Venezuela no tendrá descanso
14 de Fevereiro de 2014, 20:01 - sem comentários aindaPor Alejandro Fierro*
El sosiego político no existe en Venezuela. Cuando se avecinaban dos años de relativa calma, sin elecciones en el horizonte y con un Nicolás Maduro consolidado en su liderazgo tras el indiscutible triunfo chavista en las elecciones municipales del 8 de diciembre, la tensión vuelve a dispararse en las calles del país. Tres personas resultaron muertas en las manifestaciones convocadas ayer por la oposición.
Sin haberse confirmado aún las circunstancias de los fallecimientos, los medios de comunicación se apresuraron a difundir la crónica de unos jóvenes pacíficos manifestándose en demanda de libertad que son reprimidos y asesinados por las fuerzas del orden del Gobierno. Después se confirmó que ninguna de las muertes se debió a la acción policial, sino a tiroteos entre civiles. Uno de los fallecidos es un militante chavista, otro es un estudiante afín a la oposición y del tercero aún no se ha desvelado su identidad. Los convocantes no pudieron conseguir la fotografía que tanto buscaban de policías asesinando a jóvenes. Ni siquiera apaleándolos, como sucede en España. La evidente eficacia de ésta y otras burdas manipulaciones se explican por el enorme potencial mediático de la derecha venezolana, que controla el 85 % de la prensa del país y cuenta con el respaldo de la práctica totalidad de los medios internacionales.
Más allá de la desinformación, los sucesos de ayer reflejan que la oposición vuelve a optar por la vía de la desestabilización, como ya hizo en el golpe de estado de 2002 o tras las elecciones del 14 de abril del pasado año, cuando se negaron a reconocer el triunfo de Nicolás Maduro y alentaron unos altercados que se saldaron con el asesinato de once simpatizantes chavistas. Los días previos a las manifestaciones, las declaraciones de los dirigentes opositores pasaron de apoyar a los estudiantes a reconocer sin tapujos que se trataba de derribar al Gobierno. Significadas voces del chavismo le pidieron a Nicolás Maduro que prohibiera las marchas. Éste, en un ejercicio de coherencia democrática, se negó.
Henrique Capriles y su propuesta de asaltar el poder a través de las urnas están definitivamente amortizados. La derrota en las municipales de diciembre, que el propio Capriles había planteado como un plebiscito sobre Maduro, puso fin a su etapa como líder de la oposición. Ahora ha irrumpido con fuerza un sector duro, relativamente joven, partidario de la confrontación directa en la calle con el chavismo y profundamente neoliberal en sus planteamientos políticos y económicos. Sus caras más visibles son María Corina Machado, diputada en la Asamblea Nacional, y Leopoldo López, exalcalde de Chacao, uno de los municipios en los que se divide Caracas. Este último está inhabilitado para ejercer cargos públicos por un delito de tráfico de influencias y conflicto de intereses, aunque el periodo de inhabilitación finaliza este año. Tras los incidentes, ambos confirmaron que mantendrán la estrategia de movilizaciones callejeras y culparon al Gobierno de los asesinatos, si bien no presentaron ninguna prueba de esta afirmación.
El protagonismo de esta ala radical es una mala noticia no sólo para la derecha, sino para toda Venezuela. El chavismo necesita un contrapunto con el que debatir y alcanzar consensos en torno a los principales asuntos del país. Así lo reclamó varias veces el fallecido Hugo Chávez y también lo ha vuelto a recordar Maduro. Sin embargo, los elementos más dialogantes del espectro opositor están siendo arrinconados por esta facción y se pone en peligro la normalización democrática que de alguna manera había iniciado la derecha al acudir a reuniones convocadas por el presidente Maduro para tratar temas como la inseguridad o la política municipal. De hecho, hasta el propio Capriles asistió a uno de estos encuentros, reconociendo de facto la legitimidad de Maduro que le había negado al no admitir los resultados del 14 de abril.
Venezuela no tendrá descanso. Lo que se dirime en el país no es un reparto de poder bajo un mismo sistema, sino la naturaleza del sistema mismo. Por un lado, una opción que ha alcanzado incontestables logros en la lucha contra la pobreza, la equidad social y la extensión de derechos y que por ello ha obtenido el refrendo mayoritario en 18 de las 19 elecciones que se han celebrado desde su llegada al poder en 1999. Enfrente, un neoliberalismo que ve cómo se le estrecha su margen para hacer negocios, desde el petróleo a la sanidad, y que en el contexto internacional no se puede permitir que el ejemplo venezolano cale en otros países, especialmente en aquellos que están siendo azotados por las políticas de ajuste. Por eso no dejarán a Venezuela en paz.
*Periodista y miembro de la Fundación Centro de Estudios Políticos y Sociales (CEPS)
Tomado de Insurgente, cortesía de Pedro López López
Cuba condena intento de golpe de Estado en Venezuela
14 de Fevereiro de 2014, 1:23 - sem comentários aindaLectura del texto publicado a continuación, en nuestro Noticiero Nacional de TV
Declaración del Ministerio de Relaciones Exteriores
El Gobierno de la República de Cuba condena enérgicamente los intentos en desarrollo de golpe de estado contra el Gobierno constitucional de la República Bolivariana de Venezuela y los incidentes violentos, que ocasionaron muertes, decenas de heridos, ataques a instituciones públicas, quema de vehículos y destrucción, organizados por grupos fascistas, como ha denunciado al mundo el Presidente Nicolás Maduro Moros.
