A dos meses del 7 de Octubre, diario alemán destaca: Chávez está en las calles, Capriles en los medios
6 de Agosto de 2012, 21:00 - sem comentários aindaPor Modaira Rubio
A un mes del inicio oficial de la campaña electoral en Venezuela, para los dos candidatos más importantes, Hugo Chávez, líder de la Revolución Bolivariana, y Henrique Capriles Radonski, abanderado de la derecha y de la oligarquía, la misma ha tenido un importante componente mediático. Así lo señala el historiador y militante revolucionario Amílcar Figueroa, al hacer un balance de las debilidades y fortalezas de esta jornada trascendental para el proceso bolivariano. Desde su perspectiva, la magnitud de lo que está en juego hace que la campaña cuente “con más presencia mediática que movilización en las calles y esto es más notorio en la oposición”.
En el caso del presidente Chávez, su retorno al ruedo tras su enfermedad se ha caracterizado por un agitado tren de grandes concentraciones alrededor de toda la geografía nacional. Sus últimas convocatorias recuerdan al Chávez de 1998, que movilizaba a miles y miles de personas de manera espontánea. Esto se ha producido incluso en estados como Zulia y Miranda, donde existen gobiernos locales de oposición.
Mientras, Capriles opta por caminatas, contacto “casa por casa” y pequeñas concentraciones. Los grandes mítines no son su fuerte. Capriles no es un gran orador y su “maquinaria” no mueve masas, además existe una notoria fractura entre los factores que componen la denominada “Mesa de la Unidad Democrática” (MUD), que no hacen vida en el “Comando Venezuela”, integrado casi en su totalidad por el ultraderechista partido de Capriles, Primero Justicia (PJ) y la agrupación de su socio Leopoldo López, Voluntad Popular (VP), dejando por fuera a sus aliados de la socialdemocracia.
Figueroa reconoce que la oposición trata de sacar provecho “de algunos problemas como el de la inseguridad, que existe pero es magnificado y manipulado por los medios. No son comparables los niveles de violencia en la sociedad venezolana con los de ciudades como Chichago, Ciudad de México o el propio Río de Janeiro, pero a la luz de la gran prensa pareciera que aquí se encuentran los lugares más peligrosos del mundo”.
También, Figueroa sostiene que la derecha está desempolvando algunos reclamos laborales y apoyándose en gestiones regionales que han presentado fallas. “Hay una sólida percepción en cuanto a Chávez, su pensamiento humanista y su vocación de servir al pueblo, por eso no pueden atacarlo directamente en su gestión sino en los entes burocratizados donde hay problemas administrativos y en gobiernos locales no eficientes”, señaló el analista.
La “guerra de encuestas” crece a medida que transcurre el tiempo. Se usa el poder que tiene sobre la gran prensa comercial la familia Capriles, dueña de un influyente circuito mediático en Venezuela, para llenar las portadas de los periódicos con el augurio de un “empate técnico” o el triunfo de la oposición. Aparece el fantasma de “los indecisos” y los “descontentos” que pueden inclinar a última hora la balanza en una contienda que numéricamente, según sondeos serios y científicos, encabeza Chávez con un amplio margen de diferencia con respecto a Capriles, estimado en unos 20 puntos.
Por ello, la insistencia del equipo de Capriles en desconocer al Consejo Nacional Electoral (CNE) e incluso irrespetarlo. Al respecto, Figueroa comentó que “el presidente ganará el 7 de Octubre con una sólida mayoría. La oposición tiene un ataque constante contra el CNE para deslegitimarlo y piensa proclamarse ganadora el 7 de octubre y decir que hubo fraude para pedirle apoyo a sus aliados y jefes en el extranjero, pues quien en verdad dirige su política es el imperialismo”.
Para el analista político, la gran fortaleza de Chávez radica en el crecimiento de la conciencia política dentro de un gran sector de la población y en la gestión que ha favorecido a la mayoría al transferir buena parte de los ingresos petroleros al pago de la deuda social, garantizando la atención plena a la salud primaria, el derecho a la alimentación y ahora con mucho éxito el derecho a la vivienda. “El Gobierno Bolivariano ha entregado más de 300 mil viviendas y está en marcha la construcción de miles. Estos hechos, junto con el acierto en la política deportiva por ejemplo, han frenado el crecimiento de la oposición dentro de la juventud, el movimiento de mujeres y en las mismas capas medias”, indicó Figueroa.
<--Aquí el enlace para leer la versión original en alemán
http://www.jungewelt.de/2012/08-07/020.php
Recomendamos, además:
Chávez: “el 7-O pasaremos las barreras de irreversibilidad de la revolución”.
