Por: Rogelio Javier Alonso Ruiz* Fue un adiós inesperado. Ni siquiera a nuestros alumnos del último grado los despedimos como merecían. No hubo ceremonias de fin de curso y, si existieron, fue a través de las frías pantallas en las que nadie se puede abrazar ni mucho menos bailar un último vals. No se formó […]