Artículo de Fidel: Los héroes de nuestra época
4 de Outubro de 2014, 6:27 - sem comentários aindaMucho hay que decir de estos tiempos difíciles para la humanidad. Hoy, sin embargo, es un día de especial interés para nosotros y quizá también para muchas personas.
A lo largo de nuestra breve historia revolucionaria, desde el golpe artero del 10 de marzo de 1952 promovido por el imperio contra nuestro pequeño país, no pocas veces nos vimos en la necesidad de tomar importantes decisiones.
Cuando ya no quedaba alternativa alguna, otros jóvenes, de cualquier otra nación en nuestra compleja situación, hacían o se proponían hacer lo mismo que nosotros, aunque en el caso particular de Cuba el azar, como tantas veces en la historia, jugó un papel decisivo.
A partir del drama creado en nuestro país por Estados Unidos en aquella fecha, sin otro objetivo que frenar el riesgo de limitados avances sociales que pudieran alentar futuros de cambios radicales en la propiedad yanki en que había sido convertida Cuba, se engendró nuestra Revolución Socialista.
La Segunda Guerra Mundial, finalizada en 1945, consolidó el poder de Estados Unidos como principal potencia económica y militar, y convirtió ese país —cuyo territorio estaba distante de los campos de batalla— en el más poderoso del planeta.
La aplastante victoria de 1959, podemos afirmarlo sin sombra de chovinismo, se convirtió en ejemplo de lo que una pequeña nación, luchando por sí misma, puede hacer también por los demás.
Los países latinoamericanos, con un mínimo de honrosas excepciones, se lanzaron tras las migajas ofrecidas por Estados Unidos; por ejemplo, la cuota azucarera de Cuba, que durante casi un siglo y medio abasteció a ese país en sus años críticos, fue repartida entre productores ansiosos de mercados en el mundo.
El ilustre general norteamericano que presidía entonces ese país, Dwight D. Eisenhower, había dirigido las tropas coaligadas en la guerra en que liberaron, a pesar de contar con poderosos medios, solo una pequeña parte de la Europa ocupada por los nazis. El sustituto del presidente Roosevelt, Harry S. Truman, resultó ser el conservador tradicional que en Estados Unidos suele asumir tales responsabilidades políticas en los años difíciles.
La Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas —que constituyó hasta fines del pasado siglo XX, la más grandiosa nación de la historia en la lucha contra la explotación despiadada de los seres humanos— fue disuelta y sustituida por una Federación que redujo la superficie de aquel gran Estado multinacional en no menos de cinco millones 500 mil kilómetros cuadrados.
Algo, sin embargo, no pudo ser disuelto: el espíritu heroico del pueblo ruso, que unido a sus hermanos del resto de la URSS ha sido capaz de preservar una fuerza tan poderosa que junto a la República Popular China y países como Brasil, India y Sudáfrica, constituyen un grupo con el poder necesario para frenar el intento de recolonizar el planeta.
Dos ejemplos ilustrativos de estas realidades los vivimos en la República Popular de Angola. Cuba, como otros muchos países socialistas y movimientos de liberación, colaboró con ella y con otros que luchaban contra el dominio portugués en África. Este se ejercía de forma administrativa directa con el apoyo de sus aliados.
La solidaridad con Angola era uno de los puntos esenciales del Movimiento de Países No Alineados y del Campo Socialista. La independencia de ese país se hizo inevitable y era aceptada por la comunidad mundial.
El Estado racista de Sudáfrica y el Gobierno corrupto del antiguo Congo Belga, con el apoyo de aliados europeos, se preparaban esmeradamente para la conquista y el reparto de Angola. Cuba, que desde hacía años cooperaba con la lucha de ese pueblo, recibió la solicitud de Agostinho Neto para el entrenamiento de sus fuerzas armadas que, instaladas en Luanda, la capital del país, debían estar listas para su toma de posesión oficialmente establecida para el 11 de noviembre de 1975. Los soviéticos, fieles a sus compromisos, les habían suministrado equipos militares y esperaban solo el día de la independencia para enviar a los instructores. Cuba, por su parte, acordó el envío de los instructores solicitados por Neto.
El régimen racista de Sudáfrica, condenado y despreciado por la opinión mundial, decide adelantar sus planes y envía fuerzas motorizadas en vehículos blindados, dotados de potente artillería que, tras un avance de cientos de kilómetros a partir de su frontera, atacó el primer campamento de instrucción, donde varios instructores cubanos murieron en heroica resistencia. Tras varios días de combates sostenidos por aquellos valerosos instructores junto a los angolanos, lograron detener el avance de los sudafricanos hacia Luanda, la capital de Angola, adonde había sido enviado por aire un batallón de Tropas Especiales del Ministerio del Interior, transportado desde La Habana en los viejos aviones Britannia de nuestra línea aérea.
Así comenzó aquella épica lucha en aquel país de África negra, tiranizado por los racistas blancos, en la que batallones de infantería motorizada y brigadas de tanques, artillería blindada y medios adecuados de lucha, rechazaron a las fuerzas racistas de Sudáfrica y las obligaron a retroceder hasta la misma frontera de donde habían partido.
No fue únicamente ese año 1975 la etapa más peligrosa de aquella contienda. Esta tuvo lugar, aproximadamente 12 años más tarde, en el sur de Angola.
Así lo que parecía el fin de la aventura racista en el sur de Angola era solo el comienzo, pero al menos habían podido comprender que aquellas fuerzas revolucionarias de cubanos blancos, mulatos y negros, junto a los soldados angolanos, eran capaces de hacer tragar el polvo de la derrota a los supuestamente invencibles racistas. Tal vez confiaron entonces en su tecnología, sus riquezas y el apoyo del imperio dominante.
