Por Irán Aguilera, @irancaritero
Una vez más el mundo asiste, forzado, a otra puesta en escena de otra manipulación global: La derecha internacional para celebrar con rostro eufórico los 25 años de la caída del muro de Berlín realizó un montaje para hacer parecer que el mundo fue quien los celebró. Volvió a aplicar las técnicas de la moderna teoría de la comunicación al servicio del gran capital: un sujeto comunicacional le dio forma a una realidad, la única realidad que esa derecha quiso que el mundo viera.
Los dueños del circo, el imperialismo capitalista decadente, como siempre lo ha pretendido, dispuso que el mundo viera solo por su mirada, instrumentada para tal fin por el sujeto comunicacional de marras, como previamente fue convenido o, mejor dicho, encargado. Lo que abrumadoramente vimos por TV y otros medios el pasado 9 y días previos fue una construcción hecha para un jolgorio: los 7 mil globos simuladores del muro, la pajita hablada por Gorvachov, Lech Walesa desempolvado del olvido sin pena ni gloria, la anfitriona Merkel tratando de olvidar por un momento la crisis de la Eurozona y la de sus parientes pobres; el esfuerzo por conmover con la repetición hasta el infinito de “hazañas heroicas” (no las descalifico yo, las descalifica quienes las utilizan para fines perversos) con todo y disparos de unos “canallas comunistas prefabricados” por el marketing prepagado, copias del analógico blanco y negro original que perdió todo encanto en esas manos. Sin duda alguna, podemos decir con Baudrillard, sin que nos quede nada por dentro, que la celebración del mundo por los 25 años de la caída del muro de Berlín “no ha tenido lugar”.
Pero 25 años después no es nada halagador el balance de los neoliberales triunfadores de la Brandenburger Tor: no pueden exhibir ninguna victoria militar real a pesar de sus tantas matanzas, al contrario, cargan con una inmensa derrota moral, debido, fundamentalmente, al hundimiento económico de sus países y por la dramática destrucción global ecológica que han ocasionado. Frente a esto el mundo ha reaccionado indignado y va hacia la multipolaridad. Grandes países como Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica forman alianzas sin las viejas potencias. Cuba no cayó y se presenta ante el mundo fortalecida a pesar del criminal bloqueo. En América Latina emerge una alternativa victoriosa ante el neoliberalismo fracasado, en particular Bolivia, Ecuador y Venezuela exploran nuevas vías del socialismo. Todo es como el castigo a Loki, el de la mitología nórdica, porque aquellos timadores que promovieron y se aprovecharon de la caída del muro de Berlín ahora se ven obligados a construir muros mucho más altos, como el de Gaza y el de la frontera de México y EE.UU., pero también mucho más criminales y genocidas que la humanidad repudia.
Publicado en Radio Nacional de Venezuela