieron sus trabajos desplazados a Méjico cuando sus empresas se trasladaron a aquel país, perdiéndose con ello millones de buenos empleos en EEUU. Fue así como el Partido Demócrata favoreció extensamente el tipo de globalización económica que hemos conocido desde los años ochenta y noventa (iniciado por Ronald Reagan y Margaret Thatcher). Este globalismo ha sido uno de los elementos que ha debilitado más a la clase trabajadora, pues el mundo empresarial ha utilizado contra el mundo de trabajo la amenaza de desplazarse a otros países en caso de no obtener concesiones en forma de bajada de salarios, de recortes en su protección social y de deterioro de sus condiciones de trabajo.Tal globalización contribuyó al alejamiento de la clase trabajadora del Partido Demócrata. En realidad, la pérdida de la mayoría del Partido Demócrata en el Congreso (incluyendo el Senado) se debió a la masiva abstención de la clase trabajadora en las elecciones al Congreso del 1994, después de que el presidente Clinton aprobara en 1993 el NAFTA con el apoyo mayoritario del Partido Republicano. Fue entonces cuando ya se inició el enfado de la clase trabajadora. Como bien ha comentado el politólogo Thomas Frank en su libro Listen, Liberal, a medida que el Partido Demócrata fue distanciándose de la clase trabajadora, fue aumentando la influencia de la clase media profesional (personas con estudios superiores, incluyendo los universitarios) en los aparatos de tal partido. En realidad, fue el crecimiento de esta influencia, ejemplificada por la Administración Clinton, la que causó el distanciamiento de la clase trabajadora, algo semejante a lo que ha estado ocurriendo con los partidos socialdemócratas en Europa.

El continuismo del neoliberalismo con Obama

Tales políticas han sido seguidas por el Presidente Obama, e incluso expandidas durante su mandato para incluir el proyectado tratado de libre comercio con los países del Pacífico y el intento de establecer otro con la Unión Europea (UE). No hay que olvidar que una de sus promesas electorales, realizadas en su primera elección, había sido modificar el NAFTA, lo cual no hizo. La propuesta de los sindicatos era la de su eliminación, a lo cual el presidente Obama no accedió, sin ni siquiera modificarlo. Como consecuencia, los datos fácilmente accesibles muestran un gran descenso de los salarios y de la protección social, mayores causas de que las rentas del trabajo como porcentaje de las rentas totales continuaran descendiendo, proceso que se había iniciado en los años ochenta, adquiriendo mayor descenso a partir de la plena expansión del proceso de globalización. Mientras las rentas del trabajo disminuían, las rentas derivadas del capital fueron subiendo, habiendo alcanzado niveles nunca vistos desde los años treinta del siglo XX (causa, por cierto, de la Gran Depresión).

La segunda mayor ofensa a las clases populares por parte del socioliberalismo: la desregulación de la banca

Otra política pública introducida por el presidente Clinton fue la desregulación de la banca, eliminando la separación entre la banca comercial y la banca de inversión (y que exigía la Ley Glass-Steagall aprobada durante el mandato del presidente Roosevelt), medida propuesta por su Secretario del Tesoro (equivalente al Ministro de Finanzas), el Sr. Robert Rubin, que había sido codirector de la banca Goldman Sachs antes de incorporarse al gobierno del presidente Clinton. Esta medida desreguladora tuvo dos impactos sumamente negativos para el bienestar de las clases populares (y de la economía). Tal desregulación del capital financiero favoreció las burbujas especulativas, de las cuales la inmobiliaria afectó particularmente a la clase trabajadora y a las clases medias de renta baja, que tuvieron que endeudarse profundamente para pagar precios abusivos de las viviendas, resultado del carácter especulativo de las inversiones inmobiliarias. Esta desregulación bancaria era resultado de la complicidad nueva que se estableció entre Wall Street y el Partido Demócrata, que ha sido una constante de la Tercera Vía, iniciada por Clinton y continuada por Obama.

El resultado de tal complicidad es el rescate que el gobierno federal hizo de la banca cuando las burbujas especulativas estallaron, poniendo en peligro la viabilidad del sistema financiero, que estaba metido en la especulación hasta la médula. Es significativo resaltar que ningún banquero haya ido a la cárcel, a pesar de haber cometido delitos graves que afectaron muy negativamente el bienestar de las clases populares. En realidad, el enorme crecimiento de las rentas del capital se debe, en parte, a la gran expansión del capital financiero basada en un enorme endeudamiento de las clases populares, consecuencia a su vez del descenso de las rentas del trabajo. Hay que señalar que dirigentes de la empresa Enron terminaron en la cárcel durante la Administración Bush. No así los dirigentes de la banca en la Administración Obama.

