Vindicación del Período Especial
18 de Novembro de 2014, 19:27Por René Camilo García Rivera*
El problema no es
darle un hacha al dolor
y hacer leña con todo y la palma.
El problema vital es el alma.
El problema es de resurrección.
Silvio Rodríguez (1994)
El tema podría resultar cansón, pero aún hay mucha luz por arrojar sobre esa etapa reciente del país. Casi siempre, las pasiones de uno u otro lado tienden a sesgar la mirada, y la gente, por destacar tanto una arista, obvia inevitablemente las otras.
Que en el Período Especial se pasó muchísimo trabajo, es cierto; que el nivel de vida de la población cayó en picada, real; que la alimentación fue el terreno más sensiblemente afectado, no hay dudas; ¿pero es que acaso nada más ocurrió en esos 15 años? Como los extremos son hermanos gemelos, representar a aquella Cuba como el “infierno del hambre” es tan errado como dibujarla cual el “paraíso socialista”. El maniqueísmo siempre falsea la realidad.
Esa década oscura fue, sin embargo, la época dorada del deporte olímpico cubano. Nunca se ganaron tantas medallas de oro como en Barcelona, Atlanta y Sidney (34 en total, por 22 en todas las décadas anteriores). Mientras nos apretujábamos en los camellos, veíamos por la noche cómo Omar Linares disparaba tres jonrones en la final del 96 frente a Japón, cómo las Morenas del Caribe se volvían diosas de ébano sobre el taraflex, cómo Félix Savón se convertía en el rey de todos los cuadriláteros.
Por aquellos mismos años, se filmó la película cubana que más cerca ha estado de alcanzar un Óscar (Fresa y Chocolate), Dulce María Loynaz fue reconocida con el premio Cervantes, y Alicia Alonso dijo adiós a los escenarios.
Con los ejemplos anteriores, no pretendo una apología a la cultura o el deporte de los 90´s, desconociendo los logros y avances de años precedentes, sino simplemente alumbrar eventos que en ocasiones solemos soslayar. Solo miro las dos caras de la misma moneda.
A veces sentimos furia, impotencia, frustración; a veces criticamos irreflexivamente todo lo que se relaciona con ese momento, desde la realidad misma hasta las decisiones y los decisores que manejaron la crisis. Y yo me pregunto con frecuencia, sin pretender eximir a nadie de sus errores y pecados, ¿qué habríamos hecho nosotros en su lugar?, ¿cuáles habrían sido las alternativas posibles ante aquel panorama?
En una conversación inédita para un trabajo de clases, un alto dirigente de la época me confesó, ante mis reproches, las dramáticas elecciones a las que se veían abocados cada día. “Mira, muchacho, una vez nos llamaron del Ministerio de Salud Pública porque se habían acabado todos los marcapasos de la reserva, teníamos que hacer una compra urgente. Nosotros solo contábamos con el dinero exacto para pagar el suministro de petróleo de la semana. Era una cosa o la otra. O apagábamos todas las termoeléctricas, o se nos morían los cientos de pacientes con marcapasos en el país. ¿Qué habrías hecho tú?”. Nada pude responderle. Ante ese escenario, no me molestan las tantas noches a oscuras.
Yo nací en 1992, y poco o nada recuerdo de los momentos más duros. Solo los apagones, y la acera en la noche con los vecinos, y el calor, y las horas congeladas en las que no llegaba la guagua. En aquel entonces, una lata de malanga costaba 120 pesos. Mi madre solo ganaba 55 a la quincena. No sé cómo, pero en mi casa nunca nadie dejó de comer, ni perdió la dignidad —por muy “cara” que resultara—, ni se prostituyó, ni se vendió al mejor postor ante la desesperación. Sí, aunque suene a panfleto y retórica dogmática, fue una heroicidad la resistencia. Y hoy, a 20 años de aquello, yo se lo agradezco a mi familia.
A pesar de todo esto, habrá quien acuse a los cubanos de “cobardes”, de “sumisos ante el régimen”; habrá quien argumente que todo fue por “temor a la represión del gobierno”, más que por decisión personal. Pero yo les pregunto a esos, ¿qué pasó el 5 de agosto de 1994?
Cuentan que en la revuelta, hasta las abuelas tiraban las macetas de los balcones sobre la cabeza de los policías, que la gente tomó las calles dispuesta a todo; ¿pero qué pasó cuando Fidel Castro los encaró? Cuando Nicolae Ceaucescu intentó hacer lo mismo en 1989, su propio pueblo lo fusiló horas después ante la televisión rumana, Gorbachov tuvo que salir silbado de la Plaza Roja el primero de mayo de 1991 cuando se enfrentó a la ira del pueblo. ¿Por qué entonces la gente no tiró las piedras de sus manos contra la cabeza del tribuno? ¿Algún dispositivo de seguridad lo habría podido impedir? ¿Qué significaron para la sociedad esos incidentes?
Como éstas, todavía quedan muchas interrogantes por responderse en torno al Período Especial. Las miradas serán múltiples, a veces antagónicas. La multiplicidad de criterios es la riqueza de pensamiento. El coro unánime solo significa silencio o miedo.
*Estudiante de periodismo, colabora en la redacción internacional del periódico Trabajadores
Publicado en su blog La letra incómoda
Estados Unidos-Cuba: ¿Qué viene ahora?
