Mi encuentro con Chávez
6 de Março de 2013, 21:00 - sem comentários aindaCuando pienso que ya no me quedan más lágrimas, viene uno de ustedes y me remueve el dolor, pero a la vez, me renueva la esperanza. Y entonces, a pesar de mis lágrimas, sonrío. Gracias, Rodo
Mi encuentro con Chávez
Por Rodolfo Romero Reyes
Por la voz de mi madre llorosa supe en julio de 2011 de la enfermedad de Chávez. Para aliviar mi dolor personal y convencido de que los hombres buenos no deben morir, escribí unas líneas que después fueron publicadas en Cubadebate. Horas después Randy me llamó desde la Mesa Redonda, diciendo que debía permanecer localizable pues el Presidente Chávez, quién me había leído, quería conocerme. Sentí una mezcla extraña de sentimientos, la emoción de ver por primera vez a una persona de su estirpe y la tristeza de que quizás abrazaría a un hombre muy enfermo. Estuve dos días sin salir de mi casa, a la espera. El lunes, en el trabajo, en un correo fechado el sábado, me explicaban a qué teléfono debía llamar para coordinar el encuentro. Leí el mensaje 48 horas después, unos minutos antes de que el presidente venezolano regresara a su Patria.
Primero me sentí frustrado. Ya había hasta pensado en la forma en que lo saludaría: “¡Dime, compadre! ¡Fuerte ahí mi hermano, que usted no se puede morir ahora!”. Porque así es como me imaginé que le hablaría a Chávez, sin formalismos, sin decirle “presidente”, como se conversa con un amigo cercano y querido. Pero después me consolé, la salud de Chávez mejoró y me prometí que algún día lo conocería finalmente.
Ayer la certeza de mi encuentro se desvaneció del todo. Me tocó a mí entonces llamar a mi casa y decirle a mi mamá que pusiera TeleSUR. Ella llamó a mi tío, que estaba trabajando en su finca en Jaruco y dejó las cosas a medio hacer para clavarse como una estaca frente al televisor hasta que culminó el noticiero pasadas las 9 de la noche. A Roger le pasamos un bíper. Mi hermano se enteró por su cuenta. Mi prima desde Puerto Padre llamó desinformada, preocupada porque decían que Chávez estaba grave; mi madre solo pudo decirle con la voz entrecortada que encendiera el televisor. Parecía que había muerto alguien de mi familia. Pero la mía no fue la única. Millones de familias latinoamericanas perdieron ayer a un hijo, a un padre, a un hermano.
Desde ayer y hoy en la mañana no he dejado de seguir las noticias: la emoción de Evo, el cariño profesado por Correa, la crónica de mi amiga Gisela desde Venezuela, la nota del gobierno cubano y el comentario de Roxana Thompson sobre la repercusión en las redes sociales. En este último leí los comentarios de Liudmila Peña, de Karina Marrón, de Abdiel Bermúdez. Imaginé que hoy muchos cambiarían su foto de perfil en Facebook por una foto de Chávez, que otros escribirían decenas de artículos y que la mayoría estaríamos muy tristes, porque la muerte nos pone así, impotentes, estrujados, comprimidos.
Recuerdo entonces las últimas palabras de Chávez cuando entregó su espada para que otros la empuñasen por él. Le habló de frente a la muerte, le profesó a la Patria su amor eterno y cantó, cantó como solía hacerlo: espontáneo, libre, alegre, enamorado de esa vida, de su Patria y de su pueblo.
Hoy me despido de ti, Chávez, por ahora. La promesa de nuestro encuentro la cumpliré. Me esforzaré por hacer el bien, por construir el socialismo y por hacer mía las causas justas de cualquier mujer latinoamericana y hombre latinoamericano. Si al final de mis días logro hacer una décima parte de lo que tú has hecho durante tu paso por estas tierras, estaré satisfecho. Quizás entonces, después de mi muerte, vaya a ese lugar donde van los hombres buenos, y allí, rodilla en tierra, primero, y firme y erguido después, te mire a los ojos y pueda al fin estrecharte entre mis brazos, como el amigo que siempre fuiste y que siempre quise conocer. Hasta entonces, Comandante.
