¿Quién era para el mundo el Cardenal Bergoglio antes de ser proclamado Papa? ¿Quién era ese americano, ese argentino que ni siquiera figuraba en los rankings de favoritos papables?

Preguntas retóricas que llevan a otra: ¿cómo ese casi desconocido, ese “papa del fin del mundo”, se ha transformado casi inmediatamente desde su entronización en el punto de encuentro y referencia de los líderes mundiales?

Lo cierto es que el Su Santidad saltó de un casi anonimato a ser una de las patas del poder mundial, el centro de furiosas críticas de ciertos stablishments y de la sorprendida admiración de jefes de estado.  Y lo hizo sin dejar de ser él mismo.

Tal vez esa sea la respuesta: la coherencia que a Francisco le da su fe. Coherencia que le permite vivir como dice y decir lo que cree.

Si el papa tiene esa simplicidad en el gesto y…