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La Polilla Cubana

3 de Abril de 2011, 21:00 , por Desconhecido - | No one following this article yet.
Mi blog es una ventana abierta sobre Cuba y el mundo, desde la verdad y la justicia

El 20 de octubre de 1868 nació la Patria

20 de Outubro de 2012, 21:00, por Rosa C. Báez Valdés - 0sem comentários ainda

Publicado por Raisa Martín Lobo

Cuba está de fiesta nacional. Vive la fecha en que recordamos el momento en que los bayameses el 20 de octubre de 1868,  escucharon por primera vez la letra del enérgico canto donde  se jura que "morir por la Patria es vivir", canto con el que quedó simbólicamente sellada la articulación entre justicia, libertad e identidad en el destino de la nación cubana: nuestro Himno Nacional.

Pliegos de la época reseñan que centenares de bayameses enardecidos, reunidos en la Plaza, hombres, mujeres, niños y ancianos, corearon la letra de lo que ha quedado plasmado como el grito de independencia y libertad, a la vez que devino bandera de lucha permanente de nuestro pueblo. Ese día en Bayamo, nació la Patria y la Nacionalidad Cubana.

La trascendencia histórica, política y social de la marcha entonada aquel día de octubre, devino una verdadera demostración de amor a la patria. Pero además, evidenciaba las ansias de libertad, la decisión de combate y expresión genuina de arte y cultura caladas de una inmaculada cubana.  

La obra de la inspiración del patriota cubano Perucho Figueredo, se componía como reafirmación de nuestra independencia y soberanía. El Himno Nacional, canto pleno a la insurrección libertadora y la abolición de la esclavitud, constituye una sentida manifestación artística de la conciencia cubana; de la sangre y sacrificio de un pueblo que nunca dejó de luchar por su libertad e independencia.

Fuente La Guantanamera






Salvaje represión policial en provincia panameña de Colón (+ Video)

19 de Outubro de 2012, 21:00, por Rosa C. Báez Valdés - 0sem comentários ainda
Compañeros del mundo, les solicitamos que alcen su voz de protesta en contra de la salvaje y racista represión de que es objeto la provincia panameña de Colón.

El pueblo colonense se ha levantado en protesta por la defensa de los activos nacionales y el gobierno derechista, neofascista del presidente Ricardo Martinelli ha arremetido con guardias guarda fronteras, con armas de guerra y ha dictado un estado de sitio a toda la provincia colonense.

Les adjuntamos video que muestra uno de los tantos abusos que se estan dando en contra de la población indefensa, lo cual ya ha provocado un niño de 9 años asesinado, más de 8 heridos de bala y más de 200 detenidos.
"Sin orden judicial ninguna, la policia vestida de civil entraba a los multifamiliares como este de calle 1, ciudad de Colón, para requizar las casas y arrestar a cualquier persona, entre ellos niños. En el video se ve como golpean a un joven y a un niño y le disparan al joven que está grabando el abuso".
Fdo. Cristóbal Segundo vía e-mail
Contrainjerencia: Panamá: un niño muerto, 30 personas heridas, en salvaje represión de protesta

Un niño muerto, al menos 30 personas heridas, entre civiles y policías, han dejado los enfrentamientos que se iniciaron desde este martes en Colón, ubicada a una hora y media de la ciudad de Panamá (capital), en medio de las protestas por la puesta en marcha de una ley que autoriza al Estado a vender tierras en esta zona franca.

La colaboradora de teleSUR en ese país, Claudia Figueroa, confirmó la muerte de un niño de nueve años a causa de un disparo en el abdomen, e informó además sobre la detención de 80 personas durante los disturbios que persisten tras la declaración del toque de queda en la ciudad ubicada al norte de Panamá.

“Fue herido el segundo policía, se reportan 30 personas detenidas y 80 heridos por parte de los manifestantes”, dijo Figueroa a teleSUR, tras asegurar que los accesos a Colón están cerrados por policías que utilizan “armas de calibre de guerra”.

“Se mantiene el pueblo en las calles enfrentándose con miembros de la policía de frontera”, informó.

La periodista indicó que el malestar de los manifestantes obedece a la aprobación de la ley que permite la venta de la zona libre de la ciudad, prohibida por la ley de 1948.

Precisó que estos espacios tradicionalmente eran alquilados y este dinero era un aporte al fisco nacional, por lo que es considerado “un bien del pueblo panameño”.

El presidente Ricardo Martinelli le pidió en la mañana al pueblo de Colón “calma”, ya que aseguró que con la venta de las tierras de la Zona Libre “vienen muchos mejores tiempos” para esa comunidad.

Pero en Colón los dirigentes de los sindicatos y organizaciones mantienen su exigencia de que se derogue la ley y amenazan con un paro de labores en toda la provincia atlántica.