El gobierno cubano expresa pleno apoyo a la Revolución Bolivariana y Chavista y convoca a la más amplia solidaridad internacional con la convicción de que el pueblo venezolano sabrá defender sus irreversibles conquistas, el legado del Presidente Hugo Chávez Frías y el gobierno que eligió libre y soberanamente, encabezado por el Presidente Maduro.
Es necesario recordar que los hechos ocurridos ayer, mientras la juventud y la nación venezolanas conmemoraban el bicentenario de la heroica batalla de "La Victoria", son similares a los ocurridos el 11 de abril del 2002, que en aquel momento fueron amplificados por gobiernos cómplices y medios oligárquicos y trasnacionales como parte del golpe, luego derrotado por la movilización popular con el retorno victorioso de Chávez.
Cuba reafirma, asimismo, su incondicional respaldo a los denodados y visibles esfuerzos del Presidente Maduro y de la dirección político-militar de la revolución bolivariana, para preservar la paz, integrar a todos los sectores del país e impulsar el desarrollo socio-económico de esa fraterna nación.
La Habana, 13 de febrero de 2014
Tomado del Periódico Granma
Video en Youtube
Honduras: La Corte y los egresados de la ELAM
12 de Fevereiro de 2014, 17:18 - sem comentários aindaPor Víctor Manuel Ramos
La Corte Suprema de Justicia ha vuelto a fallar en contra de los médicos egresados de la Escuela Latinoamericana de Medicina (ELAM), Cuba, al ratificar la decisión arbitraria –y anticubana, digo yo- de la UNAH de imponerles un Servicio Social Obligatorio de dos años, a pesar de que el Reglamento dice que el mismo durará solamente un año (Reglamento que a mi modo de ver es ilegal, como se verá).
El abogado defensor ha argumentado que la Corte Suprema de Justicia se ha extralimitado en sus funciones porque no está facultada a legislar y por tal razón no puede sancionar como válida una resolución que se aparta de lo dispuesto en el Reglamento del Servicio Médico Social acordado en forma tripartita entre la Facultad de Ciencias Médicas, la Secretaría de Salud y el Colegio Médico de Honduras.
Mientras ejercía funciones como Vice Decano de la Facultad de Ciencias Médicas, pude verificar algunos antecedentes que hacen que el Reglamento en mención sea nulo. Veamos:
El Servicio Médico Social fue creado por Don Julio Lozano Díaz, quien ejercía como Jefe Supremo del Estado de Honduras y gobernaba mediante decretos ley, pues había asumido la titularidad de los tres poderes del Estado. Las razones que llevaron al Jefe de Estado a la creación del Servicio Médico Social son: había pocos médicos, pues la Facultad de Medicina (que así se llamaba entonces, antes de la promulgación de la autonomía universitaria), los graduaba a cuentagotas; los egresados se resistían a ir a prestar sus servicios en los municipios más pobres y lejanos del país; y, porque pensó que si los egresados de la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional de Honduras -entonces no era autónoma- recibían gratuitamente su formación, deberían compensar, al pueblo, lo que el pueblo había invertido en la formación de estos profesionales.
Las resoluciones del Jefe Supremo del Estado tenían carácter de Decretos legislativos, por tanto, es evidente que ni la Universidad, ni la Secretaría de Salud, ni el Colegio Médico podían modificar el espíritu de su letra (tal función compete al Congreso Nacional). Si mal no recuerdo, la decisión de Don Julio rezaba, aproximadamente, en estos términos: Se establece el Servicio Médico Social para que los egresados de la Facultad de Medicina de la Universidad de Honduras devuelvan al pueblo lo que el pueblo invirtió en su formación.
Si nos atenemos a esta decisión de Don Julio Lozano, en su calidad e Jefe Supremo del Estado de Honduras, es evidente que los egresados de la ELAM no están metidos en el ajo, porque ellos no se han graduado en la Facultad de Medicina de Honduras de aquel entonces ni en la actual Facultad de Ciencias Médicas (así se llama hoy) de la UNAH y por consiguiente no deben absolutamente nada, por su formación como médicos, al pueblo de Honduras. En todo caso su deuda está con el pueblo y el gobierno de Cuba que les brindó la oportunidad de estudiar la noble carrera de medicina para que se pudieran al servicio de los hondureños. Por tanto, no están obligados a realizar el Servicio Médico Social. Y pareciera que el gran delito que han cometido estos jóvenes, a quienes el Estado de Honduras no les brindó la oportunidad de estudiar medicina, es haber estudiado en la Isla de Cuba, bajo un régimen socialista. En una ocasión en que estuve en la despedida de estos jóvenes pude comprobar la pobreza y la humildad de sus padres, a tal grado que vi a algunos descalzos.
