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El asesor de Obama que conocí

3 de Junho de 2012, 21:00 , por Rosa C. Báez Valdés - 0sem comentários ainda | No one following this article yet.
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Por Aleida Godínez
 
 
 
 
La noticia no nos sorprende; Ricardo Zúniga, un exdiplomático estadounidense acreditado en La Habana -a donde vino a violar sistemáticamente la Convención de Viena- reemplazará al colombiano Dan Restrepo como asesor principal de política hacia América Latina del Consejo de Seguridad Nacional (NCS), informó la Casa Blanca. El libelo miamense El Nuevo Herald lo ha calificado como especialista en derechos humanos durante sus servicios en la misión diplomática, a pesar de las denuncias y las pruebas que Cuba ha esgrimido con toda razón.

¡Hay una fuerte oposición en Cuba! Fueron las primeras palabras que le escuché decir al recién estrenado Director para Asuntos del Hemisferio Occidental del Consejo Nacional de Seguridad de Estados Unidos cuando lo conocí en un almuerzo de despedida a la entonces Jefa de la Sección de Intereses de Norteamérica Vicky Huddleston en su residencia oficial el 27 de agosto de 2002.


Pocas veces lo vi sorprenderse como aquella cuando supo que dirigía una “Confederación sindical”, y que me desempeñaba como la “mano derecha” de la mercenaria Martha Beatriz Roque Cabello, al frente de una “Asamblea” que decía promover la “sociedad civil” y que fraudulentamente se inscribía en la Sección de Intereses con el record de agrupar a más de 350 organizaciones de “disidentes”. En la ocasión, a la que fueron invitados 12 de los mas importantes cabecillas amamantados por Estados Unidos, la Jefa de la SINA se presentó oficialmente en el medio contrarrevolucionario a Francisco Daniel Sainz como Primer Secretario, Ricardo Zúñiga como Segundo y a Nicholas Giacobbe, Segundo Secretario de Prensa y Cultura el que mas tarde resultó ser  “el hombre de los suministros”.


Nos encontramos por segunda vez el 18 de septiembre cuando James Cason asumió su papel al frente de los intereses yanquis en La Habana y se encontró con 18 de sus asalariados en la Biblioteca privada de la residencia para conocer sus proyectos y del resultado de su labor al frente de la “oposición a Castro”. En esta reunión se hizo acompañar de Louis Nigro, Segundo Jefe de la SINA, Gonzalo Gallegos, Secretario de Prensa y Cultura y un enigmático y callado funcionario en tránsito nombrado Teddy Taylor.


Su desfachatez llegó a tal punto de fundar  en La Habana el Partido Juventud Liberal Cubano y participar junto al Jefe de la SINA en una importante reunión de coordinación de los grupos de la contrarrevolución interna, comprometiéndose a ejercer presión ante funcionarios diplomáticos de otros países en busca de apoyo a los disidentes pagados desde su oficina en el Malecón habanero.
 
Al concluir la fundación de un partido en La Habana (Foto tomada del libro "Los Disidentes")


DONDE USTED MANDE MISTER

Siempre me tuvo en su reserva, podía contar conmigo durante la época en que se desempeñaba como un importante colaborador del gobierno estadounidense que tuvo sobre sus hombros la responsabilidad de fomentar una disidencia en la isla .

Varios fueron sus pedido en la época, sin embargo, hubo dos que no olvidaré: la conferencia que le impartí a alumnos de una Universidad estadounidense de visita en Cuba y mi reunión con Kevin Witaker.


