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Avión ruso A-321 fue destruido por ataque terrorista. Murieron 224. “Estado Islámico” es de Occidente

18 de Novembro de 2015, 20:18 , por rubèn - | No one following this article yet.
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¿Y el dolor de los deudos de los pasajeros del avión ruso merecerá que los países de la “democracia occidental judeo-cristiana” izen sus banderas a media asta, coloreen sus monumentos emblemáticos simulando banderas de los pueblos a los que pertenecía cada uno de los muertos? Eso jamás. No habrá minutos de silencio, ni condolencias diplomáticas, ni la prensa les dedicará espacios íntegros, una y otra vez, a dar cuenta de sus vidas y esperanzas. Tampoco, ¡felizmente! habrán cínicas muestras de condolencia con besa manos de gobernantes a reyes, reinas, príncipes y princesas corruptos, andróginos, pusilánimes que, saliendo de su vegetativa existencia alardean de una valentía que jamás tuvieron. Rusia, su gobierno y su pueblo, no se prestarán a que los figurettis de la política y la prensa decadente y falaz hagan escarnio de sus muertos. 

 

Lo que ha quedado claro es que Occidente sigue creyendo en su mito de ser “la” civilización. Y muchos todavía lo admiten. Para los occidentales europeos  que presumen haber olvidado sus orígenes y simbiosis, ellos son los humanos. Los otros son los sub-humanos. Esos que no sienten ni piensan. Que, “no saben de origen, familia, patria, pertenencia”. Los salvajes. Apenas bípedos, pero cerdos o monos o cualquier monstruosidad. Basta ver El señor de los anillos, Harry Potter, o Guerra de Tronos.  

 

¿”Choque de civilizaciones”?

 

Nadie puede negarse a sentir como propio el dolor de los padres y familiares de quienes fueron víctimas de los mercenarios del llamado “Estado Islámico” o ISIS en el centro de París. Pero igual o mayor sentimiento merecen quienes no tendrán sino retazos o quizás sólo prendas de sus seres queridos. Pues eso es todo lo que quedó después de que esos mismos actores detonaran una bomba en el avión ruso A321 en pleno vuelo.

 

Lo que importa es explicitar de qué terrorismo estamos hablando. Esto resulta imprescindible para poder advertir el sentido y significado de lo que se dice y hace. En este sentido, a diferencia de lo que el mandatario francés pretende hacerle creer a su pueblo proclamando que “Francia está en guerra contra el Daesh”, lo que ocurre es que Francia, como todo el Occidente judeo-cristiano, está enfrentándose a sí mismo.

 

El llamado “Estado Islámico”, o “Daesh”, como ahora los occidentales prefieren sindicarlo, porque se trata de un engendro hecho para la maldad y el crimen, es creación de Occidente. Es la alianza euro-estadounidense-israelí a través de sus servicios de inteligencia (M19, CIA, Mossad) la que le dio origen, organizó, armó, entrenó y sigue financiando. Es, por tanto, una extensión de la civilización occidental y judeo-cristiana para agredir, en nombre de “sus valores” de terror y de rapiña, a la Civilización Oriental de la que forman parte no sólo Oriente Medio, sino también África y Asia, con sus específicas diferencias étnicas, religiosas y culturales. 

 

El derribo del avión ruso, así como el tiroteo en París, deben asumirse como parte de la estrategia de construcción del Estado Único de la civilización occidental sobre Oriente y sobre el mundo. Occidente pretende acabar con su simbiosis bárbara a través de la barbarie. Dejar de ser un subsidiario de la cultura oriental, en tanto obra y quehacer humano. Si antes hizo mal uso de los inventos, las técnicas, la ciencia, el arte, el pensamiento, la filosofía, la ética de los pueblos de Oriente, hoy, la apuesta es por su destrucción total.

 

¡Hay que acabar con Siria!

 

Siria es parte de esta civilización como lo es Irák, Afganistán, Irán, Libia, Palestina, Argel, Nigeria, Mali, Yemen. Contra estos pueblos, la Coalición Militar Occidental dirigida por EEUU e integrada por Francia y las demás fuerzas de la OTAN, por los Comandos Unificados Estadounidenses, y por los mercenarios del Estado Islámico, lleva a cabo una guerra de agresión para imponer la hegemonía occidental sobre Oriente. Van en procura de sus riquezas naturales y de la destrucción de sus culturas. Cuentan con la venia de la Secretaría General de la ONU y el amén del Papa.

 

Contra Siria está ahora enfilada la agresión occidental. Su destrucción resulta clave para asegurar la invasión a Irán, el cerco a Rusia y el aislamiento de China. Lo he repetido varias veces. De este modo, Occidente avanzaría en su macabro propósito de construcción del Estado Único Occidental judeo-cristiano. De ese Estado fundamentalista nazi-sionista. Expresión misma del “Nuevo Orden Mundial” que el jesuitismo anunció al fundar la orden de los Iluminati el 01 de mayo de 1776 y a la que sobrevino, inmediatamente, la Independencia de Estados Unidos y luego, la Revolución Francesa, 13 años después.

 

Lamentablemente, el curso de la historia va en sentido contrario y Rusia, Irán, China, India, Brasil, así lo han demostrado. Igual, en América latina, Venezuela, Ecuador, Bolivia, Argentina. Nada, sin embargo puede convencerlos de su error. Y no se trata de los pueblos, ni de la gente de occidente. Se trata de quienes, fieles a su impronta medieval pretenden hacer del mundo un lugar para la intolerancia y el sectarismo, para el extremismo religioso, para el racismo, para el terror y la inseguridad.

 

Usted los puede ver en Francia, en toda Europa, en EEUU. Solazándose de su parafernalia para infundir miedo y horror. Con sus allanamientos violentos, sus operativos siniestros, su alevosía contra todo aquello que se sepa o imagine árabe, palestino, musulmán. Generando odios al propio tiempo que exacerbando morbos con supuestos terroristas acribillados, inmolados despedazados, a los que no se puede identificar. Con sus cercos y prohibiciones. Sus cambios constitucionales para “garantizar la seguridad” con estados de sitio y de excepción, suspensión de garantías y de derechos. Multiplicando sus grupos paramilitares y sus fuerzas policiales con armamento sofisticado. Poniendo en las calles a sus ejércitos. “Triplicando” medidas de seguridad con la “eficacia” del FBI (el aparato emblemático del chantaje y de la corrupción a nivel mundial). Todo, en nombre de la “lucha antiterrorista” que no es otra cosa que la guerra contra el Islam. La guerra de Occidente contra Oriente.