De cómo fotografiar la derrota o el voto de pocos, consuelo de Yoani…
22 de Outubro de 2012, 22:00 - sem comentários aindaPor Rosa C. Báez
Por mucho que intente un bloguero con espacios dedicados a noticias de actualidad cubrir el ámbito noticioso mundial, difícilmente conseguirá siquiera un pálido remedo de una página de un diario digital; no obstante, esta Polilla blogadicta trata de que en los artículos que difunde, vaya un poquito de acá y de allá.
Dentro de lo publicado, estuvo un pequeño resumen de lo acontecido el domingo durante la jornada electoral en Cuba, donde se reflejaba sucintamente el desarrollo de este proceso tan importante en la vida política de mi pequeña isla.
Ayer una de nuestras principales páginas digitales, referente de lo que acontece en Cuba casi al mismo nivel de sus diarios oficiales (oficialistas, dirían nuestros enemigos…) como Granma o Juventud Rebelde, publicó una breve nota, con algunos datos estadísticos, del resultado de las elecciones municipales: allí pude conocer que más de ocho millones 100 mil cubanos ejercieron su derecho a votar, lo que representa el 91, 9 de los electores que aparecen en el padrón electoral nacional.
Es decir, que cerca de 8 millones 500 mil cubanos estaban aptos para participar en los comicios, de los 11 millones de habitantes del territorio insular.
Señala así mismo la nota que responde a los datos proporcionados por Alina Balseiro, presidenta de la Comisión Electoral Nacional (CEN), que de esos 8 500 000 votantes, fueron considerados votos válidos 7 millones 300 mil (7 300 000), mientras un 4,9% fueron depositadas en blanco y 4,4 fueron anuladas por cualquier causa (como puede ser marcar no a uno si no a varios de los delegados propuestos en la boleta)…
Hasta aquí, cualquier lector avezado consideraría -al igual que la funcionaria- que el proceso fue satisfactorio, que cumplió los requisitos de la ley electoral y que, en suma, fue otra victoria de nuestra Revolución.
Ah, pero ¡¡hay quien se come otro pollo en este arroz con pollo!! Para mi sorpresa, y para burla de todos los que leemos el artículo del querido amigo Vincenzo Basile, nos enteramos que la Súper Calandraca Bloguera anda presumiendo de victoriosa y se mandó a hacer (por cierto, me llama la atención la rapidez con que se confeccionaron las prendas… ¿tal vez llegaron por valija diplomática a la Cueva Central de la $INA??) se mandó a hacer, repito -o le mandaron a ponerse, más bien- unos “purovitos”, como diría mi sobrina en su más tierna infancia, adornados con el logotipo de nuestras elecciones, modificado para exhibir su vergonzosa derrota, disfrazada de victoria para los incautos… Por cierto, ¿no hay reclamación por abuso de la propiedad intelectual del diseñador del logotipo, ahora que a la doña le ha dado por las reclamaciones legales?
Pues sí, queridos amigos, ¡así como lo leen! Yoani ha publicado -no sé dónde porque me doy el gusto de no leerla y de hablar de ella el mínimo posible pues hay muchas historias reales que difundir en el ciberespacio- al menos dos fotos que retoma Vincenzo, como les decía, con el logo de nuestras elecciones, y el reconocimiento tácito de nuestra victoria electoral!
El cartel en el ¿pecho? de la delgada “disidiente” dice textualmente “1.161.431 cubanos no votamos o anulamos la boleta” y “1 millón 161 mil 431 cubanos no votamos” tao tao tao...
Y nos cuenta el amigo Basile que la Multipremiada Bloguera de la CIA establece un paralelo entre la susodicha cantidad de “no votantes” y el número de militantes de nuestro Partido Comunista, indicando que le ganan en cantidad a los militantes partidistas y con un tanto de sorna, le aclara a la mitómana:
“[…] si esos 1.161.431 cubanos son, como ella groseramente ha afirmado, efectivamente los ‘inconformes’, pues ¿habrá Yoani Sánchez considerado que la restante parte, 7.338.569 cubanos, es -por exclusión- la masa revolucionaria? Es decir, si los parámetros para evaluar el rechazo popular al sistema político, social y económico vigente en Cuba son la abstención a las urnas y los votos anulados, algo que podría ocurrir por las más varias razones, ¿se habrá dado Yoani Sánchez cuenta de que prácticamente el 86% de la población activa cubana cree y apoya el sistema de la Isla y actúa en el respeto de sus leyes?”.