Fuente Blog Letra Joven
Chávez, la cultura esencial
6 de Março de 2013, 21:00 - sem comentários aindaQuizás a muchas personas les causó asombro el momento en que, a finales de 1994, el teniente Hugo Chávez fue recibido en La Habana con altos honores por el líder histórico de la Revolución Cubana, Fidel Castro. Meses atrás el visitante venezolano, desconocido o escasamente conocido entonces en Cuba, había salido de la prisión que le costó el haber encabezado una rebelión contra la podrida política oficial campeante en su país. Pero aquel recibimiento, inseparable de la perspectiva de un anfitrión hecho a ver como zahorí en la trama de la política y las relaciones internacionales, marcó un punto ostensible en la trayectoria del comandante presidente que acaba de morir, cuando había alcanzado estatura continental, de alcance planetario incluso.
En esa trayectoria creció ante sus contemporáneos, y no errará quien augure que seguirá creciendo en significación histórica, una de las figuras de la política revolucionaria latinoamericana más productivas en los dos lustros finales del siglo XX y lo que va del XXI. Su última batalla se la ganó la muerte, pero él legó un ejemplo de entereza en el afán de mantenerse vivo al servicio del proyecto justiciero que había abrazado. En ese ideal sus continuadores tienen ahora camino que recorrer, desafíos y peligros que vencer, dignidad y hermosuras creadoras que seguir protagonizando. Por mucho y muy justamente que se admire y se alabe al revolucionario que ha muerto, ningún homenaje será más digno de su memoria que el mantener vivos y en realización ininterrumpida los empeños a los cuales él se entregó tesoneramente y con clara voluntad de superación.
Otros tuvieron desde sus primeros pasos una instrucción que los preparó para hacer un mejor uso de las armas del pensamiento, y su mérito más alto estuvo en haber sabido utilizarlas al servicio de las mejores causas. A Chávez, formado en el fogueo de la vida cotidiana ante desafíos que lo pusieron a prueba una y otra vez, y frente a los cuales no siempre podría reaccionar con gestos de salón, se le veían aquí y allá las huellas de su extracción popular. Tal vez esa fue una de las causas —no la única seguramente, pero sí una de ellas— de que, a diferencia de lo ocurrido en otros lares, como en la Cuba revolucionaria, desde el inicio el proyecto bolivariano no tuviera en la intelectualidad nacional una acogida mayoritaria, a la altura de la que merecía recibir.
Sería injusto ignorar que tuvo de su lado incontables intelectuales. Los tuvo, sí; pero incluso no pocos de aquellos que le daban y dan su apoyo resuelto han reconocido en distintos momentos la atmósfera de aprensiones y rechazos que en algunos círculos asomaba con respecto a la figura de Chávez. En la Feria del Libro Universitario Mérida 2000, cuando la ola bolivariana crecía con Chávez en el centro —el año anterior había llegado a la presidencia del país—, un debate sostenido en un salón del recinto evidenciaba que era predominante el apoyo a esa ola, pero a menudo el respaldo se apreciaba junto con señales de desconfianza hacia un líder en quien algunos echaban de menos, y le reclamaban, una fineza más notoria. Sería ingenuo desconocer el papel que en el cultivo de esa imagen tuvieron también los medios de “información” enemigos, que a la larga se estrellaron contra el crecimiento del líder.
Un escritor cubano presente en el debate guardaba silencio, preocupado por la inclinación internacional a confundir el criterio de una persona cubana con un pronunciamiento oficial de su país; y pronto un participante del patio le dio la razón: quiso saber “cómo se pensaba sobre el tema desde Cuba”. El interrogado respondió: “Puedo decir cómo yo lo veo. Una valoración en nombre de mi país habría que buscarla. Pero, si quieren una revolución perfecta, y dirigida por seres perfectos, tendrán que ir a hacerla en el cielo, con ángeles y arcángeles, y esos no están en la tierra”. Lo demás, pudo haber añadido, radica en la resolución y el acierto del pueblo y sus instituciones para impedir que los defectos individuales corroan la revolución.
