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2 de Julho de 2014, 11:17 , por Blogoosfero - | No one following this article yet.

EEUU: El enemigo interno

8 de Dezembro de 2015, 17:29, por David Díaz Ríos

EEUU: El enemigo interno

Escrito por  David Brooks / La Jornada
El incidente ha ocurrido en las oficinas de la organización Inland Regional Center.
Algunos califican el tiroteo masivo en San Bernardino de el peor atentado terrorista en Estados Unidos desde el 11 de septiembre de 2001.

Con ello florecen otra vez las especulaciones y análisis de políticos, expertos y agencias de seguridad pública y nacional sobre el enemigo en el interior del país.
Se habla de un nuevo tipo de terrorista –criado en este país y, por ello, difícil de detectar, pero "radicalizado" (palabra que ahora se define como algo negativo) que obra en nombre de enemigos extranjeros. El sábado, el secretario de Seguridad Interior, Jeh Johnson, comentó que con lo de San Bernardino "hemos pasado a una fase completamente nueva en la amenaza global terrorista y en nuestros esfuerzos de seguridad interna". El presidente Barack Obama abordó la nueva naturaleza de esa amenaza y las medidas que adoptará el gobierno para proteger el país.
Los incidentes en San Bernardino y París han detonado un ensordecedor ruido de incesantes comentarios en los medios, retórica rabiosa entre los políticos y contagio del temor entre la población. Todo supone que este país está o estará bajo ataque por extranjeros enloquecidos, cuyo propósito es matar a los estadunidenses.
Pero resulta que, empíricamente, la mayor amenaza a la seguridad pública y nacional de Estados Unidos no es la que proviene de fuera, sino es muy estadunidense y se expresa, por un lado, con una ultraderecha que usa casi el mismo vocabulario de guerra religiosa que la ultraderecha musulmana. Por otro, una sociedad armada hasta los dientes, que se balacea entre sí al ritmo de, en promedio, un muerto por bala cada 16 minutos.
El consenso entre los encargados de seguridad pública y nacional es que la mayor amenaza de violencia armada proviene de la proliferación de individuos y agrupaciones estadunidenses de ultraderecha. Como reporta The New Yorker, desde el 11-S de 2001 Estados Unidos ha sufrido 65 atentados vinculados con agrupaciones o ideologías de ultraderecha (antifederales, supremacistas blancos, extremistas antiaborto), y sólo 24 por extremistas musulmanes.
Expertos académicos, quienes realizaron sondeos en más de 400 agencias policiacas del país, concluyeron que para los oficiales de seguridad pública "la mayor amenaza terrorista en Estados Unidos no es la de extremistas musulmanes violentos, sino de extremistas derechistas".
En 2014 existían al menos 784 grupos de odio en el país, según el Southern Poverty Law Center, el cual se especializa en asuntos de crímenes de odio y grupos extremistas de derecha.
Casi nunca se llama "terrorismo" a actos de violencia masiva de fundamentalistas cristianos contra, por ejemplo, clínicas de aborto o de supremacistas blancos contra iglesias afroestadunidenses.
A la vez, en esta sociedad, una de las más armadas del mundo, se compra armamento hasta de más. El resultado de cada tiroteo masivo o atentado, junto con una creciente sensación de inseguridad por la circulación de armas, es la adquisición de más, "para defendernos de los malos" que las tienen. Hubo un alza notable en la venta de éstas en Estados Unidos después de lo de San Bernardino y el tiroteo masivo por un estadunidense blanco en Colorado pocos días antes. Igual ocurrió justo después de la peor balacera masiva en tiempos recientes, en la cual murieron 26 personas en una primaria en Connecticut en 2012. De hecho, el viernes, después del Día de Acción de Gracias, se reportó el número más alto de solicitudes de verificación de antecedentes a la FBI en un día (185 mil 345 personas), paso previo para adquirir armas de fuego (y eso que 40 por ciento fueron adquiridas en el país en ferias y otras transacciones que no requieren ese trámite).
“Es un escándalo moral y una desgracia nacional que civiles pueden comprar legalmente armas diseñadas específicamente para matar gente con velocidad y eficiencia brutal… éstas son guerra”, afirmó el New York Times en un editorial sobre armas y tiroteos masivos, que por primera vez publicó en su primera plana desde 1920. Condenó a los políticos que ofrecen oraciones para víctimas mientras rechazan todo intento por imponer restricciones a la venta de armas, y los acusó de "distraernos con argumentos sobre la palabra terrorismo. Seamos claros: estas matanzas masivas son, todas a su manera, actos de terrorismo".
Esta combinación perfecta para los ultraconservadores de un enemigo externo y más armas para defenderse es cultivada cada día sobre todo por los derechistas republicanos que buscan la presidencia. Llaman a que los ciudadanos se armen para defender el país de las amenazas externas, sean terroristas musulmanes, migrantes (todos) o refugiados. Donald Trump no cesa de advertir contra la amenaza de "ellos" contra "nosotros", repitiendo que estos son "tiempos muy peligrosos" y que "tenemos que atacar" a los que "nos amenazan". Ted Cruz promete "bombardear hasta el olvido" al Estado Islámico y pocas horas después de la balacera en San Bernardino convocó a seguidores a un evento para tirar al blanco con rifles, el cual afirmó que era para "parar a los malos usando nuestras armas". El rector de la políticamente influyente, cristiana y fundamentalista Universidad Liberty, Jerry Falwell Jr, declaró ante sus estudiantes que "si más gente buena tuviera permisos para portar armas ocultas, podríamos poner fin a esos musulmanes antes de que entren y matarlos", reportó el Washington Post.
Toda esa retórica demagógica, que llega a tener tintes fascistas, anima a sectores desesperados a cometer actos de violencia con armas como actos de autodefensa. Estos mensajes de intolerancia justifican lo que es, en los hechos, nada menos que un tipo de locura social de armarse para matarse entre sí –aunque es un espejo de las políticas bélicas de este país durante los últimos años. Hay que disparar para defender el "nosotros" contra la amenaza de "ellos".
 
El enemigo sí está aquí adentro, pero no son "ellos", sino "nosotros".


FUENTES:

http://www.jornada.unam.mx/2015/12/07/opinion/033o1mun

http://fanalcubano.blogspot.com/2015/12/eeuu-el-enemigo-interno.html

http://www.cubasi.cu/index.php?option=com_k2&view=item&id=45865:el-enemigo-interno&Itemid=17

Publicado por:  David Díaz Ríos
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"El presidente Barak Obama visitará Cuba"

7 de Dezembro de 2015, 15:33, por David Díaz Ríos

"El presidente Barak Obama visitará Cuba"
 
Portada del libro publicado por el Fondo de Cultura Económica.
 
Entrevista a Peter Kornbluth, coautor del libro Diplomacia encubierta con Cuba. 
 

Falsa, su frase de que no dialogarían con comunistas, aclara.
 
El especialista en información desclasificada señala que las estrategias de los mandatarios estadunidenses fracasaban porque daban tiempo a los enemigos de la isla a derrotar esas políticas; afirma en la obra que Fidel Castro extendió una rama de olivo a 10 jefes de la Casa Blanca
 
 
Por Blanche Petrich / Durante la primavera del año próximo, a más tardar, el presidente Barak Obama visitará Cuba. Eso creo, y muchos en Estados Unidos pensamos que así será. El mandatario no va a querer perder la oportunidad de convertirse en el primer jefe de Estado de Washington en pisar la isla desde la revolución, asegura Peter Kornbluth, coautor del libro Diplomacia encubierta con Cuba.