Aunque no fuese nunca nuestra intención, la actitud soberana de nuestro país no dejaba de tener contradicciones con la propia URSS, que tanto hizo por nosotros en días realmente difíciles, cuando el corte de los suministros de combustible a Cuba desde Estados Unidos nos habría llevado a un prolongado y costoso conflicto con la poderosa potencia del Norte. Desaparecido ese peligro o no, el dilema era decidirse a ser libres o resignarse a ser esclavos del poderoso imperio vecino.
En situación tan complicada como el acceso de Angola a la independencia, en lucha frontal contra el neocolonialismo, era imposible que no surgieran diferencias en algunos aspectos de los que podían derivarse consecuencias graves para los objetivos trazados, que en el caso de Cuba, como parte en esa lucha, tenía el derecho y el deber de conducirla al éxito. Siempre que a nuestro juicio cualquier aspecto de nuestra política internacional podía chocar con la política estratégica de la URSS, hacíamos lo posible por evitarlo. Los objetivos comunes exigían de cada cual el respeto a los méritos y experiencias de cada uno de ellos. La modestia no está reñida con el análisis serio de la complejidad e importancia de cada situación, aunque en nuestra política siempre fuimos muy estrictos con todo lo que se refería a la solidaridad con la Unión Soviética.
En momentos decisivos de la lucha en Angola contra el imperialismo y el racismo se produjo una de esas contradicciones, que se derivó de nuestra participación directa en aquella contienda y del hecho de que nuestras fuerzas no solo luchaban, sino que también instruían cada año a miles de combatientes angolanos, a los cuales apoyábamos en su lucha contra las fuerzas pro yankis y pro racistas de Sudáfrica. Un militar soviético era el asesor del gobierno y planificaba el empleo de las fuerzas angolanas. Discrepábamos, sin embargo, en un punto y por cierto importante: la reiterada frecuencia con que se defendía el criterio erróneo de emplear en aquel país las tropas angolanas mejor entrenadas a casi mil quinientos kilómetros de distancia de Luanda, la capital, por la concepción propia de otro tipo de guerra, nada parecida a la de carácter subversivo y guerrillera de los contrarrevolucionarios angolanos. En realidad no existía una capital de la UNITA, ni Savimbi tenía un punto donde resistir, se trataba de un señuelo de la Sudáfrica racista que servía solo para atraer hacia allí las mejores y más suministradas tropas angolanas para golpearlas a su antojo. Nos oponíamos por tanto a tal concepto que más de una vez se aplicó, hasta la última en la que se demandó golpear al enemigo con nuestras propias fuerzas lo que dio lugar a la batalla de Cuito Cuanavale. Diré que aquel prolongado enfrentamiento militar contra el ejército sudafricano se produjo a raíz de la última ofensiva contra la supuesta “capital de Savimbi” —en un lejano rincón de la frontera de Angola, Sudáfrica y la Namibia ocupada—, hacia donde las valientes fuerzas angolanas, partiendo de Cuito Cuanavale, antigua base militar desactivada de la OTAN, aunque bien equipadas con los más nuevos carros blindados, tanques y otros medios de combate, iniciaban su marcha de cientos de kilómetros hacia la supuesta capital contrarrevolucionaria. Nuestros audaces pilotos de combate los apoyaban con los Mig-23 cuando estaban todavía dentro de su radio de acción.
Cuando rebasaban aquellos límites, el enemigo golpeaba fuertemente a los valerosos soldados de las FAPLA con sus aviones de combate, su artillería pesada y sus bien equipadas fuerzas terrestres, ocasionando cuantiosas bajas en muertos y heridos. Pero esta vez se dirigían, en su persecución de las golpeadas brigadas angolanas, hacia la antigua base militar de la OTAN.
Las unidades angolanas retrocedían en un frente de varios kilómetros de ancho con brechas de kilómetros de separación entre ellas. Dada la gravedad de las pérdidas y el peligro que podía derivarse de ellas, con seguridad se produciría la solicitud habitual del asesoramiento al Presidente de Angola para que apelara al apoyo cubano, y así ocurrió. La respuesta firme esta vez fue que tal solicitud se aceptaría solo si todas las fuerzas y medios de combate angolanos en el Frente Sur se subordinaban al mando militar cubano. El resultado inmediato fue que se aceptaba aquella condición.
Con rapidez se movilizaron las fuerzas en función de la batalla de Cuito Cuanavale, donde los invasores sudafricanos y sus armas sofisticadas se estrellaron contra las unidades blindadas, la artillería convencional y los Mig-23 tripulados por los audaces pilotos de nuestra aviación. La artillería, tanques y otros medios angolanos ubicados en aquel punto que carecían de personal fueron puestos en disposición combativa por personal cubano. Los tanques angolanos que en su retirada no podían vencer el obstáculo del caudaloso río Queve, al Este de la antigua base de la OTAN —cuyo puente había sido destruido semanas antes por un avión sudafricano sin piloto, cargado de explosivos— fueron enterrados y rodeados de minas antipersonal y antitanques. Las tropas sudafricanas que avanzaban se toparon a poca distancia con una barrera infranqueable contra la cual se estrellaron. De esa forma con un mínimo de bajas y ventajosas condiciones, las fuerzas sudafricanas fueron contundentemente derrotadas en aquel territorio angolano.
Pero la lucha no había concluido, el imperialismo con la complicidad de Israel había convertido a Sudáfrica en un país nuclear. A nuestro ejército le tocaba por segunda vez el riesgo de convertirse en un blanco de tal arma. Pero ese punto, con todos los elementos de juicio pertinentes, está por elaborarse y tal vez se pueda escribir en los meses venideros.
¿Qué sucesos ocurrieron anoche que dieron lugar a este prolongado análisis? Dos hechos, a mi juicio, de especial trascendencia:
La partida de la primera Brigada Médica Cubana hacia África a luchar contra el Ébola.
