Por Irán Aguilera, @Irancaritero

Se cumplió lo que se esperaba: la Asamblea General de la ONU votó este martes una nueva resolución condenando el bloqueo a Cuba, es la 23, de forma consecutiva, en los últimos 23 años. Fue otra aplastante derrota para EE.UU. Se repitió la votación del 2013 de188 a favor con dos en contra (EE.UU e Israel) y 3 abstenciones, pero los pronunciamientos a favor de Cuba en los derechos de palabra fueron mayor en número (38).

El mundo fue testigo en vivo y directo como la sede de la ONU, en Nueva York, fue nuevamente el escenario donde la inmensa mayoría de los países del mundo repudiaron ese brutal y criminal bloqueo que durante 50 años ha tratado de poner de rodillas (aunque no ha podido ni podrá) al pueblo de Cuba.

Al mismo tiempo, el mundo fue también testigo de la arrogancia del ese imperio decadente, que intenta de imponer su voluntad avasallando a todos los pueblos; el representante de EE.UU., íngrimo y solo, en su discurso, con su lógica absurda para toda la humanidad, rechazó nuevamente la resolución.

Con sus 23 derrotas seguidas, el Gobierno de EE.UU., lejos de poner fin al bloqueo, mantiene las leyes, disposiciones y prácticas que le sirven de sustento. Y peor aún, ha reforzado los mecanismos políticos, administrativos y represivos para instrumentarlo con saña y perversidad, de forma deliberada, afectando de manera cruel la economía cubana, ocasionándole pérdidas que, según cálculos conservadores, exceden un billón (¡un 1 con doce ceros!) y cuarto de dólares.

Pese a eso, el canciller Bruno Rodríguez con mucha dignidad dijo: "Cuba nunca renunciará a su soberanía ni al camino libremente escogido por su pueblo”. Todos los países que se pronunciaron a favor de Cuba coincidieron en calificar esa política estadounidense como "inmoral e injustificada", que viola la Carta de la ONU, la legislación internacional, la justicia y los derechos humanos, porque provoca retraso en el crecimiento económico y social de esa hermana nación.

Enviado por su autor; publicado en Nueva Prensa