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3 de Abril de 2011, 21:00 , por Desconhecido - | No one following this article yet.
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El deber del pueblo

13 de Janeiro de 2014, 15:05, por Eurococas Eurococos - 0sem comentários ainda

Ante los abusos del PP, tenemos el deber de levantarnos, tenemos la obligación de luchar por lo que ellos nos quieren quitar.

Por Jose Antonio Gomez Hernández

Cuando una larga serie de abusos y usurpaciones, dirigida invariablemente al mismo objetivo, evidencia en designio de someter al pueblo a un despotismo absoluto, es su derecho, es su deber, derrocar ese gobierno y proveer de nuevas salvaguardas para su futura seguridad.

Hace más de 200 años que un grupo de hombres libres hizo esta declaración en un documento que hoy es referente de, incluso, la Declaración de Derechos Humanos sobre la que se sustancia la ONU. Vuelvo a repetir, hace más de dos siglos que estas palabras fueron plasmadas por Thomas Jefferson en un documento que fue firmado en la ciudad de Philadelphia por hombres como George Washington, John Adams, Thomas Jefferson, Benjamin Franklin o John Adams, en el actual Independence Hall, y que fue el embrión del nacimiento de los Estados Unidos. Lo que realmente ocurre es que textos del pasado se hacen actuales en la situación actual de España, la situación a la que nos está llevando el Partido Popular y, en concreto, Mariano Rajoy, con sus políticas neoliberales y sus medidas ultraconservadoras. Lo mismo ocurre con canciones del pasado, canciones de los cantautores de los años 60 y 70, que se pueden escuchar en el entorno sociopolítico actual y no desentonan.

Los abusos hacia los españoles de Mariano Rajoy hacen imprescindibles medidas por parte de la ciudadanía, casi obligan a los ciudadanos a retomar su soberanía, ese concepto que tan pomposamente está recogido en la Constitución Española de 1978 en su artículo 1.2 al afirmar «La soberanía nacional reside en el pueblo español, del que emanan los poderes del Estado» y que el Partido Popular nos está hurtando de una manera casi obscena, del mismo modo en que lo haría un dictador en un país donde la soberanía nacional reside en la persona del mismo y no en el pueblo.

La movilización ciudadana se hace imprescindible no ya tanto como un modo de protesta o como un modo de canalizar el descontento sino como una manera de terminar con este sufrimiento, con esta situación insostenible, con este gobierno que está ejecutando la protección que el Estado debe dar a sus ciudadanos.

El Partido Popular está actuando como el alumno que quiere superar al profesor al precio que sea al querer imponer las mismas medidas que en los años 80 implementó Margaret Thatcher con la misma excusa: la crisis económica. Rajoy y su partido están haciendo lo mismo pero a lo bestia. Están entregando nuestros derechos, esos derechos que están recogidos en la Constitución Española, a los intereses privados como un nuevo nicho de negocio que explotar. El hecho de entregar esos derechos (sanidad, educación, trabajo, vivienda, justicia) a intereses privados es ya un ataque directo a la democracia, además de un atentado contra los principios sobre los que se asienta el sistema político en el que el pueblo es el soberano.

El partido ultraconservador español está llevando a los ciudadanos a situaciones propias de la posguerra. En la España actual más del 10% de su población está por debajo de los niveles de pobreza extrema. En la España actual casi 3 millones de personas no tienen ningún tipo de ingreso. En la España actual se está pasando hambre, millones de niños solo pueden comer en sus colegios porque en su casa apenas pueden alimentarse. En la España actual las autoridades expulsan de su hogar a las víctimas de la usura de la banca. En la España actual los ciudadanos tienen que buscar en los contenedores de basura el mínimo sustento para no morir de hambre. En la España actual la salud de los ciudadanos se entrega a los intereses de compañías privadas que van a convertir a los pacientes en clientes. En la España actual la educación de nuestros jóvenes se entrega a las necesidades de la Iglesia Católica o de la educación privada. En la España actual el hijo de un obrero tiene imposible acceder a la educación universitaria porque las tasas están equiparando la educación pública a la privada. En la España actual se está atacando a la libertad de expresión, reunión, manifestación de los ciudadanos con una legislación propia del franquismo o del estalinismo. En la España actual se está atacando constantemente a los derechos de las mujeres con esa reforma asquerosa de la ley del aborto que un ministro ególatra y narcisista quiere imponer bajo los auspicios de los sectores más ultras de la sociedad y que, además, son una minoría. En la España actual se están permitiendo los abusos empresariales hacia los trabajadores y el chantaje más burdo hacia éstos por el mero hecho de que el trabajo, que es un derecho, se haya convertido en un privilegio. En la España actual se permite que el Presidente del Gobierno mienta en el Congreso y continúe en sus funciones. En la España actual se permite que el Presidente del Gobierno siga en su cargo a pesar de ser también el presidente de un partido político sospechoso de ser un nido de corrupción. Todo ello gracias a las medidas del gobierno de Mariano Rajoy. 