El brutal asesinato en Caracas, Venezuela, del joven diputado revolucionario Robert Serra.
Ambos hechos reflejan el espíritu heroico y la capacidad de los procesos revolucionarios que tienen lugar en la Patria de José Martí y en la cuna de la libertad de América, la Venezuela heroica de Simón Bolívar y Hugo Chávez.
¡Cuántas asombrosas lecciones encierran estos acontecimientos! Apenas las palabras alcanzan para expresar el valor moral de tales hechos, ocurridos casi simultáneamente.
No podría jamás creer que el crimen del joven diputado venezolano sea obra de la casualidad. Sería tan increíble, y de tal modo ajustado a la práctica de los peores organismos yankis de inteligencia, que la verdadera casualidad fuera que el repugnante hecho no hubiera sido realizado intencionalmente, más aún cuando se ajusta absolutamente a lo previsto y anunciado por los enemigos de la Revolución Venezolana.
De todas formas me parece absolutamente correcta la posición de las autoridades venezolanas de plantear la necesidad de investigar cuidadosamente el carácter del crimen. El pueblo, sin embargo, expresa conmovido su profunda convicción sobre la naturaleza del brutal hecho de sangre.
El envío de la primera Brigada Médica a Sierra Leona, señalado como uno de los puntos de mayor presencia de la cruel epidemia de Ébola, es un ejemplo del cual un país puede enorgullecerse, pues no es posible alcanzar en este instante un sitial de mayor honor y gloria. Si nadie tuvo la menor duda de que los cientos de miles de combatientes que fueron a Angola y a otros países de África o América, prestaron a la humanidad un ejemplo que no podrá borrarse nunca de la historia humana; menos dudaría que la acción heroica del ejército de batas blancas ocupará un altísimo lugar de honor en esa historia.
No serán los fabricantes de armas letales los que alcancen merecido honor. Ojalá el ejemplo de los cubanos que marchan al África prenda también en la mente y el corazón de otros médicos en el mundo, especialmente de aquellos que poseen más recursos, practiquen una religión u otra, o la convicción más profunda del deber de la solidaridad humana.
Es dura la tarea de los que marchan al combate contra el Ébola y por la supervivencia de otros seres humanos, aun al riesgo de su propia vida. No por ello debemos dejar de hacer lo imposible por garantizarle, a los que tales deberes cumplan, el máximo de seguridad en las tareas que desempeñen y en las medidas a tomar para protegerlos a ellos y a nuestro propio pueblo, de esta u otras enfermedades y epidemias.
El personal que marcha al África nos está protegiendo también a los que aquí quedamos, porque lo peor que puede ocurrir es que tal epidemia u otras peores se extiendan por nuestro continente, o en el seno del pueblo de cualquier país del mundo, donde un niño, una madre o un ser humano pueda morir. Hay suficientes médicos en el planeta para que nadie tenga que morir por falta de asistencia. Es lo que deseo expresar.
¡Honor y gloria para nuestros valerosos combatientes por la salud y la vida!
¡Honor y gloria para el joven revolucionario venezolano Robert Serra junto a la compañera María Herrera!
Estas ideas las escribí el dos de octubre cuando supe ambas noticias, pero preferí esperar un día más para que la opinión internacional se informara bien y pedirle a Granma que lo publicara el sábado.
http://www.cubadebate.cu/especiales/2014/10/04/articulo-de-fidel-lo...
http://www.granma.cu/cuba/2014-10-04/los-heroes-de-nuestra-epoca
http://cubasi.cu/cubasi-noticias-cuba-mundo-ultima-hora/item/32302-...
EE.UU. seguirá siendo el líder global de la subversión y la injerencia
3 de Outubro de 2014, 20:38 - sem comentários aindaPor José Ramón Rodríguez Ruiz
No caben dudas de lo apretada que puede resultar la agenda de un presidente de EE.UU. A tal punto que en un mismo día, un mandatario yanqui puede anunciar el comienzo de una guerra; hablar sobre medio ambiente a la comunidad mundial y casi sin pausa, ratificar el compromiso de su gobierno con la subversión de estados soberanos a escala global y los esfuerzos de agresión no convencionales contra naciones sin “libertad” o “democracia”, según la perspectiva estadounidense.
El 23 de septiembre, luego de anunciar que bajo sus órdenes las Fuerzas Armadas de EE.UU. habían comenzado el ilegal bombardero a Siria y después de recitar el mismo verso que sus antecesores en la ONU sobre el cambio climático, del cual su país es el máximo responsable, Barack Obama tuvo otra actividad en su agenda.
El presidente de EE.UU. fue uno de los ponentes¹ en la sesión plenaria de la reunión anual de la Iniciativa Global Clinton,² que tuvo como tema en esta ocasión³ las Ciudades como laboratorios de innovación. En ese cónclave, el Premio Nobel anunció la emisión el 23 de septiembre de un memorándum⁴ presidencial que busca el apoyo a grupos de la sociedad civil, y prevé la creación de “centros de innovación”, así como facilidades para su financiamiento, estableciendo que “los departamentos y agencias estatales consultarán y se asociarán con mayor frecuencia con los grupos de la sociedad civil” en otros países.
El referido memo es parte de la iniciativa Stand with Civil Society⁵que Obama presentó en 2013, para “apoyar, defender y mantener la sociedad civil, a pesar de las restricciones globales contra esta” y entre sus objetivos pretende “contrarrestar los esfuerzos de gobiernos extranjeros por imponer excesivas restricciones a la libertad de expresión, de reunión pacífica y asociación”.
