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La Polilla Cubana

3 de Abril de 2011, 21:00 , por Desconhecido - | No one following this article yet.
Mi blog es una ventana abierta sobre Cuba y el mundo, desde la verdad y la justicia

Alan Gross, Cuba, táctica política y riesgo.

19 de Junho de 2014, 22:06, por Rosa C. Báez Valdés - 0sem comentários ainda

Por Juan Manuel Alvarez Tur

Ante la muerte de la madre de Alan Gross, el gobierno cubano tuvo dos opciones dada la muy específica iniciativa norteamericana de solicitar un permiso humanitario para que Gross pudiera asistir a los funerales.

Cuba lo denegó de manera clara a través de la Directora General de Estados Unidos del Ministerio de Relaciones Exteriores: “ni el sistema penitenciario cubano ni el norteamericano contemplan la posibilidad de que los sancionados internos viajen al exterior, cualesquiera que sean los motivos que se aleguen”.

Esto ya nos sirve para desmontar algo que ha estado circulando (y continuará) en Internet, acusando al gobierno cubano de “no ser recíproco” en franca alusión a los permisos que se le concedieran a René González ante situaciones lamentables como la que acaba de suceder alrededor de Gross. René se encontraba bajo otro régimen penitenciario para entonces, más flexible, ya no era un recluso interno, como sí lo es aún Alan, por lo cual no cabe la comparación en este caso. En cambio la situación por la que pasó Gerardo Hernández Nordelo ante la muerte de su madre sí está directamente conectada con la de Gross, al estar ambos cumpliendo su sanción penal con internamiento.

Ayer martes 18 de junio Jen Psaki, asistente de la portavoz del Departamento de Estado, fue interrogada sobre el asunto y lo que deseo destacar es su respuesta ante la siguiente pregunta: ¿Ustedes (se refiere a la administración Obama) tienen que proveer algunas garantías para asegurar su retorno a Cuba? Psaki respondió tajante: “No entraré en un nivel mayor de detalle en ese punto”. Antes, Psaki decía que la aceptación del permiso humanitario era un gesto (muy político y sentimental término) que el gobierno cubano debía conceder a Gross.

Acá entró a jugar una cuestión puramente táctica para Cuba, y en la cual la estrategia seguida estuvo supeditada a nuestros intereses y también a la historia de traiciones a los gestos positivos que hemos tenido respecto a Estados Unidos desde 1959, que no se conocen del todo. Pero además, ¿por qué Psaki no se refirió a las garantías que debe ofrecer su gobierno? Cuba podía, sí, mover ficha, y esperar que esto tuviera una repercusión positiva en los actores políticos de cara a una normalización de las relaciones, que es más enrevesada de lo que se piensa, porque los objetivos primarios de Estados Unidos para Cuba no han cambiado. Era un riesgo, y soberanamente todo parece indicar que se decidió no correrlo.

Deseamos que el asunto de Gross tenga una solución positiva, pero también tenemos nuestras aspiraciones y el gobierno de los Estados Unidos sabe a quiénes se enlazan ellas cuando hablamos de Gross. Algunos miembros del Congreso lo tienen muy claro. Al menos eso parece indicar esta frase con la que terminó una declaración del senador Patrick Leahy el pasado 8 de Abril al referirse, entre otras cuestiones, a la situación de Alan Gross y la solución a su caso: “Hay un camino para resolverlo, hay un amplio precedente para hacerlo, y es nuestro interés nacional”.

El punto clave está en que Estados Unidos abandone su obcecada postura de exigir desde lo alto. Esa postura también, lo sabe el senador Leahy, tiene un amplio precedente, y está lleno de fracasos.

 

Tomado del Blog CubaXDentro

@blogcubaxdentro

Imagen agregada RCBáez



Honduras: "A cinco años del Golpe de Estado necesitamos desaprender mucho"

19 de Junho de 2014, 15:57, por Rosa C. Báez Valdés - 0sem comentários ainda

Por Ricardo Salgado *
 
 
Recientemente fue publicado el libro de la ex jefa del Departamento de Estado, Hillary Clinton; los hondureños tenemos el infortunio de recibir la atención en algunos párrafos de esa obra, todos ellos dedicados al Golpe de Estado Militar de junio de 2009, un evento que hoy por hoy muchos hemos olvidado, otros tantos quisiéramos olvidar y otros se esfuerzan en borrar las huellas que aun los inculpan de aquel crimen.
 
