Por Antonio J. Martínez Fuentes*
“… desafiar poderosas fuerzas dominantes
dentro y fuera del ámbito social y nacional”
Fidel
"El mediocre… custodia celosamente la armazón de
automatismos y prejuicios y dogmas acumulados
durante siglos, defendiendo ese capital común
contra la asechanza de los inadaptables"
El pasado año escribí la Antropológicas 77 con el título Construir proyectos de vida sustentables, me motivaron las experiencias, lecturas y vivencias de nuestra vida cotidiana que nos vienen haciendo meditar desde hace ya tiempo, y percibo que le sucede a un sinnúmero de amigos y amigas, me refiero nueva y necesariamente a la lamentable erosión (creo que mejor le llamaría deconstrucción) de numerosos hábitos conductuales correctos, éticos, morales y cívicos, que lamentablemente se han venido extendiendo (como el marabú) y que por ende tienden a “caracterizar” a un amplio sector de nuestra sociedad desde hace no poco tiempo.
En ella narré la experiencia, grata, que tuve en marzo de ese año, en nuestra casi tricentenaria universidad habanera cuando acogió a los participantes del XVI Simposio Territorial y Fórum de Ciencia y Técnica de la Cultura Plaza de la Revolución. Me correspondió participar en la sesión de la comisión no. 3, en ella estábamos presentes desde niños y niñas de una escuela primaria hasta adultos mayores (entre los cuales me incluyo). Fue muy estimulante escuchar la ponencia: La Historia de la Biblioteca Nacional, presentada muy original y creativamente por los alumnos Alain Axel Badidila Rodríguez, Adrián Chacón García, Cynthia Fernández Huguet, Álvaro González Hernández, Jean Manuel Pérez Alfonso, Ernesto Suárez Aliño, Darián Ulacia Iglesias y José Enrique Villuendas Quesada, todos de la Escuela Primaria Frank País García del municipio en cuestión.
“Terminadas las sesiones de trabajo nos encaminamos hacia el hermoso e histórico Patio de los Laureles del Edificio Felipe Poey del recinto universitario, lugar lleno de recuerdos de luchas pasadas iniciadas por Julio Antonio Mella en 1923. Allí dialogué con los escolares que presentaron el trabajo sobre la Biblioteca Nacional José Martí. Ellos no querían irse sin visitar nuestra también histórica y hermosa Aula Magna. Los envié, al cuidado de una de las abuelas que los acompañaban, a contactar al apreciado amigo Mario Suárez (Mayito) que funge como administrador del Aula.
Al rato, volvieron y me contaron, con esa magia de la niñez, sus vivencias al entrar al bello e impresionante recinto; allí vieron las pinturas que decoran las paredes, estuvieron frente a la urna que guarda los restos del Padre Félix Varela, de quien se dice nos enseño en pensar. Allí, según me expresaron, hicieron todos el juramento de graduarse como profesionales universitarios y con diplomas de oro!! Hermosa acción que me dieron motivos para continuar teniendo fe en el mejoramiento humano. ¿Qué camino tomará cada uno? La familia, la escuela, la sociedad en su conjunto los llevaran quizás por caminos diferentes, pero confió en que por buenos camino
“Pero a veces pienso:¿cómo es que esas personitas sencillas, honestas, sinceras, inocentes, llenas de amor, pueden, en un momento, dado comenzar un proceso de cambios, transformaciones, “mutaciones”, que los conviertan en jóvenes y adultos desprovistos de valores humanos? Martí sentenció que los niños son la esperanza del mundo, pero en ocasiones esas esperanzas se truncan se trastocan y surgen anti-esperanzas y se puede perder el camino. A mí, como a muchas otras personas, me martilla frecuentemente la pregunta: ¿qué nos está fallando? Pero siempre veo alguna que otra esperanza, en acciones de muchos niños y jóvenes, y adultos, y abuelos y abuelas”.
De acuerdo con el profesor Wilson Leyva en su libro "Virtudes y vicios en la sociedad cubana" (Editorial Ciencias Sociales, 2013) “…en nuestro sistema moral hay “rasgos de moralidad” positivos y negativos (virtuosos y viciosos) distinguibles más allá de de las coyunturas políticas a las que puedan ser asociados”.
