Obama, entre la poesía y el cinismo
30 de Maio de 2016, 9:31 - sem comentários ainda
¿Soñar no cuesta nada?
25 de Maio de 2016, 13:43 - sem comentários ainda¿Soñar no cuesta nada?, por José Echemendía Gallego / Universidad Sancti Spiritus
Desde que era adolescente he escuchado infinidad de veces la frase “soñar no cuesta nada”, pero solo hasta hace muy poco –motivado por diferentes circunstancias- supe que era una frase incompleta: “…lo que cuesta es hacer los sueños realidad”.
En días pasados, cuando respondía un correo electrónico al mayor de mis hijos que todavía anda lejos persiguiendo sueños, me asaltó una interrogante, ¿cuántos de sus compañeros tomaron igual camino?, y sin que me sorprendiera el resultado pude identificar a poco más de un 40 por ciento andando por esos senderos.
El tema de los cubanos que se marchan de la isla, que no llamamos emigración en el ámbito coloquial, se reduce siempre a los “sueños” de las personas, a la aspiración de conseguir en otro país lo que en el suyo no han logrado o creen que no van a lograr; y mayoritariamente esos sueños y aspiraciones se asocian a bienes materiales, objetos y artilugios que rara vez constituyen necesidades de primer orden.
De la “muestra” tomada por mí, todos jóvenes que hoy tienen entre 30 y 35 años, ninguno tuvo limitaciones objetivas para poder estudiar, todos terminaron la enseñanza preuniversitaria (bachiller) y la mayoría realizó estudios universitarios; todos tenían un trabajo estable y seguro –en entidades del estado o en la alternativa de moda en Cuba, el sector privado, llamados por Obama “los emprendedores”-, todos disponían de un techo digno -de su propiedad o de su familia-, todos recibían el beneficio de un “seguro médico” (salud gratuita y medicamentos subsidiados) infinitamente superior al Obamacare, Medicare, Medicaid (EUA), o al Sanitas (España).
Una buena parte de los emigrados cubanos van hacia los Estados Unidos de América, y en su mayoría lo hacen de forma irregular, alentados por las leyes y políticas de la Casa Blanca (Ley de Ajuste Cubano; pies secos, pies mojados); muchos de ellos se ven compelidos a vender parte o todas sus propiedades enCuba para disponer del dinero exigido por los mercaderes que dominan el tráfico de personas en el área (entre seis y diez mil dólares), otros invierten los ahorros de la familia; y los menos, pero no pocos a decir verdad, se apropian del dinero de unidades estatales y escapan del país como lo que realmente son: vulgares ladrones; sin embargo, estos últimos son recibidos en aquel país como“verdaderos héroes que escapan del comunismo”.
Pero, ¿qué hay de los sueños? Una vez en la tierra del “sueño americano”; idea o motivación que existe desde el siglo XVI, y que en 1931 James Truslow Adams la definiera en su libro La épica de América, como la igualdad de oportunidades y la libertad que permite a todos los ciudadanos el logro de sus objetivos en la vida, únicamente con su esfuerzo y determinación (muy heroico y aleccionador), inicia la dura batalla individual –muy importante ese adjetivo- para comenzar a darle cuerpo a esos sueños. Casi todos esos jóvenes, el primer paso que dan es el de adquirir un automóvil (ya tiene un sueño cumplido), luego se llenarán de ingenios y aparatos (casi siempre electrónicos), después vendrá el atuendo ajustado a lo último de la moda; y si todo eso puede acompañarse con algún paseo a Disneylandia, asistir a un concierto de un artista ¿famoso? o un viajecito en un crucero, pues nada, mucho mejor.