Otra “iniciativa” incluida en el memorándum fue la creación de seis Centros Regionales de Innovación para la Sociedad Civil que se erigirán en los próximos dos años y tienen como objetivo “potenciar los grupos de la sociedad civil en todo el mundo”.
Tales centros realizarán su trabajo en colaboración con el Gobierno de Suecia y la Fundación Aga Khan,⁶ probablemente una afiliada de la CIA establecida en 1981 como organización privada, “comprometida” con la lucha contra la pobreza, el hambre, el analfabetismo y la insalubridad, principalmente en África y Asia. Los centros se distribuirán por Latinoamérica, África Subsahariana, Oriente Medio y Asia, regiones todas donde EE.UU. ha identificado⁷ “importantes retos” a las “libertades civiles” y los “derechos humanos”, pero casualmente, donde posee el imperio sus mayores intereses económicos y geopolíticos y ha puesto en práctica sus más recientes estrategias de intervención en el exterior y de derrocamiento de gobiernos “tiránicos”.
“Con estos programas dedicados a los líderes alrededor del mundo, esperamos estar ayudando a construir a los próximos líderes de la sociedad civil y nuestro mensaje para esa gente joven es simple: –Estados Unidos está con ustedes–”, expresó Obama en el cónclave y no cabe duda de que así es. Los programas subversivos contra la juventud cubana como el llamado “agentes viajeros” de la Usaid o las becas a jóvenes cubanos para “estudiar” en colegios de EE.UU. son una muestra palpable de la preocupación del imperio por nuestros jóvenes y el futuro del liderazgo en Cuba, por solo citar dos ejemplos cercanos.
A propósito, entre los “líderes civiles” que Obama mencionó como más destacados en este esfuerzo global, se encuentran la contrarrevolucionaria cubana Berta Soler, cabecilla del fragmentado grupúsculo Damas de Blanco o el venezolano Leopoldo López, del partido Primero Justicia, preso actualmente por promover la desestabilización y la violencia en la patria de Bolívar. Creo que sobran los comentarios.
La tercera medida incluida en el memorando prevé “ampliar el apoyo y la financiación a las comunidades” y respaldar a nivel internacional mediante esfuerzos diplomáticos a “aquellos que luchan contra las leyes que restringen a la sociedad civil”, aseguró, citando los casos de Kenia, Camboya, Túnez y Honduras.
Finalmente, Obama anunció un mayor apoyo a las organizaciones no gubernamentales. “Nuestro Departamento del Tesoro hará una regulación que haga todavía más fácil las subvenciones a estas organizaciones en el extranjero”, aseguró, mas eso ya lo sabíamos, pues para pagar a mercenarios, en el caso de Cuba, no son obstáculos las férreas restricciones del bloqueo, que con tanta saña persiguen las transacciones cubanas por todo el mundo.
Y es que el presidente de EE.UU. no ha hecho otra cosa que ratificar las intenciones de su gobierno de continuar desestabilizando naciones y derrocando estados no deseados, apoyando a supuestos “grupos de la sociedad civil”, que puedan devenir en organizaciones opositoras, como preámbulo de un movimiento de resistencia o insurgencia.
Se trata de la aplicación como política de estado y estrategia de política exterior, de los principios de la Guerra No Convencional en una escala nunca antes vista, siguiendo un guion, cuyos primeros capítulos se pueden observar en ejemplos como Siria o Ucrania, pero que a largo plazo, a juzgar por las declaraciones del presidente yanqui, constituye un plan global donde nuestra región sería para el imperio la joya de la corona.
Habla de libertad de expresión el señor presidente Obama, pues yo ejerzo la mía: Usted y su gobierno no son más que mentirosos que han disfrazado, bajo el nombre de la democracia y los derechos humanos, las más sucias intenciones subversivas e injerencistas.
CITAS
1. http://www.whitehouse.gov/the-press-office/2014/09/23/remarks-president-clinton-global-initiative
2. Organización creada en 2005 por el expresidente Bill Clinton, que busca soluciones para dar un “cambio positivo” a los problemas globales. Cada año se reúne en Nueva York, en septiembre, para que coincida con la reunión de la Asamblea General de la ONU, a la que asisten gran cantidad de mandatarios.
3. http://www.clintonfoundation.org/clinton-global-initiative/meetings/annual-meetings/2014
4. http://www.whitehouse.gov/the-press-office/2014/09/23/fact-sheet-us-support-civil-society
5. http://www.whitehouse.gov/the-press-office/2013/09/23/remarks-president-obama-civil-society-roundtable
6. http://www.akdn.org/default.asp
7. http://www.state.gov/j/drl/rls/hrrpt/humanrightsreport/#wrapper
Tomado de CubaDefensa
Montaje fotográfico RCBáez
La Habana-Colombia: Comunicado Cierre de la tercera audiencia con víctimas del conflicto
3 de Outubro de 2014, 12:05 - sem comentários aindaLa Habana, Cuba, sede de los diálogos de paz, octubre 3 de 2014
Cada vez que escuchamos a las víctimas del conflicto Colombiano clamando paz en este escenario de La Habana solidaria, y pensando en los que no creen en la paz o la miran imposible, rememoramos a Bolívar en los llanos inundados, cuando increpando a los escépticos de la libertad, antes de partir al encuentro de las batallas del altiplano, chamuscando con el fuego de sus palabras el aire húmedo, expresó: de lo imposible nos ocupamos nosotros, porque de lo posible se ocupan los demás todos los días. Y triunfó en los campos de Boyacá. De la paz nos ocuparemos nosotros, los colombianos todos, impulsados por la premonición de que al final de esta decisiva batalla política, habrá de escucharse en el norte de Suramérica el colectivo grito de victoria de la paz.
