Polilla que construye
29 de Julho de 2014, 23:09 - sem comentários aindaPolilla que construye [¡y que agradece tan fina atención!]
Entrevistó Luis Toledo Sande
Querida Rosa:
Esta entrevista circula ya en la revista Bohemia, tanto en la edición digital como en la impresa. La he vuelto a leer, y siento que no es ni remotamente lo que tú mereces, pero al menos da una idea del valioso trabajo que haces. Creo que, si la reprodujeras en algunos de tus espacios, lectoras y lectores agradecerían ver que tu contribución, que tantas personas dentro y fuera de Cuba disfrutamos y aprovechamos, no pasa ni podría pasar inadvertida.
L.T.S.
Rosa C. Báez, La Polilla, en su nido, su trinchera. (Foto: Cortesía de la ENTREVISTADA) |
Tal vez Rosa Báez haya perdido su nombre, pero ha ganado otro con el cual es ampliamente conocida y contribuye a que se valore la obra de otras muchas personas. Ahora cuenta cómo surgió su blog, que tanto se hace sentir.
“El nombre de La Polilla fue el que escogimos en la Biblioteca Nacional, a sugerencia mía, para un boletín impreso que reportaría el acontecer laboral de esa institución”, donde bregó durante décadas. “El boletín daba continuidad, en un ámbito más abarcador, a La Polillita, que el Departamento Juvenil de la Biblioteca publicó en los años 70. La Polilla se mantuvo desde el bimestre marzo-abril de 1998 hasta diciembre de 2003. En ese año asumió una alternativa digital, y en abril de 2004 se decidió editarlo solamente en ese soporte, por la escasez de papel.
“En enero había surgido en la propia Biblioteca un fuerte competidor para la modesta Polilla: el boletín digital Librínsula, en el que fui jefa de redacción y edición. Desde sus inicios y hasta el número 203 tuve a mi cargo gran parte de la selección de textos. Hoy continúa publicándose en una segunda época, con un formato diferente. Está más centrado en lo nacional, y se accede a él en el Portal de la Biblioteca, por el enlace http://librinsula.bnjm.cu/inicio.html.
“Los números digitales de La Polilla no se pueden revisar ya en ese Portal, por causas que ignoro. En abril de 2006 nació como un blog La Polilla Cubana, nombre que me siento con derecho a reivindicar como propio. En ese blog —poco amigable visualmente — publiqué apenas tres o cuatro artículos, y una brevísima selección de poemas míos. Aquellos artículos forcejeaban con quienes desde hacía ya tiempo, como hoy, acusaban a esta Polilla de oficialista, castrista y todos esos ‘halagos’”.
Lo que llegaría
Así fue como devino apasionada del mundo digital, gracias, reconoce, al entonces director de la Biblioteca, Eliades Acosta Matos. “Él confió en una bibliógrafa totalmente inexperta en esas lides. Graduada de Información Científica y Bibliotecología, asumí con pavor la tarea que se ponía en mis manos”. Y lo más grande estaba por llegar.
“Por problemas técnicos aquel blog dejó de actualizarse en octubre del mismo 2006, y en diciembre de 2007, después de 35 años de trabajo, me trasladé de la Biblioteca al Centro de Información para la Prensa: dada mi salud, ya bastante precaria, hago el trabajo desde mi casa. Reproduzco información digital de Cuba y de otros muchos países, para romper la barrera de silencio y manipulación sobre nuestra realidad”.
La Polilla ha logrado una visualidad que no tienen todas las publicaciones digitales cubanas hechas por equipos más o menos numerosos. A menudo, textos aparecidos en ellos no alcanzan verdadera resonancia hasta que salen allí, de donde pasan a otros muchos sitios. Ante la curiosidad que se siente por saber cuántas personas trabajan en ella, y si tiene un programador o alguien que se ocupe de esa tarea, responde Rosa:
“Quien publica un blog que tiene como lema ‘Artesa en este tiempo’,lo sabe: los administradores de estos espacios amasamos el pan que brindamos, sea con textos propios o reproduciendo los de otros autores. He recibido consejos y ayuda de otros blogueros, como Eduardo Parra, entrañable periodista venezolano, y compatriotas como Norelys Morales, Roberto Domínguez, Iroel Sánchez. Pero los blogs de La Polilla —y otros de los cuales hablaremos — solo cuentan conmigo para seleccionar, revisar, editar e ilustrar los textos.
Muestra de textos que ha difundido. (Foto: INTERNET) |
“En estos años he logrado contactar con numerosos escritores y periodistas que gustosamente me hacen llegar textos suyos. Además de replicarlos en mis blogs, los remito a una larguísima lista de contactos por correo electrónico, y a su vez son difundidos en otras páginas digitales. Citaré algunos nombres, tanto del ámbito nacional como internacional: Darío Machado, Carlos Rodríguez Almaguer, Felipe Pérez Cruz, Wilkie Delgado, Winston Orrillo, Luis Britto, Gloria Analco, Annalisa Melandri, Ángel Guerra, Raúl Bracho, Salim Lamrani.
