Editorial de The New York Times: La impresionante contribución de Cuba en la lucha contra el Ébola
20 de Outubro de 2014, 16:53 - sem comentários aindaCuba es una isla pobre y relativamente aislada. Queda a más de 7,000 kilómetros de los países africanos donde el ébola se está esparciendo a un ritmo alarmante. Sin embargo, debido a su compromiso de desplazar a cientos de médicos y enfermeros al eje de la pandemia, Cuba podría terminar jugando el papel más destacado entre las naciones que están trabajando para refrenar la propagación del virus.
La enorme contribución de Cuba, sin duda, forma parte de sus esfuerzos por mejorar su estatus en el escenario mundial. Aún así, debe ser aplaudida e imitada.
El pánico que ha generado la epidemia alrededor del mundo no ha producido una respuesta adecuada por parte de las naciones que tienen la capacidad de contribuir. Aunque Estados Unidos y otros países han ofrecido su disposición a contribuir dinero, únicamente Cuba y unas pocas organizaciones no gubernamentales están proporcionando lo que se necesita con mayor urgencia: profesionales médicos dispuestos a atender pacientes.
Los médicos en África occidental necesitan urgentemente apoyo internacional para construir centros de aislamiento y poner en práctica mejores mecanismos para diagnosticar pacientes, antes de que desarrollen síntomas avanzados. Más de 400 profesionales médicos han sido infectados y, aproximadamente, 4,450 pacientes han muerto. Dado que se han diagnosticado unos pocos casos en Estados Unidos y Europa, las autoridades médicas temen que el virus pronto podría volverse una crisis mundial.
Es lamentable que Washington, el principal contribuyente financiero a la lucha contra el ébola, no tenga vínculos diplomáticos con La Habana, dado que Cuba podría terminar desempeñando la labor más vital. En este caso, la enemistad tiene repercusiones de vida o muerte, ya que las dos capitales no tienen mecanismos para coordinar sus esfuerzos a alto nivel.
Para la administración Obama, este dilema tiene que enfatizar la idea de que los frutos de normalizar la relación con Cuba conlleva muchos más beneficios que riesgos.
De los extranjeros que trabajan en África occidental, los médicos cubanos van a estar entre los más expuestos y, es muy posible, que algunos contraigan el virus. La Organización Mundial de la Salud está coordinando la labor de los médicos, pero no está claro cómo manejaría la atención y el traslado de aquellos que llegaran a enfermarse. Para transportar pacientes con ébola se necesitan equipos de expertos y aviones equipados con cabinas de aislamiento. La mayoría de compañías de seguros han dicho que no están dispuestas a trasladar pacientes con ébola.
El Secretario de Estado John F. Kerry elogió el viernes el “coraje de todo profesional médico que está asumiendo este desafío”, e hizo una alusión breve a la contribución de Cuba. El Ejército estadounidense ha desplazado aproximadamente 550 soldados para respaldar a las autoridades médicas en los países afectados. Sería cuestión de sentido común y compasión que el Pentágono les ofreciera asistencia a los cubanos, en caso de que alguno se enfermase. Por ejemplo, debería darles acceso al centro médico que construyó en la capital de Liberia, y ayudar con la evacuación de médicos enfermos. Es indispensable reconocer que la labor de los especialistas cubanos contribuye al esfuerzo mundial.
Sin embargo, las autoridades estadounidenses, insensiblemente, se han rehusado a indicar si estarían dispuestos a brindar algún tipo de apoyo.
Miembros del sector médico en Cuba son conscientes de los riesgos que toman al asumir misiones peligrosas. Médicos cubanos desempeñaron el rol principal en la lucha contra el cólera en Haití, después del terremoto de 2010. Cuando algunos regresaron enfermos a Cuba, la isla tuvo que combatir el primer brote de la enfermedad en una década. Si el ébola llegara a Cuba, representaría un desafío más serio para la isla y la región, lo que elevaría el riesgo de que se dispare el número de casos en el hemisferio.
