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La Polilla Cubana

3 de Abril de 2011, 21:00 , por Desconhecido - | No one following this article yet.
Mi blog es una ventana abierta sobre Cuba y el mundo, desde la verdad y la justicia

Cuba: Verdad y dignidad contra la infamia

28 de Abril de 2015, 0:29, por Rosa C. Báez Valdés
 
Porque Cuba luchó, porque no se rindió ante el imperialismo, aquellos científicos y  médicos que hace poco más de una década fueron difamados al vincularlos con el terrorismo, hoy son los responsables de que el pueblo estadounidense tenga a su disposición una vacuna que puede prolongar la vida de miles de pacientes de cáncer, en lo que representa una contribución invaluable a la búsqueda de soluciones a los grandes problemas de salud de la civilización contemporánea.
 
Andrés  Mora Ramírez / AUNA-Costa Rica

 
Un acuerdo médico y comercial, permitirá la exportación
de la vacuna cubana contra el cáncer de pulmón a EE.UU
En el año 2002, cuando la Casa Blanca recién empezaba esa locura bélica que, con acierto, Ramón Grosfoguel definió como “la guerra terrorista contra el terrorismo”, una cruzada seudojustificada por George W. Bush con los peores argumentos del conservadurismo político, el fundamentalismo religioso, y la supuesta predestinación de los Estados Unidos para imponer su manera de entender la democracia en todos los confines, el entonces subsecretario de Estado norteamericano, John Bolton, acusó a Cuba fabricar armas biológicas en sus centros de investigación médica, siendo así la más cercana amenaza a la seguridad nacional de la potencia paranoica. Nunca, en más de cuatro décadas de agresiones imperiales contra la Revolución Cubana, un gobierno se había atrevido a formular tales acusaciones. Pero los halcones lo hicieron.
 
Equiparando a Cuba con Libia, Siria, Irak o Corea del Norte, el eje del mal que el mesiánico Bush y sus consejeros perfilaban como los nuevos enemigos globales, contra los que se podía aplicar cualquier acción bélica sin reparar en las normas elementales del derecho internacional, Bolton no dudó en proferir su amenaza: “La Habana ha provisto por mucho tiempo un paraíso para terroristas”, argumentó el funcionario; “pueden esperar convertirse en nuestros blancos”.
 
Otto Reich, por entonces subsecretario de Estado para el hemisferio occidental,  y responsable de numerosas operaciones de guerra sucia en Centroamérica durante los años del conflicto armado, también advertía por aquellos días que el gobierno estadounidense estaba dispuesto a llevar la democracia a la isla y “ayudar a los cubanos a lograr ese sueño universal de ser libres”, como ya lo hacían con la invasión de Afganistán y como se disponían a hacerlo en Irak al amparo de una espuria coalición internacional. Y Colin Powell, el secretario de Estado que mintió cínicamente ante la Asamblea de Naciones Unidas sobre las armas de destrucción masiva en Irak, lanzaba su dictum: “Cuba no puede permanecer siendo por siempre el único freno en la marcha del hemisferio hacia la democracia y los mercados libres”. No faltaron voces desnaturalizadas de la derecha apátrida, en Miami, Madrid y en muchas capitales latinoamericanas, que incluso deslizaron la idea de que era necesario que Estados Unidos interviniera militarmente en la isla.
 
Eran tiempos oscuros para la razón, la justicia y la humanidad. Desde Sancti Spíritus, en el centro de Cuba, Fidel Castro levantaba las banderas cubanas de la verdad y la dignidad, y respondía a las acusaciones y mentiras que se divulgaban a la opinión pública estadounidense:  “Duele profundamente que a ese pueblo, de esencia noble, se le trate de engañar con la diabólica invención de que en los laboratorios donde nuestros abnegados científicos descubren, producen y desarrollan vacunas, medicinas y tratamientos terapéuticos... se desarrollan programas de investigación y producción de armas biológicas”.
 