“También hago una revisión diaria de las principales páginas de la izquierda alternativa mundial, y de periódicos y emisoras de radio, provinciales y nacionales, en nuestro país, principalmente en busca de artículos de opinión y de análisis de sucesos de actualidad. De ese trigo me nutro”.
Sobre la cifra de artículos que reproduce cada mes, expresa: “Varía de un blog a otro. Puede depender de mis condiciones de salud, ¡o del estado de la conexión!; pero ha fluctuado entre cien y ciento cincuenta, o más. Uno de mis blogs más visitados, El Blog de la Polilla Cubana —que sustituyó a La Polilla Cubana, cuando los contenidos migraron de la plataforma Nireblog a WordPress — desde mayo de 2008 hasta la fecha tiene alrededor de cinco mil artículos publicados y de mil quinientas a cuatro mil y tantas visitas en sus mejores meses. En otros blogs el promedio es mucho menor, a tono con el campo temático tratado”.
Responsabilidad, productividad, desafíos
Cuando quiero saber quién supervisa o controla lo que publica, no demora en contestar: “Me has hecho reír. Informo periódicamente sobre mi labor, y espero la visita de mis superiores; pero hasta hoy no me he sentido ‘supervisada’ o ‘controlada’ por nadie; ante una duda, consulto… pero tomo mis propias decisiones, con dos premisas, decir siempre la verdad y cumplir el precepto de nuestro Comandante en Jefe en Palabras a los intelectuales: ‘dentro de la Revolución, todo; contra la Revolución, nada’”.
Esa forma de hacer estará en la base de la productiva agilidad de su trabajo; pero se sienten deseos de saber a qué atribuye la visualidad de los artículos: “Esa es precisamente mi tarea. Un medio digital publica y espera que venga el lector: un trabajo tuyo publicado en Cubarte será leído por aquellos que visiten ese portal, y ahora, felizmente con el entramado virtual de las redes sociales, será replicado quizá de forma automática en Twitter, Facebook o Google…
“Mi labor es buscar esos trabajos, ‘ofrecerlos’ a otros blogueros, a páginas digitales de izquierda, darles visibilidad en las redes sociales… También me ayudo de programas como Bitácoras.com, HispaTop o Alianzo, que redistribuyen de forma automática todo lo que aparece publicado en el blog. Y nada desmerecedora del primer lugar es la difusión que hago por correo electrónico”.
Surge así un tema insoslayable: la diversidad de espacios digitales que atiende, y ella confiesa: “Los golpes enseñan, y en varias oportunidades he perdido sitios, porque sus plataformas desaparecieron, o —como ocurrió con uno que creé en el periódico español El País — porque me bloquean la participación. Por eso algunos de mis blogs son espejos de El Blog de La Polilla Cubana, que es de carácter general, sin límites por la nacionalidad de los autores o por los temas tratados.
“En otros espacios, como Cuba Coraje, solo publico textos sobre Cuba; en el de BlogueA.cu, titulado Plataforma de Blogs de Periodistas Cubanos, procuro insertar los textos más importantes y de más difícil acceso a los usuarios de la Intranet nacional. También están aquellos que dedico especialmente a Los Cinco, como Los Queremos Libres, en Blogspot. Además, participo en dos portales NING (que engloba blogs de diversos países): HERMES, que ayudo a dirigir, y Blogueros y Corresponsales, de una periodista cubana”.
Si todo terminara ahí, no sería poco; pero ella añade: “Participo además en blogs cuyos propietarios me invitan a coadministrarlos y a publicar mis textos. Agradezco la deferencia que han tenido conmigo. Y no podría dejar de mencionar la lista de correos, o el grupo de Google llamado Cuba Coraje, y mis perfiles en Netlog, Linkedln, Twitter, Facebook, Blogoosfero, así como nuevas redes sociales que están creando en Venezuela y Argentina, para ‘escapar’ de la vigilancia electrónica denunciada en las más famosas redes sociales”.
¿Será todo?
¿Y ya?, voy a preguntar; pero ella se adelanta: “Algunos sitios como Rebelión publican textos de mis blogs: muy asiduamente, 3era Información, de España, y varias publicaciones digitales argentinas: La Oreja que Piensa, Gacetillas Argentinas, Caballito Regalado; en algunas oportunidades Cubadebate ha reproducido textos escritos por mí, pues también pongo mi propio granito de arena en defender desde la trinchera digital a nuestra Revolución, aunque no clasifico entre los que se precian de ser gestores de contenido.
“No he tenido ningún contratiempo por lo que he publicado, salvo con un par de autores ombligodependientes que prefiero ignorar. Por el contrario, disfruté contribuir a la repercusión del retorno de las visitas de nuestro Comandante en Jefe a diferentes centros. En eso pude ver que buenos y malos ojos están atentos a lo que publica esta Polilla. La nota fue comentada por las principales agencias noticiosas, que acreditaban a esta ‘oficialista’ como fuente de la información… desde ElNuevo Herald hasta La Vanguardia, de España”.