Relaciones-Cuba-EEUU5
 
En este recuento de las negociaciones secretas entre Washington y La Habana, de autoría de Kornbluth –director del área de análisis de la organización Archivos de Seguridad Nacional, especializada en investigaciones basadas en documentación desclasificada– y William LeoGrande –catedrático de la Escuela de Relaciones Internacionales en la capital estadunidense y ex asesor del Partido Demócrata– se revela que el líder de la revolución cubana extendió una rama de olivo a cada uno de los presidentes con los que le tocó lidiar: 10 mandatarios, desde los tiempos de John F. Kennedy.

Raúl Castro y Barack Obama sostuvieron un encuentro histórico en la Cumbre de las Américas, en Panamá.
 
Todos los presidentes de Estados Unidos, excepto el segundo George Bush, negociaron algo con Cuba. Eso que presumieron siempre, de que nunca dialogarían con comunistas, es falso; negociaron todo el tiempo, comenta Kornbluth, que también es editor de la revista The Nation.
 
En entrevista con La Jornada, destaca otra de las sorpresas que encontró él, que llevaba 20 años investigando episodios del conflicto entre Cuba y Estados Unidos litigando la desclasificación de archivos secretos de la Agencia Central de Inteligencia (CIA, por sus siglas en inglés) y el Departamento de Estado: Jimmy Carter nos llegó a comentar que si él hubiera tenido la oportunidad de un segundo periodo en la Casa Blanca, hubiera procedido a la normalización de las relaciones con La Habana. Precisamente como lo ha hecho ahora Obama, también en su segundo lapso presidencial.
 
Explica que la idea que llevó a LeoGrande y a él a escribir este libro, que cuenta con un prólogo de Jorge Domínguez, otro de los más destacados cubanólogos en la academia estadunidense, fue poner en claro que hay toda una narrativa diferente y desconocida hasta ahora en la relación entre los dos países que hasta hace poco eran enemigos. Y dejarlo sentado como un precedente que ayudara al actual mandatario en su proceso de acercamiento.
 
Diez lecciones y una perspectiva
 
El libro trata de extraer las lecciones de este pasado. Señala: “En octubre de 2014 le entregamos al presidente un texto que llamamos ‘las 10 lecciones del pasado; perspectivas para el futuro’. Asistimos a sesiones informativas en el Departamento de Estado, logramos hacerlo llegar al Consejo de Seguridad”. Un mes después de este cabildeo de los autores, se dio a conocer el comienzo del deshielo.
 
–¿Cuál ha sido la reacción del gobierno al libro?
 
–Públicamente ninguna. Pero sabemos que en un momento, después del lanzamiento, en el Departamento de Estado hubo un instante de pánico. Pensaron que de alguna manera ya estábamos sobre la pista de su negociación secreta. Cuando vieron el libro se dieron cuenta de que la narración termina justo antes de su operación.
 
–Si todos los presidentes de Estados Unidos tuvieron negociaciones secretas con Cuba, ¿cuál es la novedad en el acercamiento de Obama?
 
–Todo. Excepto Carter, Obama es el único que se propone una normalización de las relaciones. Es la primera vez que Estados Unidos da pasos unilaterales. Carter siempre actuó bajo iniciativas bilaterales, como la creación de las oficinas de intereses en Washington y La Habana. Otros presidentes tomaron medidas quid pro quo (una cosa por otra). Algunos, como Clinton, dieron pasos que él llamó respuestas calibradas o graduales. El problema es que cada una de estas estrategias dieron tiempo a los enemigos de los cambios hacia Cuba a organizar sus reacciones y derrotar esas políticas. Esta es una constante en esta historia.
 
“Obama entendió dos cosas: que el quid pro quo y las medidas graduales no funcionaban y que, por el propio interés de Estados Unidos, los cambios debían ser unilaterales. Una política de acercamiento fue más eficaz que una de aislamiento.
 
 
La segunda lección era más simple: dirigirse a los cubanos con respeto a su calidad de nación soberana. Y lo hicieron: les hablaron en un tono moderado, los escucharon, Obama llamó a Castro, lo validó como presidente. Eso funcionó más que toda la historia de imposición imperialista y condescendencia del pasado.
 
La vía secreta, desde Kennedy a la fecha
 
Kennedy, recuerda Kornbluth, pasará a la historia como el presidente de la crisis de los misiles, de la invasión a Bahía de Cochinos, el que implementó planes de desestabilización, como Operación Mangosta. Pero no como el mandatario que empezó a negociar en secreto con Cuba. Y este diálogo estaba en curso cuando fue asesinado.
 
–¿Qué fue lo que más le sorprendió en los hallazgos de su investigación?
 
–Dos cosas. Una, que Fidel Castro le ofreció una rama de olivo prácticamente a cada uno de los 10 presidentes de Estados Unidos con los que trató. Casi nunca trascendió públicamente. Pero vistos en su conjunto, ofrecen una imagen de Castro como un gran diplomático. Después de Bahía de Cochinos, Fidel mandó al Che Guevara a una reunión secreta en Montevideo con un personero de la Casa Blanca; después de su asesinato el presidente cubano usó a una reportera de ABC, Lisa Howard, para ofrecer a Lyndon B. Johnson continuar las negociaciones. A Nixon, como mandatario electo, le mandó un mensaje de distensión a través de un intermediario suizo, aunque ambos ya se conocían y se caían muy mal.
 
“Lo mismo pasó con Carter, cuando Fidel dijo a Diane Sawyer, de ABC, que Carter era un hombre honorable con quien se podría tener una buena relación. Con Reagan constan también múltiples intentos. Hay todo un registro de que Fidel Castro, una y otra vez, intentó decirle a Estados Unidos ¿por qué no podemos coexistir? Y uno tras otro lo ignoraron y desestimaron sus iniciativas.
 
“Vale la pena tomar en cuenta esto cuando recordamos la reacción de Fidel Castro a la noticia del restablecimiento de relaciones bilaterales. Él no se pronunció sino seis semanas después del 17 de diciembre. Incluso en Miami se rumoró que no comentaba el hecho porque ya había muerto. Y al final se conoció una carta muy larga que escribió a la Federación de Estudiantes de Cuba reconociendo su apoyo al principio internacional de la convivencia pacífica entre las naciones y a la prerrogativa del presidente de Cuba (su hermano Raúl) de tomar las decisiones en ese sentido. No fue un apoyo explícito, sino soterrado. Pero por eso importa tener a la vista el registro completo sobre sus propias gestiones en ese sentido.
 
Canje de presos: una carta bajo la manga
 
En la conversación con Kornbluth, relata cómo él, en algún momento, fue uno de los intermediarios de los contactos secretos de la negociación para la liberación del contratista estadunidense Alan Gross.
 
“En dos ocasiones visité a Alan Gross en prisión y llevé mensajes de un lado al otro, buscando su liberación. La última fue en 2013. Salí con la sensación de que el tiempo se acababa, que en ese punto del proceso toda posibilidad de un cambio de política pasaba necesariamente por la liberación de Gross. No había de otra.
 