Mariano Rajoy, su partido y la prensa mamporrera del Movimiento Genovés, justifican sus medidas en la mayoría absoluta que le dio el resultado de las Elecciones Generales de 2011 y en la soberanía popular. Esta afirmación es un insulto. El pueblo habló y ahora debe callar. Así es como ve el PP el sistema democrático. Piensan que se les ha dado un cheque en blanco para poner en marcha todas las tropelías que han puesto en marcha, independientemente del daño que pueda hacer. El pueblo habló y ahora debe callar. Eso no es así porque la democracia está basada en la participación del pueblo en la vida política, por mucho que las elecciones den un resultado o el contrario.

El principal problema es que el Partido Popular no cree en la democracia, no cree en la soberanía popular y por eso no acepta que los ciudadanos tengan voz propia. Sólo acepta la sumisión. El gobierno impone y el pueblo calla porque ya tuvo su oportunidad en las Elecciones Generales. No obstante, tienen miedo, tienen mucho miedo a que el pueblo despierte. Por eso han aprobado las leyes que han aprobado para evitarlo.

La nulidad de respuesta del pueblo español ante todos estos atropellos, ante todos los recortes y sus consecuencias es un modo de complicidad con el poder. El pueblo, tal y como dice la Declaración de Independencia de Estados Unidos, no solo tiene el derecho sino que está obligado a endurecer la protesta, que no la queja, para provocar que esos gobernantes dejen de gobernarnos. No hablo de revolución, porque ya no es tiempo de revoluciones, sino que hablo de que los ciudadanos tenemos el poder efectivo, que no el poder legal. No podemos permitir tener a un Presidente de Gobierno que ha legalizado la mentira como modo de gobierno. No podemos permitir que nadie, por mucho que tenga la legitimidad de los votos, nos robe los derechos por los que tanta gente se dejó la vida. Pero para eso es necesaria la protesta, intensificar la protesta, llenar las calles día a día, porque la calle es nuestra, por mucho que dijera Fraga lo contrario, y desde la calle se ganan más derechos que desde el sillón de casa o desde la queja tomando un café. Envidio de verdad a países como Brasil, Ucrania, Thailandia, países en los que el pueblo se ha echado a la calle y ha conseguido cambiar las tendencias y los abusos del poder hacia sus ciudadanos.

Compañeros y amigos extranjeros me preguntan que cómo es posible que con lo que está haciendo Mariano Rajoy con su pueblo España no está ardiendo, que no haya barricadas en las calles, que no aparezcan cincuenta cajeros ardiendo cada día. La respuesta es fácil: el pueblo español ha entregado la cuchara antes de comenzar la batalla. ¿Somos un pueblo de cobardes? Creo que no, pero sí que somos un pueblo resignado, un pueblo que se queja pero que no protesta. Antes los abusos del PP tenemos el deber de levantarnos, tenemos la obligación de luchar por lo que ellos nos quieren quitar. En países no muy lejanos, como Francia, por menos de la mitad de los abusos de Rajoy hacia el pueblo el país se hubiera levantado. Aquí no, y, por tanto, el pueblo es responsable.

Voy a finalizar el artículo con una parte del guión de la película V de Vendetta donde se sustancia parte de lo explicado anteriormente:

