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La pupila insomne

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La pupila insomne

3 de Abril de 2011, 21:00 , por Desconhecido - | No one following this article yet.
Licenciado sob CC (by)

Paseo por una ciudad cubana

9 de Janeiro de 2014, 1:01, por Desconhecido - 0sem comentários ainda
Ángel Guerra Cabrera
Boulevard de la ciudad de Ciego de Ávila

Boulevard de la ciudad de Ciego de Ávila

Hace unos días, después de tanto desearlo y posponerlo, allí estaba, en Ciego de Ávila, mi ciudad germinal en Cuba, capital de la actual provincia de igual nombre. Me emocionó mucho pero no solamente por llegar a ese lugar mítico alojado en el corazón.

Porque a la vez que reconocía calles y rincones recorridos mil veces pude notar de inmediato la obra de rescate del centro histórico, de su línea de fachadas y de muchos de sus más importantes exponentes arquitectónicos. Edificios que apenas permitía distinguir la propaganda comercial antes de la Revolución , hoy pueden apreciarse en todo su valor como es el espléndido palacio morisco de la calle Independencia, que ahora alberga la Sociedad Árabe. El Teatro Principal, joya del eclecticismo donde cantaron Jorge Negete y Libertad Lamarque, relumbra como nunca lo pude ver. No fue únicamente un reencuentro sino un redescubrimiento, de la mano amiga de la periodista y bloguera Idania Pupo y el historiador Ángel Cabrera.

La moderna Ciego de Ávila condensa en muchos aspectos la historia de Cuba. Arrasada tras treinta años de guerra contra España hereda las virtudes del patriotismo pero también los prejuicios y lacras derivados de la sociedad colonial y esclavista. Como acaso ninguna otra zona del paìs resume las consecuencias del asalto de Cuba por el capital financiero de Estados Unidos luego de la intervención de sus tropas en 1898, cuando los cubanos tenían ganada la guerra de independencia.  De tierras muy fértiles y rica en aguas subterráneas los rendimientos por área de la caña de azúcar eran únicos. Por ello la rápida expansión azucarera que hizo crecer velozmente la población  en el primer cuarto del siglo 20. A tal extremo que junto a la vecina Morón sigue a La Habana por el número de inmigrantes recibidos en ese periodo.

Aunque se desenvolvieron con éxito la ganadería, el cultivo de los cítricos, la piña y otros frutos, la zona creció fundamentalmente a expensas de los nuevos ingenios de propiedad estadunidense.  Con sus miles de kilómetros de línea férrea, su descomunal deforestación, su exigencia temporal de decenas de miles de brazos durante la cosecha y su “tiempo muerto” cada vez más largo, pues la demanda y los precios del azúcar dependen de la especulación y los vaivenes del mercado mundial y el modelo azucarero monocultivista cubano había llegado antes de la Segunda Guerra Mundial al punto de agotamiento.

No fue por eso gratuito que la explosión urbanística se detuviera a partir de los años treinta casi totalmente ni que potentes huelgas se sucedieran a partir de entonces hasta llegar a la de 1955 cuando las ciudades de Ciego y Morón se unieron a los trabajadores azucareros en lo que comenzó como huelga económica y finalizó en una virtual insurrección popular contra la sangrienta dictadura de Batista, duramente reprimida por esta.

De recia tradición en la brega independentista, Ciego también se destacó en la lucha contra la república secuestrada por el imperialismo y en su aporte generoso a la última guerra de liberación y a la construcción socialista cubana. La explotación capitalista de un ejército de obreros agrícolas e industriales produjo riqueza muy injustamente distribuida pero generó una clase media intelectual con afanes patrióticos y antiimperialistas  afincados en la tradición martiana e influidos por el ejemplo rebelde de Mella y Guiteras.

La trasformación de Ciego de Ávila con la Revoluciòn es tangible. Donde no había universidad hoy hay tres además de 13 centros polìtécnicos que no existían. De cero instalaciones turísticas hoy existen cerca de 4 mil habitaciones en hermosas playas de la cayería del norte. La escolarización en primaria es de ciento por ciento y existen 33 guarderías donde no había ninguna. Donde la salud pública apenas existía hoy hay 10 hospitales y 17 policlínicos. La mortalidad infantil es de 3.4, por debajo de la nacional, que es de las 10 más bajas del mundo.

