Por Rashid Sherrif*
El que tenga alguna duda acerca de la recuperación de Chávez, basta con verlo en estos últimos días, y más aún, con acercarse a él para convencerse de lo contrario.
El que escribe, desde Caracas, llegando de su lejana tierra africana, lejana en la distancia pero tan presente en el paisaje diario venezolano, llegó aquí de voluntario y costeando su propio viaje, por el afán de expresar su solidaridad activa y fraternal con el pueblo venezolano en estas horas decisivas de su destino.
Primero, déjenme aclarar de dónde venimos: Las fuerzas imperiales en su decadencia actual, en su gran desespero están lanzando una gigantesca ofensiva en contra de los pueblos del Sur en un intento para dominarlos con una tenaza mayor y más eficiente todavía que el sistema neocolonial impuesto por ellos, al frustrar las aspiraciones de los pueblos por su independencia y soberanía. Hoy las fuerzas imperiales buscan salvar el sistema capitalista global en su crisis no cíclica como antaño, pero su crisis sistémica en su fase de decadencia al igual que pasó con otros imperios en la historia.
No es ninguna casualidad que las fuerzas imperiales al iniciarse este siglo, llamándolo de forma abusiva con su soberbia habitual “el siglo americano”, han desatado sus fuerzas con la mayor brutalidad y criminalidad en contra de pueblos que ellos llaman objetivo “blando”, o sea fácil y rápido de vencer, aunque la realidad ha demostrado lo contrario: Afganistán, Irak primero, y ahora Libia totalmente destruida al suelo, Siria todavía en resistencia y con Irán en el camino: todos pueblos del Sur y países que en su mayoría son de fe musulmana. A la vez, como siempre, se han asegurado los servicios de sus lacayos y creaturas, las monarquías del Medio Oriente, desde Jordania, Arabia Saudita hasta los Estados artificiales y verdaderas bases “off shore” de los EEUU que son los Emiratos y Qatar.
Como siempre, el enemigo por tener fuerzas preparadas y amplios recursos, aprende rápido y pasa al contra-ataque; en este caso despertándose rápido de la gran sorpresa general histórica para aprovecharse de la insurrección popular pacifica y victoriosa del pueblo tunecino, en el norte de África, para desviar ese grandioso movimiento de pueblo y agarrarse de la nueva oportunidad creada por la “chispa tunecina” para lanzar a gran escala su ya preparada masiva ofensiva colonial de nuevo tipo en tierras africanas y del Medio Oriente.
Este escenario de guerra conlleva una estrategia a corto y largo plazo de Washington para asentar un nuevo colonialismo basado esta vez en las fuerzas conservadoras y retrogradas de los islamistas sunitas, fuerzas del terror y muerte, creaturas desde décadas del propio imperio que a veces le son dóciles y otras veces fuera de su control, hasta su recuperación actual.
El objetivo estratégico de las fuerzas imperiales de EEUU y Europa (la que se ha vuelto un simple vagón arrastrado por los primeros), es doble y concomitante: controlar las fuentes de energía fósiles y las fuentes de agua subterráneas desde su fuente; a la vez y de forma decisiva controlar las rutas marítimas y terrestres desde y hacia las mismas. Esto fundamentalmente en contra de la economía ascendente de China y un golpe artero contra la OPEP.
No ha sido ninguna casualidad el golpe de Estado constitucional contra el Presidente Lugo, después del golpe en Honduras y los intentos golpistas en Venezuela, Bolivia y Ecuador, países hoy en la primera trinchera de la lucha anti-imperialista. En particular, hablando de fuente de energía y de las rutas hacia las mismas, Venezuela está desde hace mucho tiempo en la mira del enemigo más despiadado de los pueblos del Sur: su cercanía a las costas del Texas con un bajo costo de trasporte marítimo, además del bajo costo por su compra que facilitaría un hipotético gobierno entreguista y vendepatria de la oposición al chavismo. Esta aventura del imperialismo yanqui por su peligro extremo junto con las aventuras actuales de tipo colonial en África del Norte y el Medio Oriente pondrían sin duda la humanidad al borde del colapso.
De allí la importancia capital del proceso electoral actual en Venezuela tanto para el pueblo venezolano como para toda la región sur de América y el resto del mundo Sur y Norte. Y Chávez acierta cuando dice que la pelea aquí es entre patriotas y vendepatria; es la pelea esencial y fundamental contra el imperialismo, para alcanzar la verdadera independencia y la soberanía: en esto coincidimos todos los pueblos del Sur, y por eso nuestro Norte es el Sur!
Recordemos que una vez le tocó al heroico pueblo cubano vivir horas vertiginosas con el riesgo de una conflagración nuclear mundial durante los días tan dramáticos de la Crisis de Octubre. Hoy, en condiciones distintas, le toca al pueblo de Venezuela mantener la misma firmeza y la misma determinación para defender sus recursos naturales, o sea su independencia y su soberanía. Por eso, la lucha del pueblo venezolano es hoy una lucha patriótica como seguidores de Bolívar, Zamora y el Heroico Guerrillero en las selvas de Bolivia. A la vez, esta lucha tiene una trascendencia planetaria como fue el caso de Cuba en la Crisis de Octubre. Se trata de la supervivencia de un pueblo íntimamente ligada a la supervivencia de los países del Sur (El ALBA, UNASUR, MERCOSUR y la CEPAL). No sería exagerar diciendo que la lucha anti-imperialista global es la propia lucha por la supervivencia de la Humanidad y hasta la Tierra Madre.