La paz es el derecho síntesis sin el cual no es posible la concreción de ningún otro derecho, pero algunos burócratas que se creen los máximos estrategas, ebrios en su propia soberbia, no han cesado de pensar noche y día, en cómo enredar el anhelo colectivo de paz, y se han dedicado a sembrar el campo de la reconciliación con cizaña y maleza jurídica, y a montar trampas aquí y allá para apresar, post acuerdo, a los comandantes guerrilleros.
Se creen los Júpiter Tonante del castigo, los jueces del averno que no conciben la solución política del conflicto sin prisiones y ergástulos para engrilletar a los que hicieron uso del derecho universal que asiste a todos los pueblos del mundo de alzarse contra la opresión. Y parecen no advertir que en el conflicto colombiano no hay ni vencedores ni vencidos, que no pueden auto conceptuarse juez y parte, y que es una quimera construir castillos con ficciones jurídicas. Ni siquiera están dispuestos a transar con el adagio popular de “todos en la cama o todos en el suelo”.
Es necesario recordar que la mesa de conversaciones está integrada por partes iguales, y que en consecuencia, impulsar unilateralmente marcos jurídicos, es una violación al Acuerdo General de La Habana, que es el verdadero marco jurídico para la paz.
Hemos venido a la mayor de las Antillas a construir un acuerdo de paz y no a someternos al derecho enemigo de los que se presumen vencedores.
Dos precisiones necesarias:
El derecho de los conflictos armados, traspasando lo nominal o formalidades de clasificación de las guerras en internacionales o no internacionales, atiende y remite más allá, invocando la sustancia de los derechos para la garantía o salvaguarda de los mismos. Por eso se quedó atrás la interpretación reducida o pobre que se fija más en las palabras que en los hechos. Es obtusa la posición que no atiende al espíritu de la norma que regula, no la forma sino la materia: materialmente la captura de un combatiente adversario es al fin de cuentas la captura de prisioneros de guerra. Así es hoy en día la posición de derecho más lúcida y coherente.
La aceptación del estatuto de prisionero de guerra en el conflicto armado no beneficia al beligerante que lo reconoce, respeta y otorga, beneficia al capturado en combate al convertirlo en sujeto de derechos y protección, y no en destinatario de acusaciones como hace, por el contrario, el denominado “derecho penal del enemigo” que ha sido aplicado implacablemente a los acusados de rebeldes en nuestro conflicto armado interno. Incluso aunque nunca hayan sido combatientes.
Sea éste el momento de responder a la política perversa que utiliza a individuos para distorsionar la definición adecuada que hemos querido dar al conflicto y sus víctimas. No es correcto ni nada conveniente generar confusión respecto a la naturaleza que tienen las partes contendientes conforme a derecho, alterando el carácter de la guerra interna que padecemos. No se puede arquear el derecho más elemental que se ha construido en arduos procesos de la humanidad, como es el derecho aplicable a los conflictos armados, y dentro de él, en particular, lo que define o equivale al estatuto del combatiente. No se puede pretender prefigurar dicho estatuto en un escenario en el que uno de los contendientes se convierte en juez y parte para aplicar sobre su adversario el poder y la manipulación sin justicia que tradicionalmente encarna el derecho penal del enemigo.
Lo que queremos expresar es que el combatiente sufre, tanto como elige en su libertad luchar por la causa que considera defendible. Lo que no puede hacerse, es usurpar lo que corresponde a otros en el conflicto histórico, que evidentemente es no sólo armado, sino social, político y económico.
La titularidad y el valor del combatiente no puede, por lo mismo, usurpar el de una víctima que sea civil, más cuando miles y miles de víctimas civiles empobrecidas desearían y deberían estar acá para que su voz ilustrara con autoridad moral sobre lo que se le adeuda. De los cerca de seis millones de desplazados y despojados violentamente por los terratenientes, por ejemplo, su voz todavía no resuena en esta sala con la fuerza que debería ser.
En ese horizonte demandamos por coherencia que la condición de víctimas no puede ser distorsionada, y si se trata de combatientes de ambas partes que deben ser escuchados, solo debe tener validez en tanto se acredite que sus derechos han sido vulnerados una vez han quedado fuera de combate. Y estas premisas deben ser expuestas evidentemente en condiciones de igualdad. Porque si la guerra material impone asimetrías, el deber jurídico, moral y político es reestablecer ese equilibrio, encaminado hacia la regularización o la regulación del conflicto, y hacia la paz, una vez llegados a un contexto como el actual, donde no hay vencedores ni vencidos, y en donde no cabe en absoluto, reiteramos, que un contendiente se erija como juez y parte.
Esto, para lo que hoy concierne, significa que la recomposición de una sociedad y de las partes que dialogan buscando una salida política fundamentada en la verdad, que es una sola, no puede ser la de los caprichos que plantan discriminaciones y que burlan principios de la normativa del derecho de los conflictos armados, como por ejemplo, lo que contempla el Protocolo II de 1977 Adicional a los Convenios de Ginebra de 1949, cuando señala que su aplicación no altera el estatuto de ninguna de las partes. No debe existir ninguna desigualdad o asimetría en la consideración dada a los combatientes de ambas partes, sin despojar de derechos a los que han quedado fuera de combate, lo cual significa entonces que todos, los que combaten o han dejado de hacerlo, deben ser tratados sin menoscabo de derecho alguno. Esto es lo que convencionalmente se asume como estatuto del combatiente, aceptado plenamente y sin cortapisa alguna.
