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La Polilla Cubana

3 de Abril de 2011, 21:00 , por Desconhecido - | No one following this article yet.
Mi blog es una ventana abierta sobre Cuba y el mundo, desde la verdad y la justicia

¿Banderas nada más?: Portadores de realidades y conceptos, los símbolos no existen al margen de la historia y el entorno social

2 de Setembro de 2014, 23:41, por Rosa C. Báez Valdés - 0sem comentários ainda

Texto y fotos por Luis Toledo Sande

 

En un acto de contenido patriótico.

Cada día se ven por todas partes más banderas de distintos países o referencias visuales a ellas, usadas unas y otras como “adornos” en ropa y en artículos disímiles. Abundan en vehículos, desde rastras hasta bicitaxis, pasando por ómnibus, autos de paseo y tractores, hasta como forro de asientos. Tal proliferación viola normas establecidas para su uso.

 

El modo como se asumen las banderas tiene raíces, motivaciones y alcances significativos. Han tenido alto valor en la representación y la movilización de colectivos humanos, y lo han aprovechado religiones y poderes, como las Cruzadas, que, en el fondo, el expansionismo colonialista europeo extendió. Diferente es el influjo irradiador que para los pueblos de nuestra América, y para otros de similar historia, tienen sus banderas nacidas en las luchas por la independencia, proceso contrario a los designios de los conquistadores y sus herederos directos.

 Entre los conceptos vinculados con las banderas descuellan otros que florecieron en el siglo XIX y han llegado por caminos varios a nuestra época, asociados también con ideas de hoy, o con ausencia relativa de pensamiento. El internacionalismo, que calzó principios sembradores, en el auge de la lucha de clases propagó asimismo el criterio de que los obreros no tenían patria.

 Ese aserto, en pueblos para los cuales el patriotismo ha sido un valor básico, puede escocer; pero se erigió sobre bases: la emergente burguesía –que llegó al poder usando a los trabajadores como tropas armadas–, y aquellas otras clases que mantuvieron sus privilegios feudales, eran las dueñas de todo: de una totalidad que incluía, junto con los símbolos que los representaban, los estados nacionales regidos por ellas.

 Metrópolis van, metrópolis vienen

 

La bandera británica sobresale entre

las usadas para cubrir cualquier parte

del cuerpo

Así se llegó a la realidad propia de las potencias opresoras, tanto las coloniales de viejo sello como las imperialistas, a menudo también con colonias a la antigua usanza. Contra una potencia del primer grupo, España –que José Martí calificó de filicida y todavía hoy en la estela colonialista algunos siguen llamando “la madre patria”–, le tocó a Cuba protagonizar una intensa y larga lucha de liberación. La victoria que merecía se la arrebató en 1898 la intervención de una potencia de nuevo tipo, los Estados Unidos, hija putativa de la Gran Bretaña colonialista que había pugnado exitosamente con su rival ibérica.

 Desde hace tiempo España tiene menor poderío que esas dos potencias, pero sigue siendo, como las otras dos, una nación que se constituyó haciendo uso del llamado “derecho de conquista”.

 Sobre esa historia existen estudios diversos, y conocimiento más o menos generalizado, aunque se oculte, o se quiera ignorar.

 Razones de peso explican que las banderas de las tres naciones mencionadas, y las de otras, se sientan asociadas a saqueos de pueblos, y a genocidios. Para la generalidad de los respectivos pobladores que ellas representan oficialmente, carecen del valor afectivo que para los suyos guardan las que se distinguen por encarnar sacrificios en pos de la libertad.

 Para conocer esa realidad –en general, y concretamente la de aquellas tres potencias– el mundo tiene una fuente de primer orden en un legado que para cubanas y cubanos ofrece, además, comunicación especialmente familiar: los textos de Martí. Aportan una interpretación luminosa de los nexos entre Cuba y España, de la historia de las potencias colonialistas europeas en su conjunto, y de sus acciones contra otros pueblos. Con especial claridad previsora esas páginas muestran la emergencia, en Norteamérica, del poder imperialista que ya se aprestaba a apoderarse de Cuba y de nuestra América toda, y a romper el equilibrio del mundo.

Símbolos y realidades

 

Con respecto a las insignias, en particular, de los Estados Unidos y de España, ambos de directa significación para su patria, Martí legó consideraciones cardinales, como suyas. En el pórtico de Versos sencillos se refirió a las maniobras del primero de esos países en “aquel invierno de angustia” de 1889-1890, cuando sesionó, en Washington, la conferencia internacional que marcó el nacimiento, a gran escala, del panamericanismo imperialista. En ese texto plasmó su crispación ante la imagen del águila estadounidense apretando “en sus garras los pabellones todos de la América”.