Imagen agregada RCBáez
La difusión del discurso de Raúl Castro en Miami y los nuevos deseos de Lincoln Diaz-Balart de ser presidente de Cuba
4 de Agosto de 2012, 21:00 - sem comentários aindaPor Edmundo García
Ayer viernes el programa “La tarde se mueve” transmitió en Miami el discurso de Raúl Castro el 26 de julio en Guantánamo. No un fragmento manipulado, no un “resumen” tendencioso de los que suele hacer la prensa parcializada de esta ciudad, sino el discurso en su integridad. Después le pedí a la audiencia que dijera si creía o no que ya era tiempo de que Estados Unidos aceptara la reiterada propuesta de Cuba de conversar en igualdad de condiciones, como acababan de escuchar en palabras del presidente cubano.
Pude tomar un total de 17 llamadas. De ellas 12 fueron a favor de la propuesta de Raúl para iniciar conversaciones, como incluso había prometido el presidente Obama, cuando se estrenaba en política latinoamericana, en la reunión de Puerto España, cosa que en cuanto a Cuba no ha cumplido. Hubo una llamada en contra de que esto se produjese; y otras cuatro que hicieron comentarios generales no vinculados directamente al tema. Dichos audios están disponibles en la página de La noche se mueve (www.lanochesemueve.us) y de Progreso semanal (www.progreso-semanal.com). Sobre la posibilidad de aceptación del ofrecimiento de Cuba un oyente dijo que hacía falta un segundo término para que el presidente Obama pudiera conducirse con menos presión; otro agregó que le parecía normal que la interacción se produjera, porque desde hace tiempo altos funcionarios norteamericanos, cuando salen de sus cargos se han expresado con respeto sobre Cuba y considerado a su gobierno como serio en los tratos, incluyendo al presidente Carter, que está a favor de la normalización de relaciones. Otro participante en el programa dijo que las relaciones eran algo que beneficiaba a los dos pueblos y que todo lo que tenga esa consecuencia debiera apoyarse.
El oyente discrepante, a pesar de ser ofensivo en su participación, me dio la oportunidad de recordar que si la negativa al diálogo entre gobiernos se sustenta en la controversial expropiación sin compensación a ciudadanos norteamericanos, a principios de la revolución, no se puede olvidar que fue el mismo gobierno de Estados Unidos quien no quiso aceptarlo, porque en su opinión, ello entrañaba un reconocimiento al naciente gobierno revolucionario cubano. A diferencia de esta posición norteamericana, ciudadanos y empresas de otros países fueron expropiados y compensados, y hoy las cuentas están claras y saldadas.
Aunque para ser justos, habría que tomar en cuenta todo el daño que Estados Unidos ha causado, con su política, a la economía y al pueblo cubano por más de cincuenta años, y que hasta ahora no ha tenido compensación. Por eso lo mejor es llegar a la mesa sin poner exigencias previas, como imprudentemente hizo el secretario de estado adjunto para Asuntos Públicos, Mike Hammer, cuando opinó sobre la oferta del presidente cubano. Sin prejuicios se puede hablar de todo: de las compensaciones, de la liberación de algún prisionero del interés de Estados Unidos, de los llamados derechos humanos, de la llamada libertad de prensa, etc.
El discurso fue claro. Se dijo en buen cubano que la mesa estaba servida para tratar todos los temas, incluyendo el financiamiento por Estados Unidos de esos pequeños grupos que aceptan dinero para hacer lo que llaman oposición y que es uno de los grandes problemas para el entendimiento entre los dos países.
Un ejemplo de que Estados Unidos sigue alentando la injerencia contra la soberanía cubana es la participación de algunas instituciones norteamericanas en una reunión celebrada recientemente en el Capitolio, sede del Congreso Federal, bajo el propósito declarado de que en Cuba haya un estallido social. ¿Qué pensaría Estados Unidos si Cuba promoviera en La Habana reuniones con ciudadanos norteamericanos para cambiar este país? El pasado jueves 2 de agosto sesionó en Washington DC un foro con el título de “Movimientos democráticos bajo el totalitarismo”, donde no se hizo otra cosa que gastar el dinero del contribuyente para difamar a los dirigentes y al pueblo cubano.
Entre los promotores de esa reunión estuvo el auto titulado Directorio Democrático Cubano de Miami, que recientemente ha sido denunciado por Cuba por estar vinculado a actividades precisamente antidemocráticas al querer empañar la visita de Su Santidad Benedicto XVI a la isla. Se trata del mismo Directorio que usó la lamentable muerte de un prisionero cubano para hacer campaña contra Cuba, y terminó trayendo y abandonando a su familia en Miami. Estuvo además en esa reunión la National Endowment for Democracy, representada por su presidente Carl Gershman, y el Instituto Republicano Internacional, reconocidos como promotores de la contrarrevolución interna, incluso sobre este último, el IRI, la televisión nacional de Cuba confirmó sus relaciones con los extranjeros involucrados en un accidente de auto en la isla donde fallecieron dos ciudadanos cubanos. En el evento también estuvieron Petr Gandalovic, embajador checo en Estados Unidos; András Bácsi-Nagy, encargado de negocios de la Embajada de Hungría en Washington DC y asistieron o enviaron su apoyo públicamente, los senadores Marco Rubio y Bob Menendez, así como los congresistas Ileana Ros-Lehtinen, David Rivera, Mario Diaz-Balart y Albio Sires. Además, no podía faltar una representación de la pandilla extremista miamense con Silvia Iriondo, Janisset Rivero y Darsi Ferrer, la nueva adquisición, entre otros.