Martinelli, quien llegó el jueves por la noche de Alemania, viajará mañana hacia Japón, en un periplo de ocho días que también lo llevará a Vietnam.

insurgente.org



Emigrar es un verbo duro: tres historias de vida

19 de Outubro de 2012, 21:00, por Rosa C. Báez Valdés - 0sem comentários ainda

Por  Enrique Ubieta Gómez/Tomado de La Calle del Medio 54

Emigrar es un verbo duro. Pero quienes habitan una isla sueñan con rebasar el muro de agua que los circunda. No es igual la imaginaria y con frecuencia caprichosa línea que divide a las naciones de un continente y establece un más allá previsible, que el horizonte como frontera, desconocido y tentador. Un horizonte que se insinúa en películas, seriales y novelas de televisión cuidadosamente construidos sobre vidas de clase media y alta, o sobre pobres que rompen los límites de su clase gracias al buen comportamiento, la suerte o el esfuerzo individual. Un horizonte de primer mundo que se promociona como un enorme casino, en el que un golpe de suerte puede situar al jugador en el nivel más alto. «El sueño americano» –sustentado sobre un imaginario de vida que prioriza el tener, no el ser: si usted es rico, no importa cómo lo consiguió o cuánto aporta a la sociedad– no es una opción para el latinoamericano común, perseguido y expulsado del territorio estadounidense, adonde suele llegar de forma clandestina para cubrir el déficit de mano de obra barata. ¿Y para los cubanos? Las facilidades de radicación que recibe a su llegada y su mayor nivel de instrucción –lo primero, un aporte de la guerra contra la Revolución; lo segundo, un aporte de la Revolución– han creado el mito del inmediato éxito. Algunos buscavidas calculan mal: suponen que si en Cuba ganan mucho más que la media y no tienen que trabajar en exceso, allá serían millonarios.

Un día escuché un comentario que me turbó: en Cuba viven muchos ciudadanos que han regresado. Que se fueron del país, y por alguna razón regresaron para quedarse. Los hay que se fueron de forma legal y regresaron de igual forma. Otros compraron una embarcación y se lanzaron al mar, en dirección opuesta a la que suele promocionarse.

Las reglas migratorias son estrictas, y el escarceo es difícil, porque el país no puede recibir de golpe a todos los que desean reinstalarse. El que llega es investigado en coordinación con las autoridades policiales de sus países de residencia. Quise conocer las motivaciones de esas personas, algunas sorprendentemente ingenuas, como un albañil jubilado de 60 años, que sin hablar inglés ni contar con apoyos familiares se acogió al llamado «bombo» y se marchó a Las Vegas: nunca, por supuesto, encontró trabajo. O como ese chef de cocina de un lujoso hotel de Varadero, que fue estafado por un turista mexicano que le prometió una plaza en su inexistente hotel, y tuvo que cruzar la frontera norteamericana para sobrevivir, comprar una pequeña lancha y regresar a Cuba. Historias múltiples, razones para partir muy alejadas de la política –amores traicionados, deseos de aventura, reencuentros familiares–, aunque siempre supeditadas a ella. Más de 15 cubanos de Matanzas, Sancti Spíritus y La Habana, me contaron sus historias. Por razones de espacio, narraré tres de ellas.

I
María Josefa tiene hoy 24 años. Cuando el padrastro fue seleccionado en el sorteo (el «bombo») de la Sección de Intereses de Estados Unidos, ella tenía apenas 18 años, era una maestra de primaria recién graduada de la Allende y estudiaba el primer año de la Licenciatura en Comunicación Social. No quería emigrar, pero tanto ella como su pequeño hermano fueron arrastrados por la mamá. Vivió en Miami desde 2004 hasta 2006. Durante ese tiempo mantuvo la comunicación con el novio que dejó en La Habana, y cuando decidió y pudo regresar –su familia se quedó allá–, se casó con él. Vive actualmente en la casa de la suegra. Y recuperó su puesto de maestra en la misma escuela primaria que abandonó al partir.

¿Dónde trabajabas allá?

Primero trabajé en una cafetería como dependiente. La cafetería tenía servicio de lunch para que las personas que salen del trabajo y no quieren o no tienen tiempo de cocinar compren la comida ya hecha. Yo hacía eso. Las otras muchachas se encargaban de atender a los clientes que venían, de servirles. Yo no hablo inglés, no tenía tiempo de estudiar. Llegó un momento en que tuve dos trabajos a la vez.

Pero la mayoría de los clientes eran latinos, allí hay muchos cubanos. Ya después que salí de la cafetería –ahí no duré mucho porque no me gustaba eso–, empecé en una fábrica, donde me quedé fija hasta el momento en que regresé. Una fábrica de juguetes y golosinas, de confituras. Trabajábamos de lunes a viernes, desde las siete de la mañana hasta las tres y media. Si nos daban horas extras las aprovechábamos, porque las pagan doble. Aunque estuviera reventada me quedaba. Y si el dueño anunciaba que el sábado podíamos ir, llegábamos desde la mañana. Y una hacía un esfuerzo, porque el miércoles ya pensabas que era viernes, el trabajo te acababa. Era muy duro.