 El águila, que en ese caso simboliza, más que altura, voracidad, no está en la bandera de los Estados Unidos, pero sí en su escudo, y en su relación con el mundo. Las realidades de aquel foro, ocultas para otros, él las denunció en crónicas, discursos y cartas, y le provocaron el malestar físico por el que tuvo que hacer el reposo durante el cual escribió el citado poemario.

 Sus estrofas entregan un recuento autobiográfico del revolucionario que en 1895 llegaría con documentación haitiana a Cuba para incorporarse a la guerra que él contribuyó decisivamente a preparar. Al recrear el espectáculo, que él disfrutó en Nueva York, de la célebre bailarina española, testimonia en ese libro: “Han hecho bien en quitar/ El banderón de la acera;/ Porque si está la bandera,/ No sé, yo no puedo entrar”.

De la que algunos llaman “la madre
patria”

 La historia de las potencias y su actitud hacia pueblos oprimidos por ellas no acabó en el pasado: vive y se manifiesta de disímiles formas. Encima de quien lo señale caerá, entre otros, el avispero de cosmopolitas ultramodernos apasionados de la globalización, quienes rabiarán contra lo que huela a patriotismo revolucionario reverenciarán la aldea global diseñada por los poderosos.

  Tal es la imagen del mundo que quieren vender, ayudados por sus cómplices, los cabecillas de maniobras encaminadas a dominar –desde sus bases comerciales, militares y mediáticas instaladas también en aldeas, aunque sean de gran tamaño– las aldeas todas del planeta. En sus ardides son capaces de revolver aviesamente, o buscar que otros los esgriman, hasta los postulados de un internacionalismo contrario a ellos desde la médula.

 Diversidad sí, desarraigo no

 Aunque en profunda crisis sistémica, el capitalismo conserva fuerza para sobornar y confundir. No es casual que por todas partes pululen las banderas de países poderosos, señaladamente la británica y la estadounidense, y también la española, no la de la república asesinada por el nacionalismo fascista y terrorista, sino la del león colonialista y monárquico.

 Los juegos olímpicos celebrados en Londres en 2012 sirvieron, entre otras cosas, para producir enormes cantidades de banderas británicas. En Cuba su arribazón podía parecer una forma de celebrar los 250 años de la toma de La Habana por los ingleses. La presencia de esas banderas en todo tipo de objetos perdura, y quizás refuerza la multiplicación de otras.

 Salvo las excepciones señaladas, las fotos que ilustran el presente artículo fueron tomadas en seis provincias cubanas, aunque no se indique la procedencia, pues no se trata de señalar particularidades, sino una realidad que se generaliza. El texto no intenta agotar el tema, que daría para una investigación multidisciplinaria.

 El fin principal de la indagación no debe ser la validación de prohibiciones. Quede eso dicho en previsión del avispero anunciado, aunque toda sociedad necesita controles y restricciones. Urge propiciar y fomentar el adecuado pensamiento ante la marcha del mundo en general, y en esa tarea corresponde un papel insustituible a la información y a la educación. No todo puede fiarse a proscripciones, ni dejarse a la espontaneidad y la inercia.

  Para pueblos como el cubano el concepto de patria tiene una significación vital. La legitimidad de sus luchas por la independencia la avaló la propia incorporación a ella del incipiente movimiento obrero. Hasta el anarquismo dio aquí pruebas de comprender que, si los obreros no tenían patria, su mejor alternativa sería conquistarla. Esa fue una de las mayores lecciones dadas por el gesto de activistas obreros como José Dolores Poyo, Serafín Bello y otros que, seguidos por numerosos compatriotas, colaboraron con Martí en la fundación del Partido Revolucionario Cubano, apoyo en el que también sobresalieron el marxista Carlos Baliño y el socialista Diego Vicente Tejera.

 Dignificación de un símbolo

 

La enseña nacional en servicios brindados por cuentapropistas
–apláudase tal uso si abona sentimientos patrióticos–

Lúcidamente en guardia contra el autonomismo y el anexionismo, Martí señaló el derrotero seguido por la enseña que llegó a encarnar los ideales de la verdadera independencia. En “El 10 de abril”, artículo de 1892 publicado en Patria, se refirió a la Asamblea de Guáimaro, de la que en 1869 nació nuestra primera República en Armas, y dijo que allí “el pabellón nuevo de Yara”, “la bandera nueva que echó al mundo Céspedes”, cedió, “por la antigüedad y por la historia, al pabellón, saneado por la muerte de López y de Agüero”. Sí, porque enarbolando esa bandera se había echado “a morir con los Agüeros el Camagüey”.