El objetivo de esta comparsa no era contribuir a un futuro democrático como dicen, sino todo lo contrario: quieren restaurar un pasado en el cual ellos fueron derrocados. El discurso central estuvo a cargo del ex congresista Lincoln Diaz-Balart. El orador no pudo ser más retrógrado y propuso como modelo para los anticubanos de hoy viejos proyectos de su padre, ex ministro de Fulgencio Batista, quien fundó desde el extranjero una organización contrarrevolucionaria llamada La Rosa Blanca que el propio Lincoln preside y en cuya representación habló.
Pero hay más. Lincoln Diaz-Balart dijo que el político Víctor Anfuso, viejo congresista norteamericano Demócrata por New York, amigo de su padre, introdujo en 1962 una resolución pidiendo que Estados Unidos reconociera formalmente a un gobierno de Cuba en el exilio. Lincoln acepta en su discurso que la idea le parece muy lógica, por lo que no es descabellado preguntar: ¿Es que quiere Lincoln Diaz-Balart convertirse en el futuro presidente fuera de Cuba reconocido por Estados Unidos? ¿Alternaría ese cargo con el de abogado y representante de los intereses de los magnates que quieren generalizar el juego en Miami?
Cualquiera puede comprender que reuniones como esta, alentadas y financiadas por instituciones y autoridades norteamericanas, no benefician la normalización de relaciones entre Cuba y los Estados Unidos. Para no hablar de la protección a terroristas de origen cubano en el sur de la Florida y de otras modalidades supuestamente pacíficas que buscan el derrocamiento de la revolución cubana por otros medios.
Aunque cada día aparece por ahí una nueva campaña, una conferencia, una organización, una carta, una marcha, declarando que va a llevar una supuesta democracia a Cuba, no quiero terminar este artículo sin hablarles de la reciente recogida de firmas en internet para respaldar unos cuantos párrafos demagógicos y faltos de realismo titulados “Llamamiento urgente por una Cuba mejor y posible”. Son las mismas tesis de siempre, firmadas por las personas de siempre: Carlos Alberto Montaner (con pronósticos que le cuentan generales y ministros que no existen), Carlos Saladrigas (de cuyas contradicciones ya les hablé y que se repiten ahora), Juan Antonio Blanco (que de funcionario comunista ha pasado a ser experto en contrarrevolución), y otros. No acaban de escribir un proyecto y ya están escribiendo otro, solo para sentirse reconocidos, solo para difamar y crear malos ambientes que desvíen la atención del proceso de cambios que se desarrolla en la isla. Reuniones y papeles como estos acaban siempre en el basurero de la historia porque parten de la ignorancia de la Cuba real, de su gente y su dirección. Cuba tiene algunos problemas que cada día trabaja por solucionar, es cierto, pero Cuba no está en guerra civil, ni en la miseria, ni asolada por epidemias o hambre, como suponen y en el fondo desean estos falsos demócratas.
Para que no se me quede nada en el tintero, les quiero alertar que esta semana el senador Marco Rubio dijo a la cadena hispana Telemundo que ya está hablado con Mitt Romney que si él gana las elecciones los viajes a Cuba y los contactos entre los familiares serían severamente restringidos.
04/08/2012
Venezuela: ¿Una amenaza para Washington?
4 de Agosto de 2012, 21:00 - sem comentários aindaPor Eva Golinger
Desde la primera vez que Hugo Chávez fue electo presidente de Venezuela en 1998, Washington y sus aliados han intentado socavar su mandato. Cuando Chávez apenas era candidato presidencial, el gobierno de Estados Unidos le negó una visa para participar en algunas entrevistas televisadas en el país norteamericano. Luego, cuando ganó las elecciones presidenciales, el entonces embajador estadounidense en Caracas, John Maisto, lo llamó personalmente para felicitarlo y ofrecerle su visa. Los meses siguientes fueron llenos de intentos por “comprar” al nuevo presidente de Venezuela.
Empresarios, políticos y jefes de estado desde Washington a España lo presionaban para que se subordinara a sus agendas. “Vente con nosotros”, le urgía el entonces primer ministro español, José María Aznar, seduciéndolo con ofertas de lujo y riqueza, si simplemente cumplía con sus órdenes.