¿Qué hacías en la fábrica?

Yo pasé por todos los trabajos, porque era la más jovencita del salón. Allí cumplí 19 años. Como era la más jovencita y era rápida –y eso era lo que hacía falta para aumentar la producción–, la jefa del salón me fue pasando por todos los trabajos, hasta que terminé en menos de nada en un puesto que normalmente hacían las personas que más tiempo llevaban allí, que era el más duro aunque no se cobraba más. En otros tiempos –me contaban las más viejas–, quienes hacían ese trabajo (sellando en la máquina las bolsas de juguetes y poniéndoles la etiqueta), se iban con dos cheques, porque eran las que más trabajaban. Tenía que sellar la mercancía que hacía todo el salón. Pero eso después lo quitaron y yo ganaba igual que todas las demás.
 
¿Cuánto ganabas?

El salario mínimo, que cuando yo estaba allá era de 6.15 dólares la hora. No sé, ahora debe ser más. 

Me decías que en algún momento tuviste dos trabajos…

Sí, pero por la izquierda.

¿Por qué por la izquierda?

Porque fue el que conseguí. Por la izquierda porque no te descuentan los impuestos, los casi 40 dólares a la semana que se descuentan de tu salario. Estuve un tiempo hasta que el dueño dijo que ya no nos necesitaba. Era en una papelera, sentada, a diferencia del primero que me obligaba a estar las ocho horas de pie, con media hora nada más para el almuerzo. Trágate la comida y entra otra vez. Cargando cajas. El primero sí me acababa. Este otro era como un Correo, yo tenía que meter en un sobre grande cartas y cosas de la gente, sellarlo e irlo poniendo; facilito.

Terminaba a las diez y media u once de la noche. En ese tiempo no tenía paz, porque yo salía a las tres y media del primer trabajo, pasaba a recoger a mi mamá –porque yo le conseguí también a ella ese segundo trabajo y nos íbamos juntas–, y cuando ella se montaba en el carro ya me traía la comida, porque de un trabajo al otro era distante, y yo comía en ese intervalo. Entraba a las cinco, pero como era lejos, llegaba justo rayando. Salíamos a las diez y media, once de la noche, regresaba a bañarme y a dormir, para levantarme al otro día a las seis y media de la mañana. Así era.

¿Cómo empezaste a valorar la posibilidad del regreso?

Desde que mi mamá me enseñó el sobre amarillo del «bombo», yo le dije que no, que aquello no me motivaba, que no me quería ir. Pero bueno, como madre al fin decía: «cómo te vas a quedar sola aquí, te tienes que ir conmigo». Al final me fui, pero prácticamente en contra de mi voluntad.

Mira, al lado de mi mesa trabajaba una señora que tenía cáncer. Ella vivía sola, y todos sus hijos estaban en Cuba. Tenía 65 años. Su enfermedad estaba en una fase avanzada, pero vivía solita en una renta que le costaba 300 dólares y pico, que no era un apartamento, era un eficiency: dentro de una casa grande, un espacio que cerraban con una salida independiente, un apartamento dentro de una casa. No tienes privacidad, porque cuando no estás, no sabes si los dueños entran.

Ella pagaba eso. Al final murió. En mi trabajo no te podías sentar, las cámaras estaban por todos lados, y nada más que te sentabas, venían a regañarte y podían llamarte a la dirección para hacerte pasar una pena o para botarte, y allá no te puedes dar el lujo de que te boten de un trabajo porque tú vives de él. Pero ella estaba en un estado terminal, y una amiguita y yo nos poníamos frente a las cámaras para que se pudiera sentar. Pobrecita, se quejaba del dolor. Era cáncer en los huesos. Le dolía estar tanto tiempo de pie, y la ayudábamos a adelantar, porque con el dolor no producía casi, y si no produces te botan. Yo tenía que sellar, por ejemplo, 600 docenas en el día, que eran 600 cajas. Sellarlas, cargarlas, ponerlas en el paile, para que los hombres se las llevaran. Era lo único que hacían los hombres, todo lo demás lo hacíamos las mujeres. Nosotras sabíamos que ya la jefa del área había hablado con ella para que hiciera un esfuerzo porque el jefe «estaba puesto para ella», decía que no producía lo suficiente. Nosotras la ayudábamos porque si perdía ese trabajo, con qué iba a pagar la renta.