Un desempeño como el suyo habrá tenido muestras varias de acogida, y ella lo confirma: “Los testimonios son incontables, mensajes de aliento de muchos autores, como los ya mencionados, y de numerosos jóvenes estudiantes de Cuba y de otras partes. Eso me llena de júbilo.
“Un joven cubano radicado en Miami me escribió ofreciéndome el cargo de ‘copiloto’. Entre otras cosas me dijo: ‘No solo yo, estoy seguro de que unos cuantos más te necesitamos para tener una existencia diferente’. En fecha más cercana el bichito del ego engordó lo que no te imaginas. En una actividad por Los Cinco mi cordial Natacha Santiago fue a presentarme al profesor Guillermo Rodríguez Rivera y, al decirle que yo era Rosa Báez, él dijo, abrazándome: ‘Ah, ¡La Polilla Cubana!’. ¿Quieres mayor alegría?”
Publicada en la Sección BLOGOSFERA de la Revista Bohemia
Cultura de la honradez o La carga necesaria
29 de Julho de 2014, 14:58 - sem comentários aindaPor Luis Toledo Sande*
En 1973, en su discurso del acto central con que se honraron los sucesos ocurridos en Santiago de Cuba y Bayamo el 26 de julio veinte años atrás, Fidel Castro, guía de aquellos hechos y de la Revolución desatada con ellos, exclamó antes del Patria o Muerte final: “Desde aquí te decimos, Rubén: el 26 de Julio fue la carga que tú pedías”. Acababa de citar el “Mensaje lírico civil” de Martínez Villena, un texto enlace de la dignidad de la poesía y la civilidad por la cual la vanguardia del pueblo cubano había combatido durante décadas, y que seguía quebrantada. Ejemplo él mismo de la lucha revolucionaria, el autor del “Mensaje” proclamó en los versos citados: “Hace falta una carga para matar bribones, / para acabar la obra de las revoluciones”, y tenía en mente un fin mayor: “para que la República se mantenga de sí, / para cumplir el sueño de mármol de Martí”.
Los actos armados de 1953 fueron el brote ígneo de una nueva etapa de insurgencia para transformar una realidad nacional que negaba las aspiraciones de los fundadores de la patria. Era contraria en especial a los ideales del José Martí que había abrazado como brújula el afán de que la ley primera de la república buscada fuera “el culto de los cubanos a la dignidad plena del hombre”, declaración en la cual el sentido del propio legado martiano autorizaría a sustituir hombre por ser humano, para conjurar la herencia patriarcal.
Sería un grueso acto de ignorancia, o de invidencia voluntaria, desconocer lo hecho por la Revolución Cubana para abonar la aspiración rectora que Martí legó a nuestra Constitución vigente y, aún más, a la necesaria cultura de funcionamiento social afincada en la ética como baluarte de la civilidad y la ley. Y sería un suicidio nacional menospreciar esos valores porque hayamos satanizado el concepto de república al identificar estrechamente con él a la Cuba que existió de 1902 a 1958, cuyas calamidades tampoco autorizan a subvalorar los ímpetus revolucionarios vividos en esa etapa. Entre ellos se ubican los que desde 1953 protagonizó la vanguardia de la generación del centenario martiano.
Soslayar la importancia de la ética y de la civilidad republicana nos haría cómplices de una realidad ante la cual el propio guía histórico de la Revolución expresó el 17 de noviembre de 2005: “Este país puede autodestruirse por sí mismo; esta Revolución puede destruirse, los que no pueden destruirla hoy son ellos; nosotros sí, nosotros podemos destruirla, y sería culpa nuestra”. Puso por encima de la hostilidad que “ellos”, los enemigos, han lanzado contra la Revolución desde el exterior, los males que pueden minarla desde dentro, y ninguno es más letal que la corrupción, crecida en el desorden y la indisciplina.
Tampoco puede Cuba permitirse autocomplacencia alguna por el hecho de que los índices de la corrupción que hay en ella puedan ser o parecer irrisorios comparados con la que prima en otros lares del mundo. Para ella cualquier grado de corrupción es grave, porque resulta medularmente incompatible con el proyecto de justicia social con que está responsabilizada como aspiración.
No es casual que el discurso pronunciado por Fidel Castro en noviembre de 2005, lo recordara de manera explícita y perentoria el general de ejército Raúl Castro ante la Asamblea Nacional del Poder Popular el 7 de julio de 2013. A despecho de normas de silencio que pudieran estimarse buenas, no se detuvo por previsibles usos que haría de sus palabras “la gran prensa internacional, especializada en denigrar a Cuba y someterla a un frenético escrutinio”, con campañas que no se detendrán por muy prudente que sea la prensa revolucionaria, cuya “discreción” puede equivaler al incumplimiento de su tarea.