Trece años después de aquel vergonzoso episodio de la infamia imperial, parece que los esquemas políticos y mentales impuestos por la lógica criminal del bloqueo empiezan quebrarse; y aunque el odio a la Revolución Cubana, a su proceso de construcción del socialismo –con aciertos y errores-, y al poderoso ejemplo de su internacionalismo, de su solidaridad y del humanismo de sus acciones, especialmente las médicas y educativas, todavía campea en Washington, se van dando pasos esperanzadores con miras a restablecer las relaciones entre ambos países: esta semana conocimos la noticia de que una representación política, médica y comercial del estado de Nueva York, en misión oficial, alcanzó un acuerdo entre Centro de Inmunología Molecular (CIM) de Cuba y el Instituto Roswell Park contra el Cáncer, que permitirá  “exportar a Estados Unidos una vacuna terapéutica contra el cáncer de pulmón desarrollada en la isla”, creada en el 2011, con patente cubana a nivel mundial, que ya se encuentra registrada en Perú y en trámites de inscripción en países como Brasil, Argentina y Colombia.
 
Como latinoamericanistas, vibramos con el discurso del presidente Raúl Castro en la reciente Cumbre de las Américas, celebrada en Panamá, especialmente en aquel pasaje en que recordó el enorme desafío al que se enfrentó la revolución: “Cuando estábamos acorralados, arrinconados y hostigados hasta el infinito, solo había una alternativa: rendirse o luchar. Ustedes saben cuál fue la que escogimos con el apoyo de nuestro pueblo”. Porque Cuba luchó, porque no se rindió ante el imperialismo, aquellos científicos y médicos que hace poco más de una década fueron difamados al vincularlos con el terrorismo, hoy son los responsables de que el pueblo estadounidense tenga a su disposición una vacuna que puede prolongar la vida de miles de pacientes de cáncer, en lo que representa una contribución invaluable a la búsqueda de soluciones a los grandes problemas de salud de la civilización contemporánea.
 
El tiempo se encargó de revelar las imposturas y la historia, una vez más, emitió su veredicto absolutorio.

 

Publicado por Con Nuestra América



Crónica de Panamá (I y II)

22 de Abril de 2015, 2:24, por Rosa C. Báez Valdés

Por Heriberto Feraudy Espino*

 

I

 “a mí la me sale por los poros

cuando de la Revolución se trata”.

Raúl.

He reflexionado una y otra vez cómo calificar la conducta de los jóvenes y mujeres que, integrando la delegación cubana, nos acompañaron a  la VII Cumbre de las Américas en Panamá. 2015. ¡Cuánta dignidad!, ¡cuánto patriotismo!, firmeza y valentía. Nada de discursos escritos ni elaborados, las palabras fluían como ráfagas  disparadas por el corazón y la pasión ¡a fuego vivo! No había tiempo para disquisiciones ni análisis academicistas. Eran momentos de definiciones  Y con la palabra vibrante y enérgica surgían como estampida  estribillos y canciones de combate que me recordaban otros tiempos de la gloria que se ha vivido; algunas de ellas desconocidas por los más veteranos.

En la loma del Jobito,

donde el hierro se fundió

Antonio Maceo gritó:

machete que son flojitos,

machete que son flojitos

machete que son flojitos

Y al ritmo de esa melodía avanzábamos sobre los oscuros provocadores.

Para cada uno de los integrantes de la delegación al Foro de la Sociedad Civil y Actores Sociales estaba claro que habían tratado de tendernos una trampa y un montaje preparado.

Cuando en la tarde del lunes 7 de abril los integrantes de la delegación cubana al Foro de la Sociedad Civil acudimos al Hotel Panamá para nuestra debida acreditación faltaban veintiochos credenciales. Ante nuestros reclamos los organizadores panameños alegaban no impacientarnos que pronto llegarían. Así fueron transcurriendo horas y horas mientras las hordas mercenarias -no cabe otro calificativo- vestidas  por el dinero imperial y ya acreditadas, se regodeaban por los salones del lobby del hotel.