El justificado y predecible enfado de la clase trabajadora

Era obvio que se estaba acumulando un enfado que podía apercibirse en el enorme descrédito de las instituciones llamadas representativas en aquel país, y que son ocupadas por una de las clases políticas más estables en el mundo capitalista avanzado, resultado del sistema de financiación, predominantemente privado, del proceso electoral de aquel país, en un sistema bipartidista carente de proporcionalidad y que prácticamente imposibilita la entrada de nuevos partidos.

Tal pérdida de legitimidad se traduce en que la mayoría de la clase trabajadora no vota en EEUU. Tal clase representa aproximadamente el 52% de la población estadounidense (un número bastante próximo a lo que la población señala como su pertenencia, cuando se le pregunta si se considera de la clase alta, la clase media o la clase trabajadora). Al haber una relación inversa entre nivel de renta y participación en el proceso electoral, se deduce que la mitad de la población estadounidense, por debajo de la media, es la que no vota (en EEUU solo votan entre un 52% y un 54% de la población que podría hacerlo), y pertenece a la clase trabajadora. En realidad, el descenso electoral del Partido Demócrata está muy marcado por el creciente grado de abstención de la población obrera identificada con este partido. El cambio del Congreso de demócrata a republicano que tuvo lugar en el año 1994, que he citado en un párrafo anterior, fue resultado del crecimiento de la abstención obrera en respuesta a la aprobación del NAFTA.

La marginación de la clase trabajadora

El cambio de los partidos que electoralmente tenían como base central la clase trabajadora y otros componentes de las clases populares hacia otros sectores y clases sociales (definiéndose a sí mismos como partidos de las clases medias) fue resultado del cambio de composición de los aparatos de tales partidos, con un claro dominio de las clases profesionales, personas con educación superior que asumían que o bien la clase trabajadora estaba despareciendo, o bien se estaba convirtiendo en clases medias. Esta llamada “modernización” de tales partidos incluyó la adopción por su parte de elementos de la ideología neoliberal, que había sido transmitida desde los años ochenta por los partidos conservadores y liberales. En realidad, el Partido Demócrata hoy está próximo (sin estar afiliado) a la Internacional Liberal. Clinton fijó esta nueva línea. Tal neoliberalismo económico, por cierto, redefinió la política social, enfatizando la importancia de la empresa privada (financiada públicamente) en la gestión de los servicios públicos, tema que trataré en una sección posterior de este artículo.

Los costes de ignorar a la clase trabajadora

La desaparición de clase social como categoría sociopolítica por parte del Partido Demócrata (como también ha ocurrido con la socialdemocracia) implicó el abandono de las políticas redistributivas. El Partido Demócrata (considerado con excesiva generosidad como la izquierda en EEUU) enfatizó, en lugar de políticas de clase, políticas encaminadas a integrar a las minorías y a las mujeres en el sistema político, basando su estrategia política en combatir la discriminación en contra de las minorías (negras y latinas) y en contra de las mujeres. Estas políticas fueron, en parte, exitosas en incorporar estos grupos discriminados dentro de las instituciones políticas de carácter representativo y en la administración pública. Pero las mayores beneficiarias de estas políticas fueron personas de clase media de renta alta, sin que en general afectaran al bienestar económico y social de la mayoría de minorías y mujeres, que pertenecían a la clase trabajadora. El intento de integrar a las mujeres y a los negros (y en parte también a los latinos) en el sueño americano no afectó al bienestar de las clases populares. Las políticas de identidad sin sensibilidad de clase (supuestamente desaparecida) no cambiaron el poder de la clase dominante del país. Solo cambiaron el color y el género de las clases medias de renta alta. La victoria del presidente Obama, una persona negra, no afectó al bienestar económico de la clase trabajadora negra, mostrando los límites de tal estrategia identitaria, en ausencia de unas medidas de tipo clasista.

Y las elecciones del pasado 8 de noviembre han mostrado como la gran mayoría de las mujeres de clase trabajadora ha votado por Trump, que fue, de los dos candidatos (Trump y Clinton), el que acentuó más el discurso de clase. Trump se presentó como el defensor del mundo del trabajo, haciendo referencia constante a que su gente eran las personas con escasa educación, a las cuales el establishment político del país denominaba como “white trash” (basura blanca). Y el primer punto que subrayó en su discurso en la noche de las elecciones fue que él representaba a las personas olvidadas por el sistema. Viéndole en aquel momento, me recordaba el discurso de la líder del Partido Conservador británico, la Sra. Theresa May, que tras otra gran sorpresa del establishment, el Brexit, promovió a partir de entonces que el Partido Conservador tenía que ser el partido de la clase trabajadora del Reino Unido. Mientras, la Sra. Clinton apelaba a las mujeres, habiendo definido a los seguidores de Trump como “deplorables”, un adjetivo parecido a “basura”.