18 de Novembro de 2014, 17:01Por Iroel Sánchez
Siendo yo un niño iletrado en vías de dejar de serlo, siempre llamaba mi atención en el librero de mi padre un libro grueso con unas letras grandes rojas y negras en el lomo. Yo, que no sabía aún que la u no se pronuncia después de la g si no tiene diéresis, leía una palabra inexistente: la “güerra”.
Mucho después supe se trataba de un clásico, La guerra de Karl von Klausewitz, cuya frase más citada me ha venido a la mente por estos días.
El 26 de julio del año 2000, poco antes de terminar el gobierno de Bill Clinton, Fidel afirmó:
“Sueñan los teóricos y agoreros de la política imperial que la Revolución, que no pudo ser destruida con tan pérfidos y criminales procedimientos, podría serlo mediante métodos seductores como el que han dado en bautizar como “política de contactos pueblo a pueblo”. Pues bien: estamos dispuestos a aceptar el reto, pero jueguen limpio, cesen en sus condicionamientos, eliminen la Ley asesina de Ajuste Cubano, la Ley Torricelli, la Ley Helms-Burton, las decenas de enmiendas legales aunque inmorales, injertadas oportunistamente en su legislación; pongan fin por completo al bloqueo genocida y la guerra económica; respeten el derecho constitucional de sus estudiantes, trabajadores, intelectuales, hombres de negocio y ciudadanos en general a visitar nuestro país, hacer negocios, comerciar e invertir, si lo desean, sin limitaciones ni miedos ridículos, del mismo modo que nosotros permitimos a nuestros ciudadanos viajar libremente e incluso residir en Estados Unidos, y veremos si por esas vías pueden destruir la Revolución cubana, que es en definitiva el objetivo que se proponen.
“Sin ánimos de perturbar los dulces sueños de los que esto último piensan, cumplo el cortés deber de advertirles que la Revolución cubana no podrá ser destruida ni por la fuerza ni por la seducción.”
La reciente saga de editoriales del diario The New York Times sobre Cuba ha evidenciado que hay un sector influyente en Estados Unidos que parece decidido a asumir la confrontación en el terreno propuesto por el líder cubano y “jugar limpio”.
Este ha venido a ser el último de una serie de acontecimientos que han marcado durante el año 2014 lo que muchos consideran la crisis terminal de la actual -y cincuentenaria- política estadounidense hacia Cuba.
El mes en que cada fin de semana han aparecido declaraciones de la junta editorial del periódico neoyorquino pidiendo modificar la estrategia estadounidense hacia la isla caribeña, ha estado acompañado del reconocimiento del papel de Cuba en la lucha contra el ébola por el Secretario de Estado norteamericano John Kerry y la embajadora de EE.UU. en la ONU, Samantha Power.
El año 2014 había comenzado con la Cumbre de la Comunidad de Estados de Lationoamérica y el Caribe (CELAC), celebrada en La Habana que no sólo condenó de manera unánime el bloqueo estadounidense contra la Isla, sino que reconoció “el compromiso de los Estados de la América Latina y el Caribe de respetar plenamente el derecho inalienable de todo Estado a elegir su sistema político, económico, social y cultural, como condición esencial para asegurar la convivencia pacífica entre las naciones”, en un respaldo total al derecho de Cuba a construir una sociedad diferente de la que Washington ha intentado imponerle.
El consenso latinoamericano sobre Cuba es tal que nadie discute si el presidente Raúl Castro estará en la próxima Cumbre de las Américas en abril de 2015. Lo que se debate es si Obama asistirá -en esas condiciones- a un espacio donde Washington se ha negado, desde su surgimiento en 1994, a aceptar a Cuba.
Por su parte, la Unión Europea reabrió las negociaciones con Cuba para un acuerdo de cooperación, cambiando tácitamente la “posición común” que Washington había impuesto a través del gobierno de José María Aznar. Infuyentes personalidades estadounidenses como el Presidente de la Cámara de Comercio de EE.UU. y la casi segura candidata a la presidencia por el Partido Demócrata, Hillary Clinton, se manifestaron públicamente contra el bloqueo.
Además del tema del bloqueo y la “impresionante contribución” cubana a la lucha contra el ébola, el Times le ha dedicado editoriales a los cambios en el electorado estadounidense con respecto a Cuba, a la necesidad de un “canje de prisioneros” entre ambos países, al desccrédito provocado por el financiamiento destinado por Washington a grupos “disidentes” cubanos a través de la USAID y a reclamar el cese del programa estadounidense para estimular la emigración de médicos cubanos que colaboran en terceros países. Una por una, el Times ha ido descalificando las viejas y nuevas armas de la guerra estadounidense contra Cuba.
La propuesta de que EE.UU. conmute las penas de prisión de los tres cubanos del grupo de “Los Cinco” que aún están en cárceles estadounidenses por vigilar las actividades de grupos terroristas asentados en el Sur de la Florida a cambio de que Cuba libere al “subcontratista” estadounidense Alan Gross, condenado por implementar dentro del territorio cubano un plan del gobierno estadounidense llamado “Cuba Democracy and Contingency Planning Program” para el cambio de régimen, era ya vade retro para la extrema derecha cubanoamericana. Pero el cuestionamiento del dinero para quienes The New York Times llama “charlatanes y ladrones” es la gota que terminó de disparar las alarmas para el llamado negocio de la industria anticastrista que, como instrumento al fin, sienten que pueden ser sustituidos.