La mediocridad
La mediocridad puede ser uno de las tantas formas de existir (vicios) que nos lleven a perder el camino. Al hablar de mediocridad no puedo obviar al filosofo argentino José Ingenieros (1877-1925) nacido en la ciudad de Palermo (Italia), donde trascurrió su infancia y luego emigró con la familia hacia Argentina. Estudió medicina en la Universidad de Buenos Aires, y fue profesor de psicología experimental en esa universidad. Está considerado como uno de los máximos representantes del positivismo en Latinoamérica y escribió su tesis doctoral, "La simulación en la lucha por la vida" (1903), en clara consonancia con la corriente darwinista que prevalecía en Argentina por aquella época. A ese respecto, y como miembro del Partido Socialista, defendió también la idea de que la lucha de clases era una de las múltiples manifestaciones de la lucha por la vida. Una de sus obras destacadas y ampliamente conocida es El Hombre Mediocre (1913)
El hombre mediocre es incapaz de usar su imaginación para concebir ideales que le propongan un futuro por el cual luchar.
El mediocre es dócil, maleable, ignorante, un ser vegetativo, carente de personalidad, contrario a la perfección, solidario y cómplice de los intereses creados que lo hacen borrego.... Vive según las conveniencias y no logra aprender a amar. En su vida acomodaticia se vuelve vil y escéptico, cobarde. Los mediocres no son genios, ni héroes ni santos.
Un hombre mediocre no acepta ideas distintas a las que ya ha recibido por tradición, sin darse cuenta de que justamente las creencias son relativas a quien las cree, pudiendo existir hombres con ideas totalmente contrarias al mismo tiempo. A su vez, el hombre mediocre es sinónimo de envidia, intenta opacar desesperadamente toda acción noble, porque sabe que su existencia depende de que otros no sean reconocidos y que no se pongan por encima de sí.
“Solamente los mediocres se conforman con la rutina”. “Son actitudes nefastas, que se convierten en una verdadera calamidad … y son más dañinas que una enfermedad”.
Mediocres y rastacueros, pareja malsana y desgraciadamente más generalizada que el mismo cáncer… ¿Por qué?. Sencillo: pues el cáncer no es contagioso, la mediocridad sí lo es, el cáncer te acerca a las personas buenas, la mediocridad las aleja, en fin la cadena puede ser tan larga como nuestra capacidad para crear analogías. “El cáncer mata a las personas en forma individual, la mediocridad las mata en forma colectiva”.
La mediocridad para lo único que sirve es para destruir; demuele la iniciativa, la motivación, las buenas intenciones, el deseo de superación, el amor, la creatividad, en fin destruye el espíritu y la moral de las personas. Corroe las relaciones interpersonales, crea tensiones, desafectos, descontentos, desconfianzas, divisiones y agravios. El mediocre mira de que lado se vive mejor.
Los perjuicios del mediocre empoderado
Muchas veces me he preguntado cómo accede el mediocre al poder y creo que se debe por saber representar una personalidad que no es tal, por su dobles moral, por su poder de desdoblarse en lo que no es, por la adulonería, por saber lograr el ascenso y desplegar su total realidad. Su propósito verdadero no es el éxito colectivo, es el individual, posee en verdad un profundo sentimiento de aversión al cambio, no cuestiona el estatus quo, no contradice el escalón superior, pero desea lograrlo. Posee grandes reservas de envidia, rencor, autosuficiencia, menosprecio al otro, sin olvidar que no pocas posiciones están ocupadas por personas que le tienen miedo al talento a pesar de de que pretenden dar la imagen contraria.
El mediocre por lo general actúa solapadamente y recurre a la manipulación de subalternos, consejeros, homólogos y hasta sus propios jefes, “medran con torpes intrigas de antecámara” a fin de lograr manejarlos y ponerlos en función de intereses malsanos. El mediocre es un manipulador por excelencia!
Según el destacado periodista Luis Sexto:
“Para algunas instituciones, el sentido principal no es el servicio, sino aplicar fórmulas que les faciliten comodidad y placidez en la práctica de sus deberes. Hasta las explicaciones demoran, cuestan trabajo, porque tal parece que para ciertos funcionarios explicar al pueblo sus decisiones es como humillarse. Entonces, en qué país vivimos. Cómo queremos mejorarlo. ¿Acaso algunos creen que debemos gobernar para el pueblo, pero sin el pueblo? Si la pregunta fuera afirmativa, ya estaríamos alejándonos de los postulados de la revolución cubana.