La Habana proponía canjearlo por los cinco agentes que estaban presos en Estados Unidos. Washington no aceptaba ese canje por considerar que Gross no era un espía. Fue entonces cuando Obama metió en el paquete al espía de la CIA Rolando Saraff Trujillo. El canje de los cinco fue por él, y Gross salió como un gesto humanitario.
 
(Alan Gross fue arrestado en La Habana en diciembre 2009, por intentar establecer sistemas de comunicación por Internet cifradas entre Estados Unidos y sectores específicos de la disidencia cubana en la isla. Washington nunca reconoció que el contratista hubiera hecho algo ilegal).
 
 
 
FUENTES:
 
 
 
 
ARTÍCULO RELACIONADO:
 
"Bush hijo, el único que evitó acercamientos con Cuba": Korhbluth
 
 
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Nuevo proyecto subversivo contra Cuba

7 de Dezembro de 2015, 12:26, por David Díaz Ríos

Nuevo proyecto subversivo contra Cuba

 

_ peopple in need

 

Por Arthur González/El Heraldo Cubano / Algo reiterado pero que permite evaluar que Estados Unidos no cambia sus intenciones subversivas contra Cuba, es el anuncio de la Organización checa People in Need, (fabricada para accionar en función de los intereses yanquis), sobre la ejecución de nuevos proyectos sociales en Cuba.

Promocionada por el sitio anticubano Martinoticias.com, la supuesta Organización No Gubernamental checa, convocó a personas o grupos con proyectos sociales en Cuba para que les remitan sus propuestas, con el propósito de facilitarle el financiamiento para su ejecución.

En su anuncio People in Need ofrece hasta mil ochocientos dólares para los proyectos, por supuesto contrarrevolucionarios, siempre que estos no excedan los seis meses de duración.

Para ser más explícito sus propósitos, exigen que los proyectos estén enmarcados en temáticas cívico-sociales, ecología y protección al medio ambiente o periodismo. Los que sean aceptados deberán iniciar sus actividades el 1 de febrero de 2016, para culminarlos antes del 31 de julio del mismo año.

Esos proyectos tienen que estar enfocados en pensamientos críticos con la participación ciudadana en la Isla, lo cual deja a las claras lo que realmente persiguen.

People in Need es una de las decenas de organizaciones utilizadas por la Agencia para el Desarrollo Internacional de Estados Unidos, USAID, para trabajar en apoyo a la contrarrevolución interna creada y financiada por la CIA, según documentos desclasificados.

Durante la Asamblea General de la USAID, efectuada en Washington en el mes de mayo del 2008, esta organización checa fue seleccionada para recibir parte de los fondos asignados en el llamadoPlan Bush o Plan de Transición, en el cual se distribuyeron los 45,7 millones de dólares que asignó el presidente George W. Bush, para intentar derrocar a la Revolución cubana.

Creada en 1992 por un joven checo participante en las actividades organizadas por Estados Unidos para derrocar el socialismo en Europa, People in Need ha enviado a Cuba decenas de personas para abastecer y entrenar a elementos contrarrevolucionarios al servicio de los yanquis.

Esta “ONG” en el año 2011 recibió solo de la National Endowment for Democracy, NED, (Fundación Nacional para el Desarrollo), 99 mil dólares, para ejecutar acciones subversivas y una buena parte de ellas fueron contra Cuba.

La NED fue crea por ley del Congreso el 18 de noviembre de 1983, con un presupuesto inicial de31,3 millones de dólares y surgió como resultado de la Directiva de Seguridad Nacional No. 77, aprobada el 14.01.1983 por el presidente Ronald Reagan, relativa al manejo de la diplomacia pública.

La mencionada Directiva permitió crear estructuras encargadas de poner en práctica la nueva concepción subversiva para enfrentar, no solo el comunismo, sino también el pujante movimiento progresista a nivel global.

Realmente esa supuesta ONG, es un proyecto que permite darle continuidad a las acciones secretas de la CIA, como las denominadas Operaciones de Acción Política, convirtiéndose en un elemento sustantivo en la estrategia de dominación y recolonización trazada por Estados Unidos en el mundo.

Para tener una idea exacta de cómo trabaja Estados Unidos con esa ONG, basta señalar las palabras de Allen Weinstein, historiador y primer presidente de la NED, cuando expresó en 1991:

“Mucho de lo que hoy hacemos, lo hacía ya hace 25 años la CIA de manera encubierta”.

Con tantos problemas que reporta América Latina, por la violación de los derechos humanos de los desposeídos, asesinatos de periodistas, estudiantes desaparecidos, obreros y estudiantes reprimidos violentamente por exigir mejoras de vida, violencia contra las mujeres y niñas, el tráfico de droga, prostitución de menores y el tráfico de seres humanos por mafias organizadas, “casualmente” el único país en que esa ONG trabaja en esa zona es Cuba, aunque también tiene algunos proyectos en Venezuela y Nicaragua.

Eso dice a todas luces el fin subversivo que persigue para desmontar el socialismo en la Isla, por lo que de humanitario no tiene ni el deseo.

Para intentar retrotraer el proceso revolucionario cubano no se escatima dinero, son miles de millones los que Estados Unidos gasta año tras año sin lograr resultados, porque la Revolución es un producto resultante de la ineficiencia del sistema capitalista, impuesto por ellos a partir de su guerra imperialista en 1898, que nunca logró erradicar el analfabetismo, el desempleo, la explotación de los hombres y mujeres, la discriminación racial y darle al pueblo un sistema de salud gratuito.

Y como expresara José Martí:

“…una vez gozada la libertad, no se puede ya vivir sin ella”.

FUENTES:

https://heraldocubano.wordpress.com/2015/12/06/nuevo-proyecto-subversivo-contra-cuba/

http://martianos.ning.com/profiles/blogs/nuevo-proyecto-subversivo-contra-cuba-por-arthur-gonz-lez

http://guajiritasoy.blogspot.com/2015/12/otro-proyecto-subversivo-de-eeuu-contra.html

http://www.cubainformacion.tv/index.php/contrarrevolucion/66098-nuevo-proyecto-subversivo-contra-cuba

 
 
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Dos modelos éticos: una década después de la advertencia de Fidel

5 de Dezembro de 2015, 15:57, por David Díaz Ríos

Dos modelos éticos: una década después de la advertencia de Fidel


(Tomado de la Revista Universidad de La Habana) / Enrique Ubieta Gómez / Director de la publicación La Calle del Medio, La Habana, Cuba.

