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La Polilla Cubana

3 de Abril de 2011, 21:00 , por Desconhecido - | No one following this article yet.
Mi blog es una ventana abierta sobre Cuba y el mundo, desde la verdad y la justicia

¿Celebramos 22 años de victorias contra el Bloqueo?

31 de Outubro de 2013, 3:42, por Rosa C. Báez Valdés - 0sem comentários ainda

Por Rosa C. Báez


Ante todo, siento un profundo agradecimiento: desde 1992 -fecha en que se iniciaron las votaciones, 59 países estuvieron a favor, 71 se abstuvieron y 46 estuvieron ausentes para discutir sobre eso que suena rimbombante y prosopopéyico pero que es, en términos lógico matemáticos, una profunda tautología: es necesario, es imprescindible “poner fin al bloqueo económico, comercial y financiero impuesto por los Estados Unidos de América contra Cuba”. Es, entonces, perentorio agradecer que este apoyo haya continuado su marcha ascendente para, en el término de 22 consecutivas votaciones, lograr en este 2013 este resultado:

“A favor, 188; en contra, 2; abstenciones, 3”

Ya nadie se ausenta, como sucediera hasta el año 2005, disminuyendo en progresión desde 1992 a esa fecha… Ahora todos están allí y todos, víctimas también del injusto bloqueo, no sólo votan en su contra, si no que alzan sus voces una y otra vez condenándolo…

 Desde esa primera votación se mantienen oponiéndose a que sea aprobado este rechazo dos gendarmes… los cómplices de tantas fechorías, los culpables de tantos crímenes de lesa humanidad: Estados Unidos e Israel… mientras que en los últimos años, juegan un absurdo juego de “cambio de roles” Palau, Micronesia e Islas Marshall…. Lo dice el diario La Nación, nada factible de ser señalado de pro cubano: Son prácticamente las mismas cifras que hace un año, con la excepción de Palau, ya que el año pasado ese pequeño país del Pacífico votó en contra y en esta ocasión se abstuvo junto con Micronesia y las Islas Marshall, quienes votaron igual que en 2012”.

 Palau votó en contra desde 2004 hasta el 2009, en 2010 reseñó la prensa: “La votación puso de manifiesto nuevamente la soledad estadounidense, cuando solo dos países votaron en contra -uno de ellos los propios EE.UU. y su aliado Israel-: uno menos que el año pasado, toda vez que Palau, que en las votaciones anteriores se unió a Washington, ahora se abstuvo junto a Islas Marshall y Micronesia”… tal cual en 2011…

 En total, dos titiriteros, tres títeres que se mueven al son del imperio y su alabardero Israel… en contra de 188 países… “Venezuela, Ecuador, Bolivia y los representantes de los bloques regionales CARICOM y Mercosur , así como Vietnam, Zambia, Argelia, Indonesia, China, Ecuador, India y Bolivia estuvieron entre los países que sumaron sus voces en rechazo a la unilateral medida”.

 No me atrevo a contabilizar, a mencionar siquiera, todos los países, las empresas, las organizaciones que han sido afectadas por esta medida, impuesta de forma unilateral hacia Cuba, que nació de forma oficial el  7 de febrero de 1962, de la mano de uno de los “buenos”: J. F. Kennedy… que aprovecha una sección de la llamada “ley de ayuda extranjera” “inventada” ¿casualmente? el año anterior, en el mes de septiembre de 1961 para recrudecer un “castigo” que desde los primeros meses de 1959 ya empezaba a aplicarse al naciente Gobierno Revolucionario… Y cuando hablamos sobre las afectaciones del Bloqueo a diversos países, no hablamos de nuestros hermanos de Venezuela, Ecuador, Bolivia… hablamos por ejemplo del banco holandés ING, de la multinacional sueca Ericsson, del banco italiano Intesa Sanpaolo, de la propia American Express Travel Related Services Company, una de las mayores agencias operadoras de turismo de Estados Unidos y a la que el 22 de julio la OFAC sancionó por valor de 5,2 millones de dólares…

 Esto es lo que sucede, en 22 votaciones sucesivas: esto es lo que sucede mientras, con total descaro, hace apenas unas horas, Ronald Godard, que “porta” el rimbombante título de “Asesor Principal del Área para Asuntos del Hemisferio Occidental de los Estados Unidos”  sin nada que argumentar a favor de una política casi unánimemente rechazada, insistió en repetir las mismas mentiras: presentar al “embargo” como un asunto bilateral, negar que constituye un acto de genocidio, “limpiar” la imagen del bloqueo como la respuesta de su país a nuestras “violaciones a los derechos humanos” y el interés yanqui de "apoyar a los cubanos en sus aspiraciones"… mientras que en realidad, aportan recursos sólo para apoyar la desestabilización, la subversión y la política del “cambio” que sueñan para Cuba… Imagino cuán paciente deben ser nuestros diplomáticos para escuchar al tal Godard hablar sobre una supuesta asistencia humanitaria y sobre el interés de Estados Unidos por que se “permita el acceso a Internet”… mientras nos niegan el acceso a sus cables de fibra óptica o no permiten siquiera la compra de accesorios computacionales…