"¡Buenas tardes, Londres! Permitid que, primero, me disculpe por esta interrupción. Yo, como muchos de vosotros, aprecio la comodidad de la rutina diaria, la seguridad de lo familiar, la tranquilidad de la monotonía. A mí, me gusta tanto como a vosotros. Pero con el espíritu de conmemorar los importantes acontecimientos del pasado, normalmente asociados con la muerte de alguien o el fin de alguna terrible y sangrienta batalla y que se celebran con una fiesta nacional, he pensado que podríamos celebrar este 5 de noviembre, un día que, lamentablemente, ya nadie recuerda, tomándonos 5 minutos de nuestra ajetreada vida para sentarnos y charlar un poco. Hay, claro está, personas que no quieren que hablemos. Sospecho que, en este momento, estarán dando órdenes por teléfono, y que hombres armados ya vienen de camino. ¿Por qué? Porque mientras pueda utilizarse la fuerza, ¿para qué el diálogo? Sin embargo, las palabras siempre conservarán su poder, las palabras hacen posible que algo tome significado y, si se escuchan, enuncian la verdad. Y la verdad es, que en este país, algo va muy mal, ¿no? Crueldad e injusticia, intolerancia y opresión. Antes tenías libertad para objetar, para pensar y decir lo que pensabais. Ahora, tenéis censores y sistemas de vigilancia que os coartan para que os conforméis y os convirtáis en sumisos. ¿Cómo ha podido ocurrir? ¿Quién es el culpable? Bueno, ciertamente, unos son más responsables que otros. Y tendrán que rendir cuentas. Pero, la verdad sea dicha, si estáis buscando un culpable, sólo tenéis que miraros al espejo. Sé por qué lo hicisteis, sé que teníais miedo ¿Y quién no? Guerras, terror, enfermedades. Había una plaga de problemas que conspiraron para corromper vuestros sentidos y sorberos el sentido común. El temor pudo con vosotros y, presas del pánico, acudisteis al actual líder, Adam Sutler. Os prometió orden, os prometió paz. Y todo cuanto os pidió a cambio fue vuestra silenciosa y obediente sumisión. Anoche intenté poner fin a ese silencio. Anoche destruí el Old Bailey para recordar a este país lo que ha olvidado. Hace más de cuatrocientos años un gran ciudadano deseó que el cinco de noviembre quedara grabado en nuestra memoria. Su esperanza era hacer recordar al mundo que justicia, igualdad y libertad son algo más que palabras; son metas alcanzables. Así que si no abrís los ojos, si seguís ajenos a los crímenes de este gobierno, entonces os sugiero que permitáis que el cinco de noviembre pase sin pena ni gloria. Pero si veis lo que yo veo, si sentís lo que yo siento y si perseguís lo que yo persigo, entonces, os pido que os unáis a mí, dentro de un año, ante las puertas del parlamento Y juntos, les haremos vivir un cinco de noviembre que jamás, jamás nadie olvidará.

Lo que estamos logrando con el entreguismo popular es perder la soberanía popular. El camino que nos mostraron escritores como Orwell, Zamiatin, Huxley o Bradbury puede llegar a España si no le ponemos remedio. Nosotros tenemos la fuerza, utilicémosla porque es nuestro deber como ciudadanos.



Classes e luta de classes: desafios para 2014

13 de Janeiro de 2014, 12:33, por Desconhecido - 0sem comentários ainda

Muitos acreditam que os acontecimentos de junho de 2013 mostraram que amplos segmentos aparentemente adormecidos podem acordar e despertar para exigir justiça e direitos sociais. E, ao fazê-lo de forma radical, podem causar um sobressalto no status quo instalado. Diante disso, consideram que a classe trabalhadora brasileira terá certamente que travar ainda muitas batalhas para que os seus filhos, muitos dos quais estiveram nas ruas, ou continuam tentando ocupá-las, possam aceder a uma posição estável, a um emprego qualificado e a um futuro auspicioso.

No entanto, entre as batalhas em curso e futuras, encontram-se, certamente, as da burguesia contra o governo Dilma. Está cada vez mais evidente que a classe burguesa dominante pretende impedir qualquer pretensão de aumentar a participação do Estado na economia. Ela teme, como o diabo da cruz, que tal participação possa eventualmente reduzir os ganhos astronômicos de seu capital, redirecionando parte deles para resolver problemas sociais acumulados há décadas.

A burguesia se deu conta do evidente esgotamento da política de crescimento através do estímulo ao consumo, iniciado em 2003. Sabe que se tornou indispensável, para a continuidade do crescimento econômico e do desenvolvimento social, o aumento dos investimentos produtivos. Por isso, ao mesmo tempo em que ataca o aumento da intervenção do governo na economia, o chantageia, segurando seus investimentos, apesar das evidentes vantagens oferecidas nas concessões público-privadas.

Só quem não se apercebeu dessa tática, tanto da burguesia brasileira quanto da burguesia estrangeira, deixou de entender que elas jogaram pesado para o total malogro do leilão de campo petrolífero de Libra. Elas consideram absurdo o novo regimento para a exploração do pré-sal, no qual a Petrobras deve ser a operadora única. Fizeram de tudo para que as empresas com recursos para viabilizar a exploração e a produção se negassem a participar do leilão, na esperança de que isso colocasse o governo contra a parede e o obrigasse a mudar as regras.

