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3 de Abril de 2011, 21:00 , por Desconhecido - | No one following this article yet.
Blog de la Associación Nacional de Cubanos Residentes en Brasil - José Martí - Blogoosfero

Los misterios de la política de EE.UU

22 de Junho de 2013, 16:43, por Desconhecido - 0sem comentários ainda

 
 
Por Jesús Arboleya Cervera
 
LA HABANA - A lo largo de la historia ha sido bastante común que los servicios de seguridad e inteligencia norteamericanos demuestren una “incapacidad absoluta”, para investigar aquellos acontecimientos que afectan de manera directa la política de ese país. En el caso de Cuba, basta tomar como ejemplo el “misterio” que aún acompaña a la conveniente voladura del acorazado Maine en plena bahía de La Habana en febrero de 1898, lo que sirvió de excusa para la intervención de Estados Unidos en la guerra contra España y la posterior ocupación de la Isla.
 
El más sonado de todos estos “misterios” es el relacionado con el asesinato de John F. Kennedy. A pesar de realizarse a plena luz del día, en medio de una manifestación de personas, que incluso fue filmado por un cineasta aficionado que se encontraba en el lugar y detenido de inmediato el presunto asesino, el cual fue también sorpresivamente asesinado horas más tarde por un mafioso supuestamente “agobiado” por el crimen, las investigaciones realizadas en extenso por el FBI, el Congreso y un montón de interesados en el asunto, no han sido capaces de esclarecer cómo se cometió el magnicidio y mucho menos cuáles fueron los verdaderos implicados en el mismo.
 
Con los atentados del 11 de septiembre de 2001 ha pasado lo mismo. En un inicio, los servicios de seguridad demostraron una eficacia impresionante, quizá demasiado impresionante para ser creíble. Identificaron rápidamente a los realizadores, determinaron su militancia en la organización Al Qaeda bajo la dirección de Osama bin Laden e iniciaron una ofensiva mundial que, antes de culminar con el también misterioso asesinato del líder, cuyo cadáver inexplicablemente no fue exhibido como trofeo sino sumergido en el mar, implicó las guerras de Afganistán e Irak, así como una cruzada antiterrorista de alta tecnología que incluye el uso de satélites y aviones no tripulados diseñados para matar a cualquiera en cualquier parte.
 
Hoy día, mucha gente se hace preguntas tan elementales como si efectivamente aquellos fanáticos musulmanes, que apenas podían volar una avioneta de mala muerte eran capaces de manejar con tal pericia inmensos aviones de pasajeros; si Osama estaba en capacidad de organizar una operación tan sofisticada desde una cueva afgana, donde las propias autoridades estadounidenses dijeron se encontraba escondido; si efectivamente el choque de una nave aérea podía desplomar de tal manera las torres del World Trade Center; si fue un avión el que realmente chocó contra el Pentágono y quién voló la tercera nave, si realmente esto fue lo ocurrido.
 
Para acrecentar las dudas, el ex-senador federal Bob Graham, quien formaba parte de la Investigación Conjunta del Congreso sobre los atentados, ha acusado al FBI de haber obstruido la investigación, al ocultar información sobre una posible conexión en la Florida con los ataques. La noticia, reportada por primera vez en Broward Bulldog.org en el 2011, incluye un informe del FBI recientemente desclasificado, que vincula a una familia saudita que vivía en Sarasota “a individuos asociados con los ataques terroristas del 2001”.
 
Según Graham: “El hecho de que el FBI no presentó (ante la Investigación Conjunta) documentos que incluían ‘muchas conexiones’ entre sauditas que vivían en Estados Unidos e individuos asociados con los ataques terroristas… interfirió con la habilidad de la Investigación de completar su misión”. También dijo que los jefes de la misma, Thomas Kean y Lee Hamilton, así como su director ejecutivo Philip Zelikow, no estaban al tanto de la investigación del FBI en Sarasota y que incluso el subdirector del FBI, Sean Joyce, intervino para impedirle hablar con el agente especial a cargo de la investigación desarrollada en dicho lugar.
 
La demanda exige la presentación de los archivos de una investigación del FBI a Esam Ghazzawi, ex asesor de un príncipe saudita de alto rango. Ahora bien, si realmente el ex-senador quiere investigar a fondo los acontecimientos del 11 de septiembre, existen otras pistas aún más comprometedoras, las cuales no se están referidas a una familia perdida en Sarasota, sino al clan Bush, cuyos vínculos con la familia bin Laden son de conocimiento público.
 
