Hace un tiempo atrás escribía en un artículo intitulado "… Clínicamente Muertos", donde decía, “…Siempre que pienso en monumentos, y en el mundo se hacen muchos, creo que falta uno muy especial, el monumento a la "mujer cubana" y si hubiera para dos, el obelisco a la "creatividad del cubano". Ustedes instituyen las razones, mi pueblo lo siente muy adentro.
El cubano es reflejo de todas las características del latino, pero adicionalmente ha incorporado a su personalidad instintos condicionados por la adversidad, provocada por las limitaciones económicas, que le han permitido sobrevivir a las más duras pruebas…
Se manifiesta en su carácter solidario, su optimismo y en un comportamiento, que yo prefiero nombrar, “filosofía de la resistencia…”
Ahora el tema del Bloqueo contra nuestro país vuelve a la palestra con renovada fuerza, si es que alguna vez estuvo ausente de la mente de los cubanos donde cada día debe enfrentar con optimismo las duras pruebas que en el orden material y no sé por qué en el apenas abordado daño espiritual que ha infringido a nuestra gente.
La mayoría de la población cubana nació bajo el Bloqueo. En la primera mitad de la década de los años 90, del siglo pasado, el pueblo Cubano vivió una de las pruebas más dura de nuestra historia, por la situación afrontada en casi 5 años de duro batallar, conocida como “Período Especial”.
Con la caída del campo Socialista, la economía sufrió un impacto, con la pérdida de la mayor parte de nuestro comercio Exterior y un brusco descenso del Producto Interno Bruto.
Son cifras frías, que no muestran lo que significó para el ciudadano común. En ese período, con las ciudades a oscuras, o como dicen los ocurrentes dominicanos, "con algunos alumbrones” que refleja mejor, las escasas horas de luz, de los cotidianos apagones eléctricos.
Con apenas transporte público, bajo la inusual niebla de los atardeceres, envolviendo a mi ciudad, Bayamo, que empezó a cocinar con leña y carbón, en muchos de sus hogares, a falta del necesario combustible.
Pagando a precio de oro los alimentos y cada uno de las cosas vitales y necesarias, para nuestra propia supervivencia, a pesar del esfuerzo del Estado, por proteger a los grupos vulnerables, en especial sus niños, ancianos y mujeres embarazadas, y a su población, con al menos, lo mínimo imprescindible para garantizar la existencia.
Con nuestras mujeres haciendo proezas en el hogar, creando, con una habilidad increíble, platos culinarios, carentes del aliño y el necesario sustento proteico, para estimular a sus hijos a consumirlos, en un desesperado esfuerzo por la supervivencia. Privándose muchas veces de su propio alimento, para reforzar la alimentación de la familia, en esa batalla por la vida.
Recuerdo en esos días, a nuestras, en apariencia, frágiles mujeres, mantener la belleza femenina, aplicando los más variados consejos de la abuela. Sentir su risa con la ocurrencia de un hijo o sufrir con la nota baja, en la escuela, del otro.
A falta de transporte, subirse en una bicicleta para recorrer diariamente, en no pocos casos, más de 20 kilómetros, en viajes de ida y regreso, al trabajo o a la casa de estudio, y nuevo de vuelta al hogar, para enfrentando cada día con valentía los avatares de la crítica situación del país.
En un bloqueo más recrudecido que nunca, para dar el golpe definitivo a la Revolución herida.
Si hubiera duda del propósito del llamado "Embargo Económico, Financiero y Comercial" bastaría releer las palabras pronunciada por el subsecretario de Estado, Lester D. Mallory en abril de 1960, y recordada por el canciller Cubano Bruno Rodríguez Parrilla en la Asamblea General de las Naciones Unidas, en Noviembre del 2012, y cito “provocar el desengaño y el desaliento mediante la insatisfacción económica y la penuria [...] debilitar la vida económica negándole a Cuba dinero y suministros con el fin de reducir los salarios nominales y reales, provocar hambre, desesperación y el derrocamiento del gobierno".
Nuestro pueblo ha sufrido en carne propia el hostil acoso durante décadas; la historia de estos años de Revolución es la sumatoria de pequeños fragmentos de las vidas de cada uno de sus habitantes, en incesante lucha por la supervivencia. Es el relato de la existencia de un pueblo que paga un precio muy alto por su independencia.