En Ciego de Àvila, como en toda Cuba, el imperio recluta desvergonzadamente médicos y científicos hijos de la obra cultural de la Revolución con grandes ofertas económicas. Recientemente el presidente Raúl Castro alertó sobre “el reto que nos impone la permanente campaña de subversión político-ideológica concebida y dirigida desde los centros del poder global para recolonizar las mentes de los pueblos y anular sus aspiraciones de construir un mundo mejor”.

Este reto es para mí el más importante que enfrentan Cuba y todo el movimiento progresista en el mundo.

Twitter: @aguerraguerra

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El País no tiene respuesta para el embajador de Cuba

8 de Janeiro de 2014, 7:52, por Desconhecido - 0sem comentários ainda
Eugenio Martínez
Eugenio Martínez, embajador de Cuba en España

Eugenio Martínez, embajador de Cuba en España

Esta carta fue enviada el pasado 6 de enero de 2014 por Eugenio Martínez Enríquez, Embajador de Cuba en España, a Jan Martínez Ahrens, Subdirector que se encuentra a cargo de “El País”, en respuesta a su irrespetuoso y mentiroso editorial “Y van 55 años”, para que fuese publicada por el diario. Al parecer ni el periódico, ni el ocupado Subdirector con quien se ha tratado de contactar en varias ocasiones, han tenido tiempo para responder a la Embajada de Cuba en Madrid.

Estimado director: En referencia con el editorial publicado en ese diario el día 5 de enero “Y van 55 años”, deseo respetuosamente expresar que su definición de la Revolución cubana como “un fracaso” y de nuestros dirigentes como “cínicos” no se corresponde con la realidad.

No puedo comprobar cómo un periódico editado a miles de kilómetros de distancia de Cuba pueda asegurar, sin temor a equivocarse, que “nadie hay más consciente del fracaso de la revolución que los propios cubanos”, hecho ampliamente refutado por los millones de mis compatriotas y amigos en el mundo que defendieron, defienden y defenderán al sistema que garantizó por primera vez la dignidad e independencia de los cubanos.

En 1958, el 45% de los niños cubanos no iban a la escuela, en un país en que había 10 mil maestros sin trabajo. Hoy, como todos los días desde hace 55 años, todos los niños que en Cuba viven, son inmunizados gratuitamente contra las principales enfermedades y asisten a la escuela a recibir una instrucción que no sólo es gratuita, sino de un alto nivel internacional. Es el mismo país donde cada ciudadano, sin excepción, puede recibir tratamiento médico en un hospital, de forma gratuita y con un alto nivel humano y profesional. Cuba es el país donde apenas mueren 4,2 niños por cada mil nacidos vivos, mejor que el dato registrado en Canadá que es 5 o en los EEUU que es 6. Cuba es un país sin analfabetos desde hace 52 años.

Reto a su diario que busque, encuentre y publique en qué país esta escena se repite, a pesar del sistema de coerción económica y política que ha mantenido por más de 50 años los EEUU contra Cuba, un auténtico bloqueo.

Ustedes han dicho que mi país está “En bancarrota”. Me sorprende que hable de bancarrota un diario que tal como he leído está en “quiebra técnica” que en términos de sus propios auditores significa que “de acuerdo al artículo 363 del Texto Refundido de la Ley de Sociedades de Capital, se encuentra en causa de disolución” y sólo busca su salvación financiera y existencia en los “fondos buitres”.

Tal vez, ese sea el motivo que usted publique mentiras sobre Cuba. Alguien paga para cubrir su bancarrota. Seguro que no será la Revolución cubana. Nuestra ética impide a utilizar esos métodos.

Saludos

Eugenio Martínez Enríquez

Embajador de Cuba en España

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Edmundo García noquea a CNN ( video)

7 de Janeiro de 2014, 9:07, por Desconhecido - 0sem comentários ainda

edmundoFinalizando el 2013 el periodista cubano residente en Miami, y colaborador de La pupila insomne, Edmundo Garcíadenunciaba que CNN en Español  lo había excluído de un debate con un conocido personaje de la ultraderecha cubanoamericana al que lo habían invitado previamente.

A cambio, el 26 de diciembre Edmundo fue entrevistado por CNN durante quince minutos, este es el video de ese programa subido a YouTube por nuestros amigos de Cubainformación.