Según afirman los investigadores Webster G. Tarpley and Antón Chaitkin (George Bush: The unauthorized biography, www.tarpley.net) la empresa petrolera Zapata Offshore, bajo la presidencia de George H. Bush y financiada por Eugene Meyer y su yerno Phillip Graham, dueños entonces del Washington Post, fue un frente de la CIA para el entrenamiento en Cay Sal Bank de los grupos terroristas organizados por la CIA, dentro del contexto de la Operación Mangosta contra Cuba en 1962. Cuando tal conexión pretendió ser investigada por ellos en 1981, resultó que los documentos de la compañía comprendidos entre los años 1960 y 1966 habían sido destruidos “por error” en los archivos de la Securities and Exchange Commission.
 
Esta compañía también contaba, desde mediados de la década de los años 60, con capital de la familia bin Laden y estos contactos se extendieron a su hijo George W. Bush, cuando creó la empresa petrolera Arbustos en Texas. Estas fuentes afirman que fue precisamente George H. Bush el que facilitó los contactos de la CIA con Osama bin Laden, para incrementar las operaciones de los talibanes contra los soviéticos en Afganistán.
 
La historia de George H. Bush constituye un “misterio” en sí misma. Debido a su involucramiento en las actividades de la CIA contra Cuba, fue incluido en las investigaciones por el asesinato de Kennedy, lo que no impidió que con posterioridad fuese nombrado jefe de la Agencia. En calidad de vicepresidente de Ronald Reagan fue investigado sin consecuencias en el escándalo Irán-Contra y ya siendo presidente de Estados Unidos, decretó el indulto del connotado terrorista de origen cubano Orlando Bosch, responsable, junto con Luis Posada Carriles, de la voladura en pleno vuelo de un avión comercial cubano en Barbados en 1976, precisamente Bush cuando fungía como zar del espionaje en el país.
  
La relación de los Bush con los bin Laden no concluyó con los atentados del 11 de septiembre de 2001. Al contrario, según un reporte basado en fuentes norteamericanas del periodista chileno Christian Buscaglia y publicado por el periódico El Mirador el pasado 2 de mayo de 2011, los intereses conjuntos del clan Bush, así como de otros importantes personajes ligados al Partido Republicano, el Pentágono y las altas finanzas estadounidenses con la familia bin Laden aún confluyen en el consorcio The Carlyle Group.
Entre las empresas que forman el poderoso holding se encuentran: The Bin Laden Group con sede en Riyadh, Arabia Saudita, así como las compañías norteamericanas United Defense Industries, Raytheon y la mencionada Arbusto Energy Oil Co, propiedad del clan Bush. Los negocios del consorcio incluyen el control de petróleo, la producción de armas y la reconstrucción de lo que las armas destruyen, por lo que se encuentra entre los grandes beneficiarios de las guerras en el Medio Oriente, antes y después de los atentados del 11 de septiembre.
 
Evidentemente, el FBI tendría más que justificadas razones para investigar estas conexiones, pero ningún personaje de la política norteamericana lo demandará por no hacerlo y los grandes medios de información con seguridad acallarán lo que debiera ser la develación del “misterio” del siglo, dejándonos a todos nosotros en el bando de los paranoicos y malintencionados inventores de constantes teorías conspiratorias, interesadas en cuestionar las virtudes democráticas y éticas del sistema.  
 



Rousseff llama a un gran pacto por Brasil

22 de Junho de 2013, 15:54, por Desconhecido - 0sem comentários ainda

 
 
BRASILIA.— La presidenta brasileña Dilma Rousseff hizo un llamado este viernes a una gran pacto por Brasil, ante las masivas manifestaciones que tienen lugar en varias ciudades desde hace días contra el alza del precio del transporte público, la corrupción, la violencia y el gasto en las obras del Mundial de Fútbol 2014 y la Copa Confederaciones, entre otras demandas
 
En un mensaje televisado a la nación, Rousseff prometió un gran pacto para la mejoría de los servicios públicos enfocado en la elaboración de un plan nacional.
 
Asimismo, reiteró el apoyo de su Gobierno a los cambios sociales y destacó que tiene la obligación de escuchar las voces en las calles y de liderar un diálogo entre todas las partes.
 
