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David Díaz Ríos

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3 de Abril de 2011, 21:00 , por Desconhecido - | No one following this article yet.

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- La guerra cultural contra el socialismo en Cuba.

2 de Agosto de 2014, 9:53, por David Díaz Ríos - 1Um comentário

La guerra cultural en Cuba. 

Yo he recorrido el país y he conversado con muchos estudiantes sobre estos temas y aprecio este espacio, no solo porque lo convoca la AHS, sino porque ofrece la posibilidad de que asista un público heterogéneo que es desconocido por mí, que podría ser de cualquier sector de la sociedad.

Siempre que se me ha pedido hablar de la subversión, rectifico el concepto en función de lo que obviamente trabajo, que es la lucha de ideas o la lucha en el entorno ideológico, que yo suelo enmarcar, sobre todo, en un ámbito cultural. Me parece más preciso hablar de la guerra cultural que se establece en torno a la construcción de una sociedad alternativa, y de la ofensiva general que se ha producido en los últimos años con el objetivo de aprovechar el fin biológico de la generación histórica que hizo la Revolución y el advenimiento al poder de nuevas generaciones.


Hablo de guerra cultural –quiero enfatizar eso– porque entiendo que ese concepto incluye lo ideológico y lo político y algunas cosas más que me parecen esenciales. No se trata de la simple lucha por el poder: no es una guerra entre personas que están a favor o en contra de un gobierno. Se trata de una guerra entre personas que están a favor o en contra de un sistema, que implica también una percepción cultural del mundo, una manera de entender el concepto de felicidad, tanto en la vida personal como colectiva. Entonces, lo que nos quieren cambiar es la mente. Quieren que la sociedad cubana cambie su manera de pensar, sus ideales, sus expectativas; quieren construir un proceso de cambios paulatinos en la mente de los cubanos que nos conduzcan, sin necesidad de que se produzca la caída del gobierno, al capitalismo.

Hablo de que existen dos maneras de entender las relaciones entre las personas y los objetos, que se expresan en lo que llamamos, de una parte, la cultura del ser y de la otra,  la cultura del tener. Entiendo por cultura del tener una forma de vida que se rige por las leyes del consumismo –no las del consumo–, que nos convierte en esclavos de las cosas, porque son las cosas las que establecen el valor de las personas, lo que valen, lo que significan, el nivel del éxito alcanzado en la sociedad. A la cultura del tener no le importa el origen del dinero. Usted puede tener mucho porque ganó la lotería, porque lo heredó o porque lo robó y no lo han cogido preso, o porque siendo actor hizo una película mala pero taquillera: si tiene mucho es una persona importante. Es decir, el ser pasa a segundo plano frente al tener. Y el tener conlleva a su vez la exhibición de lo que se tiene. Usted no es nadie si tiene y no lo exhibe, si la gente no puede apreciar que usted tiene, que es lo que marca su valor en la sociedad. Cuando en Cuba hablamos de especulación, un término que nada tiene que ver con el término exhibicionismo (pero que popularmente se usa como sinónimo), nos referimos al predominio de la cultura del tener en algunas personas. Hay un príncipe árabe que la revista Forbes ubica entre los diez hombres más ricos del mundo y que enchapó su avión personal en oro –supongo que hizo los cálculos correctos para que no se caiga–; ¿qué diferencia hay entre ese personaje que no está loco, que no es un obsesivo, sino simplemente un personaje del sistema, que necesita demostrarle al mundo cuánto tiene, porque eso establece cuánto vale, y ese otro que está sentado en mi cuadra en el barrio de Colón de Centro Habana, y que lleva tres cadenas de oro al cuello? La diferencia obviamente es de cantidad de dinero, pero no hay ninguna diferencia en las intenciones, porque estamos hablando del mismo acto dentro del sistema de valores de la cultura del tener. Es decir, yo valgo porque tengo tres cadenas de oro o yo valgo porque tengo el avión enchapado en oro.

Por supuesto, el socialismo no significa que la gente no tenga. Eso sería un absurdo, no puede sostenerse una sociedad que no tenga un consumo razonable que lleve a un mejor nivel de vida, que signifique de algún modo un progreso personal. Todo eso es correcto y el socialismo no lo puede negar bajo ningún concepto. Pero sí de que nos propongamos cumplir –y sabemos que no se cumple en la sociedad cubana actual–, la máxima de que a cada cual se le exija según su capacidad y se le de según su trabajo. En este caso, se ubica en primer lugar lo que cada quien es (lo que entrega a la sociedad) y por tanto, lo que merece recibir a cambio de su trabajo.

En la sociedad cubana de hoy tenemos la pirámide invertida. Precisamente, los Lineamientos se proponen resituar la pirámide en su lugar y que las personas puedan ganar por lo que aportan y que esa ganancia esté sustentada en lo que la gentes es concretamente. Esto que parece muy general, quizás parezca muy teórico, yo creo que es la base de lo que podemos entender por una confrontación entre la cultura del capitalismo y la cultura del socialismo, como alternativas opuestas de vida. Insisto en ello, porque hay personas que de alguna manera desechan esa contradicción, y al final terminan entrampados en ella. Lo que somos hoy en Cuba, lo que tratamos de construir hoy en Cuba, parte de una tradición nacional, de un pensamiento nacional, pero también de un concepto de vida alternativo al capitalista. Cuando se nos dice: ustedes tiene que acabar de ser “normales”, llevan 50 años de Revolución, sean normales, yo siempre pregunto: ¿qué nos piden?; cuando dicen que seamos normales ¿qué quieren decir con eso? Lo normal en el mundo es el consumismo, lo normal en el mundo son las leyes bravas del mercado y yo no quiero ser normal. Yo no quisiera que este país retrocediera. Creo que la gran victoria de Cuba es no ser normal en un mundo donde la injusticia social y la indiferencia ante ella son normales. Entonces, Cuba marcha por un camino diferente, por un camino alternativo que intenta conservar en un mundo extraordinariamente hostil, porque es un mundo diseñado por la clase hegemónica capitalista.

Cuando me preguntan ¿qué es lo que predomina hoy en Cuba, la cultura del capitalismo o la del socialismo?, yo tengo que empezar por decir que la cultura del capitalismo es la cultura predominante en el mundo, es la cultura que se sustenta sobre la base material del capitalismo. La socialista es un proyecto en construcción y eso implica obviamente que nosotros seamos consumidores de la cultura capitalista y que además la reproduzcamos. Nosotros caemos en la trampa de reproducir los valores del capitalismo, con programas de televisión que hacemos nosotros, y también en el cine o en la literatura. Porque el socialismo no es un lugar de llegada. El socialismo es un camino en el que tratamos de optar por la negación y la superación del capitalismo. Es una contradicción entre dos sistemas que no disminuye, que se intensifica durante el largo camino de superación. Pongo un ejemplo muy actual: el tema de la corrupción, algo que los enemigos nos señalan continuamente y que nosotros mismos señalamos en Cuba, porque es totalmente contradictorio con el sistema. La corrupción nos duele, nos sorprende y nos hace creer que es un grave problema “nuestro” y lo es, porque es un cáncer para el socialismo; la corrupción no se nota en el capitalismo porque es inherente a él; no destruye al capitalismo, a nosotros sí. La corrupción no es el resultado del socialismo; es la evidencia de que el capitalismo todavía se reproduce en nuestra sociedad. El socialismo presupone una ética social e individual superior, e implica un nivel muy superior de exigencia individual.

Otro ámbito cultural que me parece esencial es el de la memoria histórica. Vivimos en un país donde la inmensa mayoría de la población nació después de la Revolución. Significa que estamos construyendo una sociedad alternativa a una sociedad que no vivimos, de la cual no tenemos vivencias personales. Y los jóvenes que mañana asumirán las posiciones fundamentales del país, tendrán que conducir la revolución sin ni siquiera contar a su lado con la última generación que vivió el capitalismo, en medio de una guerra cultural de altísima intensidad. Porque no existe ningún proyecto de futuro que no se sustente en una tradición, que no tenga la vista puesta en un pasado, o mejor dicho, en una interpretación del pasado. Respeto mucho los instrumentos científicos de los estudios históricos, creo que son importantísimos, pero al mismo tiempo, no dejo de recordar que toda interpretación –y la historia no es más que una continua reinterpretación del pasado–, conduce a un futuro específico, que cada nueva época reinterpreta el pasado en función de un proyecto de futuro. En Miami, ustedes sabrán, hay un monumento a los héroes de Playa Girón, es decir, a los mercenarios que desembarcaron por Bahía de Cochinos como dicen ellos, aquí hay uno para los milicianos que defendieron el país de esa invasión. Aquellos son los héroes de aquel proyecto, estos son los héroes de este proyecto. Lo que quiero decir es que no existe un proyecto de sociedad en la que todos, aquellos mercenarios y estos milicianos, sean al mismo tiempo héroes: cada sociedad tiene los suyos. Estos están en función del proyecto de futuro.

Siempre recuerdo esta anécdota: en una ocasión estaba ayudando a mi tío a conseguir un cambio de vivienda y me tropecé con una señora que se imaginaba viviendo el capitalismo en Cuba y le ofrecía a mi tío un apartamento “con garaje”, pero yo, que conocía el apartamento que ella ofertaba, le aclaraba que no lo tenía, porque aquel garaje había sido declarado monumento nacional, ya que en él se habían escondido José Antonio Echeverría y los asaltantes al Palacio Presidencial y a Radio Reloj en 1957. Aquella señora se echó para atrás con una sonrisa en los labios y me respondió: pero señor, José Antonio Echeverría solo es importante para este gobierno, en un futuro nadie se va a acordar de él. Y a mí me resultó la afirmación tan ofensiva que empecé a discutir, pero también comprendí que ella sabía lo que estaba diciendo. Porque los héroes de una Cuba capitalista no serán ni Julio Antonio Mella, ni Villena, ni José Antonio Echeverría, ni Jesús Menéndez, Frank País, Ernesto Che Guevara. O sea, que el panteón de héroes sería otro. Por eso cuando nos piden a los revolucionarios –que somos obsesivos con la verdad porque la necesitamos y toda revolución comienza alfabetizando a su población, empieza exigiéndole a su población que estudie–, que rescatemos y situemos a todos los personajes de la historia en el mismo lugar, están siendo hipócritas. Es cierto que en ocasiones hemos explicado los hechos históricos de forma maniquea, y que la victoria de nuestros héroes es grandiosa precisamente porque nuestros villanos no eran estúpidos o cobardes como a veces parece en la descripción de los hechos. Pero no existen panteones ecuménicos. Cuando uno llega hoy a los países de Europa del Este y observa que todos los héroes del socialismo, los propios y los ajenos, fueron arrancados de sus pedestales, comprende cuan hipócritas eran sus reclamos. ¿Cuáles serían los héroes de esa Cuba capitalista anhelada por ellos? Héroes de pacotilla. Ya se reescribe la historia: Batista “el benefactor”; Che Guevara, “el asesino”.

Pero hay otra manera de reconstruir la historia, y es por la vía emocional: nos quieren vender una imagen falsa de los años 50 como si aquella hubiese sido una época de fiesta, de diversión, nos venden una Habana llena de luces de neón, de bares y cabarets, de alegría, y después, por supuesto, sobrevino lo peor; como decía en su canción Carlos Puebla (interpretándolo en un sentido literal): “llegó el Comandante y mandó a parar, se acabó la diversión”. Nos quieren hacer creer que los años 60 fueron años de tristeza, de oscuridad. Es una contraposición que no funciona racionalmente sino a nivel emocional, se apoya en elementos extra políticos, porque en el mundo entero hay cierta moda, cierta tendencia a recuperar la arquitectura, las imágenes de los años 50, porque fueron años en los que el capitalismo norteamericano tuvo cierta estabilidad económica. Aquella década se convirtió en un mito que se retoma hoy, en medio de violentas crisis económicas. Pero a Cuba llega viciada por la confrontación entre sistemas, por la clara división de épocas que marca el año 1959. Y se nos siembra la idea de que tenemos que recuperar los ídolos de antes del 59, cada pedacito de La Habana tal como era antes del 59, como si aquella fuese nuestra verdadera tradición y quiero advertir que Cuba ha vivido ya más años en Revolución, que los que vivió durante la neocolonia. Algunos pretenden sustituir los nombres de las calles o de las tiendas –los que ya el pueblo identifica con los nombres actuales, no me refiero a los nombres que nunca fueron aceptados– por el que tuvo en la primera mitad del siglo XX.

Quiero que se entienda que hoy necesitamos del debate, de la discusión, como nunca antes. Quiero insistir también en esto. Porque esta guerra cultural solo es posible ganarla desde el debate. Solo es posible ganarla desde la construcción de miradas críticas. De la capacidad que tenga la gente – sobre todo los jóvenes– de discernir lo que es bueno y lo que es malo. Hay una gran exposición en estos momentos de materiales, hay un trasiego de información que no tiene nada que ver con lo que el estado produce y distribuye. Las nuevas tecnologías introducen esa posibilidad. Hay videos clip, por ejemplo, como el de Yakarta y el Chacal, “Ellas son locas”, excelentes para dar clases de esto que estamos planteando. En ese video los cantantes traen en las manos fajos de billetes y lo lanzan al aire, se rodean de bellas mujeres desnudas, disfrutan del poder que otorga el dinero. Ese video no se exhibió en la televisión, pero corrió por todo el país y muchos jóvenes lo vieron. No se puede prohibir, pero hay que establecer jerarquías. La televisión es un lugar que tiene que establecer jerarquías y responsabilidades en lo que se ofrece a la gente. Usted puede pintar cualquier barbaridad en su casa y nadie se lo prohíbe, pero no puede pedir una galería.

