Por Wilkie Delgado Correa*
Los cubanos son una actitud, una conciencia colectiva, una sensibilidad y una voluntad de servir a la cultura, a la Patria y al mundo.
Las grandes agencias de la información desinformadora, ya reporten desde oriente o de occidente, no acostumbran a tratar con objetividad y menos con benevolencia a este país llamado Cuba, que navega a favor del tiempo por el mar de las Antillas mientras resiste y hiende con su proa las olas y los ventarrones que arroja, en cuantas direcciones se le antoja, la maledicencia y malquerencia del imperio norteamericano y sus súbditos mayores o menores, pero iguales en una posición común abyecta.
Las noticias que afean o afectan su imagen se pasan por el tamiz de lupas de tipo de telescopio astronómico, en un esfuerzo canallesco que no reconoce un ápice de escrúpulos para confundir y desparramar la insidia por este mundo tan interconectado y tan engañado.
De ahí que las noticias sobre verdades hermosas e incontrastables sobre Cuba quizás jamás aparezcan reflejadas en tales fuentes noticiosas, y sean guardadas en un archivo de hechos no acontecidos, pues para todo hay malabarismos en los dechados de la “prensa libre”, tan vendidos al mejor postor y amaestrados a través de reflejos condicionados.
Veamos sólo un ejemplo sobre este asunto. Durante el mes de julio se ha venido celebrando las graduaciones en las facultades y universidades de Ciencias Médicas de Cuba, y por supuesto en las restantes universidades de otros campos del saber.
Y es que hoy en Cuba se recogen los frutos de una política que estuvo trazada por la intención de los revolucionarios liderados por Fidel cuando atacaron el Cuartel Moncada el 26 de julio de 1953 para liberar a Cuba de la tiranía y del estado de cosas imperante, y que fuera argumentada en el magistral alegato de defensa del líder de la Revolución titulado La Historia me Absolverá.
A principios del triunfo de la Revolución, Che Guevara definió con palabras certeras los propósitos de la tarea transformadora de las universidades, los estudiantes y los profesores, cuando expresó, en el acto solemne en que se le confería el título de Doctor Honoris Causa de Pedagogía de la Universidad Central de las Villas, el 28 de diciembre de 1959, lo siguiente:
“Y, ¿qué tengo que decirle a la Universidad como artículo primero, como función esencial de su vida en esta Cuba nueva? Le tengo que decir que se pinte de negro, que se pinte de mulato, no sólo entre los alumnos, sino también entre los profesores; que se pinte de obrero y de campesino, que se pinte de pueblo, porque la Universidad no es el patrimonio de nadie y pertenece al pueblo de Cuba”.
Y dos años después, en el discurso en la Escalinata de la Universidad de La Habana, el 27 de noviembre de 1961, con motivo del fusilamiento de los estudiantes de Medicina de 1871, expresaba a los estudiantes:
“Lo han hecho para dignificar esta escalinata, para dignificar esta y todas las universidades de Cuba, y para hacer posible, precisamente, que se abrieran sus puertas a todo el mundo, que se abrieran sus puertas, como hoy se abren, al campesino y al obrero, al blanco o al negro, sin discriminación, a todo aquél que quiere estudiar para perfeccionarse y quiera perfeccionarse, no para medrar con sus conocimientos nuevos, sino para ponerlos al servicio de la nación, para ponerlos al servicio de la sociedad, para saldar esa pequeña deuda que cada uno de nosotros tenemos con la sociedad que nos cría, que nos viste, y que nos educa.
Ese es el único deber. Y ustedes honran así a todos los mártires y honran así a todos los compañeros que todavía tendremos que caer en estas luchas, estudiando cada día más, perfeccionándose cada día más, pensando también en cada momento de debilidad que están esperando por ustedes las fábricas y las escuelas, los talleres de arte, las universidades, que toda Cuba espera por ustedes, que no se puede perder un minuto, porque todos estamos caminando hacia el futuro, y el futuro necesita de técnica, necesita de cultura, necesita de alta conciencia revolucionaria”.
La política de la Revolución para las universidades en el campo específico de la salud, quedó refrendado en la Ley de Reforma de la Enseñanza Superior de 10 de enero de 1962. En la misma se expresaba, como consideraciones conceptuales:
"La salud es uno de los aspectos más importantes del bienestar material del hombre. La sociedad necesita médicos y enfermeras, necesita clínicas y hospitales, en los que la ciencia más avanzada esté al servicio de todo el pueblo. Esto representa para la Universidad un mayor esfuerzo en términos cuantitativos y una orientación completamente distinta desde el punto de vista cualitativo de lo que fue hasta hoy la enseñanza y la práctica de la Medicina, pero también en este caso la determinación de los recursos materiales y la orientación de los planes de estudio de la Facultad de Ciencias Médicas tienen que basarse en una evaluación de las necesidades de la sociedad cubana y del plazo en que estas necesidades pueden ser satisfechas. En 1953 existían en Cuba 6 201 médicos y 1 934 dentistas; en cambio, solo había 1 763 enfermeras profesionales. Sin ir más lejos, aquí está un caso típico de desproporción entre dos actividades relacionadas entre sí, resultado de la anarquía y de la falta de planificación y de orientación social en el cuadro de la salud. Para atender adecuadamente a las necesidades de salud del pueblo de Cuba en 1970, será necesario tener de 10 000 a 12 000 médicos".
