Por Beto Almeida*
Cuando el movimiento bolivariano cívico-militar, liderado por Hugo Chávez se levanta en armas, convocando al pueblo venezolano para asumir en sus propias manos el destino del país y para hacer Patria, fue como un rayo de luz encendiendo corazones y mentes, iluminando una América Latina aun inmersa en las redes del neoliberalismo; fue allí que Venezuela comenzó a cambiar,, vigorosamente.
El movimiento no había alcanzado, por ahora, sus objetivos fundamentales, como dijera Chávez en discurso por radio y TV, anunciando la rendición temporal de aquel empeño, en un recurso táctico inteligente, para preservar vidas. Más su cara de negro e indio, su discurso largo como las planicies del país, altivo como los Andes y caudaloso como el Río Orinoco, ya había penetrado irreversiblemente en la conciencia del pueblo de la Patria de Bolívar. Cierta vez, representando a TeleSur en un evento en una Universidad de Madrid, un dirigente comunista español me confesó que después del golpe del 11 de abril de 2002, él y sus camaradas se convencieron que Chávez era, de hecho, un revolucionario. O sea, tardaron diez años en entender lo que el pueblo venezolano comprendió en un discurso de Chávez de apenas 47 segundos. "Él es uno de nosotros", me explicó una señora de edad avanzada, vecina del barrio de El Valle, que demoraba una hora para subir aquellas escaleras y callejones empinados con las bolsas de la compra, cuando le pedí que me definiese a Chávez, con una sonrisa en los labios, al tiempo que me mostraba al cuarto médico cubano que ella acogía en su casa. "Gané un nuevo hijo", me dice del cubano.
En muchas ocasiones similares, en diferentes países, donde también ocurrieron alzamientos, insurrecciones y movimientos revolucionarios conducidos por militares, también existió perplejidad y confusión en la izquierda. Juan Velazco Alvarado, general peruano líder de la Revolución Inca, que nacionalizó el petróleo, aproximó el país a Cuba y la URSS, inició la reforma agraria y que tenía en Hugo Chávez a un gran admirador, también fue muy hostilizado por la incomprensión de los comunistas de la patria de Mariátegui. También el Teniente Coronel Juan Domingo Perón llegó a ser tratado de fascista por los comunistas argentinos que llegaron al punto de hacer comicios con el Embajador Braden de los Estados Unidos, pidiendo la renuncia del líder peronista, en cuyo gobierno se nacionalizaron las comunicaciones, el petróleo y el gas, la industria naval, el sistema ferroviario, reduciendo drásticamente la miseria, eliminando prácticamente el analfabetismo, además de crear la Red Pública de TV y Radio de Argentina, con un fuerte apoyo al desarrollo del cine platense, que hoy retoma brillo fomentado por las políticas audiovisuales de Néstor y Cristina. No fue muy diferente aquí en Brasil. Prestes, en una larga entrevista publicada en el periódico Tribuna Popular, comunista, el 24 de agosto de 1954 pedía la renuncia de Getúlio Vargas. Pocas horas después, la propia dirección del PCB ordenó recoger los periódicos de los estanquillos cuando se anunció la muerte de Vargas y hubo una verdadera explosión de furia popular contra los vehículos de la oposición imperial y oligárquica, no perdonando tampoco a la imprenta comunista. Valga recordar que en 1930, Prestes rehusó la invitación hecha por Vargas para que fuera el jefe militar de la Revolución, invitación aceptada por los otros militares revolucionarios que habían luchado en la Columna y en los otros levantamientos anti oligárquicos. Prestes, décadas más tarde, terminaría su larga y digna vida como Presidente Honorario del Partido de los Trabajadores, liderado por el varguista Leonel Brizola.
Era Vargas
Antes, un levantamiento cívico-militar liderado por Vagas el 3 de octubre de 1930, había conseguido su intento, derrocando el régimen oligárquico de Washington Luis, abriendo paso a una era de grandes transformaciones en Brasil, hasta hoy atacada por los ideólogos del imperialismo y la oligarquía nativa, como Fernando Henrique Cardoso. El levantamiento conducido por Vargas tenía un contenido democratizador, transformador, modernizando el país que ve estructurado un sistema de derechos laborales y sociales con el CLT y Previsión, creando el Ministerio del Trabajo, inexistente hasta ese momento. Surge una nueva era en la educación, con el Manifiesto de los Pioneros; se convoca a una Constituyente, se sepulta el voto a pluma y tinta y las mujeres pasan a tener derecho de voto, antes aún que en la "democrática" Francia. Y, quizá con un mensaje muy actual, Vargas realizó una auditoría de la deuda externa, después de que su valor se redujo a la mitad, información que los mismos economistas progresistas no destacaban, inexplicablemente. Todos estos cambios se iniciaron con aquel levantamiento de 1930, un movimiento cívico-militar, como el del 04 de febrero de 1992.
El 26 de julio de 1953 otro levantamiento armado se lanza a tomar el Cuartel Moncada, en Cuba, con el objetivo de derrocar la dictadura de Batista. Liderado por Fidel Castro, el movimiento tenía como reivindicación política, entre otras, retomar la Constitución de 1940, una de las más avanzadas de América Latina. En sus objetivos inmediatos el levantamiento armado no alcanzó sus objetivos, pero históricamente -y legitimado por la Historia- fue mucho más allá, realizando una revolución social que extendió su generosidad a varios continentes, siendo determinante para la defensa de la soberanía de Angola, para la liberación de Namibia y para derrumbar el salvaje régimen del apartheid. [Nelson] Mandela dijo "Debemos el fin del apartheid a Cuba". ¿Qué otras personas se levantaron en armas en apoyo de la liberación de África del colonialismo y para sepultar el régimen racista surafricano? La Historia no sólo absolvió si no que legitimó el Movimiento [26 de Julio] de Fidel y a la Revolución Cubana, como un verdadero Patrimonio de toda la humanidad. ¡Por cualquier continente por donde pasa, la Revolución Cubana reparte médicos, profesores, salva vidas, alfabetiza, distribuye vacunas y ejemplos humanistas!