Fue en la tierra, particularmente en su pueblo venezolano, pero con una ejemplar tesitura latinoamericanista, hija de Bolívar y de Martí, donde Chávez se propuso encabezar una obra terrenal que puede valorarse justamente por sus resultados, y, en primer lugar, por sus beneficiarios principales. A emigrantes venezolanos que en los primeros años de la avanzada bolivariana viajaron a otras tierras cargando el odio contra Chávez, una trabajadora, no venezolana y poco informada sobre lo que sucedía en Venezuela, les preguntó por qué él ganaba las elecciones si era tan malo, y uno de aquellos emigrantes le respondió: “Imagínate, votan por él los pobres”. La trabajadora no vaciló en responder: “Entonces yo tengo que votar también por él”.
Ese es el núcleo cultural del proyecto encabezado por Chávez: una transformación dirigida a hacer justicia a las mayorías que se veían privadas de ella. No se trata de negar el significado de acciones concretas como las destinadas a extender la enseñanza entre los sectores poblacionales que no habían podido disfrutar de ese bien mayor, mientras él mismo crecía como dirigente por su voluntad de luchar y aprender, sin renunciar a su impronta de hombre de pueblo, de la cual tenía derecho a sentirse orgulloso. Pero en la Venezuela bolivariana los planes educacionales, como los desplegados al servicio de la salud del pueblo en general, y especialmente de los más necesitados —con lo que a tantos enfermos se ha curado y a tantos ciegos se les ha dado o devuelto la vista—, son parte de la labor abarcadora que ha dado al proyecto bolivariano legitimidad de revolución.
Todo ello se vincula orgánicamente con la forma como la dirección venezolana ha asumido los retos de la información en un entorno donde el gobierno revolucionario se ha caracterizado, quizás como ningún otro en la historia, por tener que enfrentar, y hacerlo diariamente bien, la avalancha desinformadora, calumniosa, de los medios enemigos. La Revolución Bolivariana ha tenido por divisa el empeño de ofrecer una información cada vez más clara y amplia.
Lo demostró concretamente con el plan de hacer masiva y gratuita la televisión digital, con asistencia dirigida a los más pobres para facilitarles el acceso a su disfrute. Y lo está demostrando ejemplarmente en medio del dolor y los peligros que representa la muerte del revolucionario que, para rabia de opresores, puso a Venezuela en los primeros planos de la política y el interés informativo en el mundo, y que —en el camino allanado por la Revolución Cubana— ha contribuido a fortalecer e institucionalizar, como nunca antes en la historia, la unidad de nuestra América frente al imperialismo.
El telúrico dirigente venezolano contribuyó decisivamente a la fundación del ALBA, golpe demoledor contra los designios imperiales. Fue el líder que reconoció, para serle fiel, la estirpe histórica y revolucionaria en la cual supo ocupar un sitio de vanguardia junto a su hermano Fidel. Como otros hijos e hijas de nuestra América, interesada en marchar en concordia y dignidad con todos los demás pueblos del mundo, vio que el ALBA, Alianza Bolivariana para las Américas, es también la Alianza Martiana, el ALMA.
Por sus aciertos, no por los defectos que le atribuían los medios dominantes para denigrarlo, Chávez suscitó que un monarca heredero del fascismo cometiera un desplante: el monarca lo mandó a callarse, y con ello dio ante el mundo una muestra más de la arrogancia y la desfachatez con que piensan y actúan quienes desconocen la dignidad de los pueblos y sus verdaderos representantes. Pero Chávez no se calló entonces, ni se callará a partir de ahora la voz de su ejemplo.
Fuente Cubarte
Declaración de Canto de todos, por Hugo Chávez
5 de Março de 2013, 21:00 - sem comentários aindaDeja una estela luminosa, y terrible para los pobres de espíritu y valor.