Quizás si tu novio hubiese estado contigo las cosas hubiesen sido diferentes…

No hubiese cambiado nada, a mí lo que no me gustaba era el sistema de vida de allá. Tú vives para trabajar, no tienes tiempo para nada; hay lugares para ir de paseo, pero estás muy cansada. El trabajo te saca el kilo. No tienes tiempo para tomarte un respiro, para ir a la playa… Mi padrastro se fue prácticamente joven de aquí y ya casi está calvo de la tensión, que si la renta la subieron y tengo que buscarme otro trabajo, porque el que tenía me daba exacto, y ahora no da. A él allá le han dado dos parálisis, de la misma tensión, de que si me botan porque están haciendo recorte de personal… Vivir eso no es fácil. El año antes pasado la renta subió tres veces: tres veces en un año. A los dueños no les importa, ellos pasan y te dicen el día antes: la renta va a subir 75 dólares. Lo que a ellos les de la gana. No cuentan con que tú llevas una contabilidad, que ya tienes ese dinero separado. A veces en el trabajo si el dueño es cubano es más malo aun, no sé por qué. Esos cubanos que llevan mucho tiempo allá a veces son peores que los americanos.

¿El dueño de tu fábrica era cubano?

Sí, era cubano. Cuando vi que me quedaba sin trabajo, porque el dueño iba a vender la fábrica donde estaba, me entró la locura por irme. Cuando ellos venden la fábrica o el trabajo que sea, el dueño que llega cambia todo el personal, trae el suyo de confianza, todas nos íbamos a quedar en la calle. Llegando a Cuba me dio un dolor muy fuerte, fui al policlínico, el doctor me hizo las pruebas y le dijo a mi esposo: llévala directo a la Covadonga, porque esto es una apendicitis. Tuve suerte.

¿No piensas volver a la universidad?

Ahora estoy estudiando para alcanzar el 12 grado integral, no sé lo que haga después.

 
II


Yamil es chapista, tiene el 12 grado vencido y vive en el barrio habanero de Pogolotti. Vivió en Miami entre los años 2006 y 2008, adonde llegó por el «bombo».

¿Dónde vives en ahora?

Con mi familia aquí, tratando de ver cómo creo lo mío. Aquí somos cinco personas. Todavía no estoy casado. Hoy cumplo 37 años.

¿Tienes familia en Estados Unidos?

Un tío. Tengo uno en Canadá y otro en Estados Unidos.

¿Él te recogió cuando llegaste?

A mí me iban a mandar para Carolina del Norte, imagínate, ahí sí me hubiese ahorcado yo. Y un día antes de irme lo encontré, mediante amistades de aquí del barrio. Él sabía que yo iba, pero no sabía cuándo. Nosotros estábamos desvinculados. Me había dado un teléfono, pero él es una gente que contesta cuando le da la gana, allá la gente hace así, tú miras el teléfono y si no sabes de dónde es, no contestas la llamada. Entonces él no sabía que yo llegaba ese día. Pero la gente de aquí del barrio cuando me vio y les conté que me iban a mandar para Carolina, me dijeron: no espérate, vamos a buscarlo. Nos montamos en un carro y empezamos a recorrer todo Miami, a preguntar: oye, ¿por dónde se mueve fulano? Hasta que llegamos a un lugar donde una gente conocía a mi tío, y con tremendo misterio porque allá matan a cualquiera parece –esa fue la primera impresión que me llevé al llegar–, mira el lío este para llamar, me miraban como un extraño, abrían una ventana y me miraban, y yo decía, ¿en qué está esta gente? Entonces lo llamaron: oye, tu sobrino está aquí. Ah sí, mi sobrino, entonces me recibió. Y me fui a vivir a casa de mi tío. Me recibieron bien, él, su mujer y mis dos primos. Tenía un buen apartamento. Él me consiguió un trabajo como chapista en un taller.

Pero ahí me sacaron el kilo. No quiero acordarme de eso. Yo ganaba 150 dólares a la semana; cuando me lo dijeron dije, coño, bastante dinero, y aquello no me alcanzaba ni para comer casi, me salvaba por los cheques que me daba el gobierno, que me los dio por ocho meses, 150 en una tarjeta para comida y 180 en efectivo, que era para ir tirando. Si yo hubiese tenido que vivir solo, con 150 dólares a la semana nadie vive. Y trabajando diez y doce horas al día. El local tenía un dueño, y cinco personas rentaban espacios de ese local. Yo trabajaba para una de esas personas. A él le decían el Negro, era nicaragüense. Estuve trabajando con él un mes y pico, pero había un cubano que rentaba otro pedazo del local, y como su asistente se fue, empecé después con él. Ahí ganaba 200, un poquito más, y él me enseñó, porque yo no conocía el sistema de trabajo de allá. Allá no se usa soldadura, hay mil cosas que no son iguales que aquí. Estuve allí como tres meses. Después nos fuimos juntos para un taller de una gente que tenía varios locales de pintura. Y ahí estuve hasta que regresé.

¿Por qué decidiste volver?