Para ello anunció que se reunirá con los movimientos sociales, representantes de organizaciones juveniles, sindicatos, asociaciones populares y ciudadanos para dialogar. Sin embargo, insistió en que no tolerará la violencia y condenó los actos de vandalismo registrados en las manifestaciones.
 
La Presidenta enfatizó que tendrá "mano dura" contra la corrupción, mientras agregó que "necesitamos oxigenar nuestro sistema político, encontrar mecanismos que vuelvan a nuestras instituciones más transparentes, más resistentes a las malas prácticas, más permeables a la influencia de la sociedad".
 
Igualmente se mostró confiada en que el Congreso brasileño apruebe el proyecto que presentó para que todos los ingresos del petróleo se dirijan a la Educación.
 
GRUPO SOCIAL CRITICA CONDUCTA DE EXTREMA DERECHA BRASILEÑA EN MARCHAS
 
El Movimiento social Pase Libre (MPL), impulsor de las protestas en Brasil, denunció la actuación de grupos de extrema derecha en las marchas y sus actos de violencia para desacreditar las protestas populares, informó PL.
 
Hay militantes de extrema derecha que quieren tergiversar el sentir de estas movilizaciones, darle un aire fascista y se arrogaron el derecho de no permitir miembros de partidos políticos en la manifestación, destacaron representantes del MPL en un comunicado difundido a través de las redes sociales.
 
Tomado de Granma
 



Opinión. El precio del progreso

22 de Junho de 2013, 15:37, por Desconhecido - 0sem comentários ainda

 
Boaventura de Sousa Santos
 
Doctor en Sociología del Derecho por la Universidad de Yale y catedrático de Sociología en la Universidad de Coímbra
 
Con la elección de la presidenta Dilma Roussef, Brasil quiso acelerar el paso para convertirse en una potencia global. Muchas de las iniciativas en ese sentido venían de atrás, pero tuvieron un nuevo impulso: Conferencia de la ONU sobre el Medio Ambiente, Rio+20 en 2012, Mundial de Fútbol en 2014, Juegos Olímpicos en 2016, lucha por un asiento permanente en el Consejo de Seguridad de la ONU, papel activo en el creciente protagonismo de las “economías emergentes”, los BRICS (Brasil, Rusia, India, China y África del Sur), nombramiento de José Graziano da Silva como director general de la Organización para la Agricultura y la Alimentación (FAO) en 2012 y de Roberto Azevedo como director general de la Organización Mundial del Comercio a partir de 2013, una política agresiva de explotación de los recursos naturales, tanto en Brasil como en África, principalmente en Mozambique, fomento de la gran agricultura industrial, sobre todo para la producción de soja, agrocombustibles y la cría de ganado.
 
Beneficiado por una buena imagen pública internacional granjeada por el presidente Lula y sus políticas de inclusión social, este Brasil desarrollista se impone ante el mundo como una potencia de nuevo tipo, benévola e inclusiva. No podía, pues, ser mayor la sorpresa internacional ante las manifestaciones que en la última semana sacaron a la calle a centenares de miles de personas en las principales ciudades del país. Si ante las recientes manifestaciones en Turquía la lectura sobre las “dos Turquías” fue inmediata, en el caso de Brasil fue más difícil reconocer la existencia de “dos Brasiles”. Pero está ahí a ojos de todos. La dificultad para reconocerla reside en la propia natureza del “otro Brasil”, un Brasil furtivo a análisis simplistas. Ese Brasil está hecho de tres narrativas y temporalidades. La primera es la narrativa de la exclusión social (uno de los países más desiguales del mundo), de las oligarquías latifundistas, del caciquismo violento, de las élites políticas restrictas y racistas, una narrativa que se remonta a la colonia y se ha reproducido sobre formas siempre mutantes hasta hoy. La segunda narrativa es la de la reivindicación de la democracia participativa, que se remonta a los últimos 25 años y tuvo sus puntos más altos en el proceso constituyente que condujo a la Constitución de 1988, en los presupuestos participativos sobre políticas urbanas en centenares de municipios, en el impeachment del presidente Collor de Mello en 1992, en la creación de consejos de ciudadanos en las principales áreas de políticas públicas, especialmente en salud y educación, a diferentes niveles de la acción estatal (municipal, regional y federal). La tercera narrativa tiene apenas diez años de edad y versa sobre las vastas políticas de inclusión social adoptadas por el presidente Lula da Silva a partir de 2003, que condujeron a una significativa reducción de la pobreza, a la creación de una clase media con elevada vocación consumista, al reconocimiento de la discriminación racial contra la población afrodescendiente e indígena y a las políticas de acción afirmativa, y a la ampliación del reconocimiento de territorios y quilombolas [descendientes de esclavos] e indígenas.
 