“Antes de fallecer a deshora, Joel James, agudísimo escritor revolucionario, escribió un ensayo en que sostenía que podremos tolerar que ciertas medidas de mercado en las actuales circunstancias de deterioro e insuficiencia material, potencien la economía cubana. Lo único que no puede ocurrir -decía Joel James- es que algunos de cuantos dirigen y apliquen la política sean permeados por el mercado o sigan atrincherándose detrás de actitudes burocráticas. El pueblo, ese es el antídoto. Porque contando con el pueblo, seguirá Cuba manteniendo la esencia de la revolución. Pero si algunos prescinden de la gente, me parece que tendrán que rendir cuentas por un delito contra la doctrina y los intereses de la revolución y por ende de la nación.
No; nuestra historia no puede ser una olvidada película en blanco y negro…”
Los efectos de las acciones implementadas por gente mediocre son frecuentemente nuestra actual realidad. Tenemos que luchar por cambiar sino las consecuencias serán peores que las actuales.
Por supuesto, no todas las personas son iguales, una gran parte actúa dentro de los límites de lo que llamaría estándar, los hay también ejemplares, pero existe una realidad oscura, de la que no siempre nos gusta hablar, que se sufre cotidianamente y que evidencia lo mediocre. Existen individuos que sólo buscan mantener el status quo y evitar cualquier tipo de opinión contraria a su labor sin importar consecuencias. Desgraciadamente, en una época de crisis como la actual, muchas actitudes basadas en el poder de la mediocridad, el miedo, la vida fácil y acomodaticia son demasiado frecuentes. La transparencia es una de las mejores recetas para combatirlas. Y si esto no ocurre se podrá seguir humillando y manipulando a las personas, se les podrá incluso apartar de sus funciones y seguirá triunfando la mediocridad que tanto daño nos hace, tanto a nivel personal como al social
El mediocre existe bajo cualquier “formato”, no es un tipo estándar en la sociedad, existe por doquier y en cualquier estrato, estamento, sector, pero mientras más poder acumula es más perniciosa su acción.
Escribió José Ingenieros hace más de 100 año que “...la mediocridad es moralmente peligrosa y su conjunto es nocivo en ciertos momentos de la historia: cuando reina el clima de mediocridad
“Época hay en que el equilibrio social se rompe en su favor. El ambiente tornase refractario a todo afán de perfección; los ideales se agostan y la dignidad se ausenta; los hombres acomodaticios tienen la primavera florida.
“Aunque aislados no merezcan atención, en conjunto constituyen un régimen… Subvierten la tabla de los valores morales, falseando nombres, desvirtuando conceptos: pensar es un desvarío, la dignidad es irreverencia…, la virtud una estupidez”.
La mediocridad es germen para el oportunismo y, como expresó Che “El oportunismo es un enemigo de la Revolución y florece en todos los lugares donde no hay control popular… y nosotros hemos hecho una Revolución contra la injusticia y porque es de política, el hacerlo, porque todos aquellos que, hablando de revolución, violan la moral revolucionaria, no solamente son traidores potenciales a la Revolución, sino que además son los peores detractores de la Revolución, porque la gente los ve y conoce lo que se hace”
Uno de los métodos preferidos del mediocre es crear estados de opinión sobre las personas a su alrededor, un manipulador por excelencia que busca establecer marginaciones, y ascender, con sus “refinados” métodos, según el clásico cuento de la serpiente!
De acuerdo con Wilson Leyva: “También en la esfera de la dirección en particular y para el sentido de comprensión social en general, es importante el discernimiento que se haga de la relación política y ética o ética y política (cuestión que depende de la posición real que ocupe el sujeto en los niveles de estructura administrativa.
“En la sociedad cubana ha habido una pérdida de la capacidad de transmisión de virtudes por parte de instituciones como la familia e incluso en menor medida la escuela y el trabajo…”
“…sentimientos, saber y razón han de ser expresión de una cultura que a su vez se exprese en una especie de cultura moral del ciudadano común en todas partes”.
Entonces duele ver cómo después de décadas de constantes esfuerzos, de batallar intenso, de hacer caminos con valor e inteligencia, estamos asediados de una costra malsana de burócratas, oportunistas, corruptos y rastacueros que hacen perder confianza, así como ideales que se nos van como agua entre los dedos. Sí, duele… duele ver esos enanos éticos.