A virada somente ocorreu com a entrada dos chineses na jogada. Foi isso que forçou a participação dos holandeses e franceses, temerosos de perder posições na concorrência global. E não é por acaso que dez entre dez analistas burgueses continuem verbalizando que o leilão foi um fracasso e uma privatização disfarçada, ao mesmo tempo em que reclamam ser imprescindível a flexibilização ou mudança das regras, permitindo às estrangeiras serem operadoras, numa privatização aberta.

Do ponto de vista político, essas reações da burguesia contra a maior participação do governo na economia também explicam, em grande medida, os movimentos em curso para as eleições de 2014. A maior parte dessa classe dominante não está disposta a participar de um governo de esquerda que pretenda introduzir reformas estruturais, mesmo pontuais, para realizar um desenvolvimento socialmente menos desigual. Ela não concorda com a introdução de impostos progressivos, ao invés de regressivos, que hoje pesam principalmente sobre os assalariados. Nem quer perder seu poder sobre os congressistas, com o fim dos financiamentos privados às campanhas eleitorais.

A grande burguesia, em especial, é visceralmente contra o rompimento do domínio monopolista sobre a economia. Não aceita qualquer medida que democratize a propriedade industrial, comercial, agrícola, dos serviços, da mídia e do solo, e incentive a concorrência para reduzir os preços e desenvolver mais rapidamente as forças produtivas. Não aceita a redução das jornadas de trabalho, a melhoria dos salários, nem a universalização dos serviços públicos. Portanto, não lhe interessam medidas através das quais seria possível reduzir a população excluída do mercado de trabalho e proporcionar à maior parte da população condições dignas de vida. Ao contrário, pretende jornadas maiores, salários menores, e mais privatização dos serviços públicos, com foco público mistificador apenas sobre alguns setores da população.

O paradoxo consiste em que, a rigor, nenhuma dessas mudanças é anticapitalista, ou socialista, a não ser para aquelas mentes caboclas que, como as do Tea Party estadunidense, são capazes de enxergar socialismo em qualquer medida de sentido social. Portanto, a maior parte da burguesia brasileira se movimenta para impedir a reeleição de um governo que esteja comprometido com um tipo de desenvolvimento econômico que esteja associado a desenvolvimento social. Ela sabe que esse comprometimento e, ao mesmo tempo, a renovada pressão das ruas tendem a fazer com que o Estado volte a ser o instrumento para a imposição de um caminho social que não pretende seguir.

Por outro lado, grande parte dessa burguesia também tem a clara percepção de que suas vias de desenvolvimento autônomo estão bloqueadas por sua profunda associação com as corporações transnacionais estrangeiras, comandadas por um sistema financeiro sem peias. Em tais condições, todas as tentativas de formular uma terceira via, entre a esquerda e a direita, que poderiam ser palatáveis para as classes sociais beneficiadas pelas políticas de transferência de renda e de aumento do salário mínimo petistas, parecem se bater contra barreiras intransponíveis. Não por acaso, a proposta marinista de superar a polarização PT-PSDB, silenciosamente endossada por socialistas rosa-esmaecidos, descambou rapidamente para a proposta de liquidação do chavismo petista, algo talvez apenas inteligível pela extrema-direita tucana.

Apesar disso, seria ilusão pensar que essa polarização, real e aparentemente intransponível, empurrará o centro burguês para um provável programa de mudanças estruturais para a reeleição de Dilma. Na verdade, como se torna cada vez mais evidente, o centro-burguês, espalhado pelo PMDB e por outros partidos, utilizará a chantagem extremada contra o pretenso chavismo petista para arrancar o máximo de concessões e evitar que o programa da candidatura Dilma inclua qualquer tipo de reformas estruturais.

Emergiram, porém, problemas diferentes daqueles existentes nas eleições de 2006 e 2010. É certo que o centro-burguês e parte da esquerda acham que estão ganhando e não se deveria mexer em nada, deixando tudo como está. Mas é evidente a pressão da grande burguesia por um retrocesso, mesmo em políticas que pareciam consensuais, como a redução da taxa de juros, o Bolsa Família, e as parcerias público-privadas para a reconstrução da infraestrutura. O leilão de Libra, por mais que a esquerda da esquerda tenha se rebelado contra, se tornou o toque de finados de um tratamento civilizado do governo Dilma pela burguesia e um grito de alerta para barrar o propalado avanço estatizante.