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BBC vs Cuba: La extraña crónica de una revolución inventada

6 de Janeiro de 2014, 10:36, por Desconhecido - 0sem comentários ainda
Iroel Sánchez

frankieEn abril de 2004 coincidí con Evo Morales en un evento internacional en Europa. Evo no era aún el presidente de Bolivia, aunque sí un relevante dirigente sindical y muchos lo avizoraban como el próximo jefe de estado en ese país por el respaldo que tenía ya entre millones de bolivianos, cosa que demostró poco después al ganar la elecciones de finales del 2005. A pesar de la insistencia de los organizadores de aquel evento en que Evo era un importante líder revolucionario y que tal vez ganara las próximas elecciones en el país andino, no lograron que algún medio de comunicación más o menos importante entrevistara al hoy presidente del Estado Plurinacional de Bolivia, quien se ha convertido en una figura política de escala universal.

Desde la Gaceta del Rhin de Marx y Engels hasta el uso de Internet por los zapatistas, pasando por Patria y Radio Rebelde en Cuba, los revolucionarios siempre han tenido que inventarse sus medios de comunicación porque las corporaciones informativas, lejos de promoverlos, se han dedicado a demonizarlos. Pero eso, al parecer, está cambiando.

El 15 de abril de 2009 el entonces Jefe de la Sección de Intereses de EE.UU. en La Habana, Jonathan Farrar, enviaba un cable a Washington en que descalificaba a la llamada disidencia construida en Cuba por Estados Unidos con una larga lista de insuficiencias y hacía una nueva apuesta. El 16 de diciembre de 2010, al reproducir el documento como parte de las filtraciones de Wikileaks, el diario español El País titulaba: “Cable en el que EE UU apuesta por la disidencia juvenil” y el bajante rezaba: “EE UU prefiere la rebeldía de los jóvenes cubanos frente a la disidencia tradicional”.

En su mensaje, Farrar describía la nueva apuesta: “jóvenes blogueros, músicos y artistas plásticos que no pertenecen a organizaciones de disidentes y adoptan mucho mejor, posiciones “rebeldes” de gran impacto y atractivo popular. Sin embargo, estos individuos están aún fuertemente controlados por el gobierno cubano, evitan la etiqueta de “disidente” y no parece que aspiren a un papel de liderazgo”.

Cabezal del cable publicado por “El País”

Cabezal del cable publicado por “El País”

Pues este primero de enero de 2014, el portal en español de la poderosa corporación británica BBC nos presentaba la criatura concebida por inseminación artificial bajo el título “Los nuevos revolucionarios cubanos“, haciendo un paralelo entre la nueva apuesta y nada menos que Fidel Castro y el Che Guevara.

Tan abundante de líderes juveniles “rebeldes” anda la revolución de la BBC que su parto es con forceps, y  el bebé, una especie de Frankenstein británico-estadounidense al que se le ven las costuras, ha nacido dañado. En el cable firmado por Farrar se decía: “Creemos que es la nueva generación de ‘disidentes no tradicionales’ como Yoani Sánchez, la que podría tener un mayor impacto de largo plazo en la Cuba de la era post Castro” pero esa señora se ha gastado de tanto viajar y recibir premios y la BBC no la menciona. Para la corporación británica, entre los émulos de Fidel y el Ché están dos creaciones Made in USA como Antonio Rodiles y Eliecer Ávila, este último lanzado en su momento a la fama por el corresponsal en Cuba de BBC.

Recordemos que, según describió Farrar, se necesitan “músicos y artistas plásticos que no pertenecen a organizaciones de disidentes” y la BBC le cuelga torpemente en su reportaje a las dos estrellas nacientes de su nueva revolución tres acompañantes, de los cuales uno -productor musical con vocación de empresario- ha protagonizado algunos enfrentamientos con instituciones culturales cubanas.

Los otros dos son una realizadora de la Televisión Cubana que -según su página en Facebook- ha proyectado su obra en un espacio de tanta rebeldía como el exclusivo bar Delirio Habanero del Teatro Nacional -ubicado en plena Plaza de la Revolución-, y un rapero.  El segundo agradeció recientemente al Instituto Cubano de la Música y la institucional Agencia Cubana de Rap -a la que pertenece- el apoyo para celebrar  un Festival de ese género en una carpa de circo estatal que el “gran impacto y atractivo popular” dejaron vacía en tres cuartos de su capacidad; un reportaje relata que la cantidad de “rebeldes” allí era tal que el Festival ”resaltó más por la tranquilidad con la que transcurrió que por la afluencia de público”.