No es cualquier opinión. Desde el diario con el nombre de la Gran manzana habla una parte muy influyente del establishment estadounidense y global que ha comprendido que sus intereses se verían favorecidos con un cambio en la relación entre Cuba y EE.UU.
¿Qué puede pasar ahora?
Dos cosas. Incluso si el presidente Barack Obama no utilizara en el corto plazo sus prerrogativas -que las tiene- para comenzar a avanzar en la normalización con Cuba -amplia licencia para viajes de ciudadanos estadounideses, canje de prisioneros, retirar a la Isla de la lista de países terroristas, por ejemplo- los sectores que se oponen al cambio -especialmente la llamada extrema derecha cubanoamericana- empleará todas sus artes para provocar un incidente que atore el proceso. Ya lo hicieron en el pasado cada vez que se vio en el horizonte cualquier posibilidad de acercamiento y ahora mismo deben andar desesperados buscando una provocación.
En paralelo, veremos el incremento de las acciones para lo que The Times llama “influir de manera positiva en la evolución de Cuba” con el consiguiente florecimiento -ya en parte apreciable y financiado desde terceros países aliados a EE.UU-. de proyectos para lo que el quinto editorial del periódico neoyorquino describe como “mecanismos para empoderar al cubano común y corriente, expandiendo oportunidades de estudios en el exterior, organizando más enlaces profesionales, e invirtiendo en las nuevas microempresas en la isla”. Un desafío que es parte de ese acercamiento que Cuba jamás rechazará pero cuyo objetivo tampoco se debe desconocer.
También lo hicieron en el pasado. Desde que con Bill Clinton en la presidencia se vislumbró la posibilidad de un cambio de política -frustrado por las provocaciones de grupos como Hermanos al rescate- surgieron varios proyectos que cristalizaron en la Asociación Encuentro de la Cultura Cubana y su revista Encuentro, apoyada desde la socialdemocracia otanista de Suecia y España. Ya otro gobierno socialdemócrata nórdico cuyo líder es hoy el Secretario General de la OTAN se involucró este año en proyectos intelectuales “de izquierda” en Cuba.
La National Endownment for Democracy (NED) definía así el objetivo de Encuentro: “Para promover un diálogo entre escritores, artistas y académicos en Cuba y en la diáspora sobre el cambio político y el futuro de Cuba”. Si los nacientes proyectos niegan tener una “agenda partidista” y no desean “criticar a ningún segmento de cubanos”, Encuentro en su primer editorial declaraba que “no representa ni está vinculada en modo alguno a ningún partido u organización política de Cuba o del exilio” y proclamaba “que no haya jamás ataques personales”.
Y lamentablemente, aunque sea motivo para que algunos digan, “puff, otra vez lo mismo”, tenemos que hablar de lo mismo: la CIA y sucedáneos. Encuentro, absolutamente derechizada con la llegada de George W. Bush al poder se escindió entre los portales de Internet Cubaencuentro y Diario de Cuba, financiadas actualmente por la NED -que el mismo Times definiera como pantalla de la CIA-, tomó el modelo y hasta el nombre de la revista Encounter del Congreso por la Libertad de la Cultura que durante la Guerra Fría Cultural fueran pagados también por Estados Unidos pero con sede en París.
Siempre serán proyectos “de izquierda no comunista” que buscarán legitimación intelectual porque, como concluyó la CIA al inclinarse por el novelista Arthur Koestler para liderar inicialmente su Congreso por la Libertad de la Cultura: “¿Quiénes mejor que los ex comunistas para luchar contra los comunistas?”. En su libro La CIA y la Guerra Fría cultural, Frances Stonor Saunders refiere la “revolución silenciosa” -en palabras de Arthur Schlesinger- en que “las personas en la Administración cada vez comprendían mejor y apoyaban en mayor grado las ideas de los intelectuales que estaban desilusionados con el comunismo pero que aún tenían fe en los ideales del socialismo”.
Del lado de los que han sido señalados como “charlatanes y ladrones” también hacen sus ajustes. Sólo días después del quinto editorial sobre Cuba del New York Times, Diario de Cuba adecuaba su lenguaje y presentaba un “órgano sin fines de lucro, no partidista, destinado a abogar por los derechos de los afrodescendientes y de otros grupos marginados en Cuba, al recuperar su historia de activa participación en la fundación y desarrollo de la nación y su cultura”. Altos y nobles fines para personajes que acaban de ser descalificados tan duramente por el periódico más importante el mundo, y que por cierto, nunca los buscó a ellos sino a personas involucradas en la vida institucional cubana para abordar esos temas. Porque como acaba de decir el Times al gobierno de Obama “es más productivo lograr un acercamiento diplomático, que insistir en métodos artificiosos”.
No olvidan ellos que fue con el acercamiento diplomático y desde arriba que lograron estimular la implosión de la URSS liderada por los que se planteaban “un socialismo con rostro humano”.
The New York Times y quienes el periódico representa -al describir tan exactamente a los empleados de la política estadounidense en Cuba- han comprendido que nada que no se identifique como “de izquierda” ni declare estar de acuerdo con la soberanía y la justicia social tiene espacio político en la sociedad cubana de hoy . Si Capriles se presentaba contra el bolivarianismo “desde abajo y a la izquierda” y en Brasil “socialistas” y “socialdemócratas” se unieron contra Dilma Rouseff, cómo será en Cuba donde la cultura política antimperialista y por la justicia social están mucho más acendradas.
