Aunque no es el tipo de textos que acostumbro publicar, creo que merece la pena su lectura; tuve oportunidad de ver los estragos de un rayo caído en una palma, cuando estudiaba en el Pedagógico Enrique J. Varona, en Ciudad Libertad y la experiencia fue absolutamente terrorífica... cristales rotos a mas de 5 metros de distancia, bancos de piedra partidos al medio... brrrr! El autor nos alerta de que Cuba es número uno en pérdidas de vidas por este flagelo... (sin contar la pérdida de equipos eléctricos y electrónicos, como pueden atestiguar los vecinos de mi municipio, Habana del Este). Así que, a no jugar con los rayos, eh?
Tras la estela del rayo
Por Lissette Martín Foto: Jorge Luis Sánchez
“Te acuerdas de Santa Bárbara cuando truena”, suele decirse en esta Isla cuando las personas, en caso de apuro, invocan a la que el sincretismo religioso le identifica como Changó. Cuentan que su mismo padre fue quien la decapitó en la cima de una montaña, tras lo cual un rayo lo alcanzó a él, dándole muerte también.
Pero en estos detalles no se detiene el experto en tormentas eléctricas, del Instituto de Geofísica y Astronomía (IGA), Reniel E. Suares Pérez, quien con sus 44 años de labor acumula más de dos décadas de estudios, investigaciones y aportes.
“Entre los fenómenos meteorológicos los rayos son los que más vidas cobran y hay dos formas de morir por sus consecuencias: impacto directo, es decir, que caiga sobre la persona, o por estar cerca del accionar de la tensión generada al caer –se le denomina tensión de paso-, de ahí la importancia de colocar los pies bien juntos cuando pasamos una tormenta eléctrica.
“En Cuba las tormentas eléctricas se producen durante todo el año, pero desde mediados del mes de abril hasta finales de noviembre se registra la mayor prevalencia de los rayos”, asegura, tras indicar que resulta necesaria mayor percepción de riesgo e información entre la población y las entidades, en pos de evitar sus impactos. “Todos son peligrosos”, advierte.
Una descarga de rayo ocurre entre 10 microsegundos y 100 milisegundos, alcanza una temperatura de 27 mil grados centígrados y es capaz de propagarse a una velocidad de 340 metros por segundo. Por otra parte, su tensión o voltaje abarca desde uno hasta 1000 kilovolt y la intensidad de la corriente abarca desde cinco hasta 300 kiloamperes. “Si comparamos estos parámetros y la pequeña intensidad de corriente soportable por el cuerpo humano quedamos en total desventaja”, dice.
Un estudio realizado por el Grupo de Electricidad Atmosférica (ELAT), organismo vinculado al Ministerio de Ciencia y Tecnología de Brasil, revela cómo en nuestro país ocurren 5,9 muertes por millón de habitantes, debido a la alta densidad de descargas eléctricas por kilómetros cuadrados, y a la insuficiente noción de cómo mitigar y manejar la ocurrencia de este fenómeno atmosférico.
El propio estudio destaca que no conocer la proximidad de una tormenta eléctrica, elegir como refugio lugares inseguros y el desconocimiento de los efectos secundarios de la caída de un rayo, contribuyen a que Cuba encabece la lista de países latinoamericanos donde mueren más personas por los rayos. “Por eso resulta un imperativo ampliar la información sobre los peligros de vulnerabilidad y riesgo que ocasionan sobre las personas, edificaciones o, cualquier objeto y superficie de la tierra”, insiste el especialista, y llama a la observancia de estas acciones:
*Si nos encontramos en espacios abiertos prestar atención al aumento de la nubosidad, que por lo general ocurre a partir del mediodía con el alza de la temperatura y guarecernos.
*No refugiarse bajo árboles, lugares con techos o cubiertas de guano, paja o madera.
*No permanecer en la playa, presas y ríos durante las tormentas eléctricas.