Sin ignorar riesgos, el dirigente puntualizó que seguía una razón fundamental: “no debemos restringirnos” cuando es necesario “debatir con toda crudeza la realidad, si lo que nos motiva es el más firme propósito de rebasar el ambiente de indisciplina que se ha arraigado en nuestra sociedad y ocasiona daños morales y materiales nada despreciables”. Y añadió: “Hemos percibido con dolor, a lo largo de los más de veinte años de período especial, el acrecentado deterioro de valores morales y cívicos, como la honestidad, la decencia, la vergüenza, el decoro, la honradez y la sensibilidad ante los problemas de los demás”.
En ese punto citó el discurso de Fidel de 2005 y enumeró problemas cuya erradicación urge, empezando por el hecho de que “una parte de la sociedad ha pasado a ver normal el robo al Estado”. Sería útil saber qué porciento de la sociedad integra la parte que considera normal hurtarle al Estado, como se denomina comúnmente el saqueo de la propiedad social, con la que, para cuidarla y administrarla, están responsabilizados los organismos estatales, y el Estado mismo, que no es propietario. Quizás la connivencia se haya generalizado en el cuerpo social por los caminos de la llamada pequeña corrupción cotidiana.
Por esos vericuetos se entroniza una cultura de la tolerancia y la complicidad opuesta desde la raíz a la cultura de la honradez, necesaria para que la propiedad social funcione como es debido y los valores justicieros ocupen el lugar y desempeñen el papel activo que les corresponden. No cabe responsabilizar por completo del mal a las penurias que el pueblo viene sufriendo como consecuencia del encarnizado bloqueo imperialista, en primer lugar, y, también, del insuficiente trabajo y la ineficiencia en la administración de los recursos. Ver como causa única las penurias aludidas sería desentenderse de un hecho que debe hacernos reflexionar, no solo para conocerlo, sino para actuar mejor: no será exagerado ni irresponsable afirmar que en Cuba parece haberse perdido aquella cultura de la decencia popular que hacía a los humildes decir de sí mismos con orgullo: “pobres, pero honrados”.
Quien no olvide que el lenguaje es la expresión material del pensamiento, dará justa importancia a un hecho en el cual no será impertinente insistir: las palabras decencia y decente se perciben en retirada, si no olvidadas ya, mientras que, en la otra cara de la moneda, robar se suplanta por luchar, resolver y otros eufemismos. Las calamidades no se dan solas, aisladas: minan a la sociedad en su conjunto, y así la prostitución —que en sus versiones actuales quizás tenga más bases en el quebranto de la familia y en el desorden social desde edades tempranas que en la precariedad económica— ha dado lugar a términos como jinetera y jineterismo, y dejemos el punto ahí para olvidar que alguna vez a las jineteras hubo quienes las llamaron mambisas, por su condición de “luchadoras”.
Claro, es “moralmente” más cómodo comprar artículos diversos —alimentos, piezas de repuesto, ropa, calzado, cosméticos…—, y dialogar con esas personas si las llamamos luchadores y jineteras que si les decimos ladrones y prostitutas. Pero no es cuestión de vocablos, sino de normas de comportamiento y convivencia, y resulta imprescindible conocer las raíces, para tratar de limpiar de esas yerbas el país.
Probablemente parte de esas raíces se hundan en el llamado igualitarismo, no visto como aspiración que no se ha alcanzado plenamente ni en los socializados servicios funerarios, sino como fruto de prácticas y nociones que han llevado a confundir al pueblo con el lumpen. En su discurso citado, Raúl Castro señaló: “Conductas, antes propias de la marginalidad, como gritar a viva voz en plena calle, el uso indiscriminado de palabras obscenas y la chabacanería al hablar, han venido incorporándose al actuar de no pocos ciudadanos, con independencia de su nivel educacional o edad”.
Conceptos como centro y marginalidad son dinámicos, y sus connotaciones se mueven. En estas líneas no se pretende analizar a fondo el hecho de que, si uno sale por sus medios, como un paisano más, y recorre las calles de una ciudad como La Habana a pie o haciendo uso del transporte público, puede percatarse de que, a menudo, en el centro activo se ve a la chusma, y, como arrinconadas, a las personas decentes. Y un aliado natural de esa chusma son los delincuentes de cuello blanco que hasta la usan como intermediaria en el trasiego comercial —clandestino, se dice, pero con alta eficiencia— de artículos sustraídos de almacenes cuya administración se les ha confiado a ellos, o a ellas.
La chabacanería es ostentosa; pero cabe conjeturar que el núcleo duro del desorden se hallará en el manejo turbio de la propiedad social. Y quizás ese nocivo torcimiento se afinque, mucho más que en el mal entendido igualitarismo, en la vulneración de la igualdad, de la honradez con que debe ejercer su papel quien administre no un emporio privado —cuyos dueños harán todo lo posible y lo imposible para que no les roben—, sino quienes asuman la tarea de administrar, en representación del Estado, bienes públicos.
