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Crónica de Panamá (I y II)

22 de Abril de 2015, 2:24 , por Rosa C. Báez Valdés - | No one following this article yet.
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Por Heriberto Feraudy Espino*

 

I

 “a mí la me sale por los poros

cuando de la Revolución se trata”.

Raúl.

He reflexionado una y otra vez cómo calificar la conducta de los jóvenes y mujeres que, integrando la delegación cubana, nos acompañaron a  la VII Cumbre de las Américas en Panamá. 2015. ¡Cuánta dignidad!, ¡cuánto patriotismo!, firmeza y valentía. Nada de discursos escritos ni elaborados, las palabras fluían como ráfagas  disparadas por el corazón y la pasión ¡a fuego vivo! No había tiempo para disquisiciones ni análisis academicistas. Eran momentos de definiciones  Y con la palabra vibrante y enérgica surgían como estampida  estribillos y canciones de combate que me recordaban otros tiempos de la gloria que se ha vivido; algunas de ellas desconocidas por los más veteranos.

En la loma del Jobito,

donde el hierro se fundió

Antonio Maceo gritó:

machete que son flojitos,

machete que son flojitos

machete que son flojitos

Y al ritmo de esa melodía avanzábamos sobre los oscuros provocadores.

Para cada uno de los integrantes de la delegación al Foro de la Sociedad Civil y Actores Sociales estaba claro que habían tratado de tendernos una trampa y un montaje preparado.

Cuando en la tarde del lunes 7 de abril los integrantes de la delegación cubana al Foro de la Sociedad Civil acudimos al Hotel Panamá para nuestra debida acreditación faltaban veintiochos credenciales. Ante nuestros reclamos los organizadores panameños alegaban no impacientarnos que pronto llegarían. Así fueron transcurriendo horas y horas mientras las hordas mercenarias -no cabe otro calificativo- vestidas  por el dinero imperial y ya acreditadas, se regodeaban por los salones del lobby del hotel.

Se me acerca un compañero y me dice haber observado que en la lista de acreditación los apátridas aparecían como los primeros y en negrotas, me acerco y lo compruebo. Le pregunto a la encargada de la acreditación cuánto faltaba para que llegaran nuestras credenciales, me responde que lo ignora. Pregunto por quién pueda responderme me dice que ella es representante de la OEA y que si deseaba hacer algún reclamo me dirigiera a una señora sentada frente a una computadora la cual era miembro de la Red de Derechos Humanos de Panameña, entiéndase Red de la derecha panameña. En ese instante llega un funcionario de la cancillería cubana y protesta por la demora, se dirige a uno de los salones del hotel donde se encuentra, a mi parecer, la responsable de la acreditación. La señora jura y perjura que no hay nada contra la delegación cubana, que el error estuvo en encargarle a una empresa la confección de las credenciales, que los aún no acreditados podríamos asistir al día siguiente por la tarde a la inauguración del Foro acompañados con nuestros respectivos pasaportes y nos dejarían entrar sin dificultad alguna: “Yo estaré allí esperándolos” nos dijo.

Al día siguiente en la tarde cuando los sin credenciales llegamos  al salón de la inauguración del Foro de la Sociedad Civil lo que nos esperaba era un cordón de policías mientras que la fauna acreditada y asegurada entraba por una puerta trasera. Los compañeros nuestros que tenían sus credenciales y se encontraban dentro del plenario comienzan a protestar. En la puerta de entrada donde policías y funcionarios dificultaban nuestro acceso al salón, se forma la de San Quintín y por fin logramos entrar. Una vez dentro todos, al unísono, comenzamos a entonar las notas de nuestro Himno nacional, la Marcha del 26 de julio y ¡Viva Fidel! ¡Viva Raúl!, ¡Viva la Revolución! ¡Viva Venezuela, ¡Viva Chávez! Allí expresamos nuestro repudio a la presencia de los civiles made in USA.

Después de casi dos horas de la protesta de la dignidad nos marchamos del lugar por respeto al Presidente del país anfitrión quien junto al Secretario de la OEA tendría a su cargo el discurso inaugural del Foro.

Hay que significar que antes de la celebración de la Cumbre, la cancillería cubana había alertado al gobierno panameño de la presencia en el evento de personas que no representaban a la sociedad civil de Cuba. Por nuestra parte también desde nuestra llegada hicimos saber que no dialogaríamos con personeros al servicio de una potencia extranjera. Cómo dialogar con delincuentes y vende patrias aliados del terrorista Posada Carriles, causante de la voladura de un avión que costó la vida a 76 personas a bordo, cómo dialogar con mercenarios que allí compartían nada menos que con uno de los asesinos del Che Guevara.

Para cada uno de los integrantes de la delegación estaba claro de que habían tratado de tendernos una trampa. El montaje estaba preparado, lo que al parecer no estaba calculado fue nuestra reacción.

La presencia de mercenarios y mercenarias de piel negra en esta Cumbre pasará a la historia de Cuba y de América Latina como una de las páginas más abyectas y vergonzosas de la historia de los descendientes de africanos en este Continente.