Lo que sucedió desde que la presidenta Dilma asumió el cargo fue la desaceleración o incluso el estancamiento de las dos últimas narrativas. Y como en política no existe el vacío, ese terreno baldío que dejaron fue aprovechado por la primera y más antigua narrativa, fortalecida bajo los nuevos ropajes del desarrollo capitalista y las nuevas (y viejas) formas de corrupción. Las formas de democracia participativa fueron cooptadas, neutralizadas en el dominio de las grandes infraestructuras y megaproyectos, y dejaron de motivar a las generaciones más jóvenes, huérfanas de vida familiar y comunitaria integradora, deslumbradas por el nuevo consumismo u obcecadas  por el deseo de éste. Las políticas de inclusión social se agotaron y dejaron de responder a las expectativas de quien se sentía merecedor de más y mejor. La calidad de vida urbana empeoró en nombre de los eventos de prestigio internacional, que absorbieron las inversiones que debían mejorar los transportes, la educación y los servicios públicos en general. El racismo mostró su persistencia en el tejido social y en las fuerzas policiales. Aumentó el asesinato de líderes indígenas y campesinos, demonizados por el poder político como “obstáculos al crecimiento” simplemente por luchar por sus tierras y formas de vida, contra el agronegocio y los megaproyectos mineros e hidroeléctricos (como la presa de Belo Monte, destinada a abastecer de energía barata a la industria extractiva).
 
La presidenta Dilma fue el termómetro de este cambio insidioso. Asumió una actitud de indisimulable hostilidad hacia los movimientos sociales y los pueblos indígenas, un cambio drástico respecto a su antecesor. Luchó contra la corrupción, pero dejó para los aliados políticos más conservadores las agendas que consideró menos importantes. Así, la Comisión de Derechos Humanos, históricamente comprometida con los derechos de las minorías, fue entregada a un pastor evangélico homófobo, que promovió una propuesta legislativa conocida como cura gay. Las manifestaciones revelan que, lejos de haber sido el país que se despertó, fue la presidenta quien se despertó. Con los ojos puestos en la experiencia internacional y también en las elecciones presidenciales de 2014, la presidenta Dilma dejó claro que las respuestas represivas solo agudizan los conflictos y aislan a los gobiernos. En ese sentido, los alcaldes de nueve capitales ya han decidido bajar el precio de los transportes. Es apenas un comienzo. Para que sea consistente, es necesario que las dos narrativas (democracia participativa e inclusión social intercultural) retomen el dinamismo que ya habían tenido. Si fuese así, Brasil mostrará al mundo que sólo merece la pena pagar el precio del progreso profundizando en la democracia, redistribuyendo la riqueza generada y reconociendo la diferencia cultural y política de aquellos que consideran que el progreso sin dignidad es retroceso.
 



CENTROAMERICA, LA MADRE DE TODOS LOS CANALES (II)

22 de Junho de 2013, 15:27, por Desconhecido - 0sem comentários ainda



GEOPOLITICA DE ESTRECHOS Y CANALES
 
Por: Jorge Gómez Barata 
 
Debido a la configuración del planeta, constituido en un 70 por ciento por mares y océanos y a la formación de los grandes polos de civilización a considerables distancias unos de otros, en las relaciones internacionales y el comercio mundial, también en la colonización y en la actividad militar, el tráfico marítimo desempeña un papel fundamental.
 
Debido a que los mares y océanos son espacios inmensos, desde épocas pretéritas se introdujo el concepto de “libertad de navegación”, cosa que no ocurrió con los estrechos y los canales que pertenecen o se encuentran próximos a estados nacionales. Así ocurre, entre otros con los de: Bósforo, Canal de la Mancha, Gibraltar y el Estrecho de Florida cuyas aguas bañan las costas de Cuba, uniendo a la vez que separa a los dos únicos estados oficialmente enemigos en el hemisferio occidental.
 