“El Señor Zúñiga quiere que te encuentres mañana en la tarde con los jóvenes universitarios y les expliques detalladamente las violaciones de los Derechos Laborales que están recogidas en el Informe a la 90 Conferencia de la Organización Internacional del Trabajo que preparaste y que serán presentadas en Durban a donde asistirás próximamente”, fue la frase cortante que escuché por teléfono de Susan Archer, importante funcionaria que alternaba sus funciones entre el Centro CIA y la Oficina de Asuntos Políticos y Económicos. "Necesito verte ahora mismo si puedes venir a mi oficina": ¡Sí!, fue mi respuesta y allá partí a precisar sus órdenes. 
Mi selecto público sería un grupo de estudiantes universitarios que cumplían parte de su programa ¡Semestre en el Mar” a los que debía convencer de cómo se violaban los derechos humanos en Cuba y cómo se reprimía a los “disidentes". Los jóvenes con los que me encontré resultaron ser mas aguzados de la cuenta, estudiaban Derecho y ponían en alto la divisa “la buena fe se presume salvo prueba en contrario”. Zúniga, presente en la Conferencia, no se veía satisfecho pues los jóvenes hicieron preguntas muy críticas y en más de una ocasión dejaron entrever que en su paso por otras localidades del país vieron importantes proyectos sociales y pudieron preguntar,  informándose abundantemente sobre ellos.

Otro de sus mandatos nunca olvidado fue mi encuentro con Kevin Witaker.


Para tan importante ocasión me mandó a buscar con Susan Archer, pero con una significación muy importante. Cuatro meses después de ese momento debía partir -el 23 de abril- para Durban a la Conferencia Internacional sobre Democracia, pero antes debía garantizarle al Departamento de Estado Norteamericano y dejar bien claro en aquella reunión  que   la Confederación Obrera que dirigía en mi papel de contrarrevolucionaria estaba en condiciones de garantizar plenamente un levantamiento popular en el que participaran activamente los trabajadores cubanos.


Entre los “intereses diplomáticos” yanquis estaría mi valoración sobre el alcance y apoyo que tendría una protesta generalizada  a todo lo largo y ancho del país convocada por la organización que encabezaba para debilitar al gobierno de Fidel Castro teniendo en cuenta los cambios  positivos que esto traería  al pueblo cubano. Como ya expliqué en mi artículo “El próximo fracaso del enviado del infierno”
http://bloguerosrevolucion.ning.com/profiles/blogs/el-pr-ximo-fraca....

El documento entregado debía contener explicaciones detalladas de la cantidad de miembros numéricos, con nombres, direcciones y puntos de localización en todas las provincias del país de aquellos imaginarios dirigentes sindicales que impulsarían un megamovimiento en la isla, entre otros aspectos.


Pero el mayor escándalo de la carrera “diplomática” de Zúñiga lo fue en 21 de noviembre de 2002 cuando al terminar la reunión de la Comisión de Organización y Coordinación de la “Asamblea para promover la sociedad civil” a la que asistió y participó activamente acompañado del entonces Jefe de la SINA J. Cason en la casa de  Martha Beatriz Roque fue cuando la presionó en presencia mía para que acabara de iniciar el tan cacareado ayuno en marzo de 2003 cuya fecha no acababa de anunciar para poderle garantizar la promoción y el apoyo necesarios.


Junto a Ricardo Zúñiga participé en decenas de reuniones unas en su terreno diplomático y otras en las casas de sus mercenarios más allegados. Fui testigo de la política de su gobierno hacia Cuba y sus herramientas para aplicarla y advierto que durante su estancia en Cuba compartí  su operación encubierta de inteligencia en las que siempre trató de disimular el papel deliberado del gobierno de Estados Unidos.


En lo adelante el   hombre clave en política latinoamericana del presidente Barack Obama, será un destacado cómplice secreto del presidente de Estados Unidos; cuando se pronuncie a favor del exterminio en masa estará  a su lado en el momento de decidir  personalmente la lista de "sospechos" que deben ser  blancos de ataques  y exterminados por los drones en Yemen, Somalia y Paquistan, por ahora. No será testigo de nada humano.
 
Sobre tema además, consultar

Asesor de Obama para América Latina, nieto de un golpista hondureño


Tags deste artigo: cason cuba ee.uu. sina usaid zuñiga mercenarios disidentes contrarrevolución

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