 En el pórtico de Versos sencillos había repudiado Martí el anexionismo de Narciso López. Sabía que la muerte de este, a raíz de la expedición en que trajo la bandera a Cárdenas en 1851, fue una de las que sanearon esa enseña, de la que dijo Martí en su discurso del 17 de abril de 1892 en el Hardman Hall neoyorquino, recién fundado el Partido Revolucionario Cubano: “No levantamos aquí bandera nueva, sino que ondeamos otra vez la bandera de los padres”. La dignificaron definitivamente los patriotas que habían confirmado y seguirían confirmando que el rojo del triángulo honra la sangre derramada para lograr la plena independencia.

 Para Cuba su bandera está indisolublemente asociada al sacrificio y el heroísmo, como el Himno Nacional, surgido del independentismo indoblegable. Es un deber cultivar el respeto amoroso hacia ambos, y ello conduce a fomentar también el respeto a los símbolos de otros pueblos, si se sienten representativos de estos, y a no rendir culto, ni en apariencia, a los que puedan verse como emblemas de fuerzas conquistadoras.

 

Las reglamentaciones sobre el uso de los símbolos patrios deben acendrar el respeto que ellos merecen, no propiciar que, de tan intocables, acaben resultando ajenos. No se estimule que cubanos exitosos se sientan con derecho a estampar su firma sobre la bandera. Pero alegra ver que personas jóvenes, y no tan jóvenes, llevan al cuello escarapelas que la representan y, aunque no sean de óptima factura –mejorarlas sería una meta útil–, recuerdan la que traía Martí al caer en combate y, según lo sabido, había pertenecido a Carlos Manuel de Céspedes, el Padre de la Patria.

 Patria y humanidad

 Tan injusto y frustrante como convertirlos en dogma y justificación de aislamiento sería olvidar los versos en que, ante la imagen del pabellón estadounidense impuesto por la interventora potencia norteamericana, Bonifacio Byrne exclamó: “Que no deben flotar dos banderas/ Donde basta con una: ¡la mía!” De ella dice: “Orgullosa lució en la pelea,/ Sin pueril y romántico alarde;/ ¡Al cubano que en ella no crea/ Se le debe azotar por cobarde!”.

 Cuba ha dado pruebas de un internacionalismo ejemplar. Pero antes que ver a cubanas y cubanos vistiendo camisetas y otras piezas con banderas británicas, estadounidenses o españolas que por distintas vías inundan el país, ¿no sería más estimulante que llevaran la enseña nacional? “Patria es humanidad”, escribió Martí, y añadió: “es aquella porción de la humanidad que vemos más de cerca y en que nos tocó nacer”. Su sentido de universalidad venía del subsuelo, no de la atmósfera.

 No nos confundan los cosmopolitas que, aunque diciendo otra cosa, vengan a proponer una diversidad desarraigada. Más atendible es el disgusto de una compañera latinoamericana ante jóvenes de Cuba envueltos en la bandera de Alemania para celebrar, en el coliseo de la Ciudad Deportiva habanera, el triunfo de aquel país en el reciente campeonato de fútbol dirimido en Brasil.

 Además de las banderas foráneas ya mencionadas, otra que abunda en nuestro entorno es la canadiense. En el caso de las latinoamericanas, una apreciación que podría someterse a prueba estadística sugiere que la de Venezuela ha tenido el atractivo que le viene del proyecto bolivariano y la relación de este y su líder Hugo Chávez con Cuba, su pueblo y su Revolución.

 Más allá de los goles

 Fuera de esos ejemplos, quizás la presencia que alcanzan otras banderas latinoamericanas se relaciona, en especial, con el prestigio que los países respectivos tienen en el reino del futbol. Y este, más que el deporte que debe y merece seguir siendo, parece constituir crecientemente una forma de opio de los pueblos: un opio que remite a las alucinaciones de la globalización y al culto del dinerismo, en dimensiones que difícilmente se expliquen por la importancia de los goles para la humanidad, y con esperanzas que actualizan a gran escala aquella ilusión propulsada con un lema comercial y político: “Usted sí puede tener un Buick”.