Y termina su trabajo invitando a la súper matemática (¿estará apostando por algún premio en esa disciplina???) a analizar los últimos resultados de las elecciones municipales en el Reino Unido, Italia o en España, donde tan proclives han sido a premiar sus cretinadas…
En fin, que gracias al “estudio” de Yoani ha quedado demostrado -y difundido ampliamente en Twitter, blogs ofigusanistas y en su papel de “Sra. Sandwich”*, que de 7.338.569 cubanos (7 millones 338 mil 569) menos de un millón y medio es militante del partido (los que según los disidentes “sólo hacen obedecer órdenes partidistas y nos obligan a") así que más de 6 millones de cubanos de a pié -a grossa estimación- como ésta que les escribe, hemos votado por la continuidad de nuestro sistema electoral y, de hecho, por nuestro sistema socialista y nuestra Revolución.
¡Gracias por la promo, Yoani!!
*“El término hombre sándwich se refiere a una forma de exposición publicitaria, que promueve un ser humano, este puede ser una persona disfrazada de payaso, un disfraz de hamburguesa, un hombre con dos carteles a los lados, una mujer con una pancarta, en fin el único propósito de dicho medio es causar impacto y promover el producto” / Elgabo.com
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Caso Malala: ¡basta ya de manoseo!
22 de Outubro de 2012, 22:00 - sem comentários aindaPor Marcelo Colussi
El pasado 9 de octubre, en el valle del río Swat, en el noroeste de Pakistán, un grupo de fundamentalistas talibanes, varones, disparó en la cabeza a la joven Malala Yousafzai, de 14 años de edad, con la intención de matarla. El motivo: la negativa de la joven a dejar de asistir a la escuela pese a la prohibición establecida por los talibanes en ese sentido desde el 2009 en la región que manejan entre Pakistán y Afganistán.
Providencialmente Malala no murió, pero quedó malherida. Ya anteriormente se había constituido en blanco de ataque del grupo talibán por defender sus derechos como mujer, motivo por el que el gobierno pakistaní la había condecorado con el primer Premio Nacional de la Paz, habiendo recibido igualmente varios galardones infantiles internacionales. Ahora salvó su vida; la bala no llegó a ningún órgano vital, destruyéndole por el contrario la mandíbula y alojándose en el cuello, dejándola temporalmente sin habla. Pero los talibanes dijeron que volverán a intentar asesinarla. Malala fue sacada de su país y trasladada a Gran Bretaña, donde en estos momentos se recupera en un hospital de Birminghan luego de complicadas intervenciones médicas.
Matando a Malala el grupo talibán pretendía enviar un claro mensaje de advertencia: desde hace años controla la región del valle del Swat, donde han impuesto un clima de intolerancia y machismo acorde a su integrismo religioso; por tanto, prohibió a todas las mujeres asistir a escuelas, en el entendido que las mismas no pueden estudiar. De hecho, en estos años en que controlan la zona, han destruido gran cantidad de centros educativos, y el ejército pakistaní, pese a haberlo intentado en reiteradas ocasiones, no los ha logrado desalojar de ese territorio. Luego del atentado, los talibanes afirmaron que el ataque había sido contra una “espía” que trabajaba a favor de Occidente. “La hemos atacado porque había hablado contra los talibán mientras se sentaba con los desvergonzados extranjeros e idealizaba al mayor enemigo del Islam, Barack Obama”, dijeron en un comunicado. “La sharia (la ley islámica) dice que se debe matar incluso a los niños si hacen propaganda contra el Islam”, concluyeron desafiantes.
“Casualmente”, dos días después del atentado contra Malala, el 11 de octubre, se celebraría por vez primera el Día Internacional de la Niña, instaurado por Naciones Unidas. “Todos los estudios demuestran que invertir en la niña es una de las mejores inversiones para reducir la pobreza, mejorar la salud, la educación y avanzar en igualdad. Cuando desperdiciamos el coraje, la creatividad y el potencial de las niñas, perdemos como sociedad”, decía la ONU un par de días después del atentado en un comunicado.
Encomillar el “casualmente” tiene sentido, y es lo que inaugura nuestra reflexión. Ello se complementa perfectamente con la protesta levantada días después por “la reina del pop”, la estadounidense Madonna, quien se tatuó la espalda con el nombre de la joven baleada en acto de protesta, mostrándose después en público con esa inscripción.
“Tengo derecho a la educación, derecho a jugar, derecho a cantar, derecho a que se oiga mi voz”, había dicho Malala antes de recibir el balazo en su cabeza. Absolutamente de acuerdo. En términos objetivos, lo dicho y hecho por la joven es una bandera de lucha que no podemos dejar de levantar todas y todos. La fecha instaurada por Naciones Unidas va en ese sentido. ¿Quién podría oponerse a la reivindicación femenina en un mundo cruzado ignominiosamente por el más despreciable machismo? ¿Quién podría dejar de condenar un acto tan abominable como el realizado por los talibanes? Todo eso está fuera de discusión. Incluso ¿quién no dejaría de aplaudir el traslado de la joven a un centro asistencial en Inglaterra para que recibiera la mejor de las atenciones? Seguramente: nadie.