 Los daños del bloqueo son, estimados hasta este año, de un billón 157 mil 327 millones de dólares, sin contar las afectaciones a nuestro pueblo en temas como la salud, la educación, la cultura o la investigación científica… No es una bicoca…

 Por todo esto, en días como hoy, no puedo celebrar la victoria número 22 en las votaciones contra el bloqueo en la ONU… sólo puedo pensar en que es la vigésimo segunda vez que el imperialismo yanqui, con total impunidad, se burla de la comunidad internacional, y muestra un total desprecio contra 11 millones de mis hermanos, continuando con su política hostil, agresiva, injusta y genocida contra mi pueblo.

 

NOTA

 [1] “Se entiende por proposición tautológica, o tautología, aquella proposición que en todos los casos posibles de su tabla de verdad su valor siempre es V (Verdadero)”.

 

Recomendamos la exhaustiva explicación sobre el bloqueo que nos brinda nuestra Enciclopedia Virtual Colaborativa EcuRed:

http://www.ecured.cu/index.php/Bloqueo_Econ%C3%B3mico_contra_Cuba



Cultura Cubana: Democratizar sin hacer concesiones

21 de Outubro de 2013, 1:46, por Rosa C. Báez Valdés - 0sem comentários ainda

Por Yeneily García


Por estos días, la más joven vanguardia del arte y la intelectualidad cubana se reúne en el II Congreso de la Asociación Hermanos Saíz y discute sobre los puntos fuertes y lo que necesita cambiar, repensar, alterar y erradicar la cultura cubana, para que siga siendo instrumento de formación de hombres inteligentes y comprometidos.

Cubahora participó en el debate promovido dentro de la Comisión de Audiovisuales y Promoción Cultural y atestiguó cómo los jóvenes defienden su derecho a pertenecer y aportar al desarrollo de un quehacer que en esta era, netamente audiovisual e interactiva, influye más que nunca en la formación de los públicos.

Entre quienes pidieron la palabra se escuchó, una y otra vez, el llamado de alerta ante la poca efectividad de repetir fórmulas que nada tienen que ver con nuestra realidad y que poco aportan al crecimiento y la educación de las audiencias.

Los asociados calificaron de necesaria la voluntad de abrir las puertas al talento joven e involucrarlo, desde los estudios de audiencia, hasta el proceso de creación detrás de un programa de radio o televisión. Además, marcaron como urgente la apertura de nuevos espacios donde mostrar lo mejor del arte novel que existe dentro y fuera de la organización.

De igual forma, surgieron interrogantes sobre la validez de algunas maneras de hacer y decir que, según quienes intervinieron, no están a tono con los tiempos que corren.

En los análisis estuvieron presentes Miguel Díaz Canel, primer vicepresidente de los Consejos de Estado y de Ministros, el Ministro de Cultura, Rafael Bernal, el Presidente del Instituto Cubano del Arte e Industria Cinematográficos (ICAIC), Roberto Smith, Danylo Sirio, Presidente del Instituto Cubano de Radio y Televisión y Luis Morlote, Presidente de la AHS.

DÍAZ CANEL: ACTUAR COMO DECIMOS Y PENSAMOS

¿Por qué seguimos siendo tolerantes ante el mal gusto, la banalidad, la vulgaridad? ¿Por qué dejamos que proliferen esas cosas que criticamos?, preguntó Díaz Canel a los delegados del II Congreso que formaban parte de la Comisión de Audiovisual y Promoción cultural.

Díaz Canel dijo que hoy Cuba necesitaba un espacio audiovisual más creativo, más aportador, "porque vivimos en tiempos en que se ha globalizado la banalidad, la vulgaridad, la seudocultura; un momento que el enemigo está aprovechando para subvertirnos, para cambiar nuestra forma de pensar, para desideologizarnos".

"En estos debates todas las opiniones son valiosas, todas las inquietudes y sugerencias. Aquí nada se puede desechar. Aquí todo aporta, todo ayuda, todo nos implica, pues nos ofrecen una idea más clara de hacia dónde hay que moverse para entre todos construir ese espacio audiovisual cubano más creativo, más aportador que necesita la Revolución en los momentos actuales.

"Por el bien de la Revolución estos diálogos hay que mantenerlos, seguirlos alimentando, pero con soluciones a los problemas, a los que hay que darles seguimiento de modo permanente, apuntó.

"Aquí se ha hablado de carencias espirituales, cognoscitivas, de apreciación de las artes por una parte del público y, en particular, de los jóvenes, lo cual también tiene que ver con los problemas que hemos tenido en los últimos años con la enseñanza, donde estamos haciendo acciones de perfeccionamiento.

"Todo lo anterior pasa también por un fenómeno que no podemos desconocer: el desarrollo de las tecnologías, de la informática y las comunicaciones, que, entre otras cosas, cambió los códigos de comunicación. Y hoy los principales códigos que mueven a la juventud son los audiovisuales, por eso es tan importante que ustedes reflexionen constantemente sobre la manera en que debemos trabajar.