Discurso de Fidel en el Aula Magna de la Universidad de La Habana el 17 de noviembre de 2005
 
Fidel durante su intervención en el Aula Magna de la Universidad de La Habana el 17 de noviembre de 2005


I
En 1989, hace ya un cuarto de siglo, se desmoronaban el muro de Berlín y el proyecto socialista alemán. Era el principio de la caída en serie de los Estados este-europeos, proceso que culminaría en 1991 con la implosión y la desintegración del multinacional Estado soviético. El golpe era colosal: para la idea del socialismo y para los pueblos que peleaban por un mundo otro. Los socialismos no europeos -China, Viet Nam, Cuba- tuvieron que refundarse en un mundo repentinamente unipolar, sin la solidaridad simbólica, económica o militar de un bloque global, sin la certeza de los caminos ya transitados, que en muchos aspectos se verificaban erróneos. Cuba se dispuso a sobrevivir en un período indefinido de privaciones materiales extremas, que llamó “especial”. Y lo logró.
El discurso de Fidel en el Aula Magna en 2005, hace ya diez años, expone una idea que inevitablemente subyace en el entendimiento racional de cualquier proceso histórico-revolucionario en un país aislado y a contracorriente del contexto internacional: la latente reversibilidad de sus transformaciones. Pero las revoluciones, acosadas y agredidas desde todos los flancos (mediático, económico, militar), no pueden darse el lujo de reconocer en su discurso público esa posibilidad. A partir de 1991, sin embargo, fue necesario hacerlo. En sus palabras de 2005 Fidel empieza por declarar, en tono filosófico, la posible extinción de la vida humana en un mundo contaminado y sobrexplotado, y esboza la pregunta, al parecer ajena al tema de su discurso político, de si la especie humana podría emigrar a otro planeta, para enseguida acotar: “¿Nunca se lo han preguntado? Pues en algún momento se lo van a preguntar, porque uno se pregunta muchas cosas a lo largo de la vida, pero se las pregunta sobre todo cuando hay una razón para preguntárselas” . Los que asignan la mayor trascendencia de este discurso al reconocimiento de la reversibilidad del socialismo cubano, o son ingenuos o quieren mantener la atención del lector en la puerta, por la que se entra o se sale, sin dejarlo pasar.
Fidel sabe que la victoria o la derrota de una Revolución ocurren en el terreno cultural, entendido el término en un sentido amplio. Las revoluciones solo pueden extinguirse culturalmente. La consigna que enarbola en los años posteriores al “desmerengamiento” del “socialismo real”, es elocuente: “la cultura es lo primero que hay que salvar”. No se refiere solo, como algunos interpretan, a las bellas artes y a la literatura, ni reduce el empeño a las tradiciones históricas, aunque aquellas y estas sean pilares: la cultura que debe salvarse es la que intercomunica la identidad nacional y la solidaridad socialista; la interna, que se manifiesta en los programas de la llamada “batalla de ideas” -para salvar los hoyos negros de la insolidaridad o de las desigualdades que la dura década del noventa nos legara- y la externa, en los nuevos programas médicos (pedagógicos, deportivos) internacionalistas que se inician en Centroamérica, Haití y Venezuela, la creación de la Brigada Henry Reeve (originalmente, para ofrecer ayuda a los damnificados del ciclón Katrina en Nueva Orleáns), dispuesta a colaborar en cualquier rincón del mundo y en la Escuela Latinoamericana de Medicina (ELAM), bello proyecto solidario que acogería a miles de estudiantes pobres de América Latina y del Caribe, y posteriormente de África, Asia, Oceanía e incluso de los Estados Unidos. La solidaridad internacionalista tenía en ese contexto un sentido prioritariamente interno: la revitalización del socialismo. En esas coordenadas es que debe leerse y entenderse su muy comentado discurso.
De ideas es la batalla, incluso la que se propone metas materiales. “Son las ideas las que nos unen -dice Fidel en su importante discurso-, son las ideas las que nos hacen pueblo combatiente, son las ideas las que nos hacen, ya no solo individualmente, sino colectivamente, revolucionarios”. Fidel augura, a pesar de todo, el triunfo pleno. Como Agramonte o Céspedes -lo menciona en el discurso-, o como él mismo en Cinco Palmas, que creyeron posible la victoria con apenas doce hombres, dice que la nuestra es “la sociedad en la historia humana que está más cerca de poder calificarse como sociedad justa”, y vaticina que en “un mañana muy próximo, cada ciudadano vivirá fundamentalmente de su trabajo y de sus jubilaciones y pensiones”. Sigue la tradición martiana de enunciar como real, la posibilidad mejor contenida en lo inmediato visible, pero solo realizable con el esfuerzo colectivo. Y no elude la amarga verdad que deberá con urgencia enfrentarse:
¿Dónde está la justicia que no la veo? [pueden decir algunos, acota] No la veo porque aquel gana veinte veces, treinta veces más que yo como médico, o más que yo como ingeniero, o más que yo como catedrático de la universidad, ¿dónde está? Y, ¿por qué? ¿Qué produce aquel? ¿A cuántos educa? ¿A cuántos cura? ¿A cuántos hace felices con sus conocimientos, con sus libros, con su arte? ¿A cuántos hace felices construyéndoles una vivienda? ¿A cuántos hace felices cultivando algo para que puedan alimentarse? ¿A cuántos hace felices trabajando en fábricas, en industrias, en sistemas eléctricos, en sistemas de agua potable, en las calles, o en los tendidos eléctricos, o atendiendo las comunicaciones, o imprimiendo libros? ¿A cuántos?
La inversión de la pirámide social (salarial), los “parásitos” que viven a costa del sudor de los demás, los corruptos, los ladrones y los mentirosos, son enemigos del socialismo. Simultáneamente, Fidel describe las desigualdades e injusticias del capitalismo.
 