Como escribió Nicolás Guillén, “todo mezclado”, la farsa y la obra. En BBC no tuvieron una coma para el II Congreso de la Asociación de Jóvenes Creadores “Hermanos Saíz” que no se caracterizó precisamente por la complacencia, pero sí pueden intentar buscar acompañamiento a un par de empleados de Washington que gozan de todo el espacio mediático -respaldado por cincuenta millones de dólares anuales del presupuesto federal norteamericano- para obedecer las órdenes de la Sección de Intereses de Estados Unidos en La Habana diciendo lo mismo que Barack Obama y John Kerry sobre Cuba. Interesante objetividad la de este periodismo que censura la rebeldía anticapitalista y promueve la obediencia al amo del mundo.

“Su atrevimiento, en un país donde disentir puede ser penado incluso con cárcel es un signo de que los tiempos están cambiando”, dicen en BBC y no nos hablan de Mumia Abu Jamal y Leonard Peltier que llevan decenios en prisión, de la monstruosa nueva Ley de seguridad ciudadana española que multa con cientos de miles de euros las expresiones de disenso, ni de las leyes estadounidenses que describen conductas como las de Rodiles y Ávila:

Título 18 del Código de EE.UU., “Delitos y Procedimiento Penal”, Sección 951. Describe la figura de “Agente al Servicio de un Gobierno Extranjero”:

“individuo que actúa dentro del territorio estadounidense bajo la dirección o el control de un gobierno o funcionario extranjero”.

Ley para el Registro de Agentes Extranjeros, Título 22 del Código de EE.UU.:

Sanciones de privación de libertad de hasta 5 años y multa de hasta 10 mil dólares a cualquier persona que dentro de EE.UU. solicite, coleccione, sufrague u ofrezca contribuciones.

Lejos de ser juzgados y encarcelados, la pareja revolucionaria de la BBC va de país en país recibiendo instrucciones y dinero, algo para lo que no hace falta ser muy atrevido cuando se cuenta con el apoyo de los que controlan el planeta. Y  lo que está cambiando -para mal- es la profesionalidad de quienes trabajan al servicio de esa empresa mediática, capaces de convertir en “disenso” lo que hasta El Nuevo Herald revela son “millones para entrenar a líderes emergentes de los sectores no gubernamentales de Cuba”. Triste que la BBC, que en algún momento de sus más de noventa años de vida fuera prestigioso medio público, haya derivado en instrumento de la guerra sicológica contra esta Isla y se coloque en el tema cubano a la derecha de una de las publicaciones emblemáticas del anticastrismo miamense. 

EE.UU. diseña y BBC cumple; “uno mandando y otro mandado”, diría el poeta. He estado buscando desde la Revolución Francesa para acá y no he encontrado la primera revolución anunciada anticipadamente por un medio corporativo y cuyos protagonistas fueran comparados, antes de tomar el poder, con grandes figuras de la historia.

¿Será que en una especie de Realismo socialista a la inversa a la maquinaria a la que pertenece BBC sólo le interesan los jóvenes cubanos para utilizarlos con una intencionalidad política adversa a la Revolución? Jamás un gran medio de comunicación ha entrevistado a uno de los muchos y talentosos jóvenes artistas, deportistas, científicos e intelectuales cubanos si no cree que le sirve para eso, y a veces se han llevado feos chascos, como le pasó a CNN al intentar manipular al grupo Buena Fé. La norma -para todas las edades- es silenciar cualquier visión que no cumpla con el estereotipo que ellos mismos han impuesto.

“En un medio público como BBC es mucho más fácil, hay una línea editorial menos rígida que te permite trabajar con más libertad”, decía un corresponsal de BBC en Cuba en una reciente entrevista. ¿Qué libertad? ¿La de fabricarse una revolución con el único asidero de las aspiraciones estadounidenses?

BBC, como EE.UU., quiere una “revolución” que regrese a Cuba al capitalismo y si la realidad no se la ofrece, se la inventa con la técnica de la profecía autocumplida y de paso se asigna el papel de la Radio Rebelde con la antena en una montaña… de dólares.