Díaz Canel consideró que los análisis que había proliferado en estas sesiones llevaban a una convicción común: "todos los que estamos involucrados en la formación de las nuevas generaciones: instituciones, centros, organizaciones..., necesitamos dar propuestas más inteligentes, desde el arte, desde la cultura, desde la historia, desde nuestros principios y convicciones".

"Hay que buscar una mayor relación entre lo que decimos y lo que hacemos. Contamos con un alto nivel de diagnóstico, tenemos bien planteadas cuáles son las insatisfacciones, las proyecciones y, sin embargo, ¿por qué si es tan evidente, si entre todos compartimos estas ideas, y nos parece que es lo que hay que hacer para mejorar las cosas, no terminamos de resolverlo?"

ABEL PRIETO: "EL TIEMPO LIBRE NO ES INOCENTE"

En una suerte de diálogo intergeneracional, Abel Prieto, antiguo Ministro de Cultura, respetado intelectual y actualmente Asesor del Presidente cubano, debatió con los asistentes sobre los problemas de la calidad en los productos audiovisuales y las estrategias para contrarrestar la deformación en el gusto popular, en lo que resultó uno de los mejores momentos de la mañana.

Sobre el consumo y la pertinencia del modelo defendido por la Revolución, aclaró que la pelea es muy dura, sobre todo contra quienes no entienden que no podemos ser contraparte poco inteligente del entretenimiento que viene de fuera.

"La Asociación debe trabajar duro en el tema del gusto, es decir, el gusto no es algo fijo, que no pueda modificarse, que no pueda enriquecerse y ahí estamos cogidos en la trampa. La encrucijada no puede ser el entretenimiento, porque eso lo ponen los yanquis, pero nosotros no podemos poner el «ladrillo»."

"Tenemos que lograr transmitir mensajes valiosos, que tengan que ver con lo que defendemos de una manera entretenida y eficiente. Otra vez se presenta el viejo tema de forma y contenido."

"Yo creo que a nosotros nos ha hecho daño una visión del gusto en que hacemos concesiones. El sistema institucional ha hecho concesiones e incluyo al sistema de la Cultura y a los medios. Hemos hecho concesiones y hemos promovido tanto subproducto, tanta chatarra cultural que viene en los paquetes de los que tanto se habla… Pero también lo hemos exhibido nosotros: cosas que imitan a esa chatarra internacional, una local que patéticamente imita eso y más patéticamente la promovemos."

"Pero creo que no todo está perdido. Desde que se fundó la Casa de las Américas, Instituto Cubano del Arte e Industria Cinematográficos, se editó el primer libro en la Imprenta Nacional, que no por gusto fue El Quijote. Nuestro modelo fue democratizar la cultura, permitir el acceso sin hacer concesiones a un populismo pseudocultural. Dar la batalla por lograr un pueblo que fuera a escala masiva receptor del mejor arte. "

"Hemos retrocedido y tenemos que aplicar la técnica de Lezama: el rasguño en la piedra. No podemos acostumbrarnos a la idea de que nuestro modelo está perdido, hay dos Grupos de Trabajo ahora mismo que están laborando en conjunto. Uno tiene que ver con el Instituto Cubano de la Música y el Instituto Cubano de Radio y Televisión, donde se están conciliando las políticas concernientes a la difusión de la música."

"La idea no es hacer una ofensiva por enriquecer el gusto, sino frenar su deterioro. Tenemos que frenar eso. Creo que estamos en un momento oportuno para trabajar en conjunto."

"Se está haciendo un esfuerzo para asesorar los programas de alta audiencia. Promover las cosas de calidad que pone la televisión. La Séptima Puerta, de Rolando Pérez Betancourt, por ejemplo, es uno de programas que trato de seguir, igual que a Pánfilo (Deja que yo te cuente), que me parece que es una de las mejores cosas que han pasado en el humor cubano."

"La Séptima Puerta siempre tiene un gran película y los comentarios de Rolando dicen cosas de carácter político, ideológico, hacen análisis de las películas de una manera amena, pero pone una gran cinta y un comentario inteligente de una persona que sabe de cine y que no es ingenuo, porque hoy tenemos a mucha gente consumiendo basura con una ingenuidad tremenda."

"Todavía no somos esas criaturas sin capacidad para juzgar, casi omnívoras en términos de mensajes pseudoculturales; todavía disfrutamos y asistimos a las giras de la Sinfónica nacional, vamos al festival del Nuevo Cine. Por eso, si trabajamos con mas intencionalidad, la radio misma puede promover las buenas películas que pone el ICAIC y la Televisión."

"La gente sigue prefiriendo el cine cubano, somos de los poquísimos países en el mundo en los que la gente prefiere el cine nacional, por eso es tan importante lo que hagamos por favorecer el crecimiento de los cineastas, por difundir su obra, con el acompañamiento de la crítica."