Trajo desde el tiempo añejo hasta hoy y como nuevecitos, los sueños de Bolívar y de Martí, el socialismo nuestroamericano de Mariátegui.
Trajo en este siglo a los olvidados, a los ninguneados, a los descreídos. Trajo la dignidad dormida, la cultura despreciada, la espada rescatada.
Querido Hugo.
Los guerreros de todos los tiempos te aguardan en el espacio perdurable.
Abrazaste a Cuba desde la humildad, la vergüenza y la hermandad.
Nunca como contigo estuvo tan unida la plata en las raíces de Los Andes.
Nunca fue tan fuerte la intransigencia al norte revuelto y brutal que nos desprecia.
Joe Hill, Benjo Cruz, Jorge Salerno, Víctor Jara, Violeta, Atahualpa y Alí Primera van a tu encuentro en la región del canto popular.
Contigo cantaron por primera vez los presidentes de nuevo tipo.
Te despedimos, hermano querido, con las palabras que estamos seguros, Ché aprobaría:
¡Hasta la Victoria Siempre, Comandante del ALBA!
La Habana, 6 de marzo de 2013
La Importancia histórica y planetaria del prócer Hugo Chávez Frías
5 de Março de 2013, 21:00 - sem comentários aindaPor Leyde E. Rodríguez Hernández*
No por imaginado el fatídico momento -después del desalentador comunicado sobre el estado general delicado del presidente y comandante de la Revolución Bolivariana, Hugo Chávez Frías, el 4 de marzo de 2013- la noticia de su fallecimiento, al día siguiente, ha dejado de ser muy estremecedora para sus admiradores y la opinión pública mundial que seguía, día tras día, hora tras hora, la evolución de la salud del dirigente más popular y carismático de América Latina.
Conocer su ausencia física, es una novedad que conmueve a todas las personas de buena voluntad. El presidente de los pobres, el que hizo más por ellos, el que más nutrió a Venezuela de realizaciones sociales, culturales y democráticas, merece honor. Nunca antes en la historia contemporánea, un hombre, un líder revolucionario de un país del Tercer Mundo, había logrado tantos progresos, en tan corto tiempo, para su pueblo, la América Latina y el Caribe, como hizo Hugo Chávez Frías.
Debe recordarse que, cuando la historia parecía detenida y algunos teóricos de la política desconfiaban de la viabilidad del socialismo, en aquellos días del fin de la historia, de Francis Fukuyama, y terceras vías, de Anthony Blair, de rendiciones en el ideal del socialismo “real” soviético y de Europa del Este; en esos tiempos en que la humanidad caía en la confusión y el conformismo, por la supuesta victoria del capitalismo frente al eurocomunismo, hubo un hombre, que se llamó Hugo Chávez, dispuesto a luchar, desde el pensamiento Bolivariano, por la construcción del socialismo.