Cuando Chávez no se dejó comprar, lo sacaron con un golpe de Estado el 11 de abril de 2002, financiado y diseñado desde Washington. Cuando el golpe fracasó, y el pueblo rescató la democracia y a su presidente en menos de 48 horas, comenzaron a desestabilizar al país intentando hacerlo imposible para gobernar. Desbordaron la nación con saboteos económicos, huelgas ejecutivas en la industria petrolera, caos en las calles, y una brutal guerra mediática que tergiversaba la realidad del país a nivel nacional e internacional. El complot para asesinarlo con paramilitares colombianos en mayo 2004 fue impedido por las fuerzas de seguridad del país. Meses después, intentaron revocar su mandato a través de un referéndum revocatorio en agosto 2004, pero el pueblo lo salvó con un voto de 60-40.
Mientras más popular se hacía, más millones fluían desde las agencias de Washington a los grupos anti-chavistas para desestabilizarlo, desacreditarlo, deslegitimarlo, derrocarlo, asesinarlo, o sacarlo de cualquier manera. En diciembre 2006, Chávez fue reelecto con 64% de los votos. Su aprobación crecía dentro de Venezuela y por toda América Latina. Nuevos gobiernos en Argentina, Brasil, Bolivia, Ecuador, Honduras, Nicaragua, Uruguay y varios países caribeños se unieron a las iniciativas de integración, soberanía y unión latinoamericana y caribeña impulsadas desde Caracas. Washington comenzó a perder su influencia y control sobre su antiguo “patio trasero”.
Fueron creadas la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA), la Unión de Naciones Suramericanas (UNASUR), PetroCaribe, PetroSur, TeleSUR, Banco del ALBA, Banco del Sur y la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC). En ninguna de esas organizaciones está Washington, ni la élite que antes dominaba la región, imponiendo sus intereses por encima de los pueblos.
En enero 2005, la nueva secretaria de Estado, Condoleezza Rice, dijo que Chávez era “una amenaza” para la región. Justo después, la Agencia Central de Inteligencia (CIA) colocó a Venezuela en su lista de los Top 5 Hot Spots (5 lugares más inestables) del mundo. Unos meses luego, el reverendo estadounidense Pat Robertson declaró públicamente que era mejor “asesinar” a Chávez ya en lugar de iniciar una guerra contra Venezuela, que costaría millones de dólares. Ese mismo año, cuando Venezuela suspendió la cooperación con la Agencia Antidroga de Estados Unidos (DEA), por estar inmiscuyéndose en sus asuntos internos, espiando y saboteando sus trabajos antidroga, Washington clasificó a Venezuela como un país que “no coopera en la lucha contra el narcotráfico”. Nunca presentaron pruebas para fundamentar sus graves acusaciones.
En febrero 2006, el entonces Director Nacional de Inteligencia, John Negroponte, se refirió a Venezuela como un “peligro” para Estados Unidos. El Secretario de Defensa Donald Rumsfeld comparó a Chávez con Hitler. Ese mismo año, Washington estableció una Misión Especial de Inteligencia para Venezuela y Cuba, reorientando recursos de la comunidad de inteligencia estadounidense para aumentar sus operaciones en estos lugares, considerados “amenazas” para Estados Unidos. En junio 2006, la Casa Blanca colocó a Venezuela en una lista de países que “no apoyan suficientemente la lucha contra el terrorismo”, y lo sancionaron con una prohibición de poder comprar armas y equipos militares de empresas estadounidenses o aquellas con utilizan tecnología estadounidense. Nunca mostraron evidencias de los supuestos vínculos de Venezuela con el terrorismo.
En 2008, el Pentágono reactivó la Cuarta Flota de la Armada, la comandancia militar estadounidense encargada de América Latina y el Caribe. Había sido desactivada en 1950 y no funcionaba desde entonces, hasta que decidieron que era necesario aumentar la presencia “y fuerza” militar de Estados Unidos en la región. En 2010, Washington se acordó con Colombia para establecer 7 bases militares en su territorio. Un documento oficial de la Fuerza Aérea de Estados Unidos justificaba estas bases debido a la “amenaza de los gobiernos anti-estadounidenses en la región”.
En la prensa internacional, decían que Chávez era un dictador, tirano, autoritario, narco, anti-americano, terrorista, pero nunca presentaron pruebas para tan peligrosos sobrenombres. Convirtieron la imagen de Venezuela en violencia, inseguridad, crimen, corrupción y caos, sin mencionar los grandes logros y avances sociales durante la última década, ni las causas de las desigualdades sociales dejadas desde gobiernos anteriores.
Durante años, un grupo de congresistas estadounidenses, demócratas y republicanos, han intentado colocar a Venezuela en su lista de “estados terroristas”. Destacan la relación entre Venezuela e Irán, Venezuela y Cuba, y hasta Venezuela y China, como evidencia de la “grave amenaza” que el país suramericano representa para Washington. Intentaron destruir ALBA con el golpe de estado contra Manuel Zelaya en Honduras en 2009. Buscaron debilitar la UNASUR con el golpe contra Fernando Lugo en Paraguay en junio 2012. No funcionó.