Por eso hay razones más que suficientes para alarmarse ante alguna tendencia que asoma a pedir piedad, o falta de vigilancia, para funcionarios públicos que “luchan”. En apoyo de esa tendencia se dice que nadie quiere dirigir, y que no está bien que la población ponga ojos vigilantes, de antemano, sobre quienes acepten hacerlo. Muchos no querrán ocupar cargos de dirección, pero no faltarán, ni escasearán, quienes compitan con el macao para mantenerse en su concha. Si lo hacen para defender causas justas, merecen ser felicitados; pero si los guía el propósito de mantener ventajas materiales no siempre bien habidas, toda vigilancia será poca. Nadie tiene derechos especiales sobre los bienes de la patria, que van desde el pago del transporte hasta las mayores empresas, y pasan por la información.
Difícilmente lo que le haya hecho mal al país sea el exceso de control eficaz. Lo más probable es lo contrario, y no será la fiscalización la fuente de daños que lamentar. Arduo será probar que se equivoca quien sostenga que el origen mayor de calamidades no está en descubrir deformaciones, sino en que estas se den y, al darse, muestren cómo personas llamadas a representar el orden y la honradez acumulan beneficios inmorales, nómbrese como se nombre la causa legal que se les siga cuando se descubren sus manejos. El intento de desterrar el igualitarismo mal asumido no debe conducirnos a olvidar que quien, en Cuba, acepte dirigir o administrar recursos de propiedad social, no debe aspirar a las ventajas materiales que logra un negociante exitoso en un país capitalista.
La brújula no debe descuidarse, sino todo lo contrario, porque la realidad se haga más compleja en la medida en que las formas de propiedad se diversifiquen y se interconecten. En ese entorno serán mayores los peligros; pero únicamente la legalidad, establecida claramente y aplicada con el debido rigor a partir de la Constitución, y una conciencia ciudadana cultivada con esmero, podrán poner freno a irregularidades y delitos que hacen peligrar no solo a la economía de la nación, sino a la propia sobrevivencia de esta frente a los desafíos que la asedian por fuera y por dentro. Si se da alguna contradicción entre la ética y la ley, habrá que revisar y replantearse la segunda.
En los rejuegos terminológicos promovidos por adalides de la desideologización, no es imposible oír que se desapruebe, como supuesta maniobra deslegitimadora, la aplicación del calificativo de bandidos con que se bautizó a los alzados contrarrevolucionarios que intentaron derrocar a la Revolución armados por el imperio. De hecho eran bandidos: integraban bandas. Pero está sobre el tapete algo más que un aséptico deslinde etimológico. Se trata de saber quiénes son los enemigos del pueblo.
Si aquellos bandidos sobresalieron entonces entre los enemigos de la Revolución, popular desde sus cimientos, hoy la ponen en peligro —con mayores posibilidades de éxito quizás, puesto que no forman bandas aisladas y pueden confundirse, o se confunden, con el resto de la sociedad— los que medran con la corrupción y propician que ésta se generalice. Hay que afinar la puntería en cuanta medida se aplique para no darles cuartel. Urge impedir que las normas, lejos de poner coto a los delincuentes —dicho sea en el sentido más etimológico de la palabra, aplicable a quien viola la ley—, genere más restricciones que, en vez de favorecer la productividad, ofrezcan asideros y trillos para las infracciones y, por tanto, para la corrupción, con la cual colaboran los burócratas de la inercia y las trabas.
No hay mecanismo infalible, pero cada ley, cada control, cada declaración jurada de contribuyente o funcionario, cuanto se haga en ese terreno, debe combinar prevención y pulso educativo, y la represión que sea justo y menester aplicar. Sigue siendo necesaria una carga contra los bribones, para perfeccionar la obra de la Revolución que barrió “la costra tenaz del coloniaje”, y para que no se vuelvan inútiles “en humillante suerte, / el esfuerzo y el hambre y la herida y la muerte”. Continúa en pie el reclamo de una meta mayor: “para que la República se mantenga de sí, / para cumplir el sueño de mármol de Martí”. Sólo así se le rendirá a Rubén Martínez Villena el mejor tributo a su memoria.
*Filólogo e historiador cubano: investigador de la obra martiana de cuyo Centro de Estudios fue sucesivamente subdirector y director. Profesor titular de nuestro Instituto Superior Pedagógico y asesor del legado martiano en los planes de enseñanza del país; asesor y conductor de programas radiales y de televisión. Jurado en importantes certámenes literarios de nuestro país. Conferencista en diversos foros internacionales; fue jefe de redacción y luego subdirector de la revista Casa de las Américas. Realizó tareas diplomáticas como Consejero Cultural de la Embajada de Cuba en España. Desde 2009 ejerce el periodismo cultural en la Revista Bohemia. Entre los reconocimientos que ha recibido se halla la Distinción Por la Cultura Nacional.
Hugo Chávez: En clave de Utopías
28 de Julho de 2014, 19:03 - sem comentários aindaPor Carlos Rodríguez Almaguer
“Hay hombres dispuestos
para guiar sin interés,
para padecer por los demás;
para consumirse iluminando”
José Martí.