Sólo una voz solitaria, desde una isla en el Caribe, insistía en que el socialismo sí era posible en aquella coyuntura de desarraigo de las ideas de izquierda y progresistas. Entonces, un nuevo Quijote, Chávez, vino a acompañar a Fidel Castro, que no cesaba de advertir sobre los peligros que amenazan a la especie humana, y el fracaso rotundo de la política económica neoliberal. Cuando el campo socialista se derrumbó y la URSS se desintegró, el imperialismo, con el puñal afilado de su bloqueo, se proponía ahogar en sangre a la Revolución Cubana; Venezuela, un país relativamente pequeño de la dividida América, fue capaz de impedirlo.[1]
En ese ambiente mundial, el 4 de febrero de 1992, un gobierno consagrado en elecciones burguesas, fue desconocido e impugnado por un hecho de fuerza de carácter revolucionario: un movimiento cívico-militar asumió el liderazgo de una protesta social iniciada en el mismo mes, años antes, conocida como “El Caracazo”, ocurrido el 27 de febrero de 1989. El líder militar Hugo Chávez, quien como pocos supo comprender el sentimiento nacional de descontento, harto ya de tanta opresión y del desconocimiento del pueblo, tomó posición y emprendió una arremetida no sólo contra el gobierno de Carlos Andrés Pérez, quien fungía como presidente de la República, sino también, contra las políticas que ignoraban el clamor y las necesidades populares, contra la corrupción exacerbada de los funcionarios estatales, contra la exclusión de los más desfavorecidos y la sumisión ante los intereses económicos y financieros imperiales. [2]
La rebelión cívico-militar del 4 de febrero de 1992, fue el primer gran hecho histórico de gran relevancia para la historia reciente de Venezuela, y para los pueblos latinoamericanos y caribeños. Pronto Chávez, en 1998, convertido en un indiscutible Cristo redentor de su pueblo, se erigió en candidato insumiso a las oligarquías, ganando unas elecciones presidenciales diseñadas para impedir el triunfo de los condenados de la tierra. ¿Podría esperarse una hazaña política mayor? A partir de entonces, el gobierno bolivariano se declara antiimperialista, anticapitalista y socialista. Esta postura de construir un nuevo socialismo en el siglo XXI, es su principal legado esperanzador para la humanidad. La Revolución Bolivariana liderada por Chávez constituyó un renacer para los oprimidos de todo el mundo, en aquella etapa de apogeo del pensamiento único impuesto por el imperialismo. Desde entonces, fueron numerosos los países de las Antillas, Centro y Suramérica a los que Venezuela, además de sus grandes planes económicos y sociales, fue capaz de ayudar.
El principal logro de la Revolución Bolivariana se encuentra en su plena independencia y soberanía nacional, lo que le ha permitido a Venezuela el fortalecimiento de la democracia participativa, el incremento del gasto social, la alfabetización, el aumento de los servicios de salud, viviendas, el incremento de la igualdad de género, el acceso de la población a las nuevas tecnologías, el aumento de las pensiones, la disminución de la pobreza, la inequidad, la desnutrición, el desempleo y la reducción de la concentración de los medios de comunicación.
El mayor desafío para la Revolución Bolivariana es el mantenimiento de la unidad entre todos los componentes cívicos y militares del proceso político, hasta ahora victorioso bajo la dirección de Chávez. Los mismos factores comprometidos en la continuación del programa Bolivariano trazado por Chávez, con vistas al periodo constitucional 2013-2019. Esta estrategia contiene cinco objetivos estratégicos, que conforman el II Plan Socialista de la Nación “Simón Bolívar”, entre los cuales se encuentran consolidar la independencia nacional, continuar la construcción del Socialismo Bolivariano, convertir a Venezuela en una potencia no solo económica, sino también social y política; contribuir al desarrollo de una nueva geopolítica internacional que defienda la visión de una configuración de fuerza anti-hegemónica, así como la preservación de la vida y la salvación de la especie humana.
Hay que reconocer que la estrategia internacional diseñada por la Revolución Bolivariana acercó las relaciones con todos los países de América Latina y el Caribe. Los resultados concretos en política internacional se encuentran en el despliegue de los mecanismos de integración como PETROCARIBE, la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA), la Unión de Naciones Suramericanas (UNASUR), la Comunidad de Estados de Latinoamérica y el Caribe (CELAC), y el ingreso al Mercado Común del Sur (MERCOSUR). De carácter estratégico, en el interés de lograr una nueva arquitectura financiera regional y mundial, es la creación del Banco del Sur, que ha sido aprobado por la mayoría de los países de la región.
La política exterior bolivariana también impactó a África. Entre los importantes avances en las relaciones con esta región, se destacan las cumbres de los países de América del Sur y África (ASA); y cada vez cobran más vitalidad los vínculos de Caracas con China, Rusia, Vietnam, Corea del Norte, Irán, Bielorrusia y, en general, con todos los países europeos, siempre en el marco del respeto a la soberanía y la libre determinación de los pueblos. En ningún otro periodo de su historia, Venezuela desarrolló una política exterior tan amplia, solidaria y diversa en beneficio propio y de otras naciones.