Lo decisivo
La actuación del líder de la Revolución a inicios del Siglo XXI fue un intento de adelantarse, con lo que ha sido descrito por Martínez Heredia como “la ofensiva de Fidel que “pretendió frenar desigualdades y reforzar al socialismo”, a lo que inevitablemente ocurriría.
Luego de aceptar el desafío de lo que el New York Times propone ahora como nueva política hacia Cuba, Fidel se refería al antídoto en un nuevo escenario que el extremismo de la Administración Bush hizo retroceder y se vuelve a vislumbrar ahora como inminente:
“Con ideas verdaderamente justas y una sólida cultura general y política, nuestro pueblo puede igualmente defender su identidad y protegerse de las seudoculturas que emanan de las sociedades de consumo deshumanizadas, egoístas e irresponsables. En esa lid también podemos vencer y venceremos.”
Parte de esa cultura es saber qué es el imperialismo estadounidense en relación con Cuba y qué rol ocupa The New York Times dentro de él. Martínez Heredia lo describió con bastante exactitud a raíz de una polémica desatada hace un año y medio desde ese periódico sobre nuestro país:
“The New York Times es una gran empresa del sector de información y formación de opinión pública, antigua e influyente, y se sujeta a normas correspondientes a la idea que tiene de su función y al papel que le toca al servicio del orden vigente en su país y su política exterior imperialista. En todo sistema de dominación desarrollado cada uno tiene su esfera, sus maneras y su función. Que yo sepa, nunca ha mostrado alguna simpatía por la sociedad que tratamos de edificar en Cuba, pero puedo admitir que forma parte del sector educado de nuestros enemigos.”
No obstante, habrá que recordar y agradecer siempre la actual contribución de este medio de comunicación a hacer visible entre las élites norteamericanas el fracaso y descrédito de la guerra económica y de subversión estadounidense contra Cuba. Invirtiendo la archicitada frase de Klausewitz, la nueva política sería en este caso la continuación de la guerra por otros medios, una lid en la que como dijo el líder de la Revolución sólo podemos vencer “con ideas verdaderamente justas y una sólida cultura general y política”. Más que preocuparnos por lo que hagan nuestros adversarios, lo decisivo es una vez más qué hacemos nosotros.
(Publicado en CubAhora)
Tomado de su blog La Pupila Insomne
Colombia: "¿O es que hay 'embuchado'?"
17 de Novembro de 2014, 23:50La captura de un general del ejército colombiano apresado supuestamente por guerrilleros de las FARC ha resultado un conflicto para las negociaciones de paz en La Habana. Recogemos acá algunos trabajos publicados sobre este -¿conveniente?- secuestro:
¿Por qué lloriqueas, Santos? ¿Por qué berrean, oligarcas?
Escrito por Allende La Paz
La captura del general Rubén Alzate en el Chocó abre varios interrogantes interesantes.
Primero, por qué lloriquea Santos si él ha pregonado en todas partes que él fue quien “dio la orden para liquidar a Alfonso Cano” y era tanto su pavonamiento que se creía el “matón” del pueblo, que era “intocable”, él y sus esbirros, como el general de marras. ¿No era él el que decía que “negociaría como si estuvieran en paz, y adelantaría operativos como si estuvieran en guerra”?
Solo tres semanas iniciados el proceso de paz en La Habana, la aviación colombiana, por orden de presidente Santos, bombardeó y mató a 20 guerrilleros en un campamento del sur del país. Las FARC no suspendieron las negociaciones de paz en La Habana.
¿Será que la oligarquía cree que en el conflicto interno colombiano ellos, los oligarcas, son los únicos que pueden “golpear al enemigo”? ¿Será que los generales, politiqueros, funcionarios corrompidos de toda laya, creen que porque tienen 100, 300, 500 guardaespaldas son “intocables”? ¡Váyanse bajando de la “burbuja” porque las FARC-EP les está demostrando que en una guerra nadie, nadie!, es intocable y todos tienen sus puntos vulnerables. Recordemos que apenas hace unos días el presidente Santos amenazaba de muerte a los guerrilleros de las FARC-EP. ¿Qué dirá ahora? ¡Hmmm!
Ahora bien, tercero, los guerrilleros que son “capturados” en acción o no acción, de civiles, ¿no son tratados como “enemigos” por las fuerzas estatales? Entonces, por qué razón las FARC-EP tienen que tener “consideración” que el general y su escolta estaban de civil, pero portaban armas de largo alcance. ¿O es que al general le gustaba pasearse como para-militar de acuerdo con el momento? Un combatiente, lo ha demostrado la propia oligarquía con su accionar, no deja de ser combatiente porque está de civil. Alfonso Cano estaba de civil y fue asesinado fríamente.
Cuarto, por qué Santos no tiene la gallardía de aceptar que uno de sus “chachitos” la “colgó” –se metió en una “ratonera” con un solo escolta y una “abogada” (¿a quién quería impresionar el general, a la abogada? Hmmm!). Ante el hecho lo que queda claro es la gallardía y la hombría de los guerrilleros y los comandantes de las FARC-EP que ante el asesinato de su Comandante en Jefe, Alfonso Cano, “hicieron de tripas corazón” y siguieron adelante con las conversaciones, interpretando de correcta manera el sentir del Comandante Cano?