 Ahora un héroe del futbol –otros deportes requerirían comentarios similares–, un crack africano, pero triunfador en Europa, se puede establecer en Londres y –no es metáfora ni hipérbole– comprar varios Mercedes Benz para su uso personal. ¿Y qué queda para la generalidad de los jóvenes del mundo, entre ellos también futbolistas? Lo de siempre, el encantador capitalismo tiene una sola cosa mala: no todos pueden ser burgueses y tener un Mercedes.

 En lo relativo a las banderas entre nosotros, si se van a violar impune y masivamente las normas que regulan su uso, ¿no sería preferible que proliferasen las cubanas? Para eso, desde luego, su producción tendría que alcanzar las cantidades necesarias, y una distribución adecuada a tal fin, con precios asequibles para el pueblo trabajador.

Mercados vacíos de banderas cubanas favorecen el uso indiscriminado o la invasión de banderas de cualquier otro país, llegadas ya se sabe cómo. Pero no son de cualquier nación precisamente, sino de las poderosas, que con recursos variopintos venden su imagen, su discreto encanto. En el mar de banderas que pululan, ¿se ven acaso algunas de países de África, donde están muchas de nuestras raíces? Frente a excesos y déficits, estimula ver que una joven –pudiera ser también un joven– en una institución del país pinta o hace pintar en su rostro la bandera patria, y no de otras naciones, o de equipos deportivos de otros países.

 Tampoco se trata de que la bandera cubana se convierta en imagen para diseñar chancletas y ropa interior, o toallas para secarse todo. Eso se hace en países donde el mercado manda mucho más que el espíritu, mucho más que los valores patrióticos y la emancipación humana, mientras la manipulación del patriotismo justifica masacres “en cualquier oscuro rincón del mundo”.

 Melodías celestes

 Hace pocos años circuló la imagen de una aspirante de extrema derecha a la vicepresidencia de los Estados Unidos, que posó vistiendo un biquini estampado con la bandera de su país, y apuntando con un fusil. No se trata de apostar a la pudibundez: símbolos son símbolos.

 Cuba no está libre del culto a “lo de afuera”, que, propio de excolonias, se refuerza en épocas de crisis material, económica. En ese contexto alcanza un significado específico el hecho de que un establecimiento privado se “engalane” con un pedazo de bandera británica –tal vez porque los propietarios no consiguieron una completa–, y se haga llamar Txiringuito. Así asume la versión en eusquera, lengua vasca, de chiringuito, vocablo que atendibles acarreos lingüísticos identifican como nacido en Cuba, y llevado de aquí a España. En otros lares pueden adaptarlo a distintos idiomas; pero, para nosotros, es natural que siga siendo chiringuito.

Pero acaso más alarmante que transformar sin necesidad esa palabra sea que un hotel cubano, no precisamente de propiedad privada, ostente numerosas banderas y por ningún lado aparezca entre ellas la del país. Hoy en La Habana el blasón del Futbol Club Barcelona (el Barça) puede verse lo mismo en un almendrón particular, compartiendo espacio con la bandera británica, o con otra, que ondeando en la antena de un automóvil estatal. Son signos visuales que no cabe considerar al margen del pensamiento; y, si respondieran a la ausencia de él, requerirían mayor atención aún.

 No sobra insistir en que la llamada desideologización no es tal: ninguna persona normal vive sin ideología, aunque lo pretenda.

 Los promotores del desarraigo procuran desmontar todo pensamiento de raíz y alcance nacionales, emancipador, y sustituirlo por el que conviene a los intereses de la transnacionalización imperialista.

 Esta dispone de recursos poderosos para colarse en todas partes, y pasar, ante desprevenidos e incautos, como “el pensamiento moderno”, el conjunto de ideas que no parecen tales, sino melodías celestes válidas para poner en el reino de la moda, también regido por los poderosos, a quien pueble con ellas su cabeza.

 

 

*Filólogo e historiador cubano: investigador de la obra martiana de cuyo Centro de Estudios fue sucesivamente subdirector y director. Profesor titular de nuestro Instituto Superior Pedagógico y asesor del legado martiano en los planes de enseñanza del país; asesor y conductor de programas radiales y de televisión. Jurado en importantes certámenes literarios de nuestro país.  Conferencista en diversos foros internacionales; fue jefe de redacción y luego subdirector de la revista Casa de las Américas. Realizó tareas diplomáticas como Consejero Cultural de la Embajada de Cuba en España. Desde 2009 ejerce el periodismo cultural en la Revista Bohemia. Entre los reconocimientos que ha recibido se halla la Distinción Por la Cultura Nacional.