Una breve mirada al alcance y la contribución de los proyectos mencionados, demuestran la enorme contribución de la Revolución Bolivariana, y del liderazgo de Hugo Chávez, a la política internacional del siglo XXI. Comentaré aquí cada uno de ellos:
PETROCARIBE (Petróleo solidario para el Caribe). Esta organización fue creada el 29 de junio del 2005, en la ciudad de Puerto La Cruz, suscrita inicialmente por 14 países, como un acuerdo de cooperación energética. PETROCARIBE es una respuesta a los abusos que los buques foráneos realizaban a los países del Caribe con la venta del petróleo, imponiéndoles precios de transportación excesivos. Por eso el acuerdo está basado en la eliminación de todos los intermediarios, solo intervienen entidades dirigidas por los gobiernos. Se busca la transformación de las sociedades latinoamericanas y caribeñas, haciéndolas más justas, participativas y solidarias. La idea se concibe con la finalidad de crear un proceso integral que promueva la eliminación de las desigualdades sociales, fomenta la calidad de vida y una participación efectiva de los pueblos.
ALBA (Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América). Fue creada en La Habana, el 14 de diciembre del 2004, por el acuerdo de Venezuela y Cuba, como una iniciativa de los presidentes Hugo Chávez y Fidel Castro; posteriormente ingresaron: Bolivia, Nicaragua, Dominica, Ecuador, San Vicente y las Granadinas, Antigua y Barbuda. Honduras abandonó la Alianza luego del golpe de Estado que derrocó al presidente Manuel Zelaya, el 29 de junio del 2009. Es el resultado de la lucha contra los tratados de libre comercio (TLC), que impone la estrategia de dominación de los Estados Unidos. Es uno de los más importantes mecanismos de integración en el que se aprovechan las ventajas cooperativas entre las diferentes naciones asociadas, para compensar las asimetrías entre las mismas, lográndose mediante fondos compensatorios, destinados a la disminución de las desigualdades intrínsecas de los países miembros, y con la aplicación del Tratado de Comercio de los Pueblos (TCP).
El ALBA-TCP es un mecanismo de integración de nuevo tipo porque otorga prioridad a la relación entre los propios países, en pie de igualdad y en el bien común, utilizando el diálogo subregional y multiplicando las alianzas estratégicas, para fomentar el consenso y el acuerdo entre las naciones latinoamericanas. En fin, el ALBA ha simbolizado un nuevo amanecer político para “Nuestra América”.
UNASUR (Unión de Naciones Suramericanas). Nació el 18 de diciembre del 2004 durante la III Cumbre Suramericana reunida en Cuzco, Perú. Los presidentes de los 12 países de América del Sur firmaron la Declaración de Cuzco, mediante la cual decidieron conformar la Comunidad de Naciones Suramericanas, que fue evolucionando a través de la Cumbre de Cochabamba, celebrada el 9 de diciembre del 2006. Los mandatarios de Suramérica, reunidos en la Cumbre realizada en la isla de Margarita, el 17 de abril del 2007, decidieron renombrar a la comunidad como Unión de Naciones Suramericanas (UNASUR), creada sobre una región con raíces comunes.
Este esfuerzo regional dio fundación a la Unión de Naciones Suramericanas en la Reunión Extraordinaria de Jefes de Estado y de Gobierno en la ciudad de Brasilia, República Federativa del Brasil, el 23 de mayo del 2008, donde se suscribió su tratado constitutivo, que entró en vigor el 11 de marzo del 2011, por lo que la UNASUR se convirtió en una entidad jurídica durante la reunión de Ministros de Relaciones Exteriores en Ecuador, donde se puso la piedra fundamental de la sede de la Secretaría. En octubre del 2011 UNASUR fue reconocida como miembro observador de las Naciones Unidas (ONU). La UNASUR es un mecanismo de integración regional sin el patrocinio de los Estados Unidos, lo que significa la preservación de la independencia y la soberanía de las naciones suramericanas.