Por eso, los pueblos y sus gobiernos que defienden su legitima soberanía, pueblos del Sur, deben tener las armas suficientes y eficientes para defenderse de las intervenciones criminales de las fuerzas imperiales y no presentar un “blanco blando”, facilitándoles así la tarea de la destrucción de nuestras vidas.
Como bien sabemos, una vez el pueblo de Vietnam luchó por décadas casi solo, con el alto riesgo de volver a la edad de la piedra, como bien lo amenazaron sus enemigos, los que son nuestros enemigos. Entonces, hay que aclarar que Vietnam luchó por todos nosotros, y nos abrió el camino de las luchas independentistas en Asia y en África después de la Segunda Guerra Mundial. Y Vietnam nos orientó con la firme sabiduría del Tío Ho; y Cuba con su firmeza, como dijo Fidel años atrás, tal un peñón de granito contra el cual se han estrellado todas las conjuras imperiales y todas las mentiras, con su pueblo erguido también luchó y sigue luchando por nosotros, con su gran dignidad frente al bloqueo criminal por décadas. Amor con amor se paga, como dicen aquí: nada más natural hoy en día mostrar a plena luz, con los hechos una solidaridad activa con el pueblo venezolano que lucha por todos nosotros y que no está ni debe estar solo.
Hoy, repito, la pelea aquí es entre patriotas y vendepatria, exactamente como está pasando en mi tierra africana de Túnez: entre vendepatrias islamistas y patriotas seguidores de nuestro Prócer de la Independencia, nuestro José Martí, el gran poeta Abul Kacem Echabbi. Estando en Caracas, estoy a la vez en Túnez. Nuestra lucha es común, sellada tanto por el enemigo común como por nuestros valores y aspiraciones a la independencia y la soberanía nacional.
Aquí, en esta grandiosa batalla electoral, también batalla de las ideas, puedo notar como testigo desde afuera y con la distancia a la vez con el apego a los mismos ideales, que ya existe como evidencia una legitimidad, llamémosla revolucionaria o del cambio. Esta legitimidad se refiere a la obra ya realizada y todavía en proceso por parte del Gobierno Bolivariano, la que a su vez está representada por el candidato del PSUV. Falta la legalidad de un nuevo mandato que solo el pueblo decide en las urnas y otorga como soberano. En todo caso, puedo afirmar a la luz de los hechos del cambio ya ocurrido en la última década, que incluso en el caso muy remoto e hipotético de que el candidato de la oposición gane la elecciones presidenciales, cual una victoria pírrica, solo ganaría la legalidad del mandato presidencial y jamás la legitimidad que se ha ganado ya el candidato Chávez.
Me gusta repetir lo que Chávez dijo anoche: “Volverán Tin-tan y Rintintin, pero ellos nunca más volverán”. ¡Ojala sea así! [Ojala es una expresión Árabe, como sabemos].
Estando presente a dos pasos del Presidente Chávez en las gigantescas concentraciones en el Valle y ayer en Petare, puedo afirmar claramente como testigo presencial, alerta y activo, que en Venezuela también hay un pueblo erguido y determinado a luchar por la patria como el pueblo vietnamita y el cubano. Y lo mínimo que un ciudadano libre de otras tierras -como es mi caso de simple ciudadano africano despierto y alerta- puede hacer es precisamente tomar la iniciativa y afirmar aquí mismo, en carne y hueso, una genuina y humilde expresión de solidaridad.
Ayer en Petare, viendo caer la noche desde la tarima presidencial, a dos pasos del candidato Chávez en su cumpleaños, dándonos su amplia y robusta espalda, vi a lo lejos encenderse el cerro de mil luces: era un bello espectáculo estelar desde el punto de vista estético. De pronto Chávez recordó a este pueblo ayer excluido y marginalizado de Petare que fueron ellos los que rescataron a su Presidente al día siguiente de su secuestro, día del golpe de Estado de Carmona movido por el gobierno de EEUU. Les recordaba en realidad que ellos fueron sujetos protagonistas de una página gloriosa de la lucha anti-imperialista de este pueblo. Ellos al rescatar a su Presidente han afirmado que han pasado de un poblado con energías dispersas arriba y abajo del cerro, y se han vuelto una poderosa fuerza de pueblo, consciente de su propio destino. Y yo me preguntaba de pie, sintiéndome honrado por la oportunidad de vivir estas horas aquí en este sitio, me preguntaba ¿como un pueblo excluido con energías disgregadas por tantas generaciones llega a forzar el destino, a constituir una tan formidable fuerza del cambio? Y con la presencia física impresionante y carismática de éste hombre agigantada su estatura ya en la Historia, con su extraordinaria energía recuperada y su pasión contagiosa, a la vez con la prístina claridad de su pensamiento, brotó en mi mente una respuesta como surge una evidencia: este fenómeno sociopolítico de las energías dispersas de un pueblo ayer excluida, hoy hechas fuerzas vivas del cambio, ocurre –como bien decía el Che recordado ayer en el discurso- cuando lo extraordinario se vuelvo cuotidiano, es decir en éste caso aquí cuando líder y pueblo se hacen UNO. Por eso Chávez está en lo cierto cuando dice que Chávez se ha hecho pueblo.
A esto, decido llamar hasta en sentido espiritual: la Pasión de Chávez.
*Patriota Tunecino & Internacionalista
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