Sin lugar a dudas, el tema es uno de los pendientes en la agenda de la comunidad latinoamericana que, forzada por las necesidades coyunturales y aquellas impuestas por el ataque directo del imperio, ha tenido que convivir con dos regímenes hondureños abiertamente contrarios a los intereses colectivos de la región, y enemigos confesos de los procesos revolucionarios que hoy se dan en nuestro continente: el de Porfirio Lobo Sosa y el actual de Juan Hernández. Cinco años, son demasiado para nosotros; para la señora Clinton es apenas una de sus marcas en la historia imperial.
 
Internamente los propios hondureños hemos puesto en práctica la amnesia como antídoto a las crecientes penurias que permanecen como vestigios de un acto de brutalidad que marco un punto de inflexión en la historia de toda nuestra región. Nuevamente, renunciamos a la historia, y por ello debemos pagar un precio.
 
Nos acostumbramos a las anécdotas, y damos vueltas alrededor de versiones convenientes a los intereses de cada quien, y dejamos a la posteridad la misión de desentrañar los “misterios” de aquel momento. Poco a poco nos deslindamos de una coyuntura de la que no fuimos protagonistas, y le vamos dando lugar a oscuros nubarrones que le dan la razón a los victimarios.
 
Cinco años después, la conspiración (ni siquiera entendemos que sin conspiración no hay golpes de Estado), sigue su curso. Los mismos personajes del Golpe permanecen inmutables en sus posiciones, y prosiguen su cacería contra quienes se niegan a ser absorbidos por la ola del olvido que arrastra a muchos dirigentes, que prefieren regresar a la “normalidad” pre golpe, que asumir las consecuencias y las responsabilidades consustanciales a sus posiciones.
 
Por razones prácticas, la mayoría de la “elite” pensante nos olvida como parte del ALBA, y se ponen bajo llave los recuerdos de cambio que se produjeron en el sector energía, la ayuda para el desarrollo agrícola, la rectificación histórica en la OEA (que la misma Clinton recuerda con disgusto) que corrigió la ofensa vil contra el pueblo cubano. Tantas cosas, que deberían ser parte de nuestro orgullo, mueren por nuestra propia mano.
 
Sí, avanzamos, pero en el camino no pudimos desaprender muchos vicios propios de la naturaleza contingencial de la política de la derecha, lo que en mucho caso nos ha llevado por un camino de muchas improvisaciones que con mucha facilidad imputamos a la “falta de desarrollo” de las condiciones objetivas y subjetivas, justificando nuestra incapacidad de entender el avance popular.
 
Hemos alcanzado resultados sorprendentes, especialmente si se consideran nuestras carencias en el campo del análisis, del estudio y de la comprensión de la realidad. Sin embargo, hoy circulan vientos divisionistas que fluyen de todas partes; una cacería de brujas sin precedentes, y lo peor de todo, la disposición plena de algunos por unirse a la fiesta de los buitres golpistas que buscan humillar a muchos compañeros y compañeras por su participación en aquella construccion que hoy luchamos por borrar.
 
Hace falta mucha madurez, además de razonamiento para entrar en un proceso, cuando no somos capaces de entender lo que es la correlación de fuerzas, o saber construir visiones y estrategias a partir del análisis correcto de las coyunturas. Tampoco es fácil avanzar con estructuras infuncionales, o gente confundida que se asume vanguardia partidaria, produciendo un debilitamiento estructural del Partido y de la lucha politica, electorera o no.
 
La emulación de la mecánica de los partidos tradicionales que desaparecen una vez pasadas las elecciones para seguir su vida desde el Congreso Nacional y otras instancias del Status Quo, puede resultar suicida para una organización joven que está permanentemente bajo el asedio de las fuerzas enemigas, externas e internas. Sin una dirección solida es impensable avanzar, aun y cuando el apoyo popular es cada vez mas fuerte.
 
No es aconsejable confundir el crudo pragmatismo con la infalibilidad del método vernáculo, no se trata de limitar el desarrollo teórico, y menos aún de moldearlo a conveniencia en cada paso que damos.
 
Quizá nuestro mayor problema es que no encontramos frente a nosotros las respuestas que necesitamos, y en lugar de inclinarnos por el atrevimiento de crear, volvemos la cara al pasado, donde encontraremos mucha experiencia, pero también, invariablemente, los mismos errores.
 
Sin duda es necesario hablar mucho sobre el 28 de junio, las condiciones bajo las que se llega a ese momento y el desarrollo histórico de la lucha popular hondureña desde entonces. Una introducción: debe hacerse desde nuestras propias limitaciones, pues no sería admisible hacer un rosario de lamentos sobre la construccion fascista que ha sembrado el imperio en nuestro país, sin antes tratar de hacer una auto critica que para muchos tendrá un sonido terrible.
 
* Investigador Social y Escritor hondureño
 



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