Por Rosa C. Báez
Un maremágnum de hierros retorcidos: un baldón que arrastrará por los siglos de los siglos un gobierno que no aprende de sus errores, que continúa la saga maldita de crímenes… el gobierno que más seres humanos asesinados carga sobre sí…
Hace unos pocos días moría, en amigable retiro, el último de los pilotos que participara en el horrendo crimen… ¿dormiría tranquilo? ¿Sabría cuál sería el resultado de su misión? ¿Aplaudiría desde su vista privilegiada -como hoy aplauden los sionistas los impactos sobre Gaza- el conteo de cuerpos retorcidos?
Un tercio de la superficie de Hiroshima quedó literalmente pulverizada, con el saldo fatal, según datos del gobierno japonés, de 247 000 personas muertas…
Pero no les bastó: tres días después, Nagasaki probaría que no fue un error ni desconocimiento de su poder fatal lo que llevo a Estados Unidos a usar la bomba atómica en Japón…
"Hibakusha ("persona bombardeada") fue el término con que los japoneses designaron a los supervivientes. Oficialmente hubo más de 360.000 hibakusha de los cuales la mayoría, antes o después, sufrieron desfiguraciones físicas y otras enfermedades tales como cáncer y deterioro genético" [1].
El país que primero utilizó la bomba atómica, el que constantemente amenaza a quienes emplean la energía nuclear con fines pacíficos pero apaña a quienes poseen armas nucleares (como ellos mismos e Israel) continúa, a sesenta y nueve años de los fatídicos 6 y 9 de agosto sus crímenes, bajo la égida de nada menos que un Nobel de la Paz, apoyando el genocidio de Israel sobre la franja de Gaza…
[1] Hiroshima y Nagasaki http://www.monografias.com/trabajos97/pearl-harbor/pearl-harbor.shtml#hiroshimaa#ixzz39dq1RRvh
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