El discurso que conmemoramos es una pieza magistral de oratoria. Fidel conduce el análisis escalonadamente, con una eficiente progresión dramática. Aprovecha el recuerdo de un hecho intrascendente y risible -“al principio de la Revolución […] éramos tan ignorantes que hablábamos del toreo, porque lo habíamos visto allá por México y porque podía atraer el turismo. Vean cuánto sabíamos nosotros, y éramos ya, o creíamos que éramos, muy revolucionarios”- y agrega de inmediato:
Ustedes se están riendo, me alegro, porque me anima a contarles algunas cosas más.
Una conclusión que he sacado al cabo de muchos años: entre los muchos errores que hemos cometido todos, el más importante error era creer que alguien sabía de socialismo, o que alguien sabía de cómo se construye el socialismo. Parecía ciencia sabida, tan sabida como el sistema eléctrico concebido por algunos que se consideraban expertos en sistemas eléctricos.
Es el primer aviso de algo que está por decir. Unos párrafos más adelante, sin embargo, matiza su afirmación:
Hoy tenemos ideas, a mi juicio, bastante claras, de cómo se debe construir el socialismo, pero necesitamos muchas ideas bien claras y muchas preguntas dirigidas a ustedes, que son los responsables, acerca de cómo se puede preservar o se preservará en el futuro el socialismo.
¿Qué sociedad sería esta, o qué digna de alegría cuando nos reunimos en un lugar como este, un día como este, si no supiéramos un mínimo de lo que debe saberse, para que en esta isla heroica, este pueblo heroico, este pueblo que ha escrito páginas no escritas por ningún otro en la historia de la humanidad preserve la Revolución?
Entonces, retoma uno de los ejes centrales de su pensamiento, compartido por los grandes revolucionarios de la historia cubana, desde Varela y Luz, pasando por Martí, hasta el Che y Fidel: la ética del revolucionario y de la Revolución. Se detiene en la crítica al socialismo soviético, desde la perspectiva ética. Sostiene que Stalin no debió pactar con Hitler, aunque ese tratado le permitía a la acorralada Unión Soviética posponer la invasión a su territorio, promovida por las restantes potencias, y el ejemplo le sirve para negar la concepción de que “el fin justifica los medios”. Por las mismas razones desaprueba la decisión del primer Partido Comunista cubano de pactar con Batista en su primer período presidencial siguiendo las indicaciones soviéticas de crear frentes amplios para enfrentar al nazi fascismo, aunque dice comprender las circunstancias de la época. “Los valores éticos son esenciales, sin valores éticos no hay valores revolucionarios” , sentencia Fidel. Y entonces lanza el segundo aviso, esta vez con una batería de preguntas:
Pienso que la experiencia del primer Estado socialista, Estado que debió arreglarse y nunca destruirse, ha sido muy amarga. No crean que no hemos pensado muchas veces en ese fenómeno increíble mediante el cual una de las más poderosas potencias del mundo, que había logrado equiparar su fuerza con la otra superpotencia, un país que pagó con la vida de más de 20 millones de ciudadanos la lucha contra el fascismo, un país que aplastó al fascismo, se derrumbara como se derrumbó.
¿Es que las revoluciones están llamadas a derrumbarse, o es que los hombres pueden hacer que las revoluciones se derrumben? ¿Pueden o no impedir los hombres, puede o no impedir la sociedad que las revoluciones se derrumben? Podía añadirles una pregunta de inmediato. ¿Creen ustedes que este proceso revolucionario, socialista, puede o no derrumbarse? (Exclamaciones de: “¡No!”) ¿Lo han pensado alguna vez? ¿Lo pensaron en profundidad?
¿Conocían todas estas desigualdades de las que estoy hablando? ¿Conocían ciertos hábitos generalizados? ¿Conocían que algunos ganaban en el mes cuarenta o cincuenta veces lo que gana uno de esos médicos que está allá en las montañas de Guatemala, miembro del contingente Henry Reeve? Puede estar en otros lugares distantes de África, o estar a miles de metros de altura, en las cordilleras del Himalaya salvando vidas y gana el 5 %, el 10 %, de lo que gana un ladronzuelo de estos que vende gasolina a los nuevos ricos, que desvía recursos de los puertos en camiones y por toneladas, que roba en las tiendas en divisa, que roba en un hotel cinco estrellas, a lo mejor cambiando la botellita de ron por una que se buscó, la pone en lugar de la otra y recauda todas las divisas con las que vendió los tragos que pueden salir de una botella de un ron, más o menos bueno.
Es revelador el hecho de que una de esas preguntas, la más importante quizás, es la única respondida de forma espontánea por el auditorio, que la rechaza de inmediato. “¿Creen ustedes que este proceso revolucionario, socialista, puede o no derrumbarse?”, pregunta Fidel y enseguida se escuchan exclamaciones de “¡No!”. En su análisis el líder de la Revolución percibe los problemas, en primer lugar, como retos de carácter ético, cultural, aunque no ignora el peso del factor económico, y calcula una y otra vez los costos del despilfarro: “¿Es solo una cuestión ética?”, dice “Sí, es primero que todo una cuestión ética; pero, además, es una cuestión económica vital”.
Contrapone dos conductas: la del médico que está en las montañas de Guatemala o en la cordillera del Himalaya, salvando vidas, y la del pícaro ladronzuelo que se enriquece vendiendo “gasolina a los nuevos ricos”. Pero no responde aún, aunque insiste en que “el superpoderoso imperio” tiene “planes de transición y planes militares de acción, en determinado momento histórico” y reta a los estudiantes presentes, que son los herederos de la Revolución -no olvidemos que habla con un auditorio estudiantil-, cuando dice que “ellos [los imperialistas] están esperando un fenómeno natural y absolutamente lógico, que es el fallecimiento de alguien. En este caso me han hecho el considerable honor de pensar en mí. Será una confesión de lo que no han podido hacer durante mucho tiempo. Si yo fuera un vanidoso, podía estar orgulloso de que aquellos tipejos digan que tienen que esperar a que yo muera, y ese es el momento”. Entonces regresa a la pregunta:
Les hice una pregunta, compañeros estudiantes, que no he olvidado, ni mucho menos, y pretendo que ustedes no la olviden nunca, pero es la pregunta que dejo ahí ante las experiencias históricas que se han conocido, y les pido a todos, sin excepción, que reflexionen: ¿Puede ser o no irreversible un proceso revolucionario?, ¿cuáles serían las ideas o el grado de conciencia que harían imposible la reversión de un proceso revolucionario? Cuando los que fueron de los primeros, los veteranos, vayan desapareciendo y dando lugar a nuevas generaciones de líderes, ¿qué hacer y cómo hacerlo? Si nosotros, al fin y al cabo, hemos sido testigos de muchos errores, y ni cuenta nos dimos.
Todavía no responde. Ofrece más elementos. Una observación dolorosa queda para el estudio de historiadores y politólogos: el “tremendo” poder de los dirigentes que gozan de la confianza del pueblo puede ser destructivo, si estos se equivocan; “ha pasado más de una vez en los procesos revolucionarios”. Y enseguida se refiere a la introducción de métodos capitalistas: “uno de los grandes errores históricos”. Poco después responderá sin ambigüedades su propia pregunta: “Este país puede autodestruirse por sí mismo; esta Revolución puede destruirse, los que no pueden destruirla hoy son ellos; nosotros sí, nosotros podemos destruirla, y sería culpa nuestra”. Ante esa posible implosión autoinflingida, reclama la acción de todos los cubanos:
