Por Antzine Biain*

 La Revolución Cubana vive, en sus campos de caña, en los de tabaco, en sus granjas cooperativistas y en las cooperativas de pesca, en sus librerías y libros, en sus cines y películas, en su música y en sus canciones, en sus teatros, en sus partidas de dominó o ajedrez, en sus conversaciones.

 Vive en el amor a sus héroes muertos como José Martí, Camilo Cienfuegos o el Che y también a sus héroes vivos como Fidel o Raúl o Los Cinco, secuestrados en USA.

 Vive combatiendo las mentiras que se cuentan sobre ella, la manipulación informativa, el bloqueo que es mucho más que una palabra: es el intento de estrangular a un pueblo que 51 años después cree en su revolución.

 Vive recuperándose de los ciclones que la azotan, los meteorológicos que se prevén y se combaten y los otros que son peores y no cesan nunca.

 Vive en el respeto y amor a sus mayores y en la preciosa formación no solo académica a sus pequeños y jóvenes.

 Vive en sus risas y bromas y también en su seriedad y disciplina, en su cultura.

 Vive en el trabajo, en el chofer de la guagua, en la doctora, en el camarero, la vendedora, el maestro, la abogada, el taxista, la cantante, el librero, la cultivadora de la tierra, el pescador o la jubilada.

 Vive en la solidaridad de los médicos y maestros cubanos que viajan a otros países a trabajar a veces en condiciones verdaderamente duras y en los miles de estudiantes que llegan de más de 100 países a estudiar a Cuba.

 Vive en las dificultades del día a día, en el duro trabajo del pueblo Cubano en las zonas rurales y también en las urbanas, en los barrios obreros y en el centro de las ciudades.

 Vive en la esperanza que tenemos todas aquellas personas que queremos y luchamos por un mundo mejor.

 La Revolución Cubana vive. ¡Viva la revolución!

*Antzine Biain, es de Zumarraga, Urretxu, País Vasco; trabaja en el Hospital Comarcal como técnico de laboratorio y cuenta en su haber con tres campañas de cooperante en Senegal; ha realizado varios documentales sobre Palestina. Ha visitado recientemente nuestro país

FOTO Mariangela y Fabio Cappelli, Italia