Se me acerca un compañero y me dice haber observado que en la lista de acreditación los apátridas aparecían como los primeros y en negrotas, me acerco y lo compruebo. Le pregunto a la encargada de la acreditación cuánto faltaba para que llegaran nuestras credenciales, me responde que lo ignora. Pregunto por quién pueda responderme me dice que ella es representante de la OEA y que si deseaba hacer algún reclamo me dirigiera a una señora sentada frente a una computadora la cual era miembro de la Red de Derechos Humanos de Panameña, entiéndase Red de la derecha panameña. En ese instante llega un funcionario de la cancillería cubana y protesta por la demora, se dirige a uno de los salones del hotel donde se encuentra, a mi parecer, la responsable de la acreditación. La señora jura y perjura que no hay nada contra la delegación cubana, que el error estuvo en encargarle a una empresa la confección de las credenciales, que los aún no acreditados podríamos asistir al día siguiente por la tarde a la inauguración del Foro acompañados con nuestros respectivos pasaportes y nos dejarían entrar sin dificultad alguna: “Yo estaré allí esperándolos” nos dijo.

Al día siguiente en la tarde cuando los sin credenciales llegamos  al salón de la inauguración del Foro de la Sociedad Civil lo que nos esperaba era un cordón de policías mientras que la fauna acreditada y asegurada entraba por una puerta trasera. Los compañeros nuestros que tenían sus credenciales y se encontraban dentro del plenario comienzan a protestar. En la puerta de entrada donde policías y funcionarios dificultaban nuestro acceso al salón, se forma la de San Quintín y por fin logramos entrar. Una vez dentro todos, al unísono, comenzamos a entonar las notas de nuestro Himno nacional, la Marcha del 26 de julio y ¡Viva Fidel! ¡Viva Raúl!, ¡Viva la Revolución! ¡Viva Venezuela, ¡Viva Chávez! Allí expresamos nuestro repudio a la presencia de los civiles made in USA.

Después de casi dos horas de la protesta de la dignidad nos marchamos del lugar por respeto al Presidente del país anfitrión quien junto al Secretario de la OEA tendría a su cargo el discurso inaugural del Foro.

Hay que significar que antes de la celebración de la Cumbre, la cancillería cubana había alertado al gobierno panameño de la presencia en el evento de personas que no representaban a la sociedad civil de Cuba. Por nuestra parte también desde nuestra llegada hicimos saber que no dialogaríamos con personeros al servicio de una potencia extranjera. Cómo dialogar con delincuentes y vende patrias aliados del terrorista Posada Carriles, causante de la voladura de un avión que costó la vida a 76 personas a bordo, cómo dialogar con mercenarios que allí compartían nada menos que con uno de los asesinos del Che Guevara.

Para cada uno de los integrantes de la delegación estaba claro de que habían tratado de tendernos una trampa. El montaje estaba preparado, lo que al parecer no estaba calculado fue nuestra reacción.

La presencia de mercenarios y mercenarias de piel negra en esta Cumbre pasará a la historia de Cuba y de América Latina como una de las páginas más abyectas y vergonzosas de la historia de los descendientes de africanos en este Continente.

En la mañana del 9 de abril  y casi a la misma hora en que en una de las calles céntricas de La Habana, donde su cabeza fuera expuesta en una jaula de hierro, al igual que la de otros de sus compañeros, se le rendía tributo de recordación en el 203 aniversario de su asesinato al descendiente de africanos José Antonio Aponte y Ulabarra, en Panamá un grupo de cubanos fieles a la patria y a la historia protagonizábamos una nueva pelea contra los demonios amamantados por el imperio. Era la mejor forma de homenajear al precursor de nuestras luchas independentistas.

De esta forma comenzaba a escribirse una nueva página indeleble de la historia de Cuba escrita por nuevas y viejas generaciones unidas en un solo empeño: mantener en alto la dignidad y los principios.

 

II

 

En la mañana del nueve de abril le correspondía reunirse en el noveno piso del Hotel Panamá a los Grupos de Trabajo Gobernabilidad Democrática y Participación Ciudadana respectivamente.

Desde La Habana cada uno de los destinados a participar en estos grupos de trabajo habíamos preparado nuestras respectivas intervenciones sobre la base de propuestas, argumentos y conceptos   a tener en cuenta durante las discusiones. Sólo había una condición y así se le había hecho saber a los organizadores de la Cumbre, antes de que comenzara la misma: No habría diálogos con quienes no representaban a la sociedad civil cubana.

