Por Luis Ernesto Ruiz Martínez
Imagen Archivo Reunión CELAC |
Cuando alzaba vuelo la naciente Revolución Cubana, protagonizada por un pueblo del Caribe que se atrevió a construirla justo frente a las narices del más poderoso imperio, las organizaciones al servicio del capital cayeron sobre los representantes de la isla.
Una servil Organización de Estados Americanos decidió expulsar de sus filas a Cuba porque sus intereses se oponían a los que el Gobierno Comunista comenzaba a compartir con su pueblo. Era muy incómodo que aquel “viejecito” de aguda mirada lanzara sus atinados y oportunos argumentos al tiempo que les “lanzaba” las verdades en la cara de los asombrados lacayos imperiales.
Aquellas inolvidables palabras de Raúl Roa, nuestro querido Canciller de la Dignidad, al retirarse de la sala donde sesionaba la bochornosa conspiración contra Cuba siguen retumbando en las conciencias de los seguidores de la OEA. Realmente desde aquel momento, y acompañando a Cuba, salieron de la organización los pueblos de Nuestra América. Allí quedaron por largos años los gobiernos serviles a las oligarquías y transnacionales.
Larga sería la lista de sucesos en que la “cadavérica institución democrática” se pondría, como muestra de las razones que la engendraron, al lado de Estados Unidos y sus aliados incondicionales. La historia se ha encargado de demostrarlo y darles la oportunidad a los pueblos de propiciar el necesario cambio.
Ha concluido una nueva Asamblea General de la OEA en Bolivia. Si los máximos representantes de la misma, con su Presidente a la cabeza, aspiraban volver a salir airosos y con los aplausos del “emperador” se han llevado una verdadera decepción. Hemos asistido a otra prueba genial de que Nuestra América es está vistiendo de guerrera contra el capitalismo y en favor de los hasta hoy ignorados.
Se acabaron los tiempos de mano alzada sin cuestionar las decisiones pre-fabricadas desde la Casa Blanca por el “cacique” de turno. Ahora la voz y los brazos guerrilleros se alzan para acusar a Estados Unidos por acorralar a nuestros pueblos. Nadie ha “arremetido” contra la OEA como vociferan los grandes medios que han hecho Evo Morales y a Rafael Correa. Esta organización, testigo excepcional de su propia muerta anunciada, se ha metido “solita” en el pantano en que se ha convertido el sistema capitalista.
En estos días les ha correspondido a Evo, Correa, Chávez, Cristina, Lula y muchos otros recoger los frutos de la semilla sembraba durante largos años por el Comandante Fidel Castro y su pueblo. Nuevamente la “agenda oficial” que pretendieron imponer los poderosos ha sido sustituida por los reclamos de los pueblos, representados en Bolivia por líderes genuinos que cuentan con el apoyo consciente de sus naciones.
Los pueblos de Nuestra América reclaman el derecho a que el progreso y la dignidad sean definitivamente conquistados. Doscientos años después de su primera y parcial independencia están alcanzando la verdadera soberanía. Cada uno a su ritmo y con sus propias decisiones, ninguno impone un sistema social o político al otro. Nadie duda hoy que al fin, la América despierta.
Como el ALCA vio erguirse a la Alternativa Bolivariana para los pueblos de América como un fuerte oponente a sus aspiraciones de hegemonía, hoy la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) se alza vigorosa frente a la agonizante OEA. Los procesos revolucionarios del continente que desde la izquierda reclaman los derechos de sus pueblos se ganan la simpatía y el apoyo de los excluidos de siempre.
Fuente: Visión desde Cuba
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