“El conjunto de principios acordados –señala la Ley de Reforma Universitaria- debe conferir a la institución universitaria, una vez provista de idóneo elemento humano, una base funcional eficiente a un “espíritu”, es decir, una actitud, una conciencia colectiva, una sensibilidad y una voluntad de servir a la cultura, a la Patria y al mundo”.
En el discurso del Che Guevara en el Primer Encuentro Internacional de Profesores y Estudiantes de Arquitectura, el 29 de septiembre de 1963, señalaba:
“Además, nunca debemos olvidar que la Revolución cubana, por la fuerza de su ejemplo, no actúa solo aquí, internamente, y que sus deberes están más allá de las fronteras de Cuba: el deber de expandir la llama ideológica de la Revolución por todos los rincones de América, por todos los rincones del mundo donde se nos escuche; el deber de ser sensibles ante todas las miserias del mundo, ante todas las explotaciones y las injusticias; el deber que sintetiza Martí en una frase que muchas veces hemos dicho, y que siempre debemos tener en la cabecera de nuestra cama, en el lugar más visible, y es aquello de que ‘Todo hombre verdadero debe sentir en la mejilla el golpe dado a cualquier mejilla de hombre’ “.
Esa debe ser la síntesis de las ideas de la Revolución hacia todos los pueblos del mundo. Y así debe estar siempre nuestra juventud: libre, discutiendo, intercambiando ideas, preocupada por lo que pasa en el mundo entero, abierta a la técnica de todo el mundo, recibiendo de todo el mundo lo que nos pueda dar, y siempre sensible a la lucha, a las desgracias, a las esperanzas de los pueblos oprimidos.
En esa forma iremos construyendo nuestro futuro”.
Cosecha de este futuro, construido en estos años, son las graduaciones de profesionales de las ciencias médicas que hoy se efectúan a lo largo del país, que son reflejo de la lucha de Cuba, a nivel nacional e internacional, para garantizar el derecho humano a la vida, en primer término, para complementar la vida con el derecho a la salud, en forma gratuita, en segundo término, y para asegurar una calidad de vida como elemento indispensable del bienestar general de hombres, mujeres, niños, adultos y ancianos.
¿Destacarán las agencias de noticias el acontecimiento trascendente, casi inverosímil, de que en Cuba, que en 1959 contaba con unos 6 mil médicos, cuya mitad aproximadamente emigró a principios de la Revolución detrás de su clientela pudiente o los cofrades de clase, pero muy acuciados por la propaganda yanqui, en este mes de julio del 2012 se han graduado 5 315 médicos cubanos y 5 694 jóvenes que proceden de 59 países?
¿Pondrán en sus titulares que esta constituye la mayor graduación médica en la historia de Cuba?
¿Reflejarán el significado de que un país pequeño como Cuba y perteneciente al Tercer Mundo, en este curso 2011-2012, alcance una cifra total de graduados en Ciencias Médicas de 32 mil 171 profesionales, entre cubanos y extranjeros, en las carreras de Medicina, Estomatología, Psicología, Enfermería y Tecnología de la Salud?
¿Reflejarán es sus despachos las agencias trasnacionales de que entre estos graduados los hay también norteamericanos?
¿Añadirán las agencias, en demostración de una objetividad honrada, que profesores cubanos participan en la formación de más de 29 mil estudiantes en 8 países?
¿Acaso aportarán el dato de que Cuba cuenta con más de 43 mil profesores como valioso recurso académico para las actividades formativas de pre y posgrado?
Pero se podría añadir más, ya que entre los acontecimientos relevantes ignorados por la “gran prensa” y que nunca estará dispuesta a reconocer, está el hecho de que desde el triunfo de la Revolución en 1959 hasta el año 2010 se han graduado en Cuba más de 108 mil médicos.
Pero en fin, lo reflejen o no las grandes agencias transnacionales de desinformación, la verdad está ahí, tozuda e imperturbable, desmoralizadora de mentirosos viles; Cuba sigue construyendo su futuro y el de otros pueblos, siendo fieles a las ideas del Che en el sentido de que “así debe estar siempre nuestra juventud: libre, discutiendo, intercambiando ideas, preocupada por lo que pasa en el mundo entero, abierta a la técnica de todo el mundo, recibiendo de todo el mundo lo que nos pueda dar, y siempre sensible a la lucha, a las desgracias, a las esperanzas de los pueblos oprimidos”.
Pues no es asunto para dudar por nadie de que se ha cumplido el presupuesto definido desde principios de la Revolución cubana, ya que las Universidades cubanas, desde hace años, están provistas del idóneo elemento humano, de una base funcional eficiente y de un “espíritu”, es decir, una actitud, una conciencia colectiva, una sensibilidad y una voluntad de servir a la cultura, a la Patria y al mundo.
Y es que lo que estaba por hacer, como parte de una historia trágica, está felizmente realizado hasta esta etapa de hoy, en que si bien se mira hacia atrás para ver el punto desde donde iniciamos la marcha, también se proyecta la visión hacia adelante, pues hay muchos caminos que recorrer en este mundo y hay millones de seres humanos que esperan una salvaguardia para sus vidas, la salud y el bienestar físico, mental, social y ambiental.
¿Acaso no son razones suficientes para no descansar hasta lograrlo plenamente?
*Médico cubano; Profesor de Mérito del Instituto Superior de Ciencias Médicas de Santiago de Cuba.
Imagen agregada RCBáez
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