"El tiempo libre no es inocente. O lo llenamos de sentido, no quiere decir llenarlo de discursos, ni de manuales,o entonces lo llena de sentido esa avalancha que ustedes han venido denunciando. La batalla ideológica se define en el audiovisual."

"Si no logramos conciliar el trabajo del organismo rector que es el Ministerio de Cultura, que dicta la política cultural del Estado; con lo que hace el ICRT, que tiene el verdadero poder cultural, la verdadera difusión, estamos por un camino erróneo."

"Por eso es necesario que la Asociación critique, empuje, cuestione la gestión institucional, y allí donde haya una concesión, la denuncie. Tenemos que lograr que nuestro modelo no retroceda, ese modelo que fundó el Quijote en los años 60."

FOTO Abel Ernesto Rubio Estrada

Tomado de Periódico Granma



Al desnudo en ONU hostilidad anticubana de Estados Unidos

20 de Outubro de 2013, 22:52, por Rosa C. Báez Valdés - 0sem comentários ainda

Editado por Bárbara Gómez (RHC)

Se avizora derrota número 22 de EEUU en el caso del bloqueo contra Cuba

Cuba presentó esta semana ante la Asamblea General de la ONU evidencias de violaciones estadounidenses del Derecho Internacional y la Carta de la Organización con la política del bloqueo y la subversión a través de transmisiones radiales y televisivas.

En diferentes comisiones de la Asamblea en su 68 período de sesiones, la isla expuso elementos que demuestran la vigencia de la hostilidad del gobierno norteamericano, mantenida por más de medio siglo.

Las dificultades en el acceso a medicamentos y equipos que salvan vidas y su particular impacto en los niños, fueron denunciadas aquí, a pocos días de que la Asamblea General vuelva a sentar a Washington en el banquillo de los acusados por su insistencia en mantener el cerco económico, comercial y financiero.

Al intervenir en la Tercera Comisión -que se ocupa de asuntos sociales y humanitarios- la diplomática cubana Lisandra Astiasarán señaló que estimados muy conservadores cifran en alrededor de 39 millones de dólares los daños provocados al sector de la salud en el último año por la unilateral medida, una parte de ellos en hospitales que atienden a infantes.

Por solo citar un caso, el Cardiocentro Pediátrico William Soler, en La Habana, enfrenta serias dificultades para adquirir oxido nítrico, gas fabricado por compañías estadounidenses y europeas, que se utiliza en el tratamiento a los niños con crisis pulmonares y sometidos a trasplantes, advirtió.

Asimismo, informó sobre la carencia de varios medicamentos antivirales requeridos por menores, "debido a que las compañías norteamericanas que los producen no responden las solicitudes de las empresas cubanas o bien alegan que no pueden comerciar con Cuba".

Son numerosos y lamentables los ejemplos de que los niños cubanos continúan siendo víctimas inocentes de la absurda política del bloqueo, sentenció.

Astiasarán recordó que el próximo 29 de octubre la comunidad internacional tendrá una vez más la oportunidad de rechazar en la Asamblea General el cerco de Washington, al presentarse una nueva resolución sobre la necesidad de poner fin a esta política, documento aprobado anualmente de manera abrumadora desde 1992.

Por su parte, la delegada ante la Cuarta Comisión de la Asamblea, Lilianne Sánchez, llamó la atención sobre el reiterado uso por el gobierno de Estados Unidos de transmisiones ilegales de radio y televisión para subvertir el orden en la isla y cambiar su sistema político y socioeconómico.

"El gobierno de Estados Unidos continúa aplicando una política agresiva contra Cuba en el ámbito radioelectrónico, a pesar de ser abiertamente violatoria de las normas del Derecho Internacional y las normas y reglamentos de la Unión Internacional de Telecomunicaciones", afirmó.

En los debates del grupo de trabajo que se encarga de Política Especial y Descolonización, la diplomática denunció que esas acciones afectan el normal funcionamiento de los servicios de radiocomunicaciones y producen interferencias.

Según expuso, al cierre de 2012 se habían transmitido semanalmente contra el país caribeño un promedio de dos mil 74 horas de emisiones subversivas, utilizando para ello alrededor de 34 frecuencias.

De igual manera, continuaron las transmisiones de señales de televisión, desde estaciones a bordo de aeronaves estadounidenses, en el canal 13 (213 megahertz (MHz)) y canal 20 (509 MHz), así como en la frecuencia 94.7 MHz del servicio de radiodifusión por Frecuencia Modulada (FM).

Respecto al año en curso, dijo que hasta el 11 de mayo se efectuaron transmisiones que ocasionaron 70 días de interferencias en canales de la televisión cubana y 64 días en el servicio de radiodifusión por FM; mientras que en junio se emplearon 26 frecuencias, sumando mil 900 horas semanales de agresiones.


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Últimas palabras

20 de Outubro de 2013, 21:10, por Rosa C. Báez Valdés - 0sem comentários ainda

Por Luis Britto García (texto e imágen)

 Últimas palabras,  piezas oratorias a las que la censura de la hora suprema redujo a su  esqueleto significativo.