El Reglamento del Servicio Médico Social que estaba vigente fue aprobado por el Consejo Universitario y reformado conjuntamente por la Facultad de Ciencias Médicas, la Secretaría de Salud y el Colegio Médico, sin tener, ninguna de estas entidades, competencia para reformar lo acordado por el Consejo Universitario y es en estas reformas ilegales en las que se incluyó la obligatoriedad, para los egresados de Universidades extranjeras, del Servicio Médico Social.
No olvidemos que no todos los egresados de la Universidad hacen un año de Servicio Social, por tanto no deja de ser, igualmente, discriminatorio que ésta sea una obligación casi exclusiva para los estudiantes de medicina, en las condiciones en que el Servicio Médico Social se realiza, asunto que contraviene la garantía constitucional de no ser sometido a discriminación alguna.
Algunos colegas alegan que estos médicos egresados de la ELAM no están adecuadamente preparados, pero la preparación que exige la Facultad de Ciencias Médicas de la UNAH no se podrá lograr con dos años de Servicio Médico Social, porque tal actividad los pre graduados la realizan sin ninguna supervisión y sin ninguna actividad docente promovida por la UNAH.
Si realmente estos jóvenes, como alega algunos, no están adecuadamente preparados lo lógico es que se les someta a un examen para valorar sus conocimientos y de esa manera otorgarles el reconocimiento de su diploma o acordarles exigencias académicas para equipararlos al rasero de la UNAH, porque, hay que enfatizar que estos jóvenes vienen al país con su título de médico otorgado por una Universidad. En Cuba, para poder acceder a un título profesional es necesario aprobar un examen público y oral sobre la materia de la profesión a la cual se aspira; pero además, como en todo hay que ser justos, tal examen debe ser practicado a todos los egresados que deseen ejercer una profesión universitaria en el país, incluidos los egresados de la UNAH, y por ternas independientes, porque, lo digo por experiencia, pues hasta hace poco fui docente de la Facultad de Ciencias Médicas durante 35 años y puedo afirmar que, durante ese lapso, fui testigo del deterioro permanente de la enseñanza de la Facultad de Medicina y de la calidad de sus egresados. No veamos solo la paja en el ojo ajeno sabiendo que tenemos una viga en el nuestro. Tal examen, que en Cuba se llama Estatal, liberaría a la UNAH de ser juez y parte y permitiría al Estado saber si realmente las Universidades –nacionales y extranjeras- cumplen con su tarea de formar profesionales adecuadamente calificados para enfrentar los retos profesionales que exige la realidad nacional y si los diplomas vienen respaldados, por parte de sus poseedores, de la formación requerida.
Las quejas de la Dra. Elsa Palov en relación con los postgrados en el Hospital Escuela Universitario son válidas y aplican tanto al Internado Rotatorio como al Servicio Médico Social. Muy poco se ha hecho para remediar esos males.
No está de demás reafirmar mi demanda de que el Servicio Médico Social, con la estructura académica administrativa actual, ya no es necesario: no tenemos escasés de médicos, por el contrario hay muchísimos desempleados; y, los pueblos de Honduras ya merecen que quien les atienda sus problemas de salud sea un profesional graduado y no un estudiante en proceso de formación que ejerce sus funciones sin ninguna supervisión docente ni profesional. El Colegio Médico de Honduras hace caso omiso a su función gremial al no impulsar esta idea de la supresión del Servicio Médico Social, tal como está concebido actualmente, para que tales plazas sean ocupadas por médicos graduados y actualmente desempleados. El Servicio Médico Social, en todo caso, debe realizare bajo la supervisión de un médico y con el aporte para alimentos y hospedaje por parte de las municipalidades.
Recibido por correo electrónico, cortesía de {Amig@s de Los Necios}
Por ti, Santy, y por Cuba, a cambiar esos bueyes...
12 de Fevereiro de 2014, 15:26 - sem comentários ainda
¡Cuánta pena me da que se demore tanto la verdad,
que la belleza no esté en su lugar,
que se confunda la luz con la oscuridad!
Con esa oscuridad con que el pasado
insiste en detener la edad
lanzando su epidemia de mediocridad
que se premia y contagia nuestra realidad.
Y en nuestra realidad, machismo, posición
y un poco de maldad
para tener resuelta la felicidad
¡Por cuántos lados hay que defender la paz!
No me dejo engañar:
nuestra cultura se hace menos popular.
No se puede esperar
confiando en que la historia nos dará un lugar.
Lejos la historia está
y hay tanta gente por ahí que hay que salvar.
El miedo a una censura no nos debe atar:
nuestro futuro es cuanto le debemos dar.
Y no basta demostrar con arte puro
y lleno de sinceridad,
demora tanto ver dónde está la verdad:
los bueyes con que aramos tienen hijos ya.
No me dejo engañar:
nuestra cultura se hace menos popular.
No se puede esperar confiando en que la historia
un día nos dará un lugar.
Lejos la historia está
y ¡hay tanta gente por aquí que hay que salvar!
El miedo a una censura no nos debe atar:
nuestro futuro es cuanto le debemos dar.
Y no basta demostrar con arte puro
y lleno de sinceridad,
demora tanto ver dónde está la verdad:
los bueyes con que aramos se deben cambiar.
No me dejó engañar:
nuestra cultura se hace menos popular.