Tenemos que educar la capacidad crítica en los jóvenes. Una capacidad crítica que permita que lo vean todo –y yo creo que los jóvenes deben verlo todo y saber discernir– y eso tiene que interiorizarse en los comités de base, en las brigadas de la FEU y en los colectivos de profesores. Yo creo que un maestro de secundaria tiene que ver las series juveniles que pasan en TV antes de la comida. Series norteamericanas de televisión con muy buena factura, que reproducen los valores de la cultura del tener, y debe conversar con los muchachos después sobre esas series, no para impugnarlas, sino para aportarles otra mirada, otros argumentos que amplíen la capacidad de recepción de sus alumnos. Los maestros pueden hacer mucho en ese sentido.

Intervención durante el debate.

Me encanta este tipo de debate. Permite repensar muchas cosas, ajustarlas y afirmarlas. Es un debate que siempre resulta útil para todos. No estoy del todo de acuerdo con la frase de que no hemos cambiado nada (sobre la prensa), yo creo que hay un proceso de evolución. El mundo de la llamada libre información, de las grandes transnacionales, es el que construye los esquemas de pensamiento, el que construye las miradas. No está interesado en la verdad, está interesado en esa construcción que se sustenta en lo verosímil, trabaja con lo verosímil y construye estados generales de opinión. El socialismo en el mundo surgió en países atrasados, en condiciones de guerra total. Y durante mucho tiempo la idea que prevaleció en esos países que estaban tratando de crear una cultura alternativa era establecer una especie de coraza que los protegiera de la desinformación de la llamada prensa libre. Eso lo heredamos nosotros también. En el punto en que estamos lo peor que nos puede pasar es que pensemos que andamos con una coraza, cuando en realidad no tenemos ninguna coraza. Hoy las nuevas tecnologías hacen que todo ese sistema de construcción de mentalidades antisocialistas, que introduce los valores del capitalismo, esté en la calle, reproduciéndose y dialogando con la gente. Tenemos que enfrentar ese hecho desde la cultura, desde el debate crítico. Lo único que nos puede salvar es la conformación de un pensamiento crítico que sea capaz de discernir, que no es la simple suma de conocimientos, pues hay personas que conocen mucho y son contaminadas con facilidad, con cualquier estupidez. Esa capacidad crítica no surge de un conocimiento especial, sino de un entrenamiento especial que emana del debate. Ese debate tiene que estar en los comités de base, en los grupos de la FEU, etc.

¿Qué es una crítica? Yo insisto en eso, porque hay una tendencia a desideologizar. Yo creo que hay que distinguir entre la crítica revolucionaria y la crítica contrarrevolucionaria. Me niego a homogeneizar, a quitar apellidos al hablar de la crítica. Si hay algo que es cierto seguirá siéndolo tanto si lo dice un revolucionario como si lo dice un contrarrevolucionario. Pero una crítica no es un enunciado. Un contrarrevolucionario y yo podemos coincidir diciendo que en Cuba hay corrupción y prostitución y los dos estamos partiendo de un hecho concreto, pero una crítica es más que un enunciado. Y la verdad se construye con dos cosas fundamentales: su historia –es decir, toda verdad tiene una historia que marca su lógica interna– y su solución, su proyecto implícito de solución. En este punto específicamente es donde nos bifurcamos. Es decir, si Yoani Sánchez dice que en Cuba hay corrupción o cita un caso concreto de corrupción y después dice que la corrupción es inherente al socialismo y que hay que transitar hacia el capitalismo para salvar al país de la corrupción, está diciendo una mentira colosal. Porque la corrupción es inherente al capitalismo. Y si me dice que hay prostitución y después me dice que la prostitución es el resultado del socialismo, de la construcción de esta sociedad alternativa… no, si hay capitalismo la prostitución se institucionaliza. Se transforma en una mafia, totalmente respaldada por el sistema. Ahí es donde la crítica adquiere un contenido revolucionario o un contenido contrarrevolucionario. Yo creo que la verdad siempre es revolucionaria y solo la crítica revolucionaria es verdadera, la crítica contrarrevolucionaria termina siendo una mentira, que manipula el concepto de verdad.

¿Cómo conformar la conciencia crítica? Yo a veces trato de separarme de las estadísticas que se manejan con ínfulas cientificistas en el país. Desconfío de las estadísticas.  Creo que existen verdades, mentiras y estadísticas. Me gusta repetir la famosa frase de Martí cuando hablaba en Tampa del espíritu de la Revolución existente en Cuba, y alguien que acababa de llegar del país dice que no se respiraba ese espíritu en la atmósfera de la Isla. Y Martí responde: pero yo no estoy hablando de la atmósfera, yo hablo del subsuelo. O sea, yo no quiero descripciones de atmósferas, yo creo que toda realidad es lo que se ve y lo que potencialmente puede ser, desde nuestras convicciones y cosmovisiones. Cuando hablo de estos temas, no lo hago situándome frente a las instituciones, yo quisiera que la televisión cubana fuera mejor –aunque es mejor que la común que existe en el mundo– y trato de hacer algo aunque es poco lo que puedo hacer pues no trabajo en la televisión, pero sí puedo ir de universidad en universidad discutiendo mis ideas y puedo actuar socialmente. Yo hago una diferenciación entre la acción de las instituciones –a las que sin dudas hay que presionar– de la responsabilidad individual que cada uno de nosotros tiene. Estoy plenamente consciente de la necesidad de construir un consumidor, un lector culto. El principal daño que nos hizo el período especial y los planes enemigos es que los revolucionarios de ese momento no supimos construirnos generacionalmente. Pero eso no me va a detener a mí, para nada.

Pienso que el lenguaje de la violencia es un lenguaje contrarrevolucionario. La violencia es contrarrevolucionaria. El enemigo quiere hacernos creer que la violencia es el resultado de la acción revolucionaria. Es decir, ellos hablan de la  izquierda revolucionaria “violenta” y de la izquierda “democrática”, que supuestamente es una izquierda pacífica, conciliadora. En verdad, la izquierda revolucionaria, a la que yo me adscribo plenamente, es violenta en tanto la derecha trata de justificar la violencia que implica la injusticia y hace inoperante otra forma de lucha que no sea violenta. Pero yo no apoyo la violencia, esa no es mi perspectiva de vida. La violencia me obliga a acciones que no son las que me motivan en la vida. La violencia revolucionaria es una respuesta a la violencia contrarrevolucionaria. Hay una especie de recuperación de la idea de la reconciliación, yo estoy de acuerdo siempre que sea en el socialismo. Lo que pasa es que a veces la reconciliación se entiende como capitulación. A veces sucede que un artista cubano va a Miami en son de paz, de buena voluntad,  y va a la televisión, y se esfuerza tanto en ser pacífico, apolítico, que termina siendo apabullado, porque no es una televisión hecha para ningún tipo de paz. Está hecha para la guerra cultural, de valores, que es la verdadera guerra entre el socialismo y el capitalismo. Por eso es bueno recordar también que estamos en guerra. Cuando un revolucionario dice que no es un político, está entendiendo mal el concepto: el revolucionario no hace política si ocupa o aspira a ocupar cargos, la hace si apuesta su vida a la transformación del mundo a favor de la verdad, la belleza y la justicia. Eso es ser un político revolucionario, aunque nunca se ocupe una responsabilidad estatal o partidista.

(Transcripción de la intervención de Enrique Ubieta Gómez en el espacio Dialogar, dialogar de la AHS, diciembre 2013)

http://dialogardialogar.wordpress.com/2014/03/11/la-guerra-cultural-en-cuba/



-Ros-Lehtinen, jefa de los partidarios más fanáticos del genocidio de Gaza.

2 de Agosto de 2014, 7:29, por David Díaz Ríos - 0sem comentários ainda

Ros-Lehtinen, jefa de los partidarios más fanáticos del genocidio de Gaza. 

JEAN-GUY ALLARD – Detractora número uno de los países progresistas de América Latina en el Congreso de Estados Unidos, en nombre de los derechos humanos, Ileana Ros-Lehtinen es la más fanática partidaria en Washington de la masacre israelí de palestinos en Gaza, a pesar de la indignación que provoca este genocidio en el mundo entero.

 

De la misma forma que se alegró de la muerte de Hugo Chávez y sostuvo ciegamente el régimen golpista de Micheletti en Honduras, la representante norteamericana nacida accidentalmente en Cuba liderea el grupo de defensores de la agresión israelí en Gaza y es la autora de un resolución votada estos últimos días para condenar “el grupo extremista Hamas por sus recientes ataques contra Israel”.

 

Extrañadamente, Ros-Lehtinen quien va con frecuencia a Israel, en viajes patrocinados por organizaciones sionistas, se encontraba en Tel Aviv en el momento cuando empezó la operación israelí de limpieza étnica contra la población palestina de la Franja de Gaza.

 

La vinculación de Ros-Lehtinen con Israel y sus lobbyistas del capitolio es bien conocida en Washington. Presentó hace unos meses una resolución para que Washington permita la venta de armamentos de última generación a la nación judía que ya dispone de la bomba nuclear.

 

Esta  ley codifica la política de EE.UU. para prestar asistencia a Israel en materia de sistemas defensivos, como Iron Dome, David’s Sling and Arrow . “Iron Dome ha protegido a millones de civiles israelíes inocentes de los ataques con cohetes de Hamas y es la razón por la que hemos sido testigos de tan pocas muertes en el lado israelí”, dijo la congresista en un análisis que acaba de publicar en el Washington Times, diario de extrema derecha.

 

En el mismo escrito propone que sean castigadas las entidades de la ONU que se oponen a la intervención israelí: “El Congreso debe instar a Obama a retirar inmediatamente y cortar cualquier ayuda a cualquier entidad de la ONU que busca deslegitimar a Israel y socavar su seguridad nacional – y debe comenzar con el Consejo de Derechos Humanos de la ONU”, escribió.

 

Ferviente defensora de los crímenes de los terroristas de origen cubano Luis Posada Carriles y Orlando Bosch, Ros-Lehtinen que no se pierde una oportunidad de atacar a Venezuela, se pretende defensora de los derechos humanos y retoma constantemente la misma retórica difamatoria antiprogresista que a menudo recupera el propio Departamento de Estado.

 

En el 2009, Ros-Lehtinen obtuvo de la cámara baja la condena al Informe Goldstone presentado en la ONU, que reconoce el carácter genocida de los crímenes de Israel en su guerra contra la Franja de Gaza.

 

La Cámara de Representantes de Estados Unidos aprobó entonces, por una mayoría que revela la omnipresencia del lobby sionista en Washington, la resolución redactada por Ileana Ros-Lehtinen junto con un colega. Como en el caso de Honduras, la congresista de extrema derecha instó directamente al presidente Barack Obama a oponerse al documento y a rechazar sus recomendaciones.

 

Ros-Lehtinen es conocida como una destacada activista del AIPAC, el controvertido lobby israelí de Washington que le garantiza financiamiento para todas sus campañas.

 

En 2009, en uno de sus viajes al estado judío, Ros-Lehtinen y su marido, Dexter (el quién lanzó un televisor a su exesposa en 1982 en el medio de una discusión familiar) se reunieron con Benjamin Netanyahu. No se sabe cuantas veces luego se repitió el encuentro.

 

La congresista nació en 1952 en La Habana – su padre era una eminencia de la dictadura de Batista, pero se crió en Miami y luego se sumó a la derecha dura más intransigente de Miami, la de la plantocracia cubana del azucar y del ron.

 

Ros-Lehtinen siempre ha tenido una relación atormentada con sus orígenes judíos, que intentó escamotear al abandonar hace años el apellido maternal para usar el de su marido norteamericano, Dexter Lehtinen, un veterano de Vietnam.

 

Su abuelo materno, Jacobo Adato, fue un respetable líder de la comunidad judía habanera.

 

Adato no solo se quedó en Cuba, en 1959 con la Revolución, sino que fue presidente del Centro Sefardí de La Habana y el presidente de la Junta Coordinadora de las Comunidades Hebreas de Cuba.

 

Jacobo Adato siempre aseguró la permanencia de su fe religiosa ante las dificultades provocadas por las agresiones norteamericanas, que hoy Ros-Lehtinen defiende con rabia.

http://www.contrainjerencia.com/?p=91184

http://www.aporrea.org/internacionales/a192570.html

http://www.kaosenlared.net/america-latina-sp-1870577476/al/cuba/93201-ros-lehtinen,-jefa-de-los-partidarios-m%C3%A1s-fan%C3%A1ticos-del-genocidio-de-gaza



«Nace la nueva universidad espirituana».

31 de Julho de 2014, 14:50, por David Díaz Ríos - 0sem comentários ainda

Nace la nueva universidad espirituana. 