Paralelamente, e talvez como um dos elementos de acirramento da inflexão da burguesia, terminou a paz das ruas. Pelo menos aquela paz que só não era total porque as ações policiais contra o banditismo presente no seio da imensa ralé dão a impressão de o país estar em meio a uma guerra civil sem fim. As manifestações de junho de 2013 colocaram milhões de pessoas de grandes e médias cidades reclamando de tudo, mas principalmente de mobilidade urbana, saúde, educação e segurança. De um momento para outro, o descenso das mobilizações sociais, que perduravam por mais de 25 anos, se transformou em nova ascensão. Mesmo que ainda não tenha conquistado consistência programática, essa ascensão trouxe à luz aquilo que Ermínia Maricato repete há muito: cidades não são apenas espaços da luta de classes. São, por si sós, luta de classes.

Com mais de 80% da população concentrada em cidades médias e grandes, as aglomerações urbanas brasileiras se transformaram no principal berço de reprodução da força de trabalho e num mercado de disputa selvagem de valores de troca, que incluem o solo, habitações, transportes, espaços públicos e a própria vida humana. Nas cidades, o capitalismo brasileiro coloca a nu sua natureza predatória, irracional e caótica. A especulação imobiliária empurra a periferia pobre para novas fronteiras sem infraestrutura alguma. E cria aquilo que Maricato chama de nó da terra, ardil da informalidade e juventude exilada.

Se olharmos com mais atenção para as manifestações de junho e posteriores, e para a crescente violência que, paradoxalmente, tem acompanhado a melhoria das condições de vida de milhões de brasileiros, incluindo o fenômeno black blocks, poderemos concluir que houve um erro sério nas prioridades governamentais referentes à reconstrução da infraestrutura do país. Embora ferrovias, rodovias, portos e navios sejam essenciais para o desenvolvimento econômico, a infraestrutura e as reformas que deveriam ter ocupado a posição prioritária são aquelas referentes à mobilidade, saúde, educação, segurança e alimentos bons e baratos. Infraestrutura que, ao ser reconstruída, também proporcionaria uma importante alavancagem para o crescimento industrial e para o aumento da oferta de alimentos e outros bens de consumo corrente.

Foi esse, e continua sendo, o principal recado das ruas. Um recado que, para ser atendido, precisará de mais ação do Estado. E que, queiramos ou não, acirrará as contradições tanto com a grande burguesia quando com parte da burguesia média e pequena. São essas modificações no processo de luta de classes, seja entre a burguesia e o governo, seja entre grandes massas populares e o processo de desenvolvimento em curso, que foram trazidas à tona pela nova ascensão da luta de classes.

E são elas que estão corroendo as alianças que levaram Lula e Dilma ao governo, e precisam ser substituídas por outras que tenham por base os atores sociais da base da sociedade que estão se movimentando. Nessas condições, 2014 tende a ser tão ou mais turbulento, desafiante e cheio de emoções que 2013.

Wladimir Pomar é escritor e analista político.

Fonte: Correio da Cidadania



Indústria automobilística fecha 2013 com crescimento de 9,9% na produção

7 de Janeiro de 2014, 17:36, por Desconhecido - 0sem comentários ainda
Por Marli Moreira, Repórter da Agência Brasil

São Paulo – A indústria automobilística encerrou 2013 com produção de 3,7 milhões de veículos, o que representa aumento de 9,9% na comparação com 2012 e indica o melhor desempenho da história do setor. Em dezembro, no entanto, a produção recuou 18,6% sobre o mês anterior e 12,1% abaixo de dezembro de 2012. Os dados foram divulgados hoje (7) pela Associação Nacional dos Fabricantes de Veículos Automotores (Anfavea).

O total de veículos novos nacionais licenciados também obteve desempenho recorde, com um total de 3,06 milhões de unidades, resultado 1,5% acima de 2012. Em dezembro, os licenciamentos cresceram 17% na comparação com novembro. Na comparação com dezembro de 2012, o movimento ficou estável, com variação de 0,1%.

Incluindo os emplacamentos de automóveis importados, o total de veículos vendidos subiu para 3,7 milhões de unidades, quantidade 0,9% inferior à de 2012. A participação dos importados no licenciamento ficou em 18,8%, ante 20,7% no ano anterior.

As exportações em 2013 atingiram o melhor desempenho da história, com crescimento de 13,5%, totalizando US$ 16,5 milhões.

Edição: Denise Griesinger   //   matéria atualizada às 14h45 para correção de informações. No segundo parágrafo, o total de veículos novos nacionais licenciados foi 3,06 milhões e não 3,6 milhões. No último parágrafo, as exportações em 2013 totalizaram US$ 16,5 bilhões e não US$ 16,5 milhões.


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Fonte: http://agenciabrasil.ebc.com.br/noticia/2014-01-07/industria-automobilistica-fecha-2013-com-crescimento-de-99-na-producao