 Toda filosofía comienza con la idea de la muerte, toda palabra prepara la última.

 Por vengarnos del final que nos alcanza, dedicamos frecuentemente nuestro último aliento a menospreciarlo. El centenario filósofo Zenón  cae, se destroza un dedo contra la tierra, la impreca: “Ya voy ¿para qué me llamas?”, y se suicida.

 Mediante la última palabra afortunada sigue el difunto hablando eternamente.

 Pero así como la muerte inmortaliza, también desacredita, como al  Nerón que sucumbe deplorando: “¡Qué gran artista pierde el mundo!”

 El contexto mortal redime la banalidad. “Tú también, hijo mío” deriva su prestigio de la puñalada parricida. Sólo la cruz clava en la eternidad el “todo está consumado”.

 La imposibilidad de aclaratoria aporta el tesoro de la ambigüedad. Vaya usted a preguntarle a Goethe si al pedir “más luz” quería que abrieran las ventanas o las mentes de la humanidad.

 La trivialidad desdeña la muerte: Al beber la cicuta por buscar la verdad mediante la ironía, recuerda Sócrates “Le debo un gallo a Esculapio”.

 Exalta la reputación de las últimas palabras el alardear de su condición postrera: rompe las filas Negro Primero y cae ante Páez a la voz de “General, vengo a decirle que estoy muerto”.

 Las más célebres convierten el patetismo en proclama: consigna Bolívar en su testamento político: “Si mi muerte contribuye a que cesen los partidos y se consolide la unión, yo  bajaré tranquilo al sepulcro”.

 El legado feliz vale como última palabra. En su agonía, Anaxágoras pide a las autoridades de Lampsacus que cada aniversario de su muerte sea para los niños día de asueto.

 A veces se quiere que el rigor de la muerte valide el de las leyes. Tras redactar la Constitución de Esparta, Licurgo la sanciona suicidándose.

 Hay dicho en plena salud con valor de final. Le preguntan al santo qué haría de saber que morirá esa noche: contesta que lo mismo que está haciendo. Sabemos que moriremos algún día, y seguimos haciendo lo mismo.

 Palabras hay que por únicas conocidas deben ser tenidas por finales. Parece que Rodrigo de Triana sólo hubiera dicho “¡Tierra!”

 Es sospechoso que cuando las facultades se extinguen destelle la oratoria. Si las arengas finales fueran todas numinosas, las escuelas de filosofía estarían en patíbulos y hospitales.

 Dependiendo de los testigos, las frases postreras suelen ser tantas que no se sabe cuál es la auténtica. “No soy más que polvo”, escribe sir Walter Ralegh al despedirse de su esposa.  “Una aguda medicina, que cura todos los males”, llama al hacha del verdugo, pero también regala su sombrero a un anciano friolento declarando que lo necesitará más que él;  rechaza la venda afirmando que si no teme al hierro, tampoco temerá su sombra, y dictamina que si la intención es recta, la posición para ser decapitado siempre será correcta. Bien podría haber muerto de viejo, mientras esperaba el verdugo a que terminara de decir frases ingeniosas.

 Dudosas son siempre las últimas palabras, cuyos únicos testigos suelen ser asesinos, médicos, verdugos, herederos.

 Se atribuye al utopista Tomás Moro apartar la barba de la línea de corte en el tajo alegando que “ésta no ha pecado”. Pero Moro jamás reconoció que su lealtad al catolicismo fuera pecado, y los retratos de Holbein lo muestran siempre cuidadosamente afeitado.

 Recae especial sospecha sobre toda declaración final reseñada por enemigos. No parece creíble que Juliano el Apóstata cayera diciendo: “Venciste, Galileo”. Mucho menos que el protestante Levasseur, gobernador pirata de la Tortuga  asesinado por piratas católicos, pidiera un cura para morir católico.

 “Yo tampoco estoy en un lecho de rosas”, dice Cuautémoc desde el potro de tormento a otro indígena que se queja de los maltratos. Pero ¿Había en Tenochtitlan rosas, flores oriundas de China y el Oriente Medio? ¿Qué coraje trasuntaría la frase verdadera, cuyo aroma nos llega a pesar de la transculturación despreciable?

 “¡Ah, españoles cobardes! Porque os falta el valor para rendirme os valéis del fuego para vencerme: yo soy Guaicaipuro a quien buscáis y quien nunca tuvo miedo a vuestra nación soberbia; pero pues ya la fortuna me ha puesto en lance en que no me aprovecha el esfuerzo para defenderme, aquí me tenéis, matadme, para que con mi muerte os veáis libres del temor que siempre os ha causado Guaicaipuro”. Así extiende José de Oviedo y Baños la despedida del gran guerrero, quien seguramente sabía que un macanazo vale por mil palabras.

 “Volveré, y seré millones”, truena Tupac Katari desde el patíbulo, centella que fulmina todo comentario.