Nosotros estamos invitando a todo el pueblo a que coopere con una gran batalla, que no es solo la batalla del combustible, de la electricidad, es la batalla contra todos los robos, de cualquier tipo, en cualquier lugar. Repito: contra todos los robos, de cualquier tipo, en cualquier lugar [.…] Debemos estar decididos: o derrotamos todas esas desviaciones y hacemos más fuerte la Revolución destruyendo las ilusiones que puedan quedar al imperio, o podríamos decir: o vencemos radicalmente esos problemas o moriremos. Habría que reiterar en este campo la consigna de: ¡Patria o Muerte!
II
En enero de 2006, el teórico alemán residente en México, Heinz Dieterich, publica un artículo pretendidamente solidario con el socialismo cubano, que titula sin ambages, “Tres premisas para salvar la Revolución, a la muerte de Fidel”. Corto, sintético, el texto no sobrepasa las nueve cuartillas. Su objetivo es claro: discrepar de las palabras de Fidel en el Aula Magna -aunque utiliza y mezcla las palabras de otro dirigente de la Revolución, como si la discusión fuese con este- y aconsejar el camino correcto. Dieterich cree que la comunidad internacional entró en estado de shock “cuando el Comandante que durante casi cincuenta años ha aseverado que la revolución es invencible, que “el socialismo es inmortal y el Partido eterno”, de golpe afirma públicamente lo contrario”. Dieterich no discrepa de la interpretación de un tercero, sino del propio Fidel. Lo dice claramente: “La idea central expresada por Fidel en noviembre [.…] es que la lealtad del pueblo a los dirigentes y su proyecto histórico deba derivarse primordialmente de la ética (valores, ideas y convicciones) y no del consumismo”. De inmediato, propone una enmienda que desenfoca el discurso: “La contradicción correcta sería: ética y consumo, no ética y consumismo”, dice. ¿Por qué sustituye el concepto de consumismo por el de consumo?, ¿por qué existiría una contradicción entre ética y consumo? El consumo garantiza la reproducción material y espiritual de la vida humana. El consumismo en cambio alude a la cultura del tener, que es la del capitalismo; la persona vale por lo que tiene, aún cuando “sea”, es decir, a pesar de sus otros muchos valores. La rectificación escamotea el hecho cultural de que el capitalismo no se sustenta en el consumo, sino en el consumismo. Es correcto afirmar, como hace Dieterich, y refrenda este ensayo, que:
Siendo el patrón de consumo y de cultura popular hoy día predominantemente un patrón universal, no una variable nacional, el choque en Cuba se produce entre el patrón universalizado de consumo de clase media primermundista -que le llega anualmente a la población por vía de dos millones de turistas y, cotidianamente por las películas estadounidenses que transmite la televisión- y el standard de vida que permiten el nivel de las fuerzas productivas y el sistema redistributivo del país.
Pero es preciso añadir que ese patrón es consumista, enajenado y enajenador, y, por tanto, inviable para la Humanidad, desde todas las perspectivas: ecológica, social y económica. El socialismo, o es una propuesta cultural alternativa a la del capitalismo, como entiende Fidel, o es nada. Por eso resulta extraño que solicite a un país pobre y bloqueado, la aceptación -siquiera como referente-, de un modelo inalcanzable, que desvirtúa el proyecto alternativo:
En este sentido, vacunar a los jóvenes ideológicamente contra los elementos esenciales del patrón de vida que ellos consideran justo y necesario, solo alcanzará a una minoría. Más prometedor sería identificar esos elementos, entrar en un intenso debate público, sobre todo con la juventud que es el punto más neurálgico, pero no el único que debería prender los focos de alarma, un debate al estilo de los parlamentos obreros de los noventa, y consensuar el modelo de consumo viable en este momento.
Apelar a la disciplina revolucionaria y los valores éticos en las actuales circunstancias de Cuba, tener que ser como Fidel o el Che, no cambiará el panorama general de la situación, porque las condiciones objetivas no sostienen ese discurso. Para las mayorías será más eficiente discutir democráticamente las alternativas de consumo, por ejemplo, si prefieren más hospitales o transporte, o vivienda, consumo privado, etcétera, y las vías de contemporizar ese patrón con las posibilidades del país. Mayor educación, conocimiento e información no son un antídoto al consumo.
No cuestiono la necesidad de construir consensos, ni de “desformalizar” los mecanismos democráticos del socialismo cubano. Es obvio que hay que “consensuar un modelo de consumo viable”, pero Dieterich, que sigue mirando hacia su “patrón de consumo”, ignora la necesidad de revaluarlo. Como si pudiéramos y deseáramos transitar paulatinamente, tras cada avance (entendido como crecimiento o desarrollo) económico, hacia aquel modelo. No es posible, dice, “vacunar a los jóvenes ideológicamente contra los elementos esenciales de [ese] patrón de vida”; por tanto, no debemos “apelar a la disciplina revolucionaria y [a] los valores éticos en las actuales circunstancias de Cuba, tener que ser como Fidel o el Che”. Y sentencia: “mayor educación, conocimiento e información no son un antídoto al consumo (consumismo)”. Lo que Dieterich en definitiva ofrece no son “tres premisas para salvar la Revolución”, sino tres premisas para explicar su supuesta derrota. Si la guerra cultural es imposible, ¿por qué luchamos?
III
Un excelente pelotero cubano abandona su equipo ganador en plena temporada beisbolera y se escabulle hacia un país desconocido. Su razón: vender como agente libre su fuerza de trabajo deportiva a las Grandes Ligas. Por las recientes cifras pagadas a otros coterráneos y excompañeros del equipo nacional ?que “escaparon” antes, como él?, podría aspirar con justificada razón a embolsarse una cifra superior a los 40 millones de dólares. El pelotero no puede acceder a un contrato similar desde su país, porque el gobierno estadounidense prohíbe que sea contratado si antes no escenifica el show mediático de una “fuga”, y politiza su decisión. Prohíbe incluso que las federaciones latinoamericanas, subordinadas a las Grandes Ligas, lo contraten, si antes no deserta.
Ante la disyuntiva, elige la “fuga”, es decir, asume que la pelea no es suya, sino entre los gobiernos de Cuba y de Estados Unidos. Lo hace, sabiendo o desconociendo -qué importa, para los adultos no vale la inocencia- que las Grandes Ligas pagan su calidad y al mismo tiempo, el progresivo desmantelamiento del deporte alternativo en Cuba, y que el gobierno enemigo lo recibe y exhibe como refugiado político. No está de moda la palabra, pero (se) traiciona. Algunos conocidos dicen, encogiéndose de hombros: es inevitable, nada podemos hacer frente a la fiesta de los millones. El dinero manda.