 

Tomado de su página cultural en Bohemia, donde encontrará estás y otras imágenes que por razones técnicas no agregamos acá



FARC-EP: No estamos en la recta final

2 de Setembro de 2014, 0:17, por Rosa C. Báez Valdés - 0sem comentários ainda

 

Video en Youtube

Altos funcionarios del gobierno están creando la sensación de que con la visita de las primeras víctimas del conflicto y la presencia del general Javier Flórez y de un grupo de coroneles en La Habana, lo que sigue por añadidura es la entrega de las armas y la desmovilización de la guerrilla.   

En desarrollo de esta ficción, el presidente Santos ha anunciado la creación de un Comando Estratégico de Transición que estaría encargado de supervisar “cómo es que vamos a hacer esa transición, cómo es que vamos a supervisar la desmovilización del enemigo, cómo vamos a supervisar y garantizar la entrega de armas”. Atrevida argumentación si se tiene en cuenta que ninguno de estos asuntos ha sido tema de debate en las conversaciones, y que conceptos como “transición”, “desmovilización” y “entrega de armas”, no existen ni en la gramática del acuerdo de La Habana, ni mucho menos en el lenguaje de la guerrilla.

Es necesario precisar con relación a la creación del Comando de Transición, que de ninguna manera las FARC aceptan una jerarquía militar para resolver asuntos que son de carácter político por definición, y que aspectos tan importantes como la dejación de armas, también implican la desmilitarización de la sociedad y del Estado.

Nos preguntamos entonces a qué juega el gobierno con sus anuncios, cuando lo normal sería no crear falsas expectativas, y por el contrario explicar, que si bien se avanza en varios campos, lo que está por definirse, como es el caso de las transformaciones institucionales, aún toma tiempo.

Pareciera que la estrategia es hacer creer que el proceso de paz ha entrado en la recta final, en el mismo viejo esquema, carente de imaginación, de entender la paz como entrega de las armas, ahora subordinada al alto mando militar, y sin que se den los cambios sociales, económicos y políticos que reclama el país.

No deja de causar molestia que el gobierno siga actuando como si los puntos de vista de la contraparte en la mesa no tuvieran valor ni consecuencias. Así ocurre por ejemplo en el tratamiento del denominado marco jurídico y justicia transicional, respecto al cual hemos expresado nítidamente nuestra posición adversa por la unilateralidad como se viene imponiendo. Sobre esto, además, el Ministro de Gobierno, Juan Fernando Cristo, insiste en acelerar su trámite en el congreso anunciando la aprobación de la Ley Estatutaria correspondiente en una legislatura y no en dos, como si no hubiésemos advertido que toda esa maleza jurídica que están sembrando en el campo de la paz, deberán arrancarla más adelante, si se quiere llegar al Acuerdo Final.

Esto ocurre, pese a que en reiteradas ocasiones y de manera argumentada hemos explicado que en tanto en el conflicto colombiano no hay un vencedor ni un vencido, no es viable que el Estado imponga su juridicidad o pretenda fungir como juez y parte. El único marco jurídico que admitimos es el acuerdo general de La Habana en el que Estado e insurgencia son partes iguales. Recordemos que ahí, el numeral 5 del punto 3 referido a Fin del conflicto, expresa que “El Gobierno Nacional revisará y hará las reformas y los ajustes institucionales necesarios para hacer frente a los retos de la construcción de la paz”.

Los alardes y el ventajismo que colocan la visita del general Flórez a La Habana, como una demostración de victoria del establecimiento, no se corresponde con la disposición que la insurgencia ha mostrado en aras de buscar caminos dignos hacia la reconciliación.

Las tergiversaciones y reconceptualizaciones que el gobierno viene haciendo del acuerdo general de La Habana, de su agenda y de varios de los convenios que hemos hecho en su desarrollo nos obligan a pedir de manera pública una reunión de emergencia que permita repasar y esclarecer el sentido de lo pactado y retomar la bilateralidad que debe primar en la marcha de las decisiones que tengan que ver con el proceso.

Al mismo tiempo, cordialmente invitamos al Ministro de Gobierno a hacer presencia en La Habana para intercambiar sobre nuestros puntos de vista en torno a los problemas anteriormente expuestos y para darle nuestras apreciaciones sobre lo que realmente hemos acordado con los plenipotenciarios gubernamentales. Esto, en el entendido de que el proceso de paz no puede seguir andando por el riel de la agenda mediática y de las interpretaciones amañadas. Una sola es la agenda, y su contexto es el Acuerdo del 26 de agosto del 2012. Lo demás es fantasía.

