El Embajador cubano Eugenio Martínez Enríquez envió cartas a los diarios El Mundo y ABC, en respuesta al editorial “Grandeza y algo de miseria en el adiós a Mandela” y el artículo “Los negros en Cuba, fuera del Gobierno, del turismo y la TV”, respectivamente.
En ambos casos los rotativos intentan señalar de forma irrespetuosa que la Revolución cubana no cuanta con suficientes méritos para ocupar el lugar prestigioso que le fue otorgado durante el servicio religioso oficial en memoria del expresidente sudafricano Nelson Mandela.
La costumbre de desviar las noticias sobre Cuba hacia procesos que no guardan relación con las verdaderas noticias sobre Cuba, no debería sorprendernos, pero su diario lo logra. Bapela Mbete, Coordinadora Nacional del Congreso Nacional Africano, invitó al quinto presidente que hablaría a Sudáfrica y al mundo durante el ceremonial a Nelson Mandela. Era el Presidente cubano. Al hacerlo, la señora no vaciló en recordar que correspondía hablar al Presidente de “una pequeña Isla, el país que liberó a Sudáfrica; el país vencedor en la batalla de Cuito Cuanavale”, incluyó la misiva.
Esa frase y la ovación de los sudafricanos, serían suficiente para que todos los cubanos nos sintiéramos orgullosos de nuestra historia y de nuestro Presidente, quien recordó en su discurso que “Cuba, que lleva en sus venas sangre africana, surgió en la lucha por la independencia y por la abolición de la esclavitud y, posteriormente, ha tenido el privilegio de combatir y construir junto a las naciones africanas.” Su diario puede intentar confundir a muchos, pero ya no puede confundir a África, ni al mundo que observó como brilló el dignatario cubano y toda Cuba en Johannesburgo.
Su editorial olvida y omite que la contribución de Cuba, que costó más de 2 mil vidas de mis connacionales (blancos, negros, mestizos por igual), liberó para siempre a Sudáfrica y al mundo del más cruel sistema de discriminación racial denominado apartheid. Sólo similar a la esclavitud practicada durante siglos por las potencias occidentales en varios países como en Cuba que apenas se abolió hace 127 años. No alcanzaría el tiempo para resarcir el mayor crimen racial de la historia. Cuba ha hecho un enorme esfuerzo y Sudáfrica, su pueblo y Mandela, lo reconocieron, concluyó.
*Eugenio Martínez Enríquez, Embajador de Cuba ante el Reino de España
Tomado de Tercera Información
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