Porque la gente cree que todo lo que brilla es oro, hay de todo, pero aunque no lo creas se extraña, la comunidad, tú me entiendes, mil cosas. Y la situación estaba fea, para una persona que tenga vista larga no había un futuro. Allá nunca voy a tener una casa ni voy a tener nada, porque aquí uno tiene su casita y un trabajo tranquilo, pero allá no hay ni tranquilidad ni estabilidad, no hay nada. Allá se tiene que vivir al día. Y si pierdes el trabajo mañana, no duermes. Yo no veo la posibilidad, como está el mundo hoy, de vivir allí. La gente dice: «pero aquí está más malo»; pero bueno, aquí es donde nací. Aquí yo sé cómo es todo. Allá yo pierdo el trabajo y termino debajo de un puente. Yo tenía miedo de ir al médico porque la consulta más barata me costaba 80 dólares, y no tenía seguro médico. Hay que pensar en mil cosas también. Para vivir, mi país. Aquello es duro, yo trabajé diez, doce horas al día, me salía sangre de la yema de los dedos, escupía sangre cuando iba al baño, porque el polvo de lijar carros es tóxico y te dan unas careticas que son incómodas, te dan falta de aire, la gente no las usa. No pude aprender inglés, cuando iba a la escuela me quedaba dormido. La escuela era gratis, pero me quedaba dormido, llegaba cansado del trabajo.

¿Cómo te ve la gente después que regresaste?

Normal, todo el mundo me ve normal. Una pila de gente me ha dicho mil cosas, que yo estoy loco, pero no cojo lucha con eso, les paso por al lado y me río. Allá no hay perspectivas, ¿qué casa? Si allí todo el mundo está perdiéndolo todo, los negocios están cerrando, todo está en candela. Yo aquí, aunque digan que estoy loco.


III


Prefiere no exponer su nombre. Es arquitecta, una mujer decidida, hermosa a sus 53 años. Su esposo, médico, se quedó en un viaje de trabajo. Entonces la reclamó a ella y a sus dos hijos. Vivió en Canadá entre el 2000 y 2007. La niña tenía 13 años cuando abandonó el país; el varón apenas 10. Pero el matrimonio no se sostuvo. Vivieron años difíciles bajo el mismo techo, hasta que pudo independizarse. El varón se enfermó. El país –sin dudas más benévolo que Estados Unidos– y la alta calificación profesional de los padres, auguraba un futuro mejor que no llegó.

¿Los niños llegaron a sentirse parte de aquello?

A él le fue más fácil, porque se fue muy joven, y asimiló mejor la música, las costumbres, el idioma. Para mi hija no fue igual. Para ella es muy importante tener amigos. Y allí eso se convirtió en algo muy difícil. Nosotros vivíamos en Toronto, una gran ciudad. Ella siempre extrañó mucho eso. A tal extremo que se inscribió en un programa de intercambio entre universidades y el último año que cursó allá lo hizo en España, porque quería irse de Canadá. Cuando regresó, ya el hermano estaba enfermo y nuestra situación era difícil, porque en aquellas condiciones tuve que acogerme a un programa de ayuda del gobierno de ese país, porque no podía trabajar. Y entonces ella empezó a trabajar también.

El medio social en que estábamos viviendo, el estrés, las circunstancias que nos rodeaban, no ayudaban a que mejorara. Aquí en Cuba la vida es más tranquila. Nosotros teníamos allá una vida muy agitada, teníamos que vivir pagando cosas, al día. No podía dedicarle el tiempo suficiente a mi hijo. Y él se convirtió en mi primera prioridad. Mi hija y yo conversamos, porque él no estaba en ese momento en condiciones de decidir. Los médicos me habían dado un buen pronóstico, me dijeron que podía estar perfectamente bien, que era solo un desorden por estrés. Entonces me dije: el lugar especial para encontrar ese ambiente que él necesita es Cuba.

¿Usted allá trabajó como arquitecta?

Llegué a trabajar para una compañía de arquitectos, pero no como arquitecto, sino como dibujante. Yo pasé un curso para aprender un programa que permite hacer diseños en computadoras, lo pagó el gobierno canadiense y después empecé a trabajar en eso. Me pagaban como dibujante, pero yo aprovechaba las libertades que me daban para aprender, porque lo que uno pueda aprender nunca está de más. Hacía de todo en aquella compañía, lo mismo mandaba planos por e-mail, que recibía faxs o ponía llamadas por teléfono. Me creó un gran estrés al principio, pero al final me fui sintiendo más cómoda. Yo trabajé en muchas cosas. Al principio no sabía una palabra de inglés, tuve que limpiar, trabajar en restaurantes, en las cocinas fregando platos. Es una historia larga, aprendí a sacar sangre, a hacer cardiogramas… Esa, en breves palabras, fue mi historia.