Comenzada la sesión en el salón Diamante, correspondiente al Grupo de Participación Ciudadana, a la cual pertenecía y en la que también estaban presentes representantes de la sociedad civil de otros países de la región, una compañera de nuestra delegación se acercó a los encargados en dirigir la Mesa y le argumentó el porqué nos oponíamos a la presencia en la sala de personas a las cuales no podíamos legitimar con un diálogo. Los responsables de la mesa, quienes previamente habían sido designados por los organizadores del Foro, esgrimieron diversos argumentos formales y protocolares.  Varios compañeros nos acercamos y agregamos nuevos elementos relacionados con la participación no cívica ni ciudadana de los provocadores allí presentes. Mientras se escuchaba un coro de voces exigiendo la salida de la sala de mercenarios y aliados de terroristas, cuatro compañeros y los coordinadores de la mesa acordamos retirarnos a las afuera de la sala para negociar una salida a la situación creada por la presencia de aquellas señoras y señores.

Trascurridas casi dos horas de conversaciones, no nos poníamos de acuerdo. Los coordinadores insistían en comenzar  y nosotros en advertir los inconvenientes de hacerlo con la presencia de falsos representantes de la sociedad civil cubana.

Desde el salón se escucha a uno de los representantes de la Red de Derechos Humanos de Panamá amenazar que si en diez minutos no concluían las conversaciones, comenzaría el Foro. Fue entonces cuando aquella sala se estremeció con el grito latinoamericano: ¡Que se vayan! ¡Que se vayan! Y Vivas a Fidel, Chávez, Raúl, Maduro, Correa. Eran voces de ecuatorianos, venezolanos, mexicanos, chilenos, nicaragüenses y cubanos, entre otros que después de haber exigido el dialogo entre los verdaderos representantes de la sociedad civil latinoamericana, ahora reclamaban con más fuerza la expulsión de quienes eran considerados mercenarios y vende patrias. Ante la fuerza de la razón, los farsantes y farsantas allí presente no tuvieron otra alternativa que abandonar  la sala.

Finalmente y con la firma de los legítimos  delegados se aprobó una declaración donde quedaron plasmados los justos reclamos de la verdadera participación ciudadana latinoamericana.

Se imponía la fuerza de la razón.

A aquellos que fuera del terreno nos acusan casi de indecentes y de faltar el respeto, le decimos que al parecer no saben o no les interesa saber  lo que es ver de cerca a quien se prestó al asesinato y al corte de las manos del Che, no saben lo que es tener delante, provocándonos, a quienes sin ningún pudor se retratan con asesinos como Félix Rodriguez y Posada Carriles.

  • ¿Son estos  señores y la señora Berta Soler y compañía representantes de la sociedad civil de Cuba? ¡Por favor! ¿Dialogar con los cómplices y aliados del asesino del Che y los culpables de la muerte de 3 478 personas y 2099 discapacitados de por vida, como denunciara en su discurso el Presidente cubano Raúl Castro? ¡Por favor! que el Presidente Obama lo haga no quiere decir que nosotros tengamos que hacerlo. Se puede dialogar con las personas decentes aunque sean enemigos, pero con los vendidos y desvergonzados no hay arreglo. A los que nos calumnian le recordamos que tenemos el derecho a no olvidar y el postulado maceísta: El honor está sobre todo.

                                                                     

En la Cumbre de las Américas celebrada en Panamá era necesario dialogar y así lo hicieron los representantes del Gobierno cubano encabezado por su Presidente General de Ejército Raúl Castro y también los legítimos representantes de la Sociedad Civil cuando fue necesario.

 

 *Escritor, investigador y políglota. Graduado de Administración Pública y Licenciado en Ciencias Políticas, UH. Ha ocupado cargos en el MINREX y el ICAP

Trabajo enviado por su autor

 

 

 

 

 

 



Bochorno, angustia… a propósito de la VII Cumbre de las Américas

15 de Abril de 2015, 20:41, por Rosa C. Báez Valdés

Por Ana María Radaelli*

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Hay imágenes que perduran en la memoria, intratables, obcecadas, inamovibles, listas a volver, arremetiendo, al menor chispazo, o a la mayor provocación, una que las creía sepultadas.

Eso me sucedió hace apenas unos pocos minutos, después de escuchar el discurso mesiánico, ¿qué otra cosa podía normalmente esperarse?, del presidente del Imperio. Mesiánico, digo, pronunciado desde los alto de un pedestal, por encima de todas y todos los pobrecitos de esta tierra americana, los postergados, los ninguneados que, oh, maravilla de maravillas, hace rato hemos dejado de serlo, para erigirnos en dueños de nuestro propio destino.