Dicen una y otra vez que Venezuela y Chávez son amenazas para Estados Unidos. “Hay que pararlo”, dicen, antes de que “lancen sus bombas iraníes contra nosotros”.
El Presidente Barack Obama declaró en estos días que Chávez no era una amenaza para la seguridad de Estados Unidos. El candidato Mitt Romney dijo que sí. La furia de los extremistas miameros cayó encima de Obama. Pero no deben preocuparse, porque Obama aumentó el financiamiento multimillonario a los anti-chavistas este año. Son más de 20 millones de dólares que han canalizado de las agencias estadounidenses para la campaña opositora en Venezuela.
¿Es Venezuela una amenaza para Washington? En Venezuela, el único terrorismo que hay es de los grupos que buscan desestabilizar al país, la mayoría con el apoyo político y financiero de Estados Unidos. Los narcotraficantes son de Colombia, donde la producción y transito de drogas han incrementado durante la invasión estadounidense en ese país a través del Plan Colombia. La relación con Irán, con Cuba, con China, con Rusia y con los demás países del mundo es una cooperación bilateral – o multilateral – normal entre países. No hay bombas, no hay planes de ataque, no hay secretos siniestros.
No, Venezuela no es ese tipo de amenaza para Washington. Es otra.
La pobreza ha sido reducida en más de 50% desde que Chávez llegó al poder en 1998. Las políticas de inclusión de su gobierno han creado una sociedad de alta participación en las decisiones económicas, políticas y sociales. Sus programas sociales – las misiones – han garantizado atención médica gratuita, educación gratis y accesible – desde los niveles básicos hasta los más avanzados – alimentación en precios alcanzables, y herramientas para crear y mantener cooperativas, empresas pequeñas y medianas, consejos comunales y comunas, para todo el pueblo. La cultura venezolana ha sido rescatada y valorada, recuperando el orgullo e identidad nacional, creando un sentimiento de dignidad en lugar de inferioridad. Medios de comunicación e información se han proliferados durante la última década, asegurando espacios para la expresión de todos.
La industria petrolera de Venezuela, nacionalizada en 1976 pero que funcionaba como una empresa privada, ha sido recuperada al beneficio del país, y no de las multinacionales y una minoría oligarca. Alrededor de 60% del presupuesto anual se dedica a los programas sociales en el país, con el enfoque principal en la erradicación de la pobreza.
Caracas, la capital, ha sido embellecida. Los parques y plazas se han convertido en espacios de reunión, disfrute y seguridad para los visitantes. Hay música en las calles, arte en las paredes, y una rica debate de ideas entre los habitantes. La nueva policía comunal trabaja en conjunto con las comunidades para luchar contra los terribles problemas de la violencia, la inseguridad y la delincuencia, problemas que no se atacan solamente desde el superficie, sino desde la raíz.
El despertar de Venezuela se ha expandido por todo el continente y hacia el norte por el mar Caribe. El sentimiento de soberanía, independencia y unión en la región ha enterrado la sombra de subdesarrollo y subordinación impuesta por los poderes colonizadores durante siglos pasados.
No, Venezuela no es una amenaza para la seguridad de Estados Unidos. Venezuela es un ejemplo de como un pueblo levantador, frente a los obstáculos más difíciles y la fuerza brutal de las grandes potencias, puede construir un modelo en donde la justicia social reina, y la prosperidad humana se celebra por encima de la prosperidad económica. Venezuela es el país en donde millones antes invisibles, hoy son visibles, hoy tienen voz y el poder de decidir sobre el futuro de su patria, sin ser asfixiados por las garras imperiales. Hoy, gracias a la revolución liderada por el Presidente Chávez, Venezuela es uno de los países más felices del mundo.
Esa es la amenaza que representa el Presidente Hugo Chávez y la Venezuela Revolucionaria para Washington. Es la amenaza del buen ejemplo.
ILUSTRACIÓN: ETTEN CARVALLO/CIUDAD CCS
Karen Lee Wald: Una guerrillera electrónica de la verdad
4 de Agosto de 2012, 21:00 - sem comentários aindaPor Marina Cortés
Karen Lee Wald nunca pensó en ser periodista. Deseaba graduarse como profesora de historia en el país donde nació: Estados Unidos. Sin embargo, según sus propias palabras, “la Historia se impuso”, y el curso de los acontecimientos que le tocó vivir a su generación, en aquellos intensos años 60, la impulsaron a luchar por la justicia social, principalmente desde las letras.
“Toda mi vida he leído mucho y de niña escribía cuentos” —relata a Cubahora. “De joven tuve una columna semanal en el periódico de mi preuniversitario, y todo iba bien hasta el día en que escribí, con total inocencia, porque todavía no tenía conciencia política, mis ideas sobre por qué el socialismo podía ser atractivo para las personas. Enseguida me llamó un directivo de Educación de mi ciudad para informarme que había tres cosas de las cuales no se podía escribir en un periódico escolar: sexo, religión y política. Me quitaron la columna en el periódico, pero no mis ideas”.