Delegación de Paz de las FARC-EP

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Tomado de ANNCOL


Programa de la TV brasileña dedica debate al caso de Los Cinco

1 de Setembro de 2014, 22:29, por Rosa C. Báez Valdés - 0sem comentários ainda

El programa "Mejor y Más Justo" de la Televisión de los Trabajadores de Brasil (TVT), dedicó su hora de debate de este jueves, al caso de los Cinco Héroes Cubanos. Invitados como panelistas el intelectual brasileño Fernando Morais, la Cónsul en Sao Paulo Ivette Martínez y el académico Max Altman, el intercambio recogió la historia, actualidad y expectativas del Caso.

 Fernando Morais, escritor del libro “Los últimos soldados de la guerra fría” recordó en detalles cómo fueron apresados los Cinco, las condiciones en las que tuvieron que vivir en el “hueco” antes de ser juzgados y las excesivas penas a las que fueron condenados. Morais comentó también su experiencia en las últimas jornadas de solidaridad con los Cinco en Washington, donde cientos de intelectuales, parlamentarios, políticos, periodistas, académicos, realizan una caminata frente a la Casa Blanca, con el reclamo “Obama, give me five”.

 La funcionaria Ivette Martínez condujo su intervención hacia las acciones de apoyo de los Comité de Solidaridad por la Libertad de los Cinco en Brasil y la necesidad de sumar a la campaña figuras políticas que puedan influir sobre el Presidente de los Estados Unidos. Agregó que aunque Obama no tuvo responsabilidad legal en el Caso tiene hoy la oportunidad y prerrogativa presidencial para poner a Gerardo, Antonio y Ramón en libertad. La diplomática insistió en la necesidad de crear nuevas iniciativas y redoblar las acciones para lograr ese gesto humanitario del mandatario estadounidense.

 Por su parte, el periodista Max Alman, coordinador del Comité Paulista de Solidaridad con los Cinco, exaltó la poca voluntad del gobierno norteamericano para buscar una solución al caso, a pesar de las múltiples propuestas de dialogo del gobierno cubano. Reiteró que ya fueron agotados todos los recursos legales posibles por lo que resta fortalecer la presión de la opinión pública internacional sobre el Presidente Obama y sensibilizarlo a que otorgue el perdón presidencial a los tres que permanecen en cárceles norteamericanas.

 La teleaudiencia participó con comentarios online y preguntas sobre cómo hacer para sumarse a esta campaña. El programa demostró que con sólo enunciar esta causa justa, se ganan aliados honestos, que coinciden con que Gerardo, Antonio y Ramón deben ser puestos en Libertad.

 

Tomado de Facebook



Defensa cultural de América Latina

1 de Setembro de 2014, 21:06, por Rosa C. Báez Valdés - 0sem comentários ainda

Por Luis Britto García

 

1

¿Cómo defender los cambios logrados  y aquellos todavía en proyecto en América Latina y el Caribe? Un dogma oponía los ejércitos latinoamericanos a los cambios sociales. El axioma dejó de ser cierto en las sociedades con ejércitos de oficialidad de origen policlasista. La institución armada apoya decisivamente las reformas en Venezuela, Ecuador y desde luego en Nicaragua, y no se opone a ellas en Argentina y Brasil, entre otros países.

2

Sin embargo, en la región persisten fracciones de sus ejércitos que han intentado golpes contra los presidentes electos,  y perduran más de seis decenas de bases de potencias imperiales. Rafael Correa demostró que se las puede expulsar, al actuar con decisión y patriotismo contra la base de Manta. Atilio Borón ha señalado que así como Estados Unidos libró sus primeras batallas por la hegemonía en América Latina, librará también allí las últimas. Debemos prepararnos.

3

El desafío internacional de América Latina consiste en abogar por la Independencia de los territorios de la región todavía sometidos al colonialismo, tales como Puerto Rico o las Malvinas, y enfrentar a la Alianza del Pacífico, integrada en parte por gobiernos herederos de regímenes que soportaron prolongadas intervenciones,  aplicaron drásticas políticas de eliminación física de la izquierda, aceptan bases estadounidenses y se someten al Consenso de Washington. Quizá las nuevas organizaciones integracionistas deban concertar alianzas militares o tratados de paz y no agresión que dificulten los conflictos y sobre todo la injerencia imperial en ellos. América Latina, zona de paz, sólo debería esgrimir las armas contra agresores extraños a la región.