Bajo el mismo nombre: Universidad de Sancti Spíritus José Martí Pérez, pero con diferente estructura que está en proceso de aprobación, este centro docente se reorganizará a partir del curso 2014-2015 en pos de elevar la calidad de la Educación Superior cubana y racionalizar recursos humanos, materiales y financieros, según trascendió este viernes en encuentros oficiales con estudiantes, profesores y trabajadores de ambas instituciones.

“Las experiencias de Isla de la Juventud, Mayabeque y Artemisa han arrojado resultados favorables, satisfactorios. Por eso el Consejo de Ministros decidió este 21 de junio extenderlas a todo el país. Hay que buscar fórmulas más racionales, de acuerdo con las necesidades y demandas del territorio. ¿Cómo debe ser la nueva universidad? La de aquí tiene que parecerse a Sancti Spíritus, con un modelo, un diseño propio y flexible”, señaló en la reunión con la comunidad universitaria de la UCP Gil Ramón González, viceministro de Educación Superior.

Junto a otras seis provincias, Sancti Spíritus se incluye en la primera etapa del proceso paulatino de integración de los centros universitarios en Cuba que culminará en 2016 con La Habana.

“No se trata de sumar estructuras, sino de integrarlas, lo cual se traducirá en mayor potencialidad y mejores resultados de los procesos formativos, científicos e ideológicos en aras de transformar la sociedad para que sea más culta, más educada, que tenga una proyección moral acorde a los procesos económicos que está llevando a cabo el país. Se necesita una nueva universidad que lleve a una nueva provincia”, sentenció Rolando Forneiro, también viceministro del MES presente en la cita.

“Contamos con todas las condiciones para que Sancti Spíritus pueda aspirar a esa universidad que está soñando el país. Es alto el reto, pero también son grandes las motivaciones”, expresó la doctora Nayma Trujillo Barreto, nombrada oficialmente rectora de la naciente universidad espirituana de nuevo tipo.

El doctor Manuel Valle Fasco, quien se desempeñaba como rector de la UNISS, resultó promovido para otras responsabilidades en el Ministerio de Educación Superior.

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- ¿Veinte años no es nada?

31 de Julho de 2014, 10:20, por David Díaz Ríos - 0sem comentários ainda

¿Veinte años no es nada?

http://cubasiguelamarcha.bligoo.es/veinte-anos-no-es-nada1406823077450-fidel_y_ch_vez.jpg

Cuando en 1994 un Hugo Chávez recién salido de la cárcel visitó Cuba invitado por Fidel ni los analistas de los medios de comunicación internacionales ni los gobernantes de Estados Unidos y Europa informados por sus embajadas en La Habana, entretenidos contando los minutos de sobrevida a la Revolución cubana, pudieron comprender lo que sucedía.

El mismo Chávez relató su sorpresa al arribar a Cuba entre los viajeros de un vuelo comercial y encontrarse a Fidel esperándolo en la pista del aeropuerto de La Habana.

Quien cambiaría el destino de su pueblo y de muchos otros habló entonces, atentamente escuchado por Fidel,  en el Aula Magna de la Universidad de La Habana. Chávez disertó sobre la actualidad de Bolívar, del futuro de América Latina y de su integración como único destino viable. El venezolano presentó allí “un proyecto estratégico de largo plazo, en el cual los cubanos tienen y tendrían mucho que aportar, mucho con discutir con nosotros, es un proyecto de un horizonte de 20 a 40 años, un modelo económico soberano, no queremos seguir siendo una economía colonial, un modelo económico complementario”.

Pero para los medios el proyecto de Chávez era un discurso viejo, superado por la historia, que sólo tenía sentido para el líder cubano, anclado -según ellos- en el pasado.

Veinte años después, buena parte de la historia presente y futura de América Latina tiene que ver con Chávez,  y en un escenario político, económico y cultural absolutamente nuevo en la región los medios de comunicación  siguen sin comprender nada.

Hace pocos días concluyó la cumbre de los BRICS en la ciudad brasileña de Fortaleza. BRICS quiere decir Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica, o sea la mitad de la población del planeta.

Lamentando la ausencia de una mirada de los medios a lo esencial de lo que allí ocurrió – “Pensaba que en los días subsiguientes habría un poco más de análisis serio sobre la importancia de la Cumbre de los BRICS“, escribió- Fidel reseñó los resultados de la reunión en Fortaleza:

“Los BRICS proponen  una mayor coordinación macroeconómica entre las principales economías, en particular en el G-20, como un factor fundamental para el fortalecimiento de las perspectivas de una recuperación efectiva y sostenible en todo el mundo.

“Anunciaron la firma del Acuerdo constitutivo del Nuevo Banco de Desarrollo, con el fin de movilizar recursos para proyectos de infraestructura y de desarrollo sostenible de los países BRICS y otras economías emergentes y en desarrollo.

“El Banco tendrá un capital inicial autorizado de 100 mil millones de dólares. El capital inicial suscrito será de 50 mil millones de dólares, a partes iguales entre los miembros fundadores. El primer presidente de la Junta de Go­ber­nadores será de Rusia. El primer presidente del Consejo de Administración será de Brasil. El primer Presidente del Banco será de la India. La sede del Banco será en Shanghai.

“Anunciaron también la firma de un Tratado para el establecimiento de un Fondo Común de Reservas de Divisas para situaciones de contingencia, con un tamaño inicial de 100 mil millones de dólares.

“Reafirma el apoyo a un sistema multilateral de comercio abierto, transparente, inclusivo y no discriminatorio; así como a la conclusión exitosa de la Ronda de Doha de la Organización Mundial del Comercio (OMC).

“Reconocen el importante papel que las empresas estatales desempeñan en la economía; así como el de las pequeñas y medianas empresas como creadores de empleo y riqueza.

“Reafirman la necesidad de una reforma integral de las Naciones Unidas, incluido su Consejo de Seguridad, con el fin de hacerlo más representativo, eficaz y eficiente, de manera que pueda responder adecuadamente a los desa­fíos globales.

“Reiteraron su condena del terrorismo en todas sus formas y manifestaciones, dondequiera que ocurra; y expresaron preocupación por la continua amenaza del terrorismo y el extremismo en Siria, a la vez que llamaron a todas las partes sirias a que se comprometan a poner fin a los actos terroristas perpetrados por Al-Qaeda, sus afiliados y otras organizaciones terroristas.

“Condenaron enérgicamente el uso de armas químicas en cualquier circunstancia; y dieron la bienvenida a la decisión de la República Árabe Siria de adherirse a la Convención sobre Armas Químicas.

“Reafirmaron el compromiso de contribuir a una justa y duradera solución global del conflicto árabe-israelí sobre la base del marco legal internacional universalmente reconocido, incluyendo las resoluciones pertinentes de las Naciones Unidas, los Principios de Madrid y la Iniciativa de Paz Árabe; y expresaron apoyo a la convocatoria, en la fecha más temprana posible, de la Conferencia sobre el establecimiento de una zona de Oriente Medio libre de armas nucleares y otras armas de destrucción masiva.

“Reafirmaron la voluntad de que la exploración y utilización del espacio ultraterrestre deberán ser para fines pacíficos.

“Reiteraron que no hay alternativa a una solución negociada a la cuestión nuclear iraní, y reafirmaron apoyo a su solución a través de medios políticos y diplomáticos.

“Expresaron preocupación por la si­tua­ción en Irak y apoyaron al gobierno iraquí en sus esfuerzos por superar la crisis, defender la soberanía nacional y la integridad territorial.

“Expresaron preocupación por la si­tuación en Ucrania e hicieron un llamamiento para un diálogo amplio, la disminución del conflicto y la moderación de todos los actores involucrados, con el fin de encontrar una solución política pacífica.

“Reiteraron la firme condena al terrorismo en todas sus formas y manifestaciones. Señalaron que las Naciones Unidas tienen un papel central en la coordinación de la acción internacional contra el terrorismo, que debe llevarse a cabo de conformidad con el derecho internacional, incluida la Carta de las Naciones Unidas, y con respeto a los derechos humanos y las libertades fundamentales.

“Reconocieron que el cambio climático es uno de los mayores desafíos que enfrenta la humanidad, e hicieron un llamamiento a todos los países a construir sobre las decisiones adoptadas en la Convención Marco de Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC), con miras a llegar a una conclusión exitosa para el año 2015, de las negociaciones en el desarrollo de un protocolo, otro instrumento legal o un resultado acordado con fuerza legal bajo la Convención es aplicable a todas las Partes, de conformidad con los principios y disposiciones de la CMNUCC, en particular el principio de las responsabilidades comunes pero diferenciadas y sus respectivas capacidades.

“Expresaron la importancia estratégica de la educación para el desarrollo sostenible y el crecimiento económico inclusivo; así como destacaron el vínculo entre la cultura y el desarrollo sostenible.”

Casi nada, sólo una visión del mundo diametralmente opuesta a la que los grandes medios de comunicación, siempre coincidentes en los temas esenciales con los gobiernos de EE.UU. y Europa, suelen transmitir.

Por el contrario, alrededor de la reunión de los BRICS los medios de comunicación inventaron un relanzamiento de la Guerra Fría, reabrieron una base de espionaje rusa en Cuba, que el propio presidente Vladimir Putin desmintió en Brasil, y leyeron los encuentros de los líderes de Rusia y China con Fidel como una escena de Café Nostalgia.

El líder histórico de la Revolución cubana vio las giras de los presidentes de Rusia y China por América Latina en ocasión de la Cumbre de los BRICS como “una de las proezas más grandes de la historia humana” y calificó “el aporte que Rusia y China pueden hacer en la ciencia, la tecnología y el desarrollo económico de Suramérica y el Caribe” como “decisivo”.

Para el discurso dominante, Fidel y los que compartan su visión son conservadores. Lo novedoso, que va a cambiar a este país y tal vez al mundo, estaría en la visita a Cuba de los directivos de Google en un jet ejecutivo, y su reunión con una asalariada de Washington para traernos la libertad y el progreso tal y como se entiende en la Casa Blanca,  no en los BRICS.

Como sucedió en 1994 con la visita de Chávez a La Habana es posible que algo nuevo y trascendental esté naciendo. Pero los medios, por supuesto, le harán caso a cualquier cosa menos a lo que el hombre que supo adelantarse y ver hace veinte años en el modesto viajero llegado a Cuba en un vuelo comercial el germen de una América nueva, les dice. (Publicado en CubAhora)

IROEL SÁNCHEZ ESPINOSA

http://lapupilainsomne.wordpress.com/2014/07/31/veinte-anos-no-es-nada/

http://www.cubahora.cu/politica/veinte-anos-no-es-nada

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  • Hugo Rafael Chávez Frías : (Sabaneta, 28 de julio de 1954 - Caracas, 5 de marzo de 2013). Militar y político venezolano. Presidente de la República Bolivariana de Venezuela desde 1999 hasta su fallecimiento. Sus ideas y pensamientos socialistas y de carácter integracionista heredadas del pensamiento de Simón Bolívar y Francisco de Miranda lo convirtieron en el líder indiscutible de la Revolución Bolivariana.
  • BRICS: Se refiere conjuntamente a Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica. Estas naciones tienen en común una gran población y un enorme territorio, lo que les proporciona dimensiones estratégicas continentales y una gigantesca cantidad de recursos naturales, además un alto crecimiento de su PIB, haciéndolos atractivos como destino de inversiones.
  • En América Latina existen otros mecanismos de integración, como la CELAC, el MERCOSUR y la UNASUR.


- Capacitando a cubanos para subversión.

31 de Julho de 2014, 9:27, por David Díaz Ríos - 0sem comentários ainda

Capacitando a cubanos para subversión.

http://cubasiguelamarcha.bligoo.es/capacitando-a-cubanos-para-subversion

Los seleccionados junto a los familiares antes de partir a EE.UU.
 

Fue Radio Martí quien dio la noticia sobre un grupo de nueve jóvenes cubanos vinculados a actividades contrarrevolucionarias y pertenecientes a diferentes grupúsculos, habían sido seleccionados para viajar a los EE UU, con vistas a realizar estudios en diversas instituciones de esa nación. ¿Algo Nuevo? Realmente no. A partir de la implementación de la nueva Reforma Migratoria cubana, decenas de mercenarios han ido a diferentes países para recibir entrenamiento por parte de partidos políticos, ONGs, fundaciones y otras tapaderas de los servicios de inteligencia enemigos, tal como sucedió en Polonia durante el 2013. 
Esta vez los seleccionados fueron Laritza Diversent y Yaremis Flores; el bloguero Henry Constantin, la integrante de las Damas de Blanco, Sahily Navarro; Danilo Maldonado, conocido como “El Sexto”; la hija de los contrarrevolucionarios Berta Soler y Ángel Moya; hasta llegar a nueve. 

Este viaje se realiza a tenor con el programa conocido por becas "Somos un solo pueblo", implementado por el gobierno norteamericano, para promover la capacitación de contrarrevolucionarios cubanos en el conocimiento y dominio de las más novedosas técnicas de subversión, a la par que la realización de estudios específicos por parte de los “pupilos”. 