Por eso en los primeros años 60 empezó a participar en los movimientos que se gestaron en su país por los derechos civiles, contra el racismo y la guerra en Vietnam. En aquel tiempo creaba volantes y artículos para la prensa de izquierda, y afianzaba más su decisión de combatir todo tipo de injusticia, aunque a veces se sentía frustrada porque la maquinaria militar y publicitaria de Washington y Wall Street era muy poderosa.
“En otros países los guerrilleros habían tomado las armas para luchar por la independencia, pero nosotros no éramos guerrilleros. ¿Qué armas podíamos usar? Poco a poco me di cuenta de que en mi caso el arma más fuerte era la pluma, o más bien la máquina de escribir y tiempo después la computadora, porque escribir era algo que hacía bien.
“Y como había aprendido que la libertad de prensa en una nación capitalista pertenece a los dueños de imprenta, y la prensa privada de mi país nunca diría la verdad sobre los movimientos contra el racismo y la guerra, me dediqué a escribir sobre nuestra verdad. De esta manera comprendí que las causas del racismo y las guerras tienen una misma raíz: el capitalismo y el imperialismo”.
¿Cuándo Cuba comienza a ser para usted un nombre de especial significación?
Algunas personas me preguntaban dónde se podía encontrar un país mejor que Estados Unidos, y como no tenía ninguna respuesta, salí a buscarla. Pronto descubrí que Cuba tenía algo mejor. Al principio teníamos una idea romántica de la Isla: Fidel Castro, Che Guevara, hombres barbudos con fusiles en la Sierra Maestra…, pero no era un argumento que pudiera utilizarse para responder a quienes me hacían esta pregunta. Conocía de la lucha en las montañas, pero no de la realidad cotidiana de los cubanos.
En 1967 conocí en España a unas mujeres que acababan de regresar de la Isla y me contaron sobre esa realidad: sistemas de salud y de enseñanza totalmente gratuitos para todos, círculos infantiles, y otras cosas que nosotros no tuvimos en Estados Unidos e hicieron que me interesara más por Cuba como ejemplo. Pensaba que el término “revolución” se refería solo a la guerra contra la dictadura, pero aprendí que realmente empieza cuando el pueblo está en poder.
¿Cómo prosigue su historia con la Mayor de las Antillas?
A partir de esa experiencia vine a Cuba a finales del 68. Estuve aquí trabajando en la Revista Tricontinental hasta septiembre del siguiente año. En ese tiempo no existían comunicaciones directas entre Cuba y Estados Unidos, ni mucho menos el correo electrónico ni Internet. Si salía alguna noticia sobre Cuba en los medios norteamericanos era casi siempre negativa, y no había manera de refutarlo. Por eso desde entonces me he dedicado a escribir sobre la verdad cubana y oponerme a las mentiras que promulgan los medios de mi país, y que así mi pueblo conozca de la verdadera realidad.
En mis artículos he abordado principalmente temas sociales, que tienen que ver con los niños cubanos y la educación (como bien muestra mi libro Los hijos del Che), la salud, la ciencia y otros sectores de los cuales se sabe muy poco en Estados Unidos, porque no está en el interés de los gobiernos de turno ni de las corporaciones que de estas cosas sepa el pueblo norteamericano.
La mayoría de los periodistas extranjeros no escriben sobre estas temáticas, se centran en las cosas negativas y las potencian por encimas de las buenas. Es importante escribir de lo bueno y lo malo que existe en Cuba, pero al mismo tiempo, dejar a los lectores saber que son los mismos cubanos quienes están haciendo las críticas y proponiendo las soluciones.
Por varias razones no escribí casi de política: en los sesenta estábamos en medio de la guerra fría, el miedo al comunismo era muy fuerte y si hablaba de este tópico era posible que no me leyeran los que no estaban concientizados. No quería escribir solo para la izquierda, aunque fue importante también dar a la izquierda una idea realista de Cuba.
¿Qué importancia le atribuye a su trabajo?
Lo primero que uno ve cuando llega a Cuba es que los cubanos no son ni diablos ni ángeles, tampoco “superhéroes”, son seres humanos igual que todos los demás. Y lo que se cuestiona después es que “si los cubanos pueden tener un sistema de salud y de educación de la misma calidad que los países más avanzados, pero para todo el mundo, ¿por qué Estados Unidos, que tiene más recursos, no los tiene?
Para mí esa es la principal razón del bloqueo, especialmente la prohibición de viajes a Cuba: no quieren que un país tan pequeño sirva de ejemplo a otras naciones del área, y que los norteamericanos no se cuestionen estas cosas y no las vean con sus propios ojos. De ahí la importancia de romper el bloqueo de información.