Y él, sin saberlo, qué pena.

Cuando empezó el discurso del compañero presidente Raúl Castro, una magistral clase de Historia que hizo vibrar al auditorio, hubo un pase de cámara que mostró al Todopoderoso hojeando ostensiblemente un libro, folleto,  informe, vaya una a saber qué.

Y así se disparó la memoria, la mía, provocándome un bochorno, una angustia, difíciles de digerir.

Año de 1985, 17 de septiembre, para ser exacta. Después de veinte años de exilio, volvía yo a un Buenos Aires transido todavía de espanto después de la Tragedia, que no de la Batalla. El gobierno del presidente Raúl Alfonsín, reinaugurando una rancia y viciada “democracia”, propiciaba lo que se dio en llamar “El juicio del Siglo”, que sentaba en el banquillo de los acusados, a la cúpula de los genocidas de todo un pueblo: Jorge Rafael Videla, Emilio Massera, Orlando Agosti, etc., etc., quienes, después de ser condenados a cadena perpetua, fueron finalmente absueltos, amnistiados, por obra y gracia de sacrosantas leyes de Olvido y Perdón y Obediencia Debida. Habría que esperar muchos años para que, al fin, se comenzara a hacer justicia.

Tengo en mis manos el Diario del Juicio.

El pie de foto reza así: Poco le interesa el juicio, visiblemente, al acusado Jorge Rafael Videla, quien a lo largo de las dos primeras jornadas de la audiencia de acusación, destinó su tiempo a la lectura, pero no del alegato fiscal, sino de un libro que guardaba dentro de su portafolio, Las siete palabras de Cristo, que en el momento de ser tomada la foto tenía abierto en la pagina 73… Sí, porque mientras en el estrado se sucedían por primera vez sobrevivientes del Horror relatando a duras penas el infierno vivido, Videla leía.

Ignoro lo que tanto cautivaba a Obama, aunque era ostensible que poco y nada le interesaba, pues lo hojeaba al desgaire. Su problema era insultar, ofender, menospreciar a quien nos estaba dando, una vez más, una lección de Dignidad. Porque si alguien en este mundo puede hablar de Dignidad, Soberanía, Solidaridad, Entrega y Sacrificio en aras de un ideal de Justicia y Humanidad, ese es el pueblo de Cuba en la voz de su presidente, ese pueblo que apretando dientes y cinturón ha sobrellevado, y vencido, las pruebas más brutales impuestas a país alguno en cincuenta y tantos años de Bloqueo genocida. Y de eso se trataba en el magnífico y ya inolvidable discurso del compañero Raúl.

Cuando le tocó el turno al presidente Maduro, líder de la Revolución Bolivariana, que el Imperio trata de crucificar y liquidar por cuantos medios tiene a su alcance, ¡y tiene muchos!, ya Obama, el que decretó que la Venezuela de Bolívar y Chávez era una amenaza Inaudita para la Seguridad de los Estados Unidos, ese señor, digo, ya había abandonado el recinto…

Vergüenza es poco decir.

Solo una pregunta:

Después de habérseles negado la entrada al Foro paralelo a más de veinte compañeros cubanos, legítimos representantes de la Sociedad Civil, después de la ignominia que representa el haber financiado la participación de decenas de mercenarios y terroristas, incluyendo a un ser tan deleznable como el asesino Félix Rodríguez, que se paseó muy orondo por Panamá exhibiendo una foto del Che moribundo como su trofeo de caza, después de tanto escarnio, ¿Es así como el presidente Obama pretende convencernos de las bondades que supone cobijarse bajo su dadivosa y magnánima ala “protectora”?

En el fondo, hay que darle las gracias, si, ¡Gracias, Presidente Obama!, usted, de manera grosera y brutal, con la insolencia y soberbia que caracterizan a los representantes del Imperio, hoy descorrió como ninguno los velos de la impudicia, abriendo los ojos de los ¿incautos? que, por un momento, pudieron creer en la buena fe de sus palabras de “acercamiento”, “buena voluntad”, y no sé cuántas imposturas más…

 

*Periodista y narradora argentina radicada en Cuba.