En la despedida de los viajeros, en el Aeropuerto Internacional José Martí, estuvieron presentes Berta Soler, Guillermo Fariñas y Ángel Moya, quienes ya recibieron este tipo de entrenamiento durante sus viajes al exterior, particularmente cuando fueron entrenados desde el 3 de junio de 2013 por el Instituto Lech Walesa, en Polonia, los mercenarios Anyer Antonio Blanco Rodríguez, Guillermo Fariñas, Antonio Rodiles, Ailer González, Joysi García, Dagoberto Valdés, Mario Félix Lleonart, María Cristina Labrada, Yaremis Flores y David, de OMNI Zona Franca. Según se conoció, el centro de entrenamiento contó con varios profesores polacos, así como Omar López Montenegro, miembro de la FNCA y miembro del staff de Radio Martí.

En el caso de Berta Soler y Moya, los mismos fueron entrenados en EE UU.

El propio Fariñas reconoció en su momento, “que la estrategia tomó una forma más definida en junio, cuando él y otros críticos del gobierno, incluidos un activista laico católico, un pastor bautista, un bloguero y un rapero, viajaron a Polonia por 15 días para un entrenamiento en la Fundación Lech Walesa.” Sobran los comentarios.

El día de ayer sirvió de marco para que Radio/TV Martí entrevistara a uno de recién llegados, en las frecuencias de Mega TV, en el programa “En Sus Propias Palabras”, a la mercenaria Laritza Diversent.

Está claro que los enemigos que mantienen la guerra ideológica anticubana, están tomando muy en serio la tarea de capacitar en diferentes cursos y contactos a los miembros de la contrarrevolución cubana en las más novedosas técnicas subversivas elaboradas por la CIA. Esta es otra prueba de esa nueva concepción anti cubana.

Percy Francisco Alvarado Godoy.

http://islamiacu.blogspot.com/2014/01/capacitando-cubanos-para-subversion.html

CubaSigueLaMarcha



«¿Qué es lo que tiene Fidel?»

31 de Julho de 2014, 9:07, por David Díaz Ríos - 0sem comentários ainda

¿Qué es lo que tiene Fidel?

http://cubasiguelamarcha.bligoo.es/que-es-lo-que-tiene-fidel

Lo intentaron asesinar en 638 oportunidades. Utilizaron todos los métodos posibles, desde lapiceras explosivas hasta morteros que iban a ser disparados en la propia Plaza de la Revolución, durante la conmemoración de un 26 de julio, en La Habana. Pero Fidel, como los gatos, siguió viviendo.
Trataron, la CIA y sus prolíficos empleados, de destruir de mil maneras la imagen, el prestigio, el respeto, la moral, y sobre todo, la ética revolucionaria de quien en muy pocos años derrocó a una de las dictadura más sanguinarias y mejor pertrechadas del continente. Pero tampoco pudieron, ya que Fidel siempre emergía intocable y más rebelde que nunca, de cada una de esas campañas.
Desesperados, apelaron a personajes siniestros como Luis Posada Carriles y Orlando Bosch, quienes en su obsesión criminal no sólo gestaron decenas de atentados contra el jefe revolucionario cubano, sino que trataron de hacer todo el mal posible a la población cubana. Así, se enorgullecieron de haber volado el avión de Cubana frente a las costas de Barbados, donde murieron 73 personas. Sin embargo, a pesar de la atrocidad de sus actos, no pudieron cambiar el rumbo de la Revolución, que una y otra vez emergió triunfante.
Secuestraron al niño Elián González, y también a los 5 héroes cubanos, pero no doblegaron ni a Fidel ni a su pueblo. Al contrario, Elián volvió y hoy es un joven fidelista. Y qué decir de René y Fernando, comandantes de la solidaridad con sus otros tres hermanos en prisión.
Actualmente, cuando Cuba no sólo es admirada y defendida por los pueblos del mundo, sino que ha recuperado cada uno de los sitios del continente de donde sus enemigos intentaron  hacerla desaparecer, los enemigos del proceso revolucionario no cejan en sus malas intenciones.
Lo nuevo desde el punto de vista del odio anticubano, puede ser visibilizado en las redes sociales. Desde innumerables foros se ocupan de tergiversar las conquistas revolucionarias, desvalorizando 55 años de construcción permanente de una sociedad totalmente distinta a aquellas que están instaladas en el capitalismo consumista, anulador de los emprendimientos colectivos y desestructurador de la conciencia humanista. Pero también desde las redes, ahora que el Comandante ya no gobierna pero cada tanto regala al mundo sus reflexiones atinadas y de alto contenido estratégico, los anhelos expresados por el Pentágono se siguen traduciendo en más amenazas de muerte. Poe eso, es probable que a nadie le haya sorprendido que recientemente, cuando el mundo se conmovía por la partida de ese gran camarada de Fidel y la cultura con mayúsculas, que es Gabriel García Márquez, otra vez las redes estallaran con el repetido sonsonete: “Murió Fidel”, “La Habana está militarizada”, “de un momento a otro se dará la noticia”. Los autores de la campaña, tres gusanos de poca monta, Yusnaby Pérez, Orlando Luis Pardo Lazo y Anyer Antonio Blanco, se dedicaron a inundar el mundo de los twitters vendiendo la falsa versión, logrando ubicar la “noticia” en lo más alto de la cima virtual. Pero la realidad, no es muy afin a las computadoras y Fidel, otra vez, se salió con la suya. Desde el corazón de un pueblo que lo ama y lo admira volvió a demostrarles que no pueden con él ni con la Revolución tan empeñosamente gestada en todos estos años.
Lo volverán a intentar una y mil veces. Sin dudas que lo harán. Pero aún en la peor de las circunstancias, no saben que Fidel seguirá viviendo, y ellos, con sus anuncios necrológicos son los verdaderos cadáveres de esta historia. Sencillamente porque abrazan un sistema que como dijera Hugo Chávez, “huele a azufre”.

http://la-isla-desconocida.blogspot.com/2014/04/que-es-lo-que-tiene... 

http://visiondesdecuba.com/2014/04/28/que-es-lo-que-tiene-fidel-cas...



- Los dos Estados Unidos -

31 de Julho de 2014, 8:48, por David Díaz Ríos - 0sem comentários ainda

Los dos Estados Unidos.

http://cubasiguelamarcha.bligoo.es/honda-martiana

Desde las primeras décadas del siglo XX, Lenin, con su formación marxista, había apreciado que la intervención norteamericana enCuba significaba la aparición en el plano internacional delimperialismo de Estados Unidos. Hoy, la crisis mundial del imperialismo hegemónico es bien evidente y uno de sus signos más relevantes se observa precisamente en lo referido a Cuba, América Latina y el Caribe.

Se hace evidente que Estados Unidos ya no puede ejercer su dominio imperial en el mundo de la forma en que venía haciéndolo, y mucho menos en América Latina y el Caribe.

Se complica la situación que hoy tiene lugar en el propio Imperio con los movimientos sociales, así como otros procesos de rebeldía y protestas de todo tipo en ese país. Por ello, aconsejo a  los revolucionarios de América Latina y el Caribe tener muy en cuenta que hay dos Estados Unidos y que debemos unir fuerzas con aquellos que en su seno luchan por un mundo de paz, por cambiar el orden impuesto por el poder financiero y la maquinaria de guerra que controlan el Gobierno. Así lo apreció Martí con su visión latinoamericana, caribeña y universal. El Apóstol afirmó: “Amamos a la Patria de Lincoln, tanto como tememos a la patria de Cutting”. Aludía a un oscuro aventurero que intentó ocupar  una parte del territorio de México.

Para los hombres y mujeres de mi generación, llegar a la conclusión de que ya el Gobierno de los Estados Unidos no puede mandar en el Caribe ni en América Latina en la forma que antes lo hacía, y que están en marcha en la región importantes procesos integracionistas, es un acontecimiento que marca una nueva época de la historia.

Es por eso que, a más de cinco décadas del triunfo de la Revolución, siento que nuestra generación, la del centenario del natalicio de José Martí, está ganando su batalla histórica contra el imperialismo, y esta victoria se obtiene también para América y el mundo. Porque ya hoy nuestras verdades están insertadas en la historia universal, y cada vez se hace más evidente que el Gobierno norteamericano no puede intentar aplastarnos sin afectar profundamente los propios intereses de su sistema social.

El diferendo no es sólo contra un Gobierno o un Estado; el diferendo es contra una nación en la que ha cristalizado una cultura que hizo síntesis lo más avanzado del movimiento intelectual y espiritual de Occidente en los últimos siglos.

En enero de 1959, cuando Fidel llegó al antiguo campamento militar de Columbia, advirtió que se había conquistado la victoria en la guerra de liberación, pero que comenzaban otros tipos de desafíos y dificultades más importantes aún que las que se tenían antes del triunfo de la Revolución. Hoy, cuando se advierte que la política norteamericana contra Cuba esta herida de muerte, se gesta una etapa de mayor sutileza y rigor en el combate que nuestro pueblo tiene que dar y dará por la plena integridad de la nación.

El imperio yanqui seguirá cambiando sus maneras de intentar subordinar a sus designios a la nación cubana pero, en esencia, mantendrá el mismo propósito. Las nuevas formas revolucionarias de luchar en defensa de Cuba tomarán nuevos alcances y sutilezas, estarán cargadas de peligros, pero estos riesgos no son solo para Cuba, sino también para el mundo.

Hay que tener muy en cuenta que el momento es radicalmente diferente al de décadas anteriores. Nunca la cultura y la unidad han sido más necesarias para enfrentar exitosamente las tareas de la Revolución. Cuba tiene una cultura con enorme potencialidad para continuar su camino a favor del ideal de redención universal del hombre y de la justicia para todos, lo que nos representamos en el socialismo. La historia cultural cubana expresa la esencia de lo que somos, y de lo que debemos ser, y constituye nuestra mejor carta de presentación ante el mundo para asumir los desafíos del siglo XXI.

En estos tiempos de graves convulsiones financieras, de terrorismo, del crecimiento de los negocios de la droga, del desorden generalizado, etc., ¿cómo hacemos los cubanos para estar a la altura de nuestras responsabilidades históricas?

Exaltando los valores éticos y culturales presentes en nuestra historia de más de dos siglos y llevándolos a la educación, a la política y a todos los planos de la vida nacional; consolidando la cultura jurídica y el cumplimiento estricto de la ley. Esto sólo se puede materializar superando definitivamente el viejo postulado reaccionario de “divide y vencerás” y situando para siempre en nuestros corazones el principio de unir para vencer.

 

HONDA MARTIANA.

Por ARMANDO HART DÁVALOS.

http://www.bohemia.cu/2014/07/17/opinion/honda-martiana.html



- La industria anticubana de Miami.

31 de Julho de 2014, 7:45, por David Díaz Ríos - 0sem comentários ainda

- La industria anticubana de Miami.

 

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Definitivamente, no es fácil vivir en Miami y defender públicamente el derecho que tiene Cuba de ser independiente y soberana. Los anticubanos criollos tienen aquí su guarida bien guardada; lo controlan todo. Es lógico que lo hagan, ya que han hecho de esta ciudad la casa matriz de su industria. Aquí es a donde llega la mayor tajada del dinero que los distintos gobiernos norteamericanos han destinado, a través de los años, para hacerle daño al pueblo cubano. Desde los mismos días de su fundación, allá a principio de los años sesentas hasta el día de hoy, el gobierno de este país ha volcado centenares de millones de dólares en esta ciudad y miles de vividores se han beneficiado económicamente. No solamente es el dinero que han invertido los distintos gobernantes lo que les ha rendido frutos a estos personajes, sino que muchos comentaristas radiales y televisivos se han enriquecido de la industria privada hablando mal de Cuba y la mayor parte de los políticos locales han llegado a ganar sus puestos con el discurso del anti cubanismo.
Así es que cabecillas de las organizaciones contrarrevolucionarias, comentaristas radiales y televisivos, políticos locales y estatales, y empresarios de distintos tipos se han beneficiado de una u otra forma de esta famosa industria. Son millones de dólares los que reciben anualmente las diferentes organizaciones que aquí radican. 
Las hay de todos tipos y van desde las que dicen que reciben dinero para ayudar a los llamados disidentes en la isla —sobre las que bien se sabe que les mandan a sus servidores internos una minucia mientras ellas se embolsan la mayor tajada, por aquello que dice que "el que parte y reparte, se queda con la mayor parte", hasta las que dicen que crean círculos de estudios sobe la economía cubana. En realidad, la industria se ha modernizado al pasar los años. Son nuevos tiempos con tecnología de punta y con un alto nivel de sofisticación. En los sesentas, cuando la CIA desembocaba, abiertamente y sin tapujos, millones de dólares que los repartía entre decenas y decenas de organizaciones contrarrevolucionarias de Miami, los locales de las mismas parecían pequeños ministerios a los que acudían diariamente centenares de personajes para justificar con su presencia la mesada que recibían a final de cada mes. La más grande de esas organizaciones era el llamado Consejo Revolucionario Cubano. El local de la misma era como una colmena en la que, en vez de estar revoloteando las abejas, lo hacían cientos de zánganos. Muchas de estas organizaciones tenían delegaciones en casi todos los países latinoamericanos que servían como sucursales de las mismas.
Las organizaciones actuales, aunque algunas tienen muchos empleados, la mayoría de ellas tienen dos o tres y muchas también hacen sus negocios desde su misma residencia, por lo tanto, la tajada, en su totalidad, se queda en casa.
No creo que existan cifras comparativa de lo que va de ayer a hoy. En los sesentas casi todo el dinero que repartía la CIA provenía de partidas secretas, por lo tanto, es muy difícil llegar a calcular el monto de las mismas y aunque hoy en día hay que imaginarse que siguen existiendo esas secretas partidas, el grueso del dinero viene por vía pública y en cantidades conocidas. Ya no es la CIA la que aporta el billete directamente, sino la USAID, la NED, los institutos de los partidos Demócrata y Republicano, el Congreso Federal, etc., etc. Bueno y además de lo anterior, todo lo que venga por la izquierda, que de eso sí no tenemos forma de saber.
Retomando lo que decía al principio de este comentario, es muy difícil vivir aquí, estando en contra de los intereses de esta industria anticubana. El costo es la marginación de la vida social y por supuesto, de la vida política. El control de estas personas es casi total.
Así es que esta industria, que ya cumple más de cincuenta años, sigue hoy en día tan próspera como en el principio. Se ha sofisticado, usa computadoras, 
teléfonos satelitales, y sus empleados viajan alrededor del mundo y se hospedan en los mejores hoteles, pero como dice el dicho, aunque el mono se vista de seda, mono se queda.
Es verdad que los tiempos están empezando a cambiar y que los caracoles se les están virando en su contra, pero aún les queda tiempo, esperemos que no sea mucho más. Tengo el presentimiento que, más temprano que tarde, los gobiernos de Cuba y de EE.UU. se van a sentar a discutir sus diferencias y ese será el final de esta industria anticubana de Miami, la cual se quedará como el gallo de Morón, sin plumas y cacareando.