No se puede esperar, por todas partes
hay que defender la paz,
nuestra paz.
¿Es el trabajo comunitario una de las vías más efectivas para mantener el socialismo en la Cuba de hoy?
11 de Fevereiro de 2014, 21:37 - sem comentários aindaPor F. Ulloa*
Al resumir el acto por el 55 Aniversario del Triunfo de la Revolución, el pasado 1ro de enero de 2014 en Santiago de Cuba, el General de Ejército Raúl Castro Ruz, concluyó su intervención recordando una frase de Fidel cuando sentenció: “Cincuenta y cinco años después, en el propio lugar, podemos repetir con orgullo: ¡La Revolución sigue igual, sin compromisos con nadie en absoluto, solo con el pueblo!”
Históricamente, las comunidades conformadas por ese valeroso pueblo al que se refirieron Fidel y Raúl han desempeñado un importante rol en las diferentes etapas por las que ha transitado nuestro país en la construcción del proyecto social actual.
Al triunfar la Revolución las grandes masas populares, con bajo nivel cultural e históricamente marginadas, no estaban preparadas para insertarse en un proceso de participación social para la toma de decisiones. Por eso, una de las primeras medidas revolucionarias fue la campaña de alfabetización y la educación popular de adultos, que requirió del apoyo comunitario para la identificación de las necesidades en esa dirección y de los recursos humanos que podía implementar ese programa.
Las transformaciones revolucionarias de índole política, social y económica, tanto en la ciudad como en el campo, requerían del apoyo y participación de las comunidades por lo que se crean diferentes organizaciones como los Comités de Defensa de la Revolución (CDR), la Federación de Mujeres Cubanas (FMC), la Asociación Nacional de Agricultores Pequeños (ANAP), entre otros que, junto a instituciones y organismos, llevan adelante los programas de la Revolución y tienen como base de sustentación un trabajo comunitario de amplia participación popular, con grandes movilizaciones a la agricultura, a la construcción de obras sociales, por solo mencionar algunas.
También debemos recordar las acciones realizadas por parte de los primeros instructores de arte, artistas, funcionarios de cultura, siendo significativo el trabajo del Cine Móvil del ICAIC y el Grupo de Teatro Escambray, trasladando a las comunidades enseñanzas valiosas en el campo del arte y la literatura, lo que ponía al pueblo en una mejor situación para comprender y asimilar la cultura. De igual forma ocurrió con Salud Pública que es considerada pionera del trabajo en las comunidades en Cuba.
Debe resaltarse que en las primeras décadas, el pueblo se movilizó guiado por líderes y promotores, realizando acciones de gran significación en el fortalecimiento de las bases de la Revolución Cubana.
Los acuerdos del Primer Congreso del Partido celebrado en 1975, unido a la aprobación en el año 1976, mediante referendo popular, de la Constitución Socialista y su puesta en práctica, impulsan el desarrollo sociocultural y económico del país.
En 1976, con la implementación de la nueva división política administrativa se crearon 14 provincias y 169 municipios, desaparece la estructura regional, aumenta la extensión de los municipios y se produce un proceso de descentralización.
Posteriormente, motivado por la propia práctica de la gobernabilidad, se detectan consecuencias negativas en este tipo de organización localizadas en lo democrático y la participación del pueblo en la satisfacción de las necesidades y solución de problemas. Ante esta situación, a nivel de dirección del país se plantea la necesidad de una forma intermedia de gobierno, que respondiera de forma más directa a la población y que estuviera ubicada antes que el eslabón municipal.
En el año 1988, se constituyeron los Consejos Populares que tienen como objetivos, garantizar una representación del Estado en la comunidad, que vele por la eficiencia de la producción y los servicios y asegure la participación de la población en la fiscalización y control de la actividad de las entidades estatales y privadas, que conozca las necesidades e inquietudes de los miembros y a la vez que ofrezca el apoyo necesario para su solución.
A partir de allí, se comienzan a desarrollar numerosas experiencias de trabajo comunitario y es cuando se manifiesta la necesidad de profundizar en materia de investigación comunitaria, siendo las universidades e instituciones como Cultura y Educación las que comienzan a desarrollar proyectos para la investigación y la intervención desde nuevos presupuestos.
El período especial modificó el balance del tejido social cubano. La depresión de todos los indicadores sociales convertía en urgente el tratamiento de los problemas de forma puntual e integral, en el mismo medio social donde los sujetos demandaban solidaridad, cooperación, mayor espacio de participación y gestión eficiente para la satisfacción adecuada de sus necesidades.
Tratando de satisfacer necesidades espirituales, a través de acercar más el arte al pueblo, en un escenario tan difícil como el que se vivía en esos años, la UNEAC creó en 1993, los coordinadores municipales, artistas que se responsabilizaron con la coordinación del trabajo y la acción artística de todos los creadores que residían en sus municipios.
De tal forma, a la respuesta que se daba a las situaciones concretas de la población desde las instituciones culturales, educacionales, de salud, encargadas de velar por la seguridad y la asistencia social, el desarrollo cultural y recreativo, etcétera, donde cada entidad intentaba cumplir con sus funciones, a pesar de la escasez de recursos materiales y de formación suficiente de recursos humanos para lograrlo, comenzó a denominársele trabajo comunitario.
