Do perfil de Daniel Ximenez, de Buenos Aires, Argentina
Ante el 8N: ¡Ni vivimos con 6$, ni hacemos cacerolazos con Essen!
En los últimos meses venimos asistiendo en el escenario nacional a un reacomodamiento de sectores sociales, políticos y sindicales aglutinados en torno a la proyección de una alternativa conservadora frente al “populismo” kirchnerista. En este contexto se han desarrollado alg
unas manifestaciones y cacerolazos protagon
izados fundamentalmente por sectores medios y altos. Aunque no podemos, como hace el Gobierno, caracterizar en bloque e indiscriminadamente a todos los manifestantes como golpistas o fascistas, es clara la orientación antipopular y reaccionaria de estas expresiones.
Las cacerolas que estos días salen a la calle poco que ver tienen con aquellas de 2001. Bajo la consigna “piquete y cacerola, la lucha es una sola”, las cacerolas expresaron en aquel tiempo el hastío ante el modelo neoliberal y el reclamo de medidas populares. Hoy, por el contrario, se concentran en criticar por derecha al Gobierno, cuestionando programas sociales o los intentos de mayor regulación estatal de ciertas áreas del mercado. Así, en base a rechazar los intentos de re-reelección o los visibles casos de corrupción, se esconde un programa económico y social aún más regresivo para las mayorías populares que el kirchnerismo. Por ello, no es de extrañar que estas cacerolas critiquen a procesos políticos de la región - como Cuba o Venezuela - que, con sus limitaciones, buscan responder a reivindicaciones populares y conformarse como una alternativa al imperialismo y al neoliberalismo. Expresión de todo esto es la organización del cacerolazo espontáneo del 8N, al cual repudiamos en tanto maniobra derechista y pro-imperialista. Más allá de las diferentes posibles consideraciones sobre el proceso bolivariano, es evidente que la victoria del presidente Hugo Chávez en las elecciones venezolanas hizo que se le salte la cadena a los reaccionarios de todas las latitudes. Así lo expresó, por ejemplo, el apoyo directo de Macri y el grupo Clarín al opositor Capriles y su posterior frustración.
La administración kirchnerista, en el marco de las luchas sociales y el clima político posterior al 2001, produjo ciertos avances en materia de derechos humanos, sociales y políticas, pero que no son parte de un programa integral de corte con el saqueo y la precarización de las condiciones de vida de nuestro pueblo. El kirchnerismo se ha conformado como una variante inteligente de la burguesía, capaz de reconstruir la legitimidad social y política del régimen, sin realizar modificaciones estructurales o profundas respecto al neoliberalismo. En ese sentido, los problemas de vivienda, salud, trabajo genuino o educación siguen sin resolverse. Esto no quita que haya sectores de las derechas políticas y económicas locales que preferirían un programa de ajuste más directo o menos concesiones a los sectores populares
Frente a la polarización instalada entre el Gobierno y la oposición de derecha, las organizaciones abajo firmantes seguimos apostando a la construcción desde abajo de una alternativa popular. Con este objetivo en el horizonte, repudiamos a los sectores reaccionarios locales que buscan impulsar políticas más duras de ajuste a los sectores populares, al tiempo que apostamos a la construcción de una alternativa política de los de abajo, heredera de las jornadas de 2001.
Primeras firmas:
. Corriente Político Sindical “Rompiendo Cadenas”
. Agrupación Kiki Lezcano
. Colectivo Desde el Pie
. Corriente de Organizaciones de Base La Brecha
. Movimiento por la Unidad Latinoamericana y el Cambio Social MULCS
izados fundamentalmente por sectores medios y altos. Aunque no podemos, como hace el Gobierno, caracterizar en bloque e indiscriminadamente a todos los manifestantes como golpistas o fascistas, es clara la orientación antipopular y reaccionaria de estas expresiones.
Las cacerolas que estos días salen a la calle poco que ver tienen con aquellas de 2001. Bajo la consigna “piquete y cacerola, la lucha es una sola”, las cacerolas expresaron en aquel tiempo el hastío ante el modelo neoliberal y el reclamo de medidas populares. Hoy, por el contrario, se concentran en criticar por derecha al Gobierno, cuestionando programas sociales o los intentos de mayor regulación estatal de ciertas áreas del mercado. Así, en base a rechazar los intentos de re-reelección o los visibles casos de corrupción, se esconde un programa económico y social aún más regresivo para las mayorías populares que el kirchnerismo. Por ello, no es de extrañar que estas cacerolas critiquen a procesos políticos de la región - como Cuba o Venezuela - que, con sus limitaciones, buscan responder a reivindicaciones populares y conformarse como una alternativa al imperialismo y al neoliberalismo. Expresión de todo esto es la organización del cacerolazo espontáneo del 8N, al cual repudiamos en tanto maniobra derechista y pro-imperialista. Más allá de las diferentes posibles consideraciones sobre el proceso bolivariano, es evidente que la victoria del presidente Hugo Chávez en las elecciones venezolanas hizo que se le salte la cadena a los reaccionarios de todas las latitudes. Así lo expresó, por ejemplo, el apoyo directo de Macri y el grupo Clarín al opositor Capriles y su posterior frustración.
La administración kirchnerista, en el marco de las luchas sociales y el clima político posterior al 2001, produjo ciertos avances en materia de derechos humanos, sociales y políticas, pero que no son parte de un programa integral de corte con el saqueo y la precarización de las condiciones de vida de nuestro pueblo. El kirchnerismo se ha conformado como una variante inteligente de la burguesía, capaz de reconstruir la legitimidad social y política del régimen, sin realizar modificaciones estructurales o profundas respecto al neoliberalismo. En ese sentido, los problemas de vivienda, salud, trabajo genuino o educación siguen sin resolverse. Esto no quita que haya sectores de las derechas políticas y económicas locales que preferirían un programa de ajuste más directo o menos concesiones a los sectores populares
Frente a la polarización instalada entre el Gobierno y la oposición de derecha, las organizaciones abajo firmantes seguimos apostando a la construcción desde abajo de una alternativa popular. Con este objetivo en el horizonte, repudiamos a los sectores reaccionarios locales que buscan impulsar políticas más duras de ajuste a los sectores populares, al tiempo que apostamos a la construcción de una alternativa política de los de abajo, heredera de las jornadas de 2001.
Primeras firmas:
. Corriente Político Sindical “Rompiendo Cadenas”
. Agrupación Kiki Lezcano
. Colectivo Desde el Pie
. Corriente de Organizaciones de Base La Brecha
. Movimiento por la Unidad Latinoamericana y el Cambio Social MULCS
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