Cuba ha enviado médicos y enfermeros a zonas de desastre durante décadas. Luego del huracán Katrina en 2005, el Gobierno en La Habana ofreció enviar a equipos médicos para atender heridos en Nueva Orleans. Líderes estadounidenses rechazaron ese ofrecimiento. Pero se alegraron al oír, en días recientes, que Cuba estuviera movilizando un grupo para misiones en Sierra Leona, Liberia y Guinea.
Con apoyo técnico de la Organización Mundial de la Salud, el gobierno cubano capacitó a 460 médicos y enfermeros en cuanto a las estrictas precauciones que son necesarias para atender a los pacientes que padecen un virus altamente contagioso. El primer grupo, conformado por 165 profesionales, llegó a Sierra Leona en días recientes. José Luis Di Fabio, el representante de la entidad de salud, dijo que el equipo enviado a África incluye médicos que han trabajado anteriormente en la región, lo cual los hace aún más valiosos. “Cuba cuenta con un personal de salud muy competente”, dijo Di Fabio, quien es de origen uruguayo.
Di Fabio dijo que las sanciones que Estados Unidos mantiene sobre la isla han generado dificultades para el sector médico, ya que varios centros carecen de equipos modernos y suministros suficientes.
En una columna publicada este fin de semana en el diario del Gobierno cubano, Granma, Fidel Castro argumenta que Estados Unidos y Cuba deben poner a un lado sus diferencias, así sea temporalmente, para combatir una amenaza global. Tiene toda la razón.
(Fuente The New York Times, que publicó este editorial en inglés y español)
Tomado de Cubadebate
Declaración de la Cumbre Extraordinaria del ALBA-TCP sobre el Ébola
20 de Outubro de 2014, 13:16 - sem comentários aindaProfundamente preocupados por la catástrofe humanitaria en África Occidental causada por el Ebola, que ha sido considerada por la Organización Mundial de la Salud (OMS) como “emergencia de salud pública” de preocupación internacional en relación con la amenaza que representa la propagación a otros países y regiones del mundo.
Conscientes de la urgencia de que la comunidad internacional en su conjunto, en plena cooperación con la Organización Mundial de la Salud (OMS), la Organización Panamericana de la Salud (OPS) y la Misión de las Naciones Unidas para el Enfrentamiento de Emergencia al Ébola (UNMEER), acometan acciones para enfrentar este flagelo con todos los recursos necesarios.
Constatando con preocupación que los recursos internacionales requeridos para acometer acciones rápidas y eficaces para enfrentar la epidemia del ébola continúan siendo insuficientes para enfrentar lo que puede convertirse en una de las pandemias más graves en la historia de la humanidad.
Reafirmando que el ALBA-TCP se sustenta en principios de solidaridad, cooperación genuina y complementariedad entre nuestros países, y el compromiso con los pueblos más vulnerables y con la preservación de la vida en el planeta.
Convencidos de que es imprescindible la adopción de medidas de cooperación eficaces y urgentes que, a través de acciones coordinadas del sector de la salud y otros sectores, contribuyan a impedir que la epidemia del ébola se extienda a los países de nuestro hemisferio.
Recordando lo establecido en el Reglamento Sanitario Internacional (2005) y la Hoja de Ruta de Respuesta al Ébola de la OMS, del 28 de agosto de 2014, que tiene por objeto detener la transmisión de la enfermedad del Ébola a escala global, y encarar las consecuencias de cualquier nueva propagación internacional.
Subrayando que es posible contener el brote del Ébola, en particular mediante la aplicación de las acciones establecidas en materia de seguridad y salud, y otras medidas preventivas que han demostrado su eficacia
Acordamos:
1. Coordinar nuestros esfuerzos para prevenir y enfrentar la epidemia del Ébola, incluida la rápida prestación y utilización de la asistencia entre nuestros países, con trabajadores sanitarios y los suministros y materiales pertinentes.