Todavía duele el alma al escribir este nombre y pensar en su breve paso por nuestro mundo. Nada de lo que digamos en este sesenta aniversario de su natalicio, ni lo que se dirá dentro de cuarenta años, cuando las generaciones que hoy le están naciendo a nuestra América capaz e infatigable se reúnan a celebrar su primer Centenario, será suficiente para cubrir la imagen del hombre que ha dejado temblando con su vida y sollozando con lo imprevisto de su muerte los rincones más puros de nuestra Madre América.
Hugo Chávez resucitó a los muertos: a los que yacían bajo la tierra virgen de un continente nuevo, y a los muertos vivientes que desandaban tristes o indiferentes los caminos de un mundo que no tenía sentido. Los llamó por su nombre, les dijo “épa, muchachos” y les tendió su mano nacida de la tierra, moldeada con el barro y el agua de estos ríos infinitos, y tallada en la piedra volcánica de antiguas cordilleras. Se volvió al indio y lo estrechó en sus brazos como hermanos, se disculpó por tantas centurias de abandono, les trajo ciencia nueva para unirla, sin vanos aspavientos, a la ciencia copiosa que ellos acumulaban; y les prestó su voz para que reclamaran su justicia.
Se volvió hacia los pueblos maltratados del continente inmenso y les llamó a juntarse como amigos, como hijos de la misma madre. Y se fue por los llanos y los montes a invocar, en el nombre de Bolívar, la unidad latinoamericana. No le importaron contratiempos, mezquindades, oportunismos vergonzosos; todo lo sufrió el eterno soldado de Barinas; todo lo padeció, hasta el silencio. Pero hay silencios que dicen más que un grito, y él gritó su silencio y su palabra con la misma intensidad con que miraba el alba y el ocaso, y el dolor de los pueblos y la alegría de un niño. No temió de los hombres porque supo amarlos sin medida, y ellos, los buenos, tampoco le temieron. Solo los egoístas, los malvados, las fieras disfrazadas de humanos sintieron el temor a su palabra y a su cólera santa e indetenible. Pero aún a los malvados él les tendió sus manos, y aunque ellos las mordieron, siempre los comprendió porque esa es la naturaleza de las fieras, y entonces les tendió sus cicatrices.
Aquel hombre robusto y sonriente se adueñó de su tiempo, nuestro tiempo, y nos cambió la vida, y por cambiar, nos cambió hasta la muerte, porque ya no habrá quien al cerrar los ojos piensa nunca: “pobre América”. Ahora sabemos morirnos sin tristeza porque de nuestras manos, que él llamó a la faena, han salido milagros verdaderos: hospitales, escuelas, carreteras, libros, música… Ahora, cuando morimos, la sonrisa de lo que puede ser nos tranquiliza: “por los pueblos de América comenzará a salvarse este planeta”. Y el soldado nos mira satisfecho, y nos vamos con él.
Los que lo asesinaron, “perdónalos, Señor, porque no saben lo que hicieron”, multiplicaron la fe y las voluntades; fecundaron, con las ideas que querían exterminar, las montañas y los ríos, y la imagen del hombre cuyo rostro han odiado los persigue de cerca cada día y cada noche de sus terribles vidas. Los pueblos han hecho suyas su obra y su leyenda: trabajan y sueñan, y vuelven a trabajar para seguir soñando, porque él les enseñó que los sueños se construyen con las manos y que los pueblos que quieren avanzar por el camino de la vida no pueden dejar de soñar porque se morirían de tristeza y hastío.
Hugo Chávez que estás en todas partes, en el niño que ríe sin motivo aparente, en el viejo que moja sus recuerdos en las lágrimas de tus melancolías; en la mujer que siente por sus venas correr la fuerza nueva desde que tú le hablaste, en el joven que aprendió de tu vida que hoy es siempre el futuro y que el mañana tendrá aquellos colores que se consigan hoy. Comandante de pueblos olvidados que vinieron al mundo de las grandes cadenas de desinformación gracias a tu “insolencia” contra el amo, gracias a tus arranques de justa indignación, por ti supimos que era posible decir Patria, Solidaridad, Justicia, Escuela, Tierra, Pan, Libertad… sin que nos destrozaran con sus balas los cancerberos del Gran Capital.
Yo no podía escribirte, amigo Chávez, hombre humilde y dicharachero, pregonador de arañas de lechosa; yo no podía ni pronunciar tu nombre. Mi garganta se negaba a decirlo, y estas manos hechas a las palabras, no podían escribir aquellas que te nombran. Pero ya casi es tiempo de vendimia, y las palabras se me atoran en los labios tal como las ideas me hieren en la mente, sin que ninguna pueda traducir lo que siento. Tal vez porque la única forma capaz de referir la magnitud del vacío que dejaste, puede ser el silencio.
Santo Domingo, República Dominicana, lunes 28 de julio de 2014.
Cerca del mediodía.