El 20 de enero 2014 murieron 14 insurgentes de las FARC en un bombardeo a un campamento de las FARC en el departamento de Arauca. Las FARC no suspendieron las negociaciones de paz en La Habana. ¿Tienen derecho de responder las acciones de guerra ordenadas por el gobierno y el estado colombiano?
Que nosotros recordemos, las FARC-EP no hicieron melodramas ni amenazó ni dio la orden de suspender los diálogos, como los está mostrando el presidente Santos, que falta que llore como plañidera.
Quinto, llama la atención que organismos internacionales salgan a pedir “devolver sanos y salvos a los capturados por las FARC”, mientras ha mantenido un ominoso silencio ante las arbitrariedades y las violaciones de derechos humanos cometidas por el gobierno Santos en los años en que ha sido inquilino de la Casa de Nariño.
La mal llamada comunidad internacional no tiene ningún derecho a mover la boca toda vez que lo que la mueve son sus intereses para darle el zarpazo a los recursos naturales de los colombianos y ni siquiera se “rascan” el bolsillo como debe ser teniendo los miles de millones expoliados a los pueblos latinoamericanos y ante la actitud mendicante de Santos le tiran sus migajas.
Así las cosas, queda claro que es la guerra que la misma oligarquía decretó en 1964 y cada presidente la re-decreta cada cuatro años la que se les está devolviendo y golpeando como un bumerang. Si la oligarquía quiere de verdad la Paz, lo que tiene que hacer es seguir en la Mesa de La Habana las discusiones y abordar como punto prioritario y fundamental el Cese Bilateral de Fuegos, ya que está demostrado en el caso colombiano que siquiera conversar bajo el ruido atronador de los fusiles y las bombas lo que produce son más y más víctimas.
Por último, el general Alzate no fue capturado indefenso. Ahí no hubo secuestro. Ahí hubo una captura de una unidad enemiga. En sus manos portaba un fusil el general, al igual que su escolta. ¿Por qué no lo usó?... ¡Averígualo, Vargas! ¿O es que hay “embuchado”? “Amanecerá y veremos...
Fuente ANNCOL
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Editorial de The New York Times: La fuga de cerebros en Cuba, cortesía de EEUU
17 de Novembro de 2014, 2:07En un sexto editorial desde el 12 de octubre pasado, publicado en inglés y español, el diario The New York Times ataca el programa de EEUU, vigente desde la administración Bush, que incentiva la migración de personal médico cubano, por ser “particularmente difícil de justificar”.
“Es incongruente que Estados Unidos valore las contribuciones de los médicos cubanos enviados por el gobierno para asistir en crisis mundiales, como aquella del terremoto en Haití en 2010, mientras procura desestabilizar al estado facilitando las deserciones”.
Asegura que “mientras se mantenga esta política incoherente, establecer una relación más saludable entre ambas naciones va a seguir siendo difícil”.
A continuación el texto íntegro del Editorial:
El Secretario de Estado John Kerry y la embajadora estadounidense ante Naciones Unidas, Samantha Power, han elogiado la contribución de médicos cubanos que atienden a pacientes con ébola en África occidental. Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades, una agencia federal norteamericana, recientemente envió a un funcionario a una reunión regional organizada por el Gobierno cubano en La Habana, para coordinar la lucha contra la epidemia. En África, los médicos cubanos están laborando en instalaciones construidas por Estados Unidos. El virus ha tenido el inesperado efecto de inyectarle sentido común a una relación innecesariamente tóxica.
Sin embargo, los médicos que trabajan en África occidental hoy podrían fácilmente abandonar sus obligaciones, tomar un taxi a la embajada estadounidense más cercana y solicitar estatus migratorio, mediante un programa que ha permitido miles de deserciones. De ser aprobados, pueden ingresar a Estados Unidos en cuestión de semanas, a pocos años de convertirse en ciudadanos estadounidenses.
Hay muchos aspectos condenables de las políticas fallidas de Estados Unidos respecto a Cuba y el embargo que impone a la isla desde hace décadas. Pero el programa que incentiva la migración de personal médico durante asignaciones oficiales en el exterior es particularmente difícil de justificar. Durante el recién terminado año fiscal, 1,278 profesionales médicos, un número récord, obtuvieron autorización de inmigrar.
Es incongruente que Estados Unidos valore las contribuciones de los médicos cubanos enviados por el gobierno para asistir en crisis mundiales, como aquella del terremoto en Haití en 2010, mientras procura desestabilizar al estado facilitando las deserciones.
El sistema migratorio estadounidense debe darles prioridad a los refugiados y a las personas perseguidas más vulnerables del mundo. Pero no debe utilizarse para agravar la fuga de cerebros de una nación adversaria, sobre todo, cuando mejorar la relación entre los países es un objetivo viable y sensato.
El programa, diseñado por la rama ejecutiva, comenzó en agosto de 2006, cuando Emilio González, un exiliado cubano, firmemente opuesto al gobierno de la isla, estaba al mando del Servicio de Ciudadanía e Inmigración de Estados Unidos. González describió las condiciones laborales de los médicos como “tráfico de personas sancionado por el Estado”. En esa época, la administración Bush estaba procurando sabotear al Gobierno cubano. Facilitar la defección de médicos que participan en misiones en el exterior representa una oportunidad de atentar contra la principal herramienta diplomática de la isla y humillar al régimen de los Castro.