2. Atender con prioridad las necesidades especiales de los hermanos países del Caribe, que les permitiría beneficiarse de la cooperación para prevenir y enfrentar el Ébola que acuerden los países del ALBA-TCP.
3. Activar la Red de Vigilancia epidemiológica del ALBA-TCP cuya creación fue acordada en la I Reunión de Ministros de Salud de la Alianza, que tuvo lugar el pasado 25 de febrero de 2014, en Caracas.
4. Apoyar decididamente a las brigadas médicas voluntarias especializadas en el enfrentamiento a desastres y grandes epidemias, del Contingente “Henry Reeve” de la República de Cuba, que laboran en países de África. En este sentido, expresamos nuestra disposición como Alianza Bolivariana a contribuir con personal de salud altamente calificado para que se sumen a los esfuerzos de este Contingente en tareas que sean requeridas en la región latinoamericana y caribeña.
5. Establecer mecanismos nacionales para diagnosticar y aislar rápidamente los presuntos casos de infección, teniendo en cuenta las manifestaciones clínicas iniciales de la enfermedad, la historia de viaje y/o la historia de exposición reportada por el paciente u obtenida en la investigación epidemiológica.
6. Compartir y generar capacidades para el diagnóstico de enfermedades que requieran laboratorios con un nivel adecuado de bioseguridad.
7. Diseñar y ejecutar campañas de educación pública sobre la prevención y la respuesta al Ébola, dirigidas a aumentar la preparación de la población y fomentar su confianza.
8. Proporcionar y reforzar las medidas preventivas para la detección y mitigación de la exposición a la infección del Ébola y proporcionar tratamiento y servicios médicos eficaces para el personal de respuesta.
9. Reforzar las medidas de vigilancia y control epidemiológico en las fronteras, en particular en puertos y aeropuertos.
11. Crear un grupo de profesionales de diferentes especialidades para la capacitación del personal de salud en los temas de bioseguridad, incluido el uso de equipos de protección personal ante casos sospechosos o confirmados de ébola, la atención a las enfermedades hemorrágicas y al paciente en estado crítico, que puedan convertirse en facilitadores y asesores en sus respectivos países.
12. Asegurar, en la mayor cantidad posible de instalaciones del sistema de salud, equipos médicos de reserva e insumos vitales para el manejo de la enfermedad.
13. Fomentar las investigaciones científicas, epidemiológicas y biológicas sobre el ébola en el marco del ALBA-TCP, y propiciar la cooperación en esta esfera con otros países, como contribución a los esfuerzos internacionales dirigidos a enfrentar la epidemia y con el objetivo de consolidar la independencia científica, médica y sanitaria de los países de la Alianza.
14. Perfeccionar los mecanismos de información entre nuestros países, de tal forma que se mantenga actualizada la situación epidemiológica en los países del ALBA-TCP y se diseminen con mayor facilidad las experiencias adquiridas.
15. Apoyar decididamente las iniciativas de las Naciones Unidas, en particular de la OMS/OPS y de la UNMEER, encaminadas a implementar las recomendaciones del Comité Internacional de Emergencia del Reglamento Sanitario.
16. Fomentar la cooperación en la esfera del enfrentamiento y prevención del ébola con otros países del Hemisferio y emprender aquellos programas conjuntos que contribuyan a lograr ese fin.
17. Convocar los días 29 y 30 de octubre, en La Habana, Cuba, una reunión técnica de especialistas y directivos de los países del ALBA-TCP para intercambiar experiencias y conocimientos, así como concertar estrategias de prevención y enfrentamiento a la amenaza de la epidemia del ébola.
18. Encargar a los Ministros de Salud de los países del ALBA-TCP la elaboración de un Plan de Acción a la luz de las propuestas de la reunión técnica de especialistas y directivos, y su aplicación inmediata, en coordinación con la OPS/OMS. Dicho Plan deberá ser presentado a la consideración de los Jefes de Estado y Gobierno del ALBA-TCP, a más tardar el día 5 de noviembre de 2014.