4

En América Latina y el Caribe problemas comunes afortunadamente coexisten con una cultura esencialmente común, en donde la preponderancia de dos lenguas romances y de una religión abre caminos para la intercomunicación de diferencias y semejanzas. La conciencia de la latinoamericanidad es el fundamento de todos los proyectos de integración social, económica, política, diplomática y estratégica. El desafío consiste en reafirmarla con sistemas educativos y académicos abiertos a todos  que analicen nuestras realidades, sus problemas y las formas de resolverlos mancomunadamente.

5

Repetidamente  preconizamos medidas tales como: Revisión y divulgación de nuestra Historia común. Libertad y fomento de la circulación de bienes culturales entre nuestras repúblicas. Rescate, preservación y enaltecimiento de nuestro patrimonio cultural. Desarrollo de políticas para eliminación definitiva del analfabetismo, gratuidad de la enseñanza en todos sus niveles, sistemas masivos de educación a distancia y normas integrales de validación y reválida de estudios. Rescisión de todos los acuerdos y tratados mediante los cuales Estados Unidos y  Europa ejercen influencia o control sobre los contenidos y métodos de nuestros sistemas educativos y de investigación. Orientación de la investigación académica y científica hacia nuestros problemas regionales. Protección para la música, la cinematografía, la televisión regional. Red de agencias informativas regionales. Rigurosas normas de responsabilidad social para los medios de comunicación. Multiplicación de emisoras alternativas y de servicio público con alcance continental. Creación de redes de Institutos de Estudios Latinoamericanos y del Caribe. Adscribir la difusión y el apoyo para el cumplimiento de estas metas a redes de medios de comunicación de servicio público: libres, alternativos  y comunitarios que nos ayuden a pensar a la región como un cuerpo interdependiente e integrado.

La conciencia cultural presente es el más invulnerable escudo contra la agresión venidera. Forjémosla.

 

http://www.facebook.com/Luis.Britto.Garcia

Enviado por su autor

 



Plataforma Global contra las Guerras: ¡Súmate!

1 de Setembro de 2014, 18:43, por Rosa C. Báez Valdés - 0sem comentários ainda

Paremos la devastación planetaria

Desde el principio de la nueva ronda de la agresión israelí a Gaza, varios presidentes y millones de ciudadanos latinoamericanos se convirtieron en la vanguardia de la batalla contra la masacre. La iniciativa boliviana de la Red En Defensa de la Humanidad (REDH), dirigida por el presidente Evo Morales y apoyada por Eduardo Galeano, Silvio Rodríguez y Obispo Raúl Vera, entre otros muchos, ya funciona. Se ha boicoteado el comercio con Israel y se está trasladando a los heridos palestinos a sus países.

A dicha iniciativa se une un proyecto más amplio: una PLATAFORMA GLOBAL CONTRA LAS GUERRAS (PGCG), que integraría a ciudadanos y asociaciones. Estaría dirigida por un Comité Internacional en Contra de la Guerra Global y Permanente (CICGG), cuya misión es advertir de las consecuencias humanitarias de las guerras sofisticadas que están en marcha y las que se están gestando e intentar evitarlas.

La conclusión de la mayoría de los conflictos de América Latina muestra que la paz es posible,  desmontando la falacia de que “la guerra es la salida a las crisis profundas”, Libia e Irak son ejemplos. Las actuales guerras globales requieren una respuesta activa,  moral y cívica y una movilización a nivel global. El gasto mundial con fines militares asciende a 3,3 millones de dólares por minuto, 198 millones de dólares por hora, a 4.800 millones diarios…..y mañana habrá una y otra guerra. Debemos reclutar a millones de personas bajo el lema de que la guerra no es que sea el último recurso, sino que no es un recurso.

 

Por otra parte, Tercera Información reseño así el 2 de julio próximo pasado, la presentación de la Plataforma:

 

Presentación de la Plataforma Global contra las Guerras

 

(Video en Youtube)

El pasado martes 26 de junio se presentó en el Club de Amigos de la Unesco de Madrid la Plataforma Global contra las Guerras, una iniciativa del Colectivo Internacional Ojos para la Paz y apoyada por la Plataforma No a la Guerra Imperialista de la Comunidad de Madrid.

Durante la presentación, a la que asistieron varios medios de comunicación, nacionales e internacionales, dio lectura al manifiesto de la Plataforma la escritora Rosa Regás, ex-directora de la Biblioteca Nacional. También intervinieron en el acto Leonor Massenet, destacada activista contra la guerra en Libia a través de su blog "Leonor en Libia", y Alfredo Embid, médico especializado en los efectos de la radiactividad y editor del boletín "Armas contra las Guerras".