Pero con el desarrollo de Internet, y el avance de las nuevas tecnologías de la información y las comunicaciones, hoy se puede saber sobre Cuba con más facilidad…
El apodo que más me ha gustado en la vida es el que me dio el colega Luis Suárez, cuando me dijo que yo era una “guerrillera electrónica”, por haber luchado en los años 80 y 90 para que entraran a Cuba el correo electrónico y la Internet. Yo sabía que estas herramientas podían ayudar mucho más a romper el bloqueo de información respecto a la Isla.
Pero hoy constituyen un arma de doble filo, porque si bien nosotros las usamos para defender la verdad cubana; el gobierno y la derecha de Estados Unidos también las emplean contra la Isla. Y con dinero se puede lograr que en cualquier buscador como Google salga un sitio web antes que otro. Entonces cuando buscas información sobre Cuba, lo primero que sale son los artículos, blogs y otros sitios web que tergiversan la realidad cubana. Sin embargo, la gente que tiene interés en aprender y conocer sobre ella, sabe cómo buscar los sitios web honestos y así recibir mucho más información por esta vía y desde cualquier lugar del mundo.
Recientemente la Unión de Periodistas de Cuba le otorgó su máxima condecoración, la distinción Félix Elmuza.
Cuando me dijeron que había sido elegida para recibirla, quise saber más sobre esta distinción. Encontré la lista de los requisitos para ser condecorada con la distinción Félix Elmuza, entre ellos “realizar en el exterior una obra periodística relevante que refleje la realidad de Cuba”. Ser reconocida por esto me produjo gran satisfacción, pues es precisamente lo que he estado tratando de hacer durante más de 40 años: “educar” al mundo sobre la realidad cubana, desmintiendo las mentiras que aparecen en los medios controlados por las grandes corporaciones capitalistas.
También pensé que esta distinción no la había ganado sola. La han ganado todas las personas que me enseñaron, informaron y ayudaron siempre. Esto incluye más personas que pondría nombrar aquí, y sobre todo a mi familia, que me apoyaron en cada momento. Por eso quiero dar gracias a todos, e insistir que este reconocimiento es para todos ellos.
Fuente CubAhora
Concluyó en Caracas seminario sobre historia de la Revolución Cubana
4 de Agosto de 2012, 21:00 - sem comentários aindaPor Eddie Quiñones Diaz de Villegas*
La Fundación Centro de Estudios Latinoamericanos Rómulo Gallegos (CELARG) en coauspicio con la Universidad Bolivariana de Venezuela, desarrolló en Caracas el Seminario intensivo "Historia de la Revolución Cubana: Tránsito socialista, entorno caribeño y dimensiones hemisféricas". Los historiadores cubanos Angelina Rojas Blaquier y Felipe de J. Pérez Cruz orientaron el seminario.
Rojas Blaquier, fundadora del Instituto de Historia de Cuba, es en la actualidad profesora de la Universidad de La Habana. En su importante aporte historiográfico se destaca el estudio de la historia del Partido Comunista de Cuba, obra que en sus tres tomos ha sido publicada por la Editorial Oriente del Instituto Cubano del Libro, y recibió el Premio de la Crítica Ramiro Guerra de la Unión Nacional de Historiadores de Cuba (UNHIC) y el Premio de la Academia de Ciencias de Cuba que se otorga a los más destacados resultados del sector científico en el país. Entre la bibliografía de Pérez Cruz se cuentan dos libros y numerosos artículos en la prensa especializada sobre el período de la transición socialista en Cuba, desde el 2007 coordina el Taller Historia de la Revolución Cubana, que convocado por la UNHIC, ha logrado cohesionar y promover una buen aparte, de las investigaciones que sobre la Revolución se realizan en el país, y cuya quinta edición se anuncia para octubre próximo. Ambos profesores se trazaron como propósito brindar una visión panorámica del proceso revolucionario cubano, con énfasis particular en los años 1959-2012.
Leonardo Bracamonte, Coordinador de Gestión Estratégica de la Fundación CELARG, quien tuvo a su cargo la coordinación del curso, afirma que “desde el primer día las exposiciones de ambos profesores desplegaron todo un conocimiento transmitido de forma cabal, tal vez porque se trataba no solamente de intelectuales destacados, sino porque han sido protagonistas de primera línea en los combates por tratar de cambiar el mundo. El contenido de las sesiones se trasladó no solamente al inicio de la Revolución Cubana, sino al establecimiento de las primeras formas sociales de lo que a través de las centurias sería la compleja sociedad cubana. En concreto, se analizaron las grandes tendencias históricas que sin duda contribuyen a explicar la peculiaridad de la nación cubana”.