19. Utilizar todos los recursos a disposición de la Secretaría Ejecutiva del ALBA-TCP para apoyar las iniciativas acordadas.
20. Felicitar a la República Bolivariana de Venezuela por la donación de cinco millones de dólares para combatir el Ébola, y que fueron entregados al Secretario General de la ONU Ban Ki Moon el pasado 16 de octubre de 2014.
21. Felicitar a la República de Cuba y su pueblo por la demostración de solidaridad con los hermanos países de África Occidental a través del envío de personal médico cubano
22. Proponer que la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) promueva esfuerzos regionales encaminados a prevenir y enfrentar la amenaza de la epidemia del Ébola.
23. Continuar colaborando con los países de África afectados por la epidemia, mantener la cooperación existente con los no afectados e incorporar las experiencias de las brigadas especializadas en el enfrentamiento a desastres y grandes epidemias, que allí laboran.
La Habana, 20 de octubre del 2014
FOTO AIN /Marcelino VÁZQUEZ HERNÁNDEZ
Intervención del Presidente Raúl Castro en la inauguración de la Cumbre Extraordinaria del ALBA-TCP sobre el ébola
20 de Outubro de 2014, 12:38 - sem comentários aindaExcelentísimo Señor David Nabarro, enviado especial del Secretario General de las Naciones Unidas:
Excelentísima Señora Carissa Etienne, directora de la Organización Panamericana de la Salud:
Excelentísimo Señor Didacus Jules, director general de la Organización de Estados del Caribe Oriental:
Les damos la más calurosa bienvenida a nuestro país con motivo de celebrarse la Cumbre Extraordinaria del ALBA sobre el Ébola, convocada a iniciativa del Presidente Maduro.
Compañeras y compañeros:
Una terrible epidemia se propaga hoy sobre los hermanos pueblos de África y nos amenaza a todos. El ébola ha dejado un saldo elevado de casos diagnosticados y fallecidos en varios países, incluyendo dos naciones ubicadas fuera de ese continente.
Constituye un inmenso reto para la humanidad, que debe enfrentarse con la más absoluta urgencia. Se requieren acciones de la comunidad internacional en su conjunto, bajo la conducción de la Organización Mundial de la Salud, la Organización Panamericana de la Salud y la Misión de las Naciones Unidas para el Enfrentamiento de Emergencia al Ébola.
Como parte del crisol de las culturas latinoamericanas y caribeñas, por las venas de “Nuestra América” corre sangre africana, aportada por quienes lucharon por la independencia y contribuyeron a crear la riqueza de muchos de nuestros países y de otros, incluyendo los Estados Unidos.
África y Cuba están unidas por entrañables lazos. Más de 76 mil colaboradores cubanos han prestado sus servicios de salud en 39 países. Se han formado 3 392 médicos provenientes de 45 naciones, de manera totalmente gratuita.
En la actualidad, más de 4 mil cooperantes cubanos de la salud laboran en 32 países africanos y como explicará nuestro Ministro de Salud Pública, se incorporan todos al esfuerzo preventivo contra el ébola.
El pasado primero de octubre, respondiendo a la solicitud realizada por la Directora General de la Organización Mundial de la Salud, doctora Margaret Chan, y el Secretario General de la Organización de las Naciones Unidas, señor Ban Ki-moon, una brigada médica especializada de Cuba viajó a Sierra Leona para participar en el enfrentamiento a esta epidemia y mañana martes 21 de octubre partirán rumbo a Liberia y Guinea otras dos brigadas, cuyas avanzadas ya se encuentran en ambos países.
Las numerosas alertas y preocupaciones sobre la insuficiencia de recursos aportados y el ritmo de las acciones, expresadas en días recientes, reflejan una creciente conciencia universal sobre la necesidad de actuar con urgencia a fin de evitar una crisis humanitaria de impredecibles consecuencias.
Tengo la convicción de que si esta amenaza no se frena y resuelve en África Occidental, con una respuesta internacional inmediata, eficaz y con recursos suficientes, coordinada por la Organización Mundial de la Salud y las Naciones Unidas, puede convertirse en una de las pandemias más graves de la historia de la humanidad.