Pero de todos modos, más allá de tan nobles propósitos en juego, es necesario plantearse algunos interrogantes: ¿no es excesivo el tratamiento que la prensa ha dado al caso? ¿No comienza a sonar un tanto llamativo tamaña preocupación? ¿Madonna clamando por esto?
Aún a riesgo de pasar por un paranoico que ve confabulaciones de la CIA detrás de cada acto –no estamos diciendo que ese sea el caso, por supuesto– toda esta explosión de interés mediático en el caso de la jovencita baleada puede despertar sospechas. Pakistán es un país pobre, con un índice de desarrollo humano bajo, con más del 20% de su población por debajo de la línea de pobreza trazada por la ONU y alrededor de un 35% de analfabetismo abierto, con una renta mensual per capitaque ronda los 90 dólares y una desnutrición infantil crónica de 42%. Desde que comenzara la “guerra contra el terrorismo” por parte del gobierno de Estados Unidos en el 2001, su región noroeste, limítrofe con Afganistán, ha sido campo de batalla permanente contra los grupos talibanes. De hecho esta región, que es donde tuvo lugar la ilegal operación que permitió “cazar” a Osama Bin Laden, es una zona elegida por el Departamento de Estado para la utilización de los drones, los aviones no tripulados, que ya llevan causados varios miles de muertos en sus más de 130 incursiones. ¿Alguien levanta la voz por todas estas muertes, o por las ocasionadas por el hambre crónico?
¡Pobre Malala!, sin dudas. Pero ¿cuántas Malalas, cuántas jovencitas, niñas y niños mueren silenciosamente a diario en estas regiones golpeadas por la “lucha contra el terrorismo”? ¿Acaso todo esos niños, niñas y jóvenes no tienen derecho también a que se los atienda de la mejor manera posible si son heridos, aunque no sean activistas políticos?
En Washington se viene hablando insistentemente de una guerra abierta con Pakistán como una estrategia que llevaría a la desintegración del país aprovechando las líneas étnicas de Punjab, Sindh, Baluchistán y Pushtunistán. El objetivo geopolítico tras la maniobra sería destruir el potencial de Pakistán de convertirse en el corredor energético entre Irán y China, teniendo la neutralización del gigante asiático como la verdadera causa final. Colocar al integrismo islámico de los talibanes como parte de la jugada mostrando su faceta descarnada –baleando jovencitas, por ejemplo– puede ser un pieza más de un complicado rompecabezas. Lo cierto es que resulta, como mínimo, muy significativo tanta “preocupación” de la prensa mundial por la suerte corrida por Malala.
En el manejo de la geopolítica sabemos que todo es posible, lo más bajo y abyecto también. O más aún: eso precisamente es lo que la define. La manipulación mediática de la gran masa planetaria es, hoy por hoy, un elemento imprescindible en esas estrategias (“guerra de cuarta generación” la llaman los estrategas del Pentágono). Los talibanes sin ningún lugar a duda son unos asesinos; dispararle a quemarropa a una jovencita que se resiste a seguir sus irracionales medidas religiosas lo prueba. Pero no dejemos de recordar cómo se maneja todo esto.
“No empujamos a los rusos para intervenir [en Afganistán], sino que consideramos que esa operación secreta era una idea excelente. Tenía el efecto de hacer caer a los soviéticos dentro de la trampa afgana. El día que cruzaron oficialmente la frontera, tuvimos la oportunidad de dar a la Unión Soviética su propia guerra de Vietnam gracias a estos fundamentalistas”, dijo sin la menor vergüenza Zbigniew Brzezinski, Consejero de Seguridad Nacional del Presidente James Carter, describiendo la política de su país en una entrevista con el periódico francés “Le Nouvel Observateur” en 1998 hablando de operaciones encubiertas. Cuando se le preguntó si lamentaba haber ayudado a crear un movimiento que cometía actos de terrorismo por todo el mundo, desestimó la pregunta y declaró: “¿Qué es lo más importante para la historia mundial, los talibanes o el colapso del imperio soviético? ¿Varios musulmanes fanáticos o la liberación de Europa Central y el fin de la Guerra Fría?”.