Y es obvio que Cuba jamás podría ni querría pagar esa suma -si la pagara, ella misma habría desmantelado el deporte alternativo-. ¿Y qué importancia tiene para unos u otros su existencia? Pues que es una de las expresiones más exitosas de las nuevas relaciones anticapitalistas creadas por la Revolución.
Las medallas que Cuba obtuvo durante décadas en Olimpiadas y campeonatos del orbe eran de verdad, aunque la propaganda enemiga trata de disminuirlas. Junto a esas medallas están los récords de nuestros atletas. Y la decisión de estos de no traicionar el espíritu antimercantil del mal llamado deporte amateur. ¿Cuántos millones rechazaron Teófilo Stevenson y Omar Linares, o más recientemente Alfredo Despaigne, para solo citar algunos ejemplos? Hoy, los peloteros y deportistas cubanos son reconocidos como profesionales, eso está bien, lo que no significa que estén sujetos a las leyes del profesionalismo, es decir, del mercado, lo cual está mejor. Sí, es una manera consciente de ideologizar la pelota, de preservarla como juego sano, porque si no la ideologizamos, la ideologiza el mercado: transforma el juego sano en mercancía. “Sí, soy revolucionario”, dijo firme y claro Antonio Muñoz, el Gigante del Escambray, en Miami, a los interesados aduladores. “Con lo que gano en Cuba vivo”, agregó.
Hoy, nuestros peloteros ganan un salario digno que se incrementa según el rendimiento, y reciben otras facilidades materiales, pueden contratarse en el circuito profesional japonés, y -acaba de suceder con algunos de ellos- ganar en apenas una temporada hasta un millón de dólares. Pero no basta, dicen. Cuarenta millones son más que un millón. La guerra es asimétrica, porque el desafío se plantea en el terreno de los intereses materiales, que es el de ellos.
Replanteémosla en el nuestro: el de la conciencia. O se construye una muralla de principios, de razones, de afectos, o habrá triunfado la cultura del tener, el “todo vale” capitalista. ¿Acaso es inevitable? No puedo decir qué piensa o siente un médico cubano, intensivista, con varias misiones cumplidas (Guatemala, Venezuela y Haití), cuando alguien aparece en su casa, el día de su descanso, y le pregunta sin miramientos: ¿partirías mañana para Liberia, o para Guinea Conakry o para Sierra Leona, a combatir el ébola, la epidemia más letal que enfrenta hoy la Humanidad?, ¿pondrías en riesgo tu vida por esa causa? Pero puedo contar lo que, a veces, sucede: el médico acepta y en tres horas empaca y se despide de padres, esposa e hijas. Se une en La Habana a otros cientos que también han aceptado.
La prensa de la contrarrevolución -no la global, la que cotidianamente reproduce los valores de la insolidaridad, sino la subalterna, la mediocre prensa que se empeña en desmantelar la solidaridad cubana, y elogia la actitud de los peloteros que por cuarenta millones o más, creen que es lícito hacer cualquier cosa-, intenta atemorizar a sus familiares, e insinúa sin pudor que esos médicos y enfermeros viajan forzados por “el hambre”, a cambio de un pago escasamente superior. Para los cínicos, es una respuesta tranquilizadora. Los que se encogen de hombros ante cada deserción, porque, dicen, “hay que adaptarse al mundo en que vivimos”, suspiran complacidos.
Como no puedo decir qué piensa o siente un médico cubano que decide arriesgar su vida, reproduzco la respuesta del doctor Iván Rodríguez Terrero -la suya, no la de otra persona interesada- en una entrevista que le hiciera la periodista Yuliat Acosta para La Calle del Medio:
Soy consciente de que es una misión a la que sabemos que vamos, pero de la que no podemos garantizar el retorno [.…] Tus hijos están dolidos, pero se sienten orgullosos. Tu esposa está triste porque te vas y a veces las misiones traen miles de dificultades, pero a la vez se siente orgullosa. Y que mis hijos digan: ¡mi papá fue a cumplir una misión arriesgada, tuvo el valor de ir!, sirve de estímulo también para tu familia.
[….] Cuando a nosotros nos dijeron del ébola, nadie preguntó: ¿nos van a pagar? Nunca me ha preocupado eso. Mira, si me hubiese interesado el dinero hubiese dicho: no, espérate, no voy. Yo tengo ya un poco de misiones de riesgo, tengo derecho a cumplir una misión compensada con mejores condiciones. Te digo más, yo estaba de certificado, tengo un dedo del pie fracturado, eso aquí no lo sabe nadie, y me dije: ¡me voy!
Esos médicos y esos peloteros, los que rechazan las ofertas que pisotean principios y los que las aceptan, viven en la misma sociedad. El problema no es que alguien quiera ganar mucho dinero, es lo que estaría dispuesto a hacer o no para ganarlo, qué entregaría a cambio. Habrá que construir consensos para la Cuba socialista que queremos y habrá que rechazar los que construye la globalización capitalista. Los consensos no son verdades. Fidel es irrepetible, pero ello no significa que debamos domeñar los sueños. Los que creen que las cosas sin él ya no pueden ser, no confían en el pueblo y no son, por tanto, verdaderos revolucionarios ?ni entendieron a Fidel?. Coinciden con el imperialismo; es la razón por la que podemos vencerlo. Los cientos de médicos y enfermeros que partieron hacia África, son una prueba irrefutable: en el pueblo hay reservas morales que esperan, que necesitan ser convocadas. El discurso de Fidel en el Aula Magna, pronunciado hace diez años, conserva plena vigencia. Los sietemesinos leerán apenas unas líneas e inferirán que la Revolución reconocía en ellas la inminente derrota; los revolucionarios entenderán que Fidel convocaba a la batalla cultural, ética, como siempre lo hacía, para vencer. Porque no hay alternativas.
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
CASTRO RUZ, FIDEL: “Discurso pronunciado por Fidel Castro Ruz, Presidente de la República de Cuba, en el acto por el aniversario 60 de su ingreso a la universidad, efectuado en el Aula Magna de la Universidad de La Habana, el 17 de noviembre de 2005”, Versiones Taquigráficas-Consejo de Estado, <http://www.cuba.cu/gobierno/discursos/2005/esp/f171105e.html&gt; [3/1/2006].
DIETERICH, HEINZ: “Cuba: tres premisas para salvar la Revolución, a la muerte de Fidel”, <http://www.rebelion.org/noticia.php?id=25012&gt; [3/1/2006].
UBIETA GÓMEZ, ENRIQUE: Cuba, ¿revolución o reforma?, Casa Editora Abril, La Habana, 2012.
UBIETA GÓMEZ, ENRIQUE: “Las reservas morales”, jueves, 2 de abril de 2015, <http://www.cubasi.cu/cubasi-noticias-cuba-mundo-ultima-hora/item/33363-las-reservas-morales&gt;.
NOTAS ACLARATORIAS
1. Fidel Castro Ruz: “Discurso pronunciado por Fidel Castro Ruz, Presidente de la República de Cuba, en el acto por el aniversario 60 de su ingreso a la universidad, efectuado en el Aula Magna de la Universidad de La Habana, el 17 de noviembre de 2005”, p. 2.
2. Ibídem, p. 12.
3. Ibídem, p. 13.
4. Ibídem, p. 24.
5. Ibídem, p. 35.
6. Ibídem, p. 26.
7. Ibídem, pp. 30-31.
8. Ibídem, p. 32.
9. Ibídem, p. 34.
10. Ibídem, p. 36.
11. Ibídem, pp. 47 y 57.
12. Heinz Dieterich: “Tres premisas para salvar la Revolución, a la muerte de Fidel”, Ética, consumo y conocimiento, p. 2.
13. Ibídem, pp. 2-3.
14. Ibídem, p. 3.
15. Iván Rodríguez Terrero: “Entrevista realizada por Yuliat Acosta”, citado en Enrique Ubieta: “Las reservas morales”.