Ese noble y urgente objetivo reclama el esfuerzo y el compromiso indispensables de todas las naciones del mundo, según las posibilidades de cada una.
Consideramos que debe evitarse cualquier politización de este grave problema que nos desvíe del objetivo fundamental, que es la ayuda en el enfrentamiento a esta epidemia en África y en la prevención en otras regiones.
A partir de lo que le expresé al Secretario General de la ONU el pasado 5 de septiembre, orientamos a nuestros representantes que participaron en eventos realizados en la Organización Mundial de la Salud y las Naciones Unidas, ratificar que Cuba está dispuesta a trabajar codo con codo, con todos los países, incluyendo los Estados Unidos.
Según las modestas experiencias del sistema de salud cubano, se necesita voluntad integradora, organización, planificación y articulación del trabajo no solo asistencial y curativo, sino preventivo, que requiere, como complemento indispensable, una labor sistémica y permanente, gran disciplina en el cumplimiento de los protocolos médicos, rigor y exigencia. En el transcurso de la reunión, trataremos los aspectos prácticos.
La manera de evitar ser afectados por el virus es prepararnos intensamente y trabajar colectivamente en las Américas en medidas preventivas y de manejo de la enfermedad para evitar su propagación.
Deseamos ofrecer a los integrantes del ALBA y de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC), propuestas de cooperación colectiva que puedan contribuir a la capacitación del personal de la salud y diseñar y aplicar medidas eficaces e integrales de prevención, dando prioridad a Haití y a los países del Caribe. Debemos contribuir todos con los estados que presenten mayores vulnerabilidades. Invitamos también a cooperar en este empeño a las naciones de América del Norte.
Si los respectivos gobiernos estuvieran de acuerdo, nuestros colaboradores de la salud, que actualmente prestan servicios en América Latina y el Caribe, están dispuestos a apoyar, en todo lo que esté a su alcance, para prevenir, entrenar personal y ofrecer asesoría.
En pocas palabras, en 25 países de Nuestra América contamos con 45 mil 952 colaboradores de la salud cubanos, de ellos 23 mil 158 médicos, el 50.4 por ciento, quienes junto a sus colegas del continente, constituyen una poderosa fuerza para cumplir este objetivo.
Tengamos presente, que muchos países de nuestra región disponen de 23 mil 944 médicos graduados hasta hoy en universidades cubanas, fundamentalmente en los últimos 15 años.
Finalmente, el 14 de diciembre, conmemoraremos en una nueva Cumbre, en La Habana, el X Aniversario de la Alianza, fruto de la voluntad de los pueblos de nuestra región y la acción de Hugo Chávez Frías y Fidel Castro Ruz. Los esperamos y podremos pasar balance a lo que hoy acordemos.
Sin más, dejamos inaugurada esta Cumbre Extraordinaria.
Muchas gracias.
Fuente ALBA-TCP
Siga paso a paso desarrollo de la Cumbre en
Hacer de la Revolución una estrella
20 de Outubro de 2014, 1:15 - sem comentários aindaVersión de las palabras pronunciadas por el Dr. Eusebio Leal en el homenaje que la Asamblea Nacional del Poder Popular, encabezada por su presidente Esteban Lazo, le rindiera este sábado a destacados escritores, artistas y trabajadores de la cultura, a propósito del 20 de octubre, Día de la Cultura Nacional
Durante nueve días hemos acompañado en secreto al Ejército Libertador, recién ordenado, en su marcha hacia su destino: la que fue la primera capital de la Revolución, la heroica ciudad de Bayamo. A decir de Máximo Gómez, a ella, a Bayamo, reservaría la historia un lugar preferente. Llegada la hora terrible, en medio del desconcierto, se abría un destino arduo y difícil, y en tales circunstancias dieron fuego a una de las villas primadas de Cuba, para convertirla en una montaña de pavesas antes de entregarla al adversario. Una nueva Numancia recordaría al opresor la estirpe que, como raíz medular, alimentaba el sentimiento del pueblo que lo había acunado.