 Tan peligrosos como los matrimonios in artículo mortis son los divorcios ideológicos que echan abajo toda una vida. Culmina sus días don Quijote afirmando que nunca hubo caballeros andantes; lo último que escribe Lautreamont es para afirmar que un solo libro edificante vale más que toda la poesía del mundo. Mucho revolucionario sale a venderse y no encuentra quien lo compre. Después de la  palabra afortunada hay que saber callarse.

 La frase final a su vez expira cuando la censura la atenúa para uso de menores. Lope de Aguirre mata a su hija al grito de “Muere hija, para que no seas colchón de tanto bellaco”. La mojigatería le imputa que la degüella para que no la vilipendien como  hija de un tirano.

 “Vivir, sólo vivir”, son las últimas palabras de Dostoievsky minutos antes de ser llevado al pelotón de fusilamiento del cual lo salva providencial conmutación que lo entierra en el sepulcro de los vivos de Siberia. La boca de la tumba presta a todas las sucesivas palabras fulgor perenne.

 No hay para pagar a los empleados: últimas palabras de un Imperio.

 Comienza la vida con un ay y termina con un ya.

 Mamá es la primera palabra y suele ser la última.

 Todas nuestras palabras son últimas.

 Toda palabra innecesaria debería ser  postrimera.

 Toda voz sólo enuncia su fin.

 ¿Quién escuchará las palabras finales del último hombre?

 Lo que menos debe uno apresurarse a decir son sus últimas palabras.

 

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Himno Nacional: más que texto y sonido

20 de Outubro de 2013, 1:31, por Rosa C. Báez Valdés - 0sem comentários ainda

Por Luis Toledo Sande*

Si se piensa en la historia de la humanidad, decir que una nación se formó en guerras no aclara quizás mucho, pues tal ha sido el camino por donde ha marchado de una manera o de otra la generalidad del mundo. Pero si se dice que un pueblo se fraguó en luchas por su liberación, y no arrastrado por fuerzas opresoras, la idea alcanza una precisión mucho mayor. Ese es el caso de Cuba. De ahí el significado que para ella tienen sus símbolos patrios, que se han fijado al calor de sus luchas por la independencia, y en el siglo XX se afincaron en el enfrentamiento al imperialismo, que frustró el triunfo independentista y, a los gobiernos vernáculos que actuaron como lacayos del poder foráneo y entronizaron la corrupción y en general las peores herencias de la colonia, aparte de enlutar a la nación, sobre todo en el caso de la tiranía machadista y de la batistiana.

En países regidos por intereses opresivos la población se ha visto asiduamente llevada por la realidad a ver los símbolos nacionales como propios de poderes que no la representan, cuando no de fuerzas que la avasallan y contra las cuales ella debe luchar. A Cuba -como a otros pueblos que han transitado caminos similares, aunque este artículo se centra en ella- la han movido las luchas por su emancipación y el afán de construir un modelo justiciero de sociedad. Eso explica la actitud, como de mística revolucionaria y combativa, ante el escudo, la bandera y el Himno Nacional.

“Ella es sencilla […]/ pero si siente de la patria el grito/ todo lo deja, todo lo quema,/ ese es su lema, su religión”, escribió Sindo Garay de la mujer bayamesa en la canción que le dedicó. Pudo haber hablado en general de la mujer cubana, pero la de Bayamo devino símbolo de la nación, por su papel, junto a los hombres, en la revolución independentista iniciada el 10 de octubre de 1868. Ese papel se reafirmó el 20 del mismo mes, cuando los mambises entraron victoriosamente en aquella ciudad, y el 11 de enero de 1869, cuando sus pobladores la quemaron antes que dejarla caer en poder del ejército español.

Junto con la historia de aquellos hechos, el trovador tenía de su lado el Himno Nacional, en cuyo llamado a los bayameses para que corriesen al combate, se ha sentido representado todo el pueblo de Cuba. Desde la Revolución Francesa, mientras no llegaron los estancamientos políticos e ideológicos que detuvieron o convirtieron en cosa del pasado sus ímpetus emancipadores, los revolucionarios y progresistas de toda Francia podían sentirse representados en La marsellesa, que, escrita en 1792, devino más tarde himno oficial de una nación cuyos rumbos son conocidos. Los patriotas cubanos protagonistas del estallido del 68, o vinculados con él, no fueron una excepción: en ese espíritu quisieron tener La bayamesa, como se tituló inicialmente el que se convertiría en Himno Nacional.

Cubanos y cubanas se han educado, generación tras generación, en el respeto a su Himno, a su bandera y a su escudo. El primero de ellos es el tema central del presente artículo, escrito en la proximidad del Día de la Cultura Cubana, que desde 1980 se celebra cada 20 de octubre, con lo cual se perpetúa en la memoria la fecha de 1868 en la cual se interpretó por primera vez, en el Bayamo tomado por los patriotas rebeldes, la letra de La bayamesa, cuya música se había estrenado antes, en la misma ciudad, en una festividad religiosa pública.