Pero como ha dicho el intelectual cubano Esteban Morales “para ser revolucionario hay que ser anticapitalista“, como Evo, que por eso mismo jamás tuvo promotores en la BBC, ni en ningún otro medio similar. (Publicado en CubAhora)

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Panamá: el transitismo contra el tránsito

5 de Janeiro de 2014, 13:39, por Desconhecido - 0sem comentários ainda
Guillermo Castro Herrera 

panamaPara referirnos al problema del impacto ambiental del proyecto de ampliación del Canal de Panamá, conviene empezar por distinguir al ambiente del medio natural, y a estos de la ecología. El ambiente es, en lo más esencial, el resultado de la acción de los seres humanos sobre el medio natural, mientras la ecología es una disciplina científica que se ocupa de las relaciones de los seres vivos entre sí, y con el medio abiótico. La especie humana ha venido rehaciendo el medio natural desde hace al menos cien mil años – en el caso de Panamá, al menos doce mil – y, en este sentido, el impacto ambiental de una acción humana designa el efecto de esa acción sobre el ambiente previamente existente, y las transformaciones que resultan de ese efecto.

En esta perspectiva, destaca el hecho de que los seres humanos se relacionan con el mundo natural a través de las relaciones que establecen entre sí para producir sus medios de existencia, y reproducir sus estructuras de acción social. Por lo mismo, el análisis de los problemas ambientales en su relación con las estructuras sociales resulta especialmente útil en la evaluación de problemas como el que nos interesa. Así, el tránsito interoceánico ya era un importante factor de organización de la actividad humana en el Istmo que hoy llamamos de Panamá mucho antes de la conquista europea del siglo XVI.

Es a partir de la incorporación del Istmo al mercado mundial como resultado de esa conquista que se forma la estructura de acción social que se designa con el nombre de transitismo. Ese término, en efecto, designa la forma específica de inserción del Istmo en el moderno sistema mundial a partir del siglo XVI, de la cual resultan, a su vez, los paisajes que hemos venido a considerar como característicos de la actividad de tránsito tal como se ha venido llevando a cabo de entonces acá. *

Lo importante, aquí, es que el ambiente y los paisajes de Panamá no son el resultado del tránsito como forma de actividad económica, sino del transitismo como formación económico – social  y como marco de relación entre la sociedad y la naturaleza en el Istmo entre los siglos XVI y XXI. A lo largo de ese período, ese marco de relación ha tenido algunos rasgos constantes y otros cambiantes, que nos permiten identificar momentos fundamentales en su desarrollo. Tales rasgos constantes han incluido, por ejemplo, los siguientes:

  • El monopolio del tránsito por una ruta en particular – en este caso, el valle del Chagres – sujeta a estricto control por parte de una potencia extranjera hasta 1999, y del Estado panameño desde entonces.
  • El uso de ese control con el fin de garantizar constantes subsidios ambientales y sociales a la actividad de tránsito por esa ruta particular, y como medio para concentrar y centralizar la vida económica del país – y la acumulación de los excedentes generados por esa economía – en torno a esa actividad.
  • La subordinación de la periferia interior de la ruta a funciones compatibles con el subsidio al tránsito.
  • La constante fragmentación del mundo de los trabajadores entre los sectores directa e indirectamente vinculados al tránsito.
  • El control de las relaciones exteriores – en este caso, de las relaciones de dependencia con respecto al centro del sistema mundial – a través del control de la ruta de tránsito y de los subsidios a esa actividad y, como resultado de todo ello,
  • Una estructura económica que, en contraste con lo usual en América Latina, concentra en el sector terciario magnitudes de actividad y producción que en el resto de la región corresponden por lo general a los sectores primario y secundario.

Una historia del impacto ambiental del transitismo en Panamá viene a ser, en este sentido, una historia ambiental de Panamá. En ella destacan tres grandes momentos fundamentales:

  • El del tránsito pre industrial, entre 1550 y 1850, caracterizado por el uso de una tecnología de bajo impacto, adaptada a las restricciones que el medio imponía a la actividad, operada mediante el trabajo esclavo o de peones, y financiada en lo fundamental por el capital local.
  • El del tránsito industrial ferroviario, dominante entre 1850 y 1914, que utilizó una tecnología de mediano impacto ambiental, capaz ya de subordinar el medio natural a las necesidades del tránsito, operada mediante el trabajo de obreros y técnicos asalariados y financiada por capital privado proveniente del exterior.
  • El del tránsito industrial hidráulico, dominante de 1914 a nuestros días, que utiliza una tecnología de enorme impacto ambiental, operada por obreros y técnicos especializados de alta calificación, y financiada por capital monopólico de Estado, en cuyo marco ha venido a plantearse el proyecto de ampliación del Canal.

