Henrique Capriles Radonski nace en Caracas, 11 de julio de 1972.De 39 años, proviene de una familia judía ruso-polaca (línea materna) y de judíos sefardíes (línea paterna). Ambas familias forman parte de la elite de la burguesía “criolla” y manejan negocios tradicionales como medios de comunicación (Cadena Capriles), industrias, entretenimiento (la enorme cadena de cines: CINEX) e inmobiliarias.
Capriles es abogado y se desempeña en la actualidad como gobernador del Estado Miranda para el período 2008-2012, luego de derrotar en elecciones estadales al “ángel” de Chávez, su escudero y leal adlátere: Diosdado Cabello (actual Presidente de la Asamblea Nacional), quien dentro y fuera del chavismo es duramente criticado por presunto enriquecimiento ilícito.
Capriles fue el último y más joven vicepresidente del extinto Congreso de la República y presidente de la Cámara de Diputados entre los años 1999 y 2000. Fue alcalde por dos períodos consecutivos del Municipio Baruta, entre 2000 y 2008. La carrera política del multimillonario candidato Capriles, muestra la impecable hoja de ruta que los políticos estadounidenses plantean para llegar a asumir la presidencia de un país.
Radonski, es fiel producto de la elite de la clase capitalista que se forma para dirigir el Estado burgués que sus antecesores construyeron y que el chavismo administra de manera popular-asistencial.
Copiando la política recomendada por los gobiernos de EEUU de romper el bipartidismo tradicional que tanto éxito tuvo en Colombia con el Partido Primero Colombia de Álvaro Uribe y su clan narco-paramilitar, en el año 2000 Capriles funda con amigos suyos vinculados a entidades fascistas como la secta: Tradición, Familia y Propiedad, el partido Primero Justicia, hecho para plantear políticas más neoliberales y derechistas que sus dos predecesores (socialdemocracia (AD) vs. Socialcristianismo (COPEI)) que gobernaron el país por 40 años.
Detalles fascistas de Capriles, persecución y represión express
Hábilmente, Capriles habla de paz y dice representar un futuro de reconciliación y de unión sin distingo ideológico de todos los hijos de la patria de Bolívar. Sin embargo, su historial político en momentos en los que la lucha de clases se hizo visiblemente sangrienta, demuestra que Capriles está muy dado a las acciones represivas y vengativas. La postura de un gobierno de transición que dialogue fraternamente con un eventualmente derrotado chavismo, no parece estar dentro de sus planes, si nos remontamos a sus acciones cuando el gobierno bolivariano fue derrocado con un Golpe de Estado, en los eventos funestos del 11 al 13 de abril de 2002.
El 12 de abril de 2002, consumado el derrocamiento del Presidente Chávez, en la mañana de ese mismo día, Capriles (en ese momento Alcalde de Baruta) y sus compañeros de Partido, muy lejos de pregonar el perdón y la reconciliación de todos los venezolanos, empezaron a fomentar una real cacería de brujas contra todos los altos burócratas del chavismo. Una especie de noche de cuchillos largos se propagandizaba de una forma tal, que hasta Goebbels se hubiera ruborizado.
Capriles y sus secuaces se dispusieron personalmente a apresar en sus casas a ministros y demás altos funcionarios chavistas, sin ningún tipo de acusación formal, ni procedimiento legal. Como la noche de los cristales rotos, Capriles sintió que ameritaba apresar dentro de su municipio a todo aquel que fuera un chavista de alto puesto gubernamental, por el mero hecho de serlo. Bochornosos son los videos en donde aparece apresando de manera absolutamente ilícita, al entonces Ministro del Interior y Justicia, Rodríguez Chacín, que ante el temor de ser linchado por la furibunda turba que estaba gritándole a las puertas de casa, le pidió humanitariamente que lo llevaran preso por la puerta de atrás. La respuesta de Capriles fue un lacónico: “No, los medios deben verte esposado”. Obviamente, la de golpes recibidos por el Ministro, a manos de la cobarde muchedumbre es un hecho que demuestra un talante realmente rencoroso del exalcalde.
Capriles salta al estrellato de las direcciones Gorilas, cuando protagoniza un hecho insólito en el Derecho Internacional. En la mañana del viernes 12 de abril, una horda embravecida de opositores empezaron a presentarse en la embajada de Cuba, siguiendo el rumor de que allí se encontraba refugiado Diosdado Cabello, entonces Vicepresidente de Venezuela. Desde las 8 AM, se presentaron en la Embajada cubana ubicada en el Municipio Baruta, verdaderas pandillas que empezaron a clamar y a amenazar con quemar vivos a los cubanos que presuntamente escondían a Diosdado. Al aviso de la grave situación, Capriles sólo envió la ridícula y estéril cantidad de 2 policías de resguardo, ante una concurrida turba que vio a los uniformados, como un cero a la izquierda. Al mediodía y con la absoluta connivencia del Alcalde Capriles, la caterva de furibundos empezó a destruir vehículos conjeturalmente “cubanos” con bates, astas, pies y golpes muy propios de hordas salvajes. Las autoridades de Capriles no movieron un dedo, a pesar de que esas destrucciones se hacían a la luz del día y estaban siendo filmadas por la televisión y transmitidas en vivo y directo. La manada brutal anunció que iba a cortar el servicio de agua, gas y electricidad a la Embajada, sin importar la vida de niños que se encontraban allí. Capriles se presentó en el lugar y no movió ni un dedo.
El embajador cubano, Germán Sánchez Otero, declaró que Capriles de manera insólita y violatoria de todos los Derechos Internacionales, solicitó “revisar” por completo la embajada a fin de buscar el mismo a los hipotéticos “asilados” en la Embajada. Capriles cometió el inmenso desatino, propio de su ignorancia supina, de montarse en una escalera y subir el muro de la Embajada para intentar hacer una grotesca pesquisa.
El diplomático cubano se negó rotundamente a permitir esta inspección y el asedio a la embajada continuó, Capriles, no quiso dispersar la muchedumbre que agredía a la Embajada, y se negó a dar ayuda humanitaria a las víctimas del asedio. Más aún, se opuso a restituirle los servicios básicos. Sus acciones semejaron en menor escala, el más puro estilo de Videla y Pinochet, pero con un tinte más chocarrero.
Luego del fracaso del golpe, Capriles fue detenido por cuatro meses en el Helicoide, por una serie los delitos relacionados con el Asedio a la Embajada de Cuba en Caracas. El 15 de diciembre de 2006, Capriles fue absuelto de todos los cargos, demostrando la impunidad campante que reina en el país.
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