Por: Lázaro Fariñas.

http://www.lanuevareplica.com/articulos/la-industria-anticubana-de-miami



- Las nuevas estrategias: "guerras secretas" y "operaciones encubiertas" del imperio yanqui.

29 de Julho de 2014, 16:57, por David Díaz Ríos - 0sem comentários ainda
Las nuevas estrategias: “guerras secretas” y “operaciones encubiertas” del imperio yanqui.

Actualmente Estados Unidos está recurriendo a nuevas estrategias y métodos para la intervención y dominio en el mundo. Las fuerzas armadas de los EE.UU. han ido modificando las teorías, métodos y técnicas de intervención. 


En la actualidad cobran especial importancia las operaciones encubiertas, operaciones psicológicas, operativos especiales, infiltración y manipulación de organizaciones populares, manipulación informativa y, en general todo tipo de guerras sucias
 
Estas nuevas estrategias responden a criterios más pragmáticos, económicos y a una adecuación ante las derrotas que han ido sufriendo en el pasado. 

Como consecuencia del conocido “síndrome de Vietnam”, en la actualidad Estados Unidos se ve en la necesidad político-ideológica de darle otro marco justificativo a las intervenciones, agresiones o invasiones, en las que tratan de no comprometer indefinidamente el empleo de grandes cantidades de tropas, así como realizar las intervenciones sin el rechazo de la opinión pública mundial.

En este último aspecto juega un rol importante la infiltración que han realizado en numerosas organizaciones populares para generar división, dispersión y desmovilización frente a estas intervenciones imperialistas.

Infiltración de mercenarios en el país agredido, un enemigo invisible y escurridizo, donde se expresan variadas formas de lucha, con predominio de la guerra de guerrillas. 

Ahora justifican sus intervenciones con argumentos de lucha contra el “terrorismo y el narcotráfico”, de defensa de la democracia y las libertades o, en algunos casos, de “guerras humanitarias” para salvar vidas, como fue el argumento para agredir a Libia o para acusar también a Siria.

Actualmente tratan que las intervenciones unilaterales sean el último recurso y en general tratan de dotarse de legitimidad institucional para actuar bajo el mandato de la comunidad internacional (ONU) o a través de múltiples alianzas.

Recurren a copiar los procedimientos y tácticas empleadas por la insurgencia tradicional, tratar de crear confusión y división en los adversarios, manejar el terreno para imponer el control territorial, sacarle partido a algunas costumbres y tradiciones del lugar, acentuar las diferencias étnicas, culturales o religiosas del país intervenido.

Con ello pretenden, a través de conflictos de baja intensidad y la doctrina de las “guerras preventivas” –surgida después del 11 de septiembre de 2001–, conjurar con antelación los estallidos revolucionarios, defender gobiernos títeres, derrocar mandatarios progresistas o intervenir en países que tienen posturas nacionalistas. 

En este contexto emplean diversas estrategias políticas y diplomáticas de aislamiento; económicas, con bloqueos y restricciones; militares, como asesorías, entrenamiento, dotación de armamento e intervención directa.

Entre las décadas de los años 50 y 70, en plena Guerra Fría, la CIA condujo numerosas operaciones secretas para asesinar líderes extranjeros, desestabilizar países considerados hostiles, planear golpes de Estado, etcétera. 

Actualmente EE.UU. vuelve a recurrir de forma habitual a este tipo de operaciones secretas y guerras encubiertas. Todo indica que en los acontecimientos de los últimos tiempos en Siria, Venezuela y Ucrania las operaciones secretas y encubiertas han tenido un protagonismo destacado.

El año pasado, el periódico The New York Times publicó un reportaje en el que aseguraba que las operaciones secretas de la CIA y el Pentágono –los responsables militares y políticos del país solo reconocen su existencia en conversaciones privadas, nunca en declaraciones oficiales– se habían extendido a una docena de países, abarcando una amplia zona que va, desde las ex repúblicas soviéticas, hasta Marruecos. 

Gracias a reportajes de investigación de la prensa estadounidense, se sabe que el Pentágono ha llevado a cabo de forma regular acciones con comandos paramilitares y bombardeos con aviones no tripulados, no solo dentro de Afganistán, sino también en Pakistán y en Yemen. 

El reportaje del Times amplía el ámbito geográfico de este tipo de operaciones a varios países. Sin embargo, no proporciona ejemplos de operaciones que permitan calibrar con exactitud sus objetivos, y naturaleza. 

Actualmente el imperio yanqui emplea un conjunto de operaciones encubiertas, orientadas a lograr objetivos de desestabilización, control geopolítico y contrarrevolucionario, tales como:

Profundizar las contradicciones internas y explotar las diferencias étnicas-culturales del país a intervenir 

Organizar a los actores oponentes internos y externos del país agredido: grupos “disidentes”, ONG defensoras de los derechos humanos, ejércitos de salvación nacional. 

Promover el desgaste político-económico y la deslegitimación popular del país agredido para profundizar los déficit de legitimidad y de gobernabilidad. Desarrollo en profundidad de las OPSIC (Operaciones Psicológicas). 

Incentivar paros y movilizaciones de calle, empujando la conflictividad social para generar caos y propiciar condiciones para golpes de estado o intervenciones militares. 

Eslabonar las formas de lucha: de los reclamos pacíficos y legales, a la acción directa o lucha de calle violenta; y de allí a las acciones armadas, conformando estructuras de ejércitos que puedan librar combates de envergadura, como son la toma de instalaciones, barrios o áreas urbanas, que luego catalogadas en la prensa aparecen como “zonas liberadas”. 

Inducir deserciones y divisiones en las fuerzas en el poder: deserciones por parte de diplomáticos, militares, funcionarios gubernamentales. 

Impulsar el aislamiento internacional del gobierno a derrocar, bajo acusaciones de crímenes de lesa humanidad, denuncias en las comisiones de derechos humanos, elaboración de expedientes ante la Corte Penal Internacional y promoción de sanciones en la ONU. 

Infiltrar y posicionar mercenarios de equipos de fuerzas especiales en el territorio del país agredido. 

Entrenar y dotar de armamento, al igual que de apoyo logístico, a las fuerzas oponentes. 

 

Publicado por el sitio web español La Haine.

http://www.cubadefensa.cu/?q=node/2728

http://www.lahaine.org/index.php?p=79021

http://odiodeclase.blogspot.com.es/2014/07/las-nuevas-estrategias-g...

http://www.diario-octubre.com/2014/07/19/las-nuevas-estrategias-gue...;



- Mapas: La ONU muestra las destrucciones causadas por Israel en Gaza a vista de satélite.

29 de Julho de 2014, 16:07, por David Díaz Ríos - 0sem comentários ainda

Mapas: La ONU muestra las destrucciones causadas por Israel en Gaza a vista de satélite

Texto completo en: 

http://actualidad.rt.com/actualidad/view/135367-mapas-onu-destrucciones-franja-gaza



-Desde el 11-S hay una catarata de violencia.

29 de Julho de 2014, 14:27, por David Díaz Ríos - 0sem comentários ainda

Desde el 11-S hay una catarata de violencia.9_11-war2.jpg

Introducción de Tom Engelhardt

En diciembre de 2002, dando fin a su libro The Unconquerable World: Power, Nonviolence, and the Will of People, Jonathan Schell escribió que el siglo XX fue el momento en que la violencia institucional superó al sistema bélico que una vez la había albergado y se convirtió en algo “disfuncional en tanto instrumento de acción política. Cada día más, esta violencia destruye los fines para los que es empleada, ya que mata tanto a quien la usa como a está dirigida. Se ha convertido en la senda hacia el infierno en la Tierra y el final mismo de la Tierra. Esta lección se puede extraer de las batallas del Somme y de Verdun, de Auschwitz y de Bergen-Belsen, de Vorkuta y de Kolima*; más allá de toda duda, también es la lección que nos dejan Hiroshima y Nagasaki”.

Más de 10 años después, aunque escasamente tenidas en cuenta, continúan siendo las lecciones decisivas del momento que estamos viviendo. Jonathan Schell falleció el pasado marzo, pero dejó un legado de información y pensamiento –desde The Real War y The Fate of the Earth hasta The Unconquerable World– sobre cómo, según crece el poder de destrucción, la guerra traspasa sus límites tradicionales y va más allá de lo que ella significaba para nosotros (como también, potencialmente, para otros mundos por venir). En The Unconquerable World, publicado muy poco antes de que Bush invadiera Iraq, él investigó otros senderos del cambio, incluyendo el de la no violencia, y mientras lo hacía imaginó la Primavera Árabe y percibió la esencia tanto de los horrores como de las posibilidades que se nos abrían, que al mismo tiempo eran proféticas y conmovedoras. 

Hoy, en parte como homenaje a su memoria (y los recuerdos que tengo de él) y en parte porque creo que la visión de nuestro mundo que él tenía entonces era certera –y tan vigente hoy como ayer–, TomDispatch ha decidido ofrecer un fragmento de ese libro. Consideradlo como un macabro paseo por la Calle de la Memoria, un paseo al que –desde el 11-S– Washington nos ha obligado a hacer, por esta calle que… ahora lo sabemos con certeza –y Schell lo anunció– es la calle que lleva al infierno

¿Es este el camino que lleva a otro 1914?

[Lo que leeréis a continuación se aproxima un poco a una adaptación de un pasaje (pp. 324 a 333) del libro de Jonathan Schell The Unconquerable World: Power, Nonviolence, and the Will of People y se presenta aquí gracias a la amable autorización de la editorial Metropolitan Books.]

Entonces llegó el ataque del 11 de septiembre de 2001. Al igual que el pistoletazo que da inicio a una carrera que nadie sabe quiénes correrán, este acontecimiento dio origen a un conjunto de países lanzados en una dirección única: hacia las trincheras. A pesar de que el ataque no fue reivindicado por nadie y en relación a él no se explicitó objetivo político alguno, casi inmediatamente todas las evidencias apuntaban hacia al-Qaeda, la red islamista extremista y terrorista que, aunque sin una sede identificable, tenía su cuartel general en Afganistán y gozaba de la protección de su fundamentalista gobierno islámico. En un vídeo que pronto se difundió por todo el mundo, se pudo ver al jefe de la organización, Osama Bin Laden, y a sus cómplices en Afganistán reunidos en una comida para celebrar la carnicería.

Históricamente, los países han respondido a las amenazas terroristas con una combinación de acción policial y negociación política; la acción militar solo tenía un papel menor. En Estados Unidos se alzaron voces que llamaban a un esfuerzo de cooperación global para combatir contra al-Qaeda. En cambio, el presidente Bush optó por una política que, entre los países del mundo, solo Estados Unidos era imaginable que podía emprender: una acción militar global no solo contra al-Qaeda sino también contra cualquier país que apoyara el terrorismo internacional.

El presidente anunció en el Congreso que él “no haría distinción alguna entre los terroristas que cometieran atentados y los países que les albergaran”. Mediante el recurso de llamar “guerra” a esta campaña, la administración Bush puso en acción –técnicamente, la revolucionó– la gigantesca máquina militar, que desde el final de la Guerra Fría llevaba una década sin un enemigo claro. Entonces, identificando el blanco con el indeterminado nombre de “terrorismo” en lugar de al-Qaeda o cualquier otro grupo o conjunto de grupos, la administración Bush autorizó operaciones militares en cualquier lugar del planeta.

En los meses siguientes, hubo una expansión continua de los objetivos y los medios involucrados en las operaciones. Se estableció el derrocamiento de gobiernos –“cambio de régimen”– como el medio idóneo para avanzar en la nueva política. El presidente dividió los regímenes en dos categorías: los que estaban “con nosotros” y los que estaban “contra nosotros”. El vicepresidente Cheney estimó que al-Qaeda accionaba en 60 países. El primer régimen que se puso en la mira fue, por supuesto, el que daba albergue a al-Qaeda, el gobierno de Afganistán, que fue derribado en una operación militar notablemente rápida conducida casi enteramente desde el aire y sin bajas estadounidenses.