CELAC (Comunidad de Estados de Latinoamérica y el Caribe). Fue creada el 2 y el 3 de diciembre del 2011 en Caracas, con la participación de 33 países, y manifiestamente excluidos los Estados Unidos y Canadá, a pesar de los intentos de sabotaje desde Washington y sus gobiernos subordinados en América Latina. La CELAC es otro de los notables logros del proceso de integración bolivariano. Es una respuesta estratégica a la inoperancia y obsolescencia de la Organización de Estados Americanos (OEA), convertida en ministerio de colonias estadounidenses, utilizada por los Estados Unidos como instrumento de dominación y para justificar intervenciones militares en los países de América Latina y el Caribe.
ASA (América del Sur y África). Iniciada en la Cumbre América del Sur-África, celebrada en Margarita, el 25 de septiembre del 2009, contó con la participación de 29 gobernantes africanos y ocho de Suramérica. Es un mecanismo multilateral que busca trazar objetivos comunes, con espíritu de gran solidaridad y por medio de colaboraciones estratégicas y de cooperación Sur-Sur, para estimular la capacidad de desarrollo sostenible de los países miembros. ASA busca mejorar el comercio exterior y la cooperación entre las dos regiones, así como aumentar la inversión entre África y América del Sur, además de favorecer el intercambio de tecnologías que sirvan para añadir valor a las materias primas.
Asimismo, se propone promover la participación del sector privado en dichas iniciativas a través de las asociaciones nacionales de negocios y la posible creación de una Asociación de Negocios África-América del Sur, así como la creación del Banco de Inversión Africano de la Unión Africana. ASA es el acercamiento entre dos continentes similares, ubicados en el llamado Tercer Mundo o la periferia del dominante centro capitalista. Procesos similares Venezuela intenta extender a Asia y Medio Oriente.
Un importante éxito de la política exterior bolivariana fue la entrada, como miembro pleno, de Venezuela al MERCOSUR, considerada entre las primeras cinco economías más grandes del sistema-mundo, que funciona con solidez ante la crisis por la que atraviesa el modelo económico neoliberal en los Estados Unidos y la Unión Europea.
Las substanciales contribuciones de la Revolución Bolivariana al orden, la paz y la institucionalidad de las relaciones políticas y económicas internacionales del siglo XXI, tienen como objetivo el mejoramiento de las condiciones de vida de los pueblos del Sur. Cada uno de estos procesos, mecanismos e instituciones de signo progresista y humanista en la política internacional, han podido concretarse y consolidarse porque asistimos a una época de cambio en la correlación de fuerzas en América Latina y el Caribe, a favor de los pueblos, aunque todavía no sea así al interior de todas las naciones, y sin que sea todavía un proceso irreversible, pues esta tendencia o movimiento favorable a la izquierda seguirá enfrentando múltiples desafíos y amenazas provenientes de las pretensiones de dominación capitalistas, generadas por las burguesías latinoamericanas serviles a las viejas políticas coloniales y hegemónicas de los Estados Unidos en la región.
En lo adelante, Venezuela estará inevitablemente signada por el legado trascendental y el ejemplo paradigmático del prócer Hugo Chávez Frías. Los continuadores de la Revolución Bolivariana tienen la responsabilidad histórica de continuar el ciclo de oportunidades progresistas en América Latina y el Caribe, que impulsan los procesos y mecanismos unitarios hacia un sistema-mundo más equilibrado, solidario, democrático, favorable a la cooperación económica entre los pueblos y al respeto a la igualdad soberana entre las naciones.
Como expresó Chávez, el 4 de febrero de 1992: “[...] Es tiempo de reflexionar y vendrán nuevas situaciones y el país (Venezuela) tiene que enrumbarse definitivamente hacia un destino mejor”.[3]
[1] Véase el texto integro de la carta enviada por el compañero Fidel a Hugo Chávez en ocasión de su regreso a la República Bolivariana de Venezuela. Diario Juventud Rebelde, 19 de Febrero de 2013.