Nuestro pueblo comenzó su epopeya aquel día 10 de octubre. A un hombre de valor supremo, pequeño de estatura, hombre de la cultura, intelectual, que había recorrido el mundo —privilegio que no tenían todos—; que tenía el don de conocer lenguas diversas, que escribía versos, como los que le inspiraron la majestad del Pico Turquino, le tocó conducir al pueblo cubano.
Siente uno el alma conmovida cuando lee las cartas, las narraciones, el dolor infinito de los que estaban lejos, o de aquellos que veían partir a los suyos sin poderlos asistir en la soledad del monte. ¡Tal fue el desafío! De ahí surgieron figuras apolíneas de la historia de Cuba; figuras que, asistidas de una conciencia clara, o desarrollando sus cualidades intelectuales a través de la lucha, se dieron cuenta de la soledad de nuestro esfuerzo, y de la necesidad de la unidad nacional. Este gran hombre, murió el 27 de febrero de 1874 sin ver realizados sus sueños.
Pero Cuba tuvo privilegios particulares. Martí, hombre nuevo, nacido de aquellas esperanzas, fue la voz más alta de Cuba: Una voz pura y elevada, un hombre que supo valorar exactamente la intensidad del dolor profundo. Siendo hijo de madre y padre españoles, se entregó por completo al culto patrio desde los días de su más temprana juventud. Hombre, como Céspedes, no perfecto, pero sí admirable en su obra, se consagró a ella con su voz perfectamente timbrada, con su capacidad de escribir sin reposo, con su capacidad de orar y convertir a las multitudes sin los artilugios de la amplificación. Así se le vio en Centroamérica, en las islas, en el istmo panameño, en la ciudad de Nueva York; en todas partes logró unir lo que estaba deshecho.
Y uniendo, después de la derrota y del desamparo y del olvido, halló en Antonio Maceo y en Máximo Gómez los aliados indispensables para que el pueblo cubano volviese a tomar las armas, único camino de alcanzar la libertad.
Soldado, como le creó Máximo Gómez a la orilla de una playa, fue capaz, después de crear un partido político para dirigir una Revolución, después de crear un periódico para centrar el ideal de Cuba, llamándolo Patria, sintió, como compañera de su destino, a la muerte que lo acechó en el lugar en que se confrontan los ríos más caudalosos del oriente de Cuba, allá donde el sol se eleva entre las montañas, entre el Cauto y el Contramaestre.
Tenía 42 años cuando se apagó su vida, pero tenía una certeza profunda que dejó plasmada en palabras inolvidables: "Mi verso crecerá bajo la yerba, yo también creceré". Esa fue la ilusión de los que sin patria habían seguido la huella trazada bajo los mangos de Baraguá por Antonio: aquel hombre de hermosa figura, de pensamiento tan fuerte como su brazo; aquel que fue llamado de bronce no solo por su color sino también por su capacidad, que rozó la inmortalidad hasta aquel 7 de diciembre, día en que los cubanos inclinamos la cabeza ante todos los que murieron por la libertad.
Tuvo como compañero de armas a un extranjero ilustre, a uno que venía de las islas de Hostos y de Betances, y ese viejo militar —no tan viejo ahora cuando sabemos su edad cierta—, el chino viejo como le llamaron, fue el que escuchó aquellas solemnes palabras en la casita de Montecristi: El Partido Revolucionario Cubano viene hoy a rogar a usted que, repitiendo su sacrificio, ayude a la Revolución, como encargado supremo del ramo de la guerra, a organizar, dentro y fuera de la Isla, el Ejército Libertador (...) Yo ofrezco a usted, sin temor de negativa, este nuevo trabajo hoy que no tengo más remuneración que brindarle que el placer de su sacrificio y la ingratitud probable de los hombres...