Ahora, ante esta nueva brutalidad del grupo ultra ortodoxo y la desmedida montaña de “preocupación” por Malala cabe preguntarse: ¿nos siguen agarrando de estúpidos?
Fuente ARGENPRESS
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Malala se recupera / JM Álvarez en Diario Octubre
¿Por qué el bloqueo estadounidense afecta a Cuba y a muchas otras naciones?
22 de Outubro de 2012, 22:00 - sem comentários aindaPor Freddy Yépez
El Estado imperialista estadounidense, a través de sus sucesivos gobiernos (unos más que otros) desde 1959 hasta el sol actual, ha sido excesivamente terco, impolítico, criminal, inhumano, perverso y, hasta cierto punto, risible por sus payasadas de muy mal gusto, en eso del Bloqueo económico, comercial y financiero contra -dicen ellos- la Revolución, pero realmente contra todo el pueblo de Cuba e igualmente, de rebote, contra América Latina y el Caribe. Tal vez, el Estado imperialista pensó que el Bloqueo permitiría una colonización sofisticada de estadounidenses en Cuba que facilitaría convertir a ésta en un nuevo estado asociado de Estados Unidos. Se han caído y se seguirán cayendo cada vez que se suban a una mata de coco. Que no quieran darse cuenta de los porrazos y fracturas que se llevan en sus caídas, no es problema ni de la Revolución Cubana, ni del pueblo cubano ni de las naciones del resto del mundo… Y, mucho menos, de Fidel y Raúl.
Cada vez que el Estado imperialista estadounidense refuerza su Bloqueo, lo que hace es unificar más al pueblo cubano con su Revolución, su Gobierno y sus líderes. El imperialismo no le para bola a sus fracasos olvidando que un día, de tantos fracasos y tropelías cometidas en el mundo, caerá en un abismo enterrado con la cabeza hacia abajo y por mucho pataleo que haga para salvarse, quedará sepultado para siempre como suele premiar la Historia humana a todos los imperialismos. Claro, en estos tiempos, la Historia no cobrará al imperialismo estadounidense como sí lo hizo hace siglos a la Mongolia de Gengis Kan, a la que dejó en un estado tal de atraso que aún no ha podido salir de él ni siquiera por el hecho de haber pertenecido a la extinta Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas.
El Estado imperialista estadounidense se enfurece, cada cierto corto tiempo, por no lograr los efectos deseados con el Bloqueo. Y arremeten con mayor furia, sin pensar…. pensar les cuesta demasiado. En eso no pierden su tiempo. Les basta con vivir del autoengaño, en creer que contarán con mucho pueblo cubano brindándole apoyo a su política de querer derrumbar la Revolución, pasando por la guillotina a los camaradas Fidel y Raúl. El imperialismo vive de la permutación del empirismo con el racionalismo, lo que le convierte en pragmático.
En política existen gobiernos o Estados que no quieren darse cuenta, aunque lo saben de memoria, de las realidades objetivas que les hacen imposible lograr algunos de sus cometidos. Hacer fracasar y colapsar la Revolución Cubana a través del Bloqueo se ha convertido en una de las utopías más irrealizables de nuestra era. Pero los imperialistas estadounidenses insisten en su utopía y para ello se han ganado a otros Estados. Los períodos especiales superados por la Revolución Cubana son el testimonio más ejemplar y heroico del rotundo fracaso de las políticas del imperialismo aplicadas por medio del Bloqueo. Si eso no los ha enseñado en nada, para rectificar, hay que esperar con paciencia que baje un día el Diablo del Infierno y llene toda la Casa Blanca de azufre para que se haga inhabitable.
Sería ridículo decir que el Bloqueo no haya afectado la economía cubana o los planes gubernamentales en Cuba. No se trata de importación de hamburguesas, perros calientes, coca cola o chicles. No, el Bloqueo se trata de negarle a Cuba importantes materias primas para la elaboración de mercancías y -especialmente- medicinas, evitar tratados económicos que generen mayores beneficios para la sociedad cubana, obstaculizar exportaciones de mercancías cubanas y servicios, imposibilitar obtención de tecnología avanzada, cerrar la posibilidad de uso del dólar estadounidense en transacciones financieras internacionales, que no se posean cuentas en dólar en bancos extranjeros, que no se obtengan créditos en algunas instituciones bancarias de carácter mundial y negar el acceso a otros valiosos elementos que se logran en el mercado mundial para el progreso de una sociedad. En verdad, eso afecta una economía pero el imperialismo estadounidense no ha conquistado los objetivos propuestos luego de más de medio siglo aplicando y reforzando su Bloqueo a Cuba. Por eso, ese Bloqueo ya no se justifica en nada para su aplicación, pero como el Estado estadounidense gobierna con la mezcla política de la Danta y del avestruz, no hay manera que rectifique.
