Las banderas de Cuba y EEUU en la sala del Palacio de las Convenciones, durante la primera ronda de conversaciones Cuba-EEUU. Foto: Ramón Espinosa/ AP
El Presidente Dwight D. Eisenhower rompió relaciones diplomáticas con Cuba el 3 de enero de 1961. Cincuenta y 4 años después, el lunes, 20 de julio, los Estados Unidos y Cuba avanzarán hacia la normalización de las relaciones. A partir de ese día histórico, Cuba dejará de ser enemiga y el gobierno de los Estados Unidos la tratará como vecina. Quizás…
Hay mucha anticipación para este gran acontecimiento, ¿pero qué quiere decir normalizar las relaciones? ¿Cuáles pudieran ser las relaciones normales de Washington hacia Cuba, cuando Estados Unidos se ha pasado 56 años tratando de derrocar al gobierno cubano a través del terrorismo, una invasión organizada y lanzada por la CIA, una guerra biológica, un bloqueo comercial, infiltraciones clandestinas y siempre pero siempre mucha propaganda contra Cuba?
La palabra normal deriva del latín normalis. En el contexto de las relaciones Cuba-EEUU, se refiere a una actuación diplomática civilizada de acuerdo con preceptos políticos establecidos históricamente. Es decir, a normas o reglas de conducta pacífica entre países civilizados.
¿Cuáles serían las reglas de comportamiento normal de los Estados Unidos hacia Cuba de ahora en adelante? ¿Qué conducta gubernamental es normal y que conducta es anormal?
Es normal que dos países vecinos, separados por solo 90 millas del Estrecho de la Florida, tengan relaciones diplomáticas. No es normal que EEUU aún mantenga un bloqueo financiero ilegal contra Cuba.
Es normal que EEUU tenga una Embajada en La Habana, donde ondea la bandera estadounidense, y que Cuba tenga una Embajada en Washington donde vuela la bandera cubana. No es normal que la Embajada de los Estados Unidos en La Habana funcione sin embajador, simplemente porque algunos en el Senado en Washington se opongan al nombramiento.
Es normal que EEUU permita que los estadounidenses viajen a Cuba, pero no es normal que Washington prohíba a los estadounidenses viajar como turistas a la isla.
Es normal que Estados Unidos permita que los estadounidenses viajen a Cuba para intercambios que los reglamentos del Departamento del Tesoro llaman “people to people”. No es normal que la Oficina de control de Activos Extranjeros de Estados Unidos (OFAC, por sus siglas en inglés) obligue a los estadounidenses que viajan en esos intercambios que lo hagan en grupos y que tengan que contratar a agencias que le controlen y le organicen el itinerario. Esto les resulta extremadamente caro al viajero estadounidense. Además de inconveniente.
Es normal que Washington permita que sus empresarios hagan negocios con los cuentapropistas cubanos, pero no es normal que prohíban que hagan negocios con empresas estatales cubanas.
Es normal que los Estados Unidos quieran tener un segundo consulado en Cuba para atender mejor al público, pero no es normal que usen a sus diplomáticos para intervenir en los asuntos internos de la Isla.
Es normal que Estados Unidos apoye un proceso de inmigración “legal y ordenado” para los cubanos, pero no es normal que Washington mantenga la Ley de ajuste cubano como una herramienta para estimular la emigración peligrosa, ilegal y desordenada desde Cuba.
Es normal que EEUU tenga abiertas las puertas de su embajada en La Habana para atender a los cubanos de buena voluntad. No es normal que los diplomáticos estadounidenses en La Habana formen, dirijan y paguen a ciertos cubanos para convertirlos en disidentes asalariados en Cuba.
Es normal que Washington quiera contribuir al entretenimiento del pueblo cubano en la radio y la televisión, pero no es normal que mantenga con un presupuesto multimillonario a Radio y TV Martí como instrumentos de propaganda.
Es normal que Washington quiera que el mundo identifique a los Estados Unidos como un gran defensor de los derechos humanos, pero no es normal que mantenga presos, sin derechos civiles y sin juicio a decenas de personas en Guantánamo. Y, además, que los torture.
Es normal que EEUU tenga una Embajada en Cuba con el beneplácito del gobierno cubano. No es normal que se rehúse a devolverle a Cuba (a quien le pertenece) el territorio que le ha despojado en Guantánamo.
Es normal que el Pentágono no quiera invadir o enviar drones militares a Cuba, pero no es normal que Washington disponga de un presupuesto de $30 millones en el 2016 destinado para un proyecto cuyo declarado propósito es derrocar al gobierno cubano.
Es normal que Washington clasifique al Estado de Mississippi como parte del territorio estadounidense, pero no es normal que piense que Cuba también le pertenece.
Es normal comerciar con Cuba, pero no es normal intervenir en sus asuntos internos.
Es normal que Washington condene al terrorismo, pero no es normal que ampare en Miami a decenas de terroristas, incluyendo a Luis Posada Carriles, que han cometido actos de lesa humanidad contra civiles en Cuba.
El bloqueo estadounidense contra Cuba es anacrónico. Tiene sus días contados. El anuncio del Presidente Obama el 17 de diciembre ha desatado un gran entusiasmo hacia Cuba de empresarios estadounidenses. Serán ellos quienes presionarán al Congreso para que finalmente acabe con la Helms-Burton. El 17D fue, para el bloqueo, un prólogo de una muerte anunciada.
Pero para que, verdaderamente, puedan existir relaciones normales con Cuba, Washington tiene que reconocer que Cuba no le pertenece. Que es un país soberano, y que no es normal querer derrocarlo: sea con un bloqueo, o sin bloqueo, pero con un comercio teledirigido al sector privado.
Pero igual que Cuba ha sabido construir trincheras para defenderse de la agresión estadounidense durante más de cinco décadas, ahora aprenderá a construir unos puentes criollos para controlar cómo y cuándo podrá Estados Unidos comerciar con la Isla.
Hasta que el gobierno estadounidense cambie y cancele sus apetencias de dominación hacia Cuba, las relaciones de Washington hacia Cuba no podrán ser (como diríamos en la jerga habanera) NODMAL.
*Abogado cubano, experto en inmigración, que representó al gobierno de Venezuela para la extradición del terrorista Luis Posada Carriles. Tiene su bufete en Washington DC.
Fuente Cubadebate