No se debiera persistir en la pretensión de imponernos un marco jurídico para el sometimiento, que desconoce el delito político siguiendo una larga tradición negacionista instalada en Colombia desde cuando se reveló que se hablaba de una lucha desde abajo por un orden democrático y no de una simple asonada partidista o disidencia al interior de castas políticas, negación desde la que absurdamente se diseñó una política de Estado. Dentro de esa tortuosa senda de la tiranía disfrazada de Estado de Derecho conjugan su complicidad los que persisten en atraparnos como victimarios en sus tramoyas y telarañas jurídicas, para que admitamos como víctima a quien no lo es, y así implícita o explícitamente nos auto incriminemos como victimarios, cuando en realidad lo que hemos hecho es combatir como rebeldes ejerciendo, por razones incuestionablemente altruistas, el legítimo derecho a la rebelión.
Para lo que nos ocupa en la Mesa, y de cara a la participación de víctimas, traduzcamos que si una parte alega vulneración de derechos, y pone de manifiesto el caso concreto de algún combatiente, la otra parte tiene exactamente el mismo derecho. Este juicio es de elemental coherencia si se invoca el DIH como fuente para el reconocimiento de víctimas.
Si de lo que se trata es de al menos poder recordar, que no son cientos, sino miles de combatientes y presas y presos políticos los que han sido torturados, desparecidos una vez han quedado fuera de combate, detenidos o sometidos a largas penas, a tratos inhumanos, crueles o degradantes, valga recordar que esa larga lista atiborrada de nombres, está siempre presente en nuestras conciencias; por ellos y ellas mantendremos nuestra voz en alto exigiendo sus derechos, sobre todo el de su libertad y su condición de rebeldes dignos que con la frente en alto asumen las consecuencia de sus actos libertarios.
Vamos a poner sobre sus conciencias sólo un caso, sólo uno que representa la doble condición de prisionero de guerra y al mismo tiempo de víctima. Se trata de la prisionera de guerra, FANNY CASTAÑEDA POVEDA, combatiente de las FARC-EP, de 43 años de edad, perteneciente a la Compañía Raúl Eduardo Mahecha.
Recluida en la cárcel El Buen Pastor de Bucaramanga, capturada en la ciudad de Bogotá el 29 de abril de 2014. En el momento de su aprehensión se sometía a un tratamiento médico especializado por cuanto le habían detectado células cancerígenas en la matriz, después de habérsele extraído un mioma de cinco libras de peso. El médico que la trataba antes de su captura consideró urgente practicarle exámenes delicados. Desde que está privada de la libertad no ha recibido tratamiento médico. Exámenes imprescindibles ya ordenados, no se han realizado. Fanny aceptó su condición de rebelde.
Este espacio, donde las víctimas del conflicto son sujetos políticos activos, necesita escuchar la voz de los prisioneros de guerra y de los presos políticos para que se refieran a la violación sistemática de sus derechos, al inhumano hacinamiento, para que le hablen al país de las torturas, de los guerrilleros muertos en prisión por negación de asistencia médica, de la precariedad del derecho a la defensa, del trato degradante y cruel a los prisioneros en la Tramacúa y otras prisiones… Pero igualmente debiera escucharse a los que nunca han tenido, ni voz ni derechos, es decir, a los encarcelados por delitos de pobreza, a los olvidados y menospreciados presos sociales, que también tienen familias y sueños y anhelan un mejor vivir, para que hablen aquí de la injusticia de la justicia. Y también debiera escucharse la voz de angustia de los 30 millones de víctimas de la [Mensaje recortado]
La historia oculta de la diplomacia entre EE.UU. y Cuba
3 de Outubro de 2014, 9:56 - sem comentários ainda
El primer intento secreto para negociar la normalización de relaciones entre Cuba y Estados Unidos, a mediados de los 70, acabó con la propuesta del secretario de Estado Henry Kissinger de aplastar a los cubanos, por haberse atrevido a desafiar a la superpotencia y enviar tropas para apoyar el movimiento de liberación en Angola, revelan nuevos documentos oficiales del gobierno de Washington difundidos por el National Security Archive (Archivo de Seguridad Nacional), centro independiente de investigaciones.
Los documentos que se dieron a conocer forman parte de un libro presentado este miércoles, Back Channel to Cuba, que cuenta la historia oculta de las negociaciones diplomáticas entre Estados Unidos y Cuba a lo largo del último medio siglo.
Lo que nunca pudieron entender los estadounidenses es que para Cuba era más importante la solidaridad con los movimientos de liberación en África que la relación con Washington, señalaron los autores del libro, Peter Kornbluh y William LeoGrande, en conferencia de prensa celebrada hoy en el hotel Pierre, el mismo donde se sostuvo la primera reunión secreta para negociar la normalización de la relación bilateral el 9 de julio de 1975.
Néstor García, entonces primer secretario de la misión de Cuba ante la ONU, quien participó en esa reunión, contó a los autores que William Rogers, secretario asistente de Estado para Asuntos Interamericanos, quien había iniciado las negociaciones secretas con Cuba por instrucciones de Kissinger, le dijo en una reunión en el aeropuerto de Washington en enero de 1976: Néstor, perdón por la palabra, pero jodieron todo. Están en Angola, Néstor. Jodieron todo.
Lo que se había fastidiado era una iniciativa de Kissinger para impulsar negociaciones con La Habana. El entonces secretario de Estado envió mensajes que expresaban esta intención y hubo un primer intercambio breve entre funcionarios estadunidenses y cubanos en el aeropuerto La Guardia, en Nueva York, el 11 de enero de 1975, el cual llevó al segundo encuentro en el hotel Pierre donde, entre otras cosas, los estadounidenses ofrecían la posibilidad de un encuentro cara a cara entre el canciller cubano y Kissinger.
Pero la decisión cubana de brindar apoyo militar al Movimiento Popular por la liberación de Angola, en abril de 1975, junto con el apoyo a las fuerzas independistas de Puerto Rico en esa época, enfureció a Kissinger. En febrero de 1976 el secretario de Estado le comentó al presidente Gerald Ford en la Casa Blanca: “creo que vamos a tener que aplastar a (Fidel) Castro. Probablemente no lo podremos hacer antes de las elecciones (en Estados Unidos)”. Ford respondió: “Estoy de acuerdo”.