Chávez, 60 años (+ Video)
28 de Julho de 2014, 16:59 - sem comentários aindaPor Atilio A. Boron
“Si yo me callo, gritarían las piedras de los pueblos
de América Latina que están dispuestos a ser libres
de todo colonialismo después de 500 años de coloniaje”.
(Hugo Chávez, entrevista radiofónica, 10/11/2007)
En el día de hoy, 28 de Julio, Chávez habría cumplido 60 años. Prematuramente hemos sido privados de uno de los "imprescindibles" en la dura y larga batalla por la Segunda y Definitiva Independencia de Nuestra América. Más allá de la discusión que subsite al interior del campo antiimperialista –no siempre lo suficientemente sabio como para distinguir con claridad amigos de enemigos- lo cierto es que Chávez marca un antes y un después en la historia de América Latina y el Caribe. Si Fidel fue el gran estratega de tantas batallas libradas contra el imperialismo y el colonialismo, en Nuestra América como en África y Asia, Chávez fue su eximio mariscal de campo a la hora de encarar, en Mar del Plata, en Noviembre del 2005, la batalla decisiva que hundiría el más ambicioso y largamente acariciado proyecto del imperialismo norteamericano en el hemisferio para todo el siglo XXI: el ALCA.
Nutrido por las enseñanzas de Simón Bolívar y por su amigo y maestro cubano (Fidel fue para Chávez lo que Simón Rodríguez fuera para Bolívar); por su inagotable voracidad intelectual que lo hacía estudiar y leer día y noche; y por las lecciones extraídas de sus luchas contra la oligarquía y el imperialismo, el bolivariano fue completando su formación política hasta convertirse, también él, en el gran estratega de la resistencia y la ofensiva antiimperialista en Nuestra América. La UNASUR y la CELAC tienen el sello indeleble de Chávez, como también lo tienen el ALBA, el Banco del Sur, Petrocaribe, TeleSUR –amén de los por ahora frustrados Petrosur y el Gasoducto del Sur- y tantas otras iniciativas continentales surgidas de su patriótico latinoamericanismo. Al principio aquellas fueron descalificadas por muchos políticos e intelectuales de la región como producto de una incontenible megalomanía de Chávez, o de su exaltada “imaginación tropical”. Pero a poco andar, con el fragor de la lucha de clases y la guerra mediática, económica, política y cultural desatada por el imperialismo para reconquistar el control de nuestros países y regresarlos a la condición semicolonial existente en vísperas de la Revolución Cubana aquellos proyectos se revelaron como las únicas alternativas realistas ante las pretensiones de dominio de Washington. Chávez logró con su prédica y con sus acciones que se hiciera carne en este continente la idea de que la unidad de los países latinoamericanos y caribeños era condición ineludible, inexorable, de su supervivencia como entidades independientes. Que de persistir en la desunión astutamente azuzada por el imperialismo nuestro destino no sería otro que el de ser devorados por él, perdiendo no sólo nuestras riquezas sino nuestra independencia, nuestros valores, nuestra lengua, nuestra cultura. Todo, incluyendo nuestra dignidad.
A esta clarividencia político-estratégica Chávez sumaba una fuerza de voluntad excepcional, una sobrehumana capacidad de trabajo y un carisma y simpatías personales que lo tornaban un interlocutor irresistible y un protagonista político de primer orden. Tenía todo lo necesario para llevar exitosamente a la práctica un proyecto de unidad latinoamericana y caribeña, y por eso nuestros enemigos: el imperialismo y sus aliados, percibieron con claro instinto de clase el peligro que entrañaba su protagonismo continental. Por si lo anterior fuera poco fue Chávez quien, en medio de la noche neoliberal, reinstaló en el debate público latinoamericano -y en gran medida internacional- la actualidad del socialismo. Más que eso, la necesidad del socialismo como única alternativa real, no ilusoria, ante la inexorable descomposición del capitalismo, denunciando las falacias de las políticas que procuran solucionar su crisis integral y sistémica preservando los parámetros fundamentales de un orden económico-social históricamente desahuciado.
Por eso pusieron en marcha un plan para acabar con Chávez, como antes lo hicieron con el Che, con Jaime Roldós, con Omar Torrijos, con Juan José Torres, con los generales democráticos chilenos Carlos Prats y René Schneider, con Patrice Lumumba en el Congo y con tantísimos otros líderes políticos que tuvieron la osadía de desafiar los designios del imperialismo. Más pronto que tarde sabremos la verdad de las causas de su muerte.
Ya aparecerán nuevas revelaciones de los documentos secretos del gobierno de Estados Unidos en donde los detalles de tan perversa operación salgan a la luz del sol. Pero si acabaron con su vida no pudieron hacerlo con su ejemplo y su legado, que se fortalecen día a día. Ocurrirá con él lo que con el Che: su muerte, lejos de borrarlo de la escena política agigantará su presencia y su gravitación en las luchas de nuestros pueblos. Por una de esas paradojas que la historia reserva sólo para los grandes, su muerte lo ha convertido en un personaje inmortal.