Siempre había alternativas que el establishment político-mediático vetó

En las últimas elecciones hubo la alternativa a Hillary Clinton, que había apoyado todas las políticas de su esposo durante su mandato. Se llamaba Bernie Sanders, el candidato en las primarias demócratas, socialista sin complejos, que siempre defendió los intereses de la clase trabajadora, Bernie Sanders, conocido por su integridad y compromiso con las clases trabajadoras, y que apostaba explícitamente por una “revolución política” encaminada a democratizar las instituciones políticas y económicas del país, movilizando a grandes sectores de la clase trabajadora y a la juventud del país. Fue un terremoto dentro del Partido Demócrata, y el aparato de tal partido se movilizó por todos los medios para parar tal candidatura, y ello a costa de perder las elecciones. La gran mayoría de encuestas mostraban que Sanders, cuando aparecía frente a Trump, sacaba mucho más apoyo popular que el que Clinton conseguía frente al candidato republicano. Sanders era la única posibilidad de parar a Trump. Y su lenguaje, el de Sanders, era clasista, subrayado la conjunción de intereses de todas las razas y de todos los géneros, unidos en sus reivindicaciones basadas en su clase. Este mensaje hubiera sido imbatible. Pero el nuevo Partido Demócrata era incapaz de presentar esta imagen, pues el aparato estaba claramente conectado con la clase que se sentía amenazada con este enfoque de clase del candidato Sanders. La victoria de Clinton en las primarias desmovilizó a los votantes de Sanders, aumentando significativamente la abstención, un aumento que ha sido fatal para Clinton, pues su adversario tenía movilizada a la clase trabajadora blanca y a los grupos extremistas claramente racistas, que apoyaron masivamente a su candidato, y en cambio la candidata Clinton tenía a sus bases desmovilizadas.

Clase o raza y género, o clase, raza y género: los orígenes históricos de este debate en EEUU

El desconocido precedente de Sanders fue la candidatura del reverendo Jesse Jackson en 1988. Tal candidato en las primarias del Partido Demócrata enfatizó, en las primarias anteriores, en 1984, la necesidad de integrar a la población negra en la sociedad estadounidense. Su eslogan fue “Our time has come” (nuestro tiempo ha llegado). Presentándose como discípulo de Martin Luther King y como “la conciencia de EEUU”, la recepción del establishment político-mediático fue sumamente favorable. El New York Times escribió un editorial sumamente positivo. Fui asesor suyo en temas sociales y económicos en aquella campaña, y ello a pesar de mi desacuerdo con la orientación de la misma, pues si la intención era llegar a ser presidente de EEUU, presentándose como la voz de las minorías, no era el mejor método para llega a tal puesto.

En el año 1988, en cambio, se presentó como el candidato de la clase trabajadora, siguiendo el consejo de algunos de sus asesores, incluyéndome a mí. Formó así el movimiento Arco Iris (la Rainbow Coalition), que era la manera gráfica de mostrar que cuando los trabajadores negros, los amarillos, los verdes y los blancos se unen, forman la mayoría. Y cuando en Baltimore, ciudad industrial, con una amplia clase trabajadora dividida por razas (obreros negros y obreros blancos), le preguntaron “¿cómo conseguirá usted el voto del obrero blanco?”, respondió “haciéndole ver que tiene más común con el obrero negro, por ser los dos obreros, que con su empresario por ser blanco”. Con ello recuperó el mensaje de Martin Luther King expresado una semana antes de ser asesinado, cuando aseguró que el conflicto clave en EEUU era un conflicto de clases entre una minoría y una gran mayoría de la población compuesta por diferentes razas y etnias. Jesse Jackson consiguió con ello casi la mitad de los delegados en la Convención del Partido Demócrata en Atlanta. Su programa incluía “propuestas universalistas”, como el establecimiento del Programa Nacional de Salud que, debido a la presión del Rainbow, fueron incluidas en la campaña del Partido Demócrata del 1988.