El ser humano tiene una gran capacidad de adaptación. Llega un momento en que te vuelves parte de aquel medio, aunque extrañas a tus amigos, extrañas las conversaciones prolongadas, porque todo se vuelve rápido y corto, en realidad frío y distante, es la verdad. Y una de alguna manera se vuelve fría y distante también. A mí me pasó. Aquí nos faltan muchas cosas como todos saben, económicamente hablando, pero tenemos a los amigos, tenemos a los vecinos, a las personas con las que podemos contar si nos sentimos mal, tenemos a quien llamar por teléfono por una hora, y molestarlo en su tiempo, y contarle lo que nos pasa, y nos da recetas y nos dice. Hay cosas que no tienen precio en la vida. Esas son las diferencias culturales más grandes que yo veo. Aunque en Canadá existen beneficios bastante parecidos a los nuestros en el sistema de salud, y tienen planes de apoyo a los desempleados; no es un país tan contrastante como Estados Unidos donde las diferencias son abismales.

¿Cómo eran las escuelas donde estudiaron sus hijos? ¿Existían problemas de violencia?

Sí, había problemas de drogas, de violencia. Básicamente eso fue en la última escuela donde estuvo el varón. La primaria fue muy buena, muy infantil, tranquila; pero después de la primaria hay una enseñanza que llaman junior high, y después high school. La primera es corta, dura dos años creo; pero la otra es más dura. Porque ellos tienen una teoría completamente diferente a la nuestra; mientras más el alumno quiere estudiar, más tonto parece. Allá mientras más loco y desaplicado eres, más muchachas tienes detrás, es como decir, eres el cool, porque te destacas en el deporte por ejemplo. El que se destaca mucho en los estudios es un perdedor. Eso es en high school, lo que aquí sería el preuniversitario, pero de cuatro años. Allí se vuelven muy hostiles, los que son tranquilos empiezan a cambiar. Hay dos grupos, o uno se integra al grupo de los bandidos, o se queda en el de los perdedores. Y a estos los martirizan, les hacen la vida imposible. Los maestros no se meten en eso. Y también aparece la droga, los vendedores de drogas se aprovechan de las circunstancias y llevan la droga a la escuela y la cuelan. Ellos nunca consumen. Su primer requisito es que no consumen drogas. Pero ponen a todos esos infelices a tomar aquello que les desgracia la vida, porque jamás son gente. De la droga no se sale. Y hay violencia, porque una vez que la droga se mete en la escuela, el que la consume es capaz de cualquier cosa. Puede matar por un poco de droga. También depende del área donde vivas. Esa es la edad más mala. Si usted es un adicto puede desde luego encontrarla. Yo nunca la vi, pero sé que estaba allí, en la esquina. Ya después que salen de allí y cogen la universidad o los estudios tecnológicos, está más controlado.

¿Han tenido dificultades para insertarse aquí?

Bueno, no mucho. Mis hijos venían todos los años. Teníamos en la casa una bandera cubana permanentemente, créalo o no, eso es algo que yo no cuento, porque puede parecer absurdo. Aquí la bandera es algo que uno asocia con los organismos, con la escuela, etc., pero ese hijo que yo traje de vuelta se llevó de aquí dos banderas cubanas y todas las noches tenía la misión de doblarla. Él la colgaba en la pared, desde mucho antes de enfermarse, y por la noche la recogía y la doblaba como se dobla oficialmente. Siempre tuvimos la bandera. Se añora mucho la patria.

Yo logré reinsertarme como arquitecto, mi hija siguió estudiando Psicología en la universidad; tuvo que traer un millón de documentos, pero logró continuar con sus estudios, aunque perdió un año de la carrera. Estudia en Santa Clara. Está muy contenta porque ahora de nuevo tiene amigos y amigas. Tiene un novio. Mi hijo está completamente recuperado, tengo que dar gracias a Dios porque es algo milagroso. Él está en la universidad también. Estudia y trabaja. Terminó el primer año de la Licenciatura en Estudios Socioculturales. Tiene días en los que se entristece. De alguna manera, me dice, yo no soy parte. Me perdí todos los años que mis amigos vivieron aquí. Y me perdí esos cuentos que ellos hacen, esas historias que yo no puedo hacer, porque no estaba. Mis amigos tienen calle, una calle que yo no conocí, saben enamorar a una muchacha, y nosotros somos más tímidos, no nos abrimos a la gente. Yo le digo que todo es un problema de tiempo.


Tomado de Cuba Sí



La muerte de Fidel: un cebo para incautos, pero que preocupa a nuestros amigos

18 de Outubro de 2012, 21:00, por Rosa C. Báez Valdés - 0sem comentários ainda

La maquinaria desinformativa del imperio, justo despues de la "puesta en órbita" de dos temas atrayentes sobre los países que les quitan el sueño, léase Venezuela y Cuba, la primera con la contundente victoria electoral del Cmdte Chávez y la segunda con una actualización de sus leyes migratorias demostrativa de que gran parte de la propaganda yanqui sobre el tema tiene los pies de paja, no ha podido soportar el berrinche y se ha sacado de la manga la única noticia que conmovería al mundo hasta el punto de olvidar cualquier otro asunto: la muerte de nuestro Comandante en Jefe, nuestro Líder Histórico Fidel Castro...