[2] Véanse las interesantes crónicas de Toby Valdarrama: “La importancia histórica de Chávez” y ¿Es posible el Socialismo”, en “Un Grano de Maíz”. http://www.Ungranodemaiz.blogspot.com
[3] Tomado de “A 20 años de la siembra de la patria nueva”. 4F. 1992-2012. Boletín Informativo del Instituto de Altos Estudios Diplomáticos “Pedro Gual”. Febrero 2012.
Fuente Blog Visiones de Política Internacional
*Profesor titular del Instituto de Relaciones Internacionales Raúl Roa, Diplomático, Periodista y Doctor en Ciencias Históricas.
Hugo Chávez: ha muerto el hombre y el líder, pero vive más que nunca su revolución y su patria
5 de Março de 2013, 21:00 - sem comentários aindaPor Wilkie Delgado Correa*
Hoy todos sufrimos el impacto de la triste noticia. Hugo Chávez había muerto a las cuatro y veinticinco de la tarde a consecuencia de las complicaciones surgidas en el periodo de convalecencia.
Casualmente nos encontrábamos en una actividad en defensa de nuestros 5 Héroes en la sede de la Universidad de Ciencias Médicas de Santiago de Cuba, cuando fuimos informados, al inicio de la misma y justo a las cinco de la tarde, que el desenlace trágico había ocurrido.
Y a la vez que aplazábamos el programa concebido, en forma improvisada hicimos una intervención sobre la actitud consecuente para continuar la marcha revolucionaria en las presentes circunstancias y la responsabilidad que tiene el pueblo venezolano de ser fiel al legado político e ideológico dejado por Chávez. Fue el humilde homenaje al combatiente caído de un grupo de trabajadores, profesores y estudiantes que daban muestra emocionada de cuán hondo era el dolor por la pérdida del hombre y del líder que nos era tan cercano como el de un compañero muy íntimo.
Mirando, como en un espejo, en la historia de nuestras luchas pasadas y revisando las horas de las caídas de los grandes hombres, nos queda como herencia la voz quebrada que exclama: que siga la marcha y el combate.
Quedan en Venezuela, en Latinoamérica y el Caribe, en el mundo, la voz y las ideas de un líder extraordinario. Quedan los gestos y las obras en los diversos campos dentro y fuera de su país. Queda su ejemplo para las generaciones presentes y futuras. Por todo esto, en esta hora de luto, honra para el grande hombre de nuestra América.
Si los miserables levantaran en su muerte las intrigas y las campañas como las que hicieron en vida, ahora o después, no podrán ensombrecer la luz que irradia su fecunda trayectoria y vida, y, al contrario, se hundirían mucho más en el pantano del desprestigio y la impudicia.
Adelantándonos al futuro inmediato, cabe que cada venezolano tenga presente su llamado al pueblo en diciembre antes de su partida a Cuba para la operación quirúrgica. Ese es su legado póstumo y su pedido ferviente. Significa que es la unidad lo que hay que preservar, porque es la garantía de la marcha de la revolución bolivariana y socialista. Y en las próximas elecciones, el voto de todos los patriotas a favor de Nicolás Maduro debe ser el instrumento para hacer realidad el mandato de Chávez. La victoria contundente debe ser el más hermoso ramo de flores rojas que se ponga, a modo de tributo, en su tumba imperecedera.
Hay que mantener vivo a Chávez más allá de su muerte. Y eso es posible si se mantiene viva, más que nunca, a la patria bonita, según acostumbraba a decir. Que el recuerdo y el amor nos permita llevarlo adentro como algo consustancial a nuestro propio ser. Que la acción tenaz y consecuente sirva para dar remate a la obra inconclusa que delineó y soñó el líder y abanderado del socialismo del siglo XXI.
Estamos seguros que Chávez no se irá, quedará con su pueblo y otros pueblos del mundo como un paradigma de los mejores tiempos presentes y los del porvenir.
¡Gloria eterna al gran Comandante bolivariano!
*Médico cubano; Profesor de Mérito del Instituto Superior de Ciencias Médicas de Santiago de Cuba
Foto Archivo, durante visita de Chávez a Cuba