Lo esencial, en todo caso, es que el desarrollo de las fuerzas productivas en la actividad de tránsito en el marco de la formación social transitista ha dependido del subsidio en recursos humanos y naturales – tierra, agua y energía en primer término – provenientes del entorno natural, social y económico de la ruta. Esa relación de subsidio al tránsito se tradujo por necesidad en un factor que contribuyó de manera decisiva al retraso constante en el desarrollo de las fuerzas productivas en el resto de la economía nacional, y en la transformación de las relaciones sociales de producción y la cultura en el resto de la sociedad.

Al abordar en esta perspectiva la dimensión ambiental del transitismo, empezamos a entender que el contraste entre los paisajes sociales y naturales del corredor interoceánico y los del interior del país no se debe a que haya en el Istmo varios países en uno. Lo que hay es una sociedad integrada por grupos sociales que organizan sus relaciones con la naturaleza en el marco de una estructura de poder tan contradictoria, conflictiva y violenta como para generar y sostener el proceso de crecimiento económico con deterioro social y degradación ambiental constantes en cuyo marco se inscribe el proyecto de ampliación del Canal. Por lo mismo, la discusión del impacto de ese proyecto sobre el ambiente creado por el transitismo debe ser ubicado en varios planos a la vez.

El primero de esos planos se refiere, sin duda, al impacto del proyecto sobre su entorno inmediato. A esto corresponde en lo fundamental el estudio de impacto ambiental sintetizado en el folleto de divulgación del proyecto de ampliación, y que con toda probabilidad resultará ser técnicamente impecable cuando llegue a ser conocido en su detalle y sea finalmente evaluado por la autoridad estatal correspondiente. Sin embargo, más allá de eso – que corresponde al ámbito de responsabilidad de la empresa estatal que presenta el proyecto -, es necesario que la sociedad y el Estado aborden el problema desde al menos dos planos más.

El primero de ellos se refiere al impacto del proyecto sobre la huella ecológica ya generada por el enclave transitista sobre el conjunto del territorio nacional, en particular de la década de 1940 a nuestros días. El segundo, a la evaluación ambiental estratégica que requiere un proyecto como éste, tanto por su magnitud y demandas intrínsecas, como por su importancia para el futuro del tránsito en Panamá. A reservas de lo que nos revelen esos estudios, que aún no han sido siquiera planteados hasta donde sabemos, me atrevería a adelantar algunas ideas para la discusión del impacto ambiental del transitismo en Panamá.

En primer lugar, ya es evidente que existe una contradicción insoluble entre el transitismo y el tránsito, en la medida en que el territorio y la sociedad nacionales han llegado al límite de su capacidad para seguir proporcionando los subsidios ambientales y sociales que el tránsito demanda, como había venido ocurriendo hasta la década de 1980. Hoy, por el contrario, la creciente escasez relativa de tierra y agua en Panamá genera tensiones sociales que tienden a encarecer los costos económicos, sociales, políticos y ambientales de la actividad de tránsito, e impiden así un aprovechamiento verdaderamente racional y sostenido de los recursos humanos y naturales del país.

Esta situación, por supuesto, no afecta solo al Canal. Por el contrario, se extiende a la posibilidad misma de que el país pueda encarar con éxito la crisis energética que lo afecta, y crear verdaderas ventajas competitivas para el conjunto de nuestra economía, y esta contradicción resulta evidente para cualquiera que no esté simplemente comprometido con la preservación a cualquier costo de las estructuras más tradicionales de poder del transitismo.

Por otra parte, tampoco estamos solos en esta crisis. La ampliación del Canal, y sus implicaciones ambientales, forman parte del proceso mayor de transformación masiva de la naturaleza en capital natural que viene ocurriendo a escala de toda la región latinoamericana, a través de otros megaproyectos como el anillo energético sudamericano, la interconexión vial andina, la hidrovía de la Cuenca del Plata, o la integración energética centroamericana.

Dentro de ese marco mayor, y de manera más precisa, lo que resalta en nuestra tierra es el hecho de que la operación sostenida del Canal demanda, hoy, el desarrollo sostenible del país. Por lo mismo, el problema mayor para la valoración del proyecto que discutimos consiste en que carece del marco de referencia que solo podría proporcionarle un proyecto destinado a garantizar la sostenibilidad del desarrollo en Panamá.