Después, el gobierno creó un nuevo objetivo en la guerra: la prevención de la proliferación de armas de destrucción masiva. En su discurso sobre el Estado de la Nación de enero de 2002, el presidente anunció que “Estados Unidos no permitirá que los regímenes más peligrosos del mundo nos amenacen con las armas más destructivas del planeta”. Continuó para nombrar lo que él llamó “el eje del mal”: Iraq, Irán y Corea del Norte, los tres regímenes que trataban de producir, o ya las poseían, armas de destrucción masiva. Para parar esto, declaró, la doctrina de la disuasión –propia de la Guerra Fría– ya no era suficiente; se necesitaba la acción militar “preventiva”. Y la prevención, el gobierno lo dejó bien claro muy pronto, podía implicar el uso de armas nucleares.

Cuando empezaba el verano de 2002, el gobierno intensificó la preparación de una guerra destinada a derribar al régimen iraquí de Saddam Hussein; en el otoño, el presidente pidió –y consiguió– una resolución del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas que exigía a Iraq la aceptación del regreso de los inspectores de la ONU que buscaban ramas de destrucción masiva o instalaciones para su fabricación. Y en la prensa empezaron a aparecer listas de otros candidatos al “cambio de régimen”.

La acción cooperativa es ignorada

De este modo, la guerra contra el terror creció para abarcar la cuestión geopolítica más importante que enfrentaba el mundo: la disposición de armas nucleares en la segunda era nuclear. La administración Clinton ya había respondido a esta cuestión en lo que concernía a la posesión de armas nucleares por parte de Estados Unidos: aun contando con la ausencia de la Unión Soviética, EEUU nunca iba a renunciar a su arsenal nuclear.

En 2002, la administración Bush dio una respuesta al asunto de la no proliferación, que durante la era nuclear había sido llevado exclusivamente por la diplomacia y las negociaciones o, en ocasiones, por las sanciones económicas. La nueva respuesta era el uso de la fuerza. El desarme nuclear se conseguiría por medio de la guerra o la amenaza de guerra; se comenzaría por Iraq. Un complemento de la nueva política, adoptado bastante después del 11-S, fue la decisión de construir un sistema de defensa nacional antimisiles que protegería a Estados Unidos del ataque de los “países criminales”. Pero el aspecto fundamental era la guerra preventiva, o “ataque disuasorio”.

Este sesgo tan importante en la política nuclear implicaba también la puesta en marcha de programas de fabricación de nuevas armas nucleares y de nuevos vectores para estas armas, así como la definición de nuevas misiones para las armas nucleares –respuesta a ataques con armas químicas o bacteriológicas, o la destrucción de refugios a prueba de explosivos convencionales– en un mundo post-Guerra Fría, como también la confección de una lista de siete países –Rusia, China, Corea del Norte, Iraq, Iran, Libia y Siria– que debían considerarse en eventuales planes de ataques nucleares. Para alcanzar estos objetivos, que incluían armamento tanto nuclear como convencional, el presidente pidió un incremento del gasto militar del orden de 48.000 millones de dólares, una suma mayor que el total de presupuesto militar de cualquier otro país.

El repentino giro hacia el uso de la fuerza en la política estadounidense se acompañó del rechazo de los tratados y cualquier otra forma de cooperación. Incluso antes del 11-S, la tendencia había sido clara. Pero se aceleró a partir de entonces. La administración Bush también se negó a ratificar o se retiró de la mayor cantidad de los principales tratados internacionales posteriores al final de la Guerra Fría. Solo en lo referente a la cuestión nuclear, se negó a enviar al Senado la ratificación del Tratado de Prohibición Total de Ensayos Nucleares (CTBT, por sus siglas en inglés), que habría agregado la prohibición de ensayos subterráneos a las ya existentes prohibiciones de pruebas en el aire; se retiró del tratado de limitación de misiles antibalísticos (ABMT, por sus siglas en inglés), que había limitado seriamente el despliegue de sistemas de defensa contra ingenios nucleares, tanto rusos como estadounidenses; y echó por la borda las negociaciones START, el marco de reducción de armas nucleares, iniciadas con Rusia para reemplazarlas con un Acuerdo de Reducción de Armas Estratégicas, un documento de tres páginas que obligaba a ambas partes a retirar las dos terceras partes de las ojivas nucleares de sus vehículos de lanzamiento, aunque no para destruirlas sino para guardarlas en depósitos.

Además, la administración Bush se retiró del Protocolo de Kyoto de Naciones Unidas sobre Cambio Climático, que se había convertido en el principal foro mundial para la elaboración de decisiones sobre la emisión de gases que provocan el calentamiento global; rechazó la ratificación del Tratado de Roma, que creaba un Tribunal Penal Internacional; y evitó acordar un importante protocolo para la inspección y el cumplimiento de una convención de Naciones Unidas sobre la prohibición de armas biológicas.

Las consecuencias de este drástico cambio de rumbo en la política estadounidense se notaron en todo el mundo, donde encontró entusiastas imitadores. El 12 de diciembre [de 2001], el parlamento indio fue atacado por terroristas que India vinculó con Pakistán. Inmediatamente, India –poseedora de armamento nuclear–, mencionando la doctrina estadounidense de no solo atacar a los terrorista sino también al país que les diera albergue, puso medio millón de soldados en la frontera de Pakistán –poseedora de armamento nuclear–, que respondió de la misma forma. Estos movimientos de tropas dieron lugar a la primera crisis nuclear en gran escala del siglo XXI.

En esta parte de Asia, la carrera nuclear no produjo los efectos preventivos esperados por los teóricos de la disuasión. Los funcionarios del gobierno amenazaron abiertamente con ala aniquilación de Pakistán. Rajnath Singh, ministro del estado de Uttar Pradesh, declaró que “si Pakistán no cambia su conducta, no quedarán ni rastros de Pakistán”, y cuando al jefe del ejército indio, general Padmanabhan, se le preguntó cómo respondería India si era atacada con armas nucleares, él respondió que quienes “perpetren semejante atrocidad serán castigados tan duramente que dudo que a partir de entonces sigan vivos”. En Pakistán, el dictador, el general Pervez Musharrat, dijo que en el caso de una invasión de tipo convencional de su país por parte de India, “es posible, como último recurso, el uso de la bomba atómica”. En marzo de 2002. Israel, citando el mismo precedente sentado por Estados Unidos y pidiendo por tanto la ayuda estadounidense para su política, dijo que estaba dispuesto a responder a los ataques suicidas de los palestinos lanzando su propia “guerra contra el terrorismo”; un ataque en gran escala contra la Autoridad Palestina en Cisjordania.

Ese cambio drástico de la política de EEUU fue precipitado por los acontecimientos del 11-S, pero su ampliación fue mucho más allá de la guerra contra el terror. Continuó para proporcionar a la política una expresión doctrinaria totalizadora, que se puso en negro sobre blanco en un documento oficial titulado Estrategia de la seguridad nacional de Estados Unidos, publicado en septiembre de 2002. Este documento argumentaba que solo había un sistema económico que seguía siendo “viable”: el representado por Estados Unidos y su democracia liberal y la libre empresa. Estados Unidos, por lo tanto, iba a promover y defender este sistema mediante el empleo unilateral de la fuerza, incluso preventivamente, si era necesario. Estados Unidos, expresó el presidente “tiene, y está decidido a mantener, un poder militar capaz de responder a cualquier desafío, de modo de convertir en algo sin sentido las desestabilizadoras carreras armamentísticas del pasado y de limitar la rivalidad entre naciones al ámbito del comercio y otros objetivos pacíficos”.

En otras palabras, Estados Unidos se reservaba la totalidad de la esfera de lo militar, dejando al resto de las naciones unos objetivos más modestos. Tal como lo expresaba la Estrategia de la seguridad nacional, “nuestras fuerzas armadas serán lo suficientemente poderosas como para disuadir a cualquier potencial adversario de ilusionarse con la posibilidad de sobrepasar o igualar el poderío militar de Estados Unidos”. Si a EEUU no le agradaba un gobierno, se reservaba el derecho de derrocarlo, para llevar a cabo un “cambio de régimen”. “En el mundo en el que hoy vivimos”, dijo el presidente Bush, “el único camino hacia la seguridad es el de la acción. Y este país actuará.”

Unas cataratas

Una política de incuestionable dominación planetaria, acompañada del derecho unilateral de derribar por la fuerza a cualquier otro gobierno, es una política imperial y cesarista. Marca una opción decisiva por la fuerza y la coerción en lugar de la cooperación y el consenso como piezas fundamentales de la respuesta de Estados Unidos a los desórdenes de la época. Si las guerras de autodeterminación y de otros tipos de revueltas locales o regionales se multiplican y escapan a todo control; si los más ricos y poderosos se aprovechan de la globalización para sistematizar y exacerbar la explotación de los más pobres y humillados; si los más pobres y humillados reaccionan con acciones terroristas y otras formas de violencia; si las potencias nucleares insisten en mantener sus arsenales y amenazan con usar sus armas de destrucción masiva; si en respuesta a esa amenaza otros países desarrollan sus propios arsenales nucleares o biológicos o químicos y amenazan a su vez con usarlos; si esas armas un día caen en las manos de los terroristas; y si Estados Unidos continúa en su política imperial, el escenario está preparado para la catástrofe.

Cada una de estas posibilidades representa el camino de la menor resistencia. Los conflictos locales y regionales han sido la norma desde el comienzo de la Historia. La difusión de la tecnología de las armas nucleares, biológicas y químicas es algo propio del progreso de la ciencia y la técnica, y la proliferación de los arsenales nucleares es un proceso de acción y reacción que se alimenta a sí mismo. La continuación de la posesión de armas nucleares por parte de aquellos que ya las tienen es el camino que marca la inercia, el sueño profundo. Para Estados Unidos, la tentación imperial es el camino de la arrogancia y la ignorancia.

En la intersección de esas tendencias se encuentran unas cataratas más altas y más violentas que las que un desconsolado Henry James pudo ver en 1914. Por supuesto, es imposible predecir cómo y dónde la Historia podría volver a ponernos ante el precipicio. Podría ser una guerra nuclear en el sur de Asia que llevara a la muerte a decenas de millones de seres humanos. Podría ser la destrucción total de alguna de las ciudades estadounidenses como resultado de un ataque nuclear por una organización terrorista, o la muerte de millones de personas contagiadas de viruela. Podría ser una guerra en Oriente Medio que escapara a todo control y propiciara el empleo de armas de destrucción masiva. Podría ser en Corea, o entre Estados Unidos y China por Taiwán. Incluso podría ser –por mucho que cueste imaginarlo hoy– una guerra intencional o casi casual entre Rusia y Estados Unidos en una futura crisis que no podemos imaginar y no podríamos resolver. O podría ser –siempre es posible que suceda– cierta concatenación de acontecimientos que en estos momentos no podemos imaginar.

Después del 11-S, muy acertadamente, todo el mundo decía que todo había cambiado para siempre. Antes de esa fecha, ¿quién podría haber predicho los vertiginosos cambios en las políticas de Estaos Unidos y del mundo, la espiral de crisis regionales, el panorama de guerras interminables? Sin mencionar que solo una bomba nuclear podría multiplicar por mil los daños que dejó el 11-S.

¿Podría acaso una crisis económica hundirnos en una depresión total? ¿Podría acaso la población del mundo abandonar las ciudades amenazadas? ¿Podría acaso alguien saber quién fue el atacante? ¿Podría acaso haber alguien que quisiera vengar una acción en una escala todavía mayor? ¿Podría acaso un shock sobrecogedor hacer regresar la sensatez al mundo? En ese momento de pánico y horror sin parangón, ¿podría acaso el mundo reaccionar más sabia y constructivamente de lo que ha sido capaz en tiempos de paz, con relativa calma, o caería presa de un impredecible ciclo de miedo, confusión, odio, hostilidad y violencia, tanto entre las naciones como dentro de ellas, como lo hizo en 1914, pero esta vez, con toda probabilidad, mucho más rápidamente y con incomparablemente más funestas consecuencias? Ante estas preguntas, la capacidad de predicción se debilita. Pero, en todo caso, cualquier intento de hacer profecías es la respuesta equivocada.

¿Otro 1914?

Desde el 11de septiembre de 2001, la escalada de violencia en todo el mundo ha sido tan rápida que este día ya parece el 1 de agosto de 1914 del siglo XXI. Las semejanzas son sorprendentes. En 2001, como en 2014, un periodo de liberalización política, globalización económica y paz –al menos en las zonas privilegiadas del planeta– terminó de pronto en un violento estallido. Hoy, como entonces, la decisión fundamental es tomar el camino que lleve a la salvación; sin embargo, el mundo parece haber elegido el camino de la fuerza.

Una vez más, los observadores han sido compelidos –como lo fue Henry James en 1914– a reconocer que el pasado inmediato había sido un tiempo ilusorio, un tiempo en el que, aunque no lo sabía o prefería no saberlo, el mundo iba directamente hacia un abismo. Otra vez, un impredecible encadenamiento de sucesos violentos había sido puesto en movimiento; algunos, incluso, dicen que estamos en los prolegómenos de la “tercera guerra mundial”.