*No tener miedo a prestar ayuda a una persona impactada por un rayo
*Los lugares seguros son: vehículos completamente cerrados (debemos mantener las piernas unidas y no pegarnos a la parte metálica), y edificaciones con ventanas y puertas cerradas con techos o cubiertas de concreto de más de 10 centímetros de espesor; también edificaciones con cubiertas de metal son seguras si están diseñadas para la protección contra el rayo, según las normas vigentes.
*No tocar ni conectar ningún equipo eléctrico o electrónico durante el paso de una tormenta eléctrica, tam-poco pilas de agua, cañerías, tijeras, sombrillas; no debemos hablar por teléfono.
*Para mitigar los efectos de la tensión de paso, permanecer con los pies unidos cuando nos encontremos de pie sobre la superficie de la tierra o pisos.
En cuanto a la protección en la playa exhortó a salir del agua inmediatamente y guarecernos ante la evidencia de una tormenta eléctrica, pero como por lo general es una zona desprotegida un paliativo es agacharnos, con los pies bien unidos.
Y en las casas ¿en qué aérea debemos ponernos?
-Siempre separados de las ventanas, pues si es de vidrio puede romperse por la caída de un rayo en una edificación cercana y no morir por su impacto sino por algún cristal que salte.
“Lo indicado es sentarse sin separar los pies o en un lugar donde no se tenga contacto con el suelo, porque en una vivienda también ocurre la tensión de paso.
Clientes confiados
Reniel Suares Pérez integra el Departamento de protección contra tormentas eléctricas a edificaciones y áreas abiertas, vulnerabilidad y riesgo del IGA. “Acumulamos más de dos décadas de labor cercana con empresas y organismos de todo el país, fundamentalmente de Salud, Turismo y la Industria; en ese tiempo, más de un centenar de entidades han recibido los servicios que prestamos.”
“Nuestro principal cliente es, desde hace 14 años, Aguas de La Habana, preservándole todos los pozos que bombean hacia la ciudad; también atendemos instalaciones de la red hotelera del país, así como grandes industrias confiadas en la calidad de nuestro trabajo, el cual se rige por las normas vigentes y está certificado, además, por la Agencia de Protección Contra Incendios.
¿Cómo pueden los interesados acceder a sus servicios?
-Las entidades pueden acercarse al departamento comercial de nuestro Instituto, sito en calle 212, número 2906, esquina 29, reparto La Coronela, en el capitalino municipio de La Lisa; también a través del correo electrónico suarez@iga.cu, o el teléfono 271- 0644, extensión 105. Por nuestra parte hacemos una visita inicial para apreciar la estructura donde trabajaremos, se toman datos preliminares y el cliente recibe una oferta económica. Igualmente, le entregamos un informe descriptivo de todo cuanto hemos instalado y le aseguramos el mantenimiento al año siguiente, sin costo alguno.
Basta un segundo
El trabajo de toda una vida en un centro puede echarse a perder en apenas un segundo si no existe un adecuado sistema de tierra, de supresores o el de pararrayos. Ese mensaje lo transmiten Suares y sus compañeros del departamento en los colectivos adonde llevan sus saberes.
“Hemos diseñado cursos con categoría 1 para maestría en el tema de protección contra tormenta eléctricas en edificaciones y áreas abierta; en lo que va de año ya impartimos cinco y próximamente comenzamos uno para la empresa COPEXTEL. Asimismo, desde hace tres años lo hacemos con entidades del petróleo.
Más adelante señaló que preparan cursos diferenciados de acuerdo a los diferentes niveles de los participantes, y conferencias para ingenieros, técnicos y personal que instala estos sistemas en industrias y organismos del país. No han faltado eventos organizados con la presencia de líderes mundiales en el tema.
“Todos estamos expuestos a los rayos”, afirma a modo de conclusión este estudioso apasionado de los rayos, quien no se acuerda de Santa Bárbara cuando truena, sino que confía en lo aprendido sobre estos fenómenos y cada día hace más por contribuir a mitigar sus impactos.
Tomado de Tribuna de La Habana
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