Cuba lleva varios años usando sus brigadas médicas como su principal fuente de ingresos y poder persuasivo. La isla tiene uno de los índices más altos de médicos per cápita en el mundo, y ofrece becas para cursar estudios de salud a cientos de estudiantes internacionales cada año. Entre ellos, ha habido algunos estadounidenses. Según cifras del Gobierno cubano, más de 440,000 habitantes en la isla de 11 millones están empleados en el sector de la salud.
La Habana obtiene petróleo subsidiado de Venezuela y dinero de varios países como remuneración por la atención médica que brinda. Este año, según el diario estatal Granma, el gobierno espera recibir $8,200 millones de dólares a cambio de la labor médica de su personal en el exterior. La gran mayoría de los que están desplazados actualmente, unos 46,000, trabajan en América Latina y el Caribe. Unos 4,000 están asignados a 32 naciones africanas.
Los profesionales médicos, como la mayoría de cubanos, ganan sueldos bajos. Este año, el gobierno aumentó el salario de los profesionales de la salud. Los médicos ahora ganan aproximadamente $60 dólares por mes y los enfermeros ganan unos $40 dólares por mes. Las asignaciones en el exterior representan una oportunidad de ganar sustancialmente más. Los doctores que trabajan actualmente en Brasil, por ejemplo, reciben aproximadamente $1,200 dólares por mes.
Los 256 profesionales médicos que atienden a pacientes con ébola en África occidental están recibiendo subsidios diarios de aproximadamente $240 dólares por parte de la Organización Mundial de la Salud. José Luis Di Fabio, el jefe de la misión de la OMS en La Habana, dijo que los médicos y enfermeros en África viajaron por voluntad propia. “Son voluntarios”, dijo durante una entrevista. “Hubo algunos que se echaron para atrás y no hubo problema”.
Algunos médicos que han desertado dicen que las asignaciones en el exterior han tenido un elemento implícito de coerción, y se han quejado porque el Gobierno cubano se embolsilla la mayor parte del dinero que genera sus servicios. Sin embargo, el Departamento de Estado dice en su más reciente informe sobre tráfico de personas que la supuesta coerción de profesionales médicos cubanos “no parece reflejar una política uniforme del gobierno”. Aún así, La Habana podría pagarle a su personal en el exterior de manera más generosa si las brigadas médicas van a seguir representando una importante fuente de ingresos.
El año pasado, el gobierno cubano flexibilizó las restricciones migratorias, autorizando que la mayoría de sus ciudadanos, incluso los disidentes, pudieran salir y entrar al país libremente. Los médicos, quienes en el pasado eran sujeto de restricciones más estrictas, también pueden viajar sin mayores problemas actualmente. Estados Unidos reserva 20,000 visas de inmigración para cubanos en la isla cada año. Adicionalmente, quienes logran llegar por vías irregulares, automáticamente adquieren la residencia legal.
El gobierno cubano considera el programa de defección de médicos como un símbolo de duplicidad por parte de Estados Unidos. Inhibe la capacidad de Cuba a la hora de contribuir en crisis internacionales y no ayuda, en lo mínimo, a crear una sociedad más abierta o democrática. Mientras se mantenga esta política incoherente, establecer una relación más saludable entre ambas naciones va a seguir siendo difícil.
Como un creciente número de cubanos, a muchos profesionales médicos seguramente les seguirá interesando la posibilidad de emigrar a Estados Unidos en busca de mejores oportunidades, y están en su derecho de hacerlo. Pero invitarlos a desertar durante misiones en el exterior es excesivo.
(Tomado de The New York Times)
Fuente Cubadebate
Las heridas abiertas: de La Cantuta a Ayotzinapa
17 de Novembro de 2014, 1:04Del Río Bravo a la Patagonia, nuestros pueblos lloran, cada día, a sus jóvenes asesinados, desaparecidos... Honduras, Guatemala, México, Perú... este trabajo nos lleva a otro crimen en este último: La Cantuta
Las heridas abiertas: de La Cantuta a Ayotzinapa
Por Tania Temoche*
“Uno nunca termina de procesar el dolor, cada vez que me acuerdo de mi hermano siempre son memorias frescas a pesar de las dos décadas de lo sucedido, de manera permanente siempre estoy en esa contradicción de recordarlo a él como era, joven y juguetón con lo que luego encontré, para mí eso siempre es lo más doloroso”
Me parece increíble cómo en pleno siglo XXI, con todo el nivel de desarrollo de las comunicaciones que llegan casi a todos los rincones, sigamos teniendo prácticas tan insanas, tan retrógradas, no sólo de violar los derechos humanos sino incluso desapareciendo personas.
De manera permanente el Sistema Interamericano de Derechos Humanos ha venido denunciando la gravedad de este tipo de delitos, no solamente por el daño que causa en las familias sino por el efecto que causa en la sociedad. La desaparición forzada tiene un mensaje político claro que tiene que ver con sembrar el miedo, va dando lecciones para que la gente no reaccione y, por eso es que me asusta que haya estados que piensen que una solución política a cualquiera de sus problemas sea la desaparición forzada de personas. El Estado tiene la obligación de proteger a sus ciudadanos.
