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Cuba, las donaciones de sangre y una meta posible…que no se alcanza.

17 de Janeiro de 2015, 5:03 , por Manuel David Orrio del Rosario - | No one following this article yet.
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Por Manuel David Orrio

(Economista y periodista cubano. Vicepresidente de Hermes Internacional y Presidente de su Comité de Ética y Participación)

Hermes Internacional

 

La Habana, 15/01/14.- Por estos días la prensa criolla reporta que durante el 2014 se realizaron más de 415 mil donaciones voluntarias de sangre. De éstas, poco más de un 80 % son obtenidas mediante el apoyo de los Comités de Defensa de la Revolución (CDR). Calle por calle, la más numerosa de las organizaciones de Cuba recluta a más de 340 mil voluntarios. Además, se difunde que, por más de dos años,   lo alcanzado sobrepasa a lo planificado.

 

Sin dudas, elogiable. Pero también para preocuparse. Las donaciones voluntarias de sangre del 2014 retrocedieron en más de 170 mil, si se las compara con el 2003, en que se alcanzaron más de 585 mil. Tampoco se logró en el 2014 una donación por cada 20 habitantes, uno de los índices con que la Organización Panamericana de la Salud (OPS) mide la eficiencia médica. Si en el 2003 este indicador se sobrepasó ligeramente, en el 2014 cayó a más o menos 0,73, estima este autor, sobre la base de las últimas cifras hechas públicas.

 

¿Por qué, aunque “se alcance lo planificado”, ese “plan” se propuso no sólo menos de cuanto se lograba 11 años atrás, sino que ni siquiera parece haber tomado en cuenta un índice de eficiencia médica de la OPS? ¿Por qué la prensa cubana no parece haber mostrado inquietud ante estos hechos?

 

Potencial existe para que Cuba reconquiste y mantenga una donación de sangre por cada 20 habitantes. De acuerdo con el Dr. Luis Enrique Pérez Ulloa, jefe del Programa Nacional de Sangre del Ministerio de Salud Pública, unos seis millones 525 mil personas pueden donar, a tenor de requerimientos internacionales. Pero sólo aportan sangre sistemáticamente unas 340 mil personas, lo cual representa alrededor de un cinco por ciento de los posibles.

 

Según el estudio Aspectos socioculturales relacionados con la donación de sangre en Cuba, el imaginario colectivo la considera… “‘un acto humanitario’, ‘un gesto bonito’, ‘maravilloso’, ‘un gesto de nobleza’, ‘que sirve para salvar vidas’, ‘un acto de conciencia y de cooperación’, ‘un deber del cubano’, ‘que es útil’…las personas no donan por razones tales como el miedo, la falta de información o conocimiento, no estar aptos o el temor de contraer una enfermedad. Con menor frecuencia señalaron desinterés, egoísmo, creencias religiosas, falta de conciencia, existencia de enfermedades en el donante…(quienes) nunca han donado pero donarían, señalaron con mayor frecuencia que lo harían por una necesidad grande en el país o en la familia, o por alguien que lo necesite…Casi todas las personas que alguna vez han donado señalaron que lo volverían a hacer si se encuentran bien de salud y hay necesidad, si un familiar estuviera necesitado o para salvar una vida.”

 

A entender de este periodista, quien por cierto atesora experiencia como gestor comunitario de donaciones de sangre, justo con los Comités de Defensa de la Revolución, ¿qué explicaría un descenso de 170 mil donaciones respecto al 2003? Pues no parece haber otra razón que una caída en la labor proselitista de quienes a lo largo de años han logrado el número de personas dispuestas a donar. Si usted no “toca a la puerta”; si usted no convoca; si usted no explica… no espere donantes.

 

¿Puede Cuba conformarse con semejante situación? ¿Puede aceptar no disponer de una donación de sangre por cada 20 habitantes, como ocurre ahora? Pues ni posible, ni aceptable; basta citar las Funciones del Programa Nacional de Sangre:  “Garantizar la autosuficiencia de sangre y componentes con la máxima calidad y seguridad basada en la donación de sangre altruista… Promover el desarrollo integral del Programa de Sangre sobre bases éticas acordes a nuestros principios socialistas… Impulsar el desarrollo tecnológico y científico técnico en el uso de esta terapéutica y en la obtención de nuevos productos para uso clínico y de laboratorio.

 

Ya no sólo se trata de salvar vidas, de realizar complejas cirugías que incluyen trasplantes, sino de obtener nuevos medicamentos que mucho, pero mucho, significan para Cuba.

 

Entonces, menos palabras; menos “planes” que ni siquiera se plantean objetivos alcanzados hace 11 años; menos apologética…y a “tocar puertas”. A quien le corresponda, que para éso está.