Lo que viene entre Cuba y EE.UU: ¿”Valores universales” vs “temas de Castro”?

15 de Abril de 2015, 9:11, por Rosa C. Báez Valdés

Barack Obama, Raul CastroEn la Cumbre de las Américas efectuada en Panamá no hubo declaración final. Estados Unidos y Canadá se opusieron a algunos aspectos en que los 33 países América Latina y del Caribe estaban de acuerdo y, por las normas democráticas de la Organización de Estados Americanos (OEA), con mayoría de 33 contra dos no es posible aprobar un documento.

Washington y Ottawa se separaron del resto del continente por no considerar la salud un derecho humano, el acceso equitativo y seguro y el derecho a la privacidad en el uso de las Tecnologías de la Información y las Comunicaciones, la oposición a sanciones unilaterales (bloqueo a Cuba y declaración de Venezuela como amenaza), la transferencia de tecnología sin condicionamiento a los países de menor grado de desarrollo, reconocer la Cumbre de los pueblos como foro ciudadno y el principio de responsabilidades comunes pero diferenciadas respecto al cambio climático.

Después de que su gobierno asumiera esas posturas, el Presidente de Estados Unidos dijo “no queremos estar atrapados en la ideología” y afirmó sobre el devenir futuro en su nueva política hacia Cuba: “Nosotros seguiremos hablando de valores universales y Castro seguramente seguirá hablando de sus temas. Pero podemos tener muchas cosas en común”. Luego, Barack Obama escuchó el dicurso del Presidente cubano Raúl Castro y abandonó el plenario sin atender lo que países tan importantes como Argentina y Venezuela tenían que decir.

El mainstream mediático parece se retiró del salón junto con Obama porque su conclusión, a pesar del aislamiento de Washington en la elaboración de la declaración final y en los discursos de los mandatarios, es que -como editorializa el diario español El País: 

“Por primera vez desde hace años, este encuentro ha servido para mostrar el papel predominante de Estados Unidos en el hemisferio y además de una manera que, también por vez primera, no despierta un coro de protestas y advertencias en contra.”

Para cualquiera que haya seguido las intervenciones de los mandatarios asistentes lo ocurrido fue absolutamente diferente, porque precisamente lo que hubo en el plenario respecto a Estados Unidos fue eso: “un coro de protestas y advertencias en contra”.

En cuanto al discurso de Obama, o hay esquizofrenia en el gobierno de EE.UU. o lo que la Casa Blanca entiende por “valores universales”, según su comportamiento en Panamá,  es tratar de imponer la voluntad de una minoría a la mayoría, la oposición a causas universales como la salud, la protección del medio ambiente o la democratización del acceso a la tecnología, y la negativa a escuchar a los otros después de que les descargaste tu filípica. O sea, american values disfrazados de universal values, lo que no es precisamente otra cosa que ideología. Pero para EE.UU. y la prensa que lo acompaña, lo que queda fuera de ellos, son solo “temas”, aunque sean los de la inmensa inmensa mayoría del continente, entre la que está Cuba.

Sin embargo, cierto es que hay un escenario nuevo que ha permitido una gran victoria cubana, como describió con exactitud la presidenta argentina Cristina Fernández, al referirse a lo que la para la gran prensa es sólo “el encuentro de dos presidentes que finalmente después de mucho tiempo decidieron darse la mano”:

“No, señores. Cuba está aquí, porque luchó por más de 60 años con una dignidad sin precedentes, con un pueblo, que como recién lo indicaba Raúl, el 77 por ciento nació bajo el bloqueo, que sufrió y sufre aún muchísimas penurias, y porque ese pueblo fue conducido y dirigido por líderes que no traicionaron su lucha, sino que fueron parte de ella.”

Y detrás de esa dignidad sólo puede haber valores sostenidos por un pueblo entero, no “temas” de una persona.