Sin embargo, la historia no se repite y la analogía entre 1914 y 2001, como cada vez que se mide el presente con la vara del pasado, solo es útil para el cuestionamiento de los acontecimientos, no para predecirlos. Además, hay importantes diferencias entre ambos momentos, algunos de ellos bastante obvios y otros no tanto. En 1914, los preparativos de las grandes potencias para la guerra se habían completado. Las armas estaban cargadas, los soldados se contaban por millones, los planes de guerra eran detallados, los programas de movilización estaban a punto y las alianzas firmadas y confirmadas. Antes incluso de que se disparara el primer tiro, la totalidad de la guerra que se avecinaba estaba esperando en los archivadores de las cancillerías de toda Europa; solo hacía falta el incidente adecuado que oficiara de chispa propiciatoria. Cuando ese incidente llegó y los ejércitos fueron lanzados para que cruzaran las fronteras, ningún poder en la Tierra –ni siquiera los gobiernos involucrados– podía hacerlos retroceder hasta que la guerra transitara la totalidad de su sangriento recorrido.

El momento que nosotros vivimos, por el contrario, es de de una excepcional impredecibilidad y fluidez. Ningún cronograma ni red de alianzas entre grandes potencias amenaza con llevarnos a todos hacia un nuevo despeñadero. Lo inesperado –nuevas crisis, bruscos desarrollos, súbitas oportunidades– es el orden del día. La potencia de las fuerzas que atacaron en el 11-S no está clara, y da la impresión de que podría desvanecerse en una reacción a los acontecimientos. La administración Bush anunció una serie de guerras que podrían concretarse en verdaderas batallas pero de momento solo son puntos de decisión en cada paso a lo largo de un camino.

Lo que suceda sobre el terreno puede modificar rápidamente los pareceres en nuestro país. La proliferación de armas de destrucción masiva tanto puede inhibir una guerra como provocarla. Las elecciones pueden llevar a otras personas a las esferas del poder. Otros países, con la incertidumbre de adónde y cómo poner el peso de su influencia, miran y esperan. Las consecuencias de una sucesión de guerras, si eso ocurriera, sobre la integración económica mundial son desconocidas, y una enorme incertidumbre ensombrece el panorama económico.

Con todo lo impactante que fue el 11-S, no ha sido una catástrofe definitiva sino más bien una advertencia. De hecho, no se tomó ninguna decisión irreparable. El abanico de opciones posible sigue siendo muy amplio, y un nuevo ciclo de violencia todavía puede quebrarse o invertirse; pueden adoptarse nuevas políticas. En una visión estrecha, el 11-S planteó las cuestiones específicas respecto del modo en que Estados Unidos y el mundo civilizado podrían lidiar con una red terrorista de ámbito mundial dispuesta a cometer cualquier crimen dentro de sus posibilidades. Este asunto requiere toda la atención y dedicación que está recibiendo.

Al mismo tiempo, sostengo que deberíamos preguntarnos cuáles pueden ser las decisiones políticas más profundas y fundamentales. Si elegimos el enfoque más amplio, los profundos cambios ocurridos en la expresión de la violencia, la política y el poder en lo que va de este siglo deben orientar nuestra atención. Tanto en 1918 como en 1945, quedó claro que una decisión coercitiva significaba en la práctica inclinarse por el antiguo sistema bélico y que una decisión a favor de la cooperación significaba la creación ex nihilo de un sistema de seguridad colectiva basado en el respeto a la ley internacional como el propugnado por Wilson. Hoy día, ninguna de estas alternativas está ante nosotros.

* Vorkuta y Kolima fueron dos de los cinco campos de concentración soviéticos más importantes. (N. del T.)

Jonathan Schell fue miembro del Instituto la Nación y la Paz y el Desarme y corresponsal de la revista The Nation , Es autor, entre otros muchos trabajos, de The Real War, The Fate of the Earth y The Unconquerable World: Nonviolence, and the Will of People, de donde se extrajeron estos pasajes. Schell falleció el 25 de marzo de 2014.

[Para quienes os interese leer más sobre Jonathan Schell, recomendamos la magnífica entrevista que Andy Kroll hizo para TomDispatch en 2012: “The Unlikely Oracle of Occupy Wall Street”, que se centra en The Unconquerable World.También podéis leer “How Did the Gates of Hell Open in Vietnam?”, su gran reportaje sobre el éxito editorial de Nick TurseKill Anything That Moves. Y por fin, “The Widening Lens”, mi nota sobre su fallecimiento, que incluye su maravilloso relato sobre cómo llegó por primera vez a Vietnam, cuando era un joven reportero en ciernes, tomado del libro de Chris AppyPatriots: The Vietnam War Remembered From All Sides.]

Fuente: http://www.tomdispatch.com/blog/175871

http://www.contrainjerencia.com/?p=91007

http://www.rebelion.org/noticia.php?id=187800



- La Revolución Cubana en 2014.

29 de Julho de 2014, 13:50, por David Díaz Ríos - 0sem comentários ainda

La Revolución Cubana en 2014.

El 26 de julio de 2014 se cumplen 61 años del asalto al cuartel Moncada, hecho histórico que tuvo lugar en la ciudad oriental de Santiago de Cuba. Ese acontecimiento transcendental dejó una huella imborrable para la historia, tanto del país caribeño como para gran parte de América Latina y el Caribe. Hace más de seis décadas un grupo de 131 jóvenes se dispuso a barrer de la historia a una sangrienta dictadura como la de Fulgencio Batista (1940-1944 y 1952-1958) que había dejado una estela de terror y muerte. En enero de aquel año de 1953, se cumplía el centenario del natalicio del prócer cubano, José Martí. Sus ideas habían nutrido ideológicamente las acciones de los jóvenes combatientes que asaltaron el Moncada.
En la madrugada de aquel día el ataque armado encabezado por tres grupos tenía como objetivo tomar por sorpresa la fortaleza militar y los dos edificios contiguos al cuartel (el Hospital Civil y el Palacio de Justicia). La toma de esos puntos estratégicos estaban dirigidos por tres jóvenes rebeldes cubanos: Fidel y Raúl Castro Ruz y Abel Santamaría.
En los comienzos del decenio de los cincuenta, era una época que en buena parte de los países de América Central y el Caribe dominaban las sangrientas dictaduras militares apoyadas por la Casa Blanca. Precisamente lo que el ex presidente dominicano Juan Bosch, tituló en uno de sus libros: Póker de espanto en el Caribe. En esos años el escenario latinoamericano palidecía con dictaduras como la de los Somoza (1937-1979) en Nicaragua; Carlos Castillo Armas (1954-1957) en Guatemala; Rafael Leónidas Trujillo (1930-1961) en República Dominicana; Paul Maglorie (1950-1956) y la de los Duvalier, padre e hijo (1957-1986) en Haití; Gustavo Rojas Pinilla (1953-1957) en Colombia; Alfredo Stroessner (1954-1989) en Paraguay y Marcos Pérez Jiménez (1952-1958) en Venezuela.
El asalto al cuartel Moncada operativamente tuvo muchos errores y fue desde la perspectiva insurreccional un fracaso. Políticamente la derrota militar se convirtió en un gran triunfo político. Los hermanos Castro y otros dirigentes fueron reprimidos y llevados a prisión, otros combatientes del asalto al Moncada murieron en los combates y otros más fueron asesinados por la dictadura. Durante la defensa que hizo el joven abogado Fidel Castro en el juicio que le hizo la dictadura, había argumentado que el autor intelectual del asalto al Moncada era José Martí.
Así, el intento por tomar el Moncada, se convirtió en una gran victoria ya que legitimó una lucha que finalmente triunfó el primero de enero de 1959, precisamente cuando las columnas del Ejército Rebelde dirigido por el Movimiento 26 de Julio entraron a La Habana para tomar el poder y extirpar a la dictadura.
Seis décadas después, el escenario latinoamericano y caribeño es otro. En los tiempos actuales ya no predominan las dictaduras militares. En la región se desarrolla la lucha electoral y buena parte de los gobiernos muestran el arribo de distintas fuerzas de la izquierda latinoamericana.
Durante muchos años la Revolución Cubana estuvo sola en el paisaje político latinoamericano. Eran escasos los gobiernos que podían y querían expresar abiertamente su simpatía, amistad y solidaridad con Cuba. La sombra de Washington se hacía presente. De hecho, el bloqueo económico del imperialismo estadounidense no ha cesado. Sin embargo, hoy Cuba y su revolución se encuentran acompañadas por otros procesos democráticos y revolucionarios que han triunfado en nuestra América.
En la segunda década del siglo XXI América Latina y el Caribe, es un espacio mucho más alentador y prometedor de lo que era la situación hace más de 60 años. En los momentos actuales Cuba esta acompañada por una gama de gobiernos progresistas. Gran parte de los países del Caribe, Centro y Sudamérica han sido modificados por la emergencia de nuevas fuerzas políticas que configuran la capacidad organizativa y el avance de las izquierdas latinoamericanas. La sombra de Washington cada vez es más reducida y su peso es relativo.
La mejor expresión del avance de las fuerzas democráticas y progresistas muestra un panorama donde los gobiernos de Argentina con Cristina Fernández de Kirchner; Brasil con Dilma Rousseff; Bolivia con Evo Morales; Chile con Michelle Bachelet; Costa Rica con Luis Guillermo Solís; Ecuador con Rafael Correa; El Salvador con Salvador Sánchez Cerén; Nicaragua con Daniel Ortega; República Dominicana con Danilo Medina Sánchez; Surinam con Desiré Delano Bouterse; Uruguay con José Mújica y Venezuela con Nicolás Maduro, han generado una inercia mucho más progresista que apunta, sin duda, al fortalecimiento del socialismo cubano. De igual manera es deseable que en un futuro no lejano, finalmente el gobierno estadounidense se vea obligado a levantar el criminal bloqueo económico.
La situación que prevalece en el mundo con el fortalecimiento de economías emergentes como la del grupo de los BRICS y la región de América Latina y el Caribe, hacen ver un nuevo escenario en el que Cuba cada vez se integra más al desarrollo global y genera políticas de integración más dinámicas e incluyentes.

 

Finalmente, podemos mencionar que el fortalecimiento de las relaciones de Cuba con otras potencias emergentes como Rusia y la República Popular China, apuntan en estos comienzos del siglo XXI a generan nuevas inercias como las que señaló el presidente chino Xi Jiping en su reciente visita a la isla, en el sentido de que: "Los dos países avanzan de la mano en el camino de la construcción del socialismo con características propias, se prestan apoyo recíproco en los temas relativos a sus respectivos intereses vitales y mantienen una estrecha colaboración en el manejo de las cuestiones internacionales y regionales de trascendencia".
Tomado de TeleSur
Por Adalberto Santana.

 



- Los jóvenes martianos del Moncada y el proyecto de Patria.

29 de Julho de 2014, 13:32, por David Díaz Ríos - 0sem comentários ainda

Especial para Adelante, de Camagüey.
http://cubasiguelamarcha.blogspot.com/2014/07/los-jovenes-martianos-del-moncada-y-el.html
 

http://cubasiguelamarcha.bligoo.es/los-jovenes-martianos-del-moncada-y-el-proyecto-de-patria