Aunque tenga aire de leyenda el relato según el cual lo escribió sentado en la silla de su cabalgadura de combatiente el día del estreno, el texto La bayamesa es también obra de Perucho Figueredo, como la música. Ambos integran desde aquel 20 de octubre una unidad que ha enardecido al pueblo cubano en la defensa de la libertad y la justicia, tanto en la guerra como en la paz. No han sido pocos los combatientes, hombres y mujeres, que han muerto heroicamente en esa defensa. El Himno proclama que “morir por la patria es vivir”, pero su espíritu no termina en su valor para la lucha armada: abona el valor requerido para la acción en la cotidianidad.

Por eso es legítima y necesaria la existencia de normas que regulen —al igual que en el caso de la bandera y el escudo— los modos de usar el Himno. En el centro de esas normas se halla la Ley No. 42 de 1983, De los símbolos nacionales. Pero no todo se reduce a ella, que, dirigida a fomentar el respeto en torno a dichos símbolos, tampoco tiene por qué generar parálisis en torno a ellos: la veneración deja de cumplir su cometido plenamente si no la acompaña de modo natural la relación afectiva con lo respetado. La propia Ley pudiera ser objeto de revisión o replanteo siempre que sea de veras necesario.

Vendría bien, por ejemplo, saber en qué se fundamenta la aseveración, hecha en ese documento, de que al escudo lo orlan un ramo de laurel y otro de encina. Desde la infancia nos acostumbramos a leer y oír que son respectivamente uno de laurel, símbolo de la victoria, y otro de olivo, representación de la paz. ¿Tiene la encina igual significado que el olivo? ¿Son símbolos intercambiables en la heráldica?

En el caso del Himno, ¿sería desdeñable que legalmente, y desde ese camino en el quehacer educacional y por medio de la divulgación necesaria, se fijara una letra que empiece por ser gramaticalmente correcta? Ello sería de gran valor en sí mismo, y por la importancia de que niñas y niños no encuentren en ese documento, resumen de ideales, ninguna validación de incorrecciones, por menudas que estas sean o se considere que son. No se trata de divulgar, como en un museo, la copia de un facsímil, sino de acuñar en la vida, del mejor modo posible, un texto que ha sufrido modificaciones a lo largo de su historia, empezando por la supresión de una buena parte de él, así como en la música se introdujeron modificaciones para atenuar el propósito original de rendirle homenaje a La marsellesa por la vía de la herencia sonora.

Modificaciones textuales y melódicas han dado por fruto una pieza ágil, de contundente brevedad y de musicalidad electrizante. Una letra canónica incluso por la puntuación propiciaría, para empezar, que los primeros versos dijeran: “Al combate corred, bayameses,/ que la patria os contempla orgullosa”. De ese modo el gentilicio bayameses cumpliría debidamente su papel de vocativo. Algo similar ocurriría con el último verso, en el cual lo más razonable es percibir en valientes un adjetivo en función sustantiva, como vocativo intercambiable con bayameses, de acuerdo con el contexto.

Así el verso sería: “¡A las armas, valientes, corred!”, con las comas que no tiene en las versiones conocidas. Puesto que la valentía no es virtud propia de las armas, sino de quienes las empuñan, otra opción sería atribuir a valientes función adverbial y, por tanto, no indicaría el carácter de los patriotas llamados a la lucha, sino el modo como deben correr a ella, y en ese caso se justificaría la ausencia de las comas; pero no parece lo más probable.

Ajustes gramaticales necesarios son apenas un ejemplo de la inconveniencia de generar parálisis con respecto a símbolos que deben combinar solemnidad y vida, como una obra emotiva y respetuosa que Hubert de Blanck aportó a la música cubana: Paráfrasis para piano compuesta alrededor del Himno. Sería contraproducente frenar en la ciudadanía la relación personal con el Himno y con los otros símbolos nacionales y reducirla a lo estrictamente protocolar o marcial.

En ningún caso se trata de menoscabar el sentido, místico si se quiere, que debe rodear a símbolos cuyo valor convocante, incluso para el sacrificio en el combate, debe preservarse con veneración para cuando sea necesario. Que nos entusiasme o hasta enardezca ver grandes cantidades de banderas en desfiles y otros actos patrióticos y revolucionarios, no borra luego el mal sabor que deja ver gran número de ellas revueltas con la basura. Si no hay manera de utilizar banderas que puedan ser, también en lo material, objeto del debido cuidado, y conservar la debida dignidad incluso en ese plano, ¿no sería preferible reducir la cifra empleada y priorizar la calidad?

Pero tal vez las mayores expresiones de irrespeto, o de respeto insuficiente, se observan hoy en lo tocante al Himno, cuya correcta interpretación de viva voz, no solo la profesional grabada por coros y orquestas, debería cultivarse más asiduamente. Cabría compararse ese ideal con lo que opera en las oraciones de carácter religioso cuando, en lugar de recibirse solamente por el oído, pasan por la vibración personal, por la fonación propia de cada feligrés: por su cuerpo. Cada vez es más fácil ver que en un acto —multitudinario o modesto—, a la hora del Himno hay personas que no adoptan la debida actitud de atención.