Unas tres semanas después, Kissinger y Ford abordaron de nuevo el asunto de Cuba.“Creo que tarde o temprano vamos a tener que quebrantar a los cubanos… Creo que los tenemos que humillar”, comentó Kissinger a su jefe. Una semana después, Kissinger convocó a un equipo de seguridad nacional de alto nivel, entre ellos el entonces secretario de Defensa, Donald Rumsfeld (el mismo que después estaría en el mismo puesto en el gobierno de George W. Bush), y les ordenó preparar una invasión o bloqueo naval a Cuba, junto con posibles acciones económicas y políticas.
Kissinger argumentó que no se podía permitir que Cuba permaneciera en África y les advirtió: si hay una percepción en el extranjero de que estamos tan debilitados por nuestro debate interno (se refería a la coyuntura pos Vietnam) que no podemos hacer nada sobre un país de 8 millones de habitantes, entonces, en tres o cuatro años vamos a tener una crisis real. Los planes que fueron elaborados ofrecían una amplia gama de opciones, que incluían minar los puertos cubanos y ataques aéreos.
Este es sólo uno de los episodios que Kornbluh, director del proyecto sobre Cuba en el National Security Archive, y LeoGrande, profesor y latinoamericanista de la American University, cuentan en su nuevo libro, basado en cientos de documentos secretos desclasificados y entrevistas con buena parte de los participantes en las casi siempre secretas negociaciones diplomáticas entre Washington y La Habana,señalando que todo presidente, desde John Kennedy hasta el presente han tenido –y usado– canales privados en la relación con la isla.
Los encuentros han sido en aeropuertos, cafés, hoteles de lujo y hasta en otros países, como México. Los interlocutores extraoficiales han sido de todo tipo, explicaron los autores: desde una periodista de ABC News en los 60, un Premio Nobel (Gabriel García Márquez), una hija de David Rockefeller, hasta políticos como el ex gobernador Bill Richardson y el ex presidente (Jimmy Carter). Algunos de los diplomáticos de ambos países formaron amistades a lo largo de estos diálogos discretos.
Hoy revelaron que uno de los interlocutores privados fue Paul Austin, el ejecutivo en jefe de Coca Cola, quien fue enviado personal del entonces presidente Jimmy Carter. Austin viajó a Cuba varias veces y se entrevistó con Fidel Castro, primero, en 1978, y después en 1980, para comunicar el deseo de Carter de mejorar las relaciones. Desafortunadamente, provocó confusión como mensajero al final en 1980 debido a que empezaba a sufrir de Alzheimer. Sin embargo, todo indicaba que de nuevo se había encarrilado un proceso hacia la normalización, pero esta idea se esfumó cuando Carter perdió en las elecciones de 1980 contra Ronald Reagan.
Ambos autores subrayaron que parte del propósito de este libro es ofrecer lecciones para el actual presidente Barack Obama, quien como candidato y después como presidente ha indicado que se requiere de una nueva relación. Pero si de verdad cree todo esto, tiene que hacerlo ya, comentó Kornbluh. Tiene una ventana de oportunidad para lograrlo, ya que en la Cumbre de las Américas de 2015 en Panamá todo indica que Cuba, por decisión unánime de América Latina, estará presente.
Preguntados por La Jornada sobre cuál es el principal obstáculo hoy día para que Obama cambie la política, LeoGrande respondió que en verdad hay una sola obstrucción en el ámbito político: el senador demócrata cubanoestadunidense Robert Menendez, quien casi por sí solo ha logrado congelar una modificación a fondo de la relación.
A la vez, señalaron que aún no se ha resuelto el asunto de Alan Gross, el contratista estadunidense encarcelado en Cuba por violaciones a la ley, o el tema de los tres (de los cinco), cubanos antiterroristas encarcelados por Estados Unidos.
Los documentos respecto de Kissinger, los planes de guerra, las negociaciones iniciales y más se pueden revisar en el sitio del National Security Archive:http://www2.gwu.edu/~nsarchiv/NSAEBB/NSAEBB487/
(Tomado de La Jornada)
http://www.jornada.unam.mx/2014/10/02/mundo/025n1mun
http://www.cubadebate.cu/noticias/2014/10/02/revelan-la-historia-oc...
http://progresosemanal.us/20141002/la-historia-oculta-de-la-diploma...
La historia oculta de la diplomacia entre EE.UU. y Cuba
3 de Outubro de 2014, 9:56 - sem comentários ainda
El primer intento secreto para negociar la normalización de relaciones entre Cuba y Estados Unidos, a mediados de los 70, acabó con la propuesta del secretario de Estado Henry Kissinger de aplastar a los cubanos, por haberse atrevido a desafiar a la superpotencia y enviar tropas para apoyar el movimiento de liberación en Angola, revelan nuevos documentos oficiales del gobierno de Washington difundidos por el National Security Archive (Archivo de Seguridad Nacional), centro independiente de investigaciones.
Los documentos que se dieron a conocer forman parte de un libro presentado este miércoles, Back Channel to Cuba, que cuenta la historia oculta de las negociaciones diplomáticas entre Estados Unidos y Cuba a lo largo del último medio siglo.
Lo que nunca pudieron entender los estadounidenses es que para Cuba era más importante la solidaridad con los movimientos de liberación en África que la relación con Washington, señalaron los autores del libro, Peter Kornbluh y William LeoGrande, en conferencia de prensa celebrada hoy en el hotel Pierre, el mismo donde se sostuvo la primera reunión secreta para negociar la normalización de la relación bilateral el 9 de julio de 1975.