¡Qué certeza profunda! ¡Qué tristeza cuando oímos esas palabras! Sin embargo, más allá de todo ello quedó marcada en el tiempo y en la historia universal la huella de los cubanos redimidos en espíritu y que esperaban en carne alcanzar la libertad.
Fue un intelectual, Fidel Castro Ruz, el joven abogado quien, en la Universidad de La Habana, cuando nada podía esperarse porque nadie sabía de él, de su procedencia, levantaría su voz uniendo allí a todos en medio de ese fermento que para la juventud cubana fue, precisamente, nuestra acrópolis, la Colina sagrada, el lugar donde el Alma Mater todavía nos espera. Por esa Colina descendieron en muchas ocasiones, muchos jóvenes apaleados y perseguidos. De ella surge la figura de José Antonio Echeverría y de tantos otros que dieron su vida por Cuba.
Llegan los días azarosos del Moncada y del Granma. No olvidemos que por esa escalinata también un joven cubano llevaba al frente la bandera. Esa bandera que sostiene hoy cuando el líder histórico de la Revolución Cubana, el Comandante en Jefe, descansa en su reposo físico, mas no intelectual. Sus palabras, como las más recientes, Lo que no debemos olvidar, son una lección en medio del debate que por largos años ha sostenido la Revolución a pesar de que, al paso del tiempo, sentimos en nuestros cuerpos a veces el cansancio, las heridas, la incomprensión; a veces el choque, porque no se bebe en la fuente de la renovación y revolución total de la que hablaron tan tempranamente el propio Céspedes, Martí, Fidel. Una revolución totalizadora que nos permita remediar los temas de hoy, que nos permita escribir el poema de hoy, hacer la literatura para hoy y para mañana, tributar para hoy y para los que vienen detrás.
Esta Revolución que supo construir su soberanía y su derecho, tiene el derecho de encontrar su propio camino. Debo decir con franqueza que no encuentra émulos en la faz de la tierra. Encuentra amigos, pero, desgraciadamente, creo, no encuentra émulos en su proeza. Solos en la Isla, con amenazas y promesas, sobrevivimos. Nuestro es el problema y nuestra es también la solución.
Tenemos que tener mente amplia, ojos de largo alcance. Tenemos que tener sentido común, no podemos agraviar la esperanza, ni entregar el destino al caos. Nuestra verdadera tarea es hacer de la Revolución una estrella que lleva sobre la frente todo el que ha vivido en su apogeo, y que a veces ni su propia ignominia podrá borrar.
FOTO AIN/ Abel PADRÓN PADILLA
¿Por qué un 20 de octubre?
20 de Outubro de 2014, 0:24 - sem comentários aindaPor Graziella Pogolotti
Dos veces dice patria el Himno de Bayamo. La primera, nos contempla orgullosa. Encarna el ideal que ha tomado cuerpo en el nacimiento de la nación. La segunda alude al combate, entendido como siembra y resurrección, muerte y continuidad en la plenitud del ser.
En pueblos como los nuestros, cultura y nación son procesos inseparables de permanente construcción. Y los símbolos pertenecen al ámbito de la cultura. Un 20 de octubre cristalizaba en el Himno de Bayamo el acto audaz de cortar de un solo tajo el nudo gordiano que nos ataba a la metrópoli. Junto a la libertad política, Carlos Manuel de Céspedes en La Damajagua emancipó a sus esclavos y los convidó a participar en el esfuerzo común por hacer una nación, solo verdadera si pertenecía a todos, rompiendo las cadenas impuestas por España y el grillete infame soldado por la sacarocracia criolla.
Forjado en la pelea, firme, flexible y delicado hilo de acero, el Himno de Bayamo nos ha acompañado en las buenas y en las malas, en la euforia del triunfo y en el dolor de las pérdidas. Su letra y sus notas nacieron de una memoria artística, del contacto con una realidad concreta y de los sueños que inspiran el combatir, el hacer y el fundar, tareas permanentes todas, porque fundamos en cada amanecer, creamos lo grande y lo pequeño en la tarea de cada día y soñamos siempre porque ellos son fuente inextinguible de aliento vital.