De Planificadores a Agricultores.
Los años duros del Periodo Especial habían comenzado. Mi institución vinculada al Ordenamiento Urbano y Territorial de la Provincia de Granma no era ajena a esta realidad del país, en nuestro Consejo de Dirección se discutía con fuerza como mantener nuestro trabajo en esas difíciles condiciones, el combustible disponible apenas llega al 15 % de lo que recibíamos hacia unos pocos meses atrás, no había suficiente electricidad para mantener funcionado los equipos de oficinas y eran muy escasos los materiales gastables.
El dilema era cerrar la institución y perder años de esfuerzo en la formación de un especializado colectivo de profesionales de ingenieros, arquitectos, geógrafos y eficientes trabajadores o ganar el tiempo necesario para volver a comenzar en otras condiciones. La solución, la única que parecía sugerir la supervivencia, una finca cubierta de marabú que con el esfuerzo de todo produjo alimentos vitales para el colectivo.
Resistir es vencer
Otra pequeña parte de sus trabajadores continuaban cumpliendo en situaciones precarias con las metas de nuestra institución, esta vez vinculada a estudios técnicos asociado a la producción de alimento, comenzaba a gestarse uno de los programas de más impacto que conozco por sus implicaciones en la alimentación de la población y el desarrollo de una agricultura autosustentable caracterizada por el uso de abonos naturales y bioplaguicidas, acercando la producción de alimento a las puertas del consumidor.
En el plano humano para algunos de nosotros significó una nueva experiencia laboral realizada en condiciones poco usuales. Durante meses viajamos a lejanos territorios en los escasos medios de transporte público disponible y separado de la familia, compartiendo las dificultades de la gente, tal vez con la conciencia impregnada de la conocida frase, "resistir es vencer".
Póngame una caja de cerveza, por favor.
Recuerdo que yo tuve conciencia que el "Periodo Espacial" estaba muriendo, de una forma poco usual, cuando en unos de los interminables viajes de trabajo por la geografía granmenses entramos a un pequeños restaurante de pueblo habitualmente desabastecido y para nuestro asombro la carta ofrecía un menú variado y hasta la desaparecida cerveza cubana, lo que hizo decir a un colega de forma impulsiva, “póngame una caja de cerveza, por favor”, ante la mirada atónica del camarero que asombrado preguntó, ¿la quiere ahora?, ustedes son sólo tres personas y probablemente se le va a calentar, si desean se la sirvo poco a poco, bien fría, claro.
Lo dijo con una mirada picara en que todos entendimos muy bien su significado. En ella estaba reflejada una parte de realidad del momento, caracterizado por el desabastecimiento de muchos productos y la necesidad de tener la visión propia de un jefe de retaguardia especializado en logística, donde era necesario almacenar y tener “cosas” de todo tipo ante las escaseces.
Por suerte muchas de estas realidades han quedado atrás. La percepción, de parte de la gente de la calle, apuntan más en hablar en término de precios y salarios que de carencias materiales, es parte de la nueva realidad, que con un espíritu pragmático, se emprenden en el país, dirigido a en rumbar la sociedad sobre bases más sólida, adecuándola ante el cambiante escenario internacional a las posibilidades económicas de la nación.
¿Qué decir de Cuba?
Con frecuente escucho algunas personas, incluso dentro del país y medios de muchas partes del mundo minimizar el papel negativo del Bloqueo y maximizar nuestras propias insuficiente, que son reales y debemos trabajar por superarla y no puedo menos que asombrarme cada vez que veo a grandes países afectados por sanciones comerciales, o simplemente por prácticas comerciales desleales, hablar del impacto terrible que tienen para sus economías y me pregunto con tristeza, ¿qué decir de Cuba?
Pienso en nuestro pequeño pueblo que ha pasado durante más de medio siglo una de las pruebas más dura cometida contra una nación, que aún persiste con más fuerza, con sus carga de daños materiales y morales contra la familia cubano, sirva entonces de recordación estas historias, prohibidas de ser olvidada por nuestra gente, como un pequeño fragmentos de las hazañas de un pueblo en permanente batallar contra las adversidades y la esperanza puesta en el presente y en nuestro porvenir.