La necesidad de utilizar los estrechos, los canales y otros accesos naturales por naves de todos los países, dio lugar a conflictos, creó una rama de la geopolítica y requirió legislaciones internacionales cuya principal figura es: “Paso inocente”, referido al tránsito de naves convencionales. Según tales legislaciones los buques con cargas peligrosas están obligados a declararlas y existen casos en que se les prohíbe el paso. 
 
Un notable precedente fue que parte de los cohetes, proyectiles y bombas atómicas que en 1962 se trasladaron de la Unión Soviética a Cuba, aplicaron el “paso inocente” por los estrechos de Bósforo y Los Dardanelos sin ser detectados. Así lo cuenta Rubén Jiménez Gómez, Teniente coronel ®, fundador de las Tropas Coheteriles cubanas en su ensayo: Octubre de 1962: la mayor crisis de la era nuclear: 
 
“El 12 de julio de 1962, los primeros barcos pusieron rumbo hacia costas aún desconocidas…Se ordenó que los estrechos del Bósforo y los Dardanelos se pasaran sin prácticos, para limitar al máximo la estancia de extranjeros a bordo. Para esta ocasión se habían preparado regalos que contenían vodka, caviar y otras exquisiteces, los que se bajaban con una soga a los prácticos turcos, después de lo cual los capitanes recibían la autorización para continuar…El primer barco en pasar los estrechos fue el María Ulianova, que atravesó de noche la ciudad de Estambul…" 
 
La historia de los canales inter oceánicos es todavía más dramática: el de Panamá provocó la separación de Panamá de Colombia y la creación de un nuevo Estado, dio lugar a situaciones políticas dilatadas y sumamente estresantes, resueltas con los Tratados Torrijos-Carter de 1977. 
 
Por su parte el canal de Suez fue eje de la segunda guerra árabe-israelí en la cual Gran Bretaña, Francia e Israel invadieron Egipto, provocando la condena de la ONU, el rechazo del presidente Eisenhower y la amenaza soviética de arrasar a París y a Londres. 
 
Concluida la Guerra Fría, el más conflictivo de los estrechos es el de Ormuz que une al golfo Pérsico con el mar Arábigo y separa a Irán de los Emiratos Árabes.
 
El nuevo canal que comenzará a construirse en Nicaragua tiene la peculiaridad de nacer en condiciones menos conflictivas pero también con menos transparencia. Con todo listo para comenzar las obras, se ignora el trazado, qué empresas lo construirán y las previsiones medio ambientales adoptadas. Se trata de la vigencia geopolítica de estrechos y canales de las que México y Cuba no escaparon. Luego les cuento. Allá nos vemos.
  
Tomado de www.cubano1erplano.com



Primeras reflexiones

21 de Junho de 2013, 0:41, por Desconhecido - 0sem comentários ainda

 
 
Emir Sader
 
El movimiento, que se inició como resistencia al aumento de las tarifas del transporte, fue inédito y sorprendente. Quién crea que puede captar de inmediato todas sus dimensiones y proyecciones futuras, muy probablemente tendrá una visión reduccionista del fenómeno, forzando la realidad para defender planteamientos previamente elaborados, para confirmar sus argumentos, sin dar cuenta del carácter multifacético y sorprendente de las movilizaciones.
 
No vamos a intentar esto en este artículo, solo queremos sacar algunas conclusiones que nos parecen claras.

1. La anulación del aumento (de los pasajes) constituye una victoria del movimiento y muestra la fuerza de las movilizaciones, más aún cuando se apoyan en una reivindicación justa y posible, tan es así que se pudo concretar.

2. Esa victoria, en primer lugar, refuerza concretamente el criterio de que las movilizaciones populares merecen la pena, sensibilizan a la gente, permiten hablar a toda la sociedad y sirven como fuerte factor de presión sobre los gobiernos.

3. Además de eso, el movimiento puso en discusión una cuestión esencial en la lucha contra el neoliberalismo: la polarización entre intereses públicos y privados, y el tema de quién debe financiar los costes de un servicio publico esencial que, como tal, no debería estar sometido a los intereses de las empresas privadas, movidas por el lucro.

4. La conquista de la anulación del aumento se traduce en un beneficio para las capas más pobres de la población, que son las que usualmente utilizan el transporte público, demostrando que un movimiento debe buscar abarcar no sólo las reivindicaciones de cada sector de la sociedad en particular, sino atender las demandas más amplias, especialmente las que tiene a ver con los sectores más necesitados de la sociedad y que tiene más dificultades para movilizarse.