Y no ha sido fácil. En aquel octubre cobraba forma la lucha contra el coloniaje. Lo que estaba comenzando en el enfrentamiento con España —la más larga entre las guerras de independencia del Continente— continuaría en la lucha antimperialista y ha pasado ahora a la resistencia ante el dominio planetario del capital financiero. Desde el principio tuvimos conciencia de nuestra condición de latinoamericanos. Mediado ya el siglo XX descubrimos nuestra pertenencia al más amplio territorio de un llamado tercer mundo, ubicado en otras geografías e infiltrado cada vez más en el corazón de las potencias hegemónicas.
Rubén Martínez Villena nos había llamado a “extirpar la dura costra del coloniaje”. Tardamos un buen tiempo en asimilar el verdadero alcance de su mensaje. Soberanía e independencia eran inseparables de un verdadero proyecto de emancipación humana. La guerra necesaria tiene que librarse simultáneamente en múltiples instancias: la económica, la política, la social y la cultural. Porque la opresión secular se instauró mediante la violencia y la castración de las culturas originarias. Intentaron modelar nuestras conciencias y lo siguen haciendo con el empleo de métodos más sofisticados y seductores. Construyen ilusorias expectativas de vida, inoculan sentimientos de inferioridad e instauran el autoritarismo de un modelo único.
Por razones geográficas y por el desarrollo de una economía que, desde el siglo XIX, se orientó hacia la monoproducción y el comercio internacional, el proceso histórico cubano nunca ha permanecido al margen del panorama internacional. Mucho menos lo está ahora en el contexto de la globalización neoliberal. El derrumbe del campo socialista repercutió duramente en los niveles de vida y en el tejido social del país, con la consiguiente repercusión en el plano de los valores. Hoy se acrecienta la visibilidad de las desigualdades. En tales circunstancias, el papel de la subjetividad adquiere una importancia de primer orden. Educación y cultura asumen un papel estratégico, aparejada a los problemas del desarrollo económico.
El indispensable cambio de mentalidad no puede derivarse de conceptos economicistas y tecnocráticos. De acuerdo con nuestra tradición de pensamiento, habrá de ser humanista, vale decir, integradora, en el polo opuesto a la instrumentalización del ser humano propuesta por el modelo hegemónico. Es el momento de proceder a un anclaje en lo más profundo de la nación y reencontrarnos en el qué somos, de dónde venimos y hacia dónde vamos, para poder responder de la manera más efectiva al desafío de Simón Rodríguez, el maestro de Bolívar: “inventamos o erramos”.
Inventar no implica improvisar. Exige estudio e investigación. Ha llegado la hora del actuar y el pensar, de retomar en función del presente el enorme capital intelectual acumulado por la nación cubana desde sus orígenes, nunca para repetir fórmulas de antaño, sino para beneficiarnos todos del espíritu que animó a los fundadores y se mantuvo vivo en medio del desamparo de la república neocolonial. La clave estuvo siempre en aguzar el bisturí hacia dentro conjugando la interdependencia de los factores económicos, sociales y culturales.
Letra y notas del Himno de Bayamo son el canto de la nación y la cultura imbricadas. Símbolo sagrado del grito de independencia, sintetizan el rico imaginario que nos identifica y en el que nos reconocemos. Es fruto de la memoria acumulada por las manos bien negras que hicieron el azúcar blanco junto a las manos blancas que hicieron el tabaco negro, al decir de Fernando Ortiz, de los constructores que edificaron pueblos y ciudades, de los mitos que vinieron de todas partes, de quienes nos enseñaron a pensar, de los poetas, músicos y pintores que mostraron lo que todavía no era visible, del campamento mambí donde todos aprendieron a sobrevivir, del modo de celebrar y de compartir. Por esas y tantas otras razones, el 20 de octubre se rinde homenaje a la cultura nacional.
Tomado de Periódico Granma