En el caso de México está claramente establecida la responsabilidad del Estado por este crimen, más allá de lo que diga el Procurador General de la República que “no es el Estado de México sino Guerrero, porque funciona de manera distinta al Estado” ¡pero sí fue por orden del alcalde de Guerrero, quien envió a la guardia municipal a detener a los jóvenes para que ellos a su vez, los entreguen a un grupo del cartel de narcotraficantes Guerreros Unidos!
Este nivel de convivencia entre el Estado, que está siendo cómplice, realmente es para asustarnos. Yo me imagino que, como ciudadano mexicano, ya no solamente te tienes que cuidar de los grupos de los narcos sino también del propio Estado que te puede detener y luego te va entregar a los cárteles como si no importaras; entiendo también que ese nivel tiene que ver con años de corrupción y de complicidad.
De México conocemos lo que sucedió con las mujeres de Juárez que empezaron a desparecer y cientos de ellas aparecieron muertas, pero no conozco a ningún responsable que esté en la cárcel por ese crimen. Hemos venido conociendo de otros crímenes productos de narcotráfico, de personas que aparecen colgadas en puentes, asesinados como si nada; y tampoco hay responsables que hayan sido detenidos. Hay una evidente complicidad del estado y si no hay responsables durante tantos años de violencia, algo raro está pasando ahí.
Quienes son el objetivo de crímenes y la desaparición forzada son los invisibles de siempre; hablamos de gente muy pobre, campesinos, estudiantes provenientes de universidades nacionales, gente de nivel socioeconómico muy bajo, que quizá no tiene acceso para llegar a instancias de poder del Estado para denunciar estos crímenes. Así piensan los criminales. Creen que nadie va protestar. Si la familia va por ahí a poner la denuncia la amenazan o detienen y nada va a pasar, pues no van salir en los medios de comunicación. Eso es lo que piensan quienes operan estos tipos de crímenes. Lo que ellos no esperan es el nivel de reacción, como pasó en La Cantuta; los familiares nos organizamos, fuimos permanentemente a los medios de comunicación aunque no sacaran nada, buscamos otros poderes del Estado. En 1992 no había Congreso de la República, sino hasta el año 93 que empezó a funcionar el Congreso Constituyente Democrático (CCD). De alguna de manera vas capacitándote, formándote en lo que son tus derechos, vas buscando aliados.
Y ha ocurrido ahora en Ayotzinapa. Los padres de estos chicos son todos campesinos que, tal vez, no tengan educación primaria ni secundaria pero han sabido fortalecerse y hablan en los medios de comunicación, lideran las marchas de solidaridad y de denuncia y han salido casi a enfrentarse al estado mexicano al decir “Nosotros no reconocemos la información que ustedes están brindando, queremos confiar en gentes que hemos elegidos como nuestros peritos (argentinos) para que nos den la identificación de nuestros familiares”. Creo que este afán del estado de tapar los crímenes revela que se sienten poderosos y los demás no cuentan.
A mí me da mucho gusto cuando veo que la gente se empodera y es capaz de salir en circunstancias adversas; levantarse todos los días pensando que tienes un familiar desaparecido es difícil, no solo porque tienes sentimientos de angustia o de rabia sino porque no encuentras repuestas. Son procesos sicológicos, pese a ese sufrimiento, al ir adelante y tomar acciones en México, lo que sucede tiene que ver con la fuerza misma de salir a denunciar.
En el caso La Cantuta hubo diez víctimas, un profesor y nueve estudiantes, que en un primer momento fueron sacados por la noche de la universidad y fueron llevados a la zona de Huachipa, donde fueron asesinados y luego enterrados el 18 de julio. Al siguiente día, fueron re-enterrados de una manera mucho más “cuidadosa”: fueron rociados con cal para ayudar a la desaparición rápida de los cuerpos. De ese lugar fueron desenterrados en abril del año 93, cuando la investigaciones del CCD apuntaban hacia a los militares y había mucha presión. Recordemos que el general Hermosa Ríos sacó los tanques a las calles de Lima tras declarar que el Congreso está tratando de mancillar el honor de los militares acusándolos de crímenes. En ese momento Hermosa Ríos le ordena a Martin Rivas desaparecer cualquier evidencia del crimen de La Cantuta; el grupo Colina va a Huachipa, saca los cuerpos y los lleva a quemarlos a Cieneguilla. Por eso en Huachipa sólo se halla la mitad de un cuerpo de mujer, de la cintura para abajo, y el cadáver de mi hermano, que fue el único cuerpo que dejaron en Huachipa. El gobierno de Fujimori mandó a hacer los exámenes de ADN en Inglaterra pero hasta hoy no hemos sabido los resultados. Nunca nos informaron si se identificó a alguien porque en ese momento habían disputas de competencia de fueros, militar y común. Se presume que se perdió o alguien lo perdió a propósito, no sabemos qué fue, que pasó. Nunca nos comunicaron nada.
Cuando obtuvimos la sentencia de la Corte Interamericana en la que ordena la identificación de las víctimas, hubo una exhumación de los cuerpos que estaban en el cementerio El Ángel. Fue el Equipo Peruano de Antropología Forense (EPAF), la institución encargada de hacer la investigación de los cuerpos por ADN. En realidad, por la calidad misma de los restos no se pudo obtener un ADN positivo para las víctimas. Solo arrojó el número máximo de víctimas: eran cinco; el resto está en calidad de desparecidos y faltan cuerpos. Por eso entiendo el drama de los familiares de Ayotzinapa. Sé que se han encontrado ocho bolsas con cuerpos calcinados y espero que en algún momento se pueda identificar a alguno de ellos, lo que es bien difícil, y el dolor de la familia se va prolongando porque no se sabe qué va a pasar. Si no hay resultados la angustia puede tornarse en un estado de rabia.