 “¡¿Quién puede pensar que vamos a obligar a todo un pueblo a hacer el sacrificio que ha hecho el pueblo cubano para subsistir, para ayudar a otras naciones?! Pero “la dictadura de los Castro los obligó”, igual que los obligó a votar por el socialismo con el 97,5% de la población”

Así afirmó el Presidente Raúl Castro, cosechando uno de los muchos aplausos a su intervención ante el plenario de la Cumbre en Panamá. No obstante, como dijo el mismo Raúl durante el encuentro que él y Obama tuvieron con la prensa esa misma tarde:

“…estamos dispuestos a hablar de todo, pero debemos tener paciencia. Mucha paciencia”  

(Publicado en CubAhora)

 

Tomado de La Pupila Insomne

 



ESCARAMUZAS POLÍTICAS: EE.UU. puede seguir interfiriendo... si América Latina se lo permite

14 de Abril de 2015, 20:51, por Rosa C. Báez Valdés

Por Gloria Analco, @GloriaAnalco

 

Mientras líderes sudamericanos mostraron actitud y carácter en la Cumbre de las Américas de Panamá para denunciar el intervencionismo de EE.UU. frente a Barack Obama, el líder cubano exhibió estrategia.

Raúl Castro, con parsimonia, consiguió apoderarse de la escena política de la Cumbre. Era a quien todos querían saludar y darle la bienvenida, sin excepción.

En la Cumbre flotó en el ambiente político todo el tiempo que había viejas y nuevas rencillas por saldar con el gigante del Norte, como lo mostraron frases puntillosas de mandatarios latinoamericanos que marcaron las grandes diferencias que había con EE.UU. en relación con el significado de la democracia, los derechos humanos y la libertad de expresión con que está contraatacando actualmente Estados Unidos.

Fueron muchas las referencias históricas que explicaban el presente, también cargado de agresiones hacia la región, al grado de que Barack Obama terminó por decir:

“Me encantan las clases de historia que recibo aquí… y estoy consciente de que hay capítulos oscuros en nuestra historia… en los que no hemos observado y sí incumplido con los principios e ideales… Podemos pasar mucho tiempo hablando de agravios e injusticias pasadas y usar a Estados Unidos como una gran excusa cómoda para los problemas políticos continentales… eso no es lo que aporta progreso ni va a resolver el problema de los niños analfabetos que no tienen suficiente comida y no hará que nuestros países sean más aptos y competitivos en una economía global”.

¿Quién le propinó un “knockout” a quién? Y aunque a Obama no le guste, hay que hacer historia para saberlo.

Raúl Castro ofreció un discurso en el que reseñó las agresiones sufridas contra su país por Estados Unidos. Lo relevante de esto fue que citó el momento en que comenzó a escribirse la historia que caracterizaría las relaciones entre ambos países hasta el presente.

Fue por un memorando del subsecretario de Estado Lester Mallory, el 6 de abril de 1960, que Raúl Castro calificó de “perverso”. Decía: “La mayoría de los cubanos apoya a Castro… El único medio previsible para restarle apoyo interno es a través del desencanto y el desaliento basados en la insatisfacción y las penurias económicas (…) debilitar la vida económica (…) y privar a Cuba de dinero y suministros con el fin de reducir los salarios (…) provocar hambre, desesperación y el derrocamiento del gobierno”.

A Nicolás Maduro eso le sonó bastante conocido; otro tanto a Evo Morales y algo menos a Rafael Correa, y con otro escenario también a Dilma Rousseffy a Cristina Fernández, y aunque no estaba presente, Michelle Bachelet también ya ha empezado a escuchar pasos en su tejado.

Eso no va a detenerse porque Obama haya dicho en la cumbre que “Estados Unidos no será prisionero del pasado” con Cuba ni con la región. “Estados Unidos mira hacia el futuro”, dijo.

Ese es el problema, que EE.UU. necesita de la riqueza y del control de la región “para sostener su andamiaje económico que está cayendo en muchos sentidos”, como bien señaló el analista internacional Luis Bilbao.

La región, como de sobra ha dado muestras Cuba, necesita de estrategias muy inteligentes para oponerse a ese festín de predominio que pretende darse Estados Unidos. El Gobierno estadounidense tiene un arma muy poderosa para intentar conseguirlo: tiene de aliados a las oligarquías de todos esos países.

 

*Reportera mexicana, publica en Uno más uno y otros órganos de prensa. Colaboradora habitual de Cuba coraje. Trabajo enviado por su autora

 

 

 



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