Esta definición tan empírica no encontró mucha resistencia en los medios académicos de las ciencias sociales dentro del país, debido al incipiente desarrollo que en esta dirección se había alcanzado; de esto se desprendió una fragmentación de la labor en la comunidad, la cual ha sido objeto de preocupación de funcionarios e investigadores sociales, que aunque ha encontrado propuestas estructurales y metodológicas para su superación, aún espera por una solución cabal.
Estas condiciones hacen que los conceptos de participación social e integración tomen un carácter más dinámico desarrollándose diversas experiencias al utilizar las potencialidades de las comunidades en cuanto a recursos materiales, humanos y la implementación de las acciones de organismos y organizaciones que de alguna manera inciden sobre el desarrollo y educación de las comunidades.
Tal coyuntura coadyuvó al reforzamiento de la política científica del Estado en torno a la salida práctica de las investigaciones, ocupando lugares destacados en los documentos oficiales los términos impacto social y trabajo comunitario.
Entonces, en ese contexto, la acepción de trabajo comunitario se develaba como una manera de expresar la continuidad del paradigma que anima al proyecto social cubano en términos de plenitud del desarrollo humano y justicia social, ahora con la carga de perfeccionamiento que demandan los niveles de protagonismo y democratización de nuestra sociedad, en consonancia con las nuevas y críticas circunstancias de la década de los ´90.
Esto no excluía la política científica en todas las ramas del saber, extrapolándose e interpretándose el concepto comunidad, en muchos casos, como el espacio social donde se aplicaba concretamente el desarrollo científico para el bien común, o simplemente, la comunidad se identificaba con la sociedad en general; esta es una visión que aún encuentra seguidores.
Ezequiel Ander-Egg, estudioso del tema que visitó el país hace un tiempo, se refiere en diferentes publicaciones, relacionadas con la organización y desarrollo de las comunidades, a la necesidad de lograr el autodesarrollo a partir del protagonismo de los propios actores.
Con el surgimiento y desarrollo de la Batalla de Ideas se desarrollan múltiples programas dirigidos a elevar la cultura de la población y su masividad por lo que se requirió de nuevas formas de participación de las comunidades en la solución de sus problemas, se produce un enriquecimiento del contenido de conceptos como: participación, integración, coordinación y aprendizaje, formando parte del núcleo de acciones y eventos protagonizados por los actores sociales, expresión máxima de la praxis-transformadora de la sociedad.
En apretada síntesis se ha tratado de describir el desarrollo del trabajo comunitario en nuestro país, con el objetivo de hacer notar que el momento en que vivimos ahora no se parece en nada a los anteriores. Para nadie es un secreto que los jóvenes de hoy son los nacidos en el período especial, con una marcada influencia de padres, también jóvenes, que en los últimos 20 años han visto interrumpidas algunas de sus aspiraciones y proyectos de vida. Ambos, padres e hijos, no han tenido la oportunidad de cumplir aquellas tareas que marcaron y definieron a la juventud de las décadas de los 60, 70 y 80, desarrollándose en el período más difícil de la Revolución.
Si a esto unimos los errores cometidos en distintos sectores que contribuyeron a debilitar los valores sociales, y la lógica confrontación con visitantes de otros pueblos -muchos de ellos solidarios pero provenientes de un modo de vida capitalista- que se da a través del incremento del turismo y la solidaridad con otros pueblos así como la mayor posibilidad de acceder a las nuevas tecnologías: mp3, mp4, dvd, internet, teléfonos móviles, memorias flash, Facebook, Twitter, etc., a través de los cuales se recibe y circula cualquier información.
Adiciónese, la difícil situación económica que favorece la transmisión por televisión de series que promueven lo peor de los modelos pseudoculturales, de modos de vida reduccionistas, simplificadores, banales, que no se encargan de preparar al pueblo para interactuar de manera inteligente, lúcida, con los circuitos contemporáneos de transmisión de la información y nos convierte en ávidos receptores de toda banalidad simplificadora, favoreciendo así la elaboración de proyectos de vida basados en una falsa conciencia, podrá comprenderse el interés de Estados Unidos en destinar más fondos para la contrarrevolución en Cuba, tratando de crear una “disidencia” entre jóvenes de distintos sectores que tienen una nueva forma de manifestarse y por ende una mayor influencia sobre una parte de esa juventud que no tiene una sólida formación revolucionaria y que viven en nuestras comunidades.
En un cable confidencial, fechado el 15 de abril de 2009, emitido en La Habana por la Sección de Intereses de Estados Unidos y en cuyo asunto se consigna “Los Estados Unidos y el papel de la oposición en Cuba”, el representante del gobierno norteamericano en nuestro país refiere que: “…dado el hecho de que el gobierno de Raúl Castro en Cuba parece dejar establecida su no disputada autoridad internamente, vale la pena preguntarse qué está haciendo la oposición política y qué papel puede representar en el futuro, y que, ellos (los disidentes) tienen poco contacto con los cubanos más jóvenes y su mensaje se está haciendo obsoleto, no ofrece atracción a ese segmento de la sociedad….”
