Por Máximo Relti - CANARIAS SEMANAL.- Las clases sociales que hoy controlan los resortes económicos de ese gran consorcio político y empresarial que es la Unión Europea tratan de presentarnos al llamado "viejo" continente como una realidad arraigada en el tiempo, inamovible, con instituciones que actúan como argamasa de una realidad que se pierde en los siglos.
Nada más lejos de la realidad. No hace falta traspasar la frontera de las últimas siete décadas para poder constatar que Europa no ha sido nunca un continente uniforme que contara con una raíz cultural única, con tradiciones similares y mucho menos con lenguas comunes. Esa fachada idílica, sin embargo, nos está siendo perseverantemente transmitida en la actualidad con un propósito "unificador". La verdad es que tras la firmeza de ese empeño se esconde tan solo la defensa de los intereses económicos del capitalismo de los países del Norte y de sus sucursales subsidiarias en los países del Sur.
Hasta hace 70 años, los diferentes imperialismos europeos combatían violentamente en los campos de batalla para tratar de imponerse unos sobre otros. Aquel combate colosal costó la vida de entre 40 y 50 millones de personas. El imperialismo alemán recibió en esa batalla una estrepitosa derrota. Pero fue el capitalismo estadounidense y británico el que sustituyó a Alemania en sus ambiciones expansionistas. En la actualidad, la guerra expansionista no ha sido tampoco desterrada de las fronteras europeas. Ahí están, frescos, los casos de Yugoslavia y Ucrania para constatarlo.
Desde entonces la II Guerra Mundial, el mapa geopolítico planetario ha cambiado sensiblemente. Nuevas potencias emergentes han aparecido por doquier. Y su expansión también se rige por las leyes implacables que impone de desarrollo económico capitalista La competencia comercial se agudiza con una velocidad de vértigo. Los grandes capitales europeos, que históricamente se habían combatido a muerte entre ellos para poder ejercer el dominio mundial, han terminado concertando una mutua colaboracion para poder extender su influencia económica, política y militar sobre amplias áreas de la propia Europa y del resto del mundo.
El perfil de los intereses que dominan en Europa aparecen hoy, pues, claramente definidos. Por una parte, nos encontramos a las naciones que comprenden el Norte europeo, como Alemania, Holanda, Dinamarca, Suecia, Francia… Al otro lado, como peones de los sectores económicos financieros del Norte , el capital subsidiario de los países del Sur y de la periferia: Italia, Grecia, Portugal, España, Irlanda, Bulgaria, Rumanía, Checoslovaquia, Albania, Hungría….
Esa es la nueva y real instantánea fotográfica de la Europa de nuestros días. El resto son sólo bagatelas destinadas a provocar la desorientación colectiva.
En las imágenes que les ofrecemos a través de este vídeo podrán contemplar, a velocidades supersónicas, cuál ha sido la realidad europea a lo largo del último milenio. ¿Existen razones para creer que el vertiginoso recorrido del vídeo muestra una historia irrepetible?
VÍDEO:
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