20 realidades que The New York Times no puede desconocer

5 de Dezembro de 2015, 13:30, por David Díaz Ríos

20 realidades que The New York Times no puede desconocer

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Por Omar Pérez Salomón / La pupila insomne

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Todo parece indicar que llegó el momento de mover la ficha The New York Times en el tablero de ajedrez planeado y organizado desde Washington para atacar y tratar de dar un jaque mate a la Revolución cubana. No puede ser de otra manera cuando observamos el giro de su política editorial en relación con Cuba, a raíz de la publicación del editorial Es hora de conectar a Cuba a Internetel pasado 30 de noviembre.
El cantautor cubano Silvio Rodríguez expresó en el año 2010: “Somos un país que se dedicó a alfabetizar, a construir universidades de médicos y artistas. Y ahora pretenden hacer ver que nos gusta tener pianos sin cuerdas y vientos sin zapatillas” pero como quiera que a la historia nadie la puede anular, cuanto más, desconocer, exponemos 20 realidades que desmienten lo publicado por este medio estadounidense.
  1. En 1959 todas las centrales telefónicas, equipos de transmisión y enlaces por cable eran de fabricación estadounidense. El férreo bloqueo tecnológico contra Cuba limitó el mantenimiento de la técnica instalada, la adquisición de equipos en el vecino del norte en estos 57 años, y el crecimiento de la densidad telefónica.
  2. A partir de 1959 las comunicaciones por cable entre Cuba y EE.UU. fueron bloqueadas y no precisamente por el gobierno cubano, hasta el punto que en 1986 se interrumpieron definitivamente. En esa época comienzan a proliferar los cables de fibra óptica; pero a la mayor de las Antillas no le han permitido conectarse con ninguno de las decenas de cables que pasan por sus alrededores, algunos a escasos 30 kilómetros.
  3. Cuba puso en servicio un cable submarino de fibra óptica que enlaza la isla con Venezuela y Jamaica, que permitirá mejorar la calidad de la transmisión de voz y datos, y el acceso a Internet en la medida en que se realicen inversiones en la infraestructura de telecomunicaciones del país.
  4. El 23 de octubre de 1992 se sancionó en el Congreso norteamericano la Ley Torricelli, promulgada por el ex presidente George Bush (padre), y una de las expresiones más acabadas de la línea agresiva de EEUU contra la Revolución cubana. Al mismo tiempo se pronunció a favor de “comunicaciones adecuadas entre ambos países”, en el interés de “promover cambios políticos en Cuba”.
  5. En la década de los 90 del siglo pasado la Rand Corporation – tanque pensante del Pentágono – realizó varias investigaciones donde recomiendan estimular una conexión directa IP con Internet para brindar a los cubanos un acceso interactivo a materiales del extranjero; dar una respuesta rápida a la solicitud que hiciera la empresa WilTel de un permiso para construir un cable óptico entre los Estados Unidos y Cuba, pendiente por el gobierno de EEUU desde marzo de 1994, y a otras solicitudes para brindar diferentes servicios relacionados con datos; fomentar los viajes y otras formas de intercambio técnico pues resulta difícil obtener un permiso para viajar a Cuba, evitar la restricción legislativa en materia de comunicaciones a la manera de la Ley Helms-Burton y permitir la inversión directa de empresas estadounidenses en la infraestructura cubana, ofreciendo equipos y servicios, cuestión prohibida por Washington desde 1959 luego del triunfo de la Revolución.
  6. La administración de Barack Obama continuó la línea de sus antecesores y reforzó el bloqueo económico y comercial contra Cuba. En el caso de las telecomunicaciones, el 13 de abril de 2009, emitió un memorando con “permisos” a los proveedores de servicios de Estados Unidos pero muy poco se ha implementado.
  7. Estados Unidos continúa confiscando activos de empresas cubanas y mantienen retenidos en bancos norteamericanos  unos 200 millones de dólares pertenecientes a empresas de telecomunicaciones de Cuba.
  8. Varios sitios y servicios en Internet están bloqueados para los usuarios que residen en Cuba.  Por ejemplo, la mayoría de los equipos de imágenes médicas son controlados o incluyen en su composición ordenadores basados en el sistema operativo Windows XP de 64 bits, que requiere ser activado con Microsoft antes de los 30 días después de instalado. La activación se puede realizar automáticamente por Internet, mediante la conexión directa del ordenador a los servidores de Microsoft o manualmente llamando por teléfono a alguna de las oficinas de dicha compañía en el mundo. Ninguna de las dos opciones está disponible para Cuba, al no tener Microsoft representación en la Isla y rechazarse la activación automática por el servidor de la compañía cuiando proviene de Cuba.
  9. Ejercen presiones sobre empresas de países “aliados” ; tal es el caso de la española Telefónica, que fue requerida en noviembre del 2011 por la Comisión del Mercado de Valores estadounidense (SEC, por sus siglas en inglés), por  supuestos negocios y contactos con la Empresa de Telecomunicaciones de Cuba, ETECSA.
  10. La empresa estadounidense Sprint y la cubanaETECSA no han podido implementar el servicio deroaming –que permite a viajeros de un país continuar utilizando los servicios de llamadas, mensajería y datos de su número de teléfono móvil al visitar el otro- debido a que no pueden realizar transacciones con bancos norteamericanos y los bancos de terceros países temen a las sanciones que puedan recibir por realizar estas operaciones.
  11. La Revolución ha invertido más de dos mil millones de pesos para llevar las comunicaciones hasta los lugares más apartados de la geografía cubana.
  12. Cuba cuenta con recursos humanos altamente calificados en las TIC, entre los primeros países según el informe de la Unión Internacional de Telecomunicaciones del año 2014.
  13. Los Joven Club de Computación en sus 28 años de trabajo han preparado de forma gratuita a más de 4, 2 millones de cubanos en temas relacionados con las TIC.
  14. Las universidades cubanas están conectadas a Internet y ampliaron sustancialmente su ancho de banda en el último año. Así mismo ocurre con los centros científicos, órganos de prensa y otras instituciones que han sido priorizadas en la creación de las condiciones técnicas a que se ha podido llegar.
  15. Cada vez más cubanos, a pesar de las limitaciones tecnológicas – escasos recursos de conectividad e infraestructura –  utilizan Facebook, Twitter y otras redes sociales como vía de comunicación con el mundo, hay más de 3 mil blogs con perfiles diferentes y alojados en plataformas nacionales.
  16. Es conocido que en menos de un año directivos deGoogle han visitado Cuba en varias ocasiones. A partir de las preguntas que realizaron en el recorrido que efectuaron por instituciones cubanas se evidenció su interés en el sector no estatal y que su principal objetivo era buscar información sobre las redes cubanas, la conectividad y programas que se desarrollan, así como presentarse como el hada madrina que puede solucionar los problemas de infraestructura para la conectividad y ampliación del ancho de banda que presenta nuestro país. La realidad es que no presentaron ningún proyecto concreto, ni respuestas a las preguntas que les realizaron en varios centros relacionadas con las limitaciones para acceder desde Cuba a varios servicios de Google.
  17. The New York Times dice que el gobierno cubano no tiene voluntad política para expandir el acceso a Internet y sin embargo Los Lineamientos del VI Congreso del Partido, aprobados en abril de 2011:  131 – dirigido a sostener y desarrollar los resultados alcanzados en el proceso de informatización de la sociedad – , el 223 – a elevar la soberanía tecnológica en el desarrollo de la infraestructura de telecomunicaciones –  y 226 – a ejecutar inversiones en la industria electrónica, de informática y comunicaciones que permitan mantener lo logrado y su desarrollo – , demuestran lo contrario. Además, el Primer Vicepresidente cubano Miguel Díaz-Canel Bermúdez ratificó en la clausura del I Taller Nacional de Informatización y Ciberseguridad, el pasado 20 de febrero que, “existe la voluntad y disposición efectiva del Partido y el Gobierno cubanos de desarrollar la informatización de la sociedad y poner Internet al servicio de todos, facilitando una inserción efectiva y auténtica de los cubanos en ese espacio”.
  18. Se constituirá en el primer trimestre de 2016 la Unión de Informáticos de Cuba, organización que agrupa a los profesionales de las tecnologías de la información y la comunicación.
  19. El gobierno cubano tiene concebido el programa de informatización del país, que incluye la modernización de la infraestructura de telecomunicaciones y del equipamiento informático, la actualización del marco legal, la seguridad tecnológica, el desarrollo de contenidos, aplicaciones, servicios, comercio electrónico y del capital humano.
  20. Cuba asumirá los propósitos planteados en el “Programa Conectar 2020”, para el desarrollo mundial de las Tecnologías de la Información y las Comunicaciones”, de la Unión Internacional de Telecomunicaciones (UIT), sostuvo Ernesto Rodríguez Hernández, Director General de Informática del Ministerio de Comunicaciones de Cuba.
FUENTE:
 
 
Publicado por:  David Díaz Ríos
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