Más adelante expresa el mensaje: “…los jóvenes, incluyendo bloggers, músicos y artistas de la plástica no se relacionan con reconocidas organizaciones (disidentes), aunque son más propensos a tomar posiciones de “rebeldía” que les acarrean mayor atracción popular…”
Como se puede leer, el extenso cable, dado a conocer por Wikileaks, revela la importancia que los personeros del Imperio en La Habana le confieren al trabajo con los jóvenes y dentro de ellos la prioridad que para la subversión tiene la acción que pueda hacer el gobierno norteamericano y sus mercenarios sobre aquellos más proclives a asumir posiciones de rebeldía y de mayor atracción popular.
Otra noticia publicada el 15 de junio de 2011 en el Blog Cuba en Miami decía textualmente: “Después de varios enfrentamientos entre fuerzas políticas de los Estados Unidos, la Agencia Estadunidense para el Desarrollo Internacional (USAID) ha anunciado la creación de tres proyectos para promover la democracia en Cuba a los cuales destinará 21 millones de dólares. El dinero será distribuido de la siguiente manera, 6 millones para promover proyectos que ayuden a facilitar el libre acceso de los cubanos a la información utilizando nuevas tecnologías y medios tradicionales, 6 millones para fomentar la libertad de expresión y 9 millones a iniciativas para hacer a miembros de comunidades locales, barrios u otros grupos más conscientes de sus derechos y responsabilidades cívicas para participar plenamente en el desarrollo democrático de Cuba“.
En noviembre de 2013, el Nuevo Herald “filtró” documentos de la USAID en los que se demuestra que el gobierno de los Estados Unidos tiene un plan concreto para derribar el gobierno cubano. Los documentos no estaban clasificados como secretos, pero contenían información detallada sobre programas del gobierno de EEUU para ayudar a disidentes cubanos. Solicitudes extremadamente detalladas de un programa de 6 millones de dólares para entrenar a líderes emergentes de los sectores no gubernamentales de Cuba. La Agencia para el Desarrollo Internacional de EEUU (USAID) usó por error una línea no codificada para enviar los documentos a diplomáticos estadounidenses en La Habana.
Así, se conoce que a través de esta agencia, en el último año, se ha distribuido una gran cantidad de dinero para los siguientes fines:
• $750,000 para promover los derechos humanos y la democracia en Cuba
• $250,000 para ayudar a los familiares de los supuestos presos políticos (por ejemplo, a las llamadas damas de blanco y las recientemente creadas damas de apoyo)
• $500,000 para los que luchan para liberar a los supuestos presos políticos.
• $900,000 para Freedom House. Una organización que por 10 años fue dirigida por Frank Calzón. El dinero sería para fortalecer a los líderes de la supuesta oposición: artistas, músicos y bloggers. Con un cínico énfasis en los afrocubanos
• $400,000 para el Institute for Sustainable Communities. Para tratar de “identificar a los nuevos líderes de la comunidad cubana” y ayudarlos en su campaña publicitaria y política. O sea, casi medio millón de dólares para que Washington identifique a los nuevos líderes a quienes les repartirán la plata.
• $200,000 para fortalecer supuestamente a las redes de apoyo que Washington ha creado en Cuba. Proveer equipos y entrenamiento para ellas.
• $2, 600,000 para Development Associates Inc. Con el propósito de ampliar la red de apoyo cubana que Washington ha creado y promover el mensaje de Miami hacia Cuba.
• $2, 000,000 para apoyar grupos afines a Washington en Cuba, especialmente ciertas mujeres y afrocubanos, para promover la iniciativa individual económica (es decir, el capitalismo).
• $2, 500,000 para Creative Associates. Una organización que está activa clandestinamente ampliando la red social para buscar apoyo hacia un cambio político en la isla, utilizando especialmente el desarrollo de la “iniciativa individual económica de las mujeres y los afrocubanos”.
• $2, 900,000 para promover, bajo la tutela del Departamento de Estado, la libre expresión en la isla: especialmente entre ciertos artistas, músicos, escritores, periodistas y bloggers.
• $500,000 para que individuos vinculados a grupos religiosos o espirituales defiendan su derecho para la libertad de religión.
• $500,000 para promover una determinada política laboral en la isla y generar “presión internacional contra el gobierno cubano para que reforme sus leyes laborales”.
• $350,000 para ejercer influencia sobre ciertos grupos de la sociedad civil cubana, “especialmente a las mujeres que suelen ser explotadas sexualmente”.
• $500,000 para las ONGs y otras organizaciones vinculadas a Washington.
• $1, 150,000 para adiestrar a ciertas organizaciones, incluyendo periodistas y bloggers en Cuba para utilizar las nuevas tecnologías comunicacionales.
• $2, 500,000 para administrar los programas de este presupuesto.
De igual forma se conoce que el gobierno de los Estados Unidos, para el año fiscal que transcurre entre el 1 de octubre de 2013 y el 30 de septiembre de 2014, aprobó una “inversión” para “la promoción de la democracia en Cuba”, de la siguiente forma:
- $ 13, 069,219 dólares para programas relacionados con la sociedad civil y los medios de comunicación.
- $ 2, 959,342 de los derechos humanos.
