La tradicional injerencia de Washington contra gobiernos soberanos de distintos países ha devenido afán enfermizo de espiar, conspirar y desestabilizar a otros a nivel planetario.
Remedando al conocido filósofo francés René Descartes, quien hizo célebre la frase “Pienso, luego existo”, el gobierno de los Estados Unidos — a raíz de recientes y sucesivos escándalos por espionaje y subversión sobre amigos y enemigos— pudiera hacerla suya con una pequeña modificación; entonces quedaría más o menos así: “Espío y subvierto, luego existo”.
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