Cuando indagas en qué trabajan, casi ninguno puede verse realizado en algún empleo relacionado con los estudios culminados en una universidad cubana; no se dieron cuenta que en una sociedad tan competitiva y desarrollada, en un país del primer mundo, no tendrán otra alternativa que emplearse en trabajos manuales de baja remuneración (jardineros, estibadores, ayudantes de albañil o de otra cosa, lavaplatos, fregadores de autos, empleadas domésticas, operadores en maquiladoras, asalariados agrícolas, entre otros) todos trabajos dignos, pero para los cuales no hacía falta invertir algunos años y recursos en una universidad; si pueden, tendrán que involucrarse en más de un empleo para poder aproximarse al salario medio en ese país (alrededor de $ 3 830 dólares al mes) y poder asumir los gastos de la renta de la vivienda, la mensualidad del coche, y el resto de los servicios básicos (electricidad, gas, calefacción, conectividad, seguros, etc.); lo que quede será destinado a “los sueños”.
No pocos se hallan en la incertidumbre por tener empleos que no ofrecen garantía alguna, y pueden verse en “la calle” de la noche a la mañana; viven hacinados en“pisos” o apartamentos muy pequeños porque no pueden pagarse uno más espacioso.
Tienen sueños cumplidos, pero habría que ver si son los sueños y aspiraciones más importantes en la vida de cualquier persona, y habría que tasar con objetividad la renta de esos sueños, que se pagan sobre todo con la separación de la familia (hijos, padres, hermanos, abuelos), con la pérdida de valores asociados a su identidad, con la frustración de nunca haber llegado a ser el ingeniero, el médico, el maestro, o sencillamente el ciudadano que te inspiró algún familiar o algún vecino.
Hay en cambio muchos jóvenes que han apostado por hacer realidad sus sueños en su patria, y muchos lo han alcanzado, no voy a referir ejemplos de ilustres investigadores, deportistas o artistas; que los hay sobrados; voy a hablar del hijo de una amiga que después de hacerse ingeniero eléctrico, se esforzó y alcanzó su“sueño” de convertirse en un artista de la fotografía; o del joven alumno que tuve en el preuniversitario y que llegó a formarse como Doctor en Ciencias Pedagógicas, o de mi compañero del pre, que se hizo médico y llegó a ser un importante cardiocirujano; hay muchos más ejemplos, y todos ellos compartiendo esos logros y éxitos con su familia, con sus amigos, con sus vecinos; todos ellos poniendo su sabiduría, preparación y conocimientos al servicio de sus conciudadanos y de otros necesitados en cualquier lugar del mundo. Si les digo la verdad, a muchos de ellos les falta el automóvil, no han ido a Disneylandia, o no tienen el último modelo de la telefonía móvil, pero en cambio han compartido sus éxitos con los suyos, han recibido y dado amor de/a su familia, y tienen el reconocimiento y la admiración de miles de personas. Para mí, esos sí han logrado -con creces- hacer realidad sus sueños.
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Publicado por: David Díaz Ríos / CubaSigueLaMarcha.blogspot.com
Los motivos del "golpe" a Dilma
14 de Maio de 2016, 11:54 - sem comentários ainda
Por Juan Manuel Karg / Actualidad RT
¿Qué necesitamos los cubanos?
7 de Maio de 2016, 10:56 - sem comentários ainda¿Qué necesitamos los cubanos?, por José Echemendía Gallego / Universidad Sancti Spiritus
Constituye lugar común escuchar al vecino, al amigo, al colega de labores diarias, o hasta al ocasional compañero de viaje en cualquiera de los inusitados y comunes medios de transporte que emplea el cubano de hoy; reiteradas quejas, lamentaciones, reclamos y hasta exigencias muy serias relacionadas con el salario, los precios de las mercancías (de cualquier tipo), de los servicios (por su calidad o costo), y quién sabe cuántas cosas más de la agobiante y siempre exigente cotidianidad; y créanme, en la mayoría de las ocasiones les asiste la razón.