- $ 3, 971,439 dólares para el apoyo y la administración del programa.
TOTAL: 20 MILLONES DE DÓLARES
De ellos:
259 342 dólares, para ayudar a los activistas a distribuir “la información independiente no censurada a nivel popular” y también respaldará el envío actual de ayuda humanitaria.
1 350 000 dólares, para darle “la oportunidad a los líderes comunitarios en Cuba de experimentar directamente las libertades fundamentales como la libertad de expresión y de asociación, y cómo se ejercen estas libertades en un contexto abierto y democrático”.
500 000 dólares se utilizarán para “elevar la conciencia de los asuntos que afectan a los afrocubanos y respaldar el desarrollo de una red de grupos afrocubanos independientes en Cuba”.
1 470 026 dólares continuarán apoyando la actual ayuda relacionada con la “capacitación de la comunidad a través de la acción”.
895 184 dólares destinados al “fortalecimiento de la sociedad civil a través de la participación a nivel de comunidad”. El programa contribuye a fomentar la capacidad de liderazgo de los activistas cubanos y la autoconfianza a nivel de comunidad y está diseñado para “crear una base sólida para que perdure la sociedad civil independiente”.
1 399 351 dólares, para desarrollar con seguridad la preparación de los activistas y la sociedad civil para satisfacer las necesidades de su comunidad. “Los activistas podrán ofrecerles a los participantes el modelo de una conducta democrática, al crearles expectativas de la posibilidad de un futuro donde sea posible una relación de verdadera colaboración entre los ciudadanos y los funcionarios locales para solucionar las necesidades de la comunidad”. El programa tiene como objetivo continuar aumentando la capacidad de los cubanos para que estén mejor preparados para “abogar por la solución de las necesidades de la comunidad y así incrementar las expectativas y la responsabilidad de un mejor gobierno”.
1 704 658 dólares, se utilizará para facilitar la producción y distribución de materiales audiovisuales e impresos y respaldar la organización de talleres, discusiones, círculos de lectura y debates para infundir el pensamiento crítico. El programa también incluirá el “adiestramiento especializado según la demanda” sobre liderazgo, tecnología, educación y superación vocacional.
500 000 dólares, que ayudará a los activistas a aprender cómo capacitar a las comunidades y contribuirá a ejercer presión para establecer un “sistema de justicia independiente no político”.
Como puede apreciarse, la mayor parte del dinero que el gobierno de los Estados Unidos envía para la “promoción de la democracia en Cuba” se destina al trabajo en las comunidades. Por lo tanto, en este contexto, con un bloqueo que se arrecia, asediados, amenazados constantemente, y en medio de la institucionalización, de ajustes internos del país y de una batalla crucial contra las indisciplinas, el delito y la corrupción, se demuestra la importancia que tiene, en las circunstancias actuales desarrollar el trabajo comunitario.
Si queremos mantener la identidad nacional, que es sinónimo de independencia y libertad, ante esos modelos pseudoculturales que se nos imponen y nosotros mismos transmitimos y promovemos por los medios de comunicación masivos y las cada vez más crecientes intensiones, sutiles y no tan sutiles, de los vecinos del norte de “apagar” la Revolución, tenemos que defender la cultura popular tradicional y para ello no queda otro camino que no sea priorizar el trabajo comunitario. Espacio que dejemos libre nosotros, lo ocupará el enemigo.
No es por gusto que la Ley No. 1 de Cuba es la de la Protección al Patrimonio Cultural de la Nación y que la No. 2 sea la Ley de los Monumentos Nacionales y Locales o que en la Ley 106, del Sistema Nacional de Museos, se refuerce esta idea dentro de las funciones de los mismos, tampoco es por gusto que el No. 163 de los Lineamientos de la Política Económica y Social del Partido y la Revolución, entre otras cosas dice: “Continuar fomentando la defensa de la identidad, la conservación del patrimonio cultural (…) enriquecer la vida cultural de la población y potenciar el trabajo comunitario como vías para satisfacer las necesidades espirituales y fortalecer los valores sociales.”
Asunto que se reafirma con los Objetivos aprobados en la Primera Conferencia del Partido, al referirse el No. 59 a “Garantizar que los proyectos culturales, dirigidos a nuestro pueblo, se diversifiquen, enriquezcan la vida espiritual en las comunidades, revitalicen las tradiciones, lleguen a los lugares más recónditos y excluyan enfoques mercantilistas u otros de diferente naturaleza que distorsionen la política cultural” y el No. 61 a “Promover a escala masiva, mediante el trabajo integrado de las instituciones culturales, medios de comunicación, directores de programas, espectáculos, artistas e intelectuales, instructores de arte y promotores, la capacidad de apreciación artística y literaria y el fomento de valores éticos y estéticos, así como la erradicación de manifestaciones de chabacanería y mal gusto que atenten contra la dignidad de las personas y la sensibilidad de la población.