5. Tal vez el aspecto más esencial de las movilizaciones haya sido el de posibilitar que amplios sectores de la juventud entren en la vida política, sectores no contemplados por las políticas gubernamentales y que, hasta aquí, no habían encontrado sus formas especificas de manifestarse políticamente. Esta puede ser la consecuencia más permanente de las movilizaciones.

6. Quedó claro también que los gobiernos de diferentes partidos, unos más (los de derecha) y otros menos (los de izquierda), tienen dificultades de relacionarse con las movilizaciones populares. Toman decisiones importantes sin consultar y cuando se enfrentan con resistencias populares, tienden a reafirmar tecnocráticamente sus decisiones –“no hay recursos”, “las cuentas no cuadran”, etc.– sin darse cuenta de que se trata de una cuestión política, de una justa reivindicación de la ciudadanía, que está apoyada en un inmenso consenso social, que deben encontrar soluciones políticas, para lo cual los gobernantes fueron elegidos. Sólo tras muchas movilizaciones y de desgaste de la autoridad de los gobernantes, se toman las decisiones correctas. Una cosa es afirmar que se “dialoga” con los movimientos, otra es enfrentarse efectivamente con sus movilizaciones, más aún más cuando estos resisten las decisiones tomadas por los gobernantes.

7. Ciertamente un problema que el movimiento enfrenta son las tentativas de manipulación externas. Una de ellas, representada por los sectores más extremistas, que buscan insertar reivindicaciones maximalistas, de “levantamiento popular” contra el Estado, para justificar sus acciones violentas, caracterizadas como vandalismo. Son sectores muy pequeños, externos al movimiento, con infiltración policial o no. Consiguen el destaque inmediato que la cobertura mediática promueve, pero fueron rechazados por la casi totalidad de los movimientos.

8. La otra tentativa es de la derecha, claramente expresada en la actitud de los medios tradicionales. Inicialmente éstos se opusieron al movimiento, como acostumbran a hacer con toda manifestación popular. Después, cuando se dieron cuenta que podría representar un desgaste para el gobierno, la promovió e intentó insertar, artificialmente, sus orientaciones dirigidas contra el gobierno federal. Estas tentativas fueron igualmente rechazadas por los líderes del movimiento, a pesar de que un componente reaccionario se hizo presente, con el rencor típico del extremismo derechista, magnificado por los medios tradicionales.

9. Es de destacar la sorpresa de los gobiernos y su incapacidad para entender el potencial explosivo de las condiciones de vida urbanas y, en particular, la ausencia de políticas para la juventud por parte del gobierno federal. Las entidades estudiantiles tradicionales también fueron sorprendidas y estuvieron ausentes de los movimentos.

10. Dos actitudes se distinguen en el transcurso de las movilizaciones: la denuncia de que estaban siendo manipuladas por la derecha –cuestión claramente expresada en la acción de los medios tradicionales– y las tentaciones de oponerse al movimiento. Y la segunda es la de exaltar acríticamente al movimiento, como si éste encarnara proyectos claros y de futuro. Ambas son equivocadas. El movimiento surgió de reivindicaciones justas, promovido por sectores de la juventud, con sus actuales estados de conciencia, con todas las contradicciones que tiene un movimiento de este tipo. La actitud correcta es la de aprender del movimiento y actuar junto a él, para ayudar a que tenga una conciencia más clara de sus objetivos, de sus limitaciones, de las tentativas de ser usado por la derecha y de los problemas que suscitó y la manera de llevar a cabo la discusión de su significado y mejores formas de enfrentar sus desafíos.

El mayor significado del movimiento va a quedar más claro con el tiempo. La derecha sólo se interesará en sus estrechas preocupaciones electorales, en sus esfuerzos desesperados para llegar a al segunda vuelta en las elecciones presidenciales. Sectores extremistas buscarán interpretaciones exageradas en el sentido de que estarían dadas las condiciones para impulsar alternativas violentas, lo cual se vaciará rápidamente.

Lo más importante son las lecciones que el propio movimiento y la izquierda –partidos, movimientos populares, gobiernos– puedan sacar de la experiencia. Ninguna interpretación previa da cuenta de la complejidad y de lo inédito del movimiento. Probablemente la mayor consecuencia sea la introducción de la temática del significado político de la juventud y de sus condiciones concretas de vida y de expectativas en el Brasil del siglo XXI. (Traducción: ALAI)

Fuente:  Carta Maior