El 4 de febrero de 1992 es hijo del Caracazo
Cuando Chávez se lanza a derrocar el corrompido y entreguista gobierno de Carlos Andrés Pérez, responsable de la sanguinaria represión del levantamiento popular conocido el Caracazo, en 1989, tenía sobre sus hombros toda esta carga histórica. ¡Sobre todo, la herencia de Bolívar! Y la responsabilidad de mostrarlo vivo y corriendo por las calles, no en un Mausoleo donde lo quería la carcomida burguesía venezolana, inerte y apenas representante del pasado. La lectura dialéctica hecha por Chávez de las ideas de Bolívar se comunicó creativamente con la conciencia popular, dando al pueblo venezolano un horizonte histórico, un sentido revolucionario de lo que significa tener Patria. El 4 de febrero de 1992 nace de la furia popular desatada en el Caracazo. Es su superación histórica, organizada en un nivel superior, con un objetivo político definido!
Hubo expresiones de incomprensión inicial en relación con el movimiento de Chávez: algunos dirigentes de la izquierda brasilera llegaron a ver en el aquel audaz levantamiento del 4 de febrero de 1992 apenas un cuartelazo, con olor a golpismo. Una vez más, como en tantas situaciones similares, acciones revolucionarias prácticas y concretas revelan y desnudan visiones conservadoras de sectores de la propia izquierda en relación a movimientos como aquél liderado por Chávez.
Inmediatamente Chávez no alcanza el objetivo. Es apresado.
Más, se transforma en el hombre más popular de Venezuela, aún en prisión. Filas y más filas de gente del pueblo se forman frente al presidio, los días de visita, para ver a Chávez. Era el pueblo venezolano entrando en escena.
Una de las reivindicaciones de la pauta política del levantamiento del 4 de febrero fue la convocatoria a una Asamblea Constituyente. Tal como ocurrió con los otros movimientos citados anteriormente, que también poseían reivindicaciones de cuño democratizador, el 4 de febrero alcanza los brazos de la Historia, y Chávez sale de prisión para ser electo Presidente de la República, jurando ante una Constitución moribunda que la transformaría, y llamando a la Constituyente, tal como ocurriera en Ecuador y Bolivia.
Día de la Dignidad Nacional de Venezuela
Hoy, 23 años después de aquel 4 de febrero, es importante que la izquierda latinoamericana, y no sólo ella, tengan en cuenta las lecciones dejadas por el accionar extraordinario de Chávez como dirigente político revolucionario de envergadura universal, a pesar de que algunos dirigentes de izquierda aún crean que sería mejor que militares como Chávez se queden en los cuarteles… ¡¡Imaginen qué desperdicio histórico si Chávez no hubiese dejado los cuarteles en su acción revolucionaria, transformadora de Venezuela!! Y, además, convirtiendo a Venezuela en la palanca protagonista, según la visión bolivariana, que impulsara la integración de América Latina y el Caribe, que ya registra pasos concretos, como la creación del ALBA, de TeleSur, de Petrosul, de PetroCaribe, del Banco del Sur, UNASUR, CELAC, de la Operación Milagro, que ya salvó, en colaboración con Cuba, a millones de ciudadanos latinoamericanos de la ceguera, gratuitamente.
Este es un balance mínimo que se debe hacer del levantamiento cívico militar del 4 de febrero de 1992, Día de la Dignidad Nacional, cuando una fuerza revolucionaria se levantó, sacó a Bolívar del Mausoleo, y lo juntó a caminar con las canciones de Alí Primera, cantor revolucionario interpretado por Chávez, transformando a Venezuela en un país sin analfabetos, sin hambre, con extraordinarios avances en la salud, en la vivienda, en la reducción de la miseria. Uno de los países con menor desigualdad social y que mejor cumple las metas del milenio de la ONU para América Latina. Un país que realizó todas esas transformaciones con un estupendo apoyo popular, venciendo 15 de 16 elecciones, referendos o plebiscitos que se han realizado durante el período de la Revolución Bolivariana.
Poderoso ejemplo para los pueblos, la audacia de Chávez y la Revolución Bolivariana, que dio su salto aquel 4 de febrero de 1992, camina por las avenidas de la Historia, al lado de otros rayos de luz transformadores, como la Revolución de los Claveles, como el Capitán Thomas Sankara, líder de la Revolución Socialista de Burkina Faso, en África, llamado por el comandante venezolano el Ché Guevara negro. En este momento en que Venezuela, por sus transformaciones, por su posición soberana e independiente, por su estímulo a la integración de América Latina, es blanco de permanentes acciones desestabilizadoras y golpistas por parte del imperio, es imprescindible que todos los países de la CELAC, entre ellos Brasil, así como las fuerzas progresistas brasileras, renueven, amplíen, profundicen y consoliden acciones concretas de solidaridad con la Revolución Bolivariana, tal como viene haciendo la Presidenta Dilma.
Original en portugués en E. D. H Cuba
Trad. RCBáez
*Carlos Alberto Almeida [Beto Almeida] Periodista brasileño, miembro del Csjo. Editorial de "Brasil de Fato" y miembro de la Junta Directiva de TeleSur, así como de la Comisión de Justicia y Paz de la Confederación Nacional de Obispos de Brasil y correspondiente de la Radio de Madres de Plaza de Mayo, en Argentina. Recibió la Medalla Félix Elmuza de la Unión de Periodistas de Cuba.