Sin embargo, para citar solo un ejemplo de lo que ocurre en uno de los organismos que debe realizar trabajo comunitario, en el Consejo Nacional de la UNEAC, efectuado el 24 de junio de 2010, el propio MINCULT, al rendir cuenta del estado de cumplimiento de los acuerdos del VII Congreso de la UNEAC, reconoce como una de las principales dificultades la “Insuficiente comprensión de la función de las casas de cultura como institución coordinadora e integradora de los actores sociales del territorio cuya acción se relaciona con la vida cultural”
Y es que dentro del propio Ministerio de Cultura, no solo realiza trabajo comunitario el sistema de Casas de Cultura con todos sus instructores de artes, sean o no de la Brigada “José Martí”, lo hacen también las Empresas de la Música, las instituciones de las Artes Escénicas, del Instituto Cubano del Libro y los centros provinciales, las Bibliotecas Públicas, los Museos, las Galerías de las Artes Plásticas, el ICAIC y los centros provinciales del cine, la Asociación Hermanos Saíz (AHS), la Enseñanza Artística, el Sistema Empresarial de la Cultura (ARTEX, la EGREM, el FCBC) y la UNEAC; pero cada cual lo hace a su manera, sin una intencionalidad e integración como sistema.
Peor es cuando esa integración debe ocurrir entre todos los que he mencionado con actores que no son del sistema de la cultura, como los Trabajadores Sociales, los CDR, la FMC, Educación, Salud, el INDER, la Gastronomía, el Poder Popular, entre otros, lo cual sólo se logra en aquellos casos donde se ejecuta un proyecto comunitario y no siempre existe la misma comprensión por parte de las autoridades que tienen que tomar determinadas decisiones al respecto. Podrá existir o no un proyecto, pero lo que si debe haber siempre es trabajo comunitario.
Y ese trabajo comunitario debe estar estimulado por una mayor vinculación de promotores culturales e instructores de arte con maestros y profesores de instituciones educativas, las que se necesita proyecten más su rol educativo y cultural hacia la comunidad.
Los mayores problemas que enfrentamos para realizar un acertado trabajo comunitario que conlleve al desarrollo local, están, en mi opinión, en la insuficiente sensibilidad y comprensión por los cuadros de la importancia que tiene este trabajo y en la falta de integración, coordinación y cooperación entre los actores que actúan o que deben actuar en una comunidad, acción que pudiera liderar el Delegado de la Circunscripción o el Presidente del Consejo Popular en el que están enclavados.
Es el momento de resolver los problemas subjetivos señalados, para incrementar, a pesar de los escasos recursos y las limitaciones económicas, el número de actividades de calidad en las comunidades, no solo en el verano, sino todo el año; es el momento de hacer más actividades variadas en los museos para atraer hacia ellos más visitantes, es el momento de preservar y cuidar todo el patrimonio para evitar que se pierda o que salga del paísa; es el momento de exigir a quien corresponda que hay que atender, mantener y utilizar la tarjas y monumentos; es el momento de investigar y socializar más los resultados de esas investigaciones; es el momento de que todas las instituciones educativas proyecten adecuadamente su rol educativo y cultural hacia la comunidad y se conviertan realmente en el centro cultural más importante de la misma; es el momento de evitar las ingenuidades políticas: es el momento de preparar mejor ideológicamente a nuestros cuadros y trabajadores, para que estos a su vez tengan una mayor influencia en la población.
Es el momento de divulgar más lo que se hace y a la vez establecer o consolidar espacios de crítica a las cosas mal hechas que ocurren cotidianamente, es el momento de pensar cómo hacemos mejor lo que hemos venido haciendo hasta ahora, es el momento de elaborar un programa de trabajo que prevea qué hacer ante la presencia de la contrarrevolución o ante cualquier provocación en cualquiera de nuestras comunidades e instituciones, cómo fortalecer las áreas más débiles, qué hacer con las personas más vulnerables, cómo utilizar a los líderes positivos.
Es vital para la Revolución preservar y utilizar a favor de ella, lo logrado hasta hoy y todo lo mejor que podamos hacer de ahora en adelante, para eso la dirección del Partido cuenta y confía en el pueblo.
En su ensayo “La Cigarra y la Hormiga: un remake al final del milenio”, Abel Prieto alerta: “Nada habríamos adelantado los revolucionarios cubanos si algún día, derrotado el bloqueo, salimos de la crisis, y alcanzamos cierta “abundancia” económica para descubrir entonces que se nos ha vaciado el alma: que tenemos hombres y mujeres “prósperos” y embrutecidos por ese “bullicio” zoológico que vio Martí en el modelo yanqui; hombres y mujeres sin cultura, sin coherencia ni densidad espiritual, sin memoria ni Patria…”
El Estado y el Gobierno tienen hoy el reto de interpretar, interiorizar y ejecutar lo que se expresa al respecto en los documentos rectores del Partido y lo que aquí se ha expuesto y el gran privilegio y la oportunidad de adoptar los acuerdos que impulsen este empeño, conociendo de antemano que preservar la identidad nacional, a través del Trabajo Comunitario, es preservar a la Patria para las futuras generaciones, razón más que suficiente para afirmar que EL TRABAJO COMUNITARIO ES UNA DE LAS VÍAS MÁS EFECTIVAS PARA MANTENER EL SOCIALISMO EN LA CUBA DE HOY.
*Analista cultural
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Montaje fotográfico sobre fotos de José Luis, del Blog Adicto a los viajes y de Abel Padrón, Cubadebate