Ahora bien, la fuerza de las izquierdas asustó al Partido Demócrata y el gobernador Clinton del Estado de Arkansas lideró la campaña para parar a las izquierdas, a la vez que hizo suya, en las elecciones en el año 1992, la petición de establecer un programa nacional de salud, que había sido muy movilizadora en la campaña de Jackson del 1988. De ahí que, después de ganar, estableciera un grupo de trabajo, liderado por su esposa, Hillary Clinton, del que Jesse Jackson y líderes sindicales insistieron que yo formara parte, invitándoseme a que les representara en tal grupo de trabajo. La Sra. Clinton, sin embargo, no apoyó la propuesta de las izquierdas, que pedían que la gestión del sistema sanitario (que deseábamos que fuera universal) se hiciera por parte del sector público en lugar de que lo hicieran las compañías de aseguramiento sanitario privado, como ocurrió y continúa ocurriendo ahora. El mantenimiento del enorme poder de tales compañías en el sistema sanitario estadounidense es el origen del enorme gasto sanitario por un lado (19% del PIB), y de la gran impopularidad del programa (el 62% de estadounidenses están insatisfechos con la manera como se financia y gestiona la sanidad), incluido el Obamacare. Mi año de experiencia en la Casa Blanca, trabajando en aquel grupo de trabajo liderado por la Sra. Clinton, fue enormemente frustrante, pero de gran valor para entender cómo funciona el poder en Washington, concluyendo que la complicidad de Washington con lo que se llama “clase corporativa” vacía de sentido aquella famosa frase que aparece en la Constitución de EEUU, “We, the people”, debiéndose añadir que no es el pueblo, sino las grandes compañías que dominan la economía estadounidense, las que deciden en el gobierno. Y el Partido Demócrata es una fuerza clave en tal entramado. De ahí la necesidad de hacer una revolución política, para democratizar el país. La marginación del único candidato, Bernie Sanders, que hizo tal propuesta, enormemente popular, augura una continuidad de la extrema derecha en el gobierno.

Una última observación

Como era predecible, los grandes medios de información no han explicado ni han entendido lo que está ocurriendo en EEUU. Durante toda la campaña se han centrado en la figura de Trump, presentándolo como un payaso. Es extraordinaria la enorme atención que dieron a este personaje, intentando ridiculizarlo. Pero estos ataques movilizaron todavía más a las clases populares que odian a los establishments mediáticos, hecho del cual Trump es consciente. Ni que decir tiene que Trump era y es una persona de gran astucia política, que sabe bien cómo canalizar el enorme enfado popular contra el establishment político-mediático del país. Pero si no hubiera habido Trump, hubiera habido otro personaje, tan o incluso más a la derecha que él. En realidad, algunos de los candidatos que derrotó en la campaña electoral en las primarias eran incluso más reaccionarios, queriendo prohibir, por ejemplo, el aborto.

Este excesivo énfasis en los personajes, frivolizando la política, es la característica de lo que se conoce como medios de información. Pero para entender lo que está pasando, hay que entender y conocer lo que ha estado pasando en EEUU, y que, por desgracia, los medios no citan. Presentar lo ocurrido, como he leído en más de un reportaje, como una traición de las mujeres trabajadoras a la causa feminista, es no entender nada de lo que pasa en EEUU. Es urgente que las izquierdas, incluyendo los movimientos progresistas en defensa de las minorías y también los movimientos feministas, recuperen el concepto de clase en sus proyectos, pues la mayoría de cada uno de sus sujetos pertenecen a la clase trabajadora y clases medias de rentas medias y bajas, que constituyen la mayoría de la población en EEUU y en cualquier país de capitalismo desarrollado. Olvidarse de la clase trabajadora ha sido lo que ha llevado al tsunami que estamos viendo a los dos lados del Atlántico Norte. Así de claro.

Vicenç Navarro: Catedrático de Ciencias Políticas y Políticas Públicas. Universidad Pompeu Fabra, y Director del JHU-UPF Public Policy Center

Fuente: http://blogs.publico.es/vicenc-navarro/2016/11/11/es-sorprendente-que-se-considere-sorprendente-la-victoria-de-trump/




Burgueses. Por Nicolás Guillén

13 de Novembro de 2016, 18:54, por La pupila insomne

No me dan pena los burgueses
vencidos. Y cuando pienso que van a darme pena,
aprieto bien los dientes y cierro bien los ojos.
Pienso en mis largos días sin zapatos ni rosas.
Pienso en mis largos días sin sombrero ni nubes.
Pienso en mis largos días sin camisa ni sueños.
Pienso en mis largos días con mi piel prohibida.
Pienso en mis largos días.

—No pase, por favor. Esto es un club.
—La nómina está llena.
—No hay pieza en el hotel.
—El señor ha salido.
—Se busca una muchacha.
—Fraude en las elecciones.
—Gran baile para ciegos.
—Cayó el Premio Mayor en Santa Clara.
—Tómbola para huérfanos.
—El caballero está en París.
—La señora marquesa no recibe.

En fin, que todo lo recuerdo.
Y como todo lo recuerdo,
¿qué carajo me pide usted que haga?
Pero además, pregúnteles.
Estoy seguro
de que también recuerdan ellos.

Tomado de La rueda dentada, en Obra poética 1920-1972, La Habana, Instituto Cubano del Libro, 1972.