 El manifiesto de la nueva plataforma anti-belicista [que puede leer debajo]  está firmado por más de 200 personas y organizaciones, y en el destaca la presencia de escritores como José Luis Sampedro o Carlos Fabretti, además de Rosa Regás, de dirigentes políticos como Julio Anguita, Francisco Frutos, Juan Manuel Sánchez Gordillo o Ángeles Maestro, y de activistas por la paz y los derechos humanos de todo el mundo como Marinella Correggia, Sara Flounders, John Catalinotto, Jorge Beinstein o Hugo Gómez entre otros muchos. Además, este manifiesto también lo subscriben el Premio Nobel de la Paz Adolfo Pérez Esquivel y el ex-director general de la UNESCO Federico Mayor Zaragoza.

 

  Plataforma Global Contra las Guerras: Manifiesto

Auspiciada por el colectivo internacional Ojos para la Paz, ha quedado constituida la Plataforma Global contra las Guerras.

Ante la continua manipulación mediática sobre los conflictos en Oriente Medio y África -alentados desde la autodenominada “Comunidad Internacional”, que encabeza EE.UU., que se vienen desarrollando de acuerdo con un guión programado;

Ante las mentiras que se difundieron sobre Yugoslavia, Irak, Afganistán, Libia... ,y se están difundiendo sobre Siria e Irán, por unos medios de comunicación que funcionan al dictado del Imperio;

Ante las complicidades de numerosos intelectuales de la supuesta "izquierda", que no solo miran hacia otro lado sino que llegan a justificar lo que han acuñado como "guerra humanitaria", convirtiéndose en hacedores del pensamiento único y allanadores del camino que conduce a la comisión de los crímenes más execrables, es decir: cómplices de estos crímenes.

Ante la flagrante vulneración por la autodenominada “Comunidad Internacional” del ordenamiento jurídico internacional y del mandato de la Asamblea General de la ONU, que, junto a la Liga Árabe, ha encomendado a Kofi Annan una misión de Paz en Siria, cuyo punto principal es un alto el fuego. Alto el fuego que es vulnerado abiertamente por quienes entrenan, financian, dotan de armamento e introducen en Siria a los mercenarios que se dedican a sembrar el terror, cometiendo asesinatos, matanzas de población, sabotajes, voladuras de edificios, de autobuses, de depósitos de combustible, etc.

Ante el doble discurso mantenido por una “Comunidad Internacional”, que condena el terrorismo de palabra mientras que lo financia, con la finalidad de provocar golpes de estado e ir ocupando los países que convienen a sus intereses estratégicos, y muy principalmente los que cuentan con petróleo y gas. Frente a esta guerra total y criminal, que se va extendiendo como un cáncer, es necesario que los ciudadanos griten ¡¡¡Basta!!! -

Y continúa una extensa lista de personalidades el mundo que se adscribieron a este loable empeño y que usted puede revisar en

http://www.leonorenlibia.com/index.php?option=com_content&id=1323:plataforma-global-contra-la-guerra&catid=16:catcampanas

En el día de ayer la compañera Purificación de la Blanca nos envió este mensaje, con el fin de retomar las acciones de la Plataforma:

 

Ojos para la Paz

Queridas/os compañeras/os: 

Como sabéis, estamos reactivando la Plataforma Global contra las Guerras, porque el tiempo apremia y porque los Cuatro Jinetes del Apocalipsis  (EEUU, y sus lacayos Reino Unido, UE e Israel) necesitan una guerra mundial que reactive el moribundo dólar y la economía capitalista. Ya tenemos en plantel a  estas personalidades:

Federico Mayor Zaragoza, Ex-Secretario General de la UNESCO

Stella Calloni, periodista, articulista, ensayista, corresponsal en su país del diario La Jornada. Es autora de “Los años del Cóndor”. Argentina

Adolfo Pérez Esquivel, Premio Nobel de la Paz

Michel Collon, escritor, periodista, investigador

Ahmed Bensaada, doctor en física, escritor, ensayista

Rigoberta Menchú, Premio Nobel de la Paz

Mairead Maguire, Premio Nobel de la Paz

Jorge Beinstein, profesor titular de las cátedras libres “Globalización y Crisis” en las Universidades de Buenos Aires y Córdoba (Argentina) y de La Habana (Cuba), y Director del Centro de Prospectiva y Gestión de Sistemas (Cepros).

Rafael Correa y Evo Morales probablemente se sumen también.

 

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