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David Díaz Ríos

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- Las nuevas estrategias: "guerras secretas" y "operaciones encubiertas" del imperio yanqui.

29 de Julho de 2014, 16:57 , por David Díaz Ríos - 0sem comentários ainda | No one following this article yet.
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Las nuevas estrategias: “guerras secretas” y “operaciones encubiertas” del imperio yanqui.

Actualmente Estados Unidos está recurriendo a nuevas estrategias y métodos para la intervención y dominio en el mundo. Las fuerzas armadas de los EE.UU. han ido modificando las teorías, métodos y técnicas de intervención. 


En la actualidad cobran especial importancia las operaciones encubiertas, operaciones psicológicas, operativos especiales, infiltración y manipulación de organizaciones populares, manipulación informativa y, en general todo tipo de guerras sucias
 
Estas nuevas estrategias responden a criterios más pragmáticos, económicos y a una adecuación ante las derrotas que han ido sufriendo en el pasado. 

Como consecuencia del conocido “síndrome de Vietnam”, en la actualidad Estados Unidos se ve en la necesidad político-ideológica de darle otro marco justificativo a las intervenciones, agresiones o invasiones, en las que tratan de no comprometer indefinidamente el empleo de grandes cantidades de tropas, así como realizar las intervenciones sin el rechazo de la opinión pública mundial.

En este último aspecto juega un rol importante la infiltración que han realizado en numerosas organizaciones populares para generar división, dispersión y desmovilización frente a estas intervenciones imperialistas.

Infiltración de mercenarios en el país agredido, un enemigo invisible y escurridizo, donde se expresan variadas formas de lucha, con predominio de la guerra de guerrillas. 

Ahora justifican sus intervenciones con argumentos de lucha contra el “terrorismo y el narcotráfico”, de defensa de la democracia y las libertades o, en algunos casos, de “guerras humanitarias” para salvar vidas, como fue el argumento para agredir a Libia o para acusar también a Siria.

Actualmente tratan que las intervenciones unilaterales sean el último recurso y en general tratan de dotarse de legitimidad institucional para actuar bajo el mandato de la comunidad internacional (ONU) o a través de múltiples alianzas.

Recurren a copiar los procedimientos y tácticas empleadas por la insurgencia tradicional, tratar de crear confusión y división en los adversarios, manejar el terreno para imponer el control territorial, sacarle partido a algunas costumbres y tradiciones del lugar, acentuar las diferencias étnicas, culturales o religiosas del país intervenido.

Con ello pretenden, a través de conflictos de baja intensidad y la doctrina de las “guerras preventivas” –surgida después del 11 de septiembre de 2001–, conjurar con antelación los estallidos revolucionarios, defender gobiernos títeres, derrocar mandatarios progresistas o intervenir en países que tienen posturas nacionalistas. 

En este contexto emplean diversas estrategias políticas y diplomáticas de aislamiento; económicas, con bloqueos y restricciones; militares, como asesorías, entrenamiento, dotación de armamento e intervención directa.

Entre las décadas de los años 50 y 70, en plena Guerra Fría, la CIA condujo numerosas operaciones secretas para asesinar líderes extranjeros, desestabilizar países considerados hostiles, planear golpes de Estado, etcétera. 

Actualmente EE.UU. vuelve a recurrir de forma habitual a este tipo de operaciones secretas y guerras encubiertas. Todo indica que en los acontecimientos de los últimos tiempos en Siria, Venezuela y Ucrania las operaciones secretas y encubiertas han tenido un protagonismo destacado.

El año pasado, el periódico The New York Times publicó un reportaje en el que aseguraba que las operaciones secretas de la CIA y el Pentágono –los responsables militares y políticos del país solo reconocen su existencia en conversaciones privadas, nunca en declaraciones oficiales– se habían extendido a una docena de países, abarcando una amplia zona que va, desde las ex repúblicas soviéticas, hasta Marruecos. 

Gracias a reportajes de investigación de la prensa estadounidense, se sabe que el Pentágono ha llevado a cabo de forma regular acciones con comandos paramilitares y bombardeos con aviones no tripulados, no solo dentro de Afganistán, sino también en Pakistán y en Yemen. 

El reportaje del Times amplía el ámbito geográfico de este tipo de operaciones a varios países. Sin embargo, no proporciona ejemplos de operaciones que permitan calibrar con exactitud sus objetivos, y naturaleza. 

Actualmente el imperio yanqui emplea un conjunto de operaciones encubiertas, orientadas a lograr objetivos de desestabilización, control geopolítico y contrarrevolucionario, tales como:

Profundizar las contradicciones internas y explotar las diferencias étnicas-culturales del país a intervenir 

Organizar a los actores oponentes internos y externos del país agredido: grupos “disidentes”, ONG defensoras de los derechos humanos, ejércitos de salvación nacional. 

Promover el desgaste político-económico y la deslegitimación popular del país agredido para profundizar los déficit de legitimidad y de gobernabilidad. Desarrollo en profundidad de las OPSIC (Operaciones Psicológicas). 

Incentivar paros y movilizaciones de calle, empujando la conflictividad social para generar caos y propiciar condiciones para golpes de estado o intervenciones militares. 

Eslabonar las formas de lucha: de los reclamos pacíficos y legales, a la acción directa o lucha de calle violenta; y de allí a las acciones armadas, conformando estructuras de ejércitos que puedan librar combates de envergadura, como son la toma de instalaciones, barrios o áreas urbanas, que luego catalogadas en la prensa aparecen como “zonas liberadas”. 

Inducir deserciones y divisiones en las fuerzas en el poder: deserciones por parte de diplomáticos, militares, funcionarios gubernamentales. 

Impulsar el aislamiento internacional del gobierno a derrocar, bajo acusaciones de crímenes de lesa humanidad, denuncias en las comisiones de derechos humanos, elaboración de expedientes ante la Corte Penal Internacional y promoción de sanciones en la ONU. 

Infiltrar y posicionar mercenarios de equipos de fuerzas especiales en el territorio del país agredido. 

Entrenar y dotar de armamento, al igual que de apoyo logístico, a las fuerzas oponentes. 

 

Publicado por el sitio web español La Haine.

http://www.cubadefensa.cu/?q=node/2728

http://www.lahaine.org/index.php?p=79021

http://odiodeclase.blogspot.com.es/2014/07/las-nuevas-estrategias-g...

http://www.diario-octubre.com/2014/07/19/las-nuevas-estrategias-gue...;


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