No se pretende agotar aquí esa realidad con un ejemplo aislado, como el que se pudo ver en el estadio Latinoamericano, en la ceremonia que daría comienzo a una serie de juegos entre un equipo visitante —de una nación no precisamente célebre por fomentar entre sus ciudadanos un verdadero patriotismo— y uno cubano. Sin hablar de lo que pudo apreciarse en el público, los peloteros foráneos mantuvieron una postura adecuada ante el Himno Nacional de su país y ante el de Cuba; pero entre los integrantes del equipo anfitrión no fue unánime esa conducta ante ninguno de los dos.

El comportamiento necesario en este asunto no es cosa que pueda hacerse depender de imposiciones solamente, ni en lo fundamental. Un papel primordial corresponde a la educación, no solo a la que se debe cultivar en la escuela, sino a esa otra, vital, decisiva, que se debe desarrollar desde la cuna por todos los medios posibles, con todos los recursos de la sociedad, incluida en ella, como célula básica, la familia. En el fondo es también una cuestión profundamente cultural, que no debe confundirse con la mera instrucción, aunque esta desempeña un papel nutricio decisivo para la cultura a nivel de la sociedad y en el plano personal de cada quien.

La indispensable labor educativa y cultural ha de formar ciudadanos que se desempeñen correctamente en la sociedad, con una conducta que de modo integral encarne valores, principios, normas e ideales de utilidad y perfeccionamiento humanos. En una colectividad en que se quebrante la disciplina y prosperen la grosería y actitudes chabacanas en general, ni los símbolos más sagrados escapan a los efectos indeseables de esa realidad.

Una adecuada formación cultural podría contribuir a que no se convirtiera en artículo de moda una bandera determinada, sea la británica o la de cualquier otra nación. No solo se debe respetar la bandera propia, sino también las ajenas, que no tienen por qué parar en adorno de prendas de calzar o vestir. Pero la invasión de banderas de otros países ¿a qué conduce, qué favorece? Mención aparte merece la de los Estados Unidos, ante la cual no cabe ingenuidad posible: debe respetarse como representación de ciudadanos honrados de ese país, pero es también el símbolo de una nación imperial cuyo gobierno ha sido y es violentamente hostil contra Cuba. No aboguemos por prohibiciones, sino, en primer lugar, por el valor de las convicciones propias, y por la utilidad de la persuasión.

La historia de Cuba, vista no solamente como cosa del pasado, sino en las implicaciones que tiene en la vida de su población hoy, debería ser suficiente para estar advertidos sobre hechos y perspectivas raigales. Unos y otras tienen su fuente mayor en la vida, y a ella sirven. Son necesarios para una buena orientación en ella. Se asumen de manera recta y fértil cuando se entienden y se abrazan como algo decisivamente cultural.

Como este artículo saluda el Día de la Cultura Cubana, no será ocioso recordar que, lejos de agotarse en lo estrechamente gremial, la cultura, tanto a nivel planetario como en una comunidad determinada —un país, por ejemplo—, es la obra de los seres humanos. Junto con elementos materiales e informativos la integran también, señaladamente, las normas de conducta, el modo de relacionarse las personas entre sí y fomentar valores y normas insoslayables para el buen funcionamiento colectivo.

Reitérese que en Cuba la formación de la nacionalidad pasó por la lucha armada necesaria en busca de la emancipación y la justicia, y esa historia tiene un día bautismal: el 10 de octubre de 1868. Ese hito —que no es ni debe ser de mero asueto— está marcado por el alzamiento fundador que tuvo lugar en 1868, y tuvo continuidad de profunda significación cultural el 20 de ese mes con el conocimiento público de la letra del Himno.

Es justo celebrar en honor de esa efeméride el Día de la Cultura Cubana, pero es necesario impedir que el 10 acabe reducido a un día de asueto. En esa historia, si la bandera es mucho más que tela, formas y colores, el escudo no es el simple remedo emblemático de un arma antigua y el Himno Nacional es mucho más que palabras y música. Debemos cuidarlos.

 

*Filólogo e historiador cubano: investigador de la obra martiana de cuyo Centro de Estudios fue sucesivamente subdirector y director. Profesor titular de nuestro Instituto Superior Pedagógico y asesor del legado martiano en los planes de enseñanza del país; asesor y conductor de programas radiales y de televisión. Jurado en importantes certámenes literarios de nuestro país.  Conferencista en diversos foros internacionales; fue jefe de redacción y luego subdirector de la revista Casa de las Américas. Realizó tareas diplomáticas como Consejero Cultural de la Embajada de Cuba en España. Desde 2009 ejerce el periodismo cultural en la Revista Bohemia.

Entre los reconocimientos que ha recibido se halla la Distinción Por la Cultura Nacional.

Atiende el Blog “Luis Toledo Sande: artesa en este tiempo”

 

 



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