Video en Youtube
Tomado de Fanal Cubano
Manipulación probélica o gambito
27 de Julho de 2014, 15:56 - sem comentários aindaPor Manuel E. Yepe*
Estados Unidos se esfuerza por dominar al mundo y lograr la hegemonía siempre que sea posible… esta ha sido su ocupación principal por más de un siglo, “es lo que hacen en Washington para ganarse la vida”, ha escrito el politólogo norteamericano William Blum con su habitual jocosidad.
Blum también ha recomendado una fórmula para abordar los temas históricos y actuales que hoy puede servirnos para analizar las complejidades del derribo del avión malasio que volaba sobre Ucrania: “Cuando las cosas se complican y confunden, cuando tanta información cambiante y tantas explicaciones contradictorias te abruman, intenta ponerlo todo en algún tipo de contexto dando un paso atrás para observarlo en un cuadro mayor y a más largo plazo”.
Luego de que la Federación Rusa hizo públicas las imágenes satelitales, la información de radar y las anomalías en la ruta del vuelo MH 17 del Boeing 777 de la Aerolínea Malasia, correspondía a Ucrania, Estados Unidos y a las naciones occidentales que respaldan al régimen golpista de Kiev revelar sus evidencias sobre el hecho.
Pero, como opina el periodista investigador Tony Cartalucci en un artículo aparecido el 23 de julio en el sitio digital Activist Post con el título “US Appeals to Law of the Jungle in MH17 Case” (“EEUU apela a la ley de la jungla en el caso MH17”), a estas preguntas las naciones occidentales han respondido, sospechosamente, con silencio y evasivas.
Al ofrecer la versión oficial estadounidense de los hechos, la portavoz asistente del Departamento de Estado de EEUU Marie Harf, declaró a los periodistas que la totalidad de las pruebas con que cuenta Washington proceden de videos y fotografías de “You Tube” u otros medios sociales igualmente imposibles de verificar.
Todos los comentarios formulados por la señora Harf culpando a los separatistas del este ucraniano se basaban, según su propio testimonio, en la veracidad de los clips publicados en “You Tube” y “notas en Facebook”. Harf ni siquiera dejó espacio a la posibilidad de que las evidencias en las que ella basa sus comentarios pudieran ser falsas, estar fuera de contexto o, por algún otro motivo, inexactas.
Es indignante que, en vez de una investigación imparcial que certifique los hechos en relación con el derribo del avión MH17, Estados Unidos pretenda remitir el asunto a los clips de “You Tube” como la base sobre la cual pretende socavar, aislar y reducir a la nación rusa.
A nombre del gobierno de EEUU, Harf insistió, en que el “sentido común” dicta quien es el responsable del derribo del MH17. A tan simplista afirmación podría responderse con otra pregunta cuya respuesta sería más categórica y demostrativa: ¿En beneficio de quien?
Cartalucci considera que las “pruebas” contenidas en los blogs acusadores contra Rusia están todas orientadas a aislar a ese país. Uno en particular, titulado “Ucrania en guerra”, es una colección de mentiras, propaganda mediatizada, y dudosas reclamaciones coincidentes con las acusaciones contenidas en la agenda de la inteligencia estadounidense promotora del conflicto ruso ucraniano.
Sin embargo, mientras prosiguen las pesquisas sobre la tragedia, la comunidad militar rusa investiga la probabilidad de que un avión de combate de la Fuerza Aérea de Ucrania haya sido el que abatió al Boeing 777 con 298 personas a bordo.
Rusia demanda la publicación del contenido de la conversación entre el expedidor ucraniano y la tripulación como pieza clave para esclarecer la razón por la que la nave comercial cambió de ruta cuando sobrevolaba la región de Donetsk.
A juicio del General de Ejército Vladimir Mijailov, quien fuera comandante de la Fuerza Aérea de Rusia entre el 2002 y el 2007, los organizadores del atentado calcularon que el avión abatido caería en territorio ruso y el Centro ucraniano de control de vuelos de Dnepropetrovsk estuvo implicado en el siniestro.
Mijailov asegura que el Boeing malasio fue derribado por un misil aire-aire disparado desde el caza bombardero ucraniano Su-25, según fuera detectado por radares rusos. La nave fue ubicada ese mismo día y hora en el lugar de la tragedia.
Al exponer una serie de datos del Ministerio de Defensa de Rusia, el portavoz y jefe de la dirección operativa del Estado Mayor Andrei Kartapolov confirmó que el Su-25 puede alcanzar una altura de 10 kilómetros y abatir objetivos a una distancia de cinco a doce kilómetros.
Hoy podríamos preguntarnos si el derribo del avión malasio con cerca de 300 pasajeros a bordo y la condena a Rusia podría ser una nueva gran manipulación para poner al mundo al borde de otra guerra o un gambito necesitado desesperadamente por la OTAN y sus colaboradores en Kiev para invertir la dirección de la marea en una batalla que están perdiendo.
Julio 26 de 2014.
*Periodista cubano, especializado en temas de política internacional.