La Patria no es simplemente un lugar de la geografía, es sobre todo una propuesta de convivencia. Confluyen en ella la memoria histórica y la memoria afectiva: el ideal (realizado o por realizar) que los habitantes de un espacio histórico enarbolan como patrimonio heredado, y los afectos construidos en el espacio físico. La memoria histórica se torna decisiva en la configuración de la Patria, porque contiene los futuros posibles. Durante décadas, después del colapso de la República soñada, el pueblo cubano se mantuvo asido a un referente ético: José Martí.
Los politiqueros jugaban con su nombre y entresacaban las frases más hermosas –como si ser martiano fuera cuestión de palabras–, pero la gente simple, la que albergaba el espíritu de Martí, juzgaba a esas personas por su comportamiento. El legado martiano era profundamente ético y solo podía consumarse en actos. Por eso, al coincidir el instante de la crisis –un golpe de estado evidenciaba la corrupción y el fracaso del proyecto martiano de Patria–, con las conmemoraciones por el centenario de su nacimiento, llenas de palabras y gestos vacíos, apareció la nueva generación redentora. Un instante de creación que unía el pasado y el futuro –un segmento preterido del pasado con su ya impostergable futuro–, en un acto de dación extrema. Eso fue lo que ocurrió el 26 de julio de 1953. No solo lo comprendieron los asaltantes al cuartel Moncada, algunos de manera racional, otros intuitivamente; lo comprendió el pueblo al conocer lo ocurrido, más de boca en boca que por la prensa sensacionalista de entonces, al servicio de otros intereses, cuando supo de los muchachos asesinados con rabia y de las palabras de autodefensa del joven abogado. Esa fue la victoria secreta, anticipada, de Fidel: las palabras llegaron después de los actos. La Generación del centenario se había bautizado en su propia sangre. Cuando Fidel señaló a Martí como autor intelectual del asalto, el pueblo comprendió que no mentía.
Algo similar ocurrió en la corrupta Venezuela de adecos y copeyanos, cuando Hugo Chávez intentara sin éxito inmediato derrocar a un gobierno que se había deslegitimado en el ejercicio del poder. Su invocación de Bolívar no pasó inadvertida por el pueblo. Tampoco su “por ahora”, al admitir la derrota. Sucede que los héroes del pasado suelen ser congelados en mármol o bronce; pero si se les invoca, vuelven a cabalgar. El mito haitiano de Mackandal, que supone que los héroes nunca mueren porque reencarnan en otros seres, es una bella imagen del papel que estos cumplen en la historia. Los revolucionarios latinoamericanos son martianos y bolivarianos, pero también sandinistas y tupamaros (de Tupac Amaru), y son guevarianos, fidelistas, chavistas. Son las estelas de ciertas tradiciones justicieras, truncas en la mayoría de los países de la región, que los pueblos enarbolan como espadas redentoras. La letra de la canción venezolana de Camila Moreno no es un simple juego retórico o una metáfora alucinada: “alerta, alerta, alerta que camina, la espada de Bolívar por América Latina”. Como sucedió con los versos de Guillén convertidos en letra de canción, “te lo prometió Martí y Fidel te lo cumplió”; son frases que reniegan de los autores, de tan populares, parecen anónimas.
Por eso en los años noventa, ante el advenimiento de otra crisis, de características muy diferentes, cuando el llamado campo socialista desaparecía de forma abrupta (y con él, el horizonte de la Utopía, hacia el que nuestra embarcación navegaba) y todo el sistema de relaciones comerciales de Cuba colapsaba en meses, en el instante ¿casual?, ¿causal?, en que los cubanos conmemorábamos otro centenario martiano, el de su muerte en combate, el pueblo acudió a la cita. No se trataba, como insinuaron los enemigos de siempre, de un cambio de paradigmas ideológicos: no se sustituía a Marx o a Lenin por Martí, se recordaba el origen del primer impulso, el que nos llevó hasta las puertas del anticapitalismo. Porque una Revolución es ante todo una acción ética: la justicia y el saber para todos, para que todos puedan ser libres. En los noventa, la euforia de la derecha era tanta, que algunos de sus ideólogos orgánicos se atrevieron a anunciar la muerte de Martí, al que ya sin reparos identificaban con la Revolución. Martí debía morir. Martí era el culpable de la Revolución, repetían, en palabras que recordaban las de Fidel en el juicio del Moncada.
En las últimas dos décadas el combate por el futuro de Cuba se ha librado, de manera intensa, en los predios de la memoria histórica. Toda interpretación del pasado responde a un proyecto de futuro. Y los que quieren hacer retroceder a Cuba hasta el país injusto y sometido que fue, apuestan a la desmemoria de una población que nació después o en los límites de 1959. La nostalgia inducida por una década del cincuenta que no existió como ahora nos la cuentan los enemigos del socialismo, compendio de luces, bares, fiestas, mansiones y carros del año; o la creencia de que la Revolución es aburrimiento, o sacrificio perenne, y no realización plena, se conjugan con una sutil o burda –según el lector al que se dirige–, reescritura de la historia. Batista reaparece en los textos de ciertos escribas como un demócrata que, naturalmente, tuvo defectos. Por eso resulta tan importante que recordemos hoy los móviles de aquel asalto histórico. Las generaciones más jóvenes deben saber que así sean los héroes que escojan para sí, así será el proyecto de país por el que abogan. Que recordar el asalto al cuartel Moncada, donde murieron asesinados decenas y decenas de jóvenes martianos solo tiene sentido si defendemos la Revolución que empezó a gestarse aquel día, hace 61 años; por lo logrado hasta hoy, desde luego, pero sobre todo, porque es el único escenario que nos permitiría derrotar las imperfecciones y alcanzar las metas pendientes, que nos hacen sentir hoy inconformes.
 

Este excelente texto lo escribió Enrique Ubieta* a solicitud de los jóvenes del periódico Adelante para esta edición del 26 de julio.

http://la-isla-desconocida.blogspot.com/2014/07/los-jovenes-martian...
http://www.adelante.cu/index.php/es/coberturas/48-26-de-julio-en-cu...
http://turquinauta.blogspot.com/2014/07/marti-en-la-gesta-del-monca...
 
*Periodista y escritor, director de la revista Calle del Medio. Artículo especial para Adelante.



- Ileana: Tropiezos en su telaraña.

29 de Julho de 2014, 12:59, por David Díaz Ríos - 0sem comentários ainda

 Ileana: Tropiezos en su telaraña.

Para los venideros comicios de noviembre, la congresista Ileana Ros-Lehtinen acude a su jugarreta preferida: atacar a La Habana.


Lo hace en la medida que se van aproximando las tituladas elecciones de medio término en unos tres meses.

Este viernes ella echó mano al caso del navío de la República Popular y Democrática de Corea, Chong Chon Gang, transitoriamente detenido en Panamá 12 meses atrás.

Según Ileana, la Casa Blanca sabe quiénes son los funcionarios del gobierno cubano y los oficiales de sus fuerzas armadas ligados a un envío de armas en ese navío.

De acuerdo a esa lógica, ellos deben presionar a la ONU para sancionarlos.

Ros-Lehtinen fue más allá y escribió una carta a la embajadora de su país ante Naciones Unidas, Samantha Power.

En el texto la instó a que presentara «los nombres de ciertos funcionarios del régimen y las fuerzas armadas cubanas que usted sabe están vinculados» al tema del barco norcoreano.

Algo después, un periodista de El Nuevo Herald, Juan O. Tamayo, escribió en Miami:

«Debido a los muchos amigos con que cuenta La Habana en Naciones Unidas», es casi imposible que sea incorporado algún nombre cubano a las violaciones sobre el embargo de armas a Corea del Norte.

A continuación, la revista What´s in Blue, del Consejo de Seguridad de la ONU, afirmó que Estados Unidos«encontraría oposición si tratara de añadir cubanos a la lista de violadores del embargo de armas a Pyongyang».

Cuando en Panamá detuvieron al Chong Chon Gang, transportaba 240 toneladas métricas de armamento defensivo obsoleto como eran:

Dos complejos coheteriles antiaéreos, nueve cohetes en partes y piezas, dos aviones Mig-21 y 15 motores de ese tipo de avión.

Todo, aclaró el Ministerio de Relaciones Exteriores de Cuba, fabricado en los años 50 del siglo XX, y que sería«reparado y devuelto a la isla».

A su vez, el entonces presidente de Panamá, Ricardo Martinelli, anunció que su gobierno solicitaría apoyo a Estados Unidos y Gran Bretaña para identificar el armamento.

El cinismo de Ileana hizo erupción cuando se atrevió a criticar el desprecio a resoluciones de Naciones Unidas.

Sobre ello afirmó: «No es sorprendente que el régimen castrista tiránico continúe ignorando las resoluciones más básicas de la ONU»

La señora Lehtinen insinúa algo cierto: en muchas ocasiones resoluciones de ese colectivo internacional quedan paralizadas.

Baste un ejemplo concreto para demostrar la justeza de su criterio.

Desde 1992, y hasta 2013, cada año la Asamblea General de la ONU ha emitido resoluciones con votación ascendente donde se exige finalizar el bloqueo estadounidense a Cuba.

¿Han sido tomadas en cuenta por Washington? Con desprecio total lo ha intensificado.

Sin embargo, Ros-Lehtinen no ha desaprobado ni con el pétalo de una rosa esa repetida actitud.

¿Es que acaso para ella unos pueden, y otros no, desatender groseramente las resoluciones de la ONU?

¿Quiénes son los más indicados para explicarle cómo funciona lo primero? Sus íntimos amigos de Tel Aviv, verdugos hoy de miles de niños, mujeres y ancianos palestinos.

 

Escrito por  Nicanor León Cotayo, especial para Cubasí.

http://cubasi.cu/index.php?option=com_k2&view=item&id=30198...

 

Publicado por Norelys Morales

 

http://islamiacu.blogspot.com/2014/07/ileana-ros-lehtinen-tropiezos...

http://cubasiguelamarcha.bligoo.es/ileana-tropiezos-en-su-telarana

CubaSigueLaMarcha



- La mentira tarifada. Reflexiones del Fidel.

29 de Julho de 2014, 12:54, por David Díaz Ríos - 0sem comentários ainda

Me mueve a escribir el hecho de que muy pronto ocurrirán acontecimientos graves. No transcurren en nuestra época diez o quince años sin que nuestra especie corra peligros reales de extinción. Ni Obama ni nadie podría garantizar otra cosa; lo digo por realismo, ya que solo la verdad nos podría ofrecer un poco más de bienestar y un soplo de esperanza. Hemos llegado en materia de conocimientos a la mayoría de edad. No tenemos derecho a engañar ni a engañarnos.

En su inmensa mayoría la opinión pública conoce bastante sobre el nuevo riesgo que está a sus puertas.

No se trata simplemente de que los cohetes cruceros apunten hacia objetivos militares de Siria, sino que ese valiente país árabe, situado en el corazón de más de mil millones de musulmanes, cuyo espíritu de lucha es proverbial, ha declarado que resistirá hasta el último aliento cualquier ataque a su país.

Todos conocen que Bashar al Assad no era político. Estudió medicina. Se graduó en 1988 y se especializó en oftalmología. Asumió un papel político al morir su padre Hafez al Assad en el año 2000 y tras la muerte accidental de un hermano antes de asumir aquella tarea.

Todos los miembros de la OTAN, aliados incondicionales de Estados Unidos y unos pocos países petroleros aliados al imperio en aquella zona del Medio Oriente, garantizan el abastecimiento mundial de combustibles de origen vegetal, acumulados a lo largo de más de mil millones de años. La disponibilidad de energía procedente, en cambio, de la fusión nuclear de partículas de hidrógeno, tardará por lo menos 60 años. La acumulación de los gases de efecto invernadero continuará así creciendo a elevados ritmos y tras colosales inversiones en tecnologías y equipos.

Por otro lado se afirma que en el 2040, en apenas 27 años, muchas tareas que hoy realiza la policía como imponer multas y otras tareas, serían realizadas por robots. ¿Se imaginan los lectores cuán difícil será discutir con un robot capaz de hacer millones de cálculos por minuto? En realidad era algo inimaginable años atrás.

Hace apenas unas horas, el lunes 26 de agosto, despachos de agencias clásicas bien conocidas por sus servicios sofisticados a Estados Unidos, se dedicaron a difundir la noticia de que Edward Snowden se había tenido que establecer en Rusia porque Cuba había accedido a las presiones de Estados Unidos.

Ignoro si alguien en algún lugar le dijo algo o no a Snowden, porque esa no es mi tarea. Leo lo que puedo sobre noticias, opiniones y libros que se publican en el mundo. Admiro lo valiente y justo de las declaraciones de Snowden, con lo que a mi juicio prestó un servicio al mundo al revelar la política repugnantemente deshonesta del poderoso imperio que miente y engaña al mundo. Con lo que no estaría de acuerdo es que alguien, cualesquiera que fuesen sus méritos, pueda hablar en nombre de Cuba.

La mentira tarifada. ¿Quién la afirma? El diario ruso “Kommersant” ¿Qué es este libelo? Según explica la propia agencia Reuters el diario cita a fuentes próximas al Departamento de Estado norteamericano: “el motivo de ello fue que en el último minuto Cuba informó a las autoridades que impidieran que Snowden tomara el vuelo de la aerolínea Aeroflot.

“Según el rotativo, […] Snowden pasó un par de días en el consulado ruso de Hong Kong para manifestar su intención de volar a Latinoamérica vía Moscú.”
Si yo quisiera podría hablar de estos temas sobre los que conozco ampliamente.

Hoy observé con especial interés las imágenes del presidente de la República Bolivariana de Venezuela, Nicolás Maduro, durante su visita al buque insignia del destacamento ruso que visita a Venezuela después de su anterior escala en los puertos de La Habana y Nicaragua.

Durante la visita del Presidente venezolano a la nave me impresionaron varias imágenes gráficas. Una de ellas fue la amplitud de los movimientos de sus numerosos radares capaces de controlar las actividades operativas de la nave en cualquier situación que se presente.

Por otra parte, indagamos sobre las actividades del mercenario rotativo “Kommersant”. En su época fue uno de los más perversos medios al servicio de la extrema derecha contrarrevolucionaria, la cual disfruta que el gobierno conservador y lacayo de Londres envíe sus bombarderos a la Base Aérea en Chipre, listos para lanzar sus bombas sobre las fuerzas patrióticas de la heroica Siria, mientras en Egipto, calificado como el corazón del mundo árabe, miles de personas son asesinadas por los autores de un grosero golpe de Estado.

En esa atmósfera se preparan los medios navales y aéreos del imperio y sus aliados para iniciar un genocidio contra los pueblos árabes.

Es absolutamente claro que Estados Unidos tratará siempre de presionar a Cuba como hace con la ONU o cualquier institución pública o privada del mundo, una de las características de los gobiernos de ese país y no sería posible esperar de sus gobiernos otra cosa, pero no en balde se resisten 54 años defendiendo sin tregua —y el tiempo adicional que fuera necesario—, enfrentando el criminal bloqueo económico del poderoso imperio.

Nuestro mayor error es no haber sido capaz de aprender mucho más en mucho menos tiempo.

Fidel Castro Ruz
Agosto 27 de 2013
8 y 34 p.m.

La mentira tarifada



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