Preguntaba nuestro más universal de los cubanos:
“¿Adónde irá un pueblo de hombres que hayan perdido el hábito de pensar con fe en la significación y alcance de sus actos? Los mejores, los que unge la naturaleza con el sacro deseo de lo futuro, perderán, en un aniquilamiento doloroso y sordo, todo estímulo para sobrellevar las fealdades humanas; y la masa, lo vulgar, la gente de apetitos, los comunes, procrearán sin santidad hijos vacíos, elevarán a facultades esenciales las que deben servirles de meros instrumentos y aturdirán con el bullicio de una prosperidad siempre incompleta la aflicción irremediable del alma, que sólo se complace en lo bello y grandioso"
La periodista Alina Perera Robbio, escribió en su columna del diario Juventud Rebelde que “Marx, el sabio «aguafiestas» —como el mismo se dibujó—, tenía razón: estamos en la prehistoria de nosotros mismos. En la civilización nuestra, la cara oscura de la moneda ha tomado ventaja al amor, y hay que estar muy alertas, conscientes de la gravedad de los hechos, y en consecuencia actuar …”
En el programa radial Hablando Claro, de Radio Rebelde, del miércoles 27 de agosto el periodista José Alejandro Gutiérrez Martínez habló de cómo en nuestra sociedad se ha desatado la desvergüenza y como las personas dignas se ven obligadas a estar aconchadas en sus casas. ¡Triste situación!
Contra la mediocracia y el rastacuerismo
El tejido social cubano exige revertir prontamente esta situación e ir al desarrollo de una sólida cultura humanística. Según el profesor José Antonio Baujin: “Se actúa de forma bastante ingenua frente a paradigmas culturales que exhiben hoy sectores importantes de la sociedad cubana, expresados a través de la cultura del “nuevo rico” emergente desde hace más de una década, de maneras de vestir y de comportarse, de predilección de determinados gustos impuestos por la globalización del producto de arte colonialista y lobotomizante”. “Ejemplos sobran de cómo repercute negativamente el desconocimiento del planteo humanístico en el análisis de problemas sociales a nivel de país”.
Formemos círculos concéntricos de mejoramiento humano, empezando con nosotros mismos y con nuestra familia, invitando a los que nos rodean a acompañarnos en esta ruta de reconquista de valores morales, establezcamos propósitos en este sentido, esto representa sacrificio pero generemos valor agregado a nuestra labor diaria y sobre todo recordar que solo tenemos una vida, disfrutémosla en familia, en colectivo, demos lo mejor de nosotros cada día y si no somos apreciados entonces cambiemos a otro lugar donde se nos respete, pero por sobre todas las cosas seamos honestos con nosotros mismos, con nuestra familia y en nuestra labor, cualquiera que esta sea. Al decir de Edgar Morin, "…educar para comprender las matemáticas o cualquier disciplina es una cosa, educar para la comprensión humana es otra"; ahí se encuentra justamente la misión espiritual de la educación: enseñar la comprensión entre las personas como condición y garantía de la solidaridad intelectual y moral de la humanidad.
Nos dijo Benedetti: “Me gusta la gente que piensa y medita internamente. La gente que valora a sus semejantes no por un estereotipo social ni como lucen. La gente que no juzga ni deja que otros juzguen”.…“La sensibilidad, el coraje, la solidaridad,. la bondad, el respeto, la tranquilidad, los valores, la alegría, la humanidad, la fe, la felicidad, el tacto, la confianza, la esperanza, el agradecimiento, la sabiduría, los sueños, el arrepentimiento y el amor para los demás y propio son cosas fundamentales para llamarse GENTE”. Gente que encarne los grandes enemigos de la mediocridad, de la mediocracia..
“Hay hombres que viven contentos aunque vivan sin decoro. Hay otros que padecen como en agonía cuando ven que los hombres viven sin decoro a su alrededor. En el mundo ha de haber cierta cantidad de decoro, como ha de haber cierta cantidad de luz. Cuando hay muchos hombres sin decoro, hay siempre otros que tienen en sí el decoro de muchos hombres. Ésos son los que se rebelan con fuerza terrible contra los que les roban a los pueblos su libertad, que es robarles a los hombres su decoro. En esos hombres van miles de hombres, va un pueblo entero, va la dignidad humana. Esos hombres son sagrados”
La forja de mejores ciudadanos exige de ese decoro, de esa cierta cantidad de luz, compartamos conocimientos, habilidades y experiencias; que todos tengamos oportunidades reales de participar y decidir, es decir de construir. Cultivemos nuestros sueños hasta hacerlos realidad.
Nuestra sociedad pagará, ya lo está pagando, un elevadísimo costo por las acciones que desarrollan esos enanos éticos.
*Sociedad Cubana de Antropología Biológica
Enviado por su autor; imagen agregada de internet