En estas últimas elecciones ha habido serias denuncias respecto a lo que ya viene ocurriendo en nuestro país con un narcotráfico cada vez más poderoso que va copando espacios políticos, frente a lo cual no estamos reaccionando todavía. En regiones como Ayacucho, Huánuco o Amazonas, con candidatos regionales o municipales acusados por narcotráfico, el Estado no está reaccionando. Miremos al VRAEM, donde un grupo de narcosenderistas comete crímenes atroces contra miembros del ejército y la policía, están plenamente identificados pero el Estado se muestra incapaz para capturarlos. ¿A quién le conviene ese foco de senderistas? ¿Hasta dónde llegan estas redes del narcotráfico que hace imposible su captura?
No estamos muy lejos de vivir lo que está viviendo México, hay que ponerle un alto a ese nivel de crimen organizado. Tienen poder económico y militar porque cuentan con armas y además tienen poder político; el crimen organizado facilita el proceso deshumanización y esto es lo que en el Perú deberíamos evitar.
Cuando estamos hablamos de impunidad estamos hablamos en sus diferentes formas, una manera de impunidad es de un estado que no quiere hacer nada, que oculta sus crímenes, que estigmatiza a sus víctimas como culpables de algo para pasar por alto los crímenes que comete.
En el caso de Fujimori es un tipo de impunidad que se perpetúa, que se prolonga porque aquí nuestro poder judicial que cuyas instancias son las fiscalía, los juzgados, la corte superior y suprema, a veces socava lo bien hecho, recibiendo peticiones fuera del marco de la ley. La Corte Suprema ratificó la condena de Fujimori a 25 años de cárcel por homicidio calificado con agravantes de crímenes de lesa humanidad, esta es la última instancia que todos los peruanos tenemos para cerrar un caso judicial; sin embargo, en el caso Fujimori se le saca la vuelta cada vez que se puede a todo este proceso, estamos nuevamente poniendo denuncias ante el Tribunal Constitucional, las dos o tres que puso su anterior abogado Nakasaki las perdió, pero estamos viendo nuevamente como ante el poder judicial algunos magistrados que son amigos del fujimorismo están tratando de beneficiar al condenado Fujimori de estos crímenes. En principio, la legislación no permite una revisión de la condena salvo que haya pruebas nuevas y no las hay, tampoco existe la figura jurídica de cumplir condena con el arresto domiciliario porque es para personas que están en proceso y no es el caso Fujimori. En el caso Cantuta tenemos una mala experiencia con la agente Haydee Terrazas del grupo Colina que estaba cumpliendo arresto domiciliario y se escapó, hasta hoy día nadie nos responde por esta persona que nunca fue recapturada y tampoco sentenciada, entonces, ¿quiénes son los responsables de haberla dejado salir de su casa y está como “no habida”?
Creo que la gravedad del hecho es, ¿cuál es el mensaje que se deja al ciudadano? no importa que robe, no importa que mate, al final aquí no pasa nada y eso es lo peligroso, más allá que se vulnere mi derecho y el derecho de mi familia, la justicia como tal, está dando un mensaje que a quienes cometen crímenes no solamente quien comete delitos por violación de derechos humanos sino también por corrupción y Fujimori también tiene sentencias por estos delitos y de decirle que puede ir a su casa pasar ahí sus días tranquilos sin que la justicia realmente se cumpla.
Este pedido de Fujimori con solemnidad y de pena que ha dado desde el momento en que él fue extraditado, porque por él no hubiera pasado ni un día en la cárcel, hoy, él debe cumplir su condena, tiene que aprender a ser responsable por sus actos, todos debemos saber respetar la justicia nos puede gustar o no, pero son las instancias del propio estado quienes han dado su veredicto, no lo hemos dado nosotros como familiares, lo ha dado una tribunal imparcial, ratificado por la Corte Suprema. Pero cada vez que se tocan estos tipos de solicitudes debemos estar atentos porque a veces nuestra legislación sigue funcionando a favor del reo o a los culpables de estos crímenes, nos exponen emocionalmente otra vez volver a pensar que puede haber impunidad, volver a tomar acciones legales, es como una historia sin fin, que no se acaba nunca y la verdad es que yo pensaba que se acababa con la sentencia, los familiares en estos cuatro años no tenemos un momento de tranquilidad porque sino nos damos cuenta ya puede estar libre por un indulto, además hemos visto en la última campaña presidencial a un Fujimori muy activo, muy metido en la campaña política de su hija sosteniendo reuniones con sus partidarios, distribuyendo material de propaganda.
Debemos preguntarnos por el derecho que tenemos las victimas y cuál es el mensaje que se quiere dar a la sociedad y después nos quejamos por qué elegimos delincuentes, claro si todo este sistema está para beneficiar a estos delincuentes... ¿qué más podemos esperar?
*Tania Temoche Periodista, gestora cultural y emparejada con la poesía.
Publicado en https://ojoconelhorizonte.lamula.pe/2014/11/13/las-heridas-abiertas-de-la-cantuta-a-ayotzinapa/taniatemoche/