En la mañana del 9 de abril  y casi a la misma hora en que en una de las calles céntricas de La Habana, donde su cabeza fuera expuesta en una jaula de hierro, al igual que la de otros de sus compañeros, se le rendía tributo de recordación en el 203 aniversario de su asesinato al descendiente de africanos José Antonio Aponte y Ulabarra, en Panamá un grupo de cubanos fieles a la patria y a la historia protagonizábamos una nueva pelea contra los demonios amamantados por el imperio. Era la mejor forma de homenajear al precursor de nuestras luchas independentistas.

De esta forma comenzaba a escribirse una nueva página indeleble de la historia de Cuba escrita por nuevas y viejas generaciones unidas en un solo empeño: mantener en alto la dignidad y los principios.

 

II

 

En la mañana del nueve de abril le correspondía reunirse en el noveno piso del Hotel Panamá a los Grupos de Trabajo Gobernabilidad Democrática y Participación Ciudadana respectivamente.

Desde La Habana cada uno de los destinados a participar en estos grupos de trabajo habíamos preparado nuestras respectivas intervenciones sobre la base de propuestas, argumentos y conceptos   a tener en cuenta durante las discusiones. Sólo había una condición y así se le había hecho saber a los organizadores de la Cumbre, antes de que comenzara la misma: No habría diálogos con quienes no representaban a la sociedad civil cubana.

Comenzada la sesión en el salón Diamante, correspondiente al Grupo de Participación Ciudadana, a la cual pertenecía y en la que también estaban presentes representantes de la sociedad civil de otros países de la región, una compañera de nuestra delegación se acercó a los encargados en dirigir la Mesa y le argumentó el porqué nos oponíamos a la presencia en la sala de personas a las cuales no podíamos legitimar con un diálogo. Los responsables de la mesa, quienes previamente habían sido designados por los organizadores del Foro, esgrimieron diversos argumentos formales y protocolares.  Varios compañeros nos acercamos y agregamos nuevos elementos relacionados con la participación no cívica ni ciudadana de los provocadores allí presentes. Mientras se escuchaba un coro de voces exigiendo la salida de la sala de mercenarios y aliados de terroristas, cuatro compañeros y los coordinadores de la mesa acordamos retirarnos a las afuera de la sala para negociar una salida a la situación creada por la presencia de aquellas señoras y señores.

Trascurridas casi dos horas de conversaciones, no nos poníamos de acuerdo. Los coordinadores insistían en comenzar  y nosotros en advertir los inconvenientes de hacerlo con la presencia de falsos representantes de la sociedad civil cubana.

Desde el salón se escucha a uno de los representantes de la Red de Derechos Humanos de Panamá amenazar que si en diez minutos no concluían las conversaciones, comenzaría el Foro. Fue entonces cuando aquella sala se estremeció con el grito latinoamericano: ¡Que se vayan! ¡Que se vayan! Y Vivas a Fidel, Chávez, Raúl, Maduro, Correa. Eran voces de ecuatorianos, venezolanos, mexicanos, chilenos, nicaragüenses y cubanos, entre otros que después de haber exigido el dialogo entre los verdaderos representantes de la sociedad civil latinoamericana, ahora reclamaban con más fuerza la expulsión de quienes eran considerados mercenarios y vende patrias. Ante la fuerza de la razón, los farsantes y farsantas allí presente no tuvieron otra alternativa que abandonar  la sala.

Finalmente y con la firma de los legítimos  delegados se aprobó una declaración donde quedaron plasmados los justos reclamos de la verdadera participación ciudadana latinoamericana.

Se imponía la fuerza de la razón.

A aquellos que fuera del terreno nos acusan casi de indecentes y de faltar el respeto, le decimos que al parecer no saben o no les interesa saber  lo que es ver de cerca a quien se prestó al asesinato y al corte de las manos del Che, no saben lo que es tener delante, provocándonos, a quienes sin ningún pudor se retratan con asesinos como Félix Rodriguez y Posada Carriles.

  • ¿Son estos  señores y la señora Berta Soler y compañía representantes de la sociedad civil de Cuba? ¡Por favor! ¿Dialogar con los cómplices y aliados del asesino del Che y los culpables de la muerte de 3 478 personas y 2099 discapacitados de por vida, como denunciara en su discurso el Presidente cubano Raúl Castro? ¡Por favor! que el Presidente Obama lo haga no quiere decir que nosotros tengamos que hacerlo. Se puede dialogar con las personas decentes aunque sean enemigos, pero con los vendidos y desvergonzados no hay arreglo. A los que nos calumnian le recordamos que tenemos el derecho a no olvidar y el postulado maceísta: El honor está sobre todo.

                                                                     

En la Cumbre de las Américas celebrada en Panamá era necesario dialogar y así lo hicieron los representantes del Gobierno cubano encabezado por su Presidente General de Ejército Raúl Castro y también los legítimos representantes de la Sociedad Civil cuando fue necesario.

 

 *Escritor, investigador y políglota. Graduado de Administración Pública y Licenciado en Ciencias Políticas, UH. Ha ocupado cargos en el MINREX y el ICAP

Trabajo enviado por su autor

 

 

 

 

 

 


Tags deste artigo: provocación sociedad-civil acreditación cuba panamá cumbre foros solidaridad