Rojas Blaquier y Pérez Cruz precisaron como en Cuba, los objetivos de la liberación nacional y social estaban estrechamente unidos desde mucho antes del primero de enero de 1959. Socialismo e independencia nacional eran inseparables; así lo percibieron ya, desde las décadas del 20 y del 30, hombres de la talla de Julio Antonio Mella, Rubén Martínez Villena y Antonio Guiteras. La Revolución Cubana ha confirmado esta tesis y corroborado que sin socialismo, el país perdería su independencia y con ella las perspectivas de progreso y felicidad para su pueblo. Los profesores demostraron que la Revolución Cubana enfrentó definitivamente un diferendo histórico de más de dos siglos, entre su nación en pugna por auto reafirmarse y crecer, y los intereses expansionistas de los Estados Unidos, el poderoso país vecino siempre en plan de conquista y dominación.
El Seminario contó además con la intervención especial que realizó el destacado politólogo cubano, doctor Jorge Hernández Martínez, director del Centro de Estudios Hemisféricos y sobre Estados Unidos (CEHSEU) de la Universidad de La Habana, presente en el lanzamiento del texto América Latina en tiempos de Bicentenario (Ciencias Sociales, 2011), que coordinado por Pérez Cruz, tiene a Hernández Martínez entre sus autores. El profesor invitado disertó sobre la actual política del presidente estadounidense Barak Obama y su real sesgo anticubano, para lo que bridó datos demostrativos del aumento durante esta administración de la persecución a las transacciones financieras y comerciales cubanas, y su apoyo creciente –ya superior al de Busch en sus dos períodos- a la contratación y el pago de operaciones subversivas y de mercenarios con fachada de disidentes.
“Como es comprensible –continúa Bracamonte- las sesiones que más interés suscitaron fueron las dedicadas al período de la revolución cubana. Temas como la formación de su liderazgo, las distintas organizaciones que confluyeron en el Partido Comunista de Cuba, las agresiones imperiales y las respuestas por radicalizar el proceso, hasta su deriva socialista. El papel de solidaridad sin parangón con las causas más apremiantes en el mundo. La peculiaridad de un proceso que ha dado tantas muestras de internacionalismo. La complejidad del llamado período especial y la compleja transición en la búsqueda de otro socialismo, que preserve las conquistas del proyecto que comenzó aquel 1º de enero de 1959. Los entrañables compañeros cubanos mostraron un manejo del contenido del seminario que en su caso se relacionaba bien con una formación pedagógica madurada en otros espacios de debate y encuentro”.
Al referirse al curso, los profesores Rojas Blaquier y Pérez Cruz coincidieron en la importancia que le otorgan, tanto en la posibilidad del ejercicio docente que realizaron, como en el hecho de coincidir con la visión latinoamericanista y caribeña de la Fundación CELARG, que desde el seno del Ministerio del Poder Popular para la Cultura de la República Bolivariana de Venezuela, promueve el conocimiento mutuo y la reivindicaión de la historia Nuestramericana.
Como afirma la plataforma del Taller Historia de la Revolución Cubana que comparten ambos profesores, se ha tratado de imponer un discurso reduccionista sobre a Revolución Cubana que obliga –so pena de ser acusado de apologista- a equilibrar logros y deficiencias, victorias y errores. La ausencia del enfoque dialéctico no es en este caso una insuficiencia de apreciación cienciológica. Quienes articulan y proponen esta “equilibrada” lectura, trabajan en los medios académicos –y fuera de estos- con los mismos procedimientos y objetivos de descalificación y tergiversación contrarrevolucionaria que resultaron suficientes en las desestructuradas realidade del llamado socialismo real.
“La Revolución Cubana, su historia política, social y económica –afirma Pérez Cruz-, no puede evaluarse fuera del contexto que le fue contemporáneo, de un curso histórico que confirma en su complejidad e interacciones, la constante búsqueda de alternativas de avance de la dirección revolucionaria, en medio de un aprendizaje transgredido por urgencias y problemáticas inéditas, y constantemente hostilizado por la criminalidad del imperio estadounidense”. El curso impartido por los profesores cubanos articuló una respuesta de ciencia y conciencia convincente, para acercarnos a la Cuba vital, orgullosa de sus victorias y segura de sus conquistas históricas, y a la vez reflexiva, autocrítica y articuladora de nuevas propuestas.
En los precisos momentos en que el espectro noticioso y político venezolano pretende ser envenenado con desenfoques sobe el socialismo en Cuba, para fundamentar un modelo de derrota y crisis de la sociedad cubana, con los aviesos fines de propaganda electoral proimperialista que adversa ese proceso revolucionario, el Seminario conducido por la profesora Rojas Blaquier y el profesor Pérez Cruz demostró, de manera inobjetable, la existencia de una Revolución Cubana en plena capacidad de cambio y desarrollo progresivo. Alejados de las lecturas teleológicas, con una propuesta que se abrió a los temas más controversiales desde un comprometido ejercicio de crítica académica, ambos historiadores dejaron la avidez por nuevos espacios de aprendizaje y debate.
*Coordinador de la Unión Nacional de Historiadores de Cuba en La Habana