Por Gloria Analco, @GloriaAnalco *
La idea tan explotada en el cine, de una hecatombe nuclear donde después reina la desolación, que fue fruto de la Guerra Fría entre Estados Unidos y la antigua Unión Soviética, ha comenzado a penetrar en el público de nuevo y con mayor fuerza por causa de un amplio dossier que acaba de difundir The New York Times.
La información, que se había mantenido celosamente oculta, es aterradora, pone los pelos de punta y parece sacada de una película de Stanley Kubrick, donde el “Dr. Strangelove” presenta a unos militares alucinados que provocan la guerra nuclear.
Esos personajes existen, son de carne y hueso, y parece no preocuparles la aniquilación de la Humanidad.
“La administración Obama está invirtiendo decenas de miles de millones de dólares en la modernización y reconstrucción del arsenal nuclear y de las instalaciones estadounidenses”, afirma The New York Times.
El plan es renovar y modernizar a gran escala el programa atómico militar de Estados Unidos, para lo cual la administración Obama construyó en Kansas City una instalación más grande que el Pentágono, donde hay ocho grandes instalaciones y laboratorios con 40 mil especialistas en tecnología futurista, quienes están poniendo al día las armas nucleares.
El diario neoyorquino da a conocer que el gobierno estadounidense planea invertir un billón de dólares en las próximas tres décadas en su programa atómico. Además, en Nuevo México construye una instalación para la producción de plutonio para las ojivas nucleares, y en Tennessee, otra para producir uranio enriquecido para uso militar.
El programa comprende la compra de 12 nuevos submarinos, 100 bombarderos y 400 misiles lanzados desde tierra. En total son 57 proyectos de modernización nuclear presentados por Obama, de los cuales ya le aprobaron 21. El costo de 10 años está estimado en 335 mil millones de dólares. El dinero, ya sabemos, sale de los contribuyentes estadounidenses y enriquece extraordinariamente a las firmas privadas que participan en el programa.
No puede afirmarse, definitivamente, que concebir tales planes sea para mayor gloria de Estados Unidos, ni que con ello van a alcanzar la supremacía mundial permanentemente, o que si lo logran vayan a gobernar a un mundo en un lecho de rosas. Temeraria es, sin duda, su fanática visión del mundo.
Fidel Castro, al tanto de estos desatinos, escribió el pasado primero de septiembre que “si hoy resulta posible prolongar la vida, la salud y el tiempo útil de las personas, si es perfectamente posible planificar el desarrollo de la población en virtud de la productividad creciente, la cultura y desarrollo de los valores humanos ¿qué esperan para hacerlo?” Y también se pregunta si “triunfarán las ideas justas o triunfará el desastre”.
Si Estados Unidos logra salir adelante con sus planes sin oposición, ya podemos esperar la hecatombe nuclear y fulminada, además, la posibilidad de que ese país tan pretencioso gane la guerra. China y Rusia están ahora obligadas a potenciar su propio arsenal nuclear.
*Reportera mexicana, publica en Uno más uno y otros órganos de prensa. Colaboradora habitual de Cuba coraje. Trabajo enviado por su autora
Tomado de Entre semana, México
Imagen agregada RCBáez
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