Esta carencia, por supuesto, no puede ser achacada directamente a la Autoridad del Canal de Panamá, sino al Estado del que Autoridad hace parte. La Autoridad ha cumplido con su responsabilidad de formular el proyecto en los términos correspondientes a la misión que el Estado le ha asignado. Correspondería ahora al Estado proponerle al país el proyecto nacional que haga de la ampliación del Canal, además de un buen negocio en sus propios términos, el factor decisivo en la promoción y la sostenibilidad del desarrollo de la sociedad panameña en su conjunto.

El hecho de que el Estado no se haya planteado siquiera esa tarea, ni mucho menos se la haya propuesto a la sociedad como un empeño en común, tendría que ser objeto de una seria reflexión política. En efecto, si el Estado controla al Canal, lo que cabe discutir es quién controla al Estado, cómo lo hace, y hasta qué punto está o no está en la disposición y la capacidad de someter su gestión de los bienes públicos al control social de los ciudadanos de la República.

Ese control social de la gestión pública deberá tener un lugar de primer orden en cualquier proyecto de desarrollo sostenible de la República. Los elementos fundamentales para la construcción de ese proyecto se encuentran dispersos, hoy, en las demandas de múltiples sectores de la sociedad panameña, desde los campesinos que se resisten a la construcción de embalses en las tierras en que viven, hasta los productores del interior que desearían ver en el Canal un verdadero factor de ventaja para competir en el mercado mundial con sus productos.

En cada uno de esos casos, los sectores dominantes en nuestro país tienden a reaccionar desde sus tradiciones políticas más pueblerinas, diciendo que se trata de gente que simplemente se opone al progreso. En realidad, se trata de lo contrario. A lo que se resisten esos sectores es a seguir subsidiando con su trabajo y los recursos naturales de los que depende su existencia un progreso excluyente, que no les ofrece verdadero acceso al goce de sus frutos. O, dicho en un lenguaje más cercano al núcleo más íntimo de los problemas de nuestro tiempo, esos sectores no se resisten al desarrollo de las fuerzas productivas, sino a la preservación de las relaciones de producción que constituyen el cimiento fundamental del transitismo.

Hemos llegado, así, a la más singular de las contradicciones de nuestra historia: aquella en la que el transitismo se constituye en el peligro mayor para la actividad del tránsito en Panamá. Aquí está el nudo gordiano de la crisis que nos aqueja. Y la clave para encarar ese problema está en la más sencilla de las preguntas.

Todo proceso productivo implica siempre, como sabemos, una reorganización simultánea de la naturaleza y de la sociedad. Por lo mismo,si para reorganizar la naturaleza del Istmo de la manera en que lo requería el tránsito hidráulico fue necesario organizar en República el país e incorporar a esa República los grupos sociales nuevos que surgieron de aquella reorganización del mundo natural, ¿qué transformación social y política será necesaria para hacer viable la operación sostenida del Canal mediante el desarrollo sostenible del país?

Nadie puede decir que tiene la respuesta entera a esa pregunta entre nosotros. Ella está en todos precisamente porque no está en ninguno. Por lo mismo, no hay que buscarla: hay que construirla. Y ése es sin duda el desafío mayor de nuestro tiempo en nuestra tierra.

Universidad de Panamá, 15 de junio de 2006/ Ciudad de Panamá, enero de 2014

* El transitismo ha sido analizado con gran rigor por colegas como el sociólogo Marco Gandásegui – cuyo estudio clásico sobre la concentración del poder económico en Panamá cumplirá cincuenta años de haber sido publicado dentro de poco -, economistas como José Gómez y Juan Jované, y en particular por el historiador Alfredo Castillero Calvo, cuyo ensayo “Transitismo y Dependencia” (Revista Lotería, 1973) constituye un aporte pionero al tratamiento del tema. El impacto ambiental del transitismo, sin embargo, apenas ha sido tratado en la obra de geógrafos como Omar Jaén Suárez y Ligia Herrera, y en los capítulos dedicados al tema en laHistoria General de Panamá publicada en el año 2003 y convertida desde entonces en una curiosidad de coleccionistas por los malos hábitos del sectarismo característico de nuestra pobre vida política.

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