 Los cubanos no sabemos ya, realmente, si enfadarnos o burlarnos del ridiculo, recurrente y consuetudinario recurso del "agorerismo nefasto"... pero como personas de buena voluntad en el mundo nos escriben preguntándonos sobre este tema, decidimos reunir estos dos trabajos y decirles: No se preocupen, amigos, queda Fidel para rato!

Cuba: Periodista italiano admite haber mentido sobre muerte de Castro


Debenedetti es un periodista “free lance” especializado en suplantaciones y difusión de textos falsos.

Debenedetti dijo haber abierto en Twitter una cuenta falsa del gobierno cubano a través de la cual se anunció el deceso de Castro.

 Asimismo, confirmó que en días pasados abrió otra falsa cuenta enTwitter de un periodista en Miami, mediante la cual difundió la noticia sobre la “muerte cerebral” del comandante.

Debenedetti es un periodista “free lance” especializado en suplantaciones y difusión de textos falsos.

Ha creado páginas falsas en Facebook de escritores como Mario Vargas Llosa, Umbero Eco, Almudena Grandes, Laura Pérez Esquivel, Philip Roth, Andrea Camilleri, John Grisham, Manuel Vázquez Montalbán y otros muchos.

Nacido en 1969 en Roma, Debenedetti es profesor de italiano e historia y se ha dedicado a la suplantación por Internet como un juego y un modo de evidenciar el riesgo del web, donde cualquiera puede hacerse pasar por quien no es.

Debenedetti también ha publicado por la Red entrevistas falsas de personajes como Noam Chomsky, Mijail Gorbachov o Dereck Walcott.

En 2011 una serie de comentarios atribuidos a Vargas Llosa en su página falsa de Facebook causaron polémica en Argentina, porque se atribuían al escritor críticas al peronismo y al gobierno.

Vía CubanitoenCuba

http://elmanana.com.mx/notas.asp?id=306456

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Diario mafioso de Miami usa contra Fidel al mismo charlatán que comentaba salud de Chávez
Por Jean-Guy Allard

El líder de la Revolución cubana Fidel Castro "sufrió un derrame cerebral" y su estado de salud es precario, proclama hoy El Nuevo Herald, el diario ultraderechista de Miami vinculado a la Agencia Central de Inteligencia (CIA) de EEUU y conocido por su vinculación con la mafia cubanoamericana.

Como "prueba" de sus afirmaciones, el rotativo se apoya sobre declaraciones del mismo médico "venezolano" emigrado, "especialista del sueño", que hace meses predecía la muerte del presidente Hugo Chávez, asegurando haber tenido acceso "a fuentes y datos de primera mano".

Mientras el propio Departamento de Estado informaba que la única información de que disponía era la que se había publicado en los medios, el Herald citaba al "Doctor" José Marquina que disertaba sobre "el cáncer sumamente raro" de Chávez que calificaba de "básicamente incurable". Una búsqueda en los archivos revelaba entonces que Marquina, médico venezolano que escogió abandonar su país para ejercer su arte en dólares, no es ningún cancerólogo sino que pretende ser especialista en "pulmonología" y que rentabiliza su clínica con la "medicina del sueño", la cual "prácticamente cura a todos los pacientes".

Verdadero charlatán, explicó hace unos meses a un periodiquito local que el "sueño nos sirve como un proceso de destoxificación (sic) del cerebro, para reemplazar los neurotransmisores".

Esta vez, El Herald, en su reporte de propaganda, característico de este periódico que se dedica diariamente a atacar a los países progresistas de América Latina, califica de nuevo a Marquina de "respetado médico". El venezolano expatriado es "profesor de Nova Southeastern University", subraya el diario, cuando el propio Marquina se define como "profesor asistente clínico" y su nombre ni aparece en la lista del personal de esta institución de mediocre reputación.

Para justificar sus inventos, El Herald -que tiene un historial de colaboración con la CIA- escribe que "los rumores sobre el estado de salud de Castro han circulado consistentemente en redes sociales y medios de prensa" y prosigue retomando los rumores difundidos por otros canales orientados por la inteligencia yanqui.

"Es una vieja estrategia del Departamento de Estado de lanzar "rumores" sobre Cuba, por la vía de sus canales mediáticos, cuando la Isla anuncia noticias tan importantes como la reforma de su política migratoria, como lo hizo hace un par de días", comenta una fuente bien informada. "Este caso no es ninguna excepción".