Ahora, lo grandioso de la dirigencia revolucionaria en Cuba es que sí ha sabido hacer rectificaciones en base a las circunstancias concretas tanto de carácter internacional como nacional… Y la Revolución se sostiene con el aplastante apoyo y comprensión del pueblo cubano.
¿Qué es, a mi juicio, lo que más afecta el Bloqueo a Cuba?
No es lo que directamente proviene de Estados Unidos. Ni siquiera los fondos congelados (más de 245 millones de dólares) por el Gobierno de Estados Unidos que pertenecen a Cuba. Eso no servirá al imperialismo para pagar su impagable deuda que tiene con el resto del mundo. Sus guerras de rapiña, sus genocidios, sus crímenes abominables, no tienen precio y la Historia se los cobrará definitivamente en algún momento para que en el planeta no quede ni un solo rasgo de capitalismo. Tampoco estriba en el billón 66 mil millones de dólares, teniendo en cuenta la depreciación del dólar frente al valor del oro en el mercado internacional, causado como perjuicio a la economía cubana en más de medio siglo.
El daño resulta evidente en que ese Bloqueo, al cual se agregaron otros Estados capitalistas de ferviente capacidad de epígonos, no ha permitido niveles de progreso o desarrollo en Cuba que hubiesen sido alcanzados de haber poseído importantes fuentes de riqueza natural, energética y otros con que cuentan varias naciones del mundo capitalista desarrollado. Sin embargo, como consecuencia de Cuba haber desarrollado extraordinarias capacidades científicas y, especialmente, en las de la salud, el Bloqueo imperialista obliga o impone a otros Estados que no tengan relación comercial con el Estado cubano y evitar, de esa manera, que se adquieran importantísimas materias primas para más hacer avanzar las investigaciones científicas en Cuba. Al imperialismo nada le importa la buena salud de la aplastante mayoría de la humanidad. Incluso, los gobiernos que apoyan el Bloqueo son totalmente indiferentes a las necesidades de buena salud de sus pueblos. Si no se han dado cuenta de ello, que no culpen al imperialismo sino a su propia incapacidad que no les deja mirar más allá de sus narices y no querer aceptar su condición de esclavos.
Es tan irracional el Bloqueo que no sólo prohíbe a empresas de otras naciones que tienen relación comercial con Estados Unidos a negociar con Cuba sino, esto es espeluznante, multan a industrias de otros países si llegan a utilizar mercancías de origen cubano. Incluso, los niños de otras naciones no escapan a esas medidas draconianas del Bloqueo cuando les evitan viajar a Cuba negándoles la posibilidad de realizar actividades deportivas o de recreación. A más de medio siglo de Bloqueo en la Casa Blanca (sea el presidente un demócrata o un republicano, blanco o negro) se sigue creyendo que es la mejor herramienta de presión para lograr la caída o derrumbe de la Revolución.
El Bloqueo tiene dos características esenciales que las conoce muy bien el Estado imperialista estadounidense. Por un lado, le produce millones de dólares multando a empresas por cualquier vinculación comercial, financiera o económica con Cuba. Eso se llama chantaje, especulación, saqueo, rapiña y obtención de dinero fácil. Por otro lado, el Estado estadounidense sabe demasiado, y eso no le agrada para nada, que si suspende el Bloqueo millones y millones de estadounidenses en vez de viajar a otras naciones seguro lo hicieran para Cuba y eso dejaría una excelente entrada de dólares a la Revolución para adelantar planes de verdadero progreso social.
Lo cierto es que no sólo el Bloqueo perjudica a Cuba al dificultar el avance de las ciencias sino, igualmente, a muchas naciones porque éstas también dejan de recibir esos avances, porque si algo grandiosamente hermoso tiene la Revolución Cubana es el ejercicio del internacionalismo revolucionario contribuyendo al progreso y bienestar de otros pueblos.
Todos aquellos, dentro y fuera de Cuba, que pensaron que el Presidente Obama iba, por lo menos, a reducir la extensión del Bloqueo, se equivocaron. Obama es tan racista y pernicioso nacionalista como lo fue Bush. El Bloqueo, en un futuro no muy lejano, sólo será recordado en Estados Unidos mediante una lápida en un cementerio donde diga: “Aquí yacen enterrados Torricelli y Helms Burton, como los autores de las leyes más denigrantes del imperialismo contra Cuba. Guerra a sus restos. El Diablo los tenga en su Infierno”.
*Periodista venezolano, publica habitualmente en Aporrea.org
Imagen agregada Kalvellido