Néstor García, entonces primer secretario de la misión de Cuba ante la ONU, quien participó en esa reunión, contó a los autores que William Rogers, secretario asistente de Estado para Asuntos Interamericanos, quien había iniciado las negociaciones secretas con Cuba por instrucciones de Kissinger, le dijo en una reunión en el aeropuerto de Washington en enero de 1976: Néstor, perdón por la palabra, pero jodieron todo. Están en Angola, Néstor. Jodieron todo.
Lo que se había fastidiado era una iniciativa de Kissinger para impulsar negociaciones con La Habana. El entonces secretario de Estado envió mensajes que expresaban esta intención y hubo un primer intercambio breve entre funcionarios estadunidenses y cubanos en el aeropuerto La Guardia, en Nueva York, el 11 de enero de 1975, el cual llevó al segundo encuentro en el hotel Pierre donde, entre otras cosas, los estadounidenses ofrecían la posibilidad de un encuentro cara a cara entre el canciller cubano y Kissinger.
Pero la decisión cubana de brindar apoyo militar al Movimiento Popular por la liberación de Angola, en abril de 1975, junto con el apoyo a las fuerzas independistas de Puerto Rico en esa época, enfureció a Kissinger. En febrero de 1976 el secretario de Estado le comentó al presidente Gerald Ford en la Casa Blanca: “creo que vamos a tener que aplastar a (Fidel) Castro. Probablemente no lo podremos hacer antes de las elecciones (en Estados Unidos)”. Ford respondió: “Estoy de acuerdo”.
Unas tres semanas después, Kissinger y Ford abordaron de nuevo el asunto de Cuba.“Creo que tarde o temprano vamos a tener que quebrantar a los cubanos… Creo que los tenemos que humillar”, comentó Kissinger a su jefe. Una semana después, Kissinger convocó a un equipo de seguridad nacional de alto nivel, entre ellos el entonces secretario de Defensa, Donald Rumsfeld (el mismo que después estaría en el mismo puesto en el gobierno de George W. Bush), y les ordenó preparar una invasión o bloqueo naval a Cuba, junto con posibles acciones económicas y políticas.
Kissinger argumentó que no se podía permitir que Cuba permaneciera en África y les advirtió: si hay una percepción en el extranjero de que estamos tan debilitados por nuestro debate interno (se refería a la coyuntura pos Vietnam) que no podemos hacer nada sobre un país de 8 millones de habitantes, entonces, en tres o cuatro años vamos a tener una crisis real. Los planes que fueron elaborados ofrecían una amplia gama de opciones, que incluían minar los puertos cubanos y ataques aéreos.
Este es sólo uno de los episodios que Kornbluh, director del proyecto sobre Cuba en el National Security Archive, y LeoGrande, profesor y latinoamericanista de la American University, cuentan en su nuevo libro, basado en cientos de documentos secretos desclasificados y entrevistas con buena parte de los participantes en las casi siempre secretas negociaciones diplomáticas entre Washington y La Habana,señalando que todo presidente, desde John Kennedy hasta el presente han tenido –y usado– canales privados en la relación con la isla.
Los encuentros han sido en aeropuertos, cafés, hoteles de lujo y hasta en otros países, como México. Los interlocutores extraoficiales han sido de todo tipo, explicaron los autores: desde una periodista de ABC News en los 60, un Premio Nobel (Gabriel García Márquez), una hija de David Rockefeller, hasta políticos como el ex gobernador Bill Richardson y el ex presidente (Jimmy Carter). Algunos de los diplomáticos de ambos países formaron amistades a lo largo de estos diálogos discretos.
Hoy revelaron que uno de los interlocutores privados fue Paul Austin, el ejecutivo en jefe de Coca Cola, quien fue enviado personal del entonces presidente Jimmy Carter. Austin viajó a Cuba varias veces y se entrevistó con Fidel Castro, primero, en 1978, y después en 1980, para comunicar el deseo de Carter de mejorar las relaciones. Desafortunadamente, provocó confusión como mensajero al final en 1980 debido a que empezaba a sufrir de Alzheimer. Sin embargo, todo indicaba que de nuevo se había encarrilado un proceso hacia la normalización, pero esta idea se esfumó cuando Carter perdió en las elecciones de 1980 contra Ronald Reagan.
Ambos autores subrayaron que parte del propósito de este libro es ofrecer lecciones para el actual presidente Barack Obama, quien como candidato y después como presidente ha indicado que se requiere de una nueva relación. Pero si de verdad cree todo esto, tiene que hacerlo ya, comentó Kornbluh. Tiene una ventana de oportunidad para lograrlo, ya que en la Cumbre de las Américas de 2015 en Panamá todo indica que Cuba, por decisión unánime de América Latina, estará presente.
Preguntados por La Jornada sobre cuál es el principal obstáculo hoy día para que Obama cambie la política, LeoGrande respondió que en verdad hay una sola obstrucción en el ámbito político: el senador demócrata cubanoestadunidense Robert Menendez, quien casi por sí solo ha logrado congelar una modificación a fondo de la relación.
A la vez, señalaron que aún no se ha resuelto el asunto de Alan Gross, el contratista estadunidense encarcelado en Cuba por violaciones a la ley, o el tema de los tres (de los cinco), cubanos antiterroristas encarcelados por Estados Unidos.
Los documentos respecto de Kissinger, los planes de guerra, las negociaciones iniciales y más se pueden revisar en el sitio del National Security Archive:http://www2.gwu.edu/~nsarchiv/NSAEBB/NSAEBB487/
(Tomado de La Jornada)
http://www.jornada.unam.mx/2014/10/02/mundo/025n1mun
http://www.cubadebate.cu/noticias/2014/10/02/revelan-la-historia-oc...
http://progresosemanal.us/20141002/la-historia-oculta-de-la-diploma...