Tomado de Fanal Cubano



Nobel de la Paz a la Unión Europea: El teatro del absurdo

18 de Outubro de 2012, 21:00, por Rosa C. Báez Valdés - 0sem comentários ainda

Por Giorgio Trucchi - Rel-UITA


Organizaciones no olvidan siglos de genocidios y saqueos

El pasado 12 de octubre, mientras en toda América Latina se conmemoraban 520 años de resistencia negra, indígena y popular y se condenaba el bárbaro genocidio de las poblaciones de Abya Yala, la Unión Europea (UE) recibía el Premio Nobel de la Paz, por haber contribuido, en más de seis décadas, “al progreso de la paz y la reconciliación, la democracia y los derechos humanos”. En conversación con Sirel, Bertha Cáceres, coordinadora del Consejo Cívico de Organizaciones Populares e Indígenas de Honduras (COPINH), condenó esta cínica autopremiación.

-¿Cuál fue tu primera reacción al enterarte del premio otorgado a la Unión Europea?
-Al comienzo pensábamos que era una broma, pero al enterarnos de que era cierto nos invadió un sentimiento de fuerte preocupación e indignación. No podemos concebir como se le puede dar, de manera tan cínica, un premio de la paz a la UE, cuando, a lo largo de su historia, ha estado invadiendo, colonizando, masacrando y saqueando a nuestros pueblos.

Además, lo sigue haciendo a través de los Tratados de Libre Comercio (TLC) y los Acuerdos de Asociación (AdA), que reproducen las mismas dinámicas depredadoras y explotadoras de hace 520 años, criminalizando y reprimiendo a los movimientos sociales que rechazan estos instrumentos de dominación y muerte, y militarizando nuestras tierras.

Estamos viendo como la UE impulsa leyes que discriminan y criminalizan a los inmigrantes, y como, en el marco de la OTAN, ataca, bombardea e invade a otros países, como en Libia, Afganistán e Irak.

La UE sigue defendiendo sus intereses y su modelo capitalista, privatizando, reduciendo al Estado a su mínima expresión, reprimiendo brutalmente a sus mismos pueblos que no aceptan esta situación.

-¿Cómo te explicas las motivaciones expresadas por el jurado al otorgar el premio?
-Son conceptos ya ‘trillados’ que la UE impulsa para limpiarse un poco la cara y posicionarse internacionalmente. Detrás de esta autopremiación está todo el coloniaje, saqueo y el despojo que hemos sufrido los pueblos.

-¿Cómo interpretas la decisión de hacer coincidir el otorgamiento del Nobel de la Paz con la fecha histórica del 12 de octubre?
-Creo que no les importa, y lo peor es que de verdad están convencidos de haber traído cultura, desarrollo y civilización.  A diario vemos como impulsan sus megaproyectos, sus políticas comerciales y financieras que arrasan con los derechos de los trabajadores y trabajadoras, con los derechos humanos y con el derecho de los pueblos a tener una vida digna.

No necesitamos de un “desarrollo” que significa robo, usurpación, exterminio de nuestras identidades, cultura, biodiversidad, soberanía y autodeterminación. Todo esto nos indigna y es una ofensa contra nuestro Continente.

-Un Premio Nobel de la Paz que ha ido perdiendo significado…
-Ha perdido toda credibilidad. ¿Cómo explicar al mundo el premio que se le otorgó al señor Obama, principal impulsor de la remilitarización de nuestra región y de guerras en varias partes del mundo? ¿Cómo explicar el premio a la Unión Europea, responsable de genocidios y exterminios en el Sur del mundo? Todo esto es ofensivo para nuestros pueblos y para los mismos pueblos europeos, que están sufriendo las embestidas de la crisis provocada por el sistema capitalista neoliberal.

-Son 520 años de resistencia y lucha. ¿Cómo sigue este proceso?
-Es una lucha muy desigual. Han pretendido desaparecernos, pero hemos desarrollado una capacidad enorme de resistir de diversas maneras. Tenemos el deseo y la convicción de seguir existiendo con toda nuestras formas de vida, cosmovisiones, sosteniendo nuestras conceptualizaciones, nuestros territorios y autonomías, nuestra identidad.

Ahora debemos dar un paso más, juntándonos con las muchas identidades y diversidades latinoamericanas. La clave es juntarnos y tejer con audacia, con un proceso claro de posicionamiento anticapitalista, antirracista, antipatriarcal, para desmontar la dominación.

-En este sentido, en Honduras, la lucha contra las ‘ciudades modelos’ asume hoy un significado aún mayor.
-Es una de las barbaridades que vuelven aún más absurdo el otorgamiento del premio Nobel a la UE. Las Regiones Especiales de Desarrollo (RED) son un claro ejemplo de cómo el capitalismo, en sus niveles más agresivos, es capaz de saquear lo último que tenemos, aplastando nuestra soberanía. No podemos tolerar, ni permitir que más de 30 transnacionales quieran repartirse nuestro territorio nacional. Vamos a prepararnos, movilizarnos y a dar batalla.

Fuente: Rel-UITA

Tomado de Lista Informativa Nicaragua y Más

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