Por Julio Escalona*
Nakba significa catástrofe, la que vive el pueblo palestino desde que la ONU en 1947 dividió a Palestina en dos Estados: uno palestino y otro israelí.
Los sionistas decidieron ocupar la zona palestina y en 1948 expulsaron violentamente a los palestinos de sus viviendas. La ONU envió un mediador, el conde Bernadotte, que fue asesinado por los sionistas. Así, de asesinato en asesinato, violación de resoluciones de la ONU, acciones terroristas y la violenta ocupación de territorios palestinos, se ha ido expandiendo el Estado de Israel.
Después de la operación Plomo Fundido, la agresión sionista de enero de 2009, una comisión de la ONU registró crímenes de guerra y pidió al Consejo de Seguridad que enviase ese informe a la Corte Penal Internacional para que los crímenes fuesen investigados y castigados. El informe fue engavetado.
La Asamblea General de la ONU aprobó en noviembre de 2012 la condición de Palestina como Estado observador. Israel rechazó la decisión, anunció de manera ilegal la construcción de miles de viviendas en los territorios ocupados y se acentuaron las agresiones de los colonos israelíes contra los palestinos, provocando muertos y heridos sin castigo alguno.
¿Quién es el agresor? La vida cotidiana de los palestinos tiene la respuesta. Se agudizó la destrucción de cultivos, de los olivares, la quema de árboles, la prohibición de acceso a las zonas de cultivo y de pesca; la demolición de viviendas y el desplazamiento de la población; el encarcelamiento de niños y su sometimiento a torturas; en ciertas zonas 78,5% de la población y 85% de los niños vive bajo el umbral de pobreza; 5 mil palestinos viven en “zonas de tiro” utilizadas para entrenamiento militar y se realizan incursiones militares y detenciones de manera rutinaria; una amplia franja de población consume 60 litros de agua per cápita diarios mientras el nivel establecido por la Organización Mundial de la Salud es de 100 per cápita diario. Los colonos que se apropian del agua consumen más de 700 litros.
Estos datos pueden ser corroborados en informes de la ONU y de su Secretario General. Cuando el pueblo palestino reacciona el sionismo habla de agresión. En verdad solo ejerce su legítimo derecho a la defensa, consagrado por el derecho internacional. Solo la complicidad puede tratar de poner en la misma balanza al agredido con el agresor.
*Escritor infatigable, ensayista, poeta, educador y diplomático venezolano
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