Por Rosa C. Báez
Muchas fotos han pasado ante mis ojos horrorizados en estos últimos días…
Fotos donde los cadáveres o los cuerpos ensangrentados de decenas de niños palestinos me han conmovido, me han llenado de rabia, pero sobre todo, de impotencia…
Muchos quieren cerrar los ojos a la barbarie: el ser humano huye, por instinto, del horror. Muchos nos reprochan en las redes sociales el reproducirlas… otros, no queriendo sentirse cómplices, fantasean con que son fotos trucadas…
Ahora, acabo de ver esta foto… sólo ruinas, no hay sangre, no hay cadáveres… Un hombre pasa, conduciendo de la mano una bicicleta. Una bicicleta como cualquier otra, con esas cajas plásticas que es usual ver en cualquier calle de nuestro país…
Y el horror se apoderó de mí, aplastante, golpeándome nuevamente…
El mismo imperio que apoya a los genocidas israelíes, mantiene su mirada de águila sobre mi pueblo…
Recuérdalo, cuando te quejes por nimiedades. Recuérdalo, cuando coqueteas con nuestros enemigos, cuando los admites entre tus amigos en las redes, cuando les permites denigrar a nuestra Revolución.
Recuérdalo.
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