Pero, hasta dónde son reales, hasta dónde constituyen necesidades perentorias, hasta dónde son verdaderas prioridades. Creo que no estaría demás ante las diversas circunstancias del día a día, reflexionar, evaluar y considerar la justeza o no de nuestro reclamo o queja; no por el otro, sino por uno mismo, pues a la zaga de cada uno de esos momentos viaja el desaliento, la actitud lastimera, el disgusto y la inconformidad a ultranza, y entonces ya nada nos parece bien, a nuestros ojos “todos” son unos sinvergüenzas, o cada situación “no le importa a nadie”.
Si siguen el hilo de esta compleja madeja, coincidirán conmigo en que estas actitudes no ayudan a nadie, ni en nada; solo “engordarán” nuestro disgusto, acrecentarán nuestras frustraciones, y en el mejor de los casos nos dejarán propensos al desinterés, la apatía, la indolencia y a su más encumbrada forma: la desidia.
Ciertamente el dinero hace falta para muchas cosas, pero no para todo. Se necesitan grandes dosis de objetividad para evaluar en cada ocasión lo que es realmente necesario; sería ilusorio pretender decirle a cada persona qué lo es, y qué no lo es; por eso las altas dosis de objetividad y cordura inexcusables.
Cuando se vea ante esas circunstancias en las que su “bolsillo” no le permita satisfacer determinada necesidad, o deseo; antes que lo venza el apremio de pensar en lo que le falta, piense en lo que tiene; y no le parezca extraño, usted tiene mucho y de mucha importancia, solo que a veces no lo ve, recuerde que lo más evidente suele no ser visto.
Piense en que mientras usted tiene un puesto de trabajo seguro (ya sé que dirá, muy mal remunerado) en el mundo hay más de 200 millones de desempleados y más de 120 millones trabajadores están mal pagados; piense que mientras usted tiene segura su jubilación, cerca del 50 % de la fuerza laboral en el mundo no podrá disfrutar de ella; piense que en tanto su hijo o hija tiene garantizada una educación de calidad y gratuita hasta el nivel universitario, en el mundo hay 57millones de niños y niñas que no aprenderán a leer y escribir y serán casi seguro empleomanía para la delincuencia y la prostitución; piense que mientras tenemos asegurada una modesta cuota de alimentos a precios subsidiados, en el resto de los países de este planeta existen 800 millones de hambrientos.
No se canse de pensar todavía. Piense que cuando usted y su familia tienen acceso libre, gratuito y de calidad a servicios de salud de diferente nivel, en el mundo mueren diariamente 8 mil personas por enfermedades curables, más de400 millones de personas –en países de renta media- no tienen acceso a algún servicio esencial de salud; piense en que los miembros de su familia y usted mismo estará menos expuesto al consumo de cualquier droga de las que se comercializan en la actualidad; piense en que como persona tiene derechos que se respetan, tiene dignidad, seguridad y garantías de su integridad física, que no será discriminado por su color de piel, credo, sexo o preferencia sexual. Creo que ya habrá pensado bastante, aunque puede seguir haciéndolo y encontrará otras razones.
Pero sigo coincidiendo con usted en que los cubanos necesitamos algo.
Necesitamos mucha confianza en nosotros, necesitamos compromiso con la Patria, necesitamos –en cantidades más grandes que las de dinero- optimismo, necesitamos más entrega y dedicación en lo que hacemos, necesitamos mirarnos a los ojos y decirnos las verdades para cambiar y mejorarnos como seres humanos; pero sobre todas las cosas, necesitamos trabajar más y con más eficiencia para –definitivamente- palpar las realizaciones concretas de una sociedad más justa, más inclusiva, más próspera y sostenible. Eso necesitamos los cubanos de hoy y de mañana.
Tenemos en que inspirarnos, que el pensamiento martiano nos ilumine, “Tengo fe en el mejoramiento humano, en la vida futura, en la utilidad de la virtud, y en ti”; que el ejemplo